Lu Han apenas había podido pegar ojo
aquella noche por la anticipación que sentía por lo que al día siguiente tenía
dos grandes ojeras bajo sus ojos casi tan grandes como las que solía tener
ZiTao, solo que el menor las tenía porque se quedaba enganchado a los
videojuegos hasta altas horas de la madrugada y las de Lu Han habían aparecido
porque quería que llegara ya el momento de regresar al instituto a la mañana
siguiente para poder maquinar con sus amigos qué era lo siguiente que iban a
hacer para poder encontrar a su hermano lo más rápido posible. Ya casi hacía
una semana de lo sucedido y estaba preocupado por lo que les hubiera podido
suceder a los chicos.
A las siete de la mañana le envió un
mensaje a MinSeok pidiéndole que se pasara a recogerlo de camino a la escuela
porque necesitaba hablar con él antes de entrar al instituto. Cuando recibió la
respuesta afirmativa de su chico una sonrisa apareció en su rostro y Lu Han
comenzó a prepararse rápidamente para estar listo cuando el otro lo avisara de
que se encontraba abajo esperándolo.
Eran cerca de las ocho cuando
recibió otro mensaje de MinSeok pidiéndole que saliera de su casa porque ya
estaba fuera. Lu Han tragó el desayuno lo más rápido que pudo y luego se colgó
la mochila al hombro para salir corriendo al encuentro de su novio. Abrió la
puerta con aceleración y luego caminó rápidamente la distancia que lo separaba
del chico hasta llegar a su lado en cuestión de unos minutos. Al verlo, MinSeok
esbozó una pequeña sonrisa y Lu Han aprovechó que estaba con la guardia baja
para darle un corto beso en los labios. Nunca había sido muy cariñoso, pero esa
mañana estaba muy acelerado y no sabía cómo desacelerarse, así que, haría lo
que fuera para tranquilizarse.
—Vaya —murmuró el chico—, ¿por esto
querías verme antes de entrar en clase? —cuestionó, alzando una ceja.
—Para nada —le respondió Lu Han,
echando a andar—. Solo quería darte un beso porque llevamos un tiempo sin
darnos uno.
—Claro, claro —MinSeok dio un par de
zancadas y lo alcanzó—, ¿y por qué no me lo creo?
—Porque tú siempre crees que te
estoy mintiendo en todo —respondió, sacándole la lengua—. En realidad quería
darte el beso desde hacía un tiempo, pero no creía que fuera correcto
—confirmó—, pero ahora que estamos cerca de poder traer de vuelta a SeHun y
ZiTao necesitaba hacerlo.
MinSeok sonrió de oreja a oreja ante
aquella revelación y Lu Han se sintió bastante mejor de lo que se había sentido
en los últimos días porque su chico al fin había vuelto a sonreír como antes.
—Pero tiene que haber algo más
—murmuró el chico, después de andar un buen trozo de camino y Lu Han asintió.
—La verdad es que quería hablar
contigo de más cosas que he encontrado en el diario de mi hermano —confesó—.
Como no podía dormir me he pasado la noche leyéndolo y por fin lo he acabado.
—¿Había algo interesante que nos
pueda ayudar?
—¿Para lo que tenemos entre manos?
—preguntó y MinSeok asintió—. No, para eso no, pero sí para matar a ZiTao.
—El otro día me dijiste que querías
pedirle perdón por haberlo tratado mal y ahora que lo quieres matar... ¿eres
bipolar? —cuestionó MinSeok muy seriamente.
—No, no soy bipolar —le respondió—.
El otro día simplemente no sabía que ZiTao le había robado la virginidad a mi
hermano y ahora que lo sé no va a escapar de mi ira.
MinSeok se rió ante aquella
revelación y, en cualquier otro momento, Lu Han lo habría acompañado, pero no
tenía muchas ganas de reír, solo tenía ganas de acabar con la persona que había
profanado el cuerpo de su hermano en tantas ocasiones y en tantas posturas —Lu
Han también le iba a pedir a SeHun que dejara de ser tan descriptivo en su
diario, porque en vez de un diario le había parecido estar leyendo una novela
erótica gay demasiado explícita—.
Nada más llegar al instituto, los
chicos se dirigieron a la biblioteca para comenzar a maquinar su magistral plan
para conseguir lo que necesitaban de la zona que les estaba restringida a los
alumnos. Cuando ChanYeol y KyungSoo llegaron al lugar ya todos se encontraban
allí, así que les pidieron perdón por el retraso y se sentaron junto a ellos.
El plan no había avanzado mucho desde el día anterior porque a ninguno se le
había ocurrido qué poder hacer para entrar en el lugar; sin embargo, KyungSoo
había pensado mucho en aquello mismo y tenía la respuesta a preguntas que ni
siquiera los otros se habían planteado.
—He pensado que alguno podría colarse
por el agujero de la valla que hay tras el pabellón —dijo, llamando la atención
de todos—. Entrar por ahí es bastante fácil de noche, así que lo único que
tendríamos que resolver es lo de las llaves para entrar en la sala.
—¿El agujero de dónde? —cuestionó
JunMyeon.
—Como tú eres un estudiante modelo
no lo conoces —rió ChanYeol—. Es un agujero por el que solemos entrar y salir
Soo y yo —aclaró—. Por él se puede entrar de noche tranquilamente.
—¿Y al edificio? ¿Cómo entramos
allí? —preguntó YiXing.
—Los conserjes siempre se dejan una
ventana abierta —respondió KyungSoo—. Está medio rota y no cierra bien, así que
se queda abierta y por ahí nos podemos colar.
—Vale, yo me fío de su plan —dijo Lu
Han—, después de todo, el otro día se colaron para buscar en el sótano de
nuevo.
—Lo que falta por saber es cómo
entrar en la sala —apunto YiFan.
—Eso también lo podemos arreglar
nosotros, ¿verdad, KyungSoo? —ChanYeol le palmeó el hombro y él se giró para
dedicarle una sonrisa—. Podemos hacerlo de dos maneras: robándole la llave a la
jefa de estudios o si no podemos, forzar un poco la cerradura.
—Miedo me estáis dando vosotros dos
—murmuró JunMyeon.
—En realidad es una gran idea —dijo
JongDae—. Lo único que no sé es cómo pensáis acercaros a SoonKyu y cogerle la
llave sin que sospeche nada, ya sabéis que es la sobrina del director Lee.
—Bueno... nosotros tenemos nuestros
propios métodos —murmuró KyungSoo.
Los demás no sabían nada acerca de
su pasado ni de cómo ChanYeol lo había ayudado a dejarlo atrás, ellos solamente
habían visto que tenía cambios de humor bastante bruscos y que solía tener poca
paciencia con aquellos que lo molestaban, pero no sabían absolutamente nada. Por
ese motivo, tampoco sabían que había sido SoonKyu quien había medio forzado la
relación de ChanYeol y KyungSoo esa primavera y quien había hecho que se
volvieran amigos. La mujer de vez en cuando los requería en su despacho para
ver cómo iban las cosas y, seguramente, después de lo que había pasado el otro
día no iba a tardar en llamarlos.
Pero KyungSoo no pensaba darle
tiempo para ello. Ambos se presentarían allí ese día y buscarían la forma de
conseguir las llaves.
—¿Por qué todo lo que tenemos que
hacer es ilegal? —cuestionó JunMyeon mientras se dirigía a clase con JongDae y
YiXing.
YiXing y él iban a la misma clase,
mientras que JongDae había caído aquel año en otra diferente, pero aun así, se
encontraban en el mismo pasillo, la una al lado de la otra, así que solo tenían
que asomarse a la puerta para poder encontrarse. JunMyeon había agradecido
estar solamente con YiXing en clases porque el chino era muy callado y
aplicado, mientras que JongDae no paraba de intentar meterle mano a todas horas.
—Porque las cosas buenas siempre
están prohibidas por la ley —le contestó JongDae a su pregunta con una sonrisa
maliciosa y JunMyeon simplemente suspiró, exasperado.
—Bueno, estamos haciendo todo esto
por una buena razón —dijo YiXing—, así que no debería contar como un mal acto.
—Eso mismo —coincidió JongDae,
echándole un brazo por encima de los hombros—. Así que deja de preocuparte por
todo y disfruta de la juventud, que parece que tengas setenta años.
—Já. Muy gracioso, Kim JongDae —se
alejó del contacto de su chico y luego echó a andar rápidamente, seguido por
YiXing y dejando atrás a JongDae.
—¿Ha pasado algo malo entre
vosotros? —le preguntó el chico cuando estuvieron a una distancia prudencial.
—No ha pasado nada malo —le
respondió—. Es solo que… me gustaría que se tomase todo esto más en serio.
—Ya sabes que JongDae siempre ha
sido así, muy juguetón incluso cuando las cosas se ponen feas, es su forma de
ser —comentó.
—Lo sé, lo sé… y me encanta eso de
él —JunMyeon suspiró—. Sé que son sus ideas las que nos han llevado hasta donde
estamos ahora pero…
—¿Pero…?
—Echo de menos a ZiTao —reconoció al
final—. Siempre estaba pegado a mí cuando no estaba con SeHun y le he tomado
mucho cariño —se detuvo unos momentos para mirar al chico—, también estoy
preocupado por nuestro futuro si se llegan a enterar de todo lo que estamos
haciendo. Aunque sea por una buena causa, no sería bueno que ninguno de
nosotros tuviera que entrar en la cárcel.
—¿Y le has dicho eso a JongDae? —preguntó
YiXing y él solo pudo negar—. Entonces deberías decírselo, deberías decirle que
estás muy preocupado por ZiTao y que lo único que quieres ahora mismo es poder
encontrarlo… pero que no puedes evitar pensar en el bien de todos nosotros
también.
—Supongo que sí, que debería hacerlo
—dijo, esbozando una pequeña sonrisa—. Gracias, Xing.
Con cada paso que daban hacia
delante MinSeok sentía que el peso que había sobre sus hombros se iba
aligerando poco a poco y aliviaba la tensión interna que notaba desde el sábado
anterior. Además, ver que Lu Han comenzaba a comportarse como siempre por las
recién adquiridas esperanzas lo hacía sentirse mucho mejor.
MinSeok giró su cabeza levemente
hacia atrás para poder ver a su chico sentado en el pupitre que le había tocado
después del cambio de sitio tras las vacaciones de verano. Ahora estaba un poco
más lejos de él y más cerca de YiFan y, aunque siempre hubiera tenido dudas
sobre ellos, después de haber hablado con YiFan la última vez, todas las dudas
se habían despejado y solo quedaba una cosa clara en su mente: Lu Han estaba
tan enamorado de él como MinSeok lo estaba de Lu Han y aquello era lo único que
importaba.
El chico se había hecho la promesa
de hacer todo lo que estuviera en su mano para encontrar a SeHun y ZiTao, pero
hasta el momento no había podido hacer mucho. Sin embargo, el chico decidió que
a partir de aquel día pondría mucho más empeño porque no quería que Lu Han
perdiera su sonrisa y porque quería que todo fuera como siempre, que todo
estuviera bien, como antes de que a él se le ocurriera la maldita idea de ir al
instituto en la noche de Halloween a investigar sobre cosas que era mejor dejar
quietas.
—¡Kim MinSeok! —lo
llamó JongWoon, el profesor de música, y él inmediatamente se giró para atender
a clase—. ¿Tan aburrida te parece la clase de hoy?
—No, señor —respondió.
—Entonces atiende.
El profesor se giró de nuevo hacia
la pizarra para seguir dibujando pequeños pentagramas con aquel aparato que
tenía para colocar cinco tizas y con el que se hacían los pentagramas de forma
muy fácil. Cuando MinSeok estuvo seguro de que no iba a ser pillado de nuevo se
giró hacia atrás y vio la sonrisa brillante en el rostro de Lu Han, sonrisa que
correspondió antes de que una tiza le diera en la cabeza.
ChanYeol le había propuesto a
KyungSoo que se saltaran mejor las clases para ir a hablar con SoonKyu y este
había estado totalmente de acuerdo en que era lo mejor que podían hacer ya que
en la hora del almuerzo la mujer nunca estaba en su despacho. Por ese motivo,
se separaron de sus amigos y caminaron en dirección contraria, alejándose de
los salones de clases y acercándose cada vez más a las dependencias de los
profesores. Se cruzaron con algunos de sus maestros y éstos los observaron con
curiosidad, pero ellos siguieron su camino hasta llegar a la puerta del
despacho de la jefa de estudios.
Fue ChanYeol quien alzó su mano y
golpeó suavemente la puerta, también fue él quien giró el pomo y tiró de ella
hacia el exterior para abrirla y así poder pasar cuando la mujer dijo un suave
«Adelante». SoonKyu se encontraba sentaba en una silla alta de cuero tras una
mesa y rodeada de papales, con la cabeza agachada sobre estos. Tuvieron que
pasar varios minutos dentro del despacho para que la mujer se dignara a alzar
su cabeza y mirarlos. En cuanto los vio, su rostro reflejó una mezcla de
sorpresa y orgullo al verlos allí y ChanYeol no sabía qué emoción le daba más
grima.
—No esperaba veros por aquí sin que
os llamara —fue lo primero que dijo—. El otro día me enteré de que provocaste
un altercado en los pasillos —miró a KyungSoo y automáticamente, ChanYeol se
pegó a su cuerpo, buscando protegerlo de cualquier juicio que pudiera hacer la
mujer—. Tuvo que venir la policía, también. ¿Qué fue lo que pasó, KyungSoo?
El chico miró a ChanYeol, esperando
que este asintiera con su cabeza para comenzar a hablar, y le contó a SoonKyu
que aquellos tipos estaban hablando mal de sus amigos que habían desaparecido y
que él estaba bastante nervioso, asustado y que no se pudo controlar porque
ChanYeol no estaba cerca de él tampoco y simplemente se dejó llevar, pero que
en cuanto vio lo que había hecho y se calmó supo que todo había estado mal y
había pedido perdón por todo lo que había pasado. ChanYeol también sabía que
había llorado mucho y que se arrepentía demasiado de sus actos, pero que
también pensaba que aquellos idiotas se lo merecían, aunque no le hubiera dicho
nada a la mujer.
Cuando KyungSoo terminó de relatar
aquello, SoonKyu se levantó de la silla de cuero y se acercó a él para darle un
abrazo. Justo en ese momento, ChanYeol se movió disimuladamente, aprovechando
que su amigo no pensaba soltar a la mujer hasta que su tarea no se hubiera
completado, y abrió lo más silenciosamente que pudo el primer cajón de la
derecha, donde había unas pocas de llaves. El chico no sabía cuál podía ser la
llave que abriría la puerta que necesitaban, así que simplemente cogió un juego
de llaves en el que parecían estar todas las importantes del instituto.
Después, cerró y volvió a su sitio justo en el momento en el que SoonKyu se
separaba de KyungSoo.
—Me alegra que ahora veas que tus
actos no están bien —le dijo—, y me alegra que vinieras aquí antes de que yo te
llamara. ¿Me prometes que no volverás a hacerlo más?
—Ya me lo ha prometido a mí —le
respondió ChanYeol, queriendo salir lo más rápido posible de aquel despacho—.
Creo que con eso debe de ser suficiente.
—Sí. Es más que suficiente —contestó
SoonKyu, esbozando una sonrisa—. Ya podéis iros a clase.
Los dos chicos inclinaron su cabeza
un poco antes de salir por la puerta y caminar por el pasillo, alejándose de
aquel lugar. Una vez se encontraron lejos del ala de los profesores, ChanYeol
se dejó caer contra la pared y atrapó a KyungSoo entre sus largos brazos,
exhalando todo el aire que había estado conteniendo porque lo habían
conseguido.
YiFan llegó a su casa después de las
clases, pero aquella vez lo hizo sin la compañía de YiXing. Durante el
almuerzo, ChanYeol y KyungSoo habían llevado la llave que necesitaban para dar
con la última pieza de aquel rompecabezas y ya no necesitaban nada más que
esperar a que la noche cayera para poder ir de nuevo al instituto y coger lo
que querían. El chico se esperaba que su padre, al ver que aquel día no iba
acompañado se le pasara el mosqueo que había estado demostrando durante toda la
semana anterior, pero al parecer estaba bastante equivocado, ya que no hizo más
que poner un pie en el salón para avisar de que había llegado cuando todo
estalló.
—Creía que hoy
también vendrías a casa con ese chico homosexual del que no te despegas en los
últimos tiempos —fue lo primero que le dijo—, la verdad es que prefería cuando
te juntabas más con aquel niño que parecía una chica, porque al menos con él
podía disimularse tus preferencias.
—Hemos terminado el trabajo que
estábamos haciendo —le respondió. Su padre no tenía por qué saber que YiXing
iba a un curso menor que él—, así que ya no necesitaba volver más.
Deliberadamente obvió todas las
acusaciones y todos los insultos. No quería empezar otra pelea, aunque su padre
sí que lo quisiera. Después, se dispuso a dirigirse a su cuarto para no tener
que escucharlo más, pero el hombre se acercó rápidamente a él y le cortó el
paso.
—No me mientas descaradamente en la
cara —le replicó en un tono de voz más alto del que realmente necesitaba—.
Todas estas tardes, lo único que has estado haciendo con ese marica en tu
habitación con la puerta cerrada ha sido pecar una y otra vez.
YiFan abrió la boca para contestarle
lo equivocado que estaba, pero no pudo porque recibió una bofetada en el
rostro. Hasta aquel momento, YiFan lo había aguantado todo, pero ya no iba a
aguantar más. Por ese motivo, se giró, obviando los gritos de su padre
pidiéndole que regresara, y salió por la puerta en dirección al único lugar en
el que sería bien recibido.
JongDae realmente no entendía qué
había pasado con JunMyeon aquella mañana para que se enfadara con él y todavía
entendía menos cómo habían acabado enredados entre las sábanas de su habitación
sin decirse ni una sola palabra. El chico suspiró, intentando recobrar el aire
que le faltaba en los pulmones después de todo el ejercicio que había realizado
y sintió cómo JunMyeon apoyaba su cabeza sobre su pecho y se abrazaba a su
torso. Por costumbre, JongDae comenzó a acariciarle el pelo y JunMyeon casi
ronroneó por aquel gesto.
—Lo siento —le dijo
el mayor—. Siento haberme portado de esa forma contigo esta mañana —alzó la
cabeza para mirarlo a los ojos—. Estoy muy estresado con todo y no aguanto bien
las bromas.
—Lo siento yo también —murmuró
JongDae, dándole un corto beso en la frente—. Prometo ser más serio hasta que
todo esto acabe.
—Gracias.
YiXing acababa de llegar a casa y lo
único que le apetecía en aquellos momentos era darse una ducha, así que fue lo
que hizo. Puso algo de música en el baño y se dejó llevar por las canciones del
momento mientras se aseaba hasta que se dejó reluciente. En ese momento, salió
del baño y se dirigió a su habitación para ponerse algo cómodo, sin esperar
encontrarse a nadie allí, y menos que la persona que allí estaba fuera su
novio.
—YiFan… ¿qué haces
aquí? —preguntó, haciendo que este se girara hacia él y lo mirara. YiXing vio
que tenía un feo moretón en la mejilla.
—He discutido con mi padre y no
quiero regresar hoy a casa —le respondió.
—Puedes quedarte todo el tiempo que
quieras —murmuró YiXing.
—Gracias —y YiFan cruzó la distancia
que los separaba para fundirse en un fuerte y necesitado abrazo.
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