Mostrando entradas con la etiqueta Sea Of Love. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sea Of Love. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de octubre de 2013

Sea Of Love

Epílogo


   -¿Estás seguro que esto es una buena idea, KyungSoo?- preguntó mi amigo al otro chico y este asintió.
   -Es la mejor que he tenido nunca- contestó.
   -Bueno… por lo menos el principio salió bien- comenté mirando al edificio que teníamos en frente.
   -Sí, pensé que la primera fase del plan ni siquiera podría llevarse a cabo- dijo JongIn.
   -Nunca me subestiméis- dijo el otro chico con una sonrisa, caminando hacia la verja y atravesándola.

   JongIn y yo nos miramos antes de encogernos de hombros y caminar tras él. Todavía no me podía creer lo que habíamos hecho. Habíamos convencido a nuestros padres que queríamos ir a nuestra Corea natal para ir al Instituto a hacer los últimos años y luego a la Universidad.

   Pero allí estábamos, avanzando por los pasillos de aquel edificio buscando la secretaría para que nos dieran las llaves de las habitaciones en las que a partir de ese momento viviríamos. Era un Internado para ricos, el mismo Internado en el que estaba BaekHyun.

   Mi corazón comenzó a acelerarse y mis manos empezaron a sudar. Estaba muy nervioso. Ya había pasado un mes desde que lo había visto por primera vez, y aunque hablábamos por teléfono no era lo mismo. Sentí una mano en mi hombro y miré a mi amigo para contemplar una sonrisa tranquilizadora.

   -Todo estará bien- me dijo y en ese momento llegamos a la secretaría.
   -Perdone- escuché decir a KyungSoo a la mujer que había tras el cristas- somos Do KyungSoo, Kim JongIn y Park ChanYeol, venimos a por las llaves de nuestras habitaciones.
   -Sí, un momento- la mujer comenzó a revolver papeles y luego a buscar en un cajón, poco después, sacó tres llaves- Do KyungSoo habitación 365, tu compañero se llama Kim JunMyeon- le dio la llave- Kim JongIn, habitación 431, tu compañero es Oh SeHun- le entregó su llave- Park ChanYeol- me llamó y yo me acerqué- habitación 659, tu compañero se llama Byun BaekHyun.

   Me quedé paralizado y lo único que pude hacer fue recoger la llave que la mujer me entregaba. No podía ser, BaekHyun. Intenté calmarme, seguro que había miles de Byun BaekHyun por el mundo, no tenía por qué ser él. Aunque habíamos ido a aquel lugar en su busca, compartir habitación era algo que no me esperaba para nada.

   No fui consciente de cuando comenzamos a andar, ni de cuando los chicos me guiaron hasta la puerta de mi habitación y me dieron ánimos antes de llamar ellos a la puerta y salir corriendo. Solo fui consciente de lo que pasaba cuando vislumbre unos ojos castaños que me miraban con sorpresa y acuosos.

   -¿ChanYeol?- susurró y yo carraspeé.
   -Park ChanYeol, a partir de ahora, seré tu nuevo compañero de habitación- una gran sonrisa se extendió por sus labios y de sus ojos comenzaron a salir lágrimas justo antes de lanzarse sobre mí y abrazarme fuertemente.
   -No sabes cuánto te he echado de menos- susurró- así que dime que esto no es una broma.
   -Esto no es ninguna broma- le contesté separándolo de mí y haciéndolo mirar a mis ojos- a partir de ahora no me separaré nunca- él sonrió.
   -Nunca- y me besó.


-Fin-


   N.A.: Lo mismo, no lo sé con seguridad, escribo otro fic, que sería continuación de este y en el que se vería su vida en el Internado. Saldrían los demás chicos, por lo que, si me decís que puede tener futuro una continuación, la hago.


   De momento, muchas gracias a aquellas personas que han seguido el fic y me han esperado todo lo que he tardado en escribirlo, que ha sido bastante. Os quiero.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Sea Of Love

Capítulo 5
Adiós



   Estaba sentado en la puerta de mi cabaña con KyungSoo entre mis piernas y apoyando su espalda contra mi pecho. Algunos podrían decir que aquella era una posición incómoda, pero a mí me calmaba. Él tenía ese efecto en mí, me calmaba cuando lo necesitaba.

   Había pasado los últimos días en su casa, desde que había escuchado la conversación entre ChanYeol y el enano aquel. Al principio me sentía realmente mal, pero gracias a KyungSoo, estaba pudiendo sobrellevarlo. Sonreí un poco y lo abracé por la cintura, atrayéndolo más hacia mí. Ya no me dolía tanto, por eso podía estar en casa ahora.

   -KyungSoo…- murmuré en su oído y él giró un poco su cabeza hacia mí- gracias.
   -No hace falta que me las des- contestó y se acomodó mejor contra mi cuerpo.
   -Pero quiero hacerlo- susurré- sin ti, todavía seguiría vagando como alma en pena, sintiéndome desgraciado- cogí aire antes de poder seguir hablando- no sé qué es exactamente el sentimiento que tengo cuando estoy contigo, por lo que no sé si puedo corresponderte como debería- acababa de tocar ese tema y KyungSoo se tensó, pero yo no acababa ahí- sin embargo, me gustaría intentarlo.
   -JongIn… no quiero que te sientas obligado a nada…
   -No me siento obligado- contesté deslizando mi nariz por su cuello, haciéndolo estremecer- quiero volver a sentirme enamorado y quiero hacerlo contigo- apenas terminé de decir aquellas palabras y KyungSoo ya se había girado entre mis brazos, mirándome fijamente a los ojos.
   -¿Lo dices en serio?
   -Nunca bromearía con algo como eso.

   Una gran sonrisa se extendió por su cara antes de acortar las distancias entre nosotros y posar sus labios contra los míos durante unos breves segundos, antes de volver a separarse, con esa expresión de felicidad inmensa que hizo que mi corazón se encogiera.

   Sin embargo, esa sensación se vio opacada en cuanto miré más allá de KyungSoo y descubrí a ChanYeol, plantado frente a la casa con una expresión indescifrable. Nunca lo había visto de aquella manera. Las lágrimas surcaban su rostro, sus ojos eran completamente inexpresivos y los temblores de su cuerpo eran frecuentes. Alejé a KyungSoo de mí con una pequeña disculpa en mis ojos y él lo entendió al mirar detrás de él. Me levanté rápidamente del suelo y me acerqué a ChanYeol, con paso vacilante.

   -¿ChanYeol?- él alzó su cabeza y me miró- ¿qué te ha pasado?- el silencio nos envolvió durante varios minutos hasta que la voz de mi amigo pudo salir de su garganta de una forma completamente ahogada en las tres palabras que pronunció.
   -BaekHyun me odia.

-oooOOOooo-

   No podía creerme que ChanYeol sólo se hubiera acercado a mí por el dinero que mi padre le ofrecía. Me había decepcionado. Yo creía que éramos amigos. Creía que él me amaba. Creía tantas cosas. Pero estaba visto que no podía confiar en nadie.

   Me encerré en casa y a partir de ese momento me dio igual todo. Me daba igual si un meteorito se fuera a estrellar contra la Tierra en cualquier momento. De hecho, eso incluso sería lo mejor, así no tendría que seguir viviendo aquella vida tan miserable.

   Me encogí sobre mí mismo en mi cama, aquella cama que tantas veces había compartido con la causa de aquel dolor que no pararía hasta que me arrancara el corazón y dejé que la primera lágrima cayera. Segundos después, le siguieron muchas más.

-oooOOOooo-

   -ChanYeol- escuché que me llamaba JongIn- llevas días sin pronunciar palabra, sin comer, sin hacer nada, me tienes preocupado- simplemente lo ignoré. No quería contarle nada- algo demasiado grande tuvo que pasar para que él te dijera aquello- sentí cómo si mi corazón se estrujaba al recordar las últimas palabras que me había dicho BaekHyun- el enano ese te quiere.
   -Su… su padre… nos vio…- intenté comenzar tras coger aire- y me dijo… que me estaba… ganando muy bien… el sueldo…
   -Oh…- rápidamente lo noté subirse a mi cama y abrazarme fuertemente, apretándome contra su cuerpo.
   -Yo no cogí ningún dinero.
   -Lo sé.
   -Yo amo a BaekHyun- las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas sin que pudiera detenerlas.
   -Lo sé, lo sé…
   -Todavía… no puedo explicarme… cómo la noche más maravillosa de mi vida… se tornó en un día infernal…
   -Tranquilo, tranquilo- la calidez de su abrazo me hacía sentir mejor, pero no era suficiente, me sentía fatal. Extrañaba demasiado a BaekHyun.
   -Lo amo…

-oooOOOooo-

   -Lo voy a hacer- murmuré tras besar los gruesos labios de KyungSoo y él puso una expresión de pánico que me indicó que no había entendido lo que le había querido decir, claro, que yo tampoco es que me hubiera expresado muy bien- quiero decir… no vamos a tener sexo, tranquilo- él soltó todo el aire que había estado conteniendo y sonrió. Me encantó que fuera así de tierno- todavía es pronto- le di otro pequeño beso y me removí en la cama para acabar de espaldas, a su lado.
   -¿Entonces qué querías decir?- preguntó, colocándose de lado y comenzando a acariciar mi mejilla.
   -Quiero decir que voy a hablar con ese enano repelente para dejarle las cosas claras- contesté.
   -No te gusta ver sufrir a ChanYeol, ¿verdad?
   -No me gusta nada, y más cuando no tiene por qué estar sufriendo- me giré para mirarlo a los ojos- es un malentendido y por eso está así- suspiré- no tiene por qué sufrir por eso, ChanYeol es una persona muy vivaz y alegre, nunca había estado tan deprimido y no se lo merece… más cuando ama a ese enano.
   -¿Sigues amándolo?- la voz que utilizó para realizar esa pregunta fue demasiado triste para mi gusto, así que pasé mis brazos por su cintura y lo abracé fuertemente.
   -No se puede dejar de amar a una persona de un día para otro- murmuré rozando mi nariz contra la suya- pero ya no siento esa clase de amor por él, siento amor por él como el de un amigo- él sonrió un poco- a ti también te amo.
   -¿Cómo amigo?- susurró.
   -Me gustaría creer que es algo más…

-oooOOOooo-

   Estaba tumbado en mi cama, bocabajo. No tenía ganas de nada. Llevaba así desde todo lo ocurrido aquel día. Nadie había ido a verme. No le importaba a nadie. Por eso me extrañé, cuando de repente, la puerta de casa se abrió de par en par.

   Me levanté como un rayo de la cama para ver al intruso y me llevé una desagradable sorpresa al encontrarme al amigo de ChanYeol, el chico moreno al que no le hacía mucha gracia que me acercara a ellos.

   -¿Por qué cojones estás aquí?- dije sin poderme contener.
   -Vengo a intentar que razones y dejes de ser tan asquerosamente gilipollas- contestó con una sonrisa torcida.
   -Fuera de mi casa- siseé.
   -No me pienso ir hasta que no me escuches- cerró la puerta tras él, con la llave con la que la había abierto para entrar.
   -No tengo porque escucharte.
   -Oh, sí que tienes que escucharme y lo harás- avanzó hasta mí y yo me levanté de la cama, dejando esta como escudo entre el moreno y yo.
   -No.
   -Eres muy testarudo.
   -Es porque no tengo nada que escuchar que salga de tu boca- contesté.
   -Sí tienes algo- dijo- ChanYeol.
   -No lo nombres.
   -Está bien, no diré más su nombre, pero tienes que escucharme, BaekHyun- su voz, por primera vez, sonó más a una súplica que a una burla  aquello me descolocó durante unos momentos.
   -Te escucho- dije al final- cuanto antes acabes de hablar, antes te largarás de aquí, ¿verdad?
   -Verdad.
   -Pues habla.
   -ChanYeol no se acercó a ti por dinero- comenzó- tu padre nos preguntó un día si podíamos sacarte de la casa, porque no tenías ningún amigo y que nos pagaría si podíamos hacerlo- contó- sin embargo, lo que movió a ChanYeol a acercarse a ti fue eso de que no tenías amigos- cogió aire y me miró fijamente- no ha visto ni un céntimo y él ha estado contigo, siendo tu amigo, enseñándote a vivir, enseñándote a querer y enamorándose de ti, sin nada a cambio.

   Nos quedamos unos momentos en silencio, solo mirándonos el uno al otro. Parecía que no mentía en lo que decía, pero no podía confiar en las personas. Las personas siempre hacían mucho daño.

   -Ese día… llegó destrozado a casa… parecía una sombra de lo que había sido- siguió- no creía que le hubieras dicho que lo odiabas y no podía creer que horas antes pudiera haber sido la persona más feliz de la Tierra- hizo una pequeña pausa y desvió su mirada- amaba a ChanYeol desde mucho antes de que tú llegaras- esas palabras me sorprendieron demasiado- sin embargo, él solo me veía como un amigo, por eso decidí retirarme, porque contigo parecía ser realmente feliz, pero le has hecho mucho daño.
   -Yo…- comencé, pero él me calló con un movimiento de su mano.
   -No digas nada, solo piensa en lo que te acabo de decir- comenzó a retirarse hacia la puerta.
   -Pero… yo…- tragué saliva. Tenía demasiados pensamientos y sentimientos contradictorios y no podía coordinarme, por eso no supe si fue mi cabeza o mi corazón quien continuó la frase- dile a ChanYeol que quiero hablar con él esta noche.
   -Lo haré- y tras esto, se fue.

-oooOOOooo-

   Estaba tumbado en la cama, igual que hacía dos semanas. No salía de allí más que para ir al baño cuando me estaba meando seriamente. Me daba igual todo lo demás. Por mí, ni comería, pero JongIn se empeñaba en darme de comer cualquier cosa, al menos dos veces al día. No sabía por qué lo hacía, yo solo quería seguir tumbado en mi cama, agarrando fuertemente mi almohada mientras lloraba.

   El fuerte ruido que hizo la puerta al abrirse rápidamente y estrellarse contra la pared, ni siquiera me hizo levantar la cabeza, así que, menos la levanté cuando noté un par de manos moviéndome en el colchón.

   -ChanYeol, levántate, tengo buenas noticias- la voz de JongIn sonaba apremiante, como siempre.
   -¿Se ha acabado ya el mundo?- murmuré.
   -Mejor que eso- alcé mi cabeza y lo vi con una gran sonrisa.
   -No hay nada mejor que eso.
   -Sí que lo hay- me zarandeó un poco- he conseguido que BaekHyun te deje por lo menos explicarte- abrí mis ojos como platos y me incorporé rápidamente de la cama, sin poder creerme lo que estaba oyendo- así que, vamos a quitarte toda esa mugre para que no salga corriendo nada más verte.
   -JongIn… ¿lo dices en serio?
   -¿Crees que mentiría con algo así?- preguntó- eres mi mejor amigo y no quiero verte hecho una mierda por culpa de ese enano que no sabe escuchar, así que, fui a hablar con él y le expliqué varias cosas.
   -Y… ¿te dijo que quería hablar conmigo?
   -Sí y a ser posible, que fuera esta noche- contestó- así que rápido, a la ducha.

   A empujones me sacó de la cama y me metió en el baño. Luego me desnudó y me introdujo en la ducha, dándome todo lo necesario para mi aseo personal. Se quedó allí mientras me quitaba la mugre de dos semanas. No había querido ni ducharme, así que estaba completamente asqueroso y ahora me daba cuenta. Me esmeré en mi pelo, al que gracias al cielo no habían acudido los piojos aun con tanta suciedad y también con el resto de mi cuerpo, en el que un par de días más y se me hubiera formado costra.

   Cuando salí de la ducha, JongIn me esperaba con una toalla y comenzó a secar mi cuerpo. Intenté hacerlo yo mismo, pero no me dejó. Unos momentos después, salíamos del baño y JongIn me daba una camiseta blanca de tirantes y unos piratas vaqueros.

   Tras esto, salimos de la casa que compartíamos y me llevó a través del bosque hasta la Sede Central del Hotel, donde me hizo comer, según él, para que tuviera mejor color. En cuanto acabé mi comida, nos adentramos de nuevo al bosque, hasta salir a la playa principal de aquella isla.

   Se me paró el corazón al verlo sentado en la arena, cerca de una de las antorchas, esperándome. Estaba de espaldas, pero aun así podía imaginar su rostro, seguramente tendría una expresión de fastidio y lo más probable es que fuera la misma expresión de la primera vez que nos vimos.

   Todavía no podía creerme que JongIn hubiera podido hacer aquello. Era demasiado inverosímil. Él odiaba a BaekHyun, de hecho, él sigue odiando a BaekHyun.

   -Te está esperando, ¿no lo ves?- mi amigo me pegó un empujón y me sacó de entre los árboles.

   Lo miré mal unos momentos y luego carraspeé, colocándome bien la camiseta y el pantalón vaquero, para comenzar a avanzar hacia él.

-oooOOOooo-

   Escuché sonidos de pasos a mi espalda y lentamente me giré, casi esperando que no fuera realmente él. Sin embargo, allí estaba, igual de alto que lo recordaba, igual de desastre e igual de guapo. Avanzó lentamente hasta que estuvo a mi lado y luego agachó su cabeza, para mirarme a la cara.

   -JongIn me dijo que había hablado contigo- susurró y yo asentí.
   -Siéntate, estoy dispuesto a escucharte.
   -Gracias- murmuró y se sentó a mi lado, pero manteniendo las distancias.

   Nos quedamos unos momentos en silencio, que solo era roto por el sonido de las olas chocando contra la arena. Era un silencio algo incómodo, pero él parecía estar buscando las palabras adecuadas para comenzar y yo no tenía mucho que decirle. Por ahora.

   -Yo…- comenzó- BaekHyun…- se giró hacia mí y me miró fijamente a los ojos- te juro que todo lo que he hecho, dicho y sentido estando contigo ha sido cierto…- se detuvo y me observó. Intenté mantenerme sereno mientras hablaba, no darle ninguna señal de lo que me estaba pasando por dentro. JongIn ya me lo había contado todo y eso me había hecho pensar mucho, pero necesitaba que ChanYeol me lo contara- te amo, BaekHyun y todo esto, nunca fue por dinero- tragó saliva y agachó su cabeza- yo… desde el primer momento en el que te vi e intenté coger tu maleta, sentí algún tipo de atracción hacia ti- comenzó a jugar con la arena- quería acercarme a ti, pero no sabía cómo- lo vi tragar saliva de nuevo- realmente, tu padre no me pagó nada en ningún momento, solo me dijo que te sacara de casa y que te ayudara a divertirte- inspiró hondo- pero lo que pasó fue que me enamoré de ti, BaekHyun- volvió a mirarme a los ojos y sentí que me derretía bajo el peso de su mirada.
   -ChanYeol- fue lo único que pude hacer salir de mis labios en aquel momento, así que respiré hondo, bajo aquella intensa mirada para seguir hablando- te creo…
   -Baek…
   -Shh…- él paró al momento de hablar al momento- creí a JongIn, así que, ¿por qué no iba a creerte a ti?
   -¿Entonces?
   -Yo… estaba muy confundido al principio… nunca había tenido a nadie y cuando por fin apareciste en mi vida y me sentía completamente bien, pasó aquello- inspiré hondo- no quería creer a mi padre, pero tampoco quería creerte a ti.
   -Lo entiendo.
   -Por eso… siento mucho haber dicho que te odiaba… no te odio- me acerqué un poco a él- eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ChanYeol, te amo- durante unos momentos se quedó en blanco, mirándome sin saber qué hacer ni qué decir. Estaba completamente estático- joder, bésame o algo- dije e inmediatamente salió de su trance.

   Se acercó lentamente a mí, hasta que nuestros labios se rozaron y suspiré. Llevaba tanto tiempo sin probar sus labios que los necesitaba. Me abracé fuertemente a él y dejé que me besara, que me hiciera experimentar miles de sentimientos por todo mi cuerpo. Lentamente, el beso se fue tornando más y más húmedo, más y más desesperado y desenfrenado. Su lengua y la mía se encontraron y comenzaron a luchar entre ellas. Solo nos separamos cuando respirar se hizo necesario.

   -Wow- susurró contra mis labios.
   -Vamos a la casa antes de que nos llamen la atención- murmuré y él asintió.

   Nos levantamos de la arena y caminamos cogidos de las manos por esta hasta que llegamos a la plataforma de madera. Le di un pequeño beso en los labios y salí corriendo. Él no tardó en seguirme y acabó por atraparme en la puerta de la casa en la que habíamos vivido todo aquel tiempo.

   -No escaparás de mí otra vez- murmuró y comenzó otro beso, este mucho más excitante desde el inicio. Sus manos y las mías no paraban quietas y tocaban el cuerpo ajeno con desesperación.
   -Entremos- pedí en cuanto nos separamos para coger aire y él abrió la puerta de la casa.

   Nada más entrar me abrazó y me tocó las piernas, indicándome que me subiera sobre él. Me abracé fuertemente a su espalda con las piernas, no dejándolo escapar y solté un gemido cuando nuestros miembros se rozaron aun por encima de la tela de nuestros pantalones. De repente sentí cómo era empotrado aún más contra la pared y suspiré en su oído.

   -Ahh… ahh… ChanYeol…

   Noté sus labios sobre mi cuello, lamiendo, mordiendo, besando y sus manos sobre mi piel, levantándome la camiseta lentamente. El contacto de estas sobre mi piel me estaba haciendo sentir escalofríos por toda la columna vertebral. Sus manos eran demasiado calientes y al contacto con mi cuerpo, hacían un contraste que me enloquecía. Pasé mis manos por sus hombros, metiéndolas bajo su camiseta y acariciando esa espalda delgada, pero musculada.

   -BaekHyun… quiero… hacerlo…
   -Yo también…

-oooOOOooo-

   Me desperté por la mañana sintiendo una calidez entre mis brazos que llevaba tiempo sin sentir. Aspiré el aroma de mi acompañante y sonreí. Lo había echado tanto de menos, lo amaba tanto. Lo apreté fuertemente entre mis brazos y él se removió un poco en sueños. Su cabello castaño me hizo cosquillas en la nariz y comencé a poner una serie de caras raras para no estornudar y despertarlo con el ruido, pero finalmente lo hice y él se despertó sobresaltado.

   Lo primero que hizo fue mirarme con los ojos muy abiertos, sin poder creerse que estuviera allí, después me miró receloso, como si no recordara bien lo que habíamos hablado el día anterior y por último, me miró avergonzado, al notar nuestra desnudez.

   Se intentó levantar rápidamente de la cama, pero se hizo un lío con las sábanas y cayó al suelo, de culo. Probablemente le dolería muchísimo, teniendo en cuanta la pasada noche, sin embargo, la situación me recordó muchísimo a la vivida casi unos tres meses atrás, a la primera vez que dormimos juntos en aquella casa. No pude evitar soltar una carcajada.

   Su cabello castaño apareció por el filo de la cama y luego le siguió su rostro malhumorado, así que, detuve mi risa, por si se molestaba, por si todavía no me había perdonado del todo o por si…

   -Tú no cambias, ¿verdad?- preguntó- ¿siempre que me caiga al suelo te vas a reír en vez de ayudarme?
   -Lo siento- me incliné sobre la cama para tenderla la mano y ayudarlo a subir, pero cuando tomó mi mano, tiró de mí hasta que acabé en el suelo, sobre él, que reía a carcajadas. El sonido hermoso de su risa me hizo abrir los ojos como platos. Era la primera vez que lo escuchaba reír así- BaekHyun… te estás riendo…
   -Yo no me estoy riendo- intentó tapar su boca con sus manos y ahogar su risa, pero no podía parar.
   -Claro que lo estás haciendo.
   -No- seguía siendo tan cabezota como lo recordaba.
   -¡Claro que sí!- dije y me lancé a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, a lo que él respondió riéndose más y más fuerte.

   Cuando ambos acabamos jadeando y con dolor en el abdomen, paramos. Me tumbé sobre él, sin que soportara mucho peso y me quedé así, abrazándolo. Él me envolvió con sus brazos y colocó sus piernas entre las mías, enlazándolas.

   -¿Por qué tuvo que pasarnos todo esto?- lo oí murmurar.
   -Porque no me creíste- susurré.
   -¿Cómo podría creerte?- preguntó- las personas siempre me habían hecho daño, simplemente pensé que sería igual otra vez, aunque no quería creerlo- murmuró- quería creer que era mentira y que tú decías la verdad… pero no podía.
   -No pasa nada, BaekHyun, ahora estamos bien y eso es lo que importa- contesté.
   -Sí, eso es lo que importa.

   Después de eso pasé la semana más increíble de toda mi vida con él. Sin embargo, a finales de esta, BaekHyun se tenía que marchar de nuevo a Seúl, de donde era, para seguir estudiando en aquel lugar en el que no tenía a nadie. Me entristecía que se marchara, pero no se podía quedar, ni yo me podía ir.

   BaekHyun había sido mi amor de Verano y como tal, había sido muy intenso, pero el comienzo de la nueva Estación, acababa con todo. Todos los amores de Verano tienen un principio y un fin.

   -¿Lo vas a dejar marchar?- me preguntó JongIn mientras veíamos a la familia Byun embarcar.
   -¿Qué más puedo hacer?- pregunté.
   -Puedes decirle que lo esperarás toda tu vida a que vuelva, que irás a Seúl a buscarlo y lo traerás a este paraíso tropical de nuevo, que…
   -Para- lo corté- no quiero mentirle.
   -Dime que no lo echarás de menos, dime que no lo quieres- dijo muy serio.
   -Lo echaré mucho de menos y lo amo más que a mi vida- contesté.
   -¿Pues entonces a que esperas?- me pegó un empujón- ve y pídele aunque sea su número de teléfono para estar en contacto.
   -JongIn…
   -¿O vas tú o voy yo? Elige.

   Refunfuñando me di la vuelta y comencé a andar hacia el lugar en el que estaba BaekHyun con sus padres. Al llegar, me incliné ante ellos y tomé de la mano al chico para poder hablar a solas.

   -Baek… yo…- no sabía cómo decirlo. Abrí y cerré mi boca varias veces intentando encontrar las palabras adecuadas- yo… no quiero perder… el contacto contigo… no quiero perderte… no quiero que te vayas… no quiero que me dejes… yo…- noté como una pequeña lágrima caía de mi ojo derecho, recorriendo todo mi rostro y vi la expresión asustada de BaekHyun.
   -No… no llores…- se acercó a mí y me abrazó- yo… yo tampoco quiero eso… pero… tengo que irme…- me apretó fuertemente y yo me abracé a él, intentando que no marchara- te daré mi número de teléfono y todas mis redes sociales y hablaremos todos los días…- noté sus lágrimas a través de la fina camiseta que llevaba.
   -No llores…
   -No llores tú tampoco, has empezado tú- se separó de mí y se secó sus lágrimas rápidamente. Yo hice lo mismo con las mías.
   -Intercambiamos números y prometemos llamarnos cada día, ¿vale?- dije y él asintió, entregándome su teléfono para que le apuntara mi número. Yo le di el mío y cuando acabamos, nos volvimos a abrazar.
   -Prometo volver el Verano que viene- susurró.
   -Prometo esperarte hasta el Verano que viene- contesté y lo dejé marchar.










domingo, 15 de septiembre de 2013

Sea Of Love

Capítulo 4
Romance


   Había sido la peor idea de la Historia, pero yo, como un idiota había creído que era la mejor. Noté cómo mi corazón se resquebrajaba y los pedazos comenzaban a caer al suelo cuando escuché aquella conversación. No debía haber ido a hablar con ChanYeol, no debía haber escuchado aquello. No debía llorar por haberlo perdido, ahora para siempre.

   Pero ahora corría, con mis pies hundiéndose en la ardiente arena y llorando amargamente por mi mejor amigo, por la persona que había hecho latir a mi corazón durante tanto tiempo y que en estos momentos me hacía tanto daño. Corrí sin saber dónde iba, tampoco me importaba, solo quería alejarme de él, alejarme de todo lo que pudiera doler.

   De repente, paré de correr. Mis piernas ya no soportaban mi peso y me dejé caer sobre la puerta de una de las cabañas de los empleados del hotel, no sabía de quien era, pero me daba lo mismo, solo quería un lugar en el que llorar sin que a nadie le importara.

   -¿JongIn?- escuché decir a una voz a mis espaldas y supe exactamente adonde me habían llevado mis pies- ¿JongIn… estás bien?- vi sus pies delante de mí y alcé mi cabeza hasta sus ojos grandes- oh Dios mío- él se agachó frente a mí y me rodeó con sus brazos, apretándome fuertemente contra su cuerpo- por favor… no llores…
   -¿Cómo… no voy a… llorar?- pregunté entre hipidos- no… volveré a hacerte… caso… nunca más…
   -Lo siento…- lo oí susurrar- ¿qué ha pasado?- no le contesté, no quería revivirlo de nuevo, no quería que me doliera más de lo que ya lo hacía- está bien… no hace falta que me lo cuentes… sabes que siempre estaré aquí para ti, lo sabes, ¿verdad?- asentí casi imperceptiblemente y él me apretó más contra su cuerpo- estaré contigo… siempre…

-oooOOOooo-

   -Me gustas mucho- lo oí susurrar en mi oído y me estremecí, todavía no me había acostumbrado a ello. Realmente, todavía no me había acostumbrado a nada. Hacía dos meses ni siquiera tenía un amigo y ahora, tenía a ChanYeol, que al principio era mi amigo, pero que poco a poco, había comenzado a ocupar una parte cada vez más grande de mi corazón sin que apenas me diera cuenta.
   -A mí también me gustas mucho- murmuré muy bajito, casi deseando que él no lo oyera, pero lo hizo y lentamente comenzó a girarme en la cama para que quedáramos cara a cara. Una gran sonrisa iluminaba su rostro.
   -¿Puedo besarte?- preguntó.
   -Sí.

-oooOOOooo-

   No podía ser más feliz.

   Habían pasado solo dos semanas desde que me confesara a BaekHyun y yo ya no podía ser más feliz. Tenerlo siempre entre mis brazos, besarlo, ayudarlo a superar de nuevo su miedo al agua y estar junto a él hacía que la sonrisa no se me borrara de la cara.

   Y él, él estaba cambiando lentamente. Antes no sonreía apenas, pero ahora siempre tenía esa hermosa expresión en su rostro. También hablaba más sobre su pasado, sobre el Internado en el que estudiaba y sobre lo que le pasaba allí. Durante esos momentos me gustaba abrazarlo, apretándolo fuertemente contra mí y dándole algún que otro beso de vez en cuando, para que supiera que no estaba solo, que me tenía a mí.

-oooOOOooo-

   Llevaba varios días dándole vueltas a una cosa. Quería volver a aquel lugar, aquel pequeño islote que había sido testigo de un montón de cosas entre ChanYeol y yo. Me daba algo de miedo por lo que había pasado la última vez que fuimos, pero quería regresar, era un lugar demasiado hermoso.

   -ChanYeol…- murmuré y él me miró. Estábamos todavía abrazados, dándonos pequeños besos, metidos en la cama a pesar de que ya iba siendo hora de comenzar nuestro día.
   -Dime- susurró llevando su mano a mi mejilla y rozándola, enviando una serie de sensaciones a mi cuerpo.
   -Yo… me gustaría volver al islote…
   -¿Estás seguro?- me preguntó serio y yo asentí.
   -Entonces… si eso es lo que quieres… ¿a qué esperamos?

   No tardó en saltar de la cama y hacerme salir a mí también. Se colocó el bañador y una camiseta y yo me puse un pantalón una camiseta, no me iba a meter en el agua, de todos modos. Apenas unos minutos después, ya salíamos de la cabaña cogidos de las manos y sonriendo.

   Después de coger la desvencijada barca y atravesar el trecho que separaba el islote de la isla mayor, desembarcamos y nos tumbamos un poco en la arena. Hacía un día precioso.

   ChanYeol, tras hacerme prometer que no haría ninguna locura, me sentó cerca de la orilla y se metió en el agua. Parecía muy feliz y me encantaba que así fuera. Hacía tiempo que no estaba en el agua por mi culpa y la echaba de menos.

   Pasamos un día muy agradable. Comimos la comida que habíamos cogido del hotel para almorzar y para cenar y entre risas, beso y abrazos, vimos juntos el atardecer, tumbados en la arena. Deberíamos habernos ido en cuanto comenzó a anochecer, pero se estaba demasiado a gusto en aquel lugar y yo no me quería ir por nada del mundo.


-oooOOOooo-

   Estábamos tumbados en la arena. BaekHyun descansaba a mi lado, con su cabeza apoyada en mi brazo derecho, mientras que yo lo abrazaba y lo retenía cerca de mí. Su aroma a fresco, ése olor a frutas que desprendía su cabello, su piel, quería más de él. Con mi mano izquierda, comencé a acariciar su rostro suavemente, después su cuello, su hombro, su brazo, de arriba abajo, rozándolo suavemente.

   -Channie…- murmuró y di un respingo. Pensaba que ya estaba dormido y no se enteraría de mis caricias.
   -Lo siento…
   -No… no hace falta que te disculpes- susurró él. Dejé de notar su cabeza sobre mi brazo y sentí su barbilla contra mi pecho, a la vez que su mano derecha, trazaba dibujos abstractos sobre él- ¿te importaría… seguir… tocándome…?- cerró sus ojos y bajó un poco la cabeza haciendo que su flequillo le tapara éstos.
   -No me importaría- rocé de nuevo su brazo con la yema de mis dedos- ¿cuánto quieres que te toque…?- murmuré a la vez que apartaba un poco su flequillo para poder admirar su fino rostro.
   -Todo… tócame todo…

   En ese momento aparté suavemente a BaekHyun de mi cuerpo y lo tumbé de espaldas en la arena, con un cuidado infinito, no quería hacerle ningún daño. Me coloqué sobre él, pasando mis piernas a cada lado de su cuerpo, pero no me senté, no dejé caer mi peso sobre él, era demasiado frágil.

   Tomé su rostro entre mis manos y comencé a besar su frente, sus mejillas, su nariz, sus labios. Los rocé suavemente, primero, después, paseé mi lengua por ellos, hasta que él abrió su boca y me dejó ingresar en ella, para juguetear con su lengua, para llegar lo más profundo que me estaba permitido, explorando toda aquella cavidad, húmeda y oscura, que me excitaba siempre y me dejaba un agradable sabor a fresas.

   Me separé de él para poder respirar y escuché un jadeo salir de su boca, excitándome más. Pasé de sus labios a su barbilla, al hueso de su mandíbula, a su cuello, a su oreja, besando, lamiendo, con cuidado, con amor, con devoción hacia ése chico que me había robado toda la razón.

   -Te amo… BaekHyun…
   -Yo también te amo…

   Continué pasando mis labios por toda la piel descubierta de su cuerpo, de una manera lenta, tortuosa y muy suave. Comencé entonces a ir un poco más allá. Bajé un poco el cuello de su camiseta ancha y besé su clavícula, su hombro y parte de su pecho, parcialmente descubierto. Pero yo quería más, quería mucho más.

   Me separé un poco de su cuerpo, levantando su camiseta y quitándosela para poder descubrir así su pálida piel y su cuerpo delgado y así poder acariciarlo por primera vez. Paseé mis manos por él, toqué todos los lugares, suavemente, escuchando su cálida y hermosa voz, suspirar, gemir y decir mi nombre una y otra vez.

   Mis labios tomaron el relevo de mis manos sobre la piel de su torso, y saboreé su pecho blanco cómo la leche y dulce como el azúcar. Mi lengua probó sus pezones rosas, endureciéndolos. Después, seguí besando su cuerpo, siguiendo la línea de su abdomen hasta llegar a su ombligo, donde me entretuve un rato, lamiéndolo, besándolo, y seguí bajando, hasta que me encontré con el filo de sus pantalones, obstaculizándome el trayecto. Hice un puchero con mis labios y lo miré, BaekHyun sonreía. Era una visión totalmente hermosa, con sus mejillas completamente sonrojadas y su respiración agitada.

   -Esto no me deja seguir- murmuré rozando el filo de su pantalón.
   -Quita… todo lo que… te moleste…- susurró.
   -¿Estás seguro?- no quería hacer nada para lo que él no me diera permiso.
   -Muy… seguro… hazlo, Channie…

   Tras conseguir su consentimiento, desabroché el botón de su pantalón y bajé la cremallera. Le retiré la prenda con cuidado y dejé a mi vista sus piernas delgadas y su leve erección notándose a través de sus bóxers. Me relamí los labios ante esta excitante visión y sentí cómo sus manos me atraían hacia su cuerpo y mis labios chocaban contra los suyos, esta vez de una manera algo más demandante.

   Cuando nos separamos, sus ojos brillaban con lujuria y sus pequeñas manos comenzaban a colarse por mi ropa, acariciando mi piel y haciéndome suspirar. Mi camiseta sin mangas, fue rápidamente retirada y lanzada hacia algún lugar de aquella playa de arenas blancas, quedando así, mi cuerpo expuesto a su entera disposición. BaekHyun abrió sus piernas más y levantó un poco la parte baja de su cuerpo, para envolverme con ellas la cintura, haciendo así, que nuestras erecciones se rozasen.

   Con un rápido movimiento, él se colocó arriba y me dejó sobre la arena, sentándose justo encima de mi pene y haciéndome gemir de puro placer ante el contacto. Sentí sus labios en mi torso, volando sobre él, yendo de un lado a otro, dejando marcas que me proclamaban como de su propiedad. Sus manos se dirigieron a la gomilla de mi bañador y tiró de ella un poco, dejándola luego darme un pequeño latigazo.

   -¡Hey!- me quejé divertido. No me había dolido mucho, pero eso era algo que no me esperaba del chico tímido.
   -Eso es por pervertirme…- susurró antes de agacharse y encorvarse sobre mis partes bajas para desanudar el nudo de mi bañador, con su lengua y sus dientes, rozando de vez en cuando mi miembro con su barbilla.
   -Ahhh… mmm…- me mordí el labio inferior para no gemir muy fuerte. Ni siquiera le estaba haciendo nada directamente a mi pene y yo ya no cabía en mí de excitación.

   Bajó lentamente mi bañador y me lo quitó, dejando expuesta a la brisa de la playa y a su mirada levemente avergonzada, mi erección, por fin liberada de su prisión. Poco a poco, llevó una de sus manos hasta ella y la rozó, sacándome un gran gemido que lo hizo sonreír y aventurarse a tocar más. Sentía sus delicados dedos recorriendo toda la extensión, también masajeando mis testículos, volviéndome así, más loco de lo que ya estaba. Cerré los ojos para disfrutar de su contacto, pero poco me duraron así, puesto que sentí su respiración agitada sobre mi pene y luego un lametazo desde la base hasta la punta, seguido de un frío enorme, al sentir que se alejaba.

   -Está salado- murmuró con cara de asco- es como si estuviera saboreando agua del mar.
   -Llevo todo el día en el mar- contesté alzándome sobre mis codos, y llevando luego una mano a su rostro, a sus labios y él me besó mis dedos. Sonreí ante lo tierno que era- no hace falta que lo hagas sino te gusta- BaekHyun asintió.
   -Otro día, tal vez- volví a sonreír, era demasiado tierno, como un niño, no le gustaban los sabores fuertes, sólo lo dulce.
   -Está bien- dije tumbándolo de nuevo sobre la arena y lamiendo su oreja- entonces déjame probarte yo a ti.

   Pasé de nuevo a besar sus labios, lentamente, jugando con su lengua y luego, bajé besando todo su cuerpo hasta que llegué a sus boxers. Por encima de la tela, besé aquella erección que se había vuelto más grande desde que la había contemplado la última vez, y él tembló y suspiró. Bajé la prenda con cuidado, dejando por fin expuesto el trozo de carne, recto como una flecha, apuntando hacia el cielo nocturno, plagado de estrellas, que era testigo de nuestro secreto.



   Toqué sus testículos con mis dedos y luego dirigí mi lengua hacia su miembro, pasándola por una de las venas que lo surcaban de abajo a arriba y notando su sabor dulce. Me relamí al llegar a la punta y notar el cambio al amargo del pre-semen, que salía en abundancia por el agujero. Escuchaba sus gemidos como música de fondo y notaba sus manos sobre mi pelo, tirando de él, no fuertemente, pero sí de una manera muy notable. Me metí su miembro completamente en mi boca y lo escuché decir mi nombre de una manera totalmente excitante, así que seguí con mi tarea, saboreando aquella parte de su cuerpo como si fuera el manjar más delicioso del mundo, a la vez que mi mano derecha jugaba con sus testículos.

   De repente, su cuerpo se tensó y apenas noté las primeras gotas de su semen cayendo en mi garganta, me separe de él y puse mis manos como recipiente para el líquido. Cuando acabó de correrse, su cuerpo temblaba, sus ojos estaban desenfocados y su rostro tenía una sonrisa boba. Me acerqué un poco, con cuidado y besé sus labios dulcemente, cuando me aparté, noté que tenía una expresión extraña.

   -¿Qué pasa?- pregunté un poco asustado por su reacción.
   -Tus labios no saben cómo siempre- comentó- no me gusta…
   -Eres un niño- murmuré y él hizo un puchero- pero si no te gusta, no te volveré a besar hasta que me lave los dientes- asintió agradecido y yo sonreí, de verdad, era como un niño.

   Decidí aprovechar ese momento, para con su semen, comenzar a lubricar su ano, ya que no nos habíamos traído ningún lubricante. Se tensó un poco al notar mi dedo húmedo haciendo presión allí, pero al parecer no le disgustó demasiado. Me embadurné bien los dedos y también su entrada y lentamente, introduje mi dedo índice sintiendo una ligera presión allí dentro. Lo moví de un lado a otro, tocando sus paredes para acostumbrarlas y haciendo hueco para lo que vendría más tarde.

   Cuando noté que sólo un dedo bailaba en la cavidad, lo saqué e introduje el segundo. Esta vez noté una resistencia mayor a la intrusión, por parte de su cuerpo, tanto inconsciente como conscientemente por su parte, que apretó sus caderas y comenzó a patalear.

   -Sácalos, sácalos, sácalos- lo escuché decir con la voz entrecortada y los saqué de allí lentamente, para no hacerle más daño del que ya le estaba haciendo- duele- murmuró con los ojos humedecidos.
   -Lo siento mucho- dije- si quieres que paremos aquí…- eso fue lo que salió de mis labios, porque yo no quería dañar su cuerpo, yo no quería hacerle daño a la persona a la que amaba, pero mi cuerpo quería más, quería poder sentir lo que era estar en su interior.
   -No… no quiero dejarlo…- contestó con un puchero- sólo… ¿no hay otra posición que duela menos?
   -La hay- respondí algo aliviado- voltéate- él hizo lo que yo le ordené y se quedó de espaldas a mí tumbado sobre la arena- ponte a cuatro patas, sujetándote con los codos.
   -Está bien- se colocó así y dejó a mi vista su trasero. Toqué este unos momentos y luego le di un mordisco a un cachete que dejaría marca- ahhh- gritó- eso ha dolido.
   -Tú me has marcado todo mi pecho, yo te he marcado el trasero, para que todo el mundo sepa que esto- comencé a tocar su entrada de nuevo- me pertenece.

   Saqué el dedo índice y metí de nuevo los dos, notando ahora una resistencia menor por la posición, por lo que pude llegar más lejos en mi exploración y tocar un lugar que lo hizo gemir de placer, su próstata. Continué tocando ese lugar mientras abría cada vez más hueco para distraerlo un poco del dolor. Cuando más o menos estuve seguro de que le dolería lo mínimo, saqué mis dedos y llevé mi miembro hasta su entrada, presionando contra ella.

   -¿Estás preparado?- pregunté y él sólo asintió moviendo la cabeza- perdóname si te hago daño.

   Besé su nuca y llevé mi mano derecha hacia su pene, descubriéndolo erecto de nuevo, para distraerlo lo máximo posible del dolor, mientras que con la otra, me aferraba firmemente a su cuerpo para comenzar a introducirme lentamente en su interior. Lo escuché gritar y detuve mi movimiento unos segundos para que se acostumbrara, cuando dejó de temblar, introduje un poco más, dejando así, la mitad de mi miembro en su interior. Me quedé en esa posición mientras toqueteaba su pene, alejando su mente del dolor.

   -Me quedaré así hasta que tú quieras seguir- murmuré y él asintió.
   -Gracias…
   -Te amo, BaekHyun…
   -Yo también te amo…

   Cuando al rato, sentí sus caderas moverse contra mí comencé con un vaivén lento, desplazándome apenas unos centímetros atrás y adelante, sintiendo como sus paredes me apretaban deliciosamente en su interior, siguiendo mi movimiento. Con unas cuantas embestidas, acabé entrando completamente en aquella cavidad y de mis labios se escapó un gran gemido de placer. Seguí moviéndome, lentamente, entrando y saliendo casi completamente, con un cuidado infinito, para no hacerle demasiado daño. Aunque poco a poco, se volvió algo más rápido, más fuerte. Su espalda, perlada de sudor, era lo único que podía ver, estaba tan concentrado intentando volver a encontrar ese punto que lo volvería loco de placer.

   Sus brazos le fallaron cuando encontré ese punto y comenzó a gemir cada vez que me miembro tocaba en ese lugar. Mi ritmo se volvió más y más rápido, hasta que lo noté correrse en mi mano y su temblor delicioso, que apretaba mi miembro en su interior. Cayó rendido sobre la arena mientras yo terminaba, saliéndome de su cuerpo antes de hacerlo allí dentro.

   Me tumbé junto a él, bocarriba, mientras que él, bocabajo, se movía poco a poco hasta quedar sobre mí. Se acurrucó allí y yo lo rodeé con mis brazos. Pasamos un buen rato así, recobrando las fuerzas, las palabras, el sentido. Comencé a jugar con su pelo y BaekHyun a darme besos por mi cuello.

   -Esto ha sido increíble- lo escuché murmurar.
   -Me alegra que no te haya parecido desagradable…
   -¿Cómo me iba a parecer desagradable si lo hice contigo?- dijo dándome un pequeño golpe en el pecho.
   -No lo sé… ambos somos chicos… y…
   -Creí que eso quedó claro…
   -Ya, lo sé… pero antes de conocernos, tú y yo no éramos… bueno… nos gustaban las chicas… quiero decir que…
   -Channie…
   -¿Sí?
   -Déjalo, lo estás estropeando…
   -Lo siento- besé su cabeza- sólo quería decir que… todo esto es muy raro para mí… pero que te amo… te amo mucho, muchísimo…- lo escuché suspirar y luego noté sus dedos haciendo dibujos abstractos sobre mi pecho.
   -Yo también te amo mucho, Channie… pero estás mejor calladito…
   -Está bien, no diré más…
   -Te besaría- susurró- pero todavía no te has lavado los dientes…
   -No importa… ya me los lavaré mañana por la mañana…
   -Entonces mañana te besaré…

-oooOOOooo-

   Me desperté cuando sentí el calor abrasador del sol sobre mi espalda. Abrí mis ojos lentamente, para acostumbrarlos a la intensa luz que había en esos momentos, y descubrí que estaba tumbado, sobre el cuerpo de ChanYeol. Sonreí sin poder evitarlo recordando lo que había pasado esa noche entre nosotros y me removí un poco para quedar a la altura de sus labios, y depositar un suave beso.

   Él se removió en sueños por el contacto, pero no se despertó, por lo que comencé a jugar con él. Di besos por todo su rostro, por su frente, sus mejillas, sus ojos cerrados, su nariz, su barbilla, su mentón. Me volví a acomodar sobre su pecho y pasé a besar su cuello, mordiendo también a veces, y escuchando cómo salían murmullos graves de los labios de ChanYeol. Seguí así, hasta que él abrió los ojos, y me sonrió.

   -¿Sigues queriendo jugar?- preguntó mientras me apretaba fuerte entre sus brazos y me daba un beso en los labios, pero de repente se separó- lo siento, aún no me he lavado los dientes- sonreí y me acerqué a su oreja.
   -¿A qué esperas?- susurré- quiero volver a sentir tus labios…- él me separó rápidamente y yo reí por sus prisas.

   Me ayudó a levantarme, y luego a vestirme, puesto que me dolía el trasero cada vez que hacía algún movimiento brusco. Nos montamos en aquella barca desvencijada que nos servía de transporte cada vez que íbamos a aquel pequeño islote y volvimos a cruzar las aguas, hasta la isla mayor. Bajé de la barca con su ayuda y luego él la empujó hacia el bosque, para esconderla y que nadie pudiera encontrarla. Cuando terminó esta tarea, volvió a mi lado y me tendió la mano, para comenzar a avanzar a través de los árboles.

   Minutos después, salimos a la playa en donde estaba la casa que me pertenecía por aquel verano y comenzamos a jugar y a hacer el tonto. Él me agarró fuertemente y me cargó como si fuera un saco de patatas, intentando llevarme al agua, pero no lo dejé, pataleando para que me soltara, y así lo hizo, riendo. Pero el momento se vio interrumpido.

   -Oh, parece que os lleváis bien- dijo mi padre y yo esbocé una pequeña sonrisa- te estas ganando bien el sueldo, chico- miró a ChanYeol aprobando su comportamiento. La sonrisa se borró de mi cara en ese momento.
   -¿A qué se refiere?- le pregunté a este mientras me giraba y veía su expresión de pánico- ChanYeol... ¿a qué cojones se refiere mi padre?
   -¿No te lo ha contado?- dijo él y volví mi cabeza en su dirección- le pagué para que te sacara de la casa- sentí en ese momento como mi corazón se rompía en mil pedazos. Él había estado jugando conmigo. Todo era por el dinero, y yo, tonto de mí, había caído en su juego, me había enamorado, e incluso había dejado que profanara mi cuerpo. Me sentí sucio, con unas ganas inmensas de llorar y de matarlo.
   -BaekHyunnie...- lo escuché decir y noté sus brazos rodeándome la cintura, para pegarme a él.
   -Aparta- puse las manos en su pecho y comencé a empujarlo, pero él no me soltaba- quita- comencé a pegarle mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
   -Escucha, por favor...- pidió.
   -¡No!
   -Para... y escucha... yo...
   -¡No!- grité- no quiero escucharte- le di un empujón algo más fuerte y su agarre se debilitó- no quiero volver a verte en mi vida, Park ChanYeol... Te odio.

   En ese momento, sus brazos dejaron de apretarme y me alejé de él, con mi corazón roto por lo que me había hecho y por las dos últimas palabras que salieron de mi boca.