Mostrando entradas con la etiqueta LeeTeuk. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LeeTeuk. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de julio de 2013

When an Angel Lies


When an Angel Lies


   Cuando un ángel miente, es que todo está mal, fuera de lugar y no tiene más remedio que hacerlo. Cuando un ángel miente significa que por dentro está quebrado y ya no le importa ir al Infierno por mentir. Cuando un ángel miente todo se ha perdido ya.

   -¿Estás bien?- preguntó KangIn acercándose a él tras salir del escenario, pero no obtuvo respuesta- ¿hyung?- le puso una mano en el hombro y el otro por fin reaccionó, algo asustado porque no se esperaba a nadie con él, y menos que lo tocaran- ¿estás bien?- volvió a preguntar, preocupado, pero obtuvo una gran sonrisa como respuesta, aunque sus ojos castaños reflejaban otra cosa.
   -Claro que estoy bien- dijo- ¿qué te hace pensar otra cosa?- preguntó intentando no mostrar cómo se sentía por dentro.
   -No sé… parecías distraído allí arriba- contestó KangIn y obtuvo un fruncimiento de labios del otro.
   -Tengo demasiadas cosas en la cabeza- respondió- ya sabes, cómo soy el líder, me tengo que saber la agenda de todos, todos los días y arreglar los desajustes que haya en cualquier sitio.
   -Ya… pero nunca antes habías estado así- llevó una mano al rostro de su hyung distraídamente y le acarició la mejilla levemente.
   -No dormí muy bien anoche…- contestó alejándose del chico y poniendo una sonrisa cansada.
   -¿Cuándo terminas tu agenda?- le preguntó a su hyung y éste repasó en su mente todo lo que ya había hecho.
   -Ahora- dijo LeeTeuk y el menor sonrió.
   -Yo también- contestó- ahora te llevaré a casa, te haré una buena sopa caliente y te arroparé para que duermas bien- y tras esto, se fue a cambiarse esa estridente ropa de los escenarios y dejó a su hyung, quien bajó la comisura de sus labios hasta que paró de verse su hoyuelo.

   Aunque KangIn lo hiciera con la mejor intención, todo aquello hacía que a LeeTeuk le doliera más, porque era la presencia del otro, lo que lo tenía así, o su inminente no presencia. KangIn pronto no iba a estar a su lado.

   Cuando un  par de horas después, ya en casa, y tras haber cenado una sopa caliente, ambos se encontraban en la cama del líder. KangIn había insistido en que se quedaría más tranquilo si sabía que dormía bien y LeeTeuk no había podido negarse. Por eso se encontraba ahora abrazado por la espalda y sintiendo un cálido aliento en su nuca.

   Debería ser capaz de dormir en aquellas circunstancias, pero no podía, su corazón martilleaba ensordecedoramente contra sus costillas al sentir aquella presencia tras de sí y estaba en tensión aun con aquellos cálidos y reconfortantes brazos rodeándolo.

   -¿No puedes dormir?- escuchó preguntar a KangIn en su oído.
   -No…- susurró y el menor lo atrajo más hacia sí.
   -¿Mejor?- preguntó y LeeTeuk asintió mientras una solitaria lágrima descendía por su mejilla- ¿estás bien?
   -Sí…- mintió y sintió cómo algo moría en su interior, porque cuando un ángel miente, se va consumiendo lentamente.
   -Vale…- susurró KangIn y poco después, se quedó dormido, pensando en qué hacer para volver a ver la sonrisa de su hyung.

   Los días pasaban y LeeTeuk cada día estaba peor. Apenas atendía a lo que se le decía, no sonreía y casi siempre estaba en su mundo, parecía más YeSung que el líder de Super Junior al que todos respetaban y que todos apreciaban.

   Cada vez que se le hacía la pregunta: “¿estás bien, hyung?”, él asentía y ponía una sonrisa falsa, para después darse la vuelta e ignorarlos a todos, volviendo a su mundo.

   -¿Hyung?- llamó KangIn. Ya había pasado un mes desde que el líder estaba mal y eso hacía infeliz al menor.
   -¿Sí?- contestó el líder intentando aparentar normalidad.
   -¿Estás bien?- preguntó por millonésima vez.
   -Claro- LeeTeuk esbozó una sonrisa, pero no convenció para nada al menor.
   -No me mientas- dijo KangIn- no me mientas a mí, no te mientas a ti- se acercó y lo abrazó por los hombros- no nos mientas a todos y deja salir todo aquello que te preocupa- el líder se dejó abrazar, sintiendo la calidez de aquel cuerpo y grabándola en su mente, pero no dijo nada- vamos… sabes que por muy malo que sea nunca dejaré de estar a tu lado.
   -Dentro de unas semanas ya no estarás a mi lado- susurró LeeTeuk.
   -Físicamente- rectificó el otro- no estaré físicamente, pero aun así, estaré contigo- se separó un poco para mirar los ojos de su líder- estaré en todo lo que hagas, porque dejaré tantas cosas aquí mías que nada más dar un paso en cualquier dirección, me encontrarás y sabrás que estoy aquí- el mayor sonrío sinceramente por primera vez en más de un mes- y ahora… cuéntame…
   -No quiero que te vayas…
   -Es mi deber- contestó- pero… ¿eso es lo que te preocupa?- el líder asintió y dejó de notar cómo el peso que sentía sobre sus hombros se aligeraba un poco- otra vez mintiendo…- murmuró KangIn.
   -Es la verdad… es porque te vas…
   -Y por algo más… ¿qué es ese algo?- LeeTeuk se mordió su labio inferiror con nerviosismo.
   -Si te lo cuento me odiarás- dijo al final y el menor sonrió.
   -¿Quién podría odiarte?- tocó su nariz con la suya- nadie puede odiarte, eres un encanto.
   -Te quiero.
   -Y yo a ti.
   -No de esa manera- KangIn se quedó callado unos segundos, pero luego su sonrisa se hizo más amplia.
   -Yo tampoco- el líder no supo que decir, pero se abrazó fuertemente a su dongsaeng- ¿era esto lo que te tenía preocupado?- el mayor asintió contra su hombro, siendo sincero por primera vez- babo- LeeTeuk sonrió y sintió como todo lo que lo había estado consumiendo por dentro, lo abandonaba poco a poco- no deberías mentir… hyung… cuando un ángel miente… provoca que los demás se preocupen por él…









miércoles, 26 de diciembre de 2012

White Chistmas


White Christmas


   “Todos tus deseos se cumplirán durante una blanca navidad”.

   Esas palabras eran lo único que recordaba de mi abuelo, que murió cuando tenía siete años. No recordaba su rostro, sólo por las fotos que había por la casa lo reconocía, sólo me acordaba de su voz grave diciéndome estas palabras mientras me sentaba en sus rodillas.

   Desde esa blanca navidad, en la que mi abuelo nos dejó, no había habido ninguna más, de hecho, en los siguientes doce años, ni siquiera había hecho un poco de frío en estas fechas, hasta esta navidad. La única navidad que no podría pasar junto a mi familia, debido a que las carreteras habían sido cortadas por el canto de nieve caído en ellas, que ni con los kilos y kilos de sal echados, ni con las máquinas de nieve a pleno rendimiento, se acababa de fundir, dejándome en el pequeño pueblo en el que vivía y trabajaba, aislada, a un par de kilómetros de la casa más cercana.

   -Sí lo que mi abuelo me dijo hace siete años es verdad, lo que me gustaría en estos momentos, sería tener la compañía de alguien- murmuré.

   No había ni acabado de decir la frase cuando sonó el timbre de mi casa y me llevé un gran susto, seguido de una gran incredulidad y desconfianza y una parálisis en mi cuerpo, que fue rápidamente curada al volver a escuchar el timbre. Me dirigí a la puerta y cogí aire antes de abrirla. Al hacerlo, me encontré frente a mí con un chico, un poco mayor que yo, castaño claro y rostro fino. Sus ojos parecían muy cansados, podría caer dormido en cualquier momento. También tiritaba, según el termómetro de mi casa, afuera estábamos a -10ºC, por lo cual, con el fino abrigo que llevaba, debía estar congelado.

   Antes de que el chico pudiera hablar, lo hice pasar a mi casa y lo guie hasta la chimenea, encendida, después, cogí las mantas que tenía tiradas por el lugar y se las coloqué encima para abrigarlo y hacerlo así entrar en calor. Después fui a la cocina y calenté un poco el chocolate que me había preparado esa mañana para desayunar, cuando acabé, me dirigí de nuevo al salón, y le ofrecí el vaso. Él, sin decir siquiera una palabra, lo tomó y comenzó a beber ávidamente. Al acabarlo, me lo tendió, y yo lo dejé sobre la mesita del salón, ahí fue cuando pude escuchar su hermosa voz.

   -Muchas gracias- dijo- muchísimas gracias.
   -No hay de qué- contesté- ¿qué te ha pasado?
   -Mi coche se quedó atascado en la nieve y no podía avanzar, la tormenta no paraba y apenas me dejaba ver, también me había quedado sin batería en el coche, y la calefacción no iba, así que me estaba congelando- contó- fue entonces cuando vi luces y entonces pensé que alguien viviría cerca, así que salí del coche y me encaminé hacia ellas, llegando hasta tu puerta.
   -Parece digno de una película- murmuré.
   -La autorizo a utilizar esta historia para una película- me dijo él- pero primero debo saber cómo te llamas.
   -Mi nombre es Irene- contesté- ¿y el tuyo?
   -JungSoo, Park JungSoo.
   -Park JungSoo- dije- ¿te gustaría pasar la noche de Navidad conmigo?
   -Claro que sí.

“Todos tus deseos se cumplirán durante una blanca navidad”- volví a escuchar su voz en mi cabeza.

   -“Espero que tengas razón, abuelo”.

martes, 30 de octubre de 2012

Siempre Te Esperaré


Siempre Te Esperaré


   Fue algo muy duro separarme de ti la primera vez, ahora, la segunda, después de encontrarte por un breve tiempo, se me hace todavía más duro.

   -No quiero- lloriqueo como un niño pequeño sobre el regazo de YoungWoon.
   -JungSoo…- susurra mientras me sigue acariciando el cabello, aunque ya no tenía pelo que acariciar, me habían rapado la cabeza, y estaba horrible- ya no eres un niño, eres un hombre hecho y derecho, compórtate cómo tal…- no lo dice demandante, pero sí algo cansado de mis pataletas, llevaba dos semanas así.
   -Soy un niño…- susurro ahogándome con mis lágrimas y mis mocos. Inspiro fuerte, y me limpio un poco la cara con la manga de mi camiseta, que ya está asquerosa.
   -Esto es algo por lo que todos tenemos que pasar- me contesta- debes ser fuerte, y, además, podrás venir de vez en cuando de visita…
   -YoungWoon…- susurro- yo no quiero separarme de ti de nuevo… es… superior a mis fuerzas…
   -Yo tampoco quiero separarme de ti- dice- pero hay que ser fuertes para así poder demostrar que pase lo que pase, nos seguiremos queriendo… aunque tengamos que estar separados durante un tiempo…
   -No soy fuerte…
   -Claro que sí- YoungWoon me hace levantarme de su regazo y mirarlo a la cara, tomándome el rostro firmemente con sus grandes manos- tú eres muy fuerte, eres LeeTeuk, el líder de Super Junior, la persona más fuerte que he conocido en toda mi vida.

   No puedo contenerme más y me lanzo a besarlo. Él siempre intenta hacerme sentir bien, y lo consigue con sus palabras de ánimo. Además, debía de aprovechar cada oportunidad con él, no me quedaba mucho tiempo a su lado, y lo necesitaba, lo necesitaba tanto como al aire para respirar.

   -JungSoo…- me susurra cuando nos separamos brevemente para tomar aire. Es una advertencia. Si sigo a partir de ahí, ya nada podrá detenerlo.
   -Es mi última noche- le contesto- quiero sentirte.

   Me muevo sensualmente y al final acabo sentado sobre él, de rodillas sobre la cama y con las piernas abiertas a cada lado de sus caderas. Las lágrimas siguen cayendo de mis ojos y corriendo por mi rosto sin que yo intente retenerlas. Quiero verme sexy para él, pero sinceramente, estoy horrible.

   -JungSoo…- comienza a secarme las lágrimas con sus dedos- no puedo hacer nada si estás así, sería algo horrible por mi parte…
   -No quiero irme…- intento tranquilizarme y no puedo- estoy así porque no quiero irme… de tu lado… me da igual la gloria militar… sólo quiero estar contigo…- consigo decir al final, después de atragantarme varias veces con mi lágrimas.

   Él suspira fuerte y apoya su cabeza en mi hombro, cansado de todo. Roza mi cuello con su nariz y aspira hondo tratando de adsorber mi aroma.

   -Lo haremos…- termina diciendo- cuando te tranquilices…- sonrío y me pego más a su cuerpo, abrazándolo por la espalda- pero no aquí…
   -¿Por qué aquí no?- pregunto, y él alza su cabeza. Una sonrisa traviesa adorna sus labios.
   -Si quiero que sea algo inolvidable, no nos pueden escuchar… y aquí… hay altas posibilidades de que lo hagan.
   -Es verdad- me refriego los ojos un poco intentando secar lo que queda de lágrimas en ellos- los niños…
   -Vamos al otro- susurra.

   Me levanto de sus piernas y él se levanta de la cama. Salimos de mi habitación en el apartamento grande, para dirigirnos a la suya en el pequeño. En el pasillo nos encontramos con DongHae hablando por el móvil, caminando de un lado al otro del pasillo. Nos despedimos de él con un movimiento de cabeza y seguimos nuestro camino.

   En el salón, viendo una película, estaban KyuHyun y SungMin, aunque el mayor no veía más que los sueños que estuviera teniendo porque se había quedado dormido abrazado al torso del menor.

   Ninguno se dio cuenta de que nos íbamos, así que, simplemente, nos limitamos a salir de allí y a dirigirnos al otro apartamento. Entramos y nos dirigimos directamente a su habitación. YoungWoon agarra mi mano fuertemente mientras caminamos hacia allí, y nada más pasar al dormitorio nos tumbamos en la cama abrazándonos.

   -Sabes que te quiero, ¿no?- me dice acariciándome el rostro con el dorso de su mano.
   -Lo sé…- susurró y él sonríe.
   -Esta noche haré que no se te olvide…

   Y comenzaron los besos, las caricias, los nombres susurrados, los suspiros, las respiraciones entrecortadas, y todas mis preocupaciones volaron a la vez que caía preso de una tremenda debilidad al llegar al orgasmo.

   -Te quiero- le digo a YoungWoon abrazándolo fuerte.
   -Yo también te quiero, para siempre.

   Flash Back.

   Ser fuerte, eso era lo que intentaba mientras KangIn se despedía de sus fans y se convertía en YoungWoon para comenzar su vida en el Ejército.

   Su vida se separaba de la mía por dos años, por algo que todavía no llegaba a comprender bien. Cuando entró y la verja se cerró tras él, mi fuerza comienza a flaquear y no lo aguanto más. Nada más entrar en el coche me derrumbo y mis dongsaengs intentan consolarme.

   Fin Flash Back.

   No puedo dormir, ni siquiera entre los brazos de mi amado. Sólo quiero pasar el mayor tiempo observándolo, observando cada detalle de su rostro, de su cuerpo, de su ser, para no olvidar nada, tal y como hice hacía algo más de un par de años.

   Flash Back.

   Durante una semana estuve como un loco, no sé como mis compañeros me aguantaban. Llegado el día, esperando en la puerta, mi corazón late fuertemente y al verlo de nuevo, se para de repente. Se detiene al verlo tan cambiado, tan fuerte, tan guapo.

   Sólo puedo caminar hacia él unos pasos y extender mis brazos para recibir su primer abrazo después de tanto tiempo. Volver a sus brazos, me hizo sentir calmado, feliz.

   -Bienvenido a casa, pequeño- le susurro y él sonríe.
   -Te he echado mucho de menos- contesta.

   Fin Flash Back.

   El sol comienza a asomar por entre los edificios de la ciudad de Seúl, trayéndome un nuevo día, un nuevo día en el que comenzaría una nueva vida, una en la que mi amor estaría lejos otra vez, una en la que mis compañeros no estarían a mi lado, una en la que todo lo que había conocido no me iba a ayudar, una en la que estaría solo…

   Mi nueva vida…





   Esto está dedicado a mi líder, a mi hombre y a mi niño. Todos son la misma persona y a todos amo. Estoy muy triste porque LeeTeuk se va, y durante dos años será Park JungSoo. Para no deprimirme demasiado pienso que esto serán unas merecidas vacaciones, y que cuando vuelva, será una persona todavía mejor que cuando se fue.

   Te quiero muchísimo y siempre te esperaré, no lo olvides.

   당신을 사랑