Título: COMA
Autora: Lorena (@lorena_kpop)
Pareja: Yongguk centric
Rating: G
Resumen: Yongguk está en coma tras un accidente de tráfico y recuerda toda la historia que tuvo con Sowon.
Notas: fic ganador del primer concurso de Lo Que Realmente Pasó en Singapur
COMA
Estoy
tumbado en el césped del parque que hay cerca de tu casa. Tú estás a mi lado,
recostada sobre mi hombro. Me miras a los ojos y me dices lo mucho que me
quieres y yo, con una sonrisa, te respondo que te amo.
Siento
una gran sensación de felicidad y tranquilidad invadir mi cuerpo. Te abrazo
fuertemente no queriendo soltarte nunca y deseando que se detuviese el tiempo.
De
pronto, la oscuridad se cierne sobre nosotros. Toda la felicidad que sentía se
ha trasformado en desesperación y dolor. El calor, en frío y la tranquilidad en
miedo...
Poco
a poco me doy cuenta de que no era más que un sueño, un recuerdo entre tantos
otros.
Despierto
lentamente, aunque sin hacerlo por completo. Vuelvo a oír los pitidos de las
máquinas que me rodean, siento el frío entrar por la ventana que alguna
enfermera descuidada ha olvidado cerrar por la noche y un dolor intenso
recorrerme todo el cuerdo por culpa de las muchas lesiones que me produjo el
accidente.
Quiero
gritar, quejarme. Chillarle a alguien para que cierre esa maldita ventana. Sin
embargo, estoy inmóvil, paralizado, encerrado en mi propio cuerpo.
Hace
ya un mes del accidente... Y por lo tanto, un mes desde que entré en coma.
Aún
lo recuerdo todo perfectamente... Aquel día te volví a llamar, con la esperanza
que me respondieras. Pero, al igual que los otros cientos de veces, fue tu
buzón de voz el que, con esa voz fría y sin vida, me decía que ya no volverías.
Cansado
de estar tanto tiempo lejos de ti decidí ir a tu casa para poder hablar contigo
y explicártelo todo personalmente, sin malentendidos.
Llamé
y llamé, pero nadie contestaba. Parecía que no había nadie en casa, pero yo
sabía que debías estar allí. ¿Dónde ibas a estar sino?
Entonces
caí. Estabas evitándome. ¿Tanto daño te había hecho para que no quisieras
verme?
Recorrí
toda la cuidad de punta a punta. Yendo a todos esos lugares que una vez fueron
especiales para nosotros.
Llamé
a tus amigos, pero todos me decían que te habías ido, que te olvidase porque
nunca regresarías.
No
quería escucharles, no podía ser verdad. Tú nunca me dejarías, nos amábamos y
eso jamás cambiaría.
Volví
a casa con los ojos llenos de lágrimas y desquité toda mi rabia y desesperación
con todo lo que se cruzaba en mi camino. Muebles volcados, cristales rotos... Todo
yacía en el suelo desordenado, mostrando como me encontraba en mi interior.
Auto
compadeciéndome a mí mismo, me dirigí a mi habitación, aquella que alguna vez
compartimos. Encontré todas las fotos que nos hicimos cuando aún éramos
felices. Te veías preciosa con aquel vestido azul que te regalé por tu
cumpleaños, pero lo que más me gustaba era tu sonrisa. Tan alegre y llena de
vida, como si nada en el mundo pudiese afectarte.
Si no
me hubiese metido donde no me llamaban... Si me hubiese conformado con lo que
ya teníamos... Pero la codicia no dejaba de llamar a la puerta y yo,
mintiéndome a mí mismo, me repetía una y otra vez que lo hacía por nosotros.
Que lo hacía para poder darte todo lo que siempre habías deseado y callar a
todos aquellos que decían que no te merecía. Que yo jamás sería el hombre que
te haría feliz.
Cuántas
más fotos veía, mayor era el dolor que oprimía mi corazón. ¿Realmente se había
acabado todo lo que había entre nosotros? ¿Era verdad que ya no me querías?
Destrozado,
salí de aquel apartamento, que se había convertido en un infierno para mí y me
dirigí a “la cueva”. Ese garaje que compartía con el resto de los chicos y que tú
tanto odiabas.
Cuando
entré en el mundo de las drogas aquel se convirtió en nuestro centro de
operaciones, así que pasaba allí la mayor parte de mi tiempo. Terminé
relegándote a un segundo plano, cuando en realidad eras el centro de mi
universo.
Sabía
que era peligroso. Sabía que en cualquier momento esto podría estallarme en las
manos y terminar en la cárcel... O muerto. Pero me daba igual.
El
dinero, las fiestas y esa sensación de poder, de ser el que manda y controla
todo, era una sensación tan adictiva que igualaba al efecto que producen las drogas
más fuertes.
Sin
darme cuenta también te puse a ti en peligro. Cuándo tus amigas me dijeron que
estabas asustada, que alguien te seguía cuando salías de la universidad y que
habías recibido amenazas, mi cuerpo se congeló.
No
podía permitirlo, no iba a consentir que nadie te pusiese una mano encima.
Porque antes de que eso ocurriese, ya estarían a dos metros bajo tierra.
Comencé
a buscar por toda la cuidad a aquel mal nacido que se había atrevido a
acercarse a ti.
Intimidaba,
amenazaba y hasta casi mataba a golpes para conseguir información sobre quién
estaba detrás de aquello.
Alguien
estaba intentando asustarme usándote a ti como herramienta y eso era
imperdonable.
Con
cada amenaza y cada paliza, estaba a un paso más cerca de descubrir a ese mal nacido,
pero al mismo tiempo ganaba más y más enemigos.
Al
final descubrí de quién se trataba.
Por
culpa de mi soberbia terminé metiéndome en una guerra con una de las mafias más
peligrosas que rondaban por la cuidad. Y lo peor de todo, es que te metí a ti
conmigo.
Quería
protegerte, pero era demasiado joven y carecía de la influencia necesaria para
conseguirlo. Intenté negociar con el jefazo de aquella mafia, pero lo único que
conseguí fue convertirme en uno de los lacayos de ese viejo. No sin antes recibir
una buena paliza por parte de sus guardaespaldas, que me dejó medio muerto en
un callejón sucio y asqueroso de los suburbios de la cuidad.
Aún
recuerdo tu cara de pánico cuando los chicos me llevaron a casa y me viste todo
cubierto de heridas y sangre.
-Pero...
¿Qué...? ¿Qué ha pasado?
-Nada.
- dije como pude pues me dolía la boca a rabiar cada vez que intentaba
articular cualquier palabra.
-¡No
me digas que no ha pasado nada! ¡Por dios, mírate! Dime que es lo que ha pasado
Yongguk.
-¡He
dicho que no ha pasado nada! - grité frustrado. Aumentando el dolor en mi
mandíbula y ese odioso sabor a sangre que me recorría toda la boca.
Aquella
escena se había convertido en rutina. Tú y yo peleando constantemente y siempre
por el mismo motivo. Tú querías alejarme de aquel mundo y yo cada vez estaba
más dentro de él.
Fue
entonces cuando comenzaste a alejarte de mí y a juntarte con ese idiota de pelo
engominado y ropa cara.
Sabía
que te estaba perdiendo pero me negaba a creerlo. Me seguía repitiendo que eras
mía y que no había nada ni nadie que pudiese alejarte de mí. Después de todo
por lo que habíamos pasado, era imposible que un pardillo como ese pudiese
meterse entre nosotros.
Poco
después me daría cuenta de que me equivocaba...
De
pronto oigo el sonido de la puerta abrirse. Siento como mi corazón se acelera y
al mismo tiempo como los pitidos de la máquina que me mantiene con vida
aumentan, pensando que quizá seas tú. Pero como siempre, no es así.
-Buenos
días chaval. ¿Cómo estás? - pregunta Himchan. Uno de mis mejores amigos y
compañeros en este asqueroso mundo.- Los chicos te mandan saludos. Están un
poco ocupados ahora mismo. Ha llegado un nuevo cargamento a la cuidad y el
viejo los ha mandado a ellos a hacer el trabajo sucio. Como siempre.
Desde
que ingresé al hospital él y el resto de los chicos son las únicas visitas que
recibo. Y no es de extrañar...
Desde
que me convertí en la clase de persona que soy ahora, todos los que conocía me
dejaron de lado.
Mi
familia, mis antiguos amigos... Todos, menos tú. Por eso pensé y aún tengo la
esperanza de que vuelvas a mi lado. De que vengas a verme antes de que... De
que... Lo inevitable termine pasando.
-Supongo
que aún sigues esperando que ella venga a verte. Se lo mucho que la amas y por
eso estoy intentando contactar con ella. - confesó mi amigo. - Pero como ya
sabes, su familia y sus amigos se han convertido en algo así como sus
guardaespaldas. - rio amargamente.
-“Gracias
amigo.”- le contesté en mi interior, ya que no podía pronunciar ninguna
palabra.
-Además
tiene a ese idiota a su alrededor todo el tiempo. No sé cómo le soporta.
-“Lo
sé. Yo tampoco lo entiendo.”
Sabía
a quién se refería. El idiota de pelo engominado había estado intentando
alejarla de mí y, por lo visto, lo estaba consiguiendo.
Ya lo
había intentado antes, pero pensé que después de amenazarle como lo hice, se
pensaría mejor las cosas y se iría.
Sin
embargo, conseguí todo lo contrario.
Fui
con Himchan, Jongup y Daehyun a buscar a ese idiota a la zona rica de la
cuidad. Sabía, por cómo se vestía, que pertenecía a ese ámbito. Así que solo
tendría que mirar en alguno de los clubs de la zona para encontrarlo.
La
verdad es que fue más fácil de lo que me esperaba. Justo estaba saliendo del
club, cargando su equipo de golf, cuando le arrinconamos.
-¿Qué...
Qué queréis? - dijo asustado. Obviamente, verse rodeado por unos tipos que le
doblaban en fuerza asusta bastante.
-Quiero
que me oigas atentamente porque no me gusta repetir las cosas dos veces. - le
dije muy cerca de su cara y con la voz profunda.
Asintió.
-Quiero
que te alejes de mi novia y la dejes tranquila. Me oyes.
-¿Tu...
Tu novia?
-Sí,
mi novia.
-No sé
quién es tu novia. De hecho no se quién eres.
-Soy
Yongguk y mi novia es Sowon y quiero que te alejes de ella. ¿Entiendes?
-So…
Sowon.
-Exacto.
-Lo...
Lo siento, pero no puedo hacer eso.
-¿Cómo
que no puedes? - dije enfadado apretando aún más fuerte mi agarre en su cuello.
-So…
Sowon es mi amiga. -Dijo entre cortadamente a causa de la falta de aire.- No...
No voy a dejarla.
-Mira
chaval, Sowon es mi novia. Y, a no ser que quieras pasar el resto de tus días
en una silla de ruedas, será mejor que te alejes de ella. O mejor, que te vayas
a vivir a otra cuidad.- Entonces le solté y los chicos y yo nos largamos de
allí antes de que hiciese realidad mi amenaza antes de tiempo.
-Tío,
no quiero dejarte solo, pero tengo que irme o me buscaré problemas con el
viejo. Volveré mañana, y quizá alguno de los chicos pueda venir también. - Se
despidió mi amigo. No pasa mucho tiempo hasta que oigo como la puerta se cierra
dejándome de nuevo solo en la oscuridad.
Vuelvo
a caer en un profundo sueño que me lleva otra vez a recordar todos aquellos
momentos que pasamos juntos.
La
primera cita, el primer beso, la primera vez... Vuelvo a vivir todos aquellos
recuerdos como si fuesen reales. Sintiéndolos tan profundamente como cuando
ocurrieron. Y todos terminan de la misma forma. Despertándome a medias en este
solitario hospital, dándome cuenta de que lo he perdido todo por mi estupidez,
queriendo salir corriendo por esa puerta e ir a buscarla para pedirle disculpas
por todo el daño que le hice y, sin embargo, estoy aquí postrado en esta cama.
Es
como una pesadilla de la que no puedes despertar. En la que quieres correr,
gritar, huir lo más lejos posible, pero tus piernas no se mueven y no te sale
la voz.
Cada
día que pasa es una tortura para mí. Hay veces que desearía morirme y terminar
con este sufrimiento, pero luego te recuerdo a ti sonriéndome y diciéndome que
me amas y me da fuerzas para seguir un día más.
Vuelvo
a despertarme y siento como hay alguien sentado a mi lado en la cama. Al
principio pienso que es Himchan o alguno de los chicos que ha venido a verme.
Pero reconozco inmediatamente tu perfume.
- “Has
venido, por fin has venido a verme. Estás aquí. Conmigo.” - Quiero sonreír,
quiero levantarme y abrazarte con todas mis fuerzas. Pero es imposible...
Oigo
como sollozas y puedo imaginarme tu rostro lleno de lágrimas gracias, o más
bien, por culpa de todas esas veces que te hice llorar.
Ahora
me doy cuenta de que soy el único motivo por el que lloras. Que siempre he sido
el culpable de todos tus malos momentos y todos tus problemas.
Es
ahora cuando me doy cuenta de que eran ciertas todas esas cosas que la gente
decía de mí.
Deberías
haberles escuchado... Deberías haberte alejado de mí, pero estábamos tan
enamorados que no escuchábamos lo que el mundo nos decía. Nos rebelamos contra
todo y contra todos, siguiendo nuestras propias reglas y ahora estamos así. Yo
postrado en esta cama y tú llorando por mí, sintiéndote culpable por algo que
yo mismo me busqué.
Siento
como tus manos, frías y temblorosas, cogen la mía y la estrechan con cariño
queriendo decir que estás aquí e intentando reconfortarme.
-Lo
siento... - dices en apenas un susurro. - Todo esto es culpa mía.
- “¡No!
¡Yo soy el único culpable aquí!” - intento decir pero solo queda en un susurro
interno en mi mente.
- Tendría
que haberme quedado contigo... No tenía que haberme ido... - sigues
lamentándote entre lágrimas.
- “Deja
de decir tonterías Sowon. Lo único malo que hiciste fue no haberte marchado
antes. La culpa la tengo yo que no supe valorar lo que tenía y fui lo
suficientemente egoísta como para mantenerte conmigo aun sabiendo que estabas
sufriendo.”
- Si
no me hubiese marchado no te habrías venido a buscarme y nunca habrías tenido
ese accidente...
- “Fui
yo el que cegado por la ira bebió hasta casi perder la conciencia. Fui yo el
que a pesar de eso cogió el coche y recorrió la cuidad a toda velocidad. Tú no
tienes la culpa de nada. Aquí el único responsable soy yo.”
Comenzaron
a llegar a mi mente todas las imágenes de aquella fatídica noche. Por primera
vez desde que estaba aquí recordaba lo que pasó.
Después
de estar horas y horas bebiendo con los chicos en aquel garaje que aún usábamos
como escondite, decidimos ir a uno de los bares que solíamos frecuentar a por
alguna sustancia más fuerte que consiguiese embotar mis sentidos y alejar esa
presión que me oprimía el pecho.
Al
principio conseguí lo que quería, pero con el paso de las horas esa amarga
sensación volvía a inundarme por dentro.
Frustrado
y cabreado conmigo mismo y con el mundo, cogí las llaves del coche de Youngjae
y me fui de allí.
Aceleraba
y aceleraba, aumentando el nivel de adrenalina en mi sangre, en un intento
desesperado por huir de mí mismo.
Solo
podía ver ráfagas de luces pasando por los lados. No podía distinguir los
edificios ni veía los límites de la carretera. Así pues, en una de las curvas
perdí el control del coche y terminé volcado en el arcén.
Todo
mi cuerpo me dolía como nunca. Sabía que tenía varios huesos rotos y sentía la
sangre caliente recorrer todo mi cuerpo.
El
cinturón de seguridad oprimía mis pulmones que, como sabría posteriormente
gracias a la explicación que le dieron los doctores a mis amigos, se estaban llenando
sangre y me dificultaba la respiración.
No
sabía dónde estaba ni si saldría con vida de allí. No veía a nadie a mi
alrededor. Solo estaba la oscuridad de la noche.
Muchos
dicen que cuando estás a punto de morir, toda tu vida pasa por delante de tus
ojos, sin embargo, lo único que yo veía en aquellos momentos era a ti.
Sonriéndome, diciéndome que me querías y que siempre estaríamos juntos.
Cuando
recobré la conciencia estaba aquí. Encerrado en esta oscuridad. Sin poder
moverme sin poder hacer nada. Estaba asustado. No entendía que había pasado.
Entonces
escuché, al otro lado de la puerta, como alguien hablaba con Himchan y le daba
las malas noticias.
-A
causa de la colisión su amigo ha entrado en un estado de coma profundo y
sumándole la cantidad de lesiones que tiene, me temo que las previsiones de que
se recupere son casi nulas.
-Pero...
¿Despertará? - pude distinguir la voz de Zelo. Era el más pequeño de nuestro
grupo y siempre intenté cuidar de él.
-Lo
dudo mucho. - Respondió el doctor
-Pero
hay posibilidades ¿no? Ha habido casos peores y ellos se recuperaron.
-Aún
en el caso de que eso ocurriese, las fracturas de su columna le mantendrían
postrado en una silla para el resto de su vida. Y aún no sabemos con seguridad
si su cerebro no ha quedado afectado. - explicó el doctor. - Lo siento mucho.
Todo
a mi alrededor dejó de tener importancia cuando escuché esas palabras. Quería
llorar y gritar, pero estaba muerto en vida. Por más que intentase mi cuerpo no
reaccionaba.
-Sowon.
Tenemos que irnos. - Escuché la voz de aquel idiota. Aquel que se la había
llevado lejos de mí.
-¿Ahora?
¿De verdad?
-Sí.
No podemos hacer nada por él. No es bueno que te quedes aquí lamentándote.
Enfermarás.
-Pero
yo...
-Vamos
Sowon. Si sigues así enfermarás. Por favor. Volvamos a casa. - le rogaba él.
Entonces
lo comprendí.
Ella
debía marcharse. Irse de una vez por todas y empezar desde cero. Comenzar una
vida nueva en la que yo no estaría. Una en la que sólo sería un vago
recuerdo... Un vago y duro recuerdo.
Recordé
entonces la canción que iba escuchando en la radio del coche poco antes del
accidente.
Después de que te
fuiste, perdí el control
Estoy borracho todas
las noches
Y tropezando por todos
lados, maldiciendo todo
Porque pienso en ti,
tu, que eras fría
Tu rostro que aparece
en el espejo roto
Parece que nuestro
amor se ha roto en muchos pedazos
Yo estoy al final de
este acantilado y
Destrozando los
recuerdos que tengo contigo, ya no los tengo
¿Qué puedo hacer? ¿Qué
puedo hacer?
Me pierdo en un
laberinto y me quedo en ese lugar
¿Qué puedo decir? ¿Qué
puedo decir?
Se está volviendo
borroso, no puedo ver tu rostro
No me puedo mover en
la oscuridad
No puedo sentir nada,
las lágrimas caen
Estoy atrapado en los
recuerdos de ti
Por favor, no sueltes
mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas
¿Por qué me tiraste
lejos como basura?
Simplemente porque no
puedo hacer nada
Solo porque, porque...
¿Por qué tiré todos
los recuerdos que tuve contigo cada día?
Lo siento, no puedo
evitarlo, sólo puedo mirarte así
No estás aquí, no
estás a mi lado
Mi corazón se detiene,
es lo mismo que estar muerto
No puedo respirar el
“vivir sin ti” no quiero ni pensar en ello
Créeme, no puedo si no
eres tu
Me duele mucho, creo
que me voy a volver loco
Tu aroma está
profundamente pegado
Creo que mi corazón va
a explotar
Incluso cuando lloro y
lloro y lanzo una rabieta,
Diciendo que esto no
es
Tú, muy cruelmente, no
dices nada
¿Qué puedo hacer? ¿Qué
puedo hacer?
Aunque me esfuerzo por
despertar estoy en este lugar
¿Qué puedo decir? ¿Qué
puedo decir?
Nos amábamos, eras mi
todo
No me puedo mover en
la oscuridad
No puedo sentir nada,
las lágrimas caen
Estoy atrapado en los
recuerdos de ti
Por favor, no sueltes
mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas
¿Por qué me tiraste
lejos como basura?
Simplemente porque no
puedo hacer nada
Solo porqué, porqué,
¿Por qué tiré todos
los recuerdos que tuve contigo cada día?
Tú, respiras dentro de
mí, te estoy buscando, quiero tenerte
Ya que mi corazón se
quemó,
No puedo contenerme
más, porque podría morir
No me puedo mover en
la oscuridad
No puedo sentir nada,
las lágrimas caen
Estoy atrapado en los
recuerdos de ti
Por favor, no sueltes
mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas
Podía
verme reflejado en las letras de esa canción, como si por una broma del destino
se tratase, hubiese sido escrita para nosotros.
Decidí
que ya era hora de pasar página para ambos y dejar que las cosas continuasen su
curso. Y así, con un largo pitido que marcaba el fin de vi vida, dejé a la
persona que más amé en este mundo para que pudiese, finalmente, ser feliz.