sábado, 7 de septiembre de 2013

Mirror {TaoBaek}

4/8 Mirror {TaoBaek}

   Acabábamos de llegar al apartamento después de un día medianamente tranquilo, no habíamos hecho mucho comparado con la carga que trabajo que teníamos todos los días desde que había comenzado el ComeBack. Aun así, estaba algo cansado y lo único que me apetecía era darme una ducha, porque me sentía pegajoso, quitarme aquel traje e irme a dormir.

   Sin embargo, también tenía ganas de que me mimaran un poco. Desde que habíamos ido al Happy Camp ninguno quería bañarse conmigo, y yo odiaba bañarme solo. No es que fuera un niño pequeño (que también) es que estaba acostumbrado a bañarme con mucha gente. Por eso, fui a por mis hyungs, ya que SeHun, que nunca me decía que no, todavía no había llegado con ChanYeol de la grabación a la que habían ido solo ellos dos.

   -Kris gege- llamé y me puse meloso- ¿te bañas conmigo?

   Él negó enérgicamente con la cabeza y yo le hice aegyo, lo que sirvió para que se fuera de allí rápidamente para no ablandarse. Bufé y fui a por el siguiente. Me encontré con LuHan y Lay y antes de poder abrir la boca ambos negaron.

   -Ni hablar, conmigo no cuentes- dijo LuHan.
   -Conmigo tampoco- secundó Lay.

   Volví a poner un puchero, pero ellos tampoco le hicieron caso. Me dirigí a por los demás, pero Chen dijo que él era demasiado bueno para ducharse con más gente; KyungSoo comenzó a hacer la comida, ayudado por XiuMin y SuHo, Kai se les unió en cuanto me vio aparecer para preguntarle. Así que sólo me quedaba BaekHyun como última opción, pero seguro que no querría.

   Aun sabiendo que iba a tener un no rotundo como respuesta, me dirigí hacia él, que estaba en nuestro dormitorio y me senté en su cama. Estaba tumbado con los ojos cerrados, escuchando música y cantando con voz queda.

   -BaekHyun hyung- llamé, pero él no me hizo caso, por lo que le quité un auricular con cuidado y le susurré lo mismo al oído. Él se incorporó rápidamente de la cama, mirándome asustado- lo siento- dije- no quería asustarte- pasamos unos momentos mirándonos a los ojos y luego él se relajó.
   -¿Qué quieres, ZiTao?- preguntó.
   -¿Te duchas conmigo?- pedí lo más meloso que pude y haciéndole ojitos. Él bufó y negó.
   -Lo siento, pero no quiero ser tu último recurso- dijo molesto cruzándose de brazos.

   Abrí la boca para protestar, pero luego la cerré. Tenía razón, él era uno de mis mejores amigos y lo había dejado para el final. Claro que, tenía mis razones, a él no le gustaba mucho eso de bañarse conmigo y solo aceptaba cuando estaba muy cansado o cuando estaba de buen humor. Lo miré con disculpa e hice un puchero.

   -Lo siento, perdóname- le dije- es que como la mayoría de las veces me dices que no y como parecías estar muy ocupado con la música, pues… no quería molestar…
   -Eso son excusas…- murmuró.
   -Baek…
   -Excusas…

   Lo miré con cara de cachorrito, quiero decir, de panda, pero él no me hizo ningún caso y tampoco se ablandó. Suspiré y simplemente me bajé de la cama y me enderecé para ir al baño, solo. No me gustaba bañarme solo, al igual que a los otros no les gustaba bañarse acompañados. Cuando iba a salir por la puerta de la habitación que ambos compartíamos, junto con XiuMin y ChanYeol, él me detuvo.

   -Tao…- dijo- espera…- lo escuché salir de la cama y venir hacia mí hasta que me abrazó por la espalda- está bien, me ducharé contigo- en mi rostro apareció una gran sonrisa de satisfacción que él no vio, y menos mal que no lo hizo, porque seguro que no volvería a bañarse conmigo nunca más.
   -Gracias, hyung- contesté.
   -Vamos antes de que se nos haga demasiado tarde- dijo separándose de mí y adelantándome por el pasillo en dirección al baño- no quiero que se me enfríe la deliciosa comida que esté preparando KyungSoo… que ya huele que da gusto.

   Lo seguí con una sonrisa hasta el baño y cuando entré, cerré la puerta con el pestillo tras nosotros. Él ya estaba comenzando a desnudarse. Nunca habíamos sido muy pudorosos ninguno de los dos, por lo que estaba acostumbrado a ver su cuerpo desnudo. Sin embargo, mis partes bajas dieron un tirón en el momento en el que sus pantalones se deslizaron por sus blancas y torneadas piernas, dejando estas a mi vista y su trasero solo cubierto por unos calzoncillos que hacían que se le marcase una barbaridad.

   Me mordí el labio inferior intentando pensar en cosas asquerosas para que no se me levantara, pero en cuanto él se dio la vuelta y vi cómo se le marcaba deliciosamente el paquete en aquellos calzoncillos se fue todo por la borda y boqueé.

   -¿Qué te pasa, ZiTao?- preguntó y yo volví a la realidad, negando con la cabeza.
   -Nada, solo pensaba en algunas cosas- él me sonrió y me indicó que me desnudara.

   Le hice caso y al momento, mi camisa yacía en el suelo no muy lejos de la suya y mis pantalones fueron por el mismo camino. Tras regalarme una sonrisa hermosa, BaekHyun se dedicó a bajarse lentamente sus calzoncillos, sin siquiera darse la vuelta, dejándome ver en todo su esplendor su miembro, haciendo que el mío volviera a dar otro tirón.

   Pero sin duda lo más excitante que hizo fue ponerse en pompa a tomar la temperatura del agua que salía del grifo. Ahí ya sí que no me pude contener nada. Su trasero levantado hacia mí, dejándome admirarlo completamente sin pudor alguno. Sus nalgas redondas que te invitaban a mordisquearlas y su entrada, pidiendo a gritos ser invadida.

   Me quité mis boxers rápidamente y me acerqué a BaekHyun, abrazándolo por la cintura fuertemente, atrayéndolo hacia mí, para que pudiera sentir la leve tensión en mi entrepierna que había provocado. Él jadeó y se agarró al filo por donde discurría la mampara que cerraba la bañera.

   -Tao- suspiró mi nombre de una manera completamente excitante y yo me apreté aún más contra su delgado cuerpo- ahh… mmm… ¿qué haces?
   -¿No es obvio?- pregunté.
   -Oh Dios, Tao, sé que estamos todos con los nervios a flor de piel y deseando follar un poco para calmarnos, pero los chicos están aquí- dijo y yo sonreí, comenzando a besar su nuca. Lo noté estremecerse contra mi cuerpo y le di un pequeño mordisco- Tao…- jadeó- los demás…- pasé mi lengua por ese lugar y él jadeó.
   -Si no haces ruido… no se enterarán de nada…- llevé mi mano a su miembro y comencé a masturbarlo lentamente.
   -Ahh… Tao… ahh…
   -No hagas ruido…

   Empecé a besar toda su espalda, arriba y abajo mientras lo masturbaba y frotaba mi erección contra su trasero. Él jadeaba y suspiraba levemente, pero a la vez que mi movimiento sobre su miembro iba haciéndose más rápido y más fuerte estos subían en intensidad. No podía dejar que nos escucharan.

   La mano con la que me sujetaba a su cintura fue ascendiendo por su cuerpo hasta llegar a su boca y taponarla para que no saliera ningún ruido de ella. Sin embargo, lo que comenzó a hacer fue mucho mejor. BaekHyun empezó a lamer y a morder mis dedos.

   Eso me excitaba, porque me invitaba de una manera muy sutil a que no me contuviera, a que lo siguiente que hiciera fuera enterrarme dentro de él. Empecé a frotar mi erección contra su trasero de una forma más notoria y él a jadear bajito, recordando no hacer ruido para que los demás no nos descubrieran haciendo lo que estábamos a punto de hacer.

   Cuando noté mis dedos lo suficientemente lubricados, los aparté de su boca y lo hice inclinarse hacia delante, para que su trasero quedara levantado hacia mí y no le doliera tanto como si lo hacíamos contra la pared. Comencé a toquetear su ano, primero desde fuera y luego internando mi dedo índice en él.

   Su interior estaba caliente. Me gustaba sentir eso, pero me encantaba más sentirlo sobre mi miembro. No podía más con mi excitación. Quería metérsela hasta lo más profundo, pero debía aguantar unos momentos más o no sería placentero para él, y yo quería que él disfrutara tanto como yo.
   Empecé a mover mi dedo en su interior y sus jadeos fueron intercambiados por pequeños gruñidos. No le hacía daño. Él podía aguantar mucho más que eso.

   -Ahh… Tao… más…- suspiró y yo sonreí, inclinándome sobre su cuerpo, pegándome a su espalda blanca e introduciendo más mi dedo, tocando su próstata.

   Él jadeo, pero supuse que lo que quería hacer era gemir y se contuvo. Sonreí de nuevo y saqué ese dedo para meter otro más. Noté un poco de presión esta vez, su cuerpo se tensó y rechazaba un poco la intrusión, pero comencé a mover mis dedos, adentro y afuera, penetrándolo lentamente, abriendo y cerrando el espacio entre mis dedos, para lo que vendría después.

   Volví a tocar su próstata y esta vez no pudo contener un pequeño gemido que reverberó en mis oídos. Me encantaría poder ver su expresión mientras lo penetraba, pero en el baño sería algo incómodo.

   Saqué los dos dedos y metí tres. BaekHyun gruñó, ahora estaba estirando bastante aquella cavidad y debía dolerle un poco, por lo que, con la mano que lo había estado masturbando antes y que ahora yacía en su cadera, comencé a tocarlo. Su miembro estaba duro como una piedra, como el mío y ambos pedían atención.

   Seguí penetrándolo con mis dedos, creando espacio, mientras él gemía bajito por la intrusión y por la paja que le estaba haciendo. Cuando noté que estaba lo suficientemente dilatado, saqué mis dedos y él gimió. Le di la vuelta para verlo, para ver su rostro. Sus ojos estaban extasiados de placer y sus labios mordisqueados.

   No pude contenerme y me incliné sobre él para besarlo de una manera completamente excitante. Mi lengua chocó contra sus labios y él abrió su boca para darme paso. Nuestras lenguas jugaron, explorando toda la cavidad ajena. Choques de labios, dientes y lenguas y solo nos separamos cuando se hizo imprescindible respirar.

   Lo miré a los ojos y los vi nublados por el placer. Eso me excitó aun más y no pude evitar lo siguiente que dije.

   -Lubrícame la polla y penétrate.

   Durante unos segundos me miró con la boca abierta, pero después, hizo exactamente lo que le pedía. Se agachó hasta quedar de rodilla y con su mano izquierda buscó su entrada, para comenzar a auto-penetrarse. Esa imagen tan erótica me estaba volviendo loco y acerqué mi miembro a su boca para que comenzara a chupar.

   Él sonrió de forma picara y con la mano que tenía libre agarró mi miembro y comenzó a masturbarlo. Su delicada mano de largos dedos me estaba haciendo sentir en el paraíso, no quería ni imaginar lo que su boca haría en ese mismo lugar. Comencé a gemir bajito, intentando no cerrar los ojos, porque el espectáculo que me estaba dando era completamente excitante.

    Unos momentos después, agarró fuertemente la base de mi miembro haciéndome jadear y llevó su boca hasta este, dejándola a escasos centímetros. Su respiración sobre mi pene sensible, casi hizo que me corriera. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y él alzó su vista hacia mí.

   Sus ojos cargados de placer mientras se auto-penetraba me pidieron permiso y yo asentí. BaekHyun, sin dejar de mirarme, acercó más su cara a mi miembro y sacó la lengua hasta que esta rozó la punta. Sentí como más pre-semen del que ya salía se escapaba de mi interior. Él sonrió y comenzó a chupar todo el líquido que segregaba.

   Aquello era demasiado para mí. Tuve que agarrarme a la mampara de la ducha para no caerme cuando me temblaron las rodillas. Su lengua era lo mejor que había en este mundo. No pasó mucho tiempo cuando comenzó a lamer mi miembro como si fuera un helado que estaba a punto de derretírsele.

   Sus ojos cargados de placer fijos en los míos, sus débiles jadeos cuando tocaba su próstata con sus dedos sobre mi pene y su lengua y sus labios haciendo con este lo que querían era demasiado para mí. Cuando noté que estaba próximo al orgasmo lo hice separarse y él me miró con reproche.

   -Quiero correrme en un lugar más excitante que tu boca- susurré ronco y él sonrió, incorporándose del suelo.
   -No hay lugar más excitante que mi boca- replicó alzándose de puntillas para capturar mis labios con un beso que me dejó temblando- métemela, ya- demandó.

   Sonreí y lo puse contra el lavabo, inclinado sobre este para que su trasero estuviera levantado hacia mí. Había tenido la suficiente preparación, por parte mía y por parte suya, pero así sería más fácil el acceso. BaekHyun me miró a través del espejo y sentí que me derretía con esa expresión de deseo. Fácilmente me podría correr si veía su expresión de orgasmo.

   Agarré su trasero y abrí su ano. Con la mano libre, guie mi miembro hacia su entraba y comencé a internarme lentamente. No aparté mis ojos de los suyos en ningún momento y pude ver una expresión de dolor mientras me internaba poco a poco en él hasta que estuve completamente dentro. Ahogué un gemido ronco cuando estuve completamente adentro. Sus calientes paredes apretándome eran la mejor sensación del mundo.

   Nos miramos fijamente, jadeando por el esfuerzo hasta que BaekHyun asintió y entonces comencé a moverme en su interior. Al principio lento, muy lento. Su expresión cuando me enterraba en él era completamente excitante y me ponía más y más duro por momentos, aunque eso fuera casi imposible.

   Seguí internándome en él, cada vez más rápido, cada vez más fuerte. Sus ojos me devolvían l mirada a través del espejo y estaban nublados de placer.
   Me sentía próximo a llegar y quería que él también llegara. Moví miembro en su interior hasta que toqué de nuevo su próstata y memoricé el lugar para dar ahí en cada embestida. Llevé mi mano derecha a su miembro desatendido y comencé a masturbarlo de nuevo.

   Los gemidos escapaban de nuestros labios y aunque intentábamos contenerlos para que los demás no nos escucharan, aquello era casi imposible. Me sentía en el paraíso, sentía que cada vez faltaba poco y por su expresión también sabía que le quedaba poco.

   Un par más de movimientos de mi mano y la expresión en su rostro mientras se corría fue lo que me hizo llegar a mí al orgasmo. Sus ojos cerrados, su boca ligeramente entreabierta y su cuerpo temblando entre mis brazos.

   Ambos acabamos echados sobre el lavabo, intentando recobrar la respiración. Todavía estaba en su interior, pero mi semen comenzaba a desbordar por los pequeños huecos que quedaban, así que, me retiré de él y el líquido blanco comenzó a resbalar de su ano.

   BaekHyun alzó su cabeza y me miró, completamente extasiado. Si seguía mirándome de esa forma me pondría duro de nuevo. Iba a acercarme de nuevo a él para comenzar con otra ronda cuando unos golpes en la puerta detuvieron todo mi movimiento.

   -Baek, Tao, salid del baño- dijo la voz de ChanYeol al otro lado- la cena ya está.
   -Ya vamos- contestó BaekHyun y me miró- vamos a ducharnos… y seguimos la próxima vez- asentí y ambos nos metimos bajo el agua para retirar todo rastro de lo que había pasado entre nosotros en ese baño.




viernes, 6 de septiembre de 2013

나는 당신을 사랑합니다

나는 당신을 사랑합니다


   -Baro…- murmuré, armándome de valor- me gustaría hablar contigo…
   -Dispara- dijo con una sonrisa y mi corazón comenzó a golpear rápidamente contra mi pecho, mientras que mis manos comenzaron a sudar. Estaba muy nervioso.
   -Si pudiera ser a solas… es… algo importante…- aclaré ante la confusión que reflejaba su rostro.
   -Claro- se despidió con un gesto de su cabeza de nuestros amigos y luego se giró hacia mí- ¿vamos?
   -Sí- contesté y no se me pasaron por alto los gestos de ánimo que me dedicaron los tres chicos.

   Comencé a andar, con él siguiéndome, alejándonos de todo y de todos a través de los jardines de la Universidad hasta llegar a un lugar apartado. El lugar en el que nos conocimos la primera vez. El lugar en el que me enamoré de él.


Flash Back

   Estaba sentado bajo el árbol enorme que había en el campus universitario. A la gente no le gustaba ese lugar porque comentaban que les deba grima, pero a mí era el lugar que más me gustaba. Mis amigos tampoco lo entendían, así que me pasaba las horas en soledad, a la sombra de aquel árbol (del que no tenía ni idea de su especie), haciendo los trabajos y pensando.

   Nunca me hubiera imaginado que alguien se atreviera a perturbar mi paz, echándose a mi lado, sobre la hierba medio seca y bajo el árbol. Me quedé mirándolo fijamente, pero él había cerrado sus ojos y no lo notaba, o eso creía yo. Era rubio, claramente tintado, porque era oriental y su ceño estaba fruncido, aunque hubiera una sonrisa en sus labios, lo que me desconcertó. Sin embargo, lo que más me desconcertó fue que mi corazón se pusiera a latir a mil por hora.

   -¿Por qué me miras tanto?- escuché que me preguntaba y me sobresalté.
   -Yo… yo…- no sabía qué decir- bueno… es que… nadie viene por aquí nunca… y yo…- el chico se levantó del suelo y se sentó para mirarme fijamente a la cara. Sentí cómo mis mejillas eran adornadas por un color rosado que podía pasar perfectamente por consecuencia del frío que hacía, no estábamos en Diciembre por nada.
   -Ah… ¿no?
   -No.
   -¿Y eso?
   -Les da grima el árbol.
   -Pues a mí me gusta.
   -A mí también- confesé.
   -Entonces nos veremos mucho por aquí- dijo con una sonrisa, tendiéndome la mano- Cha SunWoo, pero todo el mundo me llama Baro- se presentó y yo tomé su mano.
   -Lee JungHwan, pero mis amigos me llaman SanDeul- él sonrió más ampliamente.
   -Espero que nos llevemos bien, SanDeul- dijo mientras soltaba mi mano y se levantaba. Hizo una inclinación de cabeza como despedida y luego se marchó. Lo observé en silencio, con mi corazón latiendo a toda pastilla y sin pasárseme por alto que me había llamado SanDeul.

~.~.~

   -Hola- una voz ya muy conocida interrumpió mi concentración en el vuelo de una mosca.
   -¿Qué hay, Baro?- saludé y él se sentó a mi lado.
   -La verdad es que no mucho- contestó con una sonrisa encantadora- tengo curiosidad por una cosa, ¿puedo preguntar?
   -¿Es algo malo?
   -No, no creo.
   -Entonces, pregunta.
   -¿Por qué siempre estás aquí?
   -Porque es mi rincón favorito.
   -¿Por qué siempre estás solo?
   -No estoy solo, tú estás aquí.
   -¿Y antes de que yo viniera?
   -Antes sí estaba solo aquí- confesé- a la gente no le gusta venir aquí.
   -Pero… ¿no tienes amigos?
   -¿Piensas que soy un marginado?- pregunté haciéndome el ofendido y él negó rápidamente.
   -No quería decir eso… yo…
   -Nah, tranquilo- lo corté con una sonrisa- sí que tengo amigos, tres, en concreto- dije- pero no les gusta estar por aquí.
   -Genial, eso es genial.
   -¿Quieres que te los presente?
   -Son tus amigos… yo no quiero inmiscuirme… además, nos conocemos desde hace unas semanas.
   -¿Y qué?- pregunté extrañado- otro loco más para el manicomio- sonreí y me levanté, tendiéndole la mano- ven conmigo.

   En cuanto tocó mi mano, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, haciéndome temblar y disparando las pulsaciones de mi corazón. Baro era guapo, como muchos chicos en aquel lugar, pero… ¿por qué me había pasado eso?

~.~.~

   Habían pasado un par de meses desde nuestro primer encuentro bajo aquel árbol (que ahora sabía que se trataba de un bonito sauce llorón) y yo ya no podía estar más enamorado de él, ¿o quizás sí? El rubio ya se le había caído y ahora estaba moreno, como yo, aunque él se veía increíblemente sexy.

Estábamos con nuestros amigos, ya que desde que se los había presentado, se nos había unido y además, los chicos lo adoraban y yo lo adoraba, ¿qué más podía haber?

Nos pasábamos todo el tiempo juntos, los dos o con ellos, haciendo locuras y cosas tan raras que las personas ajenas a nosotros seguramente pensaban que estábamos locos de atar. Pero éramos felices.

~.~.~

   ¿Por qué cada vez que lo veía una sonrisa tonta se instalaba en mi cara? ¿Por qué siempre que nos tocábamos un escalofrío recorría todo mi cuerpo? ¿Por qué mi corazón no paraba de latir como si acabara de correr una maratón? ¿Por qué si no estaba él los días se hacían tan largos? ¿Por qué pensaba todo el tiempo en él y me preguntaba cómo y dónde estaría? ¿Por qué?

~.~.~

   -Estás enamorado- me susurró GongChan sobresaltándome. Estaba demasiado inmerso en mí mismo viendo a Baro haciendo el tonto con CNU y JiYoung.
   -¿De qué hablas?
   -Pues de que estás enamorado del chico nuevo- abrí los ojos como platos y lo miré.
   -¿Pero qué dices?
   -Lo que oyes.
   -No seas idiota… ¿cómo me va a gustar?
   -Vamos, te conozco como la palma de mi mano y esas caras que pones cuando estás a su lado y las cosas que haces y dices son síntoma de que te gusta y te gusta mucho.
   -GongChan…
   -No, no, no, tú a mí no me la quieras dar con queso- se cruzó de brazos- voy a mandar a Baro a comprarnos algo y los cuatro vamos a hablar tranquilamente.
   -Claro que vas a hablar, nos lo vas a contar todo.

~.~.~

   Borracho. Estaba completamente borracho, diciendo incoherencias, apenas manteniéndose en pie y queriendo hacer cosas indecentes con cada chica, chico y farola con la que nos cruzábamos. Todavía no sabía por qué narices me había tocado a mí cargar con el muerto de cuidarlo. ¿Qué cojones? Claro que lo sabía, el maldito GongChan casi me lo había echado encima, diciéndome que yo era quien mejor lo iba a cuidar. Maldito el día en el que mis amigos me acorralaron y tuve que cantar que me gustaba Baro.

   -Hyung~
   -¿Qué quieres?- pregunté acomodándolo bien contra la pared mientras buscaba las llaves de casa.
   -Nunca he estado en tu casa- dio un hipido y se tambaleó. Me apresuré a agarrarlo antes de que se pegara una buena hostia contra el suelo- aigo~ Deul~ eres muy fuerte- dijo demasiado fuerte y le tapé la boca con las manos.
   -Mis padres duermen, así que calla- le chisté y él asintió muy convencido.

   Suspiré y abrí la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido y luego cogí a Baro del brazo y lo metí dentro. Me quité los zapatos y le hice quitarse los suyos, sentándolo en el suelo. Pero no estaba para hacer mucho esfuerzo mental, así que acabé quitándoselos yo y levantándolo también, porque si no se iba a caer y no era cosa.

   -Aigo~ Deul es fuerte~- murmuró y comenzó a tocarme los brazos. Me incomodaba que me estuviera toqueteando tanto.
   -Baro…- susurré- estás borracho, no me toques así, porfa.
   -Pero me gusta tocarte…- puse los ojos en blanco y lo seguí arrastrando, ahora, escaleras arriba, en busca de mi habitación- Deul~- cantó en mi oído y me hizo estremecer.
   -Vamos… ya eres mayorcito- regañé- deja de dar la lata.
   -Sí~- suspiré y abrí la puerta de mi habitación con cuidado, haciéndolo entrar y luego cerré intentando que no hiciera el más mínimo ruido.
   -Ven aquí- le dije al chico, caminando hacia mi cama y él me siguió como un perrito faldero.
   -Deul…- murmuró tirándose en mi cama.
   -¿Qué?
   -¿Te puedo dar las buenas noches?- preguntó mientras yo me tumbaba a su lado.
   -Claro- Baro sonrió justo antes de echarse sobre mí y darme un beso el mos labios.
   -Buenas noches…- y se quedó dormido.

   Mi corazón golpeaba contra mi pecho rápidamente. Todavía sentía el contacto de sus labios contra los míos.

~.~.~

   -Os odio- les dije a los chicos aprovechando un momento en el que Baro había ido al baño.
   -¿Y eso?- preguntó JiYoung.
   -Cuando volvimos el otro día y estaba borracho me besó- confesé, poniéndome rojo hasta las orejas.
   -Oh, pero eso es genial- GongChan se me abrazó mientras gritaba.
   -No, no es genial.
   -¿Por qué?- preguntó CNU- te gusta y él te besa, eso es una clara indirecta de “me gustas”.
   -Estaba borracho y cuando al día siguiente se despertó no recordaba nada.
   -Vaya… eso es más jodido- murmuró JiYoung.
   -No sé qué hacer, cada día es peor, no puedo parar de recordar el beso y creo que si sigo así no tardará en darse cuenta y…
   -¿Y por qué no se lo dices?- propuso CNU.
   -¿Decirle qué?
   -Que te gusta, obvio.
   -No puedo hacer eso, ¿y si me rechaza?
   -¿Piensas vivir toda tu vida angustiado, con unos sentimientos que no sabes si son correspondidos y fingiendo que solo sois amigos cuando en realidad quieres que te la meta?
   -GongChan- regañamos los tres.
   -¿Qué?- suspiré y JiYoung me miró.
   -El pequeñajo pervertido tiene razón, ¿quieres pasar toda tu vida así?
   -No.


Fin Flash Back

   -¿Y bien?- me preguntó. Me giré hacia él, encarándolo. Los nervios me recorrían todo el cuerpo, pero debía hacerlo- ¿para qué querías que hablásemos a solas?
   -Me gustas…- dije y vi cómo él se tensaba- me gustas más allá de la amistad.
   -Deul...
  -Me gustas desde el primer momento en que te vi... yo... en serio me gustas mucho...- el agachó su cabeza- sé que no sientes los mismo por mí que yo por ti... pero quería decírtelo antes de que acabáramos la Universidad.

   Esas fueron las palabras que dije, las que quería decir de verdad se quedaron atascadas en mi garganta.

   Quería decir que lo amaba, que lo amaba demasiado, que quería que me correspondiera, que me amara como yo lo amaba a él, que no quería perderlo, que lo necesitaba como al agua.

  -Deul... yo... no sé qué decirte ahora mismo...
  -"Di que sí"- pensé.
  -Me siento abrumado...
  -"Di que sí".
  -No sabía que tenías estos sentimientos por mí…
  -"Di que sí".
  -Yo no sé qué siento por ti, pero mi corazón palpita rápido cada vez que estamos juntos- se acercó a mí y me puso las manos en los hombros mientras me miraba fijamente- no sé si me gustas o solo que no quiero que estés lejos de mí, pero me gustaría intentarlo contigo.

   Sus palabras me dejaron en el limbo y sus acciones todavía más. Tomó mi rostro entre sus manos y durante unos momentos más nos miramos a los ojos, luego él los cerró y salvó la distancia que separaba nuestros labios. Fue el beso más dulce que jamás me habían dado.

  -Wow- murmuré cuando nos separamos, aunque aún seguíamos tan cerca que podía sentir su respiración contra mis labios.
  -Dime que esto será así cada vez que lo hagamos y te juro que no volveré a separarme de tus labios- sonreí con mi corazón latiendo a mil por hora.

  -Será así siempre- y él me volvió a besar.



jueves, 5 de septiembre de 2013

EXO

Capítulo 10
Interrupción



   -¿Qué ha pasado aquí?- pregunté al entrar a la habitación de mi amigo, que ahora compartía con LuHan, y ver la ventana con el cristal roto y con un plástico puesto para que no entrara el frío que todavía hacía porque estábamos a principios de Marzo.
   -¿Recuerdas el ataque que tuvimos hace una semana?- me dijo YiXing y yo asentí- pues cayó por la ventana y todavía no han venido a arreglarla.
   -¿Y qué le habéis dicho al casero?- mi amigo se encogió de hombros mientras se sentaba con un cuidado infinito sobre su cama.
   -No lo sé, fue Kevin el que se encargó de eso- contestó y yo sonreí porque me había dado el pie perfecto para comenzar a hablar de lo que a mí me interesaba.
   -Al igual que se ha encargado de tu trasero- comenté y él abrió los ojos, sorprendido, después, desvió su mirada y se sonrojó violentamente- ¿habéis acabado con la caja de condones?
   -¡JongDae!- se quejó- no… todavía quedan muchos…- escondió su cara entre sus manos.
   -¿Duele?- pregunté sentándome a su lado.
   -¿Qué te hace pensar que…?- comenzó a decir, pero yo lo corté.
   -Oh, vamos, YiXing, te sientas y te mueves haciendo mucho esfuerzo y además, ¿Kevin? ¿El muerde almohadas? Ja- él me miró mal pero luego hizo un puchero- ¿cuántas veces lo habéis hecho?
   -¡JongDae!- se volvió a quejar.
   -¿Qué pasa?- pregunté- soy tu mejor amigo y tengo derecho a saberlo- pasó un buen rato en silencio, debatiéndose consigo mismo para ver si me lo decía o no, pero al final habló.
   -Pues… un par de veces…
   -¿Sólo?- dije encarando una ceja.
   -¿Te parece poco? Duele como un demonio… y Kevin esperó hasta que el dolor se pasó para volver… a…- el color rojo volvió a tomar su cara y paró de hablar.
   -¿La tiene grande?- esa pregunta lo dejó en el sitio. Simplemente mi amigo ya no sabía dónde meterse. La verdad, a mí realmente eso no me importaba en lo más mínimo, solo quería incomodar a YiXing y darle la lata un rato.
   -Te puedo asegurar por cómo grita, que pequeño, precisamente no es- dijo una voz a mis espaldas y me encontré con LuHan, mirándome de una manera que yo conocía muy bien. Esa era la mirada que yo tenía justo en ese momento. Era un trolleador nato, como yo. Nos íbamos a llevar bien nosotros dos.

-oooOOOooo-

   El Lunes llegó casi sin que me diera cuenta de nada, el fin de semana se había pasado volando. Me vestí y cogí mi mochila con todo lo que necesitaría para las clases de la tarde y salí de casa. Cuando cerré la verja de casa, tuve un mal presentimiento, como si alguien me estuviera mirando fijamente. Me giré rápidamente, pero no vi nada. Suspiré, serían imaginaciones mías.

   Caminé hasta la casa de al lado y me eché sobre la pared, al lado de la verja, para cuando saliera mi vecino, poder darle un susto de muerte. Hoy me sentía bromista. Apenas unos minutos después, oí la puerta de su casa abrirse y a él despedirse de su madre. En cuanto llegó a la verja y salió a la calle, lo cogí del brazo.

   -Buh- dije y él ni siquiera se inmutó.
   -No das miedo, hyung- hice un puchero y me sonrío, cogiéndome un moflete cómo si fuera una abuela- además… te he visto desde mi ventana.
   -Entonces… ¿debería practicar más?- pregunté librándome de su mano y él rió.
   -Mejor no- contestó- aunque lo intentaras mucho no das nada de miedo- seguí con mi puchero y él comenzó a andar- vamos, o llegaré tarde a clase y tú al trabajo- estuve unos momentos quieto, viendo cómo se alejaba, pero luego, eché a correr hacia él.
   -¿No te he asustado?- KyungSoo negó- ¿ni siquiera un poquito?- volvió a negar.
   -No es lo tuyo, hyung- echó su brazo por mi hombro mientras me sonreía- lo tuyo es cuidar de los demás, no asustarlos- sonreí levemente y asentí.
   -Entonces haré todo lo posible para protegeros a todos.

-oooOOOooo-

   Me levanté con los ojos pegados y salí de la cama sin ver. Me tropecé con lo que fuera que hubiera en el suelo, pero me agarré a la pared y no caí. Suspiré y me restregué los ojos. No veía mucho todavía, pero bueno. Salí de mi cuarto y fui al baño, después, bajé las escaleras en busca de mi desayuno, sin preocuparme de nada más.

   Cuando entré a la cocina me extrañó no ver a nadie allí, pero seguro que estarían en cualquier otro lugar de la casa. Bostecé y me dirigí a la nevera, para prepararme el desayuno, pero en cuanto llegué frente a ella, me quedé parado. Había una nota pegada. La cogí e intenté despegar mis ojos para poder ver algo.

   Nos vamos a visitar a tu hermana esta semana, procura portarte bien y no echar a arder la casa. Cuida de BaekHyun.
Mamá

   Abrí mis ojos al máximo sin poder creérmelo. Se iban de casa. Me iban a dejar solo con BaekHyun. Durante una semana. Eso iba a aprovecharlo.

-oooOOOooo-

   -¿Cuándo vas a volver a salir con LuHan?- le pregunté mientras me ponía una camiseta y él se giró hacia mí con una sonrisa.
   -Vamos a quedar esta tarde en la Facultad- contestó.
   -¿En la suya o en la nuestra?
   -En la nuestra- su sonrisa se ensanchó- dice que tiene que buscar un libro de no sé qué y que aprovecha para no levantar sospechas entre los otros chicos.
   -Eso está bien- me acerqué a él y lo envolví con mis brazos, apretándolo contra mí- no quiero que vuelvas a estar deprimido otra vez, ¿vale?- le di un beso en la frente y él asintió.
   -Mientras esté con LuHan, no volverá a pasar- susurró- puedes estar tranquilo.

-oooOOOooo-

   En cuanto KyungSoo se fue a clase, yo entré al Burger y comencé a arreglar las cosas para poder abrir en breves a la clientela. Me extrañó que no hubiera llegado Kevin todavía, ya que él siempre llegaba temprano, pero no le di mucha importancia y seguí con mis cosas. Poco después, llegó Luna, una de las chicas encargadas del otro turno y eso sí que me extrañó.

   -Buenos días, oppa- dijo feliz.
   -Buenos días- contesté- ¿qué haces aquí, Luna?- pregunté sin poder contenerme.
   -Oh, ¿no lo sabías?- dijo sorprendida.
   -¿Qué no sé?- dejé de pasar el trapo por la mesa para prestarle atención mientras ella dejaba su bolso en el mostrador.
   -A partir de ahora tengo este turno- respondió y me quedé de piedra.
   -¿Y Kevin?
   -¿El chico alto con cara de mala hostia?- asentí- tiene mi turno ahora, junto a Krystal.
   -¿Por qué?
   -Ni idea- contestó y se fue dentro.

   No podía ser. Kevin se había cambiado de turno para no coincidir conmigo. ¿Por qué? Había estado intentando comportarme con él como si no lo conociera de nada. Por lo visto, había fracasado. Él pensaría que era mejor hacer aquello porque no había sido suficiente. Bufé y seguí limpiando la mesa, con furia.

-oooOOOooo-

   Estaba lo que se dice en el quinto sueño, cuando algo pesado cayó sobre mi cuerpo y abrí mis ojos rápidamente. No pude enfocar mi vista durante unos momentos, pero cuando lo hice, me entraron unos intensos instintos asesinos. Puse cara de mala leche y él se encogió un poco, pero su inmensa sonrisa no se fue de su cara, al igual que su pesado cuerpo no se quitó de encima del mío.

   -Te voy a matar- murmuré con voz pastosa.
   -Vale- dijo- pero hazlo dentro de una semana.
   -¿Y por qué no ahora?- pregunté desperezándome bajo su atenta mirada- ahora es cuando tengo ganas de matarte.
   -Porque ahora tú y yo tenemos cosas que hacer.
   -No me recuerdes que hay clase, por favor, ChanYeol.
   -No vamos a ir a clase- abrí mis ojos sin entender nada.
   -¿Qué dices?- de repente se inclinó sobre mí, dejando su boca a centímetros de la mía.
   -Mis padres se van esta semana y no pienso desperdiciarla yendo a clase- contestó.

   Mi corazón comenzó a golpear rápidamente contra mi pecho y mi respiración se fue haciendo cada vez más acelerada. Pero todo fue a peor cuando sentí la presión de sus labios sobre los míos.

-oooOOOooo-

   -Ni te molestes- escuché decir a una voz a mis espaldas y me giré rápidamente. Era LuHan el que había hablado.
   -No sé a qué te refieres- dije.
   -Digo que no te molestes en cerrar la puerta con cuidado y no hacer ruido- aclaró- YiXing no se despertará así como así después de la noche que habéis pasado- después de decir eso se metió en la habitación que compartía con YiXing, aunque este ahora pasara más tiempo en la mía que en la suya, como hacía ahora. Suspiré. Quizás le deberíamos pedir al casero que insonorizara las paredes.

-oooOOOooo-

   Acabábamos de abrir cuando entró un chico y le pidió una bebida a Luna mientras yo terminaba con algunas cosillas. Se sentó en una de las mesas y comenzó a leer un libro.

   Al principio no le di la menor importancia, pero luego, me comenzó a mosquear. No sabía por qué tenía ese sentimiento, el chico solo estaba allí, sin hacer nada más que leer y de vez en cuando mirar a su alrededor. debía de estar loco o algo, por la mañana cuando salí de casa sentí que alguien me observaba y ahora, escalofríos recorrían mi cuerpo cada vez que aquel chico salía de mi vista.

   Luna me sonrió mientras entraba dentro a dar un pedido que habían hecho desde el coche. Fue entonces cuando sentí una mirada penetrante sobre mí y me giré, para descubrir que el chico me miraba de una manera que no me gustaba nada, una manera que ya había visto antes.

-oooOOOooo-

   Metí las manos bajo la parte de arriba del pijama de BaekHyun mientras lo besaba. Tocar su suave piel me encantaba y no había tenido mucho tiempo para ello antes. Me separé un poco de sus labios, pero dejé nuestras frentes juntas. BaekHyun me miraba muy intensamente y me gustaba que me mirara así. Le di un pequeño beso antes de descender a su cuello y comenzar a maltratarlo. Débiles suspiros comenzaron a salir de su boca y aquello me excitó.

   De repente, un sonido me hizo separarme de él. Era I Got A Boy – SNSD lo que sonaba y supe que era su móvil. Él me miró disculpándose y se escapó de mis brazos y de mi cuerpo para levantarse de la cama y coger su teléfono. Descolgó mientras yo lo miraba con un puchero.

   -¿Sí?- contestó- mmm… bueno… claro…- me miró con disculpa- estaremos allí lo más pronto posible- y colgó.
   -¿Quién era?
   -JunMyeon- dijo- está en el Burger y tiene una mala sensación de alguien que está allí.
   -Pues vamos entonces- contesté levantándome de la cama.









martes, 3 de septiembre de 2013

Please, Teach Me a Reason

Capítulo 2
Déjame Besarte,
Déjame Tocarte


            Un chico rubio estaba sentado en una silla de cuero, reclinado hacia atrás, con las piernas sobre el escritorio de madera. Entre ellas se encontraba un chico moreno, inclinado hacia delante, acercando su rostro lentamente al del otro chico hasta que sus labios se encontraron.

            Los ojos entrecerrados, las cabezas levemente ladeadas, las húmedas lenguas entrando en contacto en la boca ajena. Los brazos de LuHan sobre el reposabrazos, arañando el cuero con sus uñas. Las manos de ChanYeol, atadas con una corbata intentando desabrochar el primer botón de la camisa ajena.

            –No me toques –una advertencia con voz dura.
            –Está bien –las manos del moreno se retiraron del cuerpo ajeno quedándose laxas y sus labios y lenguas siguieron encontrándose hasta que respirar se hizo necesario–. Qué cara tan erótica.
            –Cállate… mmm…
            –¡Gege! –gritó una voz y ambos se separaron rápidamente mirando hacia la puerta. En el umbral había un chico moreno, alto, de ojos muy rasgados y bolsas oscuras bajo ellos, como si llevara días sin dormir. ZiTao, así le había dicho LuHan que se llamaba la anterior vez que los había interrumpido–. La reunión de hoy… oh –abrió sus ojos escandalizado–. Lo siento, lo siento, ¡discúlpame gege! –y salió por la puerta.
            –¿Este chico no sabe llamar a las puertas? –bufó ChanYeol.
            –Nunca lo hace –contestó LuHan con una sonrisa torcida–. Anda, quítate de en medio, que tengo que ir a la reunión que hacen los profesores con todos los clubs.
            –OK… pero desátame.

            Le mostró sus manos sujetas por la corbata y el rubio le quitó el nudo, para luego colocarse su corbata de manera impecable bajo el cuello de su camisa. Entonces, ChanYeol se quitó de en medio y se sentó en uno de los sofás, observando atentamente como LuHan arreglaba su ropa.

            –Oye, hyung, contéstame a una cosa –dijo llamando la atención del más bajo–. ¿Por qué lo hacemos de esta forma? Quiero decir, besarnos solo, a veces se hace un poco difícil y además, tener las manos atadas es incómodo –explicó.
            –Si fueras capaz de mantener las manos quietas no tendría que atártelas –ChanYeol hizo un puchero, como un perro que acaba de ser regañado–. Y no me mires así –el rubio se dirigió hacia la puerta, pero justo antes de salir por ella se volvió–. Me entran ganas de matarte a mordiscos.

            El moreno se quedó un buen rato mirando la puerta por la que ya se había marchado el otro hasta que salió de su embobamiento sacudiendo su cabeza.

            “Ya llevamos con esto tres semanas” pensó el chico reclinándose contra el sofá “me deja que lo bese durante algún que otro descanso, pero si lo toco me da una paliza” el recuerdo de los golpes que recibió por apretar el trasero de rubio durante un beso todavía era muy reciente y ChanYeol se estremeció “pero cada vez que lo beso… quiero más…”

            –¿¡Es que no tiene deseo sexual!? –gritó a la nada.


            –Es raro que hoy nos acompañes en la comida –comentó BaekHyun observando atentamente cómo ChanYeol se bebía su zumo tranquilamente–. Llevas unas semanas que desapareces todo el tiempo.
            –Mmm… bueno, hoy tenía ganas de pasar tiempo con mis amigos –contestó con una sonrisa.

            “La verdad, estoy aquí porque a él le toca guardia en la hora del almuerzo y no nos podemos ver”.

            –A mí me alegra que estés aquí –dijo KyungSoo con una pequeña sonrisa–. Y también que parezca que has arreglado tu problema, porque ya no vienes golpeado –señaló.
            –Podría decirse que sí, que está arreglado –respondió el moreno con una risita incómoda.
            –Y… ya que está arreglado… ¿nos vas a decir de qué se trata? –preguntó BaekHyun alzando una ceja.
            –Supongo que podría… –los dos chicos sonrieron y se acercaron más a ChanYeol para no perderse detalle.

            “¿Y ahora cómo les cuento que estoy en algo así como conocidos con derecho a besos con el Presidente del Club de Disciplina?”

            El alto se libró de contestar porque una chica de pelo corto y cobrizo se colocó ante él, jugueteando con sus dedos y con la cabeza agachada, como si estuviera pensando qué decir y fuera demasiado tímida para hablar. ChanYeol supo inmediatamente lo que quería.

            –Esto… ChanYeol oppa… mmm… ¿podríamos hablar a solas? –la chica alzó la cabeza y él pudo ver su rostro de porcelana y sus ojos oscuros.
            –Claro –el chico se levantó de la silla–. Nos vemos luego, chicos –se despidió antes de seguir a la chica fuera de la clase en la que se encontraban.

            Caminaron por los pasillos del instituto y luego bajaron las escaleras hasta el patio trasero. Siguieron el camino de asfalto hasta detrás del pabellón deportivo y se detuvieron justo al llegar tras éste. ChanYeol se reclinó contra la pared, esperando la confesión de la chica, ya que este era el lugar escogido para esos menesteres, o para pegar palizas, pero dudaba que aquella chica tuviera esas intenciones.

            –Yo… oppa… -el chico sonrió intentando transmitirle confianza. Que la fuera a rechazar (como a todas) no quería decir que no pudiera ser amable con ella–. ¿Te gustaría salir conmigo?
            –Oh… bueno… ni siquiera sé cómo te llamas… –murmuró.
            –SeolRi, pero todos me dicen Sulli –se presentó con una sonrisa.
            –Tampoco sé en qué curso estás…
            –En 1ºC.
            –Umm…

            ChanYeol se libró de contestar porque de repente el cuerpo magullado de un chico, cayó al suelo justo a su lado. La chica abrió los ojos asustada y tras dar un grito, se abrazó al cuerpo del moreno. Inmediatamente después, apareció LuHan con una cara de mala hostia impresionante y comenzó a golpear al chico que ChanYeol reconoció como JongDae, uno de su clase.

            –¡Ey! –gritó ChanYeol–. ¿No crees que es suficiente? –LuHan se volvió hacia él, mirándolo con furia en los ojos, una furia que se transformó en hielo cuando advirtió al cuerpo entre los brazos del moreno–. Si sigues así dejará de ser humano.
            –¿Os estoy interrumpiendo? –fue lo que dijo el rubio–. Qué desconsiderado por mi parte.

            La chica en ese momento se separó del cuerpo de ChanYeol y tras hacer varias reverencias y decir mil veces lo siento, se marchó. LuHan le dio una última patada al chico para que se largara también, advirtiéndole con la mirada que lo estaría vigilando.

            –Oye… hyung… no es lo que pien-

            Un puñetazo en la mandíbula acabó con toda la explicación que el moreno había comenzado a formular. La mirada de LuHan era aterradora y ChanYeol supo que era mejor no decir nada. Se sostuvieron las miradas durante unos momentos y luego el rubio echó a andar. Lejos de ChanYeol. Lejos de sus grandes ojos oscuros. Lejos del golpeteo incesante de su corazón. Lejos del sentimiento de querer matar a aquella chica de pelo cobrizo.

            “¿Qué me pasa?”


            Cuando aquella tarde, tras el entrenamiento de baloncesto de ChanYeol, éste se dirigió al lugar en el que se encontraba el Club de Disciplina, lo encontró vacío.

            “¿Dónde se habrá metido?”

            Era muy raro que LuHan no estuviera en aquel lugar por las tardes, siempre estaba allí a no ser que tuviera reunión con los profesores, pero eso era imposible. Tampoco podía estar de ronda porque por la tarde no podía utilizar su poder.


            “¿Por qué me escondo?” LuHan salió de debajo de la mesa y se sentó de nuevo en su silla tapizada de cuero “¿por qué mi corazón no deja de latir cuando pienso en ese herbívoro?” se reclinó y cerró sus ojos “esto no está bien”.


            ChanYeol no había tenido noticias de LuHan durante varios días y eso hacía que se sintiera ansioso. Cada vez que iba al Club de Disciplina lo encontraba vacío o estaba ZiTao regando las plantas y hablándoles en chino para que se pusieran bonitas. Pero ni rastro del rubio de rostro aniñado.

            El moreno suspiró mirándose en el espejo del baño. Le había crecido un poco el pelo, pero aun así seguían viéndose sus orejas de soplillo y aunque había jurado una y otra vez que nunca más se dejaría pelar por BaekHyun, le gustaría que pudiera crecer más rápido.

            Cuando se dio por vencido de intentar ocultar sus orejas con un mechón de pelo más largo, una de las puertas de los cubículos se abrió y por ella apareció LuHan. El mayor abrió sus ojos sorprendido y ChanYeol se giró rápidamente para poder verlo sin el cristal de por medio.

            Dos corazones bombeando sangre demasiado rápido. Una sonrisa estúpida en un rostro; un ceño fruncido en el otro.

            –Hyung… –suspiró ChanYeol, pero el rubio simplemente pasó de largo–. Hyung –el moreno avanzó hasta él y lo tomó del brazo, haciendo que se girara–. ¿Por qué me evitas?
            –No te evito –contestó el otro rápidamente. Demasiado rápido.
            –Hyung… –un paso más cerca. Unas miradas que se vuelven a encontrar–. Déjame besarte.
            –Nos verán –ChanYeol abrió uno de los cubículos y tiró de LuHan hasta que ambos estuvieron dentro.
            –Aquí nadie nos verá.

            Las manos del moreno envolviendo la cintura del rubio y las de este, apoyadas sobre los hombros contrarios. Unas miradas intensas y un par de latidos y sus labios se encontraron. Un choque de labios, lenguas y dientes. Respiraciones jadeantes.

            –Déjame tocarte –suena más a jadeo más que a petición.
            –No –una negativa rotunda, pero las manos del moreno encuentran el trasero de LuHan y lo aprietan. Una patada en la entrepierna y un empujón hacen que ChanYeol acabe sentado en el váter, lejos del otro y con expresión de dolor–. He dicho que no me tocaras, parece que haga lo que haga no tienes disciplina.
            –Entonces castígame, muérdeme hasta la muerte –una sonrisa pícara y unos ojos brillantes de deseo.
            –No, aléjate de mí.
            –¿Por qué?
            –Porque ya me aburrí de esto.

            Una última mirada retadora entre ambos y LuHan salió del cubículo.

            “No puede haberse aburrido” las manos tapando su rostro y el recuerdo de sus besos con LuHan demasiado reciente en su retina.

            ChanYeol salió corriendo del baño en busca del rubio. Giró su cabeza a derecha y a izquierda y sopesó cuál sería la dirección que podría haber tomado. Derecha. Volvió a correr y al doblar la esquina, lo vio caminando por el pasillo.

            –¡Xi LuHan! –llamó, pero el otro no se detuvo ni se dio la vuelta–. Xi LuHan –echó a correr de nuevo hasta que lo alcanzó y colocó una mano en su pecho para detenerlo.
            –¿No te he dicho que te alejaras de mí? –furia en sus palabras, sin embargo, ojos cálidos.
            –¿Por qué? –volvió a preguntar ChanYeol.
            –Porque no has aliviado mi aburrimiento.
            –Mentiroso –un susurro contra su oreja y un escalofrío recorriendo su columna–. ¿Por qué?
            –Porque está mal, porque no es lo correcto, porque no sigue las normas. –una respuesta ahogada, pero la más sincera.
            –Sabes que me gusta saltarme las normas.
            –Y a mí me gusta cumplirlas.



«   »