Título:
The Interview
Autora:
Riz Aino
Pareja:
SeulRene (SeulGi + Irene) (RED VELVET)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, angst
Número de palabras:
1.187 palabras
Resumen:
SeulGi se pone frente a las cámaras y desvela todo lo que siente en su corazón.
Comentario de autora:
en realidad esto lo había escrito como una especie de terapia personal sobre
algo que me hizo daño, pero al pasar el tiempo, pensé que quizás era una buena
idea reconvertirlo en un fanfic. Espero que os guste.
—¿Está encendida la cámara?
—pregunta una chica, con algo de nerviosismo en su voz.
Su rostro está entre sombras y sus rasgos no
se pueden apreciar con claridad para que nadie la reconozca. Esa es la única
condición que ha impuesto para hacer aquella entrevista, el anonimato.
—Todavía no —contesta una
despampanante mujer con un traje ajustado, el pelo castaño recogido en un moño
que deja escapar algunos mechones cuidadosamente desordenados y unas gafas
pequeñas que dejan al descubierto sus increíbles ojos oscuros—. Cuando esté encendida
aparecerá una luz roja.
La chica asiente mientras la mujer revisa las
tarjetas que sostiene en sus manos y que contienen las preguntas que va a tener
que responder en unos instantes. La chica inspira hondo porque esa es la
primera vez que va a dejar que sus sentimientos salgan a la luz, aunque su
rostro no lo haga.
—¿Estás bien? —le pregunta la mujer.
—Sí… solo un poco nerviosa
—responde, aunque tiene que aclararse la garganta antes para poder hacerlo.
—Tranquila —le dice—. Si no te sientes
preparada para hacerlo todavía podemos esperar un poco —su voz dulce parece
preocupada.
—No, no —las palabras salen de su
boca rápidamente. No quiere echarse atrás, no ahora que ha tenido el valor para
sentarse en aquella silla—. Quiero hacerlo.
—Está bien —la mujer le hace una
seña a quien está sosteniendo la cámara y una luz roja se enciende, lo que le
indica a la chica que ya ha empezado—. Hoy nos encontramos con una persona que
quiere mostrar sus sentimientos a todo el mundo —se gira hacia ella y le da su
entrada, esa que han ensayado tantas veces antes de que comenzara todo—.
Cuéntanos quién eres.
—Hola a todos —dice la chica—. Soy
una persona anónima que ha sufrido bastante y quiere contaros cómo se siente.
—Muy bien —la mujer asiente. Lo ha
hecho bien, así que puede relajarse un poco, dejar aquella postura tan rígida
en la que se encuentra sentada—. Si estás preparada, comenzaremos con la
entrevista.
—Estoy preparada —susurra.
—El 2015 ha sido un año muy duro en
general para muchas personas —la chica asiente, con un nudo en su garganta—.
¿Cómo ha sido para ti?
—Sinceramente… —comienza—. Para mí
no ha sido un año bueno.
—¿Por qué? —pregunta la mujer.
—Todo fue relativamente bien hasta
que llegó abril —contesta la chica—. A partir de ahí todo comenzó a truncarse
—el nudo que tenía en la garganta se hizo más grande y tuvo que tragar saliva
para bajarlo un poco y así poder seguir con aquello. Tenía que hacerlo.
—¿Qué fue lo que pasó en abril?
—cuestiona su entrevistadora, animándola a seguir.
—Repentinamente… mientras estaba en
el trabajo, uno de mis compañeros me dio una noticia que esperaba sinceramente
que no fuera real: mi pareja fue vista con otra persona en actitud cariñosa —responde—.
Todo fue un caos en las horas siguientes porque no podía concentrarme en nada y
lo único que quería era llegar a la casa que compartíamos.
—¿Cómo te sentiste al respecto?
—Como si alguien me hubiera clavado
una espada en el corazón —el nudo se ha vuelto a instalar en su garganta al
recordar aquellos momentos—. Como si, sin haberlo confirmado, me hubiera
traicionado realmente… y no tiene sentido, ¿verdad? Yo no sabía si era verdad o
no —la mujer niega.
—Son tus sentimientos, todos son
provocados por algo, si te sentiste de aquella manera sí que tienen sentido —la
anima—. ¿Por qué crees que te sentiste así?
—Pasé una mala época justo cuando
ella apareció de repente en mi vida —cuenta—. Así que, estando con ella,
saliendo por las calles de la ciudad a pasear, escuchando su risa y sus palabras
de ánimo, pude salir adelante, porque ella era lo único que me sacaba de mi
miseria —le duele un poco hablar de aquel tiempo, pero no tanto como antes, lo
ha ido superando poco a poco—. Le cogí cariño, mucho cariño… me enamoré
profundamente y por eso me dolió tanto.
—Sí, eso tiene lógica —comenta la
mujer, recolocándose sus gafas—. Pero hay algo más, ¿no?
—Sí… hay algo más —murmura—. Ella
siempre me había dicho que me amaba con locura, pero cuando llegué a casa y no
negó lo que le recriminé me di cuenta de que jamás me quiso y todo se vino
abajo.
—¿Te sentiste decepcionada?
—Mucho —responde sin pensárselo,
porque no tiene que pensarlo, fue así—. Nunca lo habría dicho, nunca lo habría
imaginado, por eso me sentí de esa forma.
—¿Terminaste con ella?
—Sí —dice, evocando brevemente aquel tiempo
en su memoria—. No le di una segunda oportunidad… y ella tampoco me la pidió.
—En ese momento… te sentiste muy mal,
¿verdad? —la chica asiente—. ¿Y después?
—¿Después? ¿Cuándo fueron pasando
los meses? —la mujer asiente—. Lo pensé con calma, con la cabeza fría… y vi que
era una tonta irreparable —la chica sonríe tristemente—. Ella se había
convertido en mi vida, pero en mi vida había también muchas otras cosas y ésta
no solo podía guiarse por lo que me había hecho. A mi lado había muchas
personas que me querían y que me respetaban y ella no merecía que yo sufriera
por algo que jamás le había quitado el sueño.
—Bien, ¿hay algo más que quieras
decir? —la chica niega levemente con la cabeza.
—Solo eso.
—Está bien, aquí concluye nuestra
entrevista —dice la mujer—. Gracias por venir aquí y hablar sobre tus
sentimientos, querida —gira su cabeza hacia otra de las cámaras y luego vuelve
a hablar—. Nos veremos en la próxima entrevista, queridos espectadores —y en
ese momento, la luz roja de la cámara se apaga. La mujer se gira hacia la chica
con una sonrisa cálida—. Has sido muy valiente al venir aquí y decir esto.
—Gracias.
La chica se levanta de la silla en la que ha
estado sentada la última media hora, le hace una reverencia a su entrevistadora
y camina fuera de la penumbra en la que había estado sumida durante la
entrevista, revelando un rostro redondeado de ojos pequeños y labios finos, autoconvenciéndose
de que lo que acaba de hacer ha sido bueno para su espíritu, porque ahora está
un poco más calmada. La chica coge un poco de aire y después se va del plató de
televisión.
Notas finales:
—Creo
que no hace falta aclaración, pero por si acaso. SeulGi es la chica
entrevistada e Irene es de quien habla. La entrevistadora, por si alguien se lo
pregunta, es Wendy.
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