Título: Forever with you
Autora: Riz Aino
Parejas: JohnTen (Johnny + Ten) (NCT)
Clasificación: PG|PG–13|R
Géneros: UA, romance,
drama, fluff, humor, smut, pwp
Número de palabras: 3.504
palabras
Resumen: Johnny y Ten se
aman a través de los tiempos, del espacio y de las situaciones que los rodean,
no hay nadie que lo ponga en duda.
Advertencias: hay relaciones
sexuales explícitas en una de las historias.
Notas: son diferentes
historias, sin nada en común, pero que muestran cómo da igual el lugar y la
época, Johnny y Ten, siempre estarán juntos.
Comentario de autora: después de
hacer aquellos drabbles de TWICE me dio el gusanillo de hacer algo parecido con
otra gente y el JohnTen se me puso por delante en ese momento. Espero que haya
aquí muchas amantes del JohnTen a las que les gusten estas historias.
A
veces, el amor entre dos personas es fugaz, como la vida de una mariposa; otras
veces, el amor puede durar toda una vida. El amor, si es verdadero, puede
incluso, en ocasiones, traspasar las barreras de la vida humana y encontrarse
de nuevo en la siguiente. Esa última clase de amor es la que Johnny y Ten han
compartido a lo largo de los siglos, de las épocas, de los lugares… porque no
importa que la persona destinada se encuentre a miles de kilómetros, un corazón
siempre acabará encontrando al otro. Este amor verdadero e infinito, siempre
vencerá a las dificultades, siempre acabará triunfando, siempre sobrevivirá.
Johnny
y Ten están destinados a estar juntos.
Nice to meet you
Estaba nervioso. Quizás demasiado
nervioso para que pudiera dejar las piernas quietas a pesar de que sabía si
seguía así podía provocar un terremoto. Pero no podía evitarlo, por fin iba a
ver a una persona que llevaba muchos años esperando ver en vivo y en directo. Había
conocido a Ten por internet, en un foro de rol. Los personajes que llevaban
ellos comenzaron a salir juntos y, después de que dejaran de rolear, decidieron
seguir en contacto, comenzando una amistad que se había ido fortaleciendo con
el tiempo a pesar de que él se encontraba en Chicago y Ten en Bangkok. Y ahora,
por fin, se iban a encontrar y Johnny le daba gracias a sus padres por haber
seguido su consejo de realizar el viaje de vacaciones de ese año a Tailandia.
Cerró
sus ojos y puso sus manos sobre sus piernas para intentar parar el tamborileo
de sus pies contra el suelo y para secarse el sudor. Quizás si respiraba hondo
podía calmarse un poco y su corazón dejaba de latir a la velocidad de la luz.
Pero daba igual las veces que lo intentara, no conseguía relajarse.
Estaba
en medio de su terapia personal cuando sintió como alguien le tocaba el hombro
desde atrás y se giró rápidamente, encontrándose a un chico vestido con una
camisa vaquera y de pelo oscuro. El corazón de Johnny dio un vuelco al
reconocerlo como Ten, ya que se habían avisado la ropa que iba a llevar para su
encuentro y esa era la que el chico iba a llevar. Inmediatamente se levantó de
la silla y le tendió la mano para presentarse.
—I’m
Johnny, nice to meet you, Ten —dijo rápidamente en inglés, tal y como estaba
acostumbrado a hacer porque, a pesar de tener padres coreanos, había nacido en
Estados Unidos, y porque siempre había hablado inglés con Ten.
—Nice
to meet you —le respondió el chico con una gran sonrisa en su rostro de la que
Johnny se enamoró al instante. Era tan guapo y tan perfecto que, a pesar de que
siempre se lo había imaginado como a un Dios en la tierra, era aún más hermoso
de lo que se había esperado—. Sorry, I’m late…
—Don’t
worry, don’t worry —Johnny le quitó importancia al asunto y luego le sonrió, a
pesar de que no estaba demasiado acostumbrado a tener aquella expresión en su
rostro—. Sit here —le señaló la silla que se encontraba a su lado—. You must
help me with the food…
Los
dos chicos se sentaron y siguieron conversando, hablando a veces de las
anécdotas que juntos compartían y otras de cosas que les habían sucedido en los
últimos días o que no habían contado antes. Hablaron bastante de sí mismos
mientras almorzaban y Johnny disfrutó mucho de la comida que Ten pidió para él
porque éste había evitado todos los platos que sabía que no le iban a gustar.
Durante todo el tiempo, el mayor sintió que su corazón se iba a salir por entre
sus costillas, pero como no era algo desagradable, sino más bien algo
maravilloso, no le prestó demasiada atención, solo tenía ojos para Ten.
—We
should take a photo together —le propuso una vez terminaron de comer y el menor
asintió, tomando su teléfono móvil y pulsando el botón para la cámara frontal. Hizo
que Johnny se acercara un poco a él, usando su otra mano y luego intentó
disparar, pero la foto salió movida porque las manos le temblaban.
—Wait
—dijo, cogiendo el móvil con la otra mano e intentándolo de nuevo, con escaso
éxito.
Johnny
comenzó a reírse un poco de él e intentó coger su móvil para hacerla él; no
obstante, antes de que pudiera hacer nada, Ten ya había llamado la atención de
uno de los camareros hablando en tailandés y probablemente le había pedido que
les hiciera una foto, porque le entregó el móvil y luego le pidió que se
acercara de nuevo. Juntaron un poco sus cabezas y el menor hizo el signo de la
victoria, un instante después, el flash los dejó ciegos durante unos segundos,
pero ellos ya habían sido inmortalizados juntos. Johnny recordaría aquel
momento toda su vida, aunque fuera incapaz de ver a Ten de nuevo, porque ahora
podía llevarlo siempre con él en el móvil.
Day n’ Night
Quizás
era demasiado común que personas que no tenían nada que ver acabaran saliendo
juntas. Los polos opuestos se atraían, pero a la hora de convivir y pasar los
días junto a una persona en concreto, con la que no se tenía nada que ver, era
a veces muy complicado.
Cuando
Johnny y Ten comenzaron a salir juntos casi ni podían comunicarse bien porque
el primero era americano, de padres coreanos, y el segundo era tailandés; pero
ambos hicieron el esfuerzo por aprender el idioma del otro para poder
entenderse. Sin embargo, sus costumbres eran demasiado diferentes debido a que
se habían criado en unos entornos muy diferentes y, en general, sus vidas
estaban conformadas de manera distinta y ambos tenían prioridades que al otro
no le parecían tan importantes.
Para
Ten, su prioridad máxima era no decepcionar a su familia por encima de todo… al
contrario, para Johnny, vivir su vida basada en su propia felicidad era lo que
más le importaba.
—¿Por
qué sigues saliendo con chicas cuando estamos juntos? —le cuestionó a Ten—. ¿Por
qué me tomas el pelo de esta manera? ¿Creías que si no me decías nada del tema
yo no me iba a enterar?
Ten
no le contestó. Simplemente bajó su cabeza, como siempre hacía cuando Johnny
sacaba aquel tema o algún otro parecido. Últimamente no hacían más que estar de
aquella forma, Ten hacía cualquier cosa que lo sacaba de sus casillas y todo
acababa de forma parecida. Al mayor nunca le había gustado discutir, era parte
de su carácter, pero no podía evitar enfadarse por lo que estaba sucediendo con
quien era su pareja desde hacía ya algunos años. Sabía perfectamente que la
familia del menor no iba a aprobar su relación, por eso ni siquiera les habían
dicho nada, pero éstos no paraban de presentarle mujeres para que saliera con
ellas y Ten no era capaz de decirles al menos que no estaba interesado por el
momento en una relación para que lo dejaran tranquilo. Por eso, Johnny se
sentía muy frustrado.
—No
podemos seguir así, lo sabes, ¿no? —murmuró, pasándose las manos por la cara en
un intento de despejarse, pero era imposible. En su cabeza se repetía una y
otra la imagen de su novio paseando de la mano con una chica desconocida y
sonriéndole encantadoramente—. Algo debe acabar.
—Johnny…
—susurró Ten, hablando por fin con él—. Por favor…
—Sabes
que solo tenemos dos opciones —dijo—. En tu mano está que podamos arreglar esta
situación —y sin más, cogió una chaqueta de la entrada y salió del piso que
ambos compartían, esperando que al regresar, su chico tuviera la respuesta
indicada.
Johnny
paseó por las calles de Bangkok que rodeaban el piso en el que desde hacía dos
años compartía con su todavía novio, recordando el momento en el que el menor
le había propuesto que vivieran juntos de una vez por todas porque era lo más
cómodo para ambos. En aquel tiempo se había sentido tan ilusionado y había
pensado que de aquella forma, lo suyo se iría haciendo cada vez más oficial,
hasta que por fin Ten decidiera hablar con sus padres del tema y pudieran vivir
sin tener ningún secreto. Johnny había hablado con sus padres sobre aquello
casi desde el primer momento y, aunque al inicio éstos no se lo habían tomado
demasiado bien, con el tiempo habían ido aceptándolo y poco a poco se habían
acostumbrado a tener a su novio en las reuniones familiares e incluso, su madre
lo agasajaba con comida cada vez que iba.
Pero
Ten no había tenido el valor de hablar con sus padres porque sabía que los iba
a decepcionar y no quería hacerlo. Johnny amaba con todo su corazón al chico,
pero si aquello continuaba de esa forma… no iba a poder seguir adelante.
Después
de un par de horas de caminata en la que su mente se despejó totalmente y su
cuerpo se relajó, Johnny decidió regresar al piso para ver si Ten había pensado
en lo que quería hacer. De la respuesta que recibiera en aquel momento dependía
si se quedaba esa noche allí o llamaba a su amigo Yuta para que le preparara el
sofá porque se iría con él a dormir para no ver a Ten y así no caer de nuevo
por él y permitirle que siguiera haciendo todo aquello. El chico abrió la
puerta con un leve empujón y encendió la luz del recibidor, descubriendo que
Ten se había sentado en el suelo justo al lado de la puerta. El menor alzó su
cabeza para mirarlo y le dedicó una sonrisa tímida antes de levantarse,
apoyándose contra la pared para hacerlo, y dirigirse después hacia Johnny, para
abrazarlo fuertemente por la cintura y hundir su rostro entre su pecho. Johnny
no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.
—Voy
a decírselo a mis padres —lo escuchó murmurar y su sonrisa se amplió—. Este fin
de semana vamos a mi casa, les contaré todo… les diré que te quiero a ti y no a
ninguna de las chicas que me han presentado.
—Gracias…
—murmuró Johnny—. Muchas gracias…
Después
de todo, a pesar de ser tan diferentes… Johnny y Ten se amaban… y eso era lo
único que importaba realmente.
Play with me
Año 1868, Bangkok, Siam (Tailandia)
Johnny
se encontraba sentado en los escalones que había para subir hasta su casa,
aquella escalinata hecha de un material muy caro que su madre no quería que
dañara por nada del mundo, por eso solo podía estar allí con la cabeza gacha y
los brazos abrazando sus rodillas, observando solo de vez en cuando a gente de
piel un poco más oscura que la suya pero con ojos igualmente rasgados llevar
equipaje de un lado para otro. Todavía seguía enfadado con sus padres por
haberlo llevado hasta allí sin darle ninguna oportunidad, así que cuando alguno
de sus progenitores se acercaba, solamente hundía más la cabeza y ponía
morritos, sin atender a lo que le decían.
Hacia
unos meses que el cabeza de familia había recibido la noticia de uno de sus
socios ingleses de que había encontrado un negocio que los iba a beneficiar a
ambos y la familia Seo se había embarcado en un extravagante y largo viaje
hasta el sudeste asiático para establecerse allí. Johnny no sabía lo que todas
aquellas palabras significaban, el solo entendía que desde aquel momento no iba
a poder volver a ver a sus amigos y eso lo entristecía y enfadaba a partes
iguales, por eso no quería hablar con nadie.
En
algún momento de aquella larga tarde, alguien se sentó a su lado y comenzó a
picarle en el brazo con un dedo. Johnny se alejó un poco, molesto por aquello,
pero el dedo le persiguió. El niño se giró hacia la presencia maligna con cara
de enfado y se sorprendió al ver a un niño que sería más o menos de su edad con
una sonrisa enorme en su rostro. No era nadie que conociera, así que debía de
ser el hijo de algún o de los trabajadores que iban a estar en aquella casa
para hacerles la estancia más cómoda. Johnny hizo un puchero al recordar al
hijo de su ama de llaves... nadie podría reemplazar a HanSol como su mejor
amigo.
—Hola
—le dijo en inglés —. Mi nombre es Chittaphon Leechaiyapornkul, pero todos me
llaman Ten. ¿Quieres ser mi amigo?
—No
—contestó Johnny en inglés también y la sonrisa del chico desconocido se esfumó
en un instante, como si nunca hubiera estado allí.
—Lo
siento.
El
niño juntó sus dos palmas como si fuera a rezar y luego se inclinó un poco
antes de levantarse de la escalinata con la cabeza gacha. Johnny lo observó
arrastrar los pies mientras bajaba un par de escalones y se le encogió un poco
el corazón. El Ten o lo que fuera parecía simpático y si él se iba a pasar
mucho tiempo allí, igual necesitaría algún amigo de su edad con el que jugar.
Que no fuera a reemplazar a HanSol como su mejor amigo no quería decir que este
no pudiera ser su amigo.
—Espera
—lo llamó y el chico se giró lentamente para mirarlo. Johnny se levantó y se
acercó a él esbozando una pequeña sonrisa—. ¿Quieres que juguemos al
pilla-pilla?
—¡Sí!
—casi gritó el niño.
—Tú
la llevas. ¡Atrápame si puedes!
Johnny
le tocó el hombro y luego salió corriendo. El niño se quedó unos momentos en el
mismo sitio y después salió corriendo tras él, gritándole que por supuesto que
lo atraparía.
En
aquel momento, el recién llegado no se pudo imaginar cuántas veces jugaría con
aquel niño que acababa de entrar en su vida, ni cuántas cosas compartiría con
él mientras ambos crecían juntos. Tampoco se pudo imaginar que aquel chico que
no quería que ocupara el lugar de su mejor amigo, finalmente ocuparía un lugar
mucho más especial en su corazón, un lugar mucho más especial que cualquier
otro.
Notas finales:
como dato curioso, a pesar de que el sudeste asiático durante la época en la
que se desarrolla esta historia estaba colonizado por potencias europeas, Siam
(Tailandia) no lo fue y solo hizo intercambios comerciales con los ingleses,
quienes también comerciaban en el resto del lejano oriente (como en Corea, por
eso el padre de Johnny, acaba allí).
Have XXX with you
Era
su cumpleaños, pero para Johnny jamás había sido una fecha demasiado especial.
Era un día más, uno como cualquier otro en el que el único cambio significativo
que notaba era que personas con las que no tenía ninguna relación le dejaban
una felicitación en su muro de Facebook y en el que las personas con las que sí
que tenía relación le hacían regalos de distinto tipo que a Johnny o no le
gustaban o no le interesaban del todo y casi siempre acababa devolviéndolos o
dejándolos guardados en las propias cajas en el lugar más recóndito de la casa
para no tener que verlos. Era su cumpleaños y, a pesar de que ese año, por
primera vez en su vida, iba a pasarlo junto a su reciente novio, Johnny no
sentía ninguna anticipación por ello… al menos antes de llegar al instituto ese
día, no sentía ninguna anticipación, cosa que cambió en el instante en el que
vio a su novio.
Estaban
en clases diferentes debido a que Johnny era un año mayor, pero se habían
conocido por amigos comunes y habían acabado saliendo juntos a inicios de las
vacaciones de verano del año anterior. Por ese motivo, los chicos no se podían
ver demasiado durante las horas lectivas en el instituto, pero aprovechaban el
camino de ir y volver y cada instante que tenían libre para poder encontrarse
aunque fuera unos minutos. Aquella mañana, todo fue como siempre, caminaron
juntos hasta el instituto hablando de mil y una cosas hasta que llegaron al
edificio y tuvieron que separarse porque cada uno tenía que ir a un sitio
distinto. Sin embargo, antes de hacerlo, Ten se despidió de él con un abrazo y
le dejó una nota en el bolsillo del pantalón, diciéndole al oído que la abriera
cuando ya no estuviera a la vista porque le daba vergüenza. Tras esto, se había
ido corriendo y Johnny no había tenido tiempo de preguntarle nada, simplemente,
metió su mano en el bolsillo izquierdo de su pantalón para sacar el post-it
doblado y leerlo.
—I wanna have XXX with you.
Después
de leer aquellas pocas palabras, Johnny no pudo evitar sentir anticipación
porque aquel día de clases terminara lo más rápido posible para así poder ir a
casa de su novio, tal y como habían planeado anteriormente, pero en lugar de
para ver películas, para hacer algo mucho mejor.
La
realidad era que Johnny había pensado muchas veces en proponerle a su chico si
quería hacerlo debido a que ya llevaban más de seis meses juntos, pero luego
recordaba que éste era un año menor que él y que quizás no se sentía del todo
preparado para ello. Por aquel motivo, Johnny siempre relegaba aquello a un
segundo plano, porque Ten le gustaba de verdad y no quería asustarlo… así que,
que hubiera sido el menor el que se lo hubiera propuesto había sido una gran
sorpresa para él.
Johnny
se pasó todo el día pensando en salir del instituto, en poder ir rápidamente
con Ten antes de que pudiera pensarse mejor las cosas y decir que en realidad
no quería hacerlo. Básicamente, Johnny se pasó todo el día pensando en sexo,
concretamente, en cómo sería con su chico. Ya había visto algunas pelis porno
japonesas para ver cómo iba el tema y más o menos sabía qué era lo que debía de
hacer, pero aun así, estaba muy nervioso porque sería su primera vez, la primera
vez de ambos.
El
tiempo pasó lento, demasiado lento… mucho más lento de lo que nunca antes había
pasado, hasta que el final del día llegó y con éste, el tan ansiado momento.
—¿Estás
seguro? —tuvo que preguntar, mirando a los ojos al menor—. ¿Estás seguro de que
quieres hacerlo conmigo?
—Por
supuesto —le respondió—. ¿Por qué crees entonces que he hecho todo lo posible
para que esta noche solo fuéramos tú y yo?
—¿De
verdad? —quiso asegurarse de nuevo.
—De
verdad —murmuró Ten—. Te quiero, Seo YoungHo y por eso quiero que seas tú el
primero.
Johnny
sonrió ampliamente y asintió. Si realmente Ten quería aquello y no se iba a
echar atrás por nada del mundo, él haría lo propio y seguiría adelante hasta
que el menor quisiera. Por eso, salvó la poca distancia que los separaba y se
echó sobre el cuerpo de su novio para besarlo como nunca antes lo había besado,
porque tenía las hormonas revolucionadas, porque se había pasado todo el día
pensando en sexo y porque por fin iba a poder tocar la piel suave de su chico
sin ninguna restricción.
Los
besos fueron abandonando paulatinamente los labios para dirigirse a otras zonas
de sus cuerpos, a la par que la ropa iba siendo retirada y dejada en cualquier
lugar de la habitación del menor y a la vez que sus manos cada vez descendían
más y más y su búsqueda del mayor placer.
En
la percepción de Johnny solo debían de haber pasado unos minutos entre el
primer beso y el primer orgasmo de la noche, en la realidad, ya era de
madrugada… pero tener clase al día siguiente no los hizo dormir antes, porque
descubrir los secretos que ocultaba el cuerpo ajeno era mucho mejor y más
interesante que cualquier otra cosa y si fuera por el mayor, podría tirarse
cada segundo de su vida rodeando entre sus brazos el cuerpo de Ten, besándolo,
acariciándolo, memorizando cada lunar para siempre.
—Yo
también te quiero —fue lo que le susurró al final de la noche, antes de
quedarse dormidos abrazados, como si aquellas palabras sellaran una promesa que
no había sido dicha, pero que viviría en sus corazones por siempre.
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