jueves, 22 de julio de 2021

[One Shot] blOOm {JunRie}

Título: blOOm

Autora: Riz Aino

Parejas: JunRie (Rie + JunJi) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, smut, pwp

Numero de palabras: 6.086 palabras

Resumen: la relación de SungHo y JunHyung florece con una nueva flor cuando llega la primavera. (O alternativamente, “la primavera la sangre altera” y SungHo tiene ganas de sexo).

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: esta historia ha sido escrita debido a que no me podía quitar de la cabeza una de las cosas que escribí para fragile. Se puede leer de forma independiente, pero si queréis enteraros del contexto, leedla primero.

Comentario de autora: tanto Rie como JunJi tienen dos modos: o bollitos o salvajes… así que quería explotar ambos modos en el fic. Espero que os guste.

 


            SungHo adoraba a JunHyung. De aquello no había duda, era como un secreto a voces que lo hacía y él no lo escondía. También era sabido por todo el mundo que JunHyung solo se comportaba como una persona normal con él, solo hablaba de verdad con él y a veces hasta incluso se acercaba a SungHo y buscaba su contacto. El mayor siempre había pensado del chico que era como un gato, un gato desconfiado que solo necesitaba que la persona adecuada se acercara a él y lo hiciera ver que el mundo no era un lugar hostil y podía confiar en el resto de los humanos. TaeYeob, su amigo, y con quien estaba viviendo JunHyung, le había agradecido muchísimo que, poco a poco, el otro se hubiera ido convirtiendo en una persona normal, pero SungHo no sabía por qué aquello merecía ese agradecimiento, JunHyung solo era tímido y había necesitado un pequeñísimo empujón para no serlo tanto y él solo le había dado ese empujón.

 

            Ambos comenzaron a verse fuera del piso de los dos en algún momento indeterminado. Se llamaban de vez en cuando, quedaban para ir a algunos lugares juntos y poco a poco se habían ido conociendo más y más y entre ellos había ido floreciendo una relación basada en el cariño infinito por el otro. Habían tardado un tiempo en confesar sus sentimientos, SungHo lo había hecho, sabiendo perfectamente que, sino forzaba un poco a JunHyung en aquel sentido, el menor nunca iba a dar un paso adelante, y éste le había confesado que también correspondía sus sentimientos. No lo habían hecho público, sus amigos no lo sabían y TaeYeob, que era la única persona que conocían en común tampoco. Nunca había preguntado nada ni les había cuestionado nada porque estaba mucho más enfocado en su propia relación, porque había conocido a un tío que le había gustado lo suficiente como para intentar que la cosa fuera seria y ellos siempre habían sido lo suficientemente discretos como para no levantar sospechas sobre su relación porque no les gustaban las muestras públicas de afecto.

 

            Poco a poco, sin prisa, pero sin pausa, lo suyo había ido escalando en intensidad. Sus encuentros dejaron de ser solo momentos compartidos en el piso de TaeYeob y JunHyung, comenzaron a ser citas en diferentes lugares, iban al cine, a cafeterías, simplemente paseaban por la orilla del río Han y en ocasiones hacían incluso alguna que otra actividad deportiva, como aquel día que se encontraron de madrugada después de que SungHo saliera del trabajo y jugaron al baloncesto en una cancha vacía de camino a casa. También comenzaron a encontrarse en el piso de SungHo, porque allí podían estar tranquilos, allí podían hacer lo que quisieran sin necesidad de dar explicaciones y, entre muchas de las ocasiones en las que JunHyung se había quedado a dormir con él, una de esas noches, se acostaron por primera vez. Y aquella primera vez para JunHyung fue completamente caótica porque por mucho que SungHo lo había ido guiando y el chico había ido haciéndolo todo lo mejor que había podido y sabido, al final no había resultado tan bien como podría haberlo hecho y SungHo estuvo varios días teniendo que sentar sobre varios cojines porque le dolía.

 

            Después de aquello, su relación había seguido más o menos igual… sin embargo, JunHyung no había vuelto a querer acostarse con él. SungHo nunca había pensado que basar una relación en el sexo fuera la única característica que debía mantenerla unida y en los primeros meses con JunHyung no se habían acostado, por lo que al principio ni le había echado cuentas… pero llegó un momento en el que ya habían pasado tres meses desde que JunHyung y él se habían acostado. Tres largos meses en los que, a pesar de que SungHo había querido hacer nuevos avances, JunHyung se había negado en rotundo diciendo “hyung, no quiero volver a hacerte daño” cada vez que se lo proponía. Tres eternos meses en los que SungHo casi no había podido aguantarse las ganas de poder estar con el menor de aquella forma porque después de su primera vez juntos, no había querido volver a intentarlo. Tres meses en los que tampoco había podido hablar de aquello con nadie porque ninguno de sus amigos sabía que estaban saliendo siquiera y porque de todas formas SungHo nunca había sido tan indiscreto como para hablar de su vida sexual sin que hubiera un motivo para ello. Tres meses en los que había querido volver a sentir el cuerpo desnudo de JunHyung bajo sus dedos y no había podido hacerlo porque cada vez que lo intentaba, éste le ponía la misma excusa o simplemente se alejaba de él.

 

Y SungHo siempre se había caracterizado por tener una paciencia infinita…  pero había ocasiones en las que la paciencia no era la mejor arma que podía utilizar y aquella era una de esas ocasiones. Las situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas y, por ese motivo, SungHo había decidido que aquella noche iba a acorralar a JunHyung e iban a tener sexo.

 

~

 

            El sonido de la puerta de entrada abriéndose alertó a SungHo, que estaba en su habitación guardando en el armario la ropa que acababa de coger seca del tendedero. Terminó de meter la ropa de cualquier manera y cerró las porteras del armario rápidamente, saliendo después de su cuarto hacia el salón, en el mismo momento en el que JunHyung dejaba las zapatillas en la entrada para pasar al piso. En cuanto alzó la cabeza y lo vio, el menor le dedicó una sonrisa encantadora que SungHo correspondió, antes de acercarse al recién llegado, tomando su rostro con sus manos y tirando levemente de él hacia abajo para plantar un beso en sus labios. JunHyung no correspondió el beso de primeras, probablemente sorprendido, pero tras los segundos iniciales, el menor comenzó a responderle, moviendo sus labios contra los de SungHo, al ritmo que éste le marcaba y a veces sonriendo dentro del beso. JunHyung solía sonreír mientras se besaban y SungHo adoraba como nada besar aquellas sonrisas.

 

            —Wow… —murmuró el menor cuando finalmente SungHo se separó de él lo justo y necesario para que ambos volvieran a respirar, pero quedándose tan cerca que sus narices podían rozarse todavía—. No me habría esperado para nada este recibimiento tan efusivo.

            —Los árboles y las plantas están en flor —contestó el mayor, mirándolo a los ojos fijamente—, comienza a hacer bastante calor en la ciudad —siguió—. Y siento que ha pasado demasiado tiempo desde que nos acostamos juntos y quiero que eso cambie.

            Hyung… —replicó JunHyung, formando un puchero en sus labios y sus ojos volviéndose vidriosos—. No quiero volver a hacerte daño…

 

            Y allí estaba la respuesta que siempre le daba el menor cuando le proponía que lo volvieran a hacer. SungHo casi había acabado aborreciendo aquella respuesta y, en algunos momentos, había estado más que tentado a responderle a JunHyung que le daba igual que doliera, que el dolor podía ser momentáneo o que le durara varios días, porque lo único que quería era volver a sentir su piel contra la suya, sus dedos y sus labios recorriendo su cuerpo y el dolor era algo secundario; sin embargo, también sabía que una respuesta como aquella haría que su muy impresionable novio huyera de él, por lo tanto, había preparado otro discurso para ese día y para ese momento.

 

            —No me vas a hacer daño —le respondió—. Voy a hacerte entender que si se hace como debe, no duele para que en otra ocasión no tengas miedo a volver a hacerme daño —JunHyung lo miró fijamente, con la confusión pintada en la cara, así que, SungHo añadió—: esta vez quiero ser yo quien esté dentro de ti.

 

            Durante unos momentos, el menor no reaccionó a sus palabras y SungHo se sintió un poco tímido por lo que acababa de decir. Él no era de ir haciendo aquellas proposiciones tan indecentes, de hecho, él no era el tipo de persona que solo quería sexo en su vida. Nunca había usado las aplicaciones de ligar como sí lo hacía TaeYeob para enganchar a alguien guapo y que estuviera bueno para pasar una noche increíble, él siempre había sido de buscar una relación más o menos estable antes de lanzarse a la piscina con el sexo, así lo había hecho con sus anteriores novios y de esa forma también lo había hecho con JunHyung. Y, sin embargo, desde que se había acostado con el menos y tras las constantes largas que éste le había dado, no podía pensar en otra cosa más que en tener relaciones sexuales con él.

 

            —Creo… que no me lo esperaba… —respondió finalmente JunHyung tras unos momentos callados—. Hyung siendo tan directo, quiero decir —puntualizó, con sus mejillas coloreándose de un rojo intenso—. Pero… me gustaría probarlo y sé que no vas a hacerme ningún daño porque tienes experiencia.

 

            SungHo quiso replicar que no tenía tanta experiencia como activo, pero en ese momento se calló porque JunHyung acababa de aceptar a su propuesta y no quería que se echara atrás por nada del mundo.

 

            —No te vas a arrepentir —le dijo en cambio.

 

            Inmediatamente lo cogió de las solapas de la chaqueta que llevaba para tirar de él hacia abajo de nuevo y provocar que sus labios se encontrasen otra vez en un beso más que hambriento y desenfrenado. Sus besos siempre habían sido perezosos, besos en los que se saboreaban el uno al otro con calma, sin prisa, donde sus lenguas se entrelazaban la una con la otra y se enredaban en la boca ajena, con ritmo, con más sentimientos que pasión, pero en aquellos momentos SungHo no quería aquello, necesitaba muchísimo más, y hay veces en las que se descoordinaban, que giraban la cabeza hacia el mismo lado mientras él se aferraba con fuerza a las solapas de la chaqueta del menor para no caerse al suelo porque la intensidad del beso lo mareaba, pero aunque se sintiera mareado, aunque necesitara que una mayor cantidad de aire entrara en sus pulmones, SungHo no dejó de besar a JunHyung de aquella forma hasta que el menor alejó su rostro del suyo, jadeante. Cuando SungHo abrió los ojos y lo observo, el chico tenía sus mejillas de color rojo brillante y los labios hinchados totalmente, él mismo tenía que estar ofreciendo una estampa similar porque la mirada de JunHyung se quedó fija en su rostro como si lo estuviera viendo por primera vez.

 

            —Wow… —volvió a murmurar JunHyung cuando pareció recobrar un poco el habla y la compostura—. Nunca me había besado nadie así de intenso.

            —¿Te ha gustado? —le preguntó, algo temeroso de que su respuesta fuera negativa porque SungHo se sentía en aquellos momentos fuera de sí mismo y no estaba seguro de que pudiera calmarse y volver a hacer las cosas como generalmente las hacía.

            —Ha sido diferente —respondió, esbozando una sonrisa—, pero me ha gustado mucho.

 

            SungHo le devolvió la sonrisa y después volvió a acercarse a él, a pegar sus cuerpos, a cogerlo por las solapas de la chaqueta y a tirar del menor hacia abajo para poder besarlo de nuevo hasta que ambos se quedaron sin sentido. Mareado de nuevo, el mayor dio un par de pasos atrás para estabilizarse y acabó cochándose contra el brazo del sofá y cayendo sentado sobre este. JunHyung se acercó inmediatamente a él para comprobar si se encontraba bien y SungHo le sonrió.

 

            —Estoy bien, estoy bien —le dijo antes siquiera de que le preguntara nada—. Me he quedado sin aire, solo eso.

 

            JunHyung sonrió, aliviado y SungHo aprovechó que se encontraba cerca de él para abrir sus piernas y enredarlas alrededor de las del menor, trayéndolo más cerca de su cuerpo para después abrazarse a su cintura y dejar descansar su rostro contra su estómago, recuperando el aire y la compostura de aquella forma. Estaba demasiado excitado y caliente y lo necesitaba todo ya ahora que por fin podía tenerlo, pero debía serenarse un poco si no quería echar a perder la ocasión. Podía hacer las cosas rápidamente para acabar con aquel fuego que se había acumulado en su interior durante demasiado tiempo, pero también podía hacerlas inolvidables y bien y esa opción le gustaba mucho más que la otra, por lo que se tomó aquellos momentos para tranquilizarse, sintiendo la mano de JunHyung contra su cabeza, acariciándolo. Todavía un poco fuera de sí mismo, pero un poco más calmado que lo que lo estaba anteriormente, al final se separó de JunHyung y alzó su cabeza, posando su barbilla en el duro estómago del menor, para mirarlo y llamar su atención.

 

            —¿Mejor? —le preguntó JunHyung.

            —Más tranquilo —respondió—. Pero igual de excitado por acostarme contigo —dijo, siendo completamente sincero con él—. Ha pasado demasiado tiempo y no me puedo controlar.

            —Lo siento, hyung… —comenzó el menor, pero SungHo lo detuvo, moviendo su cabeza de forma negativa.

            —No tienes por qué disculparte —le dijo—. Yo también podría haberte propuesto antes o desde el primer momento ser activo —JunHyung se mordió el labio inferior, como si quisiera contestarle de nuevo que toda la culpa era suya pero, aunque SungHo había comenzado a odiar sus negativas, a él jamás lo podría odiar por tratar de ser con él lo más cuidadoso del mundo para que no le sucediera nada malo, así que, añadió—: no tienes la culpa de nada y no te tienes que disculpar por nada… pero si aun así quieres disculparte, dame un beso y te perdono y absuelvo de todos tus pecados —bromeó, intentando quitarle hierro al asunto para que el chico dejara de sentirse mal.

 

            JunHyung finalmente volvió a esbozar una sonrisa y se agachó para estar a su altura y poder darle un beso que SungHo correspondió inmediatamente. Aquel no fue como los demás, no fue tan intenso, fue mucho más perezoso y lánguido, un roce de bocas y lenguas, disfrutando al máximo de lo que se entregaban el uno al otro, pero sin la intensidad de la que el mayor había cargado los anteriores, siendo más como sus besos habituales. JunHyung sonrió dentro del beso otra vez y después se alejó de SungHo, con aquella sonrisa todavía en su rostro.

 

            —¿Quieres que vayamos a la cama? —no pudo evitar preguntarle en aquellos momentos, provocando que una carcajada saliera de los labios del menor—. No te rías…

            —Ha sido muy repentino —respondió, aún con la sonrisa en su boca—. Pero sí, quiero que vayamos a la cama.

 

            JunHyung se alejó del sofá y de SungHo unos pasos para que éste se pudiera levantar sin molestarlo y éste se alzó de nuevo sobre sus pies, tomando la mano del menor inmediatamente para llevarlo hasta la habitación de aquel pequeño apartamento en el que vivía solo. No se molestó siquiera en cerrar la puerta de la habitación cuando entraron, simplemente guio a JunHyung hasta la cama e hizo que este se sentara sobre el colchón. El menor lo miró interrogante, pero SungHo no dijo absolutamente nada, solo llevó sus manos hasta los hombros de JunHyung y las metió por debajo de su chaqueta, comenzando a moverlas hacia abajo, por sus fuertes brazos, bajándola hasta que esta acabó en sus muñecas y finalmente se la quitó, soltándola en la silla de escritorio que tenía tras él de cualquier manera. Después volvió a llevar sus manos a los hombros de JunHyung, que llevaba una camiseta blanca de tirantes debajo de la chaqueta vaquera y tocó delicadamente sus brazos fuertes bajo la atenta y curiosa mirada del menor embelesado con la forma y firmeza de éstos.

 

            JunHyung abrió la boca para hablar, probablemente para preguntarle por qué simplemente se estaba entreteniendo en tocarle los brazos, pero antes de que pudiera articular palabra, SungHo acercó su rostro al suyo para darle un beso corto en los labios. El menor volvió a abrir la boca para hablar, pero él llevó su dedo índice a sus labios y le pidió silencio, provocando que éste se riera, pero que finalmente acabara por hacer su pregunta.

 

            Hyung… ¿qué haces?

            —Has estado yendo al gimnasio —le dijo—. La última vez no tenías los músculos tan definidos.

            —Sí… he estado yendo de vez en cuando —respondió—. Nada serio, para mantenerme en forma.

 

            SungHo asintió y no pudo evitar tragar saliva porque estaba seguro de que también habría entrenado sus abdominales además de sus brazos, cuando lo había abrazado y había colocado su cabeza en su estómago no se había dado cuenta de que estuviera este mas duro o definido, pero viéndole los brazos ahora tenían que estar tan duros como estos. Durante un segundo, se quedó sin aire al imaginarse recorriendo con las yemas de sus dedos aquellos músculos y a JunHyung respondiendo a sus caricias porque su piel era siempre muy sensible, pero después se centró. Aquel día tenía varias misiones que cumplir y no podía quedarse solo en lo primero, sin avanzar. Tenía que hacerlo todo correctamente y tenía que hacer que JunHyung disfrutara al máximo de aquella experiencia para que su relación no se quedara estancada en aquel querer y no poder estar juntos físicamente debido a los miedos del menor.

 

            —Si algo de lo que hago no te gusta… dímelo —le dijo y JunHyung asintió.

 

            Con aquel asentimiento y con la tranquilidad de que la personalidad honesta del chico le haría decir si no estaba cómodo con algo, SungHo continuó con su periplo. Se acercó más a JunHyung y se subió a la cama con él, colocándose encima de los muslos del menor, con sus rodillas a cada lado de sus caderas, pegando su pecho al de JunHyung y haciendo que sus rostros quedaran a escasos centímetros el uno del otro, sus narices casi rozándose. Se miraron fijamente y SungHo salvó la distancia que los separaba para atrapar sus labios en un beso en el que sus lenguas entraron en contacto desde el primer instante. SungHo estaba excitado, pero se había calmado lo suficiente como para disfrutar de besos más lentos y profundos, sin precipitarse y sin buscar más que lo que podía dar. El mayor sintió cómo las grandes manos de JunHyung se colocaban en su trasero, agarrando con firmeza sus glúteos, provocando que SungHo gimiera contra sus labios.

 

            Sin separarse, sin dejar de besarse, SungHo comenzó a tirar del filo de la camiseta de JunHyung, levantándola, rozando sus costados al hacerlo. La dejó durante unos momentos más o menos a la altura de su pecho, mientras seguían besándose, sin querer separarse, pero al final tuvieron que hacerlo y JunHyung retiró las manos de su trasero, levantándolas por encima de la cabeza para que la camiseta saliera cómodamente por ésta. Una vez su torso estuvo expuesto por completo y la prenda tirada por cualquier lugar, SungHo volvió a besarlo, notando cómo el menor llevaba sus manos hasta los botones de su camisa, empezando a desabotonarla. El calor era demasiado en la habitación y en su cuerpo, SungHo estaba seguro de que la temperatura debía haber subido varios grados desde que habían llegado a su cuarto y se habían comenzado a besar y tocar, los dedos de JunHyung quemando como fuego además allí donde le rozaba la piel mientras desabotonaba su camisa. SungHo se dejó hacer, dejó que JunHyung terminara de desnudar la parte superior de su cuerpo, retirando su camisa, haciendo que esta descendiera por sus brazos y cayera hasta el suelo sin dejar de besar sus labios en ningún momento.

 

            SungHo solo se separó de la boca de JunHyung cuando comenzó a besar otras zonas de su cuerpo, atacando su mentón y su cuello, su sensible cuello, con sus labios, entreteniéndose con el lunar que éste tenía en la zona, provocando que sucesivos escalofríos recorrieran el cuerpo del menor y sus jadeos comenzaran a dejarse oír en la habitación. SungHo había echado de menos aquello y había ansiado demasiado estar en una situación como aquella con él. JunHyung comenzó a ir dejándose caer sobre el colchón y el mayor siguió aquel movimiento, aprovechando para besar más zonas de su cuerpo, sus clavículas, el inicio de sus pectorales, sin poder descender más porque sino acabaría cayendo al suelo, en lugar de seguir sentado sobre las piernas de su chico. Tenían que cambiar de postura, pero SungHo no quería separarse del cuerpo de JunHyung y siguió besando aquella zona, sin dejar de escuchar los jadeos del menor resonando en sus oídos, sintiéndose cada vez más y más caliente. Solo se separó de JunHyung cuando comenzó a notar contra su entrepierna cómo se endurecía la del menor.

 

            —Wow… hyung… —suspiró JunHyung, todavía tirado en la cama, con su pelo largo desparramado sobre el colchón, respirando entrecortadamente. De aquella forma parecía un ángel que acababa de caer del cielo, lo único que le faltaba para completar aquel cuadro del Renacimiento eran unas cuantas plumas enredadas en su pelo y unas alas blancas naciendo de su espalda, abiertas contra el colchón—. Estoy… sin aire…

            —Y esto es solo el principio —murmuró él en respuesta, dedicándole una sonrisa pícara y bajándose de su cuerpo, sus pies tocando el suelo por primera vez en un rato—. ¿Pues colocarte mejor en la cama? —le preguntó y JunHyung asintió, comenzando inmediatamente a moverse sobre la cama hasta quedar tumbado completamente sobre ella. SungHo gateó hasta colocarse sobre él y le dio un rápido beso en la mejilla izquierda—. Gracias.

 

            La intención de SungHo había sido solo agradecerle aquello con el beso y volver a bajarse de la cama para coger el lubricante, que era lo siguiente que tendría que usar, pero JunHyung lo atrapó entre sus brazos férreos y no le dejó escapatoria ninguna mientras volvía a atrapar sus labios en un beso perezoso, solo boca contra boca, moviéndose al mismo ritmo una y otra vez hasta que se separaron en busca de aire. JunHyung le dedicó una mirada intensa, velada por el deseo a través de su flequillo y SungHo sintió que aquella mirada lo quemaba demasiado, así que, salió de la cama inmediatamente y sacó del último cajón de la mesita el lubricante y un par de condones, dejándolos a mano para no tener que entretenerse luego. Volvió después a la cama, cuando no había pasado ni un minuto desde que se había alejado del calor del cuerpo del menor, subiéndose sobre sus muslos e inclinándose directamente sobre su pecho, atrapando con sus labios y sus dientes su pezón derecho.

 

            —Ahhhh… mmmm…

 

            Un gemido grave escapó de los labios de JunHyung y SungHo no pudo evitar sonreír contra su piel porque las reacciones honestas del cuerpo del menor eran algo que lo fascinaba completamente y quería obtener muchas más. Por ello, siguió rondando por su torso, por su pecho, besando, lamiendo mordiendo sin fuerza cada milímetro de su piel, escuchando sus gemidos, como una especie de banda sonora, resonando en la habitación. Poro a poco fue descendiendo por aquellos abdominales marcados, muchísimo más marcados y duros de lo que habían estado la vez anterior, subiendo y bajando de forma acusada por la rapidez de su respiración. SungHo no podía evitar mirar de vez en cuando al menor, con sus ojos cerrados, agarrándose a las sábanas, disfrutando del contacto de sus labios. Pronto acabó llegando a la cinturilla de sus vaqueros y le abrió el botón y bajó la cremallera con sus manos, tirando de éstos hacia abajo, obteniendo la colaboración inmediata de JunHyung, que alzó sus caderas lo suficiente como para que SungHo le bajara los pantalones y se los quitara del todo. En su entrepierna, todavía bajo sus calzoncillos, se le notaba el bulto de su erección y el mayor se lamió los labios de forma inconsciente, mojándolos con su saliva, sintiéndose muy excitado ante aquella visión del menor.

 

            SungHo se inclinó de nuevo sobre el cuerpo de JunHyung para darle un leve mordisco, solo con sus labios, a su miembro, todavía por encima de la tela, haciendo que el menor soltara un pequeño grito, sorprendido.

 

            ¡Hyung! —se quejó, entre divertido y sorprendido por lo que acababa de pasar.

            —Era solo para relajarte —respondió SungHo, aunque no había sido para nada para eso, simplemente había sido un impulso que no había podido ni tampoco querido controlar—. ¿Estás preparado? —le preguntó, queriendo una confirmación antes de seguir adelante… porque él tenía demasiadas ganas y JunHyung había estado todo el rato receptivo, pero ahora iba a comenzar una parte nueva para él y si quería negarse, SungHo no lo iba a obligar, simplemente terminarían masturbándose el uno al otro.

            —Sí, hyung —contestó el chico—. Quiero… quiero sentirte dentro… ver cómo es… —y añadió—: me gusta que lleves la iniciativa de esta manera, dejarme hacer en tus manos.

            —Está bien —respondió él.

 

            SungHo se movió sobre la cama para alcanzar los labios de JunHyung y darle un beso corto que el menor correspondió con ganas, enredando sus brazos en su cuello y atrapándolo con sus piernas aferrándose a su cintura, provocando que no hubiera ni un solo milímetro de espacio entre ambos, sus entrepiernas rozándose la una con la otra, completamente duros y excitados. Cuando dejaron de besarse, SungHo estiró su brazo izquierdo hacia la mesita, sobre la cual había dejado hacía unos momentos los condones y el lubricante y agarró el tubo antas de volver a colocarse al final de la cama, esta vez entre las piernas de JunHyung. Le quitó los calzoncillos al menor, escuchando una protesta sobre que él todavía estaba demasiado vestido que ignoró deliberadamente. Después vertió un poco de aquel líquido viscoso en el trasero de JunHyung, provocando que éste se tensara un poco por el contraste del frío del lubricante con su piel caliente.

 

—Relájate… —le pidió, con tono suave y JunHyung respiró hondo para poder relajarse—. Así… —SungHo echó un poco de lubricante sobre su dedo índice y después lo acercó a su ano, tocándolo primero alrededor antes de comenzar a introducirlo. JunHyung se volvió a tensar irremediablemente ante la intrusión extraña en su cuerpo—. Respira hondo —le pidió y el chico lo hizo. Una, dos, tres veces, hasta que dejó de estar tan tenso liberando el dedo de SungHo para que pudiera comenzar a moverse—. ¿Estás bien? —le preguntó.

—Sí… sí… es solo… —el chico hizo una pequeña pausa—, extraño…

            —Si te duele… me lo dices y paro, ¿vale? —volvió a decirle y JunHyung asintió aquella vez también.

 

            Con calma y echando un poco más de lubricante, siguió introduciendo su dedo en el cuerpo de JunHyung hasta que finalmente estuvo completamente dentro, después, esperó a que el chico se terminara de acostumbrar a aquella intrusión antes de comenzar a moverlo, dentro y fuera, tocando con su mano derecha el miembro de su novio para tratar de distraerlo de la incomodidad y el leve dolor que le estuviera provocando la intrusión, ahogándolo en diferentes sensaciones para que su cuerpo acabara aceptando la intrusión como placentera hasta que se acostumbrara a ella. JunHyung no tardó en comenzar a gemir, más por lo que estaba haciendo su mano, envolviendo su miembro, que por su dedo moviéndose en su recto, pero aquello le dio algo de mas confianza a SungHo para moverlo un poco más rápido, abriendo su ano un poco más para que un segundo dedo entrase en él. Siguió de aquella forma hasta que JunHyung comenzó a mover sus caderas, queriendo más y solo entonces sacó su dedo índice de su cuerpo.

 

            —¿Te gusta? —le preguntó, echándose más lubricante en los dedos.

            —Sigue siendo… raro —respondió JunHyung—, pero creo que sí…

 

            Por el momento, aquello era más que suficiente, así que, SungHo adentró en aquel instante dos dedos en su cuerpo, abriéndose paso lentamente hacia su interior sin tener casi oposición a aquella intrusión, moviendo sus dedos dentro y fuera, a la vez que masturbaba al menor. Jadeos pesados, gemidos graves, su pecho subiendo y bajando rápidamente… JunHyung estaba a punto de correrse, así que, SungHo dejó de tocar su miembro y se enfocó en su trasero, tratando de hacerlo bien, de no hacerle daño, pero aún así acostumbrándolo a aquello. Él estaba demasiado excitado y necesitaba que lo tocasen, necesitaba que las grandes manos de JunHyung envolviesen su miembro y lo tocasen, dejándolo sin aliento, pero por el momento lo único que podía hacer era seguir preparando a su novio. Los gemidos de JunHyung no se detuvieron ni aun cuando ya había dejado de tocar su miembro y sus caderas volvían a moverse en busca de más y más, así que, SungHo acabó sacando finalmente sus dedos del interior del chico. Se sentía que iba a estallar dentro de sus pantalones y de sus calzoncillos, así que, rápidamente se limpió los dedos con un pañuelo y después terminó de desnudarse, bajo la atenta mirada de JunHyung, desde la cama, con un deseo mal contenido en sus ojos.

 

            Hyung… —lo llamó JunHyung—. Quiero tocarte.

 

            SungHo sonrió y asintió. Su miembro estaba ávido porque lo tocasen y necesitaba estar un poco más duro para ponerse el condón, así que, volvió a la cama cogiendo los condones y dejándolos cerca, sobre el colchón, mientras JunHyung se acomodaba sobre la cama hasta quedar sentado haciendo algunas muecas, probablemente sintiendo una pequeña tirantez en su trasero. No obstante, aquello no lo debió molestar demasiado porque se sentó frente a él, pegando sus cuerpos al máximo y, a la vez que atrapaba sus labios, envolvió su miembro con su mano. SungHo abrió su boca para dejar escapar un gemido que quedó ahogado en el beso, un beso en el que en los labios de JunHyung se formó una sonrisa antes de meterle la lengua hasta prácticamente la garganta. Se sintió sofocado, sin aire, al borde del abismo mientras el menor lo tocaba y besaba y cuando finalmente paró de hacer las dos cosas, no pudo evitar dedicarle una mirada de reproche porque necesitaba muchísimo más. No obstante, JunHyung solo sonrió y buscó los condones sobre la cama para abrir uno y colocárselo cuidadosamente en su miembro erecto y a punto de estallar en uno de los placeres más exquisitos.

 

            —Relájate —le pidió de nuevo a JunHyung cuando se tumbó en la cama, abriendo sus piernas para hacerle hueco—. Prometo ser lo más cuidadoso posible.

            —Confío en ti —respondió el menor, provocando que el corazón de SungHo latiera rápidamente dentro de su pecho. JunHyung era demasiado encantador y le agradecía infinitamente que hubiera decidido intercambiar sus papeles aquel día para que pudiera demostrarle bien cómo hacerlo todo, lento, con cuidado, para poder volver a estar unidos como uno solo—. Confío en que no me vas a hacer ningún daño, hyung.

 

            SungHo se mordió el labio inferior y se aguantó las ganas de volver a besarlo porque las ganas de introducirse en el cuerpo de JunHyung sobrepasaban a cualquier otra cosa en aquellos momentos. Quería mucho a su chico, lo adoraba, y lo único que necesitaba en ese instante era sentir cómo las paredes de su recto apretaban mientras se movía dentro y fuera de su cuerpo. Con cuidado, no obstante, llevó su miembro hasta su ano y volvió a echar abundante lubricante sobre ambos para hacer la penetración lo más fácil y resbaladiza posible. Se agarró a las caderas de JunHyung en cuanto la punta de su miembro comenzó a abrirse camino en su interior y se ayudó con ello a seguir adentrándose poco a poco. Al principio, JunHyung protestó, siseando y SungHo se detuvo inmediatamente, esperando a que el menor respirara y se relajara o le diera indicaciones de si debía de continuar o no. su chico no dijo nada, solo respiró hondo varias veces y sus paredes se relajaron, haciendo que SungHo volviera a moverse un poco más, dentro y fuera, lento, pero de forma constante. No supo cuanto tardó en estar completamente dentro de JunHyung, pero cuando finalmente lo hizo, no pudo evitar dejar escapar un leve gemido porque la sensación lo abrumaba y le gustaba demasiado —quizás no tanto como cuando sentía el miembro de alguien en su interior, pero aquella sensación casi se podía comparar, sobre todo cuando quien estaba bajo él era JunHyung, pareciendo un ángel caído, todavía lo suficientemente puro, pero encontrando el placer en el pecado—.

 

            —¿Estás bien? —le preguntó a JunHyung. Su chico asintió, pero se tomó un poco de tiempo para responder.

            —Sí… estoy bien… —dijo—. Puedes seguir… creo que… me está gustando mucho…

 

            No pudo evitar sonreír ante aquel comentario y después comenzó a moverse, lentamente, todavía acostumbrándolo a la intrusión, pero con ritmo, no dejando de moverse ni un solo segundo. La fricción entre sus cuerpos unidos era adictiva, deliciosa y SungHo no podía ni quería parar. JunHyung comenzó a mover sus caderas al ritmo, algunos gemidos escapándose de sus labios cuando pareció alcanzar su próstata con la punta de su miembro y SungHo tomó aquello como que podía moverse mucho más rápido, así que lo hizo, empezando a llevar un ritmo enloquecedor en el que sus caderas chocaban con fuerza la una con la otra y el sonido de sus respiraciones fuertes y gemidos llenaron la habitación. Siguió con aquel ritmo completamente ido, perdido en sus sensaciones, hasta que notó cómo el fuego comenzaba a acumularse en su bajo vientre y entonces llevó su mano izquierda al miembro de JunHyung, comenzando a tocarlo al ritmo que lo penetraba para que acabaran alcanzando el clímax… juntos. Al final, se corrieron, con solo unos instantes de diferencia, JunHyung en su estómago, SungHo dentro de su cuerpo, en el condón, ambos jadeantes y satisfechos. Con su pecho subiendo y bajando rápidamente y temblando ligeramente y sus ojos velados por el placer, sudado y el flequillo pegado a la frente, JunHyung ofrecía una vista demasiado perfecta y SungHo, todavía con los residuos del orgasmo en su cuerpo, salió de JunHyung, quitándose el condón y haciéndole un nudo, dejándolo en el suelo al lado de la cama, demasiado perezoso como para levantarse a tirarlo a la basura y simplemente se tumbó junto a JunHyung, abrazándose a su cuerpo, queriendo reponerse con él del orgasmo.

 

            —Hyung… —murmuró el chico, después de pasar un rato callados, en un silencio cómodo y perezoso, cansados, satisfechos, a las puertas del sueño—. Tenías razón…

            —Yo siempre tengo razón —trató de bromear, con su cabeza echada sobre el pecho de JunHyung.

            —Eso también es verdad… —respondió el menor—, pero… me refiero a esto… no ha sido para tanto… no ha dolido casi nada porque lo has hecho bien… —tomó un poco de aire, todavía no repuesto de todo lo anterior—, y siento haber sido tan cabezota… no sé cómo he podido estar todo este tiempo sin ti… así…

 

            SungHo no respondió, solo dejo un pequeño beso sobre su pecho antes de volver a acomodarse sobre él. Estaba feliz porque había tenido buen sexo con su novio y también porque éste finalmente había aceptado que lo que había hecho en los anteriores meses no había sido la mejor forma de abordar el asunto. Habían atravesado un pequeño punto critico en su relación y lo habían acabado salvando, como el capullo de una flor a punto de abrirse cuando llega un día de frío repentino y no se marchita, sino que se hace mucho más fuerte hasta que al final acaba terminando de florecer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Escribí la primera escena más o menos hacia inicios de junio y tardé más de un mes en volver a ponerme a escribir la otra parte porque no sabía cómo enfocarla… me tiré mucho de los pelos hasta que al final di con cómo poder continuar y no paré hasta que lo tuve hecho.

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