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martes, 21 de mayo de 2013

Baby Don't Cry


Baby Don’t Cry


   Volvía a llorar. Me mataba que mi amigo llorara tanto. Extrañaba su casa, a su familia, a los otros seis miembros del grupo, pero sólo lloraba en su cuarto, cuando Tao no estaba allí, y cuando creía que nadie podía escucharlo, pero yo lo escuchaba, y eso me estaba matando. Yo también lo extrañaba todo, pero no me dolía tanto como que él estuviera mal.

   Me acerqué a la puerta de su habitación aprovechando que todos estaban muy entretenidos viendo una película y no se iban a dar cuenta de nada. Llamé a la puerta, e inmediatamente después, los sollozos dejaron de escucharse.

   -¿Quién es?- preguntó MinSeok, en su voz se notaba todavía su llanto.
   -Soy yo- contesté hablando en coreano- ¿puedo pasar?- estuvo unos momentos en silencio antes de contestarme.
   -Espera un momento- dijo al final, pero yo no esperé y entré a la habitación. Él se quedó sorprendido de verme allí, estaba cogiendo su maquillaje para que no notara que había estado llorando. Sin poder aguantarlo más me acerqué a él y lo abracé fuertemente- ¿JongDae? ¿Qué haces?- me preguntó confundido, pero yo sólo lo apreté más fuerte entre mis brazos.
   -Sabes que no estás solo, ¿verdad? Todos estamos contigo…- lo separé un poco de mi cuerpo para que nos mirásemos a los ojos- yo estoy contigo, no llores, por favor.

   Sentí los brazos de mi amigo alrededor de mi cintura, apretándome contra su cuerpo ahora y su cabeza sobre mi hombro. Sentí su cuerpo temblar contra el mío. Sentí sus lágrimas atravesar mi fina camiseta de verano y chocar contra mi piel. Y sentí cómo él me necesitaba.

   Pasamos tanto tiempo abrazados que no sabía ni la hora que era, pero no me importaba, sólo estar así con él calmaba mi angustia, y calmaba también la suya. En algún momento, me puse a cantar, no sé por qué lo hice, pero mi voz relajó el cuerpo de MinSeok, que se dejó acariciar y que le diera besos en su cabeza, el único lugar al que llegaba.

   Baby Don’t Cry salía una y otra vez de mis labios, la cantaba en chino y cuando acababa, empezaba a cantarla en coreano, hasta que tiempo después, dejé de notar el llanto de mi hyung, también dejé de notar su cabeza sobre mi hombro, su cuerpo contra el mío, y dejé de notar el calor que me envolvía.

   -Gracias- lo escuché decir mientras refregaba sus ojos para secarse las últimas lágrimas- me siento mucho mejor, gracias JongDae- una pequeña sonrisa asomó en su rostro.
   -Sabes que estaré siempre a tu lado…
   -Lo sé- MinSeok tomó mis manos entre las suyas- ven- dijo y me llevó lentamente hacia la cama, allí, me hizo tumbarme, y luego él se echó a mi lado- me gustaría pasar cada noche contigo…- susurró.
   -A mí también me gustaría…- noté cómo una de sus manos acariciaba la línea de mi cuello- ¿hyung?
   -Wo Ai Ni, Jonggie- dijo antes de depositar un suave beso en mis labios.
   -Wo Ai Ni, Minnie- él sonrió y se abrazó a mi cuerpo, para quedarnos dormidos poco después, en esa posición. Nada importaba más que el que iba a estar siempre con mi hyung, para que no volviera a llorar.








jueves, 21 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


2/3 Alone


   Me desperté por la mañana, mirando a un lado y a otro, extrañado porque en la cama de al lado no había nadie. Entrecerré mis ojos y arrugué mi ceño demasiado extrañado, pero luego me acordé y me reí por no haberme dado cuenta antes. Mi compañero de habitación no estaba allí porque se había ido al Idol Star Champion a Seúl. Que tonto, ya no me acordaba.

   Suspiré y me levanté de la cama. Salí de mi habitación y fui al baño, para luego dirigirme al salón, donde escuchaba algunos ruidos. Al llegar me encontré con JongDae sentado en el sofá, viendo una película totalmente ensimismado. No me acerqué a él, sino que directamente fui hacia la cocina, ya que si Kevin no estaba allí con él viendo la película, debía de haber salido a algún lado. Mis sospechas fueron confirmadas cuando encontré una nota pegada a la nevera.

    Chicos, me llevo a YiXing, volveremos cuando volvamos.
Duizhang

   Sonreí. Era un hombre de pocas palabras, sobre todo en lo que se refería a YiXing. Seguro que se habían ido a algún lugar para hacer las cosas que hacían cuando creían que no los escuchábamos. Me dirigí de nuevo al salón y me dispuse a sentarme a ver aquella película con JongDae, pero en cuanto me senté en el sofá, se me lanzó encima como una lapa.

   -Lapa…- murmuré.
   -Te echaba de menos…- dijo.
   -Pero si me viste anoche antes de dormir…- dije divertido.
   -Eso es mucho tiempo- se echó más sobre mí- tendría que haberme colado en tu habitación esta noche y haberte hecho algo malo- sentí sus manos intentando colarse por la parte de arriba de mi pijama y así tocar mi piel, pero lo aparté suavemente- Minnie…- se quejó- quiero hacer cosas malas.
   -Como buen troll que eres…- contesté.
   -Exacto- se recostó de nuevo sobre mí y comenzó a besarme el cuello.
   -Ah… Jong… para…- susurré mientras sentía su lengua, sus dientes y sus labios jugar con la piel de mi cuello, sin dejar marcas que nos pudieran delatar.
   -¿Por qué?- preguntó separándose y mirándome con un puchero- si aquellos dos no van a volver hasta tarde- lo miré a los ojos y luego suspiré.
   -Está bien… pero… déjame saborearte antes…- me incorporé un poco, dejándonos a ambos sentados en el sofá y comencé a atacar su cuello, en el lugar en el que tenía ese hermoso lunar que me volvía loco.

   Lo oía suspirar con su hermosa voz mientras yo me entretenía con él. Nuestras manos se movían por los cuerpos ajenos, tocando, palpando y acariciando cada lugar que encontrábamos. Acabamos desnudos sobre el sofá y yo sobre él, bueno, sentado sobre sus rodillas e inclinado hacia delante, dejando mi boca a la altura de su pene.

   -¿Qué hacer? ¿Qué hacer?- me pregunté intentando ser malvado, como cuando él tomaba el control de la situación.
   -Oh, hyung… venga ya- pidió JongDae, frustrado y yo sólo sonreí de manera inocente, para desesperarlo, para que él sintiera lo mismo que yo.

   Soplé sobre la punta de su pene y él se retorció de placer. Volví a sonreír al ver su reacción, y entonces, le di un lametazo, desde la base a la punta. Lo oí jadear y no me pude resistir más. Comencé a darle lametones a su miembro como si fuera un helado y se me estuviera derritiendo, escuchando sus gemidos de manera cada vez más y más notable. Noté una de sus manos sobre mi cabeza, intentando que me metiera su miembro en mi boca, pero yo sólo seguía con lo que estaba haciendo.

   -Hyung...- dijo muy desesperado- ya… quiero… ya…
   -Pídemelo por favor- dije dejando mi tarea y mirándolo travieso. Él hizo una mueca, molesto, pero eran más las ganas que tenía, que su ego, aunque probablemente estaba cavando mi propia tumba, pero bueno, me estaba gustando esto de devolvérselas.
   -Por favor…- murmuró y yo sonreí justo antes de meterme su miembro en mi boca para comenzar a succionar y morder una y otra vez ese pedazo de carne. Comencé a jugar también con sus testículos y sentí cómo el agarre que tenía en mis cabellos, se volvía mucho más fuerte. Seguí con aquello, hasta que él me separó, jadeante- para…- dijo- ahora… te castigaré…

   Ya me esperaba que hubiera represalias por su parte, así que, simplemente, me dejé hacer. Él se tumbó sobre mí y comenzó a repartir besos sobre mi cuerpo, cada vez más abajo. Se entretuvo jugando con su lengua en mi ombligo y luego, cuando pensé que era el turno de mi pene de disfrutar, él se apartó y me miró pícaro. Me puse en lo peor.

   -¿No me irás a dejar así?- pregunté y él negó con la cabeza, para luego acercarse hasta mi oído y susurrarme de una manera excitante.
   -Quiero que te masturbes para mí…- abrí los ojos como platos ante lo que me dijo.
   -No pienso hacerlo.
   -Tócate, MinSeok… tócate…- volvió a susurrarme, ésta vez jugando con su lengua en mi oreja y mandándome escalofríos por toda la columna- hazlo para mí…

   No sé si fue su voz demandante, si fue el calor de la habitación, si fueron las ganas de estar satisfecho, o si simplemente fue algo que yo también quería hacer, pero mientras él se iba alejando de mí, yo llevé mi mano lentamente hacia mi pene y comencé a tocarme, lentamente, gimiendo con cada roce, mirándolo a los ojos y viendo su deseo por mí. Cada vez más rápido, mi mano viajaba por aquel lugar, y cada vez menos atención ponía a lo que me rodeaba y solo sentía placer. Cegado por éste, lleve mi otra mano hacia mi trasero, y comencé a toquetear mi entrada, metiendo mis dedos por ella y sintiendo doblemente placer.

   -Ahh… Jong… ahh…- comencé a decir su nombre una y otra vez, hasta que de repente, sentí su peso sobre mi cuerpo, sus manos apartando las mías, su miembro entrando en mi interior y sus labios atrapando los míos. Tras las embestidas y su mano agarrando mi pene, ambos acabamos, jadeando.
   -Al final… se me ha… vuelto en contra… castigarte…- murmuró y yo sonreí mientras acariciaba su cabello- eres… demasiado sexy…- reí.
   -Tú también…
   -Lo sé.



jueves, 14 de febrero de 2013

Follow Me


Follow Me


   -Sígueme- eso fue lo único que me dijo él, y después, me cogió de la mano y me sacó del apartamento que compartíamos los seis mientras estábamos en Corea.

   Estaba muy confuso y se reflejaba perfectamente en mi cara. No sabía adonde me llevaba, ni tampoco por qué y cuándo preguntaba, él sólo se limitaba a sonreírme y a seguir andando, tirando de mí, por las calles de la ciudad.

   -Vamos, JongDae- murmuré- me quieres decir ya adonde me llevas- dije por vigésima vez desde que habíamos salido del apartamento.
   -Ya lo verás- contestó con una sonrisa. Bueno, eso era un avance, ahora me había contestado, a lo mejor, con un poco de suerte y de ser pesado, me contaría ya de una puñetera vez adonde me llevaba.
   -Jong…- murmuré.
   -Por muy pesado que te pongas, hyung, no te pienso decir nada- dijo y yo detuve su avance, debido a que tenía más fuerza que él. Él se giró hacia mí, un poco molesto- hyung… ya falta poco… ya lo verás- negué con la cabeza y me planté en el sitio en el que estaba, en mitad de una calle poco concurrida de Seúl- vamos, hyung… confía en mí y sígueme.
   -No…- dije poniendo un puchero y él se acercó a mí para darme un abrazo- vamos Minnie… solo un momento más…- lo escuché susurrar cerca de mi oreja y un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su aliento contra mi cuello.
   -Está bien…- acabé murmurando, él se apartó de mí y volvió a tomar mi mano entre la suya, entrelazando ahora nuestros dedos, y en vez de ir delante y tirando de mí, se quedó a mi lado, avanzando a mi paso.

   Tras unos minutos más andando, llegamos a un edificio, que aunque por fuera no resultara gran cosa, por dentro, escondía un gran secreto. Era un Restaurante de cinco estrellas, ricamente decorado, con cuadros famosos en las paredes y manteles de tela muy fina, además de unos asientos que por lo que se veía, eran bastante cómodos.

   Me quedé embobado mirando el lugar con los ojos como platos y la boca casi babeando. Había bastantes personas allí, y eso me hizo salir de mi ensoñación. Debía comportarme, estaba en un lugar muy caro y de postín, sacudí levemente mi cabeza, serenándome y miré a JongDae, él me observaba con una sonrisa, y antes de que pudiera decir nada, él comenzó a hablar.

   -Me alegra que te guste este lugar, no estaba muy seguro.
   -Pero… ¿por qué?- pregunté yo sin entender. No era nuestro aniversario de novios, yo no había hecho nada que se mereciera este despliegue tampoco, y no se me ocurría el por qué estar en este lugar tan lujoso.
   -¿No sabes qué día es hoy?- me preguntó con clara sorna y yo inflé mis mofletes, molesto porque él no me dijera nada- de verdad… eres muy despistado, hyung- murmuró y se acercó al señor que esperaba en la puerta, preguntándole por la mesa de la reserva de un tal “Kim JongSeok” y él hombre comenzó a guiarnos por entre las mesas, hasta llegar a una algo apartada, después se fue.
   -Eres muy poco original…- murmuré y él sonrió ampliamente.
   -Es que me gustaba cómo quedaba mi nombre junto al tuyo- contestó- pero eso no viene al caso ahora- dijo y me miró fijamente- te traje aquí por algo importante- nada más escuchar aquellas palabras, mi corazón comenzó a golpear fuertemente contra mis costillas. O lo que quería decirme era que me dejaba, o la otra opción era que me pedía en matrimonio. Casi comienzo a hiperventilar, dándome cuenta de que en Corea ni en China podríamos casarnos y seguro que era la primera opción. Me iba a dejar. Puse cara de pánico y él pareció ver por dónde iban mis pensamientos, porque comenzó a aclarar las cosas- tranquilo, hyung, no voy a dejarte- y yo respiré tranquilo- es por otra cosa por lo que te he traído aquí.
   -¿Qué otra cosa es?- pregunté sin poder aguantarme.
   -Feliz día de San Valentín- dijo y yo me quedé completamente en shock. Había olvidado que hoy era 14 de Febrero, el día mundial de los enamorados.
   -Yo… JongDae… yo…- comencé a hablar, pero no sabía qué decirle.
   -Ya sé que no debería haberte traído aquí, ni nada por el estilo, porque tú te olvidaste y no hiciste nada por mí- me sentí peor con sus palabras y mi expresión se volvió triste mientras agachaba la cabeza- pero- murmuró cogiéndome dulcemente de la barbilla y alzándome el rostro para que lo mirara- lo he hecho porque te quiero, Minnie- esbocé una pequeña sonrisa- y lo único que espero a cambio es hacerte el amor esta noche como si no hubiera mañana- me miró fijamente durante unos momentos, hasta que una sonrisa radiante volvió a mi cara.
   -Está bien- murmuré y él sonrió- feliz día de San Valentín- dije mientras ambos nos inclinábamos un poco sobre la mesa y rozábamos nuestros labios de una manera suave- te amo, Jong- susurré contra sus labios cuando nos separamos.
   -Yo también te amo, Minnie.