Capítulo 10
Situaciones
Salía de la habitación de mi novio
después de haber pasado la tarde con él. Tenía que regresar a mi piso y hacer
varias cosas para la universidad, así que apreté el paso por los pasillos de la
residencia para llegar cuanto antes al lugar. Sin embargo, cuando estaba
girando en una esquina, buscando la tarjeta del bus, me choqué contra una
persona.
—Lo siento —dije, alzando la cabeza
y descubriendo que era MinSeok contra quien me había chocado—. Oh, MinSeok.
¿Estás bien?
—Sí, estoy bien, no pasa nada, LuHan
—sonrió—. ¿Dónde ibas con tantas prisas?
—De regreso a casa —contesté—. He
pasado la tarde aquí, pero tengo cosas que hacer.
—¿Te puedo acompañar entonces? —me
preguntó y tuve que poner una cara muy extraña, porque aclaró sus palabras—.
JongDae está en vuestro piso haciendo no sé qué cosa con YiXing y me ha dicho
que me pasara por allí para luego cenar por el centro.
—Oh, claro —dije—, puedes venir
conmigo, no voy a hacerte ir por separado yendo al mismo sitio.
MinSeok me volvió a sonreír y yo le
devolví la sonrisa. Después, ambos echamos a andar en la dirección contraria a
la que yo estaba yendo anteriormente porque con las prisas me había equivocado
de camino. Cogimos el bus que nos dejaba más cerca del piso y nos sentamos el
uno al lado del otro observando en silencio el paisaje nocturno de la ciudad,
hasta que MinSeok rompió el silencio.
—Por cierto, LuHan —murmuró—. Aún no
he podido agradecerte como es debido que me salvaras la vida cuando estuvimos
en China.
—Yo hice lo que tenía que hacer —le
contesté sin mirarlo.
—Fue un bonito detalle que gastaras
el agua milagrosa que habías ido a buscar para SeHun —comentó, y entonces lo
miré sorprendido—. A mí no me engañaste con el motivo que tenías para viajar
—sonrió—, pero si no quieres que se lo diga a nadie no lo diré. Sé que debes
estar muy preocupado por lo que le pase a tu chico sin alguien con el poder de
curar cerca de él.
—Muchas gracias MinSeok —murmuré.
—No hay de qué, para eso están los
amigos —sonrió
-oooOOOooo-
Esbocé una gran sonrisa cuando vi
quiénes eran las personas que, en la cola para pedir algo de comer, jugaban
entre ellos, dándose arrumacos, atrayendo todas las miradas de la gente que se
encontraba a su alrededor. Eran muy poco disimulados, y eso estaba bien, porque
si a ellos no les importaba, tampoco tenía que importarles a los demás.
Me afané en tomar los pedidos rápido
para que pudiéramos hablar unos minutos y luego me aseguraría de quedar con
ellos y con KyungSoo, SeHun y JongIn para hablar sobre el asunto de los
enemigos y de lo que yo quería hacer, a pesar de que eso a Kevin no le gustara
ni un pelo.
—Hombre, hyung —dijo ChanYeol—. No
creíamos que te encontraríamos aquí a estas horas.
—Tengo este turno desde hace un
tiempo ya —murmuró—. ¿Qué vais a pedir?
—Queremos un par de hamburguesas de
aquellas nuevas que están de promoción, dos coca-colas y dos de patatas deluxe
—respondió BaekHyun.
—Perfecto —dije, marcando en la pantalla
el pedido—. Qué día tenéis un rato grande libre, por cierto —les pregunté. Los
chicos se miraron y tras unos segundos asintieron.
—El sábado estamos libres —me
respondió ChanYeol.
—¿Por qué lo preguntas, JunMyeon?
—cuestionó BaekHyun.
—Creo que deberíamos tener una
reunión los seis sobre lo que está pasando últimamente —contesté. Ambos
adoptaron una expresión seria de pronto y asintieron a la vez.
—Estaría bien hablar de todo, sí.
Después de esta breve conversación,
volví a mis quehaceres, tomando pedidos y sirviéndolos en las bandejas o en las
bolsas lo más rápido posible para que aquello se despejara y pudiera tener un
poco de respiro al menos. Durante todo el tiempo que estuvieron en el local
ambos chicos los observaba de vez en cuando y los veía jugar entre ellos,
sintiendo un poco de envidia.
“Ojalá
algún día yo pudiera hacer algo así con KyungSoo” era lo que pensaba, pero
sabía que era completamente imposible por dos razones: la primera y principal,
porque él solo me veía como a un hermano mayor, y la segunda, que si alguna vez
dejaba de verme de ese modo, era un chico tan tímido que jamás haría algún
movimiento cariñoso en público.
Suspiré y dejé mis pensamientos
depresivos para más tarde. Tenía que concentrarme en el trabajo y también
concentrarme en lo que se hablaría aquel sábado.
-oooOOOooo-
Estaba nervioso, muy nervioso. No
había estado tan nervioso en mi vida y no sabía qué hacer con aquello. Miré mi
reloj por enésima vez en el rato que llevaba esperando en aquel lugar y comencé
a mover mi pie derecho de forma incesante. Había llegado demasiado pronto, pero
no podía aguantar más tiempo en la habitación de la residencia sin hacer nada.
Me senté en el escalón del portal
del piso a esperar, cansado de estar de pie y me apoyé contra la puerta de
hierro y cristal. Necesitaba que Tao saliera rápidamente o me comenzaría a
volver loco. No sabía todavía cómo habíamos acabado de aquella manera, pero era
algo que hacía latir a mi corazón de una forma muy rápida.
Pensando en eso, sentí cómo de
repente la puerta que sujetaba mi espalda ya no estaba y me fui hacia atrás.
Esperé el golpe de mi cabeza contra el suelo, pero este nunca llegó. Un segundo
antes caía al vacío y un segundo después unas manos agarraban firmemente mi
cuerpo para que aquello no sucediera.
Tao había parado el tiempo. Miré
hacia arriba y lo vi con una expresión preocupada en su rostro, preguntándome
con la mirada si estaba bien. Asentí con lentitud y afiancé mi pose para que él
pudiera soltarme. Una vez lo hizo me levanté del suelo y me giré hacia él.
—Perdón, no sabía que eras tú
—comentó—. Es demasiado temprano, no te esperaba tan pronto aquí.
—Bueno, estaba en la calle haciendo
algunas cosas y como ya no tenía nada que hacer pensé que podía venir para acá
—mentí deliberadamente, pero él pareció creerse mi mentira.
—¿Llevas mucho tiempo aquí? —negué
con la cabeza.
—Acabo de llegar, me había sentado e
iba a sacar el móvil para darte un toque y que bajaras —contesté.
—Entonces, ¿vamos?
—Vamos.
Eché a andar, pero Tao me retuvo
agarrándome de la mano. en el momento en el que nuestras manos se juntaron pude
sentir el calor recorriéndome el cuerpo, además de una descarga eléctrica.
Quise soltarlas, pero él no me dejó y solo sonrió.
—No vayamos por la calle de la mano
si no quieres, pero déjame estar así unos segundos —y si yo hubiera podido
expresar lo que realmente sentía en mi interior por aquella acción, le hubiera
contestado que unos segundos no eran suficientes y que necesitaba estar muy cerca
de él, durante mucho tiempo.
-oooOOOooo-
Los trabajos de la universidad
prácticamente consumían todo mi tiempo, sin embargo, todavía tenía algunos que
otros momentos libres en los que quedaba de vez en cuando con JunMyeon, tanto
en su casa como en la mía. Me gustaba mucho pasar el tiempo con él, a pesar de
que en los últimos tiempos me sentía demasiado confundido a su alrededor.
No sabía si me estaba volviendo loco
o no, pero a veces me parecía que mi hyung me mandaba señales con carteles
luminosos de neón en los que parecía decir que yo le gustaba, pero eso no podía
ser posible. Siempre me había tratado como a un hermano menor y probablemente
era yo quien estaba malinterpretando las cosas, ahora que estaba sintiéndome
inevitablemente atraído hacia él.
Di varias vueltas en mi cama y luego
me senté y me salí de entre las sábanas. No podía dormir por pensar en aquellas
cosas y tenía muchos trabajos que hacer todavía, así que me senté en el
escritorio y comencé a teclear en mi portátil, para intentar olvidar aquellos
problemas que no me iban a llevar a ningún sitio.
JunMyeon no estaba enamorado de mí y
jamás lo estaría. Eso era algo que me debía de quedar claro de una vez por
todas.
-oooOOOooo-
No me gustaba en absoluto aquel
tipo. No me gustaba para nada y eso era evidente en mi ceño fruncido y mi cara
de estar chupando limones. ¿Por qué tenía aquella maldita manía de estar
enganchado todo el día a YiXing cuando estaban juntos? ¿Acaso no podía mantener
alejadas sus manos de mi chico? ¿O es que lo hacía para ponerme celoso? Porque
si era esto último lo estaba consiguiendo… al igual que estaba consiguiendo que
me entraran ganas de quemarlo vivo allí mismo en mi salón.
Tao me apretó el brazo con fuerza y
me hizo ponerme a su altura para susurrarme que si las miradas matasen, JongDae
ya estaría bien muerto y enterrado y que dejara de hacerlo o YiXing se
enfadaría conmigo.
Eso ya lo sabía, sabía que si por mí
fuera aquel inútil ya estaría muy muerto, pero que si le tocaba un pelo, YiXing
se iría de mi lado para siempre. JongDae era su mejor amigo desde siempre y le
tenía mucho aprecio. Lo entendía, claro que lo entendía… pero no podía soportar
como otro tipo lo sobaba frente a mis narices.
—Estoy tendiendo a pensar —comenzó
ZiTao—, que si sigues enfureciéndote vas a acabar echando humo por las orejas…
literalmente.
—Hwang ZiTao —susurré, marcando en
cada una de las sílabas de su nombre mi enfado—. Si sigues haciendo comentarios
voy a tirarte por la ventana.
—Lo siento, gege.
No pude decirle nada más porque en
aquel momento, JongDae se levantó y, tras darle a YiXing un abrazo demasiado
largo para mi gusto, en el que puso las manos demasiado cerca del trasero de mi
chico, caminó hacia la puerta del piso y se fue por fin de casa. Una vez la
puerta estuvo cerrada, YiXing se giró hacia mí, visiblemente cabreado.
—Yo… mejor me voy yendo —murmuró
ZiTao antes de dejarme solo en el salón con él.
—YiFan —siseó—. ¿Tanto te cuesta
dejar de ver a JongDae como una amenaza? —se acercó a mí—. ¿O es que no confías
en mí? ¿No confías en que te seré fiel?
—YiXing… yo…
—Eres un idiota rematado, Kris —se
sentó sobre mis piernas y puso sus brazos alrededor de mi cuello, mirándome
fijamente—. No me voy a separar de ti y lo sabes, así que deja estos ataques de
celos.
—Lo intentaré… —murmuré, cruzando la
poca distancia que separaba sus labios, para besarlo suavemente.
—Idiota —murmuró YiXing dentro del
beso.