jueves, 15 de octubre de 2015

[DAY 14] 30 Days REDEXO Challenge: Las Apariencias Engañan {YeolRene}

            Día 14: Un ship de ChanYeol


Las Apariencias Enganan

            Las apariencias engañan. Eso es algo que siempre suelen decir las personas mayores, que no hay que fiarse del exterior de las personas porque este puede mostrarse de una forma completamente diferente a como es realmente la persona en cuestión. Park ChanYeol jamás le había hecho caso a su madre cuando le había dicho tantas veces a lo largo de su vida que dejara de buscar a una chica guapa con la que salir y mirara más allá de la fachada que esta mostrara al mundo... quizás debería haber escuchado a su madre en aquellos momentos y no haber hecho oído sordos a sus palabras.


            ChanYeol había comenzado a salir con Irene porque era una chica preciosísima, dulce, bajita y tímida. Aquel era exactamente su tipo ideal de mujer y no había tardado más que un par de días en pedirle que saliera con él porque se había enamorado de ella a primera vista. Quizás... si hubiera mirado un poco más y mejor a la chica con la que quería estar en los próximos tiempos, se habría dado cuenta de que ella no era lo que aparentaba. Si lo hubiera hecho, Park ChanYeol no estaría en aquella situación de la que sabía que era muy improbable que saliera con vida.

            Irene se encontraba frente a él, jugando con un cuchillo, pasándoselo de una mano a la otra, aquellas delicadas manos que lo habían acariciado anteriormente con suavidad y cariño y que poco antes lo habían atado a la cama fuertemente para, según ella, experimentar un poco. ChanYeol se había rendido a ella como un tonto ante su preciosa sonrisa pícara y ahora se arrepentía de todo lo que había pasado, de no haber escuchado, de no haber intentado conocer mejor a Irene antes de dejarla entrar en su vida de aquella manera más absoluta.

            ChanYeol vio cómo la chica caminaba hacia él con su mirada fija en sus ojos y sintió un terrible miedo ascendiéndole por la garganta, queriendo escapar a través de sus labios en un grito desesperado. Sin embargo, no pudo gritar ni pedir clemencia porque su boca estaba firmemente sellada y cuando el cuchillo comenzó a hundirse en la su carne, lo único que pudo hacer fue apretar los dientes y cerrar los ojos, ante el sangriento futuro que se le presentaba.

           









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