Título: blOOm
Autora: Riz Aino
Parejas: JunRie (Rie + JunJi)
(OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, romance, smut,
pwp
Numero de palabras: 6.086 palabras
Resumen: la relación de
SungHo y JunHyung florece con una nueva flor cuando llega la primavera. (O
alternativamente, “la primavera la sangre altera” y SungHo tiene ganas de
sexo).
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas.
Notas: esta historia ha sido escrita debido a
que no me podía quitar de la cabeza una de las cosas que escribí para fragile.
Se puede leer de forma independiente, pero si queréis enteraros del contexto,
leedla primero.
Comentario de autora: tanto Rie
como JunJi tienen dos modos: o bollitos o salvajes… así que quería explotar
ambos modos en el fic. Espero que os guste.
SungHo adoraba a JunHyung. De
aquello no había duda, era como un secreto a voces que lo hacía y él no lo
escondía. También era sabido por todo el mundo que JunHyung solo se comportaba
como una persona normal con él, solo hablaba de verdad con él y a veces hasta
incluso se acercaba a SungHo y buscaba su contacto. El mayor siempre había
pensado del chico que era como un gato, un gato desconfiado que solo necesitaba
que la persona adecuada se acercara a él y lo hiciera ver que el mundo no era
un lugar hostil y podía confiar en el resto de los humanos. TaeYeob, su amigo,
y con quien estaba viviendo JunHyung, le había agradecido muchísimo que, poco a
poco, el otro se hubiera ido convirtiendo en una persona normal, pero SungHo no
sabía por qué aquello merecía ese agradecimiento, JunHyung solo era tímido y
había necesitado un pequeñísimo empujón para no serlo tanto y él solo le había
dado ese empujón.
Ambos comenzaron a verse fuera del
piso de los dos en algún momento indeterminado. Se llamaban de vez en cuando,
quedaban para ir a algunos lugares juntos y poco a poco se habían ido
conociendo más y más y entre ellos había ido floreciendo una relación basada en
el cariño infinito por el otro. Habían tardado un tiempo en confesar sus
sentimientos, SungHo lo había hecho, sabiendo perfectamente que, sino forzaba
un poco a JunHyung en aquel sentido, el menor nunca iba a dar un paso adelante,
y éste le había confesado que también correspondía sus sentimientos. No lo
habían hecho público, sus amigos no lo sabían y TaeYeob, que era la única
persona que conocían en común tampoco. Nunca había preguntado nada ni les había
cuestionado nada porque estaba mucho más enfocado en su propia relación, porque
había conocido a un tío que le había gustado lo suficiente como para intentar
que la cosa fuera seria y ellos siempre habían sido lo suficientemente
discretos como para no levantar sospechas sobre su relación porque no les
gustaban las muestras públicas de afecto.
Poco a poco, sin prisa, pero sin
pausa, lo suyo había ido escalando en intensidad. Sus encuentros dejaron de ser
solo momentos compartidos en el piso de TaeYeob y JunHyung, comenzaron a ser
citas en diferentes lugares, iban al cine, a cafeterías, simplemente paseaban
por la orilla del río Han y en ocasiones hacían incluso alguna que otra
actividad deportiva, como aquel día que se encontraron de madrugada después de
que SungHo saliera del trabajo y jugaron al baloncesto en una cancha vacía de
camino a casa. También comenzaron a encontrarse en el piso de SungHo, porque
allí podían estar tranquilos, allí podían hacer lo que quisieran sin necesidad
de dar explicaciones y, entre muchas de las ocasiones en las que JunHyung se
había quedado a dormir con él, una de esas noches, se acostaron por primera
vez. Y aquella primera vez para JunHyung fue completamente caótica porque por
mucho que SungHo lo había ido guiando y el chico había ido haciéndolo todo lo
mejor que había podido y sabido, al final no había resultado tan bien como
podría haberlo hecho y SungHo estuvo varios días teniendo que sentar sobre
varios cojines porque le dolía.
Después de aquello, su relación
había seguido más o menos igual… sin embargo, JunHyung no había vuelto a querer
acostarse con él. SungHo nunca había pensado que basar una relación en el sexo
fuera la única característica que debía mantenerla unida y en los primeros
meses con JunHyung no se habían acostado, por lo que al principio ni le había
echado cuentas… pero llegó un momento en el que ya habían pasado tres meses
desde que JunHyung y él se habían acostado. Tres largos meses en los que, a
pesar de que SungHo había querido hacer nuevos avances, JunHyung se había
negado en rotundo diciendo “hyung, no quiero volver a hacerte daño” cada
vez que se lo proponía. Tres eternos meses en los que SungHo casi no había
podido aguantarse las ganas de poder estar con el menor de aquella forma porque
después de su primera vez juntos, no había querido volver a intentarlo. Tres
meses en los que tampoco había podido hablar de aquello con nadie porque
ninguno de sus amigos sabía que estaban saliendo siquiera y porque de todas
formas SungHo nunca había sido tan indiscreto como para hablar de su vida
sexual sin que hubiera un motivo para ello. Tres meses en los que había querido
volver a sentir el cuerpo desnudo de JunHyung bajo sus dedos y no había podido
hacerlo porque cada vez que lo intentaba, éste le ponía la misma excusa o
simplemente se alejaba de él.
Y
SungHo siempre se había caracterizado por tener una paciencia infinita… pero había ocasiones en las que la paciencia
no era la mejor arma que podía utilizar y aquella era una de esas ocasiones.
Las situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas y, por ese motivo,
SungHo había decidido que aquella noche iba a acorralar a JunHyung e iban a
tener sexo.
~
El sonido de la puerta de entrada
abriéndose alertó a SungHo, que estaba en su habitación guardando en el armario
la ropa que acababa de coger seca del tendedero. Terminó de meter la ropa de
cualquier manera y cerró las porteras del armario rápidamente, saliendo después
de su cuarto hacia el salón, en el mismo momento en el que JunHyung dejaba las
zapatillas en la entrada para pasar al piso. En cuanto alzó la cabeza y lo vio,
el menor le dedicó una sonrisa encantadora que SungHo correspondió, antes de
acercarse al recién llegado, tomando su rostro con sus manos y tirando
levemente de él hacia abajo para plantar un beso en sus labios. JunHyung no
correspondió el beso de primeras, probablemente sorprendido, pero tras los
segundos iniciales, el menor comenzó a responderle, moviendo sus labios contra
los de SungHo, al ritmo que éste le marcaba y a veces sonriendo dentro del beso.
JunHyung solía sonreír mientras se besaban y SungHo adoraba como nada besar
aquellas sonrisas.
—Wow… —murmuró el menor cuando finalmente
SungHo se separó de él lo justo y necesario para que ambos volvieran a
respirar, pero quedándose tan cerca que sus narices podían rozarse todavía—. No
me habría esperado para nada este recibimiento tan efusivo.
—Los
árboles y las plantas están en flor —contestó el mayor, mirándolo a los ojos
fijamente—, comienza a hacer bastante calor en la ciudad —siguió—. Y siento que
ha pasado demasiado tiempo desde que nos acostamos juntos y quiero que eso
cambie.
—Hyung…
—replicó JunHyung, formando un puchero en sus labios y sus ojos volviéndose
vidriosos—. No quiero volver a hacerte daño…
Y
allí estaba la respuesta que siempre le daba el menor cuando le proponía que lo
volvieran a hacer. SungHo casi había acabado aborreciendo aquella respuesta y,
en algunos momentos, había estado más que tentado a responderle a JunHyung que
le daba igual que doliera, que el dolor podía ser momentáneo o que le durara
varios días, porque lo único que quería era volver a sentir su piel contra la
suya, sus dedos y sus labios recorriendo su cuerpo y el dolor era algo
secundario; sin embargo, también sabía que una respuesta como aquella haría que
su muy impresionable novio huyera de él, por lo tanto, había preparado otro
discurso para ese día y para ese momento.
—No
me vas a hacer daño —le respondió—. Voy a hacerte entender que si se hace como
debe, no duele para que en otra ocasión no tengas miedo a volver a hacerme daño
—JunHyung lo miró fijamente, con la confusión pintada en la cara, así que,
SungHo añadió—: esta vez quiero ser yo quien esté dentro de ti.
Durante unos momentos, el menor no
reaccionó a sus palabras y SungHo se sintió un poco tímido por lo que acababa
de decir. Él no era de ir haciendo aquellas proposiciones tan indecentes, de
hecho, él no era el tipo de persona que solo quería sexo en su vida. Nunca
había usado las aplicaciones de ligar como sí lo hacía TaeYeob para enganchar a
alguien guapo y que estuviera bueno para pasar una noche increíble, él siempre
había sido de buscar una relación más o menos estable antes de lanzarse a la
piscina con el sexo, así lo había hecho con sus anteriores novios y de esa
forma también lo había hecho con JunHyung. Y, sin embargo, desde que se había
acostado con el menos y tras las constantes largas que éste le había dado, no
podía pensar en otra cosa más que en tener relaciones sexuales con él.
—Creo… que no me lo esperaba… —respondió
finalmente JunHyung tras unos momentos callados—. Hyung siendo tan
directo, quiero decir —puntualizó, con sus mejillas coloreándose de un rojo
intenso—. Pero… me gustaría probarlo y sé que no vas a hacerme ningún daño
porque tienes experiencia.
SungHo
quiso replicar que no tenía tanta experiencia como activo, pero en ese momento
se calló porque JunHyung acababa de aceptar a su propuesta y no quería que se
echara atrás por nada del mundo.
—No te vas a arrepentir —le dijo en cambio.
Inmediatamente
lo cogió de las solapas de la chaqueta que llevaba para tirar de él hacia abajo
de nuevo y provocar que sus labios se encontrasen otra vez en un beso más que
hambriento y desenfrenado. Sus besos siempre habían sido perezosos, besos en
los que se saboreaban el uno al otro con calma, sin prisa, donde sus lenguas se
entrelazaban la una con la otra y se enredaban en la boca ajena, con ritmo, con
más sentimientos que pasión, pero en aquellos momentos SungHo no quería
aquello, necesitaba muchísimo más, y hay veces en las que se descoordinaban,
que giraban la cabeza hacia el mismo lado mientras él se aferraba con fuerza a
las solapas de la chaqueta del menor para no caerse al suelo porque la
intensidad del beso lo mareaba, pero aunque se sintiera mareado, aunque necesitara
que una mayor cantidad de aire entrara en sus pulmones, SungHo no dejó de besar
a JunHyung de aquella forma hasta que el menor alejó su rostro del suyo,
jadeante. Cuando SungHo abrió los ojos y lo observo, el chico tenía sus
mejillas de color rojo brillante y los labios hinchados totalmente, él mismo
tenía que estar ofreciendo una estampa similar porque la mirada de JunHyung se
quedó fija en su rostro como si lo estuviera viendo por primera vez.
—Wow… —volvió a murmurar JunHyung cuando
pareció recobrar un poco el habla y la compostura—. Nunca me había besado nadie
así de intenso.
—¿Te ha gustado? —le preguntó, algo temeroso de
que su respuesta fuera negativa porque SungHo se sentía en aquellos momentos
fuera de sí mismo y no estaba seguro de que pudiera calmarse y volver a hacer
las cosas como generalmente las hacía.
—Ha sido diferente —respondió, esbozando una
sonrisa—, pero me ha gustado mucho.
SungHo
le devolvió la sonrisa y después volvió a acercarse a él, a pegar sus cuerpos,
a cogerlo por las solapas de la chaqueta y a tirar del menor hacia abajo para
poder besarlo de nuevo hasta que ambos se quedaron sin sentido. Mareado de
nuevo, el mayor dio un par de pasos atrás para estabilizarse y acabó cochándose
contra el brazo del sofá y cayendo sentado sobre este. JunHyung se acercó
inmediatamente a él para comprobar si se encontraba bien y SungHo le sonrió.
—Estoy
bien, estoy bien —le dijo antes siquiera de que le preguntara nada—. Me he
quedado sin aire, solo eso.
JunHyung sonrió, aliviado y SungHo
aprovechó que se encontraba cerca de él para abrir sus piernas y enredarlas
alrededor de las del menor, trayéndolo más cerca de su cuerpo para después
abrazarse a su cintura y dejar descansar su rostro contra su estómago,
recuperando el aire y la compostura de aquella forma. Estaba demasiado excitado
y caliente y lo necesitaba todo ya ahora que por fin podía tenerlo, pero debía
serenarse un poco si no quería echar a perder la ocasión. Podía hacer las cosas
rápidamente para acabar con aquel fuego que se había acumulado en su interior
durante demasiado tiempo, pero también podía hacerlas inolvidables y bien y esa
opción le gustaba mucho más que la otra, por lo que se tomó aquellos momentos
para tranquilizarse, sintiendo la mano de JunHyung contra su cabeza, acariciándolo.
Todavía un poco fuera de sí mismo, pero un poco más calmado que lo que lo
estaba anteriormente, al final se separó de JunHyung y alzó su cabeza, posando
su barbilla en el duro estómago del menor, para mirarlo y llamar su atención.
—¿Mejor? —le preguntó JunHyung.
—Más tranquilo —respondió—. Pero igual de
excitado por acostarme contigo —dijo, siendo completamente sincero con él—. Ha
pasado demasiado tiempo y no me puedo controlar.
—Lo siento, hyung… —comenzó el menor,
pero SungHo lo detuvo, moviendo su cabeza de forma negativa.
—No
tienes por qué disculparte —le dijo—. Yo también podría haberte propuesto antes
o desde el primer momento ser activo —JunHyung se mordió el labio inferior,
como si quisiera contestarle de nuevo que toda la culpa era suya pero, aunque
SungHo había comenzado a odiar sus negativas, a él jamás lo podría odiar por
tratar de ser con él lo más cuidadoso del mundo para que no le sucediera nada
malo, así que, añadió—: no tienes la culpa de nada y no te tienes que disculpar
por nada… pero si aun así quieres disculparte, dame un beso y te perdono y
absuelvo de todos tus pecados —bromeó, intentando quitarle hierro al asunto
para que el chico dejara de sentirse mal.
JunHyung finalmente volvió a esbozar
una sonrisa y se agachó para estar a su altura y poder darle un beso que SungHo
correspondió inmediatamente. Aquel no fue como los demás, no fue tan intenso,
fue mucho más perezoso y lánguido, un roce de bocas y lenguas, disfrutando al máximo
de lo que se entregaban el uno al otro, pero sin la intensidad de la que el
mayor había cargado los anteriores, siendo más como sus besos habituales.
JunHyung sonrió dentro del beso otra vez y después se alejó de SungHo, con
aquella sonrisa todavía en su rostro.
—¿Quieres que vayamos a la cama? —no pudo
evitar preguntarle en aquellos momentos, provocando que una carcajada saliera
de los labios del menor—. No te rías…
—Ha sido muy repentino —respondió, aún con la
sonrisa en su boca—. Pero sí, quiero que vayamos a la cama.
JunHyung se alejó del sofá y de
SungHo unos pasos para que éste se pudiera levantar sin molestarlo y éste se
alzó de nuevo sobre sus pies, tomando la mano del menor inmediatamente para
llevarlo hasta la habitación de aquel pequeño apartamento en el que vivía solo.
No se molestó siquiera en cerrar la puerta de la habitación cuando entraron,
simplemente guio a JunHyung hasta la cama e hizo que este se sentara sobre el
colchón. El menor lo miró interrogante, pero SungHo no dijo absolutamente nada,
solo llevó sus manos hasta los hombros de JunHyung y las metió por debajo de su
chaqueta, comenzando a moverlas hacia abajo, por sus fuertes brazos, bajándola
hasta que esta acabó en sus muñecas y finalmente se la quitó, soltándola en la
silla de escritorio que tenía tras él de cualquier manera. Después volvió a
llevar sus manos a los hombros de JunHyung, que llevaba una camiseta blanca de
tirantes debajo de la chaqueta vaquera y tocó delicadamente sus brazos fuertes
bajo la atenta y curiosa mirada del menor embelesado con la forma y firmeza de
éstos.
JunHyung abrió la boca para hablar,
probablemente para preguntarle por qué simplemente se estaba entreteniendo en
tocarle los brazos, pero antes de que pudiera articular palabra, SungHo acercó
su rostro al suyo para darle un beso corto en los labios. El menor volvió a
abrir la boca para hablar, pero él llevó su dedo índice a sus labios y le pidió
silencio, provocando que éste se riera, pero que finalmente acabara por hacer
su pregunta.
—Hyung… ¿qué haces?
—Has
estado yendo al gimnasio —le dijo—. La última vez no tenías los músculos tan
definidos.
—Sí… he estado yendo de vez en cuando —respondió—.
Nada serio, para mantenerme en forma.
SungHo
asintió y no pudo evitar tragar saliva porque estaba seguro de que también
habría entrenado sus abdominales además de sus brazos, cuando lo había abrazado
y había colocado su cabeza en su estómago no se había dado cuenta de que
estuviera este mas duro o definido, pero viéndole los brazos ahora tenían que
estar tan duros como estos. Durante un segundo, se quedó sin aire al imaginarse
recorriendo con las yemas de sus dedos aquellos músculos y a JunHyung
respondiendo a sus caricias porque su piel era siempre muy sensible, pero
después se centró. Aquel día tenía varias misiones que cumplir y no podía
quedarse solo en lo primero, sin avanzar. Tenía que hacerlo todo correctamente
y tenía que hacer que JunHyung disfrutara al máximo de aquella experiencia para
que su relación no se quedara estancada en aquel querer y no poder estar juntos
físicamente debido a los miedos del menor.
—Si
algo de lo que hago no te gusta… dímelo —le dijo y JunHyung asintió.
Con
aquel asentimiento y con la tranquilidad de que la personalidad honesta del
chico le haría decir si no estaba cómodo con algo, SungHo continuó con su
periplo. Se acercó más a JunHyung y se subió a la cama con él, colocándose encima
de los muslos del menor, con sus rodillas a cada lado de sus caderas, pegando su
pecho al de JunHyung y haciendo que sus rostros quedaran a escasos centímetros
el uno del otro, sus narices casi rozándose. Se miraron fijamente y SungHo
salvó la distancia que los separaba para atrapar sus labios en un beso en el
que sus lenguas entraron en contacto desde el primer instante. SungHo estaba
excitado, pero se había calmado lo suficiente como para disfrutar de besos más
lentos y profundos, sin precipitarse y sin buscar más que lo que podía dar. El
mayor sintió cómo las grandes manos de JunHyung se colocaban en su trasero,
agarrando con firmeza sus glúteos, provocando que SungHo gimiera contra sus
labios.
Sin separarse, sin dejar de besarse,
SungHo comenzó a tirar del filo de la camiseta de JunHyung, levantándola,
rozando sus costados al hacerlo. La dejó durante unos momentos más o menos a la
altura de su pecho, mientras seguían besándose, sin querer separarse, pero al
final tuvieron que hacerlo y JunHyung retiró las manos de su trasero,
levantándolas por encima de la cabeza para que la camiseta saliera cómodamente
por ésta. Una vez su torso estuvo expuesto por completo y la prenda tirada por
cualquier lugar, SungHo volvió a besarlo, notando cómo el menor llevaba sus
manos hasta los botones de su camisa, empezando a desabotonarla. El calor era
demasiado en la habitación y en su cuerpo, SungHo estaba seguro de que la
temperatura debía haber subido varios grados desde que habían llegado a su
cuarto y se habían comenzado a besar y tocar, los dedos de JunHyung quemando como
fuego además allí donde le rozaba la piel mientras desabotonaba su camisa.
SungHo se dejó hacer, dejó que JunHyung terminara de desnudar la parte superior
de su cuerpo, retirando su camisa, haciendo que esta descendiera por sus brazos
y cayera hasta el suelo sin dejar de besar sus labios en ningún momento.
SungHo solo se separó de la boca de
JunHyung cuando comenzó a besar otras zonas de su cuerpo, atacando su mentón y
su cuello, su sensible cuello, con sus labios, entreteniéndose con el lunar que
éste tenía en la zona, provocando que sucesivos escalofríos recorrieran el
cuerpo del menor y sus jadeos comenzaran a dejarse oír en la habitación. SungHo
había echado de menos aquello y había ansiado demasiado estar en una situación
como aquella con él. JunHyung comenzó a ir dejándose caer sobre el colchón y el
mayor siguió aquel movimiento, aprovechando para besar más zonas de su cuerpo,
sus clavículas, el inicio de sus pectorales, sin poder descender más porque
sino acabaría cayendo al suelo, en lugar de seguir sentado sobre las piernas de
su chico. Tenían que cambiar de postura, pero SungHo no quería separarse del
cuerpo de JunHyung y siguió besando aquella zona, sin dejar de escuchar los
jadeos del menor resonando en sus oídos, sintiéndose cada vez más y más
caliente. Solo se separó de JunHyung cuando comenzó a notar contra su
entrepierna cómo se endurecía la del menor.
—Wow… hyung… —suspiró JunHyung, todavía
tirado en la cama, con su pelo largo desparramado sobre el colchón, respirando
entrecortadamente. De aquella forma parecía un ángel que acababa de caer del
cielo, lo único que le faltaba para completar aquel cuadro del Renacimiento
eran unas cuantas plumas enredadas en su pelo y unas alas blancas naciendo de
su espalda, abiertas contra el colchón—. Estoy… sin aire…
—Y esto es solo el principio —murmuró él en
respuesta, dedicándole una sonrisa pícara y bajándose de su cuerpo, sus pies
tocando el suelo por primera vez en un rato—. ¿Pues colocarte mejor en la cama?
—le preguntó y JunHyung asintió, comenzando inmediatamente a moverse sobre la
cama hasta quedar tumbado completamente sobre ella. SungHo gateó hasta
colocarse sobre él y le dio un rápido beso en la mejilla izquierda—. Gracias.
La intención de SungHo había sido
solo agradecerle aquello con el beso y volver a bajarse de la cama para coger
el lubricante, que era lo siguiente que tendría que usar, pero JunHyung lo
atrapó entre sus brazos férreos y no le dejó escapatoria ninguna mientras
volvía a atrapar sus labios en un beso perezoso, solo boca contra boca,
moviéndose al mismo ritmo una y otra vez hasta que se separaron en busca de
aire. JunHyung le dedicó una mirada intensa, velada por el deseo a través de su
flequillo y SungHo sintió que aquella mirada lo quemaba demasiado, así que,
salió de la cama inmediatamente y sacó del último cajón de la mesita el
lubricante y un par de condones, dejándolos a mano para no tener que
entretenerse luego. Volvió después a la cama, cuando no había pasado ni un
minuto desde que se había alejado del calor del cuerpo del menor, subiéndose
sobre sus muslos e inclinándose directamente sobre su pecho, atrapando con sus
labios y sus dientes su pezón derecho.
—Ahhhh… mmmm…
Un
gemido grave escapó de los labios de JunHyung y SungHo no pudo evitar sonreír
contra su piel porque las reacciones honestas del cuerpo del menor eran algo
que lo fascinaba completamente y quería obtener muchas más. Por ello, siguió
rondando por su torso, por su pecho, besando, lamiendo mordiendo sin fuerza cada
milímetro de su piel, escuchando sus gemidos, como una especie de banda sonora,
resonando en la habitación. Poro a poco fue descendiendo por aquellos
abdominales marcados, muchísimo más marcados y duros de lo que habían estado la
vez anterior, subiendo y bajando de forma acusada por la rapidez de su
respiración. SungHo no podía evitar mirar de vez en cuando al menor, con sus
ojos cerrados, agarrándose a las sábanas, disfrutando del contacto de sus
labios. Pronto acabó llegando a la cinturilla de sus vaqueros y le abrió el
botón y bajó la cremallera con sus manos, tirando de éstos hacia abajo,
obteniendo la colaboración inmediata de JunHyung, que alzó sus caderas lo
suficiente como para que SungHo le bajara los pantalones y se los quitara del
todo. En su entrepierna, todavía bajo sus calzoncillos, se le notaba el bulto
de su erección y el mayor se lamió los labios de forma inconsciente, mojándolos
con su saliva, sintiéndose muy excitado ante aquella visión del menor.
SungHo
se inclinó de nuevo sobre el cuerpo de JunHyung para darle un leve mordisco,
solo con sus labios, a su miembro, todavía por encima de la tela, haciendo que
el menor soltara un pequeño grito, sorprendido.
—¡Hyung! —se quejó, entre divertido y
sorprendido por lo que acababa de pasar.
—Era
solo para relajarte —respondió SungHo, aunque no había sido para nada para eso,
simplemente había sido un impulso que no había podido ni tampoco querido
controlar—. ¿Estás preparado? —le preguntó, queriendo una confirmación antes de
seguir adelante… porque él tenía demasiadas ganas y JunHyung había estado todo
el rato receptivo, pero ahora iba a comenzar una parte nueva para él y si
quería negarse, SungHo no lo iba a obligar, simplemente terminarían
masturbándose el uno al otro.
—Sí,
hyung —contestó el chico—. Quiero… quiero sentirte dentro… ver cómo es… —y
añadió—: me gusta que lleves la iniciativa de esta manera, dejarme hacer en tus
manos.
—Está
bien —respondió él.
SungHo
se movió sobre la cama para alcanzar los labios de JunHyung y darle un beso
corto que el menor correspondió con ganas, enredando sus brazos en su cuello y
atrapándolo con sus piernas aferrándose a su cintura, provocando que no hubiera
ni un solo milímetro de espacio entre ambos, sus entrepiernas rozándose la una
con la otra, completamente duros y excitados. Cuando dejaron de besarse, SungHo
estiró su brazo izquierdo hacia la mesita, sobre la cual había dejado hacía
unos momentos los condones y el lubricante y agarró el tubo antas de volver a
colocarse al final de la cama, esta vez entre las piernas de JunHyung. Le quitó
los calzoncillos al menor, escuchando una protesta sobre que él todavía estaba
demasiado vestido que ignoró deliberadamente. Después vertió un poco de aquel
líquido viscoso en el trasero de JunHyung, provocando que éste se tensara un
poco por el contraste del frío del lubricante con su piel caliente.
—Relájate… —le pidió,
con tono suave y JunHyung respiró hondo para poder relajarse—. Así… —SungHo echó
un poco de lubricante sobre su dedo índice y después lo acercó a su ano,
tocándolo primero alrededor antes de comenzar a introducirlo. JunHyung se
volvió a tensar irremediablemente ante la intrusión extraña en su cuerpo—.
Respira hondo —le pidió y el chico lo hizo. Una, dos, tres veces, hasta que
dejó de estar tan tenso liberando el dedo de SungHo para que pudiera comenzar a
moverse—. ¿Estás bien? —le preguntó.
—Sí… sí… es solo… —el
chico hizo una pequeña pausa—, extraño…
—Si
te duele… me lo dices y paro, ¿vale? —volvió a decirle y JunHyung asintió
aquella vez también.
Con
calma y echando un poco más de lubricante, siguió introduciendo su dedo en el
cuerpo de JunHyung hasta que finalmente estuvo completamente dentro, después,
esperó a que el chico se terminara de acostumbrar a aquella intrusión antes de
comenzar a moverlo, dentro y fuera, tocando con su mano derecha el miembro de
su novio para tratar de distraerlo de la incomodidad y el leve dolor que le
estuviera provocando la intrusión, ahogándolo en diferentes sensaciones para
que su cuerpo acabara aceptando la intrusión como placentera hasta que se
acostumbrara a ella. JunHyung no tardó en comenzar a gemir, más por lo que
estaba haciendo su mano, envolviendo su miembro, que por su dedo moviéndose en
su recto, pero aquello le dio algo de mas confianza a SungHo para moverlo un
poco más rápido, abriendo su ano un poco más para que un segundo dedo entrase
en él. Siguió de aquella forma hasta que JunHyung comenzó a mover sus caderas,
queriendo más y solo entonces sacó su dedo índice de su cuerpo.
—¿Te
gusta? —le preguntó, echándose más lubricante en los dedos.
—Sigue
siendo… raro —respondió JunHyung—, pero creo que sí…
Por
el momento, aquello era más que suficiente, así que, SungHo adentró en aquel
instante dos dedos en su cuerpo, abriéndose paso lentamente hacia su interior
sin tener casi oposición a aquella intrusión, moviendo sus dedos dentro y
fuera, a la vez que masturbaba al menor. Jadeos pesados, gemidos graves, su
pecho subiendo y bajando rápidamente… JunHyung estaba a punto de correrse, así
que, SungHo dejó de tocar su miembro y se enfocó en su trasero, tratando de
hacerlo bien, de no hacerle daño, pero aún así acostumbrándolo a aquello. Él
estaba demasiado excitado y necesitaba que lo tocasen, necesitaba que las
grandes manos de JunHyung envolviesen su miembro y lo tocasen, dejándolo sin
aliento, pero por el momento lo único que podía hacer era seguir preparando a
su novio. Los gemidos de JunHyung no se detuvieron ni aun cuando ya había
dejado de tocar su miembro y sus caderas volvían a moverse en busca de más y
más, así que, SungHo acabó sacando finalmente sus dedos del interior del chico.
Se sentía que iba a estallar dentro de sus pantalones y de sus calzoncillos,
así que, rápidamente se limpió los dedos con un pañuelo y después terminó de
desnudarse, bajo la atenta mirada de JunHyung, desde la cama, con un deseo mal
contenido en sus ojos.
—Hyung…
—lo llamó JunHyung—. Quiero tocarte.
SungHo
sonrió y asintió. Su miembro estaba ávido porque lo tocasen y necesitaba estar
un poco más duro para ponerse el condón, así que, volvió a la cama cogiendo los
condones y dejándolos cerca, sobre el colchón, mientras JunHyung se acomodaba
sobre la cama hasta quedar sentado haciendo algunas muecas, probablemente
sintiendo una pequeña tirantez en su trasero. No obstante, aquello no lo debió
molestar demasiado porque se sentó frente a él, pegando sus cuerpos al máximo
y, a la vez que atrapaba sus labios, envolvió su miembro con su mano. SungHo
abrió su boca para dejar escapar un gemido que quedó ahogado en el beso, un
beso en el que en los labios de JunHyung se formó una sonrisa antes de meterle
la lengua hasta prácticamente la garganta. Se sintió sofocado, sin aire, al
borde del abismo mientras el menor lo tocaba y besaba y cuando finalmente paró
de hacer las dos cosas, no pudo evitar dedicarle una mirada de reproche porque
necesitaba muchísimo más. No obstante, JunHyung solo sonrió y buscó los
condones sobre la cama para abrir uno y colocárselo cuidadosamente en su
miembro erecto y a punto de estallar en uno de los placeres más exquisitos.
—Relájate
—le pidió de nuevo a JunHyung cuando se tumbó en la cama, abriendo sus piernas
para hacerle hueco—. Prometo ser lo más cuidadoso posible.
—Confío
en ti —respondió el menor, provocando que el corazón de SungHo latiera
rápidamente dentro de su pecho. JunHyung era demasiado encantador y le
agradecía infinitamente que hubiera decidido intercambiar sus papeles aquel día
para que pudiera demostrarle bien cómo hacerlo todo, lento, con cuidado, para
poder volver a estar unidos como uno solo—. Confío en que no me vas a hacer
ningún daño, hyung.
SungHo
se mordió el labio inferior y se aguantó las ganas de volver a besarlo porque
las ganas de introducirse en el cuerpo de JunHyung sobrepasaban a cualquier
otra cosa en aquellos momentos. Quería mucho a su chico, lo adoraba, y lo único
que necesitaba en ese instante era sentir cómo las paredes de su recto
apretaban mientras se movía dentro y fuera de su cuerpo. Con cuidado, no obstante,
llevó su miembro hasta su ano y volvió a echar abundante lubricante sobre ambos
para hacer la penetración lo más fácil y resbaladiza posible. Se agarró a las
caderas de JunHyung en cuanto la punta de su miembro comenzó a abrirse camino
en su interior y se ayudó con ello a seguir adentrándose poco a poco. Al
principio, JunHyung protestó, siseando y SungHo se detuvo inmediatamente,
esperando a que el menor respirara y se relajara o le diera indicaciones de si
debía de continuar o no. su chico no dijo nada, solo respiró hondo varias veces
y sus paredes se relajaron, haciendo que SungHo volviera a moverse un poco más,
dentro y fuera, lento, pero de forma constante. No supo cuanto tardó en estar
completamente dentro de JunHyung, pero cuando finalmente lo hizo, no pudo
evitar dejar escapar un leve gemido porque la sensación lo abrumaba y le
gustaba demasiado —quizás no tanto como cuando sentía el miembro de alguien en
su interior, pero aquella sensación casi se podía comparar, sobre todo cuando
quien estaba bajo él era JunHyung, pareciendo un ángel caído, todavía lo
suficientemente puro, pero encontrando el placer en el pecado—.
—¿Estás
bien? —le preguntó a JunHyung. Su chico asintió, pero se tomó un poco de tiempo
para responder.
—Sí…
estoy bien… —dijo—. Puedes seguir… creo que… me está gustando mucho…
No
pudo evitar sonreír ante aquel comentario y después comenzó a moverse,
lentamente, todavía acostumbrándolo a la intrusión, pero con ritmo, no dejando
de moverse ni un solo segundo. La fricción entre sus cuerpos unidos era
adictiva, deliciosa y SungHo no podía ni quería parar. JunHyung comenzó a mover
sus caderas al ritmo, algunos gemidos escapándose de sus labios cuando pareció
alcanzar su próstata con la punta de su miembro y SungHo tomó aquello como que
podía moverse mucho más rápido, así que lo hizo, empezando a llevar un ritmo
enloquecedor en el que sus caderas chocaban con fuerza la una con la otra y el
sonido de sus respiraciones fuertes y gemidos llenaron la habitación. Siguió
con aquel ritmo completamente ido, perdido en sus sensaciones, hasta que notó
cómo el fuego comenzaba a acumularse en su bajo vientre y entonces llevó su
mano izquierda al miembro de JunHyung, comenzando a tocarlo al ritmo que lo
penetraba para que acabaran alcanzando el clímax… juntos. Al final, se
corrieron, con solo unos instantes de diferencia, JunHyung en su estómago,
SungHo dentro de su cuerpo, en el condón, ambos jadeantes y satisfechos. Con su
pecho subiendo y bajando rápidamente y temblando ligeramente y sus ojos velados
por el placer, sudado y el flequillo pegado a la frente, JunHyung ofrecía una
vista demasiado perfecta y SungHo, todavía con los residuos del orgasmo en su
cuerpo, salió de JunHyung, quitándose el condón y haciéndole un nudo, dejándolo
en el suelo al lado de la cama, demasiado perezoso como para levantarse a
tirarlo a la basura y simplemente se tumbó junto a JunHyung, abrazándose a su
cuerpo, queriendo reponerse con él del orgasmo.
—Hyung…
—murmuró el chico, después de pasar un rato callados, en un silencio cómodo y
perezoso, cansados, satisfechos, a las puertas del sueño—. Tenías razón…
—Yo
siempre tengo razón —trató de bromear, con su cabeza echada sobre el pecho de
JunHyung.
—Eso
también es verdad… —respondió el menor—, pero… me refiero a esto… no ha sido
para tanto… no ha dolido casi nada porque lo has hecho bien… —tomó un poco de
aire, todavía no repuesto de todo lo anterior—, y siento haber sido tan
cabezota… no sé cómo he podido estar todo este tiempo sin ti… así…
SungHo
no respondió, solo dejo un pequeño beso sobre su pecho antes de volver a
acomodarse sobre él. Estaba feliz porque había tenido buen sexo con su novio y
también porque éste finalmente había aceptado que lo que había hecho en los
anteriores meses no había sido la mejor forma de abordar el asunto. Habían
atravesado un pequeño punto critico en su relación y lo habían acabado
salvando, como el capullo de una flor a punto de abrirse cuando llega un día de
frío repentino y no se marchita, sino que se hace mucho más fuerte hasta que al
final acaba terminando de florecer.
Notas finales:
—Escribí la primera escena más o menos hacia
inicios de junio y tardé más de un mes en volver a ponerme a escribir la otra
parte porque no sabía cómo enfocarla… me tiré mucho de los pelos hasta que al
final di con cómo poder continuar y no paré hasta que lo tuve hecho.
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