Día 14: Un ship de ChanYeol
Las Apariencias Enganan
Las apariencias engañan. Eso es algo que siempre suelen
decir las personas mayores, que no hay que fiarse del exterior de las personas
porque este puede mostrarse de una forma completamente diferente a como es
realmente la persona en cuestión. Park ChanYeol jamás le había hecho caso a su
madre cuando le había dicho tantas veces a lo largo de su vida que dejara de
buscar a una chica guapa con la que salir y mirara más allá de la fachada que
esta mostrara al mundo... quizás debería haber escuchado a su madre en aquellos
momentos y no haber hecho oído sordos a sus palabras.
ChanYeol había comenzado a salir con Irene porque era una
chica preciosísima, dulce, bajita y tímida. Aquel era exactamente su tipo ideal
de mujer y no había tardado más que un par de días en pedirle que saliera con
él porque se había enamorado de ella a primera vista. Quizás... si hubiera mirado
un poco más y mejor a la chica con la que quería estar en los próximos tiempos,
se habría dado cuenta de que ella no era lo que aparentaba. Si lo hubiera
hecho, Park ChanYeol no estaría en aquella situación de la que sabía que era
muy improbable que saliera con vida.
Irene se encontraba frente a él, jugando con un cuchillo,
pasándoselo de una mano a la otra, aquellas delicadas manos que lo habían
acariciado anteriormente con suavidad y cariño y que poco antes lo habían atado
a la cama fuertemente para, según ella, experimentar un poco. ChanYeol se había
rendido a ella como un tonto ante su preciosa sonrisa pícara y ahora se
arrepentía de todo lo que había pasado, de no haber escuchado, de no haber
intentado conocer mejor a Irene antes de dejarla entrar en su vida de aquella
manera más absoluta.
ChanYeol vio cómo la chica caminaba hacia él con su
mirada fija en sus ojos y sintió un terrible miedo ascendiéndole por la
garganta, queriendo escapar a través de sus labios en un grito desesperado. Sin
embargo, no pudo gritar ni pedir clemencia porque su boca estaba firmemente
sellada y cuando el cuchillo comenzó a hundirse en la su carne, lo único que
pudo hacer fue apretar los dientes y cerrar los ojos, ante el sangriento futuro
que se le presentaba.
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