Capítulo
1
—Cuando me dijiste que
nos íbamos a Jeju unos días, lo último que me esperaba era esto —dijo JiSung,
señalando a su alrededor, a los otros ocupantes del vehículo que habían
alquilado para moverse por la isla.
Estaba
enfadado, era algo que se podía apreciar a simple vista, pero ya no había
vuelta atrás, WookJin ya no podía dar marcha atrás en aquello que había
planeado para esos días que iban a pasar en Jeju. A JiSung solo le había dicho
que iban a ir ellos dos, como una especie de escapada romántica, para tratar de
arreglar la extraña situación en la que se encontraba su relación, pero lo que
había planeado y llevado a cabo había sido una cosa muy distinta… de ahí el
enfado del mayor. Lo que se suponía que iban a ser unos días en pareja, en
aquella isla increíble al sur de la península, se había convertido en un viaje
con todos sus amigos, entre ellos YongSoo. WookJin sabía que había hecho un
movimiento muy arriesgado y que aquella jugarreta le podía costar sin ninguna
duda su relación con JiSung, pero había apostado todas sus cartas y tenía la
impresión de que, aunque el mayor estuviera enfadado y reticente en un inicio,
finalmente, aquel viaje iba a dar sus frutos.
—No
os preocupéis —dijo KyuBin, mientras conducía—. No vamos a molestaros en absoluto,
podréis seguir siendo tortolitos todo lo que queráis.
—Y
si solo os coméis la boca cuando no estamos delante, os juro que lo
agradeceremos un montón —agregó TaeYeob desde el asiento del copiloto.
WookJin
sonrió sin poder vitarlo. Agradecía infinitamente que sus amigos se hubieran
prestado a aquella locura y que durante aquellos días fueran tan colaborativos
con él porque no había sido fácil convencerlos y había tenido que tirar de
elogios exacerbados y chantajes para hacer que todos ellos accedieran… pero
ahora estaban todos allí, de camino a la casa rural que habían alquilado y
durante aquellos días, tratarían todos de que las cosas salieran como WookJin
las había planeado después de calcular minuciosamente todas y cada una de las
probabilidades y sacar adelante aquello.
—Si
llego a saber que vosotros también venís, no me monto en el avión —replicó
JiSung—. De hecho, si no me hubierais arrastrado hasta la furgoneta, os juro
que habría ido al mostrador a sacarme un billete en el siguiente avión para
volver a casa.
—Hyung…
—murmuró SungHo en los asientos justo de delante a los que se encontraba JiSung
sentado, entre medias de YongSoo y WookJin, girando su cabeza hacia él—.
Sabemos que eres rico y que no te importa malgastar tu dinero en estas
tonterías… pero no derroches y disfruta las vacaciones ya que estás aquí, hazlo
por los pobres que hemos tenido que ahorrar para pagarnos este viaje.
—Es
que encima lo sabíais desde hace meses —se quejó JiSung, cruzándose de brazos—.
Esto me parece una vergüenza, ¿dónde está el ticket de compra? Que quiero
devolver a mis amigos y buscarme otros.
—JiSung
hyung —comentó en aquel momento YongSoo, quitándose los cascos de las
orejas y girándose hacia el mayor—. Seguro que lo vas a pasar bien y, además, podréis
tener vuestros momentos románticos WookJin y tú, no molestaremos.
Y,
en aquella ocasión, JiSung no replicó y solo asintió a las palabras del menor,
como si, aunque aún siguiera enfadado, hubiera sido convencido para al menos
tratar de dejar aparcado el cabreo unos días y disfrutar de lo que la isla
tenía para ofrecerles. YongSoo solo había tenido que decir unas pocas palabras
y éstas habían sido las palabras mágicas que JiSung necesitaba para calmar
mínimamente aquel creciente enfado y, aunque le costara reconocerlo, aquello a
WookJin le provocaba un torbellino enorme de emociones en su interior. Aquel
torbellino de emociones provocadas por su amigo YongSoo, junto con las
reacciones que JiSung tenía cuando éste se encontraba con ellos en el mismo lugar
habían sido las causas principales de que estuvieran todos allí en Jeju.
YongSoo había vuelto a su vida aquel
año, después de mudarse en el instituto con sus padres a otra ciudad y comenzar
la universidad allí, había acabado volviendo a Seúl y reencontrándose con
WookJin por caprichos del destino. Prácticamente no habían necesitado nada para
volver a ser los mejores amigos, como cuando estaban en el instituto, y en poco
tiempo se había acabado integrando bastante bien en su grupo de amigos. WookJin
se había alegrado muchísimo de aquello, pero poco tiempo después de que YongSoo
legara a sus vidas, comenzó a darse cuenta de que su relación con JiSung
comenzaba a tener problemas. El mayor se encerraba en si mismo, le daba
evasivas con todo y, las pocas veces que estaba receptivo o con ganas de
hablar, lo hacía solo a medias tintas. Observando y con la inestimable ayuda de
TaeYeob, que emborrachó una noche a JiSung para sonsacarle la mayor información
posible, WookJin se acabó enterando de que entre YongSoo y JiSung había una
especie de atracción mutua, una tensión sexual que no habían podido resolver
WookJin imaginaba que por respeto a él. Y al principio se sintió herido y algo
enfadado, porque su novio y su mejor amigo estaban a un mero empujoncito de acostarse
juntos… pero después lo pensó mejor, recordó aquellos años de instituto en los
que también había habido una atracción mutua entre YongSoo y él en la que nunca
llegaron a hacer nada y decidió trazar aquel plan.
Ir a Jeju con sus amigos,
disfrazándolo de un viaje para todos y que así YongSoo no sospechara y
mintiéndole a JiSung para que pensara que se trataba solo de un viaje de pareja
para tratar de arreglar su relación porque esta se había ido deteriorando en el
transcurso de los últimos meses. Los únicos que sabían cuál era la versión
oficial de todo aquello eran KyuBin, SungHo, TaeYeob, JunHyung y él… y en la
versión oficial, WookJin iba a tratar aquellos días que entre ellos tres, pudiera
surgir algo.
~
Amañado. El juego de las escaleras
que TaeYeob había dibujado cuando habían llegado a la casita rural para poder
así repartirse las tres habitaciones de las que ésta contaba estaba total y
completamente amañado. Lo había hecho cuidadosamente para que no se notara,
pero aún así, estaba amañado para que los compañeros de habitación salieran
elegidos tal y como WookJin había querido. Al llegar a la casa él había jugado
su papel, se había enfadado porque no era justo que JiSung y WookJin se
quedaran con la mejor habitación solo porque eran pareja y había pedido que
entraran al sorteo de compañeros y de habitaciones solo por diversión y porque
“¿qué probabilidades había de que no estuvieran juntos al final?” WookJin, como
buen hombre de ciencias había calculado aquellas probabilidades y había resuelto
que era mucho más probable que cayeran juntos en una habitación doble, que
hacerlo separados o en la habitación que tenía tres camas y un baño privado. Y
JiSung había protestado, pero al final había entrado por el aro. TaeYeob solo
había tenido que dibujar aquella escalera amañada para que saliera en resultado
que WookJin había querido desde el inicio y, obviamente, todo había salido a
pedir de boca: JiSung, WookJin y YongSoo acabaron compartiendo la habitación
con tres camas.
TaeYeob había aceptado participar en
aquella locura porque le había parecido muy curioso el planteamiento y la
actitud de WookJin hacia aquel problema —no tenía para nada que ver el chantaje que el
menor le había hecho sobre exponer un pequeño secretillo suyo si no aceptaba
hacerlo— y quería ver si todo lo que el chico había planeado al dedillo
finalmente se acababa cumpliendo o no. Por el momento, los primeros pasos ya
habían sido dados y parecían haber salido bien, a pesar de las protestas y los
juramentos de asesinatos que JiSung estaba lanzando en aquellos momentos en el
salón de la casita rural.
—Tampoco hace falta ser tan dramático, JiSung —comentó
KyuBin, intentando poner paz y orden en el salón, aunque TaeYeob no daba un
duro por ello—. Si quieres follar con WookJin siempre puedes mandar a YongSoo a
otra habitación o hacerlo en la bañera, que es casi como una piscina de grande.
Obviamente y tal y como TaeYeob
había pensado que pasaría, el comentario del mayor lo único que hizo fue echar
más leña al fuego. JiSung se levantó del sofá, cogiendo uno de los cojines, y
corrió hasta donde KyuBin estaba para empezar a pegarle con éste mientras
despotricaba contra él y el mayor trataba de defenderse de aquellos ataques
como mejor podía, quejándose de que los golpes le dolían. TaeYeob puso los ojos
en blanco y pensó en una forma de intervenir que no le supusiera llevarse
también una paliza. Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, alguien habló
por él.
—Si molesto, no me importa venirme al salón a
dormir —comentó YongSoo, haciendo que todos los presentes se giraran hacia él—.
El sofá tiene pinta de ser cómodo y así vosotros podéis disfrutar de unas
buenas vacaciones en pareja.
—No
molestas, ¿cómo puedes pensar que molestas? —dijo JiSung de inmediato, dejando
de pegarle a KyuBin—. Solo estaba siendo un poco dramas, pero en serio, no
molestas, no tienes que preocuparte por nada, puedes dormir con nosotros
perfectamente.
El
cambio de actitud en JiSung fue tan rápido y tan opuesto a su postura inicial
que TaeYeob no pudo evitar sonreír porque su amigo era demasiado obvio. ¿Cómo
no se había dado cuenta antes de aquello? Llevaban siendo amigos más años de
los que podía recordar y, aún así, había sido incapaz de percatarse de cómo
JiSung estaba comenzando a tener sentimientos por aquel chico que había llegado
a sus vidas tan solo hacía unos meses. JiSung nunca había sido realmente amable
con ninguno, incluso había veces en las que TaeYeob se preguntaba si era amable
o cariñoso con WookJin en la intimidad porque cuando estaban todos juntos lo
trataba como si fuera uno más de ellos —salvando el ocasional sobeteo o beso
público—, pero con YongSoo siempre se había portado bien y siempre había sido
amable con él. A TaeYeob le había chocado al principio, pero lo achacó a que
YongSoo era el amigo de la infancia de WookJin y el mayor quería caerle bien y
hacerse su amigo para que le contara cosas de su novio. No obstante, había
tenido que emborrachar a JiSung para finalmente saber la verdad de aquel
extraño comportamiento y después de que éste le confesara que creía que se
estaba enamorando de YongSoo, pero a la vez seguía bebiendo los vientos por
WookJin y se sentía muy confundido justo antes de caer profundamente dormido
sobre la mesa del bar. Esa noche, el que se había quedado más confundido había
sido TaeYeob, porque WookJin le había pedido que hiciera averiguaciones sobre
ese tema en concreto y cuando se lo había contado, el chico parecía que ya lo
sabía todo y solo necesitaba aquella confirmación. Ni siquiera se lo había
tomado mal —y eso que TaeYeob lo había llamado en mitad de la noche para que
fuera a recoger a su novio— cuando le había dado la noticia y solo había
comenzado a planear aquel viaje.
TaeYeob se había metido tan hondo en
su propio mundo y se había perdido en sus pensamientos por completo, solo
saliendo de ellos bruscamente además cuando el timbre de la puerta de la casa
sonó. Inmediatamente, SungHo se levantó del brazo del sillón donde se había
acoplado JunHyung y en el que había estado sentado todo el rato para abrir la
puerta. Habían pedido algo para comer porque después de las horas que habían
echado de viaje, ninguno tenía ganas de ponerse a preparar nada —no habían hecho ni la
compra, así que la nevera de la casa que habían alquilado estaba completamente
vacía— y parecía que por fin había llegado la comida.
—Tengo
hambre —comentó JunHyung.
—¿No
son estas las primeras palabras que ha dicho en todo el día? —no pudo evitar
cuestionar. JunHyung no era un chico de muchas palabras, pero normalmente
hablaba algo estando con ellos y aquel día, TaeYeob no recordaba haberlo
escuchado hablar.
—Es
verdad, yo tampoco lo he escuchado hablar hoy —dijo WookJin, provocando que en
los labios de JunHyung apareciera un puchero.
—No empecéis a meteros con JunHyung y que
alguien me ayude con la comida, que no tengo siete brazos —gritó SungHo desde
la puerta.
—Si
lo sigues defendiendo, nos dan más ganas de darle la lata —replicó TaeYeob.
—¿Cuándo
os vais a casar? —preguntó WookJin entonces—. Que quiero ir guapo a la boda.
Pero
SungHo lo único que hizo fue girarse hacia ellos para poner los ojos en blanco
y volver a pedir ayuda para que alguien le sujetara las bolsas y la única
persona que se levantó fue JunHyung.
~
YongSoo todavía se sentía un poco
incómodo mientras estaba tumbado en la cama. Incómodo porque había comido
demasiado y porque le costaba un poco quedarse dormido en sitios extraños… pero
también incómodo porque sentía que WookJin los había arrastrado a todos a aquel
viaje porque tenía algo en mente y no sabía qué podía esperarse. Había veces en
las que sentía que su amigo podía ver a través de él y leerlo perfectamente,
sabiendo de aquella forma todos sus secretos, incluso los más íntimos y
profundos, aquellos en los que apenas se permitía pensar siquiera porque eran
una completa locura y lo único que le provocaban era dolor en la cabeza y en el
corazón. Otras veces, en cambio, no podía evitar pensar que no debía saber
absolutamente nada porque la forma en la que reaccionaba a él o hablaba con él
no había cambiado y el chico estaba completamente seguro de que, si lo supiera,
mínimo un puñetazo le habría dado. Es lo mínimo que cualquiera haría si se
enterase de que su mejor amigo se estaba enamorando de su novio… y, sobre todo,
si también se enterase de que siempre había estado enamorado de él.
YongSoo también se sentía incómodo
porque además de haber acabado en aquel extraño viaje con aquellos a los que
había comenzado a ver como a sus amigos, tenía que dormir en la misma
habitación que las dos personas que más quería y que, además, estaban saliendo
juntas. YongSoo ni siquiera se entendía. No sabía por qué se tenía que sentir
de aquella forma ni por qué justo se había tenido que sentir así con ellos dos,
solo había sucedido.
—No se te ocurra meterte en la cama conmigo —escuchó
sisear a JiSung en el silencio de la noche y de la habitación. También escuchó
los muelles de una cama hundirse por más peso y supo que WookJin no le había
hecho caso alguno—. Te he dicho que no lo hicieras.
—¿Cuándo
he hecho yo algo que quisieras? —preguntó WookJin en voz baja, pero con un tono
juguetón, antes de añadir inmediatamente—. ¿Sigues enfadado conmigo, honey?
JiSung suspiró profundamente antes
de decir algo en un tono de voz tan bajo que YongSoo no pudo escuchar y se
sorprendió a sí mismo girándose hacia las voces, poniéndose más cerca para
tratar de escuchar qué era lo que decían.
—Sabes que puedes decirme lo que quieras —murmuró
WookJin en respuesta a lo que fuera que le hubiera dicho JiSung antes—. YongSoo
tiene que estar a estas alturas en el quinto sueño, no lo vamos a despertar si
hablamos un poco.
—¿Se
duerme rápido? —cuestionó JiSung.
—Hum…
o al menos así era en el instituto… —WookJin hizo una breve pausa—. ¿Estás
enfadado conmigo?
—No
estoy enfadado… —respondió el mayor—. Ya te lo he dicho antes… no al menos lo
que se suele definir como enfadado…
—No
estás a gusto con algo —dijo WookJin—. Hace tiempo que no lo estás, no es solo
ahora… es desde que os presenté a YongSoo.
Y
JiSung no contestó de inmediato, sino que se dio su tiempo para ello. YongSoo
casi se comenzó a comer las uñas porque acababa de ser mencionado en la
conversación y de una forma que no se esperaba. Había sentido en muchas
ocasiones las miradas fijas de WookJin cuando ellos dos se encontraban juntos
de cualquier forma, ya fuera porque se habían sentado al lado o porque habían
acabado más cerca el uno del otro por lo que fuera y había visto también cómo
en su expresión se notaba que le daba vueltas a algo. Los demás habían dicho
muchas veces que JiSung no se comportaba con nadie como se comportaba con él y
YongSoo había escuchado a WookJin quejarse en alguna ocasión que el mayor
estaba raro a veces, aunque jamás había pensado que pudiera ser él la causa de
ello. Su corazón latía rápidamente dentro de su pecho, tan rápido y tan fuerte
que el chico temió que se pudiera escuchar el latido en la habitación y los
otros dos ocupantes de esta se dieran cuenta.
—¿Qué
es lo que tramas, Jung WookJin? —fue lo que preguntó JiSung, no contestando a
lo que el chico le había dicho.
—No
tramo nada —murmuró WookJin—. Solo quiero que estemos bien.
—¿Y
a qué viene todo este paripé?
—No
es ningún paripé —respondió su amigo—. Te quiero, Park JiSung.
YongSoo
suspiró profundamente casi sin darse cuenta y se tapó la boca con las manos
para ahogar cualquier otro sonido que quisiera salir de esta, con miedo a que
lo hubieran podido escuchar. Sin embargo, ninguno de los dos parecía haberlo
hecho. Sonidos de besos se dejaron escuchar en la habitación, resonando en
aquellas cuatro paredes y en los oídos de YongSoo, haciendo que el chico
sintiera cómo el peso de toda la realidad caía sobre él sin piedad. No era más
que un extraño, no era más que un antiguo amigo que había reentrado en la vida
de WookJin y no tenía ningún derecho sobre nada ni sobre nadie. Solo tenía
demasiadas fantasías, muchos pájaros en la cabeza.
Acabó
moviéndose de nuevo cuidadosamente sobre la cama, alejándose ahora del ruido de
los besos, tapándose con sus manos y la almohada las orejas para amortiguar lo
máximo posible el sonido. Tenía que tratar de dormir porque se suponía que al
día siguiente iban a ir todos a hacer algunas actividades que habían planeado y
tenía muchas ganas de alejar su mente de cualquier tipo de pensamiento y
pasarlo bien, sin cuestionarse nada, simplemente disfrutar y pasarlo bien,
porque aquello eran unas vacaciones y no podía hundirse en la miseria por algo
que ya sabía. JiSung y WookJin eran una pareja que se quería, aunque tuvieran
sus más y sus menos, y él sobraba en aquella ecuación, porque todo lo que
fueran más de dos, sobraba en una pareja.
YongSoo
tardó un rato en dormirse, bastante más del tiempo que acostumbraba en hacerlo,
pero al menos pudo conciliarlo a pesar de los besos y las risas breves y quedas
que salían de la cama de al lado.
~
—¿Crees que estarán bien? —preguntó JunHyung.
Desde que habían salido aquella
mañana de la casa que habían alquilado una hora y media antes de lo que habían
acordado hacerlo para dejar allí a JiSung, YongSoo y WookJin, por petición de
este último, no había podido parar de pensar en ello. Tenía una ligera idea de
lo que estaba pasando y lo que el chico quería hacer, pero no había querido
saber todos los detalles de ello. Eran sus amigos, pero sus tejemanejes
sentimentales no era algo que le interesase demasiado… aun así, si algo salía
mal o como WookJin no esperaba, todos acabarían bregando con las consecuencias
y si había algo que a JunHyung no le gustaba eran los cambios.
—Creo que son lo suficientemente adultos como
para poder expresar sus sentimientos de forma correcta —comentó SungHo,
prácticamente hablándole a la oreja.
El
mayor estaba sentado en el capó de la furgoneta que habían alquilado para esos
días, tras él. JunHyung lo había ayudado a subir antes y como se resbalaba, se
había colocado entre sus piernas, como apoyo. Sentía todo el cuerpo de SungHo
pegado a su espalda y, en ocasiones, cuando se recolocaba sobre el capó, le
pasaba los brazos por el cuello o la cintura y JunHyung se olvidaba de respirar
por un segundo porque el contacto físico con el mayor siempre lo hacía estar
alerta durante los primeros instantes, hasta abandonarse a él sin reservas
porque cuando SungHo lo tocaba de alguna forma se sentía feliz y calmado —mucho
más de lo habitual—.
—Yo me enfadaría si me hubierais dejado tirado —murmuró,
tratando de seguir con la conversación y dejar de pensar en la mano izquierda
de SungHo sobre su pecho.
—Probablemente
tengan cosas más importantes en las que pensar.
Aquello era cierto. Si WookJin
aprovechaba aquellos momentos para hablar con ellos tal y como les había dicho
que haría, los tres tendrían mucho en lo que pensar y casi ni se acordarían de
que los habían traicionado, yéndose muchísimo antes a la actividad que habían
programado para todos. Lo habían hecho para que pudieran solucionar aquella
cosa que se traían entre manos, pero también se habían perjudicado ellos mismos
un poco porque al salir tan temprano, todavía tenían que esperar un buen rato
antes de poder montarse en aquel todoterreno que aprovechaba los desniveles del
terreno para ofrecer a los turistas una experiencia curiosa y divertida. KyuBin
y TaeYeob estaban allí con ellos también, aunque se habían ido un poco más
lejos a echarse fotos el uno al otro como si estuvieran haciéndose un photoshoot,
aprovechando el paisaje verde y paradisiaco de la isla y los habían dejado
solos allí, esperando a que les llegara la hora que habían reservado. SungHo y
él no eran de muchas fotos, aunque habían hecho algunas como recuerdo.
—¿Quieres un chupachups? —le preguntó SungHo,
sacándolo de sus pensamientos. JunHyung asintió—. Tengo la mochila cargada de
chuches, voy a por ella —y SungHo hizo el ademán de moverse para bajarse del
capó del coche, pero no lo dejó.
—No
te preocupes hyung, ya voy yo —le dijo—. ¿Dónde los tienes?
—Mmmmm…
en el bolsillo pequeño interior… creo —respondió el mayor—. Gracias, JunHyung.
El
chico le quitó importancia a aquello porque realmente no la tenía. Lo único que
tenía que hacer era sacar los chupachups de la mochila, no se iba a quebrar por
eso. JunHyung se dirigió a la parte de atrás de la furgoneta y abrió la puerta
a los asientos en los que ellos dos se habían sentado en el camino a aquel
lugar elevado de la isla, cogiendo la mochila de SungHo y buscando en el
bolsillo que el mayor le había dicho. Los chupachups no estaban allí, solo
estaba su cartera, abarrotada de recibos, que se abrió nada más la tocó.
JunHyung la cogió para tratar de cerrarla bien y se dio cuenta entonces de que SungHo
tenía en ella una foto de los dos juntos guardada. No pudo evitar sonreír ante
aquello porque recordaba a la perfección cuando se habían hecho aquella foto,
un par de años atrás, ese verano en el que habían hecho aquel curso de
baristas. Se lo habían pasado bastante bien juntos y se habían conocido mucho
mejor gracias a ello porque habían pasado más tiempo juntos del que lo habían
hecho hasta entonces y JunHyung había comenzado a sentirse verdaderamente
cómodo con SungHo desde ese momento. Después de observar la foto por unos
momentos, acabó guardando la cartera y rebuscó en el resto de la mochila hasta
que al final encontró los chupachups y sacó un par para ellos de la bolsa,
volviendo junto al mayor y colocándose de nuevo entre sus piernas para que éste
siguiera estando cómodo sobre el capó del coche.
—Gracias,
JunHyung —volvió a decir SungHo al coger el chupachups.
JunHyung
giró su cabeza un poco hacia él para dedicarle una pequeña sonrisa y se
encontró el rostro del mayor muy cerca del suyo, así que, con el corazón
latiéndole rápidamente dentro de su pecho, giró de nuevo su cabeza rápidamente
para mirar al frente, esperando que SungHo no se hubiera dado cuenta de lo que
acababa de provocarle, porque se acababa de poner muy nervioso… y su
nerviosismo creció cuando el mayor se abrazó a su cuello y se pegó muchísimo
más a su cuerpo, haciendo que se atragantara con su propia saliva. Tardó unos
momentos en acostumbrarse de nuevo al contacto de éste y solo pudo relajarse
cuando dejó de pensar en ello, ocupando su mente con pensamientos sobre el
resto del viaje y cómo se iría desarrollando mientras se comía el chupachups.
—¡SungHo! ¡JunHyung! —llamó TaeYeob,
apareciendo frente a ellos un rato después—. Posad que os haga unas fotos.
JunHyung quiso escaparse de las
fotos, pero SungHo utilizó sus piernas, enredándolas en su cintura, para no
dejarlo irse y al final se quedó clavado en el sitio, sintiendo cómo su corazón
volvía a latir fuertemente cuando el mayor se inclinó también sobre él para
posar para las fotos. TaeYeob les hizo algunas fotos y pareció contento con el
resultado porque sonrió cuando las revisó.
—¡Qué asco me dais los tortolitos! —dijo
después, dejando a JunHyung con una taquicardia porque se suponía que nadie
debía saber que SungHo le gustaba.
~
JiSung bloqueó de nuevo su teléfono
móvil después de tratar de contactar por enésima vez con alguno de los cuatro
desgraciados que tenía como amigos —o ex amigos, más bien, porque después de
aquella jugarreta no creía que se merecieran el calificativo de amigos—. Los
tres ocupantes de su habitación se habían levantado a la hora que habían
acordado para ir a una actividad que habían programado, pero se habían
encontrado con una nota en el salón que los avisaba de que se habían ido ya,
dejándolos atrás. Y JiSung se había cabreado, por supuesto que se había
cabreado. Aquel viaje desde el primer momento era un completo despropósito, una
encerrada orquestada por su novio WookJin que estaba claro que quería algo de
él y de YongSoo y había metido al resto de sus amigos en todo aquello. JiSung
se lo había preguntado la noche anterior, pero le había dado largas y después
le había metido la lengua hasta la garganta para distraerlo del tema, por lo
que no había podido seguir preguntándole sobre ello, aunque sabía que algo
tramaba.
Todavía
algo cabreado, salió de la habitación hacia el salón, encontrando allí solo a
WookJin, sentado en el suelo, apoyado contra el cristal del amplio ventanal que
daba al jardín privado de aquella casa, con un tablero de ajedrez cuya partida
se había quedado a mitad, un libro olvidado en sus manos, mirando por la
ventana como si en el exterior hubiera algo mucho más interesante que en el
libro que estaba leyendo. JiSung supuso que la partida a medias la debía de
haber estado jugando con YongSoo mientras él se dedicaba a spamear y
llamar a sus amigos para tratar de pedirles una explicación, pero el otro chico
se debía de haber cansado o aburrido de ir perdiendo y había abandonado
finalmente la partida y a WookJin.
Con
cuidado y tratando de que el menor no advirtiera su presencia, se acercó a él
para tratar de ver qué era lo que WookJin encontraba tan interesante en el
jardín. En cuanto la extensión del terreno entró en su campo de visión, JiSung
pudo ver que lo que WookJin estaba observando con tanta curiosidad e interés
era YongSoo, que se encontraba debajo del naranjo del jardín, escuchando música
con aquel walkman viejo del que siempre lo acompañaba y del cual le había
hablado a JiSung en alguna ocasión. No sabía mucho del tema, pero WookJin le
había comentado que solía usarlo como punto de apoyo cuando había algo que lo
molestaba especialmente o tenía muchas cosas en la cabeza. JiSung tampoco sabía
qué era lo que podía haber provocado que el chico se hubiera ido al jardín con
el walkman a aclararse las ideas, pero intuía que WookJin sí que debía saberlo,
así que, finalmente dejó de dárselas de gato sigiloso y se acercó a su novio
haciendo algo de ruido para que notara su presencia allí. Inmediatamente, el
chico se giró hacia él, un poco sobresaltado, pero en cuanto vio que se trataba
de él, parpadeó lentamente y le dedicó una sonrisa de bienvenida.
—¿Has
conseguido contactar con los demás? —le preguntó justo cuando JiSung estaba a
punto de devolverle la sonrisa, torciendo su gesto al recordar a aquellos
capullos—. Algo me dice que no —añadió WookJin el ver el cambio en su
expresión.
—Y
algo me dice a mí que tú sabes el motivo por el cual nos han dejado tirados
aquí a los tres y el motivo por el cual está la partida de ajedrez a medio terminar,
YongSoo en el jardín y tú sin quitarle los ojos de encima —agregó él.
WookJin le dedicó una de sus
sonrisas pícaras y después le indicó que se sentara junto a él, en el suelo
junto a la ventana. JiSung suspiró profundamente y después acabó haciendo lo
que el chico le pidió, sentándose junto a él, sus cuerpos pegados el uno al
otro sin dejar ni un mínimo espacio. Una vez allí, le dedicó una mirada al
menor para indicarle que ya podía comenzar a hablar y contarle todo lo que
estaba pasando allí, pero WookJin lo único que hizo en el momento fue buscar
con su mano izquierda la mano derecha de JiSung y entrelazar sus dedos. El
silencio se instaló entre ambos durante unos momentos, pero fue un silencio
cómodo, porque JiSung sabía que su novio iba finalmente a hablar cuando pensara
qué era lo que podía decirle. Estaba claro que, si tramaba algo, no le iba a
contar absolutamente todo desde el principio y JiSung sentía ganas de
asesinarlo lentamente por ello, pero también sabía que él tenía mucha culpa en
lo que estaba pasando entre ellos y WookJin seguramente se estaba tomando la
molestia de arreglarlo, por lo que esperó pacientemente hasta que el chico
volvió a hablar.
—He estado hablando con YongSoo sobre el deseo
y la libido —le dijo, sorprendiéndolo, porque jamás se habría esperado que
aquello fuera lo que habían estado hablando—. Sobre la curiosidad y
experimentar… y también sobre dar rienda suelta a los deseos.
—Una
conversación un poco profunda para un martes por la mañana mientras jugáis al
ajedrez, ¿no crees? —no pudo evitar comentar.
—Mmmmm…
puede ser —comentó WookJin—, pero creo que es también una conversación válida,
como cualquier otra —y añadió—. Quiero decir, no es algo de lo que se suela
hablar mucho porque todo el tema del sexo y los deseos sexuales es como muy
tabú en el mundo y, sobre todo, nosotros siendo gays se acaba todo relegando a
la intimidad y al dormitorio… porque por ejemplo si yo en algún momento
quisiera tocarte la polla un rato aquí en el salón, delante de todos, estaría
muy mal visto, pero si te la toco en una habitación donde estamos solos y nadie
se entera, no pasa nada, pero es en realidad el mismo deseo.
—Coincido
contigo en que hay muchos tabús en todo el tema de las relaciones sexuales —dijo
JiSung, porque lo que acababa de comentar WookJin era muy cierto.
—También
pasa con las relaciones en general —siguió su chico—. Todo el tema de la
monogamia y el querer a una sola persona por el resto de tus días, reprimiendo
tus deseos más oscuros y ocultos por otros y en la vida en general —WookJin
suspiró—. Es todo muy complejo y creo que le he calentado mucho la cabeza a
YongSoo, por eso se ha ido al jardín a despejarse —terminó, esbozando una
sonrisa cálida.
JiSung asintió, confirmándole que
había entendido lo que le había querido decir y que estaba de acuerdo con él.
Las relaciones eran muy complicadas y, por eso mismo, él se encontraba en
aquella encrucijada… porque quería a WookJin con toda su alma, pero en
ocasiones quería besar a YongSoo como si le fuera el alma en ello. Las
relaciones eran muy complicadas, los deseos lo eran también… y Park JiSung
estaba sumamente confundido con todo.
~
KyuBin estaba todavía sentado sobre
la manta que habían echado sobre el suelo para comer, disfrutando un poco de los
escasos rayos de sol que se filtraban de vez en cuando entre la densa capa de
nubes que había decidido acompañarlos aquel día en Jeju. SungHo y JunHyung se
habían ido hacía rato para hacer una ruta de senderismo que había cerca del
lago donde habían decidido acampar durante el almuerzo y TaeYeob había decidido
hacer fotos de aquel paisaje tan increíble que tenían ante ellos en lugar de
ponerse a subir una montaña porque eso lo podía hacer perfectamente en Seúl,
pero aquellas fotos no y KyuBin se había quedado con él junto al lago. Habían
ido a la isla para pasar unos días tranquilos y hacer senderismo no le parecía
tan tranquilo como quedarse sentado en aquella manta, disfrutando del paisaje y
siguiendo con los ojos todo lo que TaeYeob hacía porque le parecía super
interesante la pasión que siempre tenía cuando hacía fotos.
Como si el menor hubiera adivinado
que estaba mirándolo y pensando en él, se giró hacia KyuBin y le indicó con la
mano desde donde se encontraba, a la orilla misma del lago, que se acercara a
él. KyuBin remoloneó un poco porque no le apetecía levantarse, pero al final lo
hizo porque seguro que el chico lo había llamado porque quería que le hiciera
algunas fotos y a él no le importaba para nada hacerle todas las fotos que
quisiera porque TaeYeob salía siempre bien en las fotos.
—¿Qué querías? —le preguntó al llegar junto a
él, pero TaeYeob no le respondió, simplemente le sonrió y lo cogió del brazo,
tirando de él hasta colocarlo a su lado, alzando después su mano izquierda con
su móvil para buscar el mejor ángulo para sacarse un selfie y KyuBin sonrió y
posó para las diversas fotos en distintos ángulos que el menor les hizo.
—Apenas
tenemos fotos juntos —comentó TaeYeob cuando finalmente decidió que ya había
hecho las fotos suficientes, separándose de él para fijar su atención en el
móvil y comprobar que las fotos habían salido todas bien—. Solo nos hacemos
fotos el uno al otro.
—Es
cierto —coincidió KyuBin.
Y
justo en ese instante una ráfaga de aire fuerte y bastante fría para la época
del año en la que se encontraban los azotó, haciendo que el pelo se les
revolviera y que TaeYeob alcanzara el brazo izquierdo de KyuBin para seguir en
pie porque aquella racha había sido tan repentina que los había pillado a ambos
desprevenidos. KyuBin no pudo evitar esbozar una sonrisa porque el ataque del
viento vino tan pronto como se fue, pero los había dejado a los dos totalmente
desestabilizados y con el pelo revuelto. TaeYeob se soltó de su brazo para
comenzar a peinarse con los dedos y KyuBin, al ver que no atinaba demasiado,
acabó ayudándolo, llevando su mano derecha hasta su rostro y retirando su largo
flequillo de su cara, colocándoselo detrás de la oreja para que dejara de estorbar.
Aquello simplemente fue un gesto amable, normal y corriente, que había hecho
sin pensar, pero el chico ante él se quedó completamente paralizado, casi sin
respirar, mirándolo a los ojos fijamente, con éstos brillándole como un mar de
estrellas, provocando que KyuBin también se quedara sin aliento.
—Precioso…
—murmuró sin poder evitarlo, en apenas un susurro que no supo siquiera si fue
escuchado por el menor.
TaeYeob
era simplemente la persona más preciosa que había visto en toda su vida. Sus
ojos castaños, grandes y brillantes, su nariz larga y recta y su boca, no
demasiado grande, pero con unos labios rosas y jugosos que invitaban a ser
besados. KyuBin tragó saliva de forma bastante evidente porque nunca había
estado tan cerca del menor, nunca lo había mirado a la cara de forma tan fija y
nunca antes se había dado cuenta de aquella belleza. Y fue tan extraño el
repentino pensamiento que cruzó su mente, aquel pensamiento que le decía que se
acercara más, que salvara la escasa distancia que quedaba entre ellos para
besar sus labios, que solo pudo volver a la realidad cuando TaeYeob rompió
aquel contacto visual, carraspeando.
KyuBin
alejó entonces su mano del rostro del chico, donde había estado acunando su
mejilla tras retirarle el flequillo de la cara y dio varios pasos atrás,
avergonzado. No sabía qué era lo que había pasado, por qué se había quedado
paralizado y no había podido hacer otra cosa más que observar a TaeYeob y
quedarse prendado de él, queriendo incluso besarlo. Había sido un momento
extraño, como si alguna especie de magia lo hubiera embelesado, pero la magia
había acabado. TaeYeob era su amigo. Solo su amigo.
—Gracias
—murmuró TaeYeob.
KyuBin supuso que se lo
dijo por haber ayudado a recolocarle el pelo y quiso decir que no era nada en
respuesta, pero antes de poder hacerlo, el menor se dio la vuelta y se alejó de
él, pretendiendo estar interesado en unas flores que había en la orilla de
aquel lago; sin embargo, KyuBin había podido ver cómo sus mejillas y la punta
de sus orejas se habían teñido de rojo antes de girarse. Eso hizo que KyuBin se
sintiera aún más extraño porque no solo él había caído en aquella especie de
embrujo provocado por la repentina ráfaga de viento, también lo había hecho
TaeYeob.
Y durante el resto de la tarde,
KyuBin no pudo evitar en lo precioso que era TaeYeob y tampoco pudo evitar dedicarle
miradas de soslayo para quedarse sin respiración ante la belleza deslumbrante
del chico en cualquier situación y en cualquier momento. No pudo quitarse de la
cabeza cómo no se podía haber dado cuenta antes de lo precioso que era el
chico, porque desde que lo había conocido había pensado que era mono y adorable
—quitando
aquella personalidad un poco tsundere que solía gastarse con todo el
mundo— pero jamás había pensado que fuera precioso hasta aquel momento. Y así
como durante el resto de la tarde KyuBin no pudo dejar de robarle miradas a
TaeYeob, éste no hizo más que esquivarlas todas y meterse incluso en medio de
SungHo y JunHyung para alejarse de él lo máximo posible, siempre con un sonrojo
visible en sus mejillas o en sus orejas. Aquella extraña
reacción del menor fue lo que activó una especie de sensor en KyuBin, que lo
único que quiso hacer a partir de aquel momento fue acercarse lo máximo posible
a TaeYeob, como nunca antes lo había hecho.
~
SungHo siempre había sido bastante
perceptivo. Por lo general, se limitaba a observar a las personas a su
alrededor desde atrás, en silencio, como si no estuviera realmente en el lugar,
así que, solía darse cuenta de las cosas bastante rápido, mucho más rápido que
los demás. ¿Cuánto tardó en darse cuenta de que YongSoo siempre había estado
enamorado de WookJin? Solo necesitó unos diez minutos el primer día que WookJin
lo llevó para presentarlo. ¿Cuánto tardó en darse cuenta de que JiSung había
comenzado a desarrollar una especie de interés por YongSoo y ese interés
parecía ser también mutuo? Probablemente se había percatado antes incluso que
cualquiera de los dos… o de los tres, porque WookJin también se había dado
cuenta de aquello, pero muchísimo más tarde. ¿Cuánto tardó en darse cuenta de
que el ambiente entre KyuBin y TaeYeob era raro y debía haber pasado algo entre
ellos mientras él y JunHyung habían estado de senderismo? Solo se tuvo que
montar en el coche, él ahora en el asiento del copiloto porque TaeYeob le había
robado su sitio junto a JunHyung y ver cómo KyuBin miraba al menor por el
espejo retrovisor. No dijo nada, no obstante. Nunca había sido indiscreto y no
le gustaba meterse en la vida de los demás tampoco, de hecho, apenas hacía nada
por su propia vida porque no lo incumbía solo a él y debía esperar a que el
otro implicado se diera cuenta de lo que significaban sus sentimientos.
¿Cuánto había tardado en darse
cuenta de que estaba enamorado de JunHyung? Probablemente fueron unos meses,
porque el sentimiento era algo nuevo para él y no estuvo seguro de ello hasta
que no pasó algo de tiempo. ¿Cuánto tardó en darse cuenta que JunHyung
correspondía sus sentimientos, pero todavía no sabía ponerles nombre? Solo le
hizo falta estar con él unos días haciendo aquel curso de baristas… hacía ya
dos años. Y no había dicho nada porque realmente no sabía si le correspondía,
simplemente trataba algún que otro medio para hacer que JunHyung se percatara
un poco de cómo se sentían ambos y cuál podía ser su relación si daba algún
paso, pero el menor nunca había sido realmente avispado en el tema de expresar
y entender realmente sus sentimientos, así que, si seguían de aquella forma, se
pasarían toda la vida en un mismo estadio de su relación y jamás avanzarían.
Pero SungHo no era el único avispado
de aquel grupo de amigos. WookJin y TaeYeob también se habían dado cuenta de
que había algo entre ellos cociéndose y desde hacía un tiempo no paraban de
soltar indirectas sobre los dos siendo una pareja. Los demás, después de las
constantes pullas de TaeYeob y WookJin, habían acabado percatándose también y
se habían embarcado en una especie de misión para tratar que JunHyung y él por
fin pudieran hacer avances… pero tras meses en los que literalmente no había
sucedido nada, SungHo no estaba seguro de si aquella misión iba a tener sus
frutos o no, la verdad era que no tenía demasiadas esperanzas tampoco, pero si
los demás querían ayudar, él tampoco podía hacer nada por detenerlos, aunque no
estuviera especialmente cómodo con cómo abordaban el tema en ocasiones.
En aquellos momentos, no obstante,
su —no—
relación con JunHyung no era lo más importante, ya que habían ido a Jeju todos
para que JiSung, YongSoo y WookJin arreglaran aquello que se traían entre
manos.
Cuando
llegaron a la casa que habían alquilado para aquellos días que iban a pasar en
la isla, los recibió un malhumorado JiSung, espetándoles que hubieran estado
todo el día fuera de su alcance, sin cogerle el teléfono ni una sola vez y
después de haberlos dejado tirados allí, llevándose la furgoneta y, en
definitiva, haciendo lo que mejor se le daba hacer: montar un drama. No
obstante, el drama tampoco duró mucho porque se pusieron a cenar y a compartir
las historias de lo que habían hecho aquel día.
—Lo del todoterreno en los desniveles del
terreno ha sido divertido —comentó KyuBin—. Tenías que agarrarte con fuerza
para no salir volando y nos hemos reído mucho de las caras que ponía TaeYeob.
—Le
habréis echado fotos, ¿verdad? —cuestionó WookJin, con su habitual tono jocoso.
—No
nos podíamos soltar, pero el coche tenía cámaras integradas para grabar a los
pasajeros y he pedido que me manden el vídeo —respondió KyuBin, provocando que
una expresión de absoluta indignación apareciera en el rostro de TaeYeob por el
agravio y la traición que acababa de recibir.
—Eres
el mejor —dijo WookJin, alzando su mano para que el mayor se la chocase y este
lo hizo—. ¿Qué más habéis hecho? —preguntó el chico—. Aquí solo hemos estado
vagueando del sofá a la cama y de la cama al sofá, durmiendo la mayor parte del
día.
—Nos
fuimos de senderismo —comentó SungHo—. Bueno, no nos fuimos todos, solo
JunHyung y yo —aclaró—. KyuBin hyung y TaeYeob se quedaron en el lago
haciendo fotos, imagino que habrán hecho un millón.
—Luego
las pasáis todas porque ya que no nos habéis dejado ir a ver el lago, al menos
lo podremos ver en fotos —dijo JiSung.
—No,
no, mejor —comenzó WookJin—. Mañana nos vamos nosotros tres por ahí con la
furgoneta, nos vamos al lago a tonar el sol y a descansar y a darles su
merecido por habernos dejado tirados hoy. Tú tenías carnet, ¿no, hyung?
—No
he cogido mucho el coche después de sacármelo, pero sí, podemos ir donde
queramos sin necesidad de que KyuBin nos lleve.
—Maravilloso.
Te vienes con nosotros, ¿verdad YongSoo? —cuestionó el chico. YongSoo no
contestó de inmediato, pero al final asintió—. Perfecto. Mañana os quedáis aquí
en tierra vosotros —añadió WookJin, sacándoles la lengua.
SungHo no pudo evitar sonreír ante
aquello porque WookJin lo hacía todo de forma tan natural que, aunque JiSung y
YongSoo pudieran sospechar algo, no tuvieran pruebas suficientes para poder
comprobarlo, pero también se sintió quizás un poco celoso porque por primera
vez, le gustaría tratar de hacer algo activamente para que JunHyung finalmente
entendiera y le mostrara cuáles eran sus sentimientos por él. Quizás Jeju fuera
un buen lugar para hacerlo. Lejos de casa, en un entorno completamente
diferente y precioso, que hacía que afloraran los sentimientos. Un viaje que
era muy probable que todos recordaran con gran cariño cuando pensaran en los
momentos que habían pasado en la isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario