jueves, 1 de julio de 2021

[Capítulo 1] A Midsummer Night's Dream {Varias}

Capítulo 1

 

—Cuando me dijiste que nos íbamos a Jeju unos días, lo último que me esperaba era esto —dijo JiSung, señalando a su alrededor, a los otros ocupantes del vehículo que habían alquilado para moverse por la isla.

 

            Estaba enfadado, era algo que se podía apreciar a simple vista, pero ya no había vuelta atrás, WookJin ya no podía dar marcha atrás en aquello que había planeado para esos días que iban a pasar en Jeju. A JiSung solo le había dicho que iban a ir ellos dos, como una especie de escapada romántica, para tratar de arreglar la extraña situación en la que se encontraba su relación, pero lo que había planeado y llevado a cabo había sido una cosa muy distinta… de ahí el enfado del mayor. Lo que se suponía que iban a ser unos días en pareja, en aquella isla increíble al sur de la península, se había convertido en un viaje con todos sus amigos, entre ellos YongSoo. WookJin sabía que había hecho un movimiento muy arriesgado y que aquella jugarreta le podía costar sin ninguna duda su relación con JiSung, pero había apostado todas sus cartas y tenía la impresión de que, aunque el mayor estuviera enfadado y reticente en un inicio, finalmente, aquel viaje iba a dar sus frutos.

 

            —No os preocupéis —dijo KyuBin, mientras conducía—. No vamos a molestaros en absoluto, podréis seguir siendo tortolitos todo lo que queráis.

            —Y si solo os coméis la boca cuando no estamos delante, os juro que lo agradeceremos un montón —agregó TaeYeob desde el asiento del copiloto.

 

            WookJin sonrió sin poder vitarlo. Agradecía infinitamente que sus amigos se hubieran prestado a aquella locura y que durante aquellos días fueran tan colaborativos con él porque no había sido fácil convencerlos y había tenido que tirar de elogios exacerbados y chantajes para hacer que todos ellos accedieran… pero ahora estaban todos allí, de camino a la casa rural que habían alquilado y durante aquellos días, tratarían todos de que las cosas salieran como WookJin las había planeado después de calcular minuciosamente todas y cada una de las probabilidades y sacar adelante aquello.

 

            —Si llego a saber que vosotros también venís, no me monto en el avión —replicó JiSung—. De hecho, si no me hubierais arrastrado hasta la furgoneta, os juro que habría ido al mostrador a sacarme un billete en el siguiente avión para volver a casa.

            Hyung… —murmuró SungHo en los asientos justo de delante a los que se encontraba JiSung sentado, entre medias de YongSoo y WookJin, girando su cabeza hacia él—. Sabemos que eres rico y que no te importa malgastar tu dinero en estas tonterías… pero no derroches y disfruta las vacaciones ya que estás aquí, hazlo por los pobres que hemos tenido que ahorrar para pagarnos este viaje.

            —Es que encima lo sabíais desde hace meses —se quejó JiSung, cruzándose de brazos—. Esto me parece una vergüenza, ¿dónde está el ticket de compra? Que quiero devolver a mis amigos y buscarme otros.

            —JiSung hyung —comentó en aquel momento YongSoo, quitándose los cascos de las orejas y girándose hacia el mayor—. Seguro que lo vas a pasar bien y, además, podréis tener vuestros momentos románticos WookJin y tú, no molestaremos.

 

            Y, en aquella ocasión, JiSung no replicó y solo asintió a las palabras del menor, como si, aunque aún siguiera enfadado, hubiera sido convencido para al menos tratar de dejar aparcado el cabreo unos días y disfrutar de lo que la isla tenía para ofrecerles. YongSoo solo había tenido que decir unas pocas palabras y éstas habían sido las palabras mágicas que JiSung necesitaba para calmar mínimamente aquel creciente enfado y, aunque le costara reconocerlo, aquello a WookJin le provocaba un torbellino enorme de emociones en su interior. Aquel torbellino de emociones provocadas por su amigo YongSoo, junto con las reacciones que JiSung tenía cuando éste se encontraba con ellos en el mismo lugar habían sido las causas principales de que estuvieran todos allí en Jeju.

 

            YongSoo había vuelto a su vida aquel año, después de mudarse en el instituto con sus padres a otra ciudad y comenzar la universidad allí, había acabado volviendo a Seúl y reencontrándose con WookJin por caprichos del destino. Prácticamente no habían necesitado nada para volver a ser los mejores amigos, como cuando estaban en el instituto, y en poco tiempo se había acabado integrando bastante bien en su grupo de amigos. WookJin se había alegrado muchísimo de aquello, pero poco tiempo después de que YongSoo legara a sus vidas, comenzó a darse cuenta de que su relación con JiSung comenzaba a tener problemas. El mayor se encerraba en si mismo, le daba evasivas con todo y, las pocas veces que estaba receptivo o con ganas de hablar, lo hacía solo a medias tintas. Observando y con la inestimable ayuda de TaeYeob, que emborrachó una noche a JiSung para sonsacarle la mayor información posible, WookJin se acabó enterando de que entre YongSoo y JiSung había una especie de atracción mutua, una tensión sexual que no habían podido resolver WookJin imaginaba que por respeto a él. Y al principio se sintió herido y algo enfadado, porque su novio y su mejor amigo estaban a un mero empujoncito de acostarse juntos… pero después lo pensó mejor, recordó aquellos años de instituto en los que también había habido una atracción mutua entre YongSoo y él en la que nunca llegaron a hacer nada y decidió trazar aquel plan.

 

            Ir a Jeju con sus amigos, disfrazándolo de un viaje para todos y que así YongSoo no sospechara y mintiéndole a JiSung para que pensara que se trataba solo de un viaje de pareja para tratar de arreglar su relación porque esta se había ido deteriorando en el transcurso de los últimos meses. Los únicos que sabían cuál era la versión oficial de todo aquello eran KyuBin, SungHo, TaeYeob, JunHyung y él… y en la versión oficial, WookJin iba a tratar aquellos días que entre ellos tres, pudiera surgir algo.

 

~

 

            Amañado. El juego de las escaleras que TaeYeob había dibujado cuando habían llegado a la casita rural para poder así repartirse las tres habitaciones de las que ésta contaba estaba total y completamente amañado. Lo había hecho cuidadosamente para que no se notara, pero aún así, estaba amañado para que los compañeros de habitación salieran elegidos tal y como WookJin había querido. Al llegar a la casa él había jugado su papel, se había enfadado porque no era justo que JiSung y WookJin se quedaran con la mejor habitación solo porque eran pareja y había pedido que entraran al sorteo de compañeros y de habitaciones solo por diversión y porque “¿qué probabilidades había de que no estuvieran juntos al final?” WookJin, como buen hombre de ciencias había calculado aquellas probabilidades y había resuelto que era mucho más probable que cayeran juntos en una habitación doble, que hacerlo separados o en la habitación que tenía tres camas y un baño privado. Y JiSung había protestado, pero al final había entrado por el aro. TaeYeob solo había tenido que dibujar aquella escalera amañada para que saliera en resultado que WookJin había querido desde el inicio y, obviamente, todo había salido a pedir de boca: JiSung, WookJin y YongSoo acabaron compartiendo la habitación con tres camas.

 

            TaeYeob había aceptado participar en aquella locura porque le había parecido muy curioso el planteamiento y la actitud de WookJin hacia aquel problema —no tenía para nada que ver el chantaje que el menor le había hecho sobre exponer un pequeño secretillo suyo si no aceptaba hacerlo— y quería ver si todo lo que el chico había planeado al dedillo finalmente se acababa cumpliendo o no. Por el momento, los primeros pasos ya habían sido dados y parecían haber salido bien, a pesar de las protestas y los juramentos de asesinatos que JiSung estaba lanzando en aquellos momentos en el salón de la casita rural.

 

            —Tampoco hace falta ser tan dramático, JiSung —comentó KyuBin, intentando poner paz y orden en el salón, aunque TaeYeob no daba un duro por ello—. Si quieres follar con WookJin siempre puedes mandar a YongSoo a otra habitación o hacerlo en la bañera, que es casi como una piscina de grande.

 

            Obviamente y tal y como TaeYeob había pensado que pasaría, el comentario del mayor lo único que hizo fue echar más leña al fuego. JiSung se levantó del sofá, cogiendo uno de los cojines, y corrió hasta donde KyuBin estaba para empezar a pegarle con éste mientras despotricaba contra él y el mayor trataba de defenderse de aquellos ataques como mejor podía, quejándose de que los golpes le dolían. TaeYeob puso los ojos en blanco y pensó en una forma de intervenir que no le supusiera llevarse también una paliza. Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, alguien habló por él.

 

            —Si molesto, no me importa venirme al salón a dormir —comentó YongSoo, haciendo que todos los presentes se giraran hacia él—. El sofá tiene pinta de ser cómodo y así vosotros podéis disfrutar de unas buenas vacaciones en pareja.

            —No molestas, ¿cómo puedes pensar que molestas? —dijo JiSung de inmediato, dejando de pegarle a KyuBin—. Solo estaba siendo un poco dramas, pero en serio, no molestas, no tienes que preocuparte por nada, puedes dormir con nosotros perfectamente.

 

            El cambio de actitud en JiSung fue tan rápido y tan opuesto a su postura inicial que TaeYeob no pudo evitar sonreír porque su amigo era demasiado obvio. ¿Cómo no se había dado cuenta antes de aquello? Llevaban siendo amigos más años de los que podía recordar y, aún así, había sido incapaz de percatarse de cómo JiSung estaba comenzando a tener sentimientos por aquel chico que había llegado a sus vidas tan solo hacía unos meses. JiSung nunca había sido realmente amable con ninguno, incluso había veces en las que TaeYeob se preguntaba si era amable o cariñoso con WookJin en la intimidad porque cuando estaban todos juntos lo trataba como si fuera uno más de ellos —salvando el ocasional sobeteo o beso público—, pero con YongSoo siempre se había portado bien y siempre había sido amable con él. A TaeYeob le había chocado al principio, pero lo achacó a que YongSoo era el amigo de la infancia de WookJin y el mayor quería caerle bien y hacerse su amigo para que le contara cosas de su novio. No obstante, había tenido que emborrachar a JiSung para finalmente saber la verdad de aquel extraño comportamiento y después de que éste le confesara que creía que se estaba enamorando de YongSoo, pero a la vez seguía bebiendo los vientos por WookJin y se sentía muy confundido justo antes de caer profundamente dormido sobre la mesa del bar. Esa noche, el que se había quedado más confundido había sido TaeYeob, porque WookJin le había pedido que hiciera averiguaciones sobre ese tema en concreto y cuando se lo había contado, el chico parecía que ya lo sabía todo y solo necesitaba aquella confirmación. Ni siquiera se lo había tomado mal —y eso que TaeYeob lo había llamado en mitad de la noche para que fuera a recoger a su novio— cuando le había dado la noticia y solo había comenzado a planear aquel viaje.

 

            TaeYeob se había metido tan hondo en su propio mundo y se había perdido en sus pensamientos por completo, solo saliendo de ellos bruscamente además cuando el timbre de la puerta de la casa sonó. Inmediatamente, SungHo se levantó del brazo del sillón donde se había acoplado JunHyung y en el que había estado sentado todo el rato para abrir la puerta. Habían pedido algo para comer porque después de las horas que habían echado de viaje, ninguno tenía ganas de ponerse a preparar nada —no habían hecho ni la compra, así que la nevera de la casa que habían alquilado estaba completamente vacía— y parecía que por fin había llegado la comida.

 

            —Tengo hambre —comentó JunHyung.

            —¿No son estas las primeras palabras que ha dicho en todo el día? —no pudo evitar cuestionar. JunHyung no era un chico de muchas palabras, pero normalmente hablaba algo estando con ellos y aquel día, TaeYeob no recordaba haberlo escuchado hablar.

            —Es verdad, yo tampoco lo he escuchado hablar hoy —dijo WookJin, provocando que en los labios de JunHyung apareciera un puchero.

            —No empecéis a meteros con JunHyung y que alguien me ayude con la comida, que no tengo siete brazos —gritó SungHo desde la puerta.

            —Si lo sigues defendiendo, nos dan más ganas de darle la lata —replicó TaeYeob.

            —¿Cuándo os vais a casar? —preguntó WookJin entonces—. Que quiero ir guapo a la boda.

 

            Pero SungHo lo único que hizo fue girarse hacia ellos para poner los ojos en blanco y volver a pedir ayuda para que alguien le sujetara las bolsas y la única persona que se levantó fue JunHyung.

 

~

 

            YongSoo todavía se sentía un poco incómodo mientras estaba tumbado en la cama. Incómodo porque había comido demasiado y porque le costaba un poco quedarse dormido en sitios extraños… pero también incómodo porque sentía que WookJin los había arrastrado a todos a aquel viaje porque tenía algo en mente y no sabía qué podía esperarse. Había veces en las que sentía que su amigo podía ver a través de él y leerlo perfectamente, sabiendo de aquella forma todos sus secretos, incluso los más íntimos y profundos, aquellos en los que apenas se permitía pensar siquiera porque eran una completa locura y lo único que le provocaban era dolor en la cabeza y en el corazón. Otras veces, en cambio, no podía evitar pensar que no debía saber absolutamente nada porque la forma en la que reaccionaba a él o hablaba con él no había cambiado y el chico estaba completamente seguro de que, si lo supiera, mínimo un puñetazo le habría dado. Es lo mínimo que cualquiera haría si se enterase de que su mejor amigo se estaba enamorando de su novio… y, sobre todo, si también se enterase de que siempre había estado enamorado de él.

 

            YongSoo también se sentía incómodo porque además de haber acabado en aquel extraño viaje con aquellos a los que había comenzado a ver como a sus amigos, tenía que dormir en la misma habitación que las dos personas que más quería y que, además, estaban saliendo juntas. YongSoo ni siquiera se entendía. No sabía por qué se tenía que sentir de aquella forma ni por qué justo se había tenido que sentir así con ellos dos, solo había sucedido.

 

            —No se te ocurra meterte en la cama conmigo —escuchó sisear a JiSung en el silencio de la noche y de la habitación. También escuchó los muelles de una cama hundirse por más peso y supo que WookJin no le había hecho caso alguno—. Te he dicho que no lo hicieras.

            —¿Cuándo he hecho yo algo que quisieras? —preguntó WookJin en voz baja, pero con un tono juguetón, antes de añadir inmediatamente—. ¿Sigues enfadado conmigo, honey?

 

            JiSung suspiró profundamente antes de decir algo en un tono de voz tan bajo que YongSoo no pudo escuchar y se sorprendió a sí mismo girándose hacia las voces, poniéndose más cerca para tratar de escuchar qué era lo que decían.

 

            —Sabes que puedes decirme lo que quieras —murmuró WookJin en respuesta a lo que fuera que le hubiera dicho JiSung antes—. YongSoo tiene que estar a estas alturas en el quinto sueño, no lo vamos a despertar si hablamos un poco.

            —¿Se duerme rápido? —cuestionó JiSung.

            —Hum… o al menos así era en el instituto… —WookJin hizo una breve pausa—. ¿Estás enfadado conmigo?

            —No estoy enfadado… —respondió el mayor—. Ya te lo he dicho antes… no al menos lo que se suele definir como enfadado…

            —No estás a gusto con algo —dijo WookJin—. Hace tiempo que no lo estás, no es solo ahora… es desde que os presenté a YongSoo.

 

            Y JiSung no contestó de inmediato, sino que se dio su tiempo para ello. YongSoo casi se comenzó a comer las uñas porque acababa de ser mencionado en la conversación y de una forma que no se esperaba. Había sentido en muchas ocasiones las miradas fijas de WookJin cuando ellos dos se encontraban juntos de cualquier forma, ya fuera porque se habían sentado al lado o porque habían acabado más cerca el uno del otro por lo que fuera y había visto también cómo en su expresión se notaba que le daba vueltas a algo. Los demás habían dicho muchas veces que JiSung no se comportaba con nadie como se comportaba con él y YongSoo había escuchado a WookJin quejarse en alguna ocasión que el mayor estaba raro a veces, aunque jamás había pensado que pudiera ser él la causa de ello. Su corazón latía rápidamente dentro de su pecho, tan rápido y tan fuerte que el chico temió que se pudiera escuchar el latido en la habitación y los otros dos ocupantes de esta se dieran cuenta.

 

            —¿Qué es lo que tramas, Jung WookJin? —fue lo que preguntó JiSung, no contestando a lo que el chico le había dicho.

            —No tramo nada —murmuró WookJin—. Solo quiero que estemos bien.

            —¿Y a qué viene todo este paripé?

            —No es ningún paripé —respondió su amigo—. Te quiero, Park JiSung.

 

            YongSoo suspiró profundamente casi sin darse cuenta y se tapó la boca con las manos para ahogar cualquier otro sonido que quisiera salir de esta, con miedo a que lo hubieran podido escuchar. Sin embargo, ninguno de los dos parecía haberlo hecho. Sonidos de besos se dejaron escuchar en la habitación, resonando en aquellas cuatro paredes y en los oídos de YongSoo, haciendo que el chico sintiera cómo el peso de toda la realidad caía sobre él sin piedad. No era más que un extraño, no era más que un antiguo amigo que había reentrado en la vida de WookJin y no tenía ningún derecho sobre nada ni sobre nadie. Solo tenía demasiadas fantasías, muchos pájaros en la cabeza.

 

            Acabó moviéndose de nuevo cuidadosamente sobre la cama, alejándose ahora del ruido de los besos, tapándose con sus manos y la almohada las orejas para amortiguar lo máximo posible el sonido. Tenía que tratar de dormir porque se suponía que al día siguiente iban a ir todos a hacer algunas actividades que habían planeado y tenía muchas ganas de alejar su mente de cualquier tipo de pensamiento y pasarlo bien, sin cuestionarse nada, simplemente disfrutar y pasarlo bien, porque aquello eran unas vacaciones y no podía hundirse en la miseria por algo que ya sabía. JiSung y WookJin eran una pareja que se quería, aunque tuvieran sus más y sus menos, y él sobraba en aquella ecuación, porque todo lo que fueran más de dos, sobraba en una pareja.

 

            YongSoo tardó un rato en dormirse, bastante más del tiempo que acostumbraba en hacerlo, pero al menos pudo conciliarlo a pesar de los besos y las risas breves y quedas que salían de la cama de al lado.

 

~

 

            —¿Crees que estarán bien? —preguntó JunHyung.

 

            Desde que habían salido aquella mañana de la casa que habían alquilado una hora y media antes de lo que habían acordado hacerlo para dejar allí a JiSung, YongSoo y WookJin, por petición de este último, no había podido parar de pensar en ello. Tenía una ligera idea de lo que estaba pasando y lo que el chico quería hacer, pero no había querido saber todos los detalles de ello. Eran sus amigos, pero sus tejemanejes sentimentales no era algo que le interesase demasiado… aun así, si algo salía mal o como WookJin no esperaba, todos acabarían bregando con las consecuencias y si había algo que a JunHyung no le gustaba eran los cambios.

 

            —Creo que son lo suficientemente adultos como para poder expresar sus sentimientos de forma correcta —comentó SungHo, prácticamente hablándole a la oreja.

 

            El mayor estaba sentado en el capó de la furgoneta que habían alquilado para esos días, tras él. JunHyung lo había ayudado a subir antes y como se resbalaba, se había colocado entre sus piernas, como apoyo. Sentía todo el cuerpo de SungHo pegado a su espalda y, en ocasiones, cuando se recolocaba sobre el capó, le pasaba los brazos por el cuello o la cintura y JunHyung se olvidaba de respirar por un segundo porque el contacto físico con el mayor siempre lo hacía estar alerta durante los primeros instantes, hasta abandonarse a él sin reservas porque cuando SungHo lo tocaba de alguna forma se sentía feliz y calmado —mucho más de lo habitual—.

 

            —Yo me enfadaría si me hubierais dejado tirado —murmuró, tratando de seguir con la conversación y dejar de pensar en la mano izquierda de SungHo sobre su pecho.

            —Probablemente tengan cosas más importantes en las que pensar.

 

            Aquello era cierto. Si WookJin aprovechaba aquellos momentos para hablar con ellos tal y como les había dicho que haría, los tres tendrían mucho en lo que pensar y casi ni se acordarían de que los habían traicionado, yéndose muchísimo antes a la actividad que habían programado para todos. Lo habían hecho para que pudieran solucionar aquella cosa que se traían entre manos, pero también se habían perjudicado ellos mismos un poco porque al salir tan temprano, todavía tenían que esperar un buen rato antes de poder montarse en aquel todoterreno que aprovechaba los desniveles del terreno para ofrecer a los turistas una experiencia curiosa y divertida. KyuBin y TaeYeob estaban allí con ellos también, aunque se habían ido un poco más lejos a echarse fotos el uno al otro como si estuvieran haciéndose un photoshoot, aprovechando el paisaje verde y paradisiaco de la isla y los habían dejado solos allí, esperando a que les llegara la hora que habían reservado. SungHo y él no eran de muchas fotos, aunque habían hecho algunas como recuerdo.

 

            —¿Quieres un chupachups? —le preguntó SungHo, sacándolo de sus pensamientos. JunHyung asintió—. Tengo la mochila cargada de chuches, voy a por ella —y SungHo hizo el ademán de moverse para bajarse del capó del coche, pero no lo dejó.

            —No te preocupes hyung, ya voy yo —le dijo—. ¿Dónde los tienes?

            —Mmmmm… en el bolsillo pequeño interior… creo —respondió el mayor—. Gracias, JunHyung.

 

            El chico le quitó importancia a aquello porque realmente no la tenía. Lo único que tenía que hacer era sacar los chupachups de la mochila, no se iba a quebrar por eso. JunHyung se dirigió a la parte de atrás de la furgoneta y abrió la puerta a los asientos en los que ellos dos se habían sentado en el camino a aquel lugar elevado de la isla, cogiendo la mochila de SungHo y buscando en el bolsillo que el mayor le había dicho. Los chupachups no estaban allí, solo estaba su cartera, abarrotada de recibos, que se abrió nada más la tocó. JunHyung la cogió para tratar de cerrarla bien y se dio cuenta entonces de que SungHo tenía en ella una foto de los dos juntos guardada. No pudo evitar sonreír ante aquello porque recordaba a la perfección cuando se habían hecho aquella foto, un par de años atrás, ese verano en el que habían hecho aquel curso de baristas. Se lo habían pasado bastante bien juntos y se habían conocido mucho mejor gracias a ello porque habían pasado más tiempo juntos del que lo habían hecho hasta entonces y JunHyung había comenzado a sentirse verdaderamente cómodo con SungHo desde ese momento. Después de observar la foto por unos momentos, acabó guardando la cartera y rebuscó en el resto de la mochila hasta que al final encontró los chupachups y sacó un par para ellos de la bolsa, volviendo junto al mayor y colocándose de nuevo entre sus piernas para que éste siguiera estando cómodo sobre el capó del coche.

 

            —Gracias, JunHyung —volvió a decir SungHo al coger el chupachups.

 

            JunHyung giró su cabeza un poco hacia él para dedicarle una pequeña sonrisa y se encontró el rostro del mayor muy cerca del suyo, así que, con el corazón latiéndole rápidamente dentro de su pecho, giró de nuevo su cabeza rápidamente para mirar al frente, esperando que SungHo no se hubiera dado cuenta de lo que acababa de provocarle, porque se acababa de poner muy nervioso… y su nerviosismo creció cuando el mayor se abrazó a su cuello y se pegó muchísimo más a su cuerpo, haciendo que se atragantara con su propia saliva. Tardó unos momentos en acostumbrarse de nuevo al contacto de éste y solo pudo relajarse cuando dejó de pensar en ello, ocupando su mente con pensamientos sobre el resto del viaje y cómo se iría desarrollando mientras se comía el chupachups.

 

            —¡SungHo! ¡JunHyung! —llamó TaeYeob, apareciendo frente a ellos un rato después—. Posad que os haga unas fotos.

 

            JunHyung quiso escaparse de las fotos, pero SungHo utilizó sus piernas, enredándolas en su cintura, para no dejarlo irse y al final se quedó clavado en el sitio, sintiendo cómo su corazón volvía a latir fuertemente cuando el mayor se inclinó también sobre él para posar para las fotos. TaeYeob les hizo algunas fotos y pareció contento con el resultado porque sonrió cuando las revisó.

 

            —¡Qué asco me dais los tortolitos! —dijo después, dejando a JunHyung con una taquicardia porque se suponía que nadie debía saber que SungHo le gustaba.

 

~

 

            JiSung bloqueó de nuevo su teléfono móvil después de tratar de contactar por enésima vez con alguno de los cuatro desgraciados que tenía como amigos —o ex amigos, más bien, porque después de aquella jugarreta no creía que se merecieran el calificativo de amigos—. Los tres ocupantes de su habitación se habían levantado a la hora que habían acordado para ir a una actividad que habían programado, pero se habían encontrado con una nota en el salón que los avisaba de que se habían ido ya, dejándolos atrás. Y JiSung se había cabreado, por supuesto que se había cabreado. Aquel viaje desde el primer momento era un completo despropósito, una encerrada orquestada por su novio WookJin que estaba claro que quería algo de él y de YongSoo y había metido al resto de sus amigos en todo aquello. JiSung se lo había preguntado la noche anterior, pero le había dado largas y después le había metido la lengua hasta la garganta para distraerlo del tema, por lo que no había podido seguir preguntándole sobre ello, aunque sabía que algo tramaba.

 

            Todavía algo cabreado, salió de la habitación hacia el salón, encontrando allí solo a WookJin, sentado en el suelo, apoyado contra el cristal del amplio ventanal que daba al jardín privado de aquella casa, con un tablero de ajedrez cuya partida se había quedado a mitad, un libro olvidado en sus manos, mirando por la ventana como si en el exterior hubiera algo mucho más interesante que en el libro que estaba leyendo. JiSung supuso que la partida a medias la debía de haber estado jugando con YongSoo mientras él se dedicaba a spamear y llamar a sus amigos para tratar de pedirles una explicación, pero el otro chico se debía de haber cansado o aburrido de ir perdiendo y había abandonado finalmente la partida y a WookJin.

 

            Con cuidado y tratando de que el menor no advirtiera su presencia, se acercó a él para tratar de ver qué era lo que WookJin encontraba tan interesante en el jardín. En cuanto la extensión del terreno entró en su campo de visión, JiSung pudo ver que lo que WookJin estaba observando con tanta curiosidad e interés era YongSoo, que se encontraba debajo del naranjo del jardín, escuchando música con aquel walkman viejo del que siempre lo acompañaba y del cual le había hablado a JiSung en alguna ocasión. No sabía mucho del tema, pero WookJin le había comentado que solía usarlo como punto de apoyo cuando había algo que lo molestaba especialmente o tenía muchas cosas en la cabeza. JiSung tampoco sabía qué era lo que podía haber provocado que el chico se hubiera ido al jardín con el walkman a aclararse las ideas, pero intuía que WookJin sí que debía saberlo, así que, finalmente dejó de dárselas de gato sigiloso y se acercó a su novio haciendo algo de ruido para que notara su presencia allí. Inmediatamente, el chico se giró hacia él, un poco sobresaltado, pero en cuanto vio que se trataba de él, parpadeó lentamente y le dedicó una sonrisa de bienvenida.

 

            —¿Has conseguido contactar con los demás? —le preguntó justo cuando JiSung estaba a punto de devolverle la sonrisa, torciendo su gesto al recordar a aquellos capullos—. Algo me dice que no —añadió WookJin el ver el cambio en su expresión.

            —Y algo me dice a mí que tú sabes el motivo por el cual nos han dejado tirados aquí a los tres y el motivo por el cual está la partida de ajedrez a medio terminar, YongSoo en el jardín y tú sin quitarle los ojos de encima —agregó él.

 

            WookJin le dedicó una de sus sonrisas pícaras y después le indicó que se sentara junto a él, en el suelo junto a la ventana. JiSung suspiró profundamente y después acabó haciendo lo que el chico le pidió, sentándose junto a él, sus cuerpos pegados el uno al otro sin dejar ni un mínimo espacio. Una vez allí, le dedicó una mirada al menor para indicarle que ya podía comenzar a hablar y contarle todo lo que estaba pasando allí, pero WookJin lo único que hizo en el momento fue buscar con su mano izquierda la mano derecha de JiSung y entrelazar sus dedos. El silencio se instaló entre ambos durante unos momentos, pero fue un silencio cómodo, porque JiSung sabía que su novio iba finalmente a hablar cuando pensara qué era lo que podía decirle. Estaba claro que, si tramaba algo, no le iba a contar absolutamente todo desde el principio y JiSung sentía ganas de asesinarlo lentamente por ello, pero también sabía que él tenía mucha culpa en lo que estaba pasando entre ellos y WookJin seguramente se estaba tomando la molestia de arreglarlo, por lo que esperó pacientemente hasta que el chico volvió a hablar.

 

            —He estado hablando con YongSoo sobre el deseo y la libido —le dijo, sorprendiéndolo, porque jamás se habría esperado que aquello fuera lo que habían estado hablando—. Sobre la curiosidad y experimentar… y también sobre dar rienda suelta a los deseos.

            —Una conversación un poco profunda para un martes por la mañana mientras jugáis al ajedrez, ¿no crees? —no pudo evitar comentar.

            —Mmmmm… puede ser —comentó WookJin—, pero creo que es también una conversación válida, como cualquier otra —y añadió—. Quiero decir, no es algo de lo que se suela hablar mucho porque todo el tema del sexo y los deseos sexuales es como muy tabú en el mundo y, sobre todo, nosotros siendo gays se acaba todo relegando a la intimidad y al dormitorio… porque por ejemplo si yo en algún momento quisiera tocarte la polla un rato aquí en el salón, delante de todos, estaría muy mal visto, pero si te la toco en una habitación donde estamos solos y nadie se entera, no pasa nada, pero es en realidad el mismo deseo.

            —Coincido contigo en que hay muchos tabús en todo el tema de las relaciones sexuales —dijo JiSung, porque lo que acababa de comentar WookJin era muy cierto.

            —También pasa con las relaciones en general —siguió su chico—. Todo el tema de la monogamia y el querer a una sola persona por el resto de tus días, reprimiendo tus deseos más oscuros y ocultos por otros y en la vida en general —WookJin suspiró—. Es todo muy complejo y creo que le he calentado mucho la cabeza a YongSoo, por eso se ha ido al jardín a despejarse —terminó, esbozando una sonrisa cálida.

 

            JiSung asintió, confirmándole que había entendido lo que le había querido decir y que estaba de acuerdo con él. Las relaciones eran muy complicadas y, por eso mismo, él se encontraba en aquella encrucijada… porque quería a WookJin con toda su alma, pero en ocasiones quería besar a YongSoo como si le fuera el alma en ello. Las relaciones eran muy complicadas, los deseos lo eran también… y Park JiSung estaba sumamente confundido con todo.

 

~

 

            KyuBin estaba todavía sentado sobre la manta que habían echado sobre el suelo para comer, disfrutando un poco de los escasos rayos de sol que se filtraban de vez en cuando entre la densa capa de nubes que había decidido acompañarlos aquel día en Jeju. SungHo y JunHyung se habían ido hacía rato para hacer una ruta de senderismo que había cerca del lago donde habían decidido acampar durante el almuerzo y TaeYeob había decidido hacer fotos de aquel paisaje tan increíble que tenían ante ellos en lugar de ponerse a subir una montaña porque eso lo podía hacer perfectamente en Seúl, pero aquellas fotos no y KyuBin se había quedado con él junto al lago. Habían ido a la isla para pasar unos días tranquilos y hacer senderismo no le parecía tan tranquilo como quedarse sentado en aquella manta, disfrutando del paisaje y siguiendo con los ojos todo lo que TaeYeob hacía porque le parecía super interesante la pasión que siempre tenía cuando hacía fotos.

 

            Como si el menor hubiera adivinado que estaba mirándolo y pensando en él, se giró hacia KyuBin y le indicó con la mano desde donde se encontraba, a la orilla misma del lago, que se acercara a él. KyuBin remoloneó un poco porque no le apetecía levantarse, pero al final lo hizo porque seguro que el chico lo había llamado porque quería que le hiciera algunas fotos y a él no le importaba para nada hacerle todas las fotos que quisiera porque TaeYeob salía siempre bien en las fotos.

 

            —¿Qué querías? —le preguntó al llegar junto a él, pero TaeYeob no le respondió, simplemente le sonrió y lo cogió del brazo, tirando de él hasta colocarlo a su lado, alzando después su mano izquierda con su móvil para buscar el mejor ángulo para sacarse un selfie y KyuBin sonrió y posó para las diversas fotos en distintos ángulos que el menor les hizo.

            —Apenas tenemos fotos juntos —comentó TaeYeob cuando finalmente decidió que ya había hecho las fotos suficientes, separándose de él para fijar su atención en el móvil y comprobar que las fotos habían salido todas bien—. Solo nos hacemos fotos el uno al otro.

            —Es cierto —coincidió KyuBin.

 

            Y justo en ese instante una ráfaga de aire fuerte y bastante fría para la época del año en la que se encontraban los azotó, haciendo que el pelo se les revolviera y que TaeYeob alcanzara el brazo izquierdo de KyuBin para seguir en pie porque aquella racha había sido tan repentina que los había pillado a ambos desprevenidos. KyuBin no pudo evitar esbozar una sonrisa porque el ataque del viento vino tan pronto como se fue, pero los había dejado a los dos totalmente desestabilizados y con el pelo revuelto. TaeYeob se soltó de su brazo para comenzar a peinarse con los dedos y KyuBin, al ver que no atinaba demasiado, acabó ayudándolo, llevando su mano derecha hasta su rostro y retirando su largo flequillo de su cara, colocándoselo detrás de la oreja para que dejara de estorbar. Aquello simplemente fue un gesto amable, normal y corriente, que había hecho sin pensar, pero el chico ante él se quedó completamente paralizado, casi sin respirar, mirándolo a los ojos fijamente, con éstos brillándole como un mar de estrellas, provocando que KyuBin también se quedara sin aliento.

 

            —Precioso… —murmuró sin poder evitarlo, en apenas un susurro que no supo siquiera si fue escuchado por el menor.

 

            TaeYeob era simplemente la persona más preciosa que había visto en toda su vida. Sus ojos castaños, grandes y brillantes, su nariz larga y recta y su boca, no demasiado grande, pero con unos labios rosas y jugosos que invitaban a ser besados. KyuBin tragó saliva de forma bastante evidente porque nunca había estado tan cerca del menor, nunca lo había mirado a la cara de forma tan fija y nunca antes se había dado cuenta de aquella belleza. Y fue tan extraño el repentino pensamiento que cruzó su mente, aquel pensamiento que le decía que se acercara más, que salvara la escasa distancia que quedaba entre ellos para besar sus labios, que solo pudo volver a la realidad cuando TaeYeob rompió aquel contacto visual, carraspeando.

 

            KyuBin alejó entonces su mano del rostro del chico, donde había estado acunando su mejilla tras retirarle el flequillo de la cara y dio varios pasos atrás, avergonzado. No sabía qué era lo que había pasado, por qué se había quedado paralizado y no había podido hacer otra cosa más que observar a TaeYeob y quedarse prendado de él, queriendo incluso besarlo. Había sido un momento extraño, como si alguna especie de magia lo hubiera embelesado, pero la magia había acabado. TaeYeob era su amigo. Solo su amigo.

 

            —Gracias —murmuró TaeYeob.

 

KyuBin supuso que se lo dijo por haber ayudado a recolocarle el pelo y quiso decir que no era nada en respuesta, pero antes de poder hacerlo, el menor se dio la vuelta y se alejó de él, pretendiendo estar interesado en unas flores que había en la orilla de aquel lago; sin embargo, KyuBin había podido ver cómo sus mejillas y la punta de sus orejas se habían teñido de rojo antes de girarse. Eso hizo que KyuBin se sintiera aún más extraño porque no solo él había caído en aquella especie de embrujo provocado por la repentina ráfaga de viento, también lo había hecho TaeYeob.

 

            Y durante el resto de la tarde, KyuBin no pudo evitar en lo precioso que era TaeYeob y tampoco pudo evitar dedicarle miradas de soslayo para quedarse sin respiración ante la belleza deslumbrante del chico en cualquier situación y en cualquier momento. No pudo quitarse de la cabeza cómo no se podía haber dado cuenta antes de lo precioso que era el chico, porque desde que lo había conocido había pensado que era mono y adorable —quitando aquella personalidad un poco tsundere que solía gastarse con todo el mundo— pero jamás había pensado que fuera precioso hasta aquel momento. Y así como durante el resto de la tarde KyuBin no pudo dejar de robarle miradas a TaeYeob, éste no hizo más que esquivarlas todas y meterse incluso en medio de SungHo y JunHyung para alejarse de él lo máximo posible, siempre con un sonrojo visible en sus mejillas o en sus orejas. Aquella extraña reacción del menor fue lo que activó una especie de sensor en KyuBin, que lo único que quiso hacer a partir de aquel momento fue acercarse lo máximo posible a TaeYeob, como nunca antes lo había hecho.

 

~

 

            SungHo siempre había sido bastante perceptivo. Por lo general, se limitaba a observar a las personas a su alrededor desde atrás, en silencio, como si no estuviera realmente en el lugar, así que, solía darse cuenta de las cosas bastante rápido, mucho más rápido que los demás. ¿Cuánto tardó en darse cuenta de que YongSoo siempre había estado enamorado de WookJin? Solo necesitó unos diez minutos el primer día que WookJin lo llevó para presentarlo. ¿Cuánto tardó en darse cuenta de que JiSung había comenzado a desarrollar una especie de interés por YongSoo y ese interés parecía ser también mutuo? Probablemente se había percatado antes incluso que cualquiera de los dos… o de los tres, porque WookJin también se había dado cuenta de aquello, pero muchísimo más tarde. ¿Cuánto tardó en darse cuenta de que el ambiente entre KyuBin y TaeYeob era raro y debía haber pasado algo entre ellos mientras él y JunHyung habían estado de senderismo? Solo se tuvo que montar en el coche, él ahora en el asiento del copiloto porque TaeYeob le había robado su sitio junto a JunHyung y ver cómo KyuBin miraba al menor por el espejo retrovisor. No dijo nada, no obstante. Nunca había sido indiscreto y no le gustaba meterse en la vida de los demás tampoco, de hecho, apenas hacía nada por su propia vida porque no lo incumbía solo a él y debía esperar a que el otro implicado se diera cuenta de lo que significaban sus sentimientos.

 

            ¿Cuánto había tardado en darse cuenta de que estaba enamorado de JunHyung? Probablemente fueron unos meses, porque el sentimiento era algo nuevo para él y no estuvo seguro de ello hasta que no pasó algo de tiempo. ¿Cuánto tardó en darse cuenta que JunHyung correspondía sus sentimientos, pero todavía no sabía ponerles nombre? Solo le hizo falta estar con él unos días haciendo aquel curso de baristas… hacía ya dos años. Y no había dicho nada porque realmente no sabía si le correspondía, simplemente trataba algún que otro medio para hacer que JunHyung se percatara un poco de cómo se sentían ambos y cuál podía ser su relación si daba algún paso, pero el menor nunca había sido realmente avispado en el tema de expresar y entender realmente sus sentimientos, así que, si seguían de aquella forma, se pasarían toda la vida en un mismo estadio de su relación y jamás avanzarían.

 

            Pero SungHo no era el único avispado de aquel grupo de amigos. WookJin y TaeYeob también se habían dado cuenta de que había algo entre ellos cociéndose y desde hacía un tiempo no paraban de soltar indirectas sobre los dos siendo una pareja. Los demás, después de las constantes pullas de TaeYeob y WookJin, habían acabado percatándose también y se habían embarcado en una especie de misión para tratar que JunHyung y él por fin pudieran hacer avances… pero tras meses en los que literalmente no había sucedido nada, SungHo no estaba seguro de si aquella misión iba a tener sus frutos o no, la verdad era que no tenía demasiadas esperanzas tampoco, pero si los demás querían ayudar, él tampoco podía hacer nada por detenerlos, aunque no estuviera especialmente cómodo con cómo abordaban el tema en ocasiones.

 

            En aquellos momentos, no obstante, su —no— relación con JunHyung no era lo más importante, ya que habían ido a Jeju todos para que JiSung, YongSoo y WookJin arreglaran aquello que se traían entre manos.

 

            Cuando llegaron a la casa que habían alquilado para aquellos días que iban a pasar en la isla, los recibió un malhumorado JiSung, espetándoles que hubieran estado todo el día fuera de su alcance, sin cogerle el teléfono ni una sola vez y después de haberlos dejado tirados allí, llevándose la furgoneta y, en definitiva, haciendo lo que mejor se le daba hacer: montar un drama. No obstante, el drama tampoco duró mucho porque se pusieron a cenar y a compartir las historias de lo que habían hecho aquel día.

 

            —Lo del todoterreno en los desniveles del terreno ha sido divertido —comentó KyuBin—. Tenías que agarrarte con fuerza para no salir volando y nos hemos reído mucho de las caras que ponía TaeYeob.

            —Le habréis echado fotos, ¿verdad? —cuestionó WookJin, con su habitual tono jocoso.

            —No nos podíamos soltar, pero el coche tenía cámaras integradas para grabar a los pasajeros y he pedido que me manden el vídeo —respondió KyuBin, provocando que una expresión de absoluta indignación apareciera en el rostro de TaeYeob por el agravio y la traición que acababa de recibir.

            —Eres el mejor —dijo WookJin, alzando su mano para que el mayor se la chocase y este lo hizo—. ¿Qué más habéis hecho? —preguntó el chico—. Aquí solo hemos estado vagueando del sofá a la cama y de la cama al sofá, durmiendo la mayor parte del día.

            —Nos fuimos de senderismo —comentó SungHo—. Bueno, no nos fuimos todos, solo JunHyung y yo —aclaró—. KyuBin hyung y TaeYeob se quedaron en el lago haciendo fotos, imagino que habrán hecho un millón.

            —Luego las pasáis todas porque ya que no nos habéis dejado ir a ver el lago, al menos lo podremos ver en fotos —dijo JiSung.

            —No, no, mejor —comenzó WookJin—. Mañana nos vamos nosotros tres por ahí con la furgoneta, nos vamos al lago a tonar el sol y a descansar y a darles su merecido por habernos dejado tirados hoy. Tú tenías carnet, ¿no, hyung?

            —No he cogido mucho el coche después de sacármelo, pero sí, podemos ir donde queramos sin necesidad de que KyuBin nos lleve.

            —Maravilloso. Te vienes con nosotros, ¿verdad YongSoo? —cuestionó el chico. YongSoo no contestó de inmediato, pero al final asintió—. Perfecto. Mañana os quedáis aquí en tierra vosotros —añadió WookJin, sacándoles la lengua.

 

            SungHo no pudo evitar sonreír ante aquello porque WookJin lo hacía todo de forma tan natural que, aunque JiSung y YongSoo pudieran sospechar algo, no tuvieran pruebas suficientes para poder comprobarlo, pero también se sintió quizás un poco celoso porque por primera vez, le gustaría tratar de hacer algo activamente para que JunHyung finalmente entendiera y le mostrara cuáles eran sus sentimientos por él. Quizás Jeju fuera un buen lugar para hacerlo. Lejos de casa, en un entorno completamente diferente y precioso, que hacía que afloraran los sentimientos. Un viaje que era muy probable que todos recordaran con gran cariño cuando pensaran en los momentos que habían pasado en la isla.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario