lunes, 24 de junio de 2013

Anonymous


Anonymous


   Ese día fue uno de los más aburridos de mi vida. Tenía unas inmensas ganas de que terminara ya y poder regresar a casa, pero el destino es cruel y el profesor de la última hora nos castigó por haber sido la peor clase durante el anterior trimestre. Me tuve que quedar otras dos horas más atrapado en aquel lugar, más aburrido que una ostra y arrugándome como una pasa por momentos. Cuando al fin nos dejó salir, suspiré aliviado y me dirigí a mi taquilla lo más rápidamente que pude para coger mis zapatos y mis cosas y no volver a pisar ese lugar hasta la mañana siguiente.

   Al abrir la puerta de la taquilla me encontré con una agradable e inesperada sorpresa. Una nota del tamaño de una cuartilla cayó a mis pies y mirando a un lado y a otro, me agaché a recogerla, cuando me incorporé de nuevo, la desdoblé, abriendo mis ojos al máximo a leer su contenido.

    Querido desconocido,
Sé que tú no me conoces, que no sabes nada de mí, al igual que yo tampoco sé nada de ti, solo sé que ésta es tu taquilla, que me encanta tu sonrisa y tus ojos, y que te amo. Sé que todo esto te puede resultar una broma o algo así, pero es como realmente me siento, también siento no tener el valor suficiente como para acercarme a ti y decírtelo, pero soy un cobarde. Espero algún día poder reunir el valor para hacerlo, mientras tanto, te ama,
Anonymous.

   Me quedé un rato en el sitio, sin saber que hacer o que decir, hasta que sacudí mi cabeza, muy confundido, me guardé la nota en el bolsillo de mi chaqueta, saqué mis cosas de mi taquilla, me cambié los zapatos y salí rápidamente del instituto, con mi corazón latiendo a mil por hora y mis mejillas ardiendo y encendidas como un semáforo.

   A la mañana siguiente, me levanté con unas ojeras impresionantes por no haber podido dormir, por culpa de haber estado dando vueltas por la cama, pensando en mi admirador secreto, porque encima no era admiradora, o sea, que era un chico. Que yo supiera, no era gay, bueno, la verdad, es que desde nunca me había interesado esa cosa tan ambigua que es el amor, pero que yo supiera, eran las mujeres las que me atraían, era lo normal, ¿no? Cuando me encontré con mi mejor amigo en la calle, de camino al instituto, él me miro de una manera muy rara.

   -¿Qué te ha pasado KyungSoo?- me preguntó- hoy tus ojos están más saltones de lo habitual- se cachondeó y yo le di un capón en la nuca- ay- se sobó el lugar donde le había pegado- eso duele- se quejó mirándome mal.
   -Eso te pasa por meterte conmigo, JongIn- contesté y seguí mi camino, pero él no iba a dejar eso así, por lo que me siguió y se colocó a mi lado, poniendo su cara morena a escasos centímetros de la mía y dándome un susto de muerte.
   -Ya sabes que soy un bruto para estas cosas- murmuró- así que no me pidas ser sensible, ya me conoces- sonrió- desembucha todo lo que no te deja dormir, que sabes que yo te escucharé- lo miré mal, pero luego suspiré y comencé a contarle.
   -Ayer me encontré una carta de un admirador secreto en mi taquilla que dice que me ama- conté mientras entrabamos al recinto del instituto.
   -Wow, pero eso es genial- dijo abrazándome por los hombros, orgulloso de mí- yo recibo miles cada día- claro, él era el chico más popular del instituto, no era de extrañar, yo solo era uno del montón.
   -JongIn... he dicho admirador... -or- enfatice la última sílaba- un chico, JongIn, un chico.
   -Bueno... eso tampoco es tan raro, yo también recibo de chicos- contó.
   -Tú, JongIn, que eres popular- contesté- estamos hablando de mí- me señalé a mí mismo- no tiene razón de ser que alguien se fije en mí, no tengo nada de encanto, soy borde, y mi cara es corriente- enumeré mis defectos uno por uno mientras nos dirigíamos a las taquillas.
   -Vamos KyungSoo, no te tengas en tan poca estima- me abrazó fuertemente durante unos momentos- tienes muchas cualidades- se separó de mí y me sonrió dulcemente- no te menosprecies- y abrió su taquilla.

   Asentí y me dirigí a la mía, en cuanto la abrí, otra nota salió volando. Me agaché y la recogí del suelo, cuando me disponía a abrirla, noté una presencia detrás de mí y me giré, para encontrarme con la nada. Miré fijamente el lugar desde el cual había sentido que me observaban, pero al no percibir ningún otro movimiento, me encogí de hombros y desdoblé la nota.

    No quiero asustarte ni nada de eso, solo quiero decirte lo mucho que te amo, por favor, no me odies,
Anonymous.

   -Wow, impresionante- escuché decir a JongIn detrás de mí- yo quiero que me lleguen cartas así, y no las que me llegan- puso un puchero mientras yo me guardaba la carta en el bolsillo- las mías dicen: ¡Oppa saranghae! ¡Estás muy bueno! Ah, de verdad, oppa, ¡sal conmigo!- puso voz de chica histérica mientras movía las manos de forma graciosa y ponía cara de motivación- o las que me llegan de tíos, que me dicen: vayámonos a un motel, quiero follarte hasta que te sangre el culo- puso cara de mala hostia- yo no pienso ocupar esa posición en ninguna relación- comentó y yo sonreí- no te rías- pero yo seguí riéndome- ¿por qué te ríes?
   -Porque todos te están mirando como si estuvieras loco- le señalé a todas las personas que había en aquel lugar y él se sonrojó un poquito.
   -¿Por qué no me lo has dicho antes?- me preguntó.
   -Lo siento... pero es que... era demasiado divertido- comencé a reírme como loco y él me dio una hostia en la nuca, pero yo no paré de reírme, y al poco rato, ya estaba él riéndose conmigo, y andando por los pasillos como dementes, dirigiéndonos a nuestras respectivas clases.

   La semana pasó exactamente igual. Tanto por las mañanas, al llegar al instituto, como por las tardes, cuando me iba a casa, me encontraba notas en mi taquilla de ese chico que decía que tanto me amaba. Casi me sentía ansioso por recibirlas, y sí, casi, porque nunca reconocería que estaba llegando a sentir algo por aquel chico misterioso que me enviaba aquellas notas con tanto sentimiento. A la siguiente semana me llegué a poner un poco paranoico y estaba ojo avizor, buscando entre los 2.000 alumnos masculinos de aquel instituto, el que pudiera ser el tal Anonymous. Pero claro, eso era misión imposible… ¿o no?

   -¿Qué?- preguntó mi amigo con clara incredulidad ante mis palabras.
   -Lo que has escuchado- contesté haciendo un mohín, y es que, después de mucho tiempo pensando y con mi curiosidad por saber quién era aquel chico misterioso, ésa era mi única opción, ante la indecisión de aquel chico a mostrarse.
   -Repítelo, que es que creo no haber escuchado bien lo que decías- se metió un dedo en la oreja e hizo como si se sacara la cera que le dificultaba el escucharme, pero yo sabía que me había escuchado perfectamente, aun así, se lo repetí.
   -He dicho que voy a vigilar mi taquilla por las mañanas, muy temprano, hasta que vea quien es el chico- le dije- necesitas un sonotone, abuelo- puso mala cara por lo último que le dije y yo reí.
   -No tiene ni puta gracia- dijo poniendo un puchero- soy menor que tú, y además, lo que estás pensando hacer es una locura.
   -Locura o no… quiero saber quién es ese chico.
   -¿Te gusta?- preguntó casi con miedo. Yo no sabía qué responderle, porque no sabía quién era aquel chico y no podía haberme enamorado de él, ¿o sí? En esos momentos estaba muy confuso acerca de lo que sentía, pero mi cabeza pensaba fríamente y me decía que lo que iba a hacer, era lo correcto, así que le contesté a JongIn.
   -Lo sabré cuando lo vea.

   Y allí me encontraba, eran las 7:30 a.m., el conserje acababa de abrir las puertas de entrada al colegio y yo ya me adentraba al lugar, yendo a las taquillas, para esconderme y así esperar a esa persona que me escribía esas hermosas notas en las que me decía que me amaba. Me sentía como un animal cazando, esperando a que su presa se acercara para lanzársele encima y comérsela, claro que, yo sólo pensaba acercarme para hablarle, no para comérmelo.

   A las 7:45, un chico entró al lugar y mi corazón comenzó a latir rápidamente, hasta que me llevé el chasco del siglo, porque el chico se dirigió a la que sería su taquilla y no a la mía, y se cambió los zapatos. Suspiré decepcionado, pero seguí con la mirada al chico, que en vez de salir de allí y dirigirse a cualquier lado, se quedó parado en mitad del pasillo, respirando hondo. Algo en mi interior se removió al verlo avanzar hacia mi taquilla y dejar caer la nota dentro.

   Mi corazón comenzó a latir rápidamente al ver a este chico, moreno, de piel clara y rostro de porcelana, meter la nota en mi taquilla. Casi sin pensarlo, mis piernas hicieron que avanzara hacia él. Cuando me vio, abrió sus ojos sin poder creérselo e intentó desaparecer del lugar, pero mis ojos, fijos en los suyos, lo hicieron desistir.

   -¿Eres tú el que me escribe esas notas?- pregunté sin poder contenerme y él asintió casi imperceptiblemente- ¿cuál es tu nombre?
   -Kim JunMyeon.
   -Yo soy Do KyungSoo- me presenté y con el corazón en un puño, dije lo siguiente- y me gustaría conocerte.




4 comentarios:

  1. Enserio eres muy buena. Yo bien creida que era JongIn quien escribia las cartas...poff, sorpresaa.y aqui se habre otra historia de amor xD
    Pd. Me encantan los titulos que les pones alas historias. Le van a todas muy bien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. >_< Gracias >_< Se abren muchas historias de amor en mi blog XD Prácticamente solo escribo de eso XD
      PD: Gracias >_<

      Eliminar
  2. El SuSoo es una pareja muy tierna, me da mucha dhsakdjl en el cocoro y así. ¿?

    Fue muy boni, me gustó. ; - ; <3

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son completamente adorables <3
      Me alegra mucho que te gustara ^^

      Eliminar