sábado, 28 de noviembre de 2020

[One Shot] 2019 Super Rookies Drabbles: Silken Captive {ChamWoong}

Título: Silken Captive

Autora: Riz Aino

Pareja: ChamWoong (Jeon Woong + Park WooJin) (AB6IX)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, royalty, romance, smut, bondage, pwp

Número de palabras: 1.633 palabras

Resumen: en el palacio no se habla nunca de las tendencias sexuales del príncipe Woong, pero todo el mundo se hace una idea de lo que sucede en sus aposentos cuando WooJin, su guardia personal, entra en ellos.

Advertencias: tan solo decir que esto tiene cosas pervertidas y que, si no sois muy amigos de las perversiones, quizás es mejor que salgáis de aquí, porque no quiero más traumas sobre mi consciencia.

Notas: escrito a raíz de la generación de títulos random en esta página, porque estaba buscando títulos para algunas historias a las que no sabía cómo llamar y esto me salvó la vida y me dio muchas más ideas.

Comentario de autora: llevo como demasiado tiempo queriendo hacer una historia de estos dos, pero al final nunca me ponía a ello. Después de haberme atrevido a darle caña a esto, espero escribir tres mil quinientas historias sobre ellos por lo menos. Espero que os guste.

 

Silken Captive

 

            WooJin camina con premura por los suelos de mármol del palacio, sus pasos repicando y creando eco debido a la amplitud del espacio. Lo siguen las miradas de los criados y el joven puede escuchar también algunos cuchicheos a su paso, voces quedas, débiles, demasiado temerosas de alzar la voz por si son despedidos de sus puestos, eso como mínimo, porque desde el palacio les pueden arruinar la vida si quisieran. WooJin sabe perfectamente lo que dicen a pesar de que no escucha realmente sus palabras… porque, aunque en el lugar no se habla nunca en voz muy alta sobre las tendencias sexuales del príncipe Woong, todo el mundo se hace una idea de lo que sucede en sus aposentos cuando él, su guardia personal, se dirige a ellos. A WooJin no le molestan los cuchicheos, nunca lo han hecho, el personal puede hablar de lo que quiera, mantenerse entretenidos de aquella forma… mientras que aquello no salga de los muros del palacio.

 

            Al llega a la enorme puerta doble de madera tras la cual se encontraban los aposentos del príncipe Woong, WooJin se detuvo unos segundos, inspiró profundamente y después llamó con sus nudillos a la puerta. Tan solo tuvo que esperar un momento a que una voz suave y cálida le diera el permiso para entrar al lugar. Solo entonces, entró a aquel espacio inmenso, como todo en aquel palacio, al que tan acostumbrado estaba, encontrándose al hacerlo con el príncipe, sentado sobre la cama, con una bata de seda negra y dorada anudada a la cintura, y el portátil sobre sus piernas, tecleando algo. WooJin se queda junto a la puerta tras cerrarla y echar la llave, que siempre está puesta por dentro en la cerradura, esperando otra orden del príncipe.

 

            —No te quedes ahí parado —dice el príncipe, levantando la mirada de su portátil, pero tecleando igualmente—. Tenemos que aprovechar esta noche porque a partir de la semana que viene tengo apariciones públicas todos los días.

 

            WooJin asiente, sabiendo perfectamente a lo que se refiere. Empieza la semana de actos oficiales de la corona y tanto el príncipe, como los demás miembros de la familia real y todo el personal de seguridad, iban a tener unos días moviditos en los que tenían que estar alerta las veinticuatro horas del día. Después de aquella semana, comenzarían también las clases en la universidad privada a la que asistía el príncipe y no tendrían muchas oportunidades para estar juntos de aquella forma debido a los horarios. WooJin odia admitirlo, pero el príncipe tiene razón y aquella noche es la única que pueden dedicarse el uno al otro, sin preocupaciones, sin prisas.

 

            WooJin camina hacia la cama a la vez que Woong baja la tapa de su portátil, dejando la chaqueta del uniforme de guardia real en una silla tapizada, de madera dorada que hay cerca de la cama. El príncipe le dedica una sonrisa pícara, que a la vez parece inocente y calmada, debido a sus ojos cerrándose en dos medias lunas. En ocasiones, a pesar de los años que han compartido juntos, a pesar de todo el tiempo que llevan conociéndose, cuando Woong le sonríe de aquella forma, WooJin no puede evitar sentir que todo su cuerpo se vuelve de gelatina y su corazón comienza a latir mucho más rápido.

 

            Cuando se sienta sobre la gigantesca cama, frente al príncipe, su peso hunde un poco el colchón y sus cuerpos se quedan un poco más cerca. Casi sin pensarlo, WooJin se inclina hacia delante para tomar los labios de Woong en un beso suave y corto, separándose casi al instante, aunque quedándose cerca, dejando que sus narices se rocen y que sus respiraciones se mezclen la una con la otra.

 

            —Hoy tenía pensada otra cosa —murmura Woong, sus labios chocando casi contra los suyos—, aunque me encanta cuando te pones soft.

 

            Cualquiera pensaría que es WooJin quien tiene comiendo de su mano al príncipe, pero es al revés. Woong siempre lo ha tenido comiendo de su mano, siempre ha hecho lo que ha querido con él y WooJin siempre ha hecho todo, absolutamente todo lo que el príncipe ha deseado con él, no porque fuera el príncipe, no porque le debiera lealtad, no por obligación, sino porque simple y llanamente lo quería hacer. Y, en aquella ocasión, en aquel momento, vuelve a ceder a los deseos de Woong.

 

            Sus ojos tapados con una de las corbatas que valen más que su propia vida del príncipe, sus manos atadas a su espalda con el lazo de la bata que éste llevaba puesta hasta hace unos momentos. WooJin no puede ver ni tocar el cuerpo de porcelana de Woong, pero siente sus manos delicadas y fuertes, sus dedos expertos, recorriendo su cuerpo, deteniéndose en sus pectorales, en sus abdominales, tocando allí donde la camisa recientemente abierta dejaba su torso al descubierto. También siente sus labios, sus besos, sus dientes, su lengua… por toda su piel, a veces en su rostro, a veces en su cuello, a veces en sus pezones, a veces recorriendo su trabajado abdomen. Torturándolo. Porque aquello es una lenta tortura que, en el fondo, WooJin no sabe si quiere que acabe, ya que, aunque quiere más y más, aunque quiere tocar y besar a Woong, que éste gima bajo su cuerpo, recorrer la porcelana de su piel… aquello es una agradable novedad, sentirse cautivo por la seda que lo retiene de hacer todo lo que quiere mientras se encuentra a la merced del príncipe.

 

            Cuando por fin las manos de Woong viajan hasta sus pantalones, WooJin se da cuenta de que, ha estado tan perdido en el resto de sensaciones que no se ha percatado de lo duro que está. Su miembro está erecto en sus pantalones y cuando el príncipe los desabrocha y roza aquella sensible zona de su cuerpo, WooJin no puede evitar gemir levemente. Sabe que también está húmedo dentro de sus calzoncillos y que no le queda mucho para correrse, que en cualquier momento acabará, aunque Woong no lo toque directamente. No obstante, el príncipe lo toca. Le retira los calzoncillos y saca su miembro. Está caliente, está demasiado caliente, los dedos de Woong lo masajean, arriba y abajo, sus yemas acarician su punta, cada vez más sensible, y el pre semen lo usa como lubricante para hacer los movimientos de su mano más fáciles.

 

            WooJin gime débilmente, gravemente. Le sobra su propia piel porque está demasiado caliente y lo único que necesita es correrse y tocar a Woong de la misma forma que lo está tocando a él. Quiere soltar sus manos del nudo marinero que ha hecho con el lazo de la bata, quiere quitarse la corbata de los ojos y quiere disfrutar del príncipe, quiere, quiere, quiere, lo quiere todo… pero Woong no está dispuesto a dárselo y los movimientos de su mano son lentos, son una tortura, son algo por lo que WooJin desea gritar, pero no lo hace, no lo hace y solo jadea levemente, cada vez más cerca de un creciente orgasmo que no termina de llegar.

 

            —Por favor…

 

Le pide, le ruega, aunque WooJin lleva sin rogar y sin pedir las cosas “por favor” a nadie desde hace daño y casi puede ver la sonrisa que se forma en los labios de Woong, una sonrisa de la cual sale una risa clara que resuena en la habitación. Y, solo entonces, el príncipe comienza a mover su mano sobre su erección rápido, cada vez más rápido, provocando que el fuego que se ha estado acumulando en WooJin, finalmente escape y el orgasmo le llegue como una oleada de debilidad que le recorre todo el cuerpo después de una mínima tensión durante unos segundos. No es el mejor orgasmo de su vida porque ha habido otros anteriormente que han sido increíbles, pero WooJin se siente como no se ha sentido en un tiempo, frágil, volátil… y cuando los labios suaves de Woong se encuentran con los suyos, responde al beso entre jadeos mientras recupera el completo control de sus acciones y de su cuerpo.

 

            —Esto no ha hecho más que comenzar… —murmura Woong contra su boca, provocando un escalofrío que recorre todo su cuerpo, expectante, demandante de más, de todo lo que Woong le quiera dar.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Me decidí a hacer la ambientación en un palacio y con príncipe y tal después de que saliera el concepto del álbum Salute. De hecho, hasta una portada muy aleatoriamente para esto (bueno, más bien tres versiones de la misma, solo cambiando el fondo).

—Y muy aleatorio todo, pero lo he escrito durante una lista de reproducción de las canciones cutes de GFRIEND.

 

 

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