Título: The playful slave
Autora: Riz Aino
Pareja: Seungyul (Cho SeungYoun + Lee HanGyul) (X1)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, historic, romance, smut, pwp
Número de palabras: 1.176 palabras
Resumen: tener esclavos era una muestra de estatus y en
casa tenían varios, pero HanGyul se atrevía a decir que ninguno como SeungYoun.
Advertencias: escenas de sexo un
poquito bastante explícito, si sois débiles del corazón no lo leáis, que os
puede dar un infartito.
Notas: escrito para mi Sis Tae, que me pidió que hiciera algo de
estos dos idiotas y yo soy una persona muy bien mandada. Pertenece al día 28
del reto del #Fictober2020.
Comentario de autora: tenía ganas de hacer algo divertido,
pero a la vez con un poquito de perversión y la verdad es que esto me dio la
excusa perfecta para hacerlo. Espero que os guste.
The playful slave
HanGyul tenía las manos contra su
boca, tratando de ahogar su risa y que ésta no resonase en la silenciosa noche
porque en aquella casa, todo el mundo dormía. Si alguien escuchaba su risa y
acudía a su habitación estaría todo perdido… y aquello era lo último que él
quería. Ante él, completamente desnudo, se encontraba SeungYoun, escenificando
algo muy divertido que le había sucedido en el mercado aquella mañana. Si lo
encontraban de aquella forma, en la habitación del joven señor de la casa,
quien se encontraba en las mismas condiciones que él, completamente desnudo
sobre su cama, no sabía qué era lo que podía pasar. Sabía que muchos señores y
señoras mantenían relaciones con sus esclavos, lo sabía porque, aunque trataran
de esconderlo ante los demás, se acababa sabiendo y era de “dominio público”;
no obstante, que él se acostara con uno de sus esclavos, otro chico, como él,
no era algo que pudiera saberse.
A pesar de aquello, aunque pudiera
sonar egoísta, HanGyul no quería renunciar a lo que tenía con SeungYoun. Quería
ser egoísta en aquello, como no lo había sido nunca antes en su vida porque,
aunque los demás señores se acostasen con sus esclavos solo por aliviar el
deseo sexual, él lo hacía solo porque de verdad se sentía la persona más
afortunada del mundo teniendo a SeungYoun con él de aquella forma. Muchos
tenían esclavos simplemente porque era una muestra de su estatus social y en
aquella casa tenían muchos, pero ninguno era como SeungYoun y eso era lo único
que a HanGyul le importaba, que ninguno era como él y que por eso había sido
con él y con ningún otro, con el que se sentía tan bien.
La suave risa de
SeungYoun llenó la habitación cuando terminó de contar su anécdota, sacando de
sus pensamientos a HanGyul, que había dejado de prestar atención solo unos
momentos antes, cuando demasiados pensamientos se habían cruzado en su cabeza.
Rápidamente, salió de la cama y corrió hacia su esclavo para usar las manos con
las que había estado cubriendo su boca hasta hacía tan solo unos momentos y
tapar la boca de éste, ahogando el sonido de aquella risa limpia y clara.
SeungYoun siguió riendo, mirándolo a los ojos fijamente, hasta que finalmente
pudo parar de hacerlo y, en ese instante, HanGyul retiró sus manos.
—Todos duermen —murmuró
SeungYoun.
—Pero pueden despertar
y encontrarnos —respondió.
—No tiene que
preocuparse —le contestó—. A mi señor no le ocurrirá nada, aunque nos
encontraran.
Y después de decir aquello, cruzó la escasa distancia que
los separaba para besar los labios de HanGyul. Un suspiro se escapó de los
labios del joven señor mientras su esclavo lo tentaba con los labios, ambos
sacaron solo la punta de la lengua para acariciarse y el primer contacto les
lanzó sin remedio hacia un beso húmedo que se ha estado cocinando durante todo
el tiempo que no han podido estar juntos de aquella manera. Alguno de los dos
gimió débilmente desde el fondo de la garganta, pero era lo de menos quién
hubiera sido, los dos estaban hambrientos por ese beso que alargaron tanto como
pudieron, sin separarse para respirar. Cuando HanGyul pensaba que no podía más,
la mano de SeungYoun en la base de su nuca, le obligó a echar hacia atrás su cabeza,
abriendo su boca por puro reflejo, provocando que el beso se volviera mucho más
profundo, una lucha de lenguas que pugnaban por la dominancia la una de la
otra, explorando la boca ajena hasta que no pudieron más y se acabaron separando
para coger aire.
La mirada hambrienta de SeungYoun hizo que todo su cuerpo
temblara de arriba abajo, pero no de miedo, jamás le tendría miedo, no a él y
no porque él fuera el señor y SeungYoun solo fuera su esclavo… no, aquello era
mucho más profundo. HanGyul sabía perfectamente que podía abandonarse allí
mismo y que SeungYoun no haría absolutamente nada con él que no quisiera, que no
le gustara, que no lo hiciera gemir débilmente por más y más hasta que su
cuerpo estallara en una oleada de sensaciones increíbles y se convirtiera
simplemente en un cuerpo demasiado débil y sensible.
No, claro que a él no le ocurriría nada si en algún momento
descubrían sus actividades nocturnas, cuando toda la casa dormía. Él era el
señor, lo achacarían simplemente a un comportamiento curioso, premeditado
incluso, para no dejar una descendencia indeseada pero aún así buscar consuelo;
sin embargo, lo que le preocupaba era que, si los encontraban de aquella forma,
los encontrarían haciendo algo que nublaría el raciocinio de quien los viese y
se culparía a SeungYoun por asaltar a su señor y no tratarlo con respeto.
Porque era posible que no sucediera nada si HanGyul se internara en el cuerpo
de SeungYoun, pero siendo el esclavo el que lo hacía con el amo, las tornas y
los resultados cambiaban irremediablemente… y así como el destino de HanGyul no
sufría realmente ningún cambio especial, el de SeungYoun sí lo hacía, y eso era
lo que le preocupaba profundamente de ser descubiertos.
Pero
cuando SeungYoun lo besó allí donde no lo había besado más que él, lo mordió y
lo lamió en partes de su cuerpo que solo habían sido expuestas ante él, HanGyul
no pudo hacer nada más que lo que había hecho siempre, abrir sus piernas,
sentir el cuerpo de su esclavo cada vez más cerca del suyo, notar su miembro
duro contra el suyo, la puta húmeda rozando con la entrada a su cuerpo que era
la entrada al placer y al pecado y morir de placer, mordiéndose los labios para
no gemir y no delatarse, cuando el miembro de SeungYoun se fue haciendo paso en
su interior. SeungYoun era bueno, era complaciente, era divertido, lo
entretenía cuando al principio todo era dolor y poco placer; SeungYoun lo
besaba y le decía que era suyo, pero no suyo porque fuera su esclavo y
perteneciera a su familia, sino suyo… y HanGyul no podía evitar pensar
que no había nadie como él y que no querría estar nunca jamás de aquella forma
con nadie que no fuera él, su esclavo juguetón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario