martes, 27 de mayo de 2014

I Hate You

Título: I Hate You
Pareja: TaoRis (Kris x Tao) (EXO)
Rating: G
Número de palabras: 772 palabras
Resumen:
Te odio, gege…
Lo siento…
Comentario de autora: sé que me vais a mandar a la mierda por esto, pero yo necesitaba escribirlo, necesitaba poder llorar mientras lo hacía y necesitaba que entendierais que YiFan lo está pasando mal en estos momentos, como todos, para que se deje de atacar a su persona y también a los demás. Esto era algo que nadie se esperaba, pero hay que sobrellevarlo y sobre todo esperar hasta que toda la información esté completa.
WE ARE ONE, WE ARE EXO


I Hate You


            YiFan nunca había tenido dolores de cabeza, pero en los últimos días sentía como si alguien estuviera apretándole el cráneo para partírselo o estrujándole el cerebro clavándole las uñas. Su decisión había formado un gran revuelo en torno a su persona, a la empresa a sus compañeros de EXO, porque él los seguía tratando como a sus compañeros, a sus amigos y en esos días muchos rumores habían circulado por la red, muchas mentiras habían sido dichas y solo unos cuantos estaban al tanto de todo, solo unos pocos sabían las respuestas a las preguntas que todo el mundo se hacía.

            Se levantó del sofá y estiró sus adoloridos músculos. Había estado sentado en el mismo lugar, sin cambiar su posición durante al menos dos horas y le estaba pasando factura. Esperaba una llamada que todavía no había recibido y que estaba seguro de que tenía que recibir, porque él necesitaba explicaciones. En cuanto hizo crujir su espalda, su teléfono móvil comenzó a vibrar sobre el cristal de la mesa baja y el chico lo cogió rápidamente, viendo su nombre en la pantalla antes de descolgar.

            —Te odio, gege —fueron las primeras palabras que escuchó y las que sabía que escucharía en primer lugar. También sabía perfectamente cuáles serían las que él diría en respuesta.
            —Lo siento.
            —¿Te parece bonito hacernos esto? ¿Eh? ¿Justo ahora?
            —Tao…
            —Todo lo duro que hemos trabajado para nuestro concierto, todas nuestras ilusiones… Y de repente nos haces esto, nos traicionas, pones el mundo patas arriba y simplemente dices un maldito “lo siento”.
            —Te conté lo que pensaba hacer…
            —Pero me dijiste que lo estabas pensando, que no era seguro, que tenías que hablarlo con el jefe primero y que luego harías lo correcto. En ningún momento dijiste que una semana después de eso demandarías a la empresa.
            —Lo siento —repitió YiFan y, aunque sabía que esas palabras no iban a conseguir calmar al chico, no podía evitar pronunciarlas porque realmente sentía tener que haberse alejado de todos ellos.
            —Vete a la mierda.

            ZiTao le colgó y él solo pudo despegarse el teléfono de la oreja lentamente, para después mirarlo mordiéndose el labio inferior, intentando no llorar en vano. Sabía que todos debían estar muy confusos, que no les había dado detalles a ninguno de lo que iba a hacer y que todos lo estarían odiando a la vez que intentaban entender sus motivos.

            YiFan se dejó caer de nuevo en el sofá, dejando el móvil sobre la mesa y mirando a la nada, se perdió en sus pensamientos, en todo lo que lo había llevado a tomar su decisión. No se arrepentía, no porque ya no pudiera echarse atrás, sino porque él creía que tenía razón en reivindicar sus derechos. Quizás muy pocos lo entendieran quizás no lo hiciera nadie, pero él no podía seguir viviendo de aquella forma y lo único que quería era que con el tiempo, sus compañeros, sus amigos, pudieran entenderlo y dejaran de odiarlo, porque él los seguía queriendo a todos ellos.

            El chico se tumbó en el sofá y cerró los ojos, queriendo dormir un poco y despejarse, pero el dolor seguía presente en su cabeza y no lo dejaba, por lo que simplemente cerró los ojos e intentó no pensar en nada, aunque todos sus esfuerzos fueron en vano porque lo único en lo que podía pensar era en las palabras de ZiTao. Se incorporó con rapidez y cogió su teléfono, buscó la aplicación kakao talk y pulsó la tecla para mandar una grabación.

            —Lo siento mucho —dijo—. Os quiero.


            Y envió la grabación al grupo que tenía con los demás miembros. Algunos minutos después podía ver que todos ellos habían visto el mensaje y dejó el móvil sobre la mesa de nuevo, esta vez dejando que las lágrimas escaparan de sus ojos. Quizás, algún día, lo creyeran, dejaran de odiarlo por lo que había hecho y lo entendieran, pero por el momento, solo podía sobrellevar todo lo que viniera en soledad.


sábado, 24 de mayo de 2014

[One Shot] Voice of my Heart {LeoBin}

Título: Voice of my Heart
Autora: Riz Aino
Pareja: LeoBin (Leo x HongBin) (VIXX)
Clasificación: PG–13
Géneros: romance, fluff
Número de palabras: 2.849 palabras
Resumen: TaekWoon (Leo) nunca ha sido capaz de expresar sus sentimientos correctamente, pero por HongBin lo intentará arduamente.
Notas: historia escrita para el segundo aniversario del debut de VIXX.
Comentario de Autora: Yey! Otra historia de VIXX, aunque esta vez es cuqui (más o menos), no como la anterior. Espero que os guste ^^

Voice of my Heart

            Estábamos en los pasillos de una de las cadenas de televisión, delante de nosotros se encontraban las cámaras nuestro propio programa semanal que era subido a nuestro canal de YouTube y a través del cual nuestras fans podían saber más sobre nosotros. Normalmente no participaba en aquellas grabaciones, no me gustaban mucho las cámaras cuando no se trataba de trabajo serio y estas grabaciones eran de todo menos serias, por lo que siempre que podía me escapaba de ellas. Sin embargo, en esta ocasión se me había obligado a hacer acto de presencia.

viernes, 23 de mayo de 2014

[One Shot] COMA {YongGuk}

Título: COMA
Autora: Lorena (@lorena_kpop)
Pareja: Yongguk centric
Rating: G
Resumen: Yongguk está en coma tras un accidente de tráfico y recuerda toda la historia que tuvo con Sowon.
Notas: fic ganador del primer concurso de Lo Que Realmente Pasó en Singapur


COMA


Estoy tumbado en el césped del parque que hay cerca de tu casa. Tú estás a mi lado, recostada sobre mi hombro. Me miras a los ojos y me dices lo mucho que me quieres y yo, con una sonrisa, te respondo que te amo.
Siento una gran sensación de felicidad y tranquilidad invadir mi cuerpo. Te abrazo fuertemente no queriendo soltarte nunca y deseando que se detuviese el tiempo.

De pronto, la oscuridad se cierne sobre nosotros. Toda la felicidad que sentía se ha trasformado en desesperación y dolor. El calor, en frío y la tranquilidad en miedo...
Poco a poco me doy cuenta de que no era más que un sueño, un recuerdo entre tantos otros.

Despierto lentamente, aunque sin hacerlo por completo. Vuelvo a oír los pitidos de las máquinas que me rodean, siento el frío entrar por la ventana que alguna enfermera descuidada ha olvidado cerrar por la noche y un dolor intenso recorrerme todo el cuerdo por culpa de las muchas lesiones que me produjo el accidente.
Quiero gritar, quejarme. Chillarle a alguien para que cierre esa maldita ventana. Sin embargo, estoy inmóvil, paralizado, encerrado en mi propio cuerpo.

Hace ya un mes del accidente... Y por lo tanto, un mes desde que entré en coma.

Aún lo recuerdo todo perfectamente... Aquel día te volví a llamar, con la esperanza que me respondieras. Pero, al igual que los otros cientos de veces, fue tu buzón de voz el que, con esa voz fría y sin vida, me decía que ya no volverías.

Cansado de estar tanto tiempo lejos de ti decidí ir a tu casa para poder hablar contigo y explicártelo todo personalmente, sin malentendidos.
Llamé y llamé, pero nadie contestaba. Parecía que no había nadie en casa, pero yo sabía que debías estar allí. ¿Dónde ibas a estar sino?
Entonces caí. Estabas evitándome. ¿Tanto daño te había hecho para que no quisieras verme?

Recorrí toda la cuidad de punta a punta. Yendo a todos esos lugares que una vez fueron especiales para nosotros.
Llamé a tus amigos, pero todos me decían que te habías ido, que te olvidase porque nunca regresarías.
No quería escucharles, no podía ser verdad. Tú nunca me dejarías, nos amábamos y eso jamás cambiaría.

Volví a casa con los ojos llenos de lágrimas y desquité toda mi rabia y desesperación con todo lo que se cruzaba en mi camino. Muebles volcados, cristales rotos... Todo yacía en el suelo desordenado, mostrando como me encontraba en mi interior.

Auto compadeciéndome a mí mismo, me dirigí a mi habitación, aquella que alguna vez compartimos. Encontré todas las fotos que nos hicimos cuando aún éramos felices. Te veías preciosa con aquel vestido azul que te regalé por tu cumpleaños, pero lo que más me gustaba era tu sonrisa. Tan alegre y llena de vida, como si nada en el mundo pudiese afectarte.

Si no me hubiese metido donde no me llamaban... Si me hubiese conformado con lo que ya teníamos... Pero la codicia no dejaba de llamar a la puerta y yo, mintiéndome a mí mismo, me repetía una y otra vez que lo hacía por nosotros. Que lo hacía para poder darte todo lo que siempre habías deseado y callar a todos aquellos que decían que no te merecía. Que yo jamás sería el hombre que te haría feliz.

Cuántas más fotos veía, mayor era el dolor que oprimía mi corazón. ¿Realmente se había acabado todo lo que había entre nosotros? ¿Era verdad que ya no me querías?

Destrozado, salí de aquel apartamento, que se había convertido en un infierno para mí y me dirigí a “la cueva”. Ese garaje que compartía con el resto de los chicos y que tú tanto odiabas.
Cuando entré en el mundo de las drogas aquel se convirtió en nuestro centro de operaciones, así que pasaba allí la mayor parte de mi tiempo. Terminé relegándote a un segundo plano, cuando en realidad eras el centro de mi universo.

Sabía que era peligroso. Sabía que en cualquier momento esto podría estallarme en las manos y terminar en la cárcel... O muerto. Pero me daba igual.
El dinero, las fiestas y esa sensación de poder, de ser el que manda y controla todo, era una sensación tan adictiva que igualaba al efecto que producen las drogas más fuertes.

Sin darme cuenta también te puse a ti en peligro. Cuándo tus amigas me dijeron que estabas asustada, que alguien te seguía cuando salías de la universidad y que habías recibido amenazas, mi cuerpo se congeló.
No podía permitirlo, no iba a consentir que nadie te pusiese una mano encima. Porque antes de que eso ocurriese, ya estarían a dos metros bajo tierra.

Comencé a buscar por toda la cuidad a aquel mal nacido que se había atrevido a acercarse a ti.
Intimidaba, amenazaba y hasta casi mataba a golpes para conseguir información sobre quién estaba detrás de aquello.
Alguien estaba intentando asustarme usándote a ti como herramienta y eso era imperdonable.
Con cada amenaza y cada paliza, estaba a un paso más cerca de descubrir a ese mal nacido, pero al mismo tiempo ganaba más y más enemigos.

Al final descubrí de quién se trataba.

Por culpa de mi soberbia terminé metiéndome en una guerra con una de las mafias más peligrosas que rondaban por la cuidad. Y lo peor de todo, es que te metí a ti conmigo.

Quería protegerte, pero era demasiado joven y carecía de la influencia necesaria para conseguirlo. Intenté negociar con el jefazo de aquella mafia, pero lo único que conseguí fue convertirme en uno de los lacayos de ese viejo. No sin antes recibir una buena paliza por parte de sus guardaespaldas, que me dejó medio muerto en un callejón sucio y asqueroso de los suburbios de la cuidad.

Aún recuerdo tu cara de pánico cuando los chicos me llevaron a casa y me viste todo cubierto de heridas y sangre.

-Pero... ¿Qué...? ¿Qué ha pasado?
-Nada. - dije como pude pues me dolía la boca a rabiar cada vez que intentaba articular cualquier palabra.
-¡No me digas que no ha pasado nada! ¡Por dios, mírate! Dime que es lo que ha pasado Yongguk.
-¡He dicho que no ha pasado nada! - grité frustrado. Aumentando el dolor en mi mandíbula y ese odioso sabor a sangre que me recorría toda la boca.

Aquella escena se había convertido en rutina. Tú y yo peleando constantemente y siempre por el mismo motivo. Tú querías alejarme de aquel mundo y yo cada vez estaba más dentro de él.

Fue entonces cuando comenzaste a alejarte de mí y a juntarte con ese idiota de pelo engominado y ropa cara.
Sabía que te estaba perdiendo pero me negaba a creerlo. Me seguía repitiendo que eras mía y que no había nada ni nadie que pudiese alejarte de mí. Después de todo por lo que habíamos pasado, era imposible que un pardillo como ese pudiese meterse entre nosotros.
Poco después me daría cuenta de que me equivocaba...

De pronto oigo el sonido de la puerta abrirse. Siento como mi corazón se acelera y al mismo tiempo como los pitidos de la máquina que me mantiene con vida aumentan, pensando que quizá seas tú. Pero como siempre, no es así.

-Buenos días chaval. ¿Cómo estás? - pregunta Himchan. Uno de mis mejores amigos y compañeros en este asqueroso mundo.- Los chicos te mandan saludos. Están un poco ocupados ahora mismo. Ha llegado un nuevo cargamento a la cuidad y el viejo los ha mandado a ellos a hacer el trabajo sucio. Como siempre.

Desde que ingresé al hospital él y el resto de los chicos son las únicas visitas que recibo. Y no es de extrañar...
Desde que me convertí en la clase de persona que soy ahora, todos los que conocía me dejaron de lado.
Mi familia, mis antiguos amigos... Todos, menos tú. Por eso pensé y aún tengo la esperanza de que vuelvas a mi lado. De que vengas a verme antes de que... De que... Lo inevitable termine pasando.

-Supongo que aún sigues esperando que ella venga a verte. Se lo mucho que la amas y por eso estoy intentando contactar con ella. - confesó mi amigo. - Pero como ya sabes, su familia y sus amigos se han convertido en algo así como sus guardaespaldas. - rio amargamente.
-“Gracias amigo.”- le contesté en mi interior, ya que no podía pronunciar ninguna palabra.
-Además tiene a ese idiota a su alrededor todo el tiempo. No sé cómo le soporta.
-“Lo sé. Yo tampoco lo entiendo.”

Sabía a quién se refería. El idiota de pelo engominado había estado intentando alejarla de mí y, por lo visto, lo estaba consiguiendo.
Ya lo había intentado antes, pero pensé que después de amenazarle como lo hice, se pensaría mejor las cosas y se iría.
Sin embargo, conseguí todo lo contrario.

Fui con Himchan, Jongup y Daehyun a buscar a ese idiota a la zona rica de la cuidad. Sabía, por cómo se vestía, que pertenecía a ese ámbito. Así que solo tendría que mirar en alguno de los clubs de la zona para encontrarlo.

La verdad es que fue más fácil de lo que me esperaba. Justo estaba saliendo del club, cargando su equipo de golf, cuando le arrinconamos.

-¿Qué... Qué queréis? - dijo asustado. Obviamente, verse rodeado por unos tipos que le doblaban en fuerza asusta bastante.
-Quiero que me oigas atentamente porque no me gusta repetir las cosas dos veces. - le dije muy cerca de su cara y con la voz profunda.
Asintió.
-Quiero que te alejes de mi novia y la dejes tranquila. Me oyes.
-¿Tu... Tu novia?
-Sí, mi novia.
-No sé quién es tu novia. De hecho no se quién eres.
-Soy Yongguk y mi novia es Sowon y quiero que te alejes de ella. ¿Entiendes?
-So… Sowon.
-Exacto.
-Lo... Lo siento, pero no puedo hacer eso.
-¿Cómo que no puedes? - dije enfadado apretando aún más fuerte mi agarre en su cuello.
-So… Sowon es mi amiga. -Dijo entre cortadamente a causa de la falta de aire.- No... No voy a dejarla.
-Mira chaval, Sowon es mi novia. Y, a no ser que quieras pasar el resto de tus días en una silla de ruedas, será mejor que te alejes de ella. O mejor, que te vayas a vivir a otra cuidad.- Entonces le solté y los chicos y yo nos largamos de allí antes de que hiciese realidad mi amenaza antes de tiempo.

-Tío, no quiero dejarte solo, pero tengo que irme o me buscaré problemas con el viejo. Volveré mañana, y quizá alguno de los chicos pueda venir también. - Se despidió mi amigo. No pasa mucho tiempo hasta que oigo como la puerta se cierra dejándome de nuevo solo en la oscuridad.

Vuelvo a caer en un profundo sueño que me lleva otra vez a recordar todos aquellos momentos que pasamos juntos.
La primera cita, el primer beso, la primera vez... Vuelvo a vivir todos aquellos recuerdos como si fuesen reales. Sintiéndolos tan profundamente como cuando ocurrieron. Y todos terminan de la misma forma. Despertándome a medias en este solitario hospital, dándome cuenta de que lo he perdido todo por mi estupidez, queriendo salir corriendo por esa puerta e ir a buscarla para pedirle disculpas por todo el daño que le hice y, sin embargo, estoy aquí postrado en esta cama.
Es como una pesadilla de la que no puedes despertar. En la que quieres correr, gritar, huir lo más lejos posible, pero tus piernas no se mueven y no te sale la voz.

Cada día que pasa es una tortura para mí. Hay veces que desearía morirme y terminar con este sufrimiento, pero luego te recuerdo a ti sonriéndome y diciéndome que me amas y me da fuerzas para seguir un día más.

Vuelvo a despertarme y siento como hay alguien sentado a mi lado en la cama. Al principio pienso que es Himchan o alguno de los chicos que ha venido a verme. Pero reconozco inmediatamente tu perfume.

- “Has venido, por fin has venido a verme. Estás aquí. Conmigo.” - Quiero sonreír, quiero levantarme y abrazarte con todas mis fuerzas. Pero es imposible...

Oigo como sollozas y puedo imaginarme tu rostro lleno de lágrimas gracias, o más bien, por culpa de todas esas veces que te hice llorar.
Ahora me doy cuenta de que soy el único motivo por el que lloras. Que siempre he sido el culpable de todos tus malos momentos y todos tus problemas.
Es ahora cuando me doy cuenta de que eran ciertas todas esas cosas que la gente decía de mí.
Deberías haberles escuchado... Deberías haberte alejado de mí, pero estábamos tan enamorados que no escuchábamos lo que el mundo nos decía. Nos rebelamos contra todo y contra todos, siguiendo nuestras propias reglas y ahora estamos así. Yo postrado en esta cama y tú llorando por mí, sintiéndote culpable por algo que yo mismo me busqué.

Siento como tus manos, frías y temblorosas, cogen la mía y la estrechan con cariño queriendo decir que estás aquí e intentando reconfortarme.

-Lo siento... - dices en apenas un susurro. - Todo esto es culpa mía.
- “¡No! ¡Yo soy el único culpable aquí!” - intento decir pero solo queda en un susurro interno en mi mente.
- Tendría que haberme quedado contigo... No tenía que haberme ido... - sigues lamentándote entre lágrimas.
- “Deja de decir tonterías Sowon. Lo único malo que hiciste fue no haberte marchado antes. La culpa la tengo yo que no supe valorar lo que tenía y fui lo suficientemente egoísta como para mantenerte conmigo aun sabiendo que estabas sufriendo.”
- Si no me hubiese marchado no te habrías venido a buscarme y nunca habrías tenido ese accidente...
- “Fui yo el que cegado por la ira bebió hasta casi perder la conciencia. Fui yo el que a pesar de eso cogió el coche y recorrió la cuidad a toda velocidad. Tú no tienes la culpa de nada. Aquí el único responsable soy yo.”

Comenzaron a llegar a mi mente todas las imágenes de aquella fatídica noche. Por primera vez desde que estaba aquí recordaba lo que pasó.

Después de estar horas y horas bebiendo con los chicos en aquel garaje que aún usábamos como escondite, decidimos ir a uno de los bares que solíamos frecuentar a por alguna sustancia más fuerte que consiguiese embotar mis sentidos y alejar esa presión que me oprimía el pecho.

Al principio conseguí lo que quería, pero con el paso de las horas esa amarga sensación volvía a inundarme por dentro.
Frustrado y cabreado conmigo mismo y con el mundo, cogí las llaves del coche de Youngjae y me fui de allí.
Aceleraba y aceleraba, aumentando el nivel de adrenalina en mi sangre, en un intento desesperado por huir de mí mismo.
Solo podía ver ráfagas de luces pasando por los lados. No podía distinguir los edificios ni veía los límites de la carretera. Así pues, en una de las curvas perdí el control del coche y terminé volcado en el arcén.
Todo mi cuerpo me dolía como nunca. Sabía que tenía varios huesos rotos y sentía la sangre caliente recorrer todo mi cuerpo.
El cinturón de seguridad oprimía mis pulmones que, como sabría posteriormente gracias a la explicación que le dieron los doctores a mis amigos, se estaban llenando sangre y me dificultaba la respiración.

No sabía dónde estaba ni si saldría con vida de allí. No veía a nadie a mi alrededor. Solo estaba la oscuridad de la noche.
Muchos dicen que cuando estás a punto de morir, toda tu vida pasa por delante de tus ojos, sin embargo, lo único que yo veía en aquellos momentos era a ti. Sonriéndome, diciéndome que me querías y que siempre estaríamos juntos.

Cuando recobré la conciencia estaba aquí. Encerrado en esta oscuridad. Sin poder moverme sin poder hacer nada. Estaba asustado. No entendía que había pasado.
Entonces escuché, al otro lado de la puerta, como alguien hablaba con Himchan y le daba las malas noticias.

-A causa de la colisión su amigo ha entrado en un estado de coma profundo y sumándole la cantidad de lesiones que tiene, me temo que las previsiones de que se recupere son casi nulas.
-Pero... ¿Despertará? - pude distinguir la voz de Zelo. Era el más pequeño de nuestro grupo y siempre intenté cuidar de él.
-Lo dudo mucho. - Respondió el doctor
-Pero hay posibilidades ¿no? Ha habido casos peores y ellos se recuperaron.
-Aún en el caso de que eso ocurriese, las fracturas de su columna le mantendrían postrado en una silla para el resto de su vida. Y aún no sabemos con seguridad si su cerebro no ha quedado afectado. - explicó el doctor. - Lo siento mucho.

Todo a mi alrededor dejó de tener importancia cuando escuché esas palabras. Quería llorar y gritar, pero estaba muerto en vida. Por más que intentase mi cuerpo no reaccionaba.

-Sowon. Tenemos que irnos. - Escuché la voz de aquel idiota. Aquel que se la había llevado lejos de mí.
-¿Ahora? ¿De verdad?
-Sí. No podemos hacer nada por él. No es bueno que te quedes aquí lamentándote. Enfermarás.
-Pero yo...
-Vamos Sowon. Si sigues así enfermarás. Por favor. Volvamos a casa. - le rogaba él.

Entonces lo comprendí.

Ella debía marcharse. Irse de una vez por todas y empezar desde cero. Comenzar una vida nueva en la que yo no estaría. Una en la que sólo sería un vago recuerdo... Un vago y duro recuerdo.

Recordé entonces la canción que iba escuchando en la radio del coche poco antes del accidente.

Después de que te fuiste, perdí el control
Estoy borracho todas las noches
Y tropezando por todos lados, maldiciendo todo
Porque pienso en ti, tu, que eras fría
Tu rostro que aparece en el espejo roto
Parece que nuestro amor se ha roto en muchos pedazos
Yo estoy al final de este acantilado y
Destrozando los recuerdos que tengo contigo, ya no los tengo
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Me pierdo en un laberinto y me quedo en ese lugar
¿Qué puedo decir? ¿Qué puedo decir?
Se está volviendo borroso, no puedo ver tu rostro

No me puedo mover en la oscuridad
No puedo sentir nada, las lágrimas caen
Estoy atrapado en los recuerdos de ti
Por favor, no sueltes mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas

¿Por qué me tiraste lejos como basura?
Simplemente porque no puedo hacer nada
Solo porque, porque...
¿Por qué tiré todos los recuerdos que tuve contigo cada día?
Lo siento, no puedo evitarlo, sólo puedo mirarte así
No estás aquí, no estás a mi lado
Mi corazón se detiene, es lo mismo que estar muerto
No puedo respirar el “vivir sin ti” no quiero ni pensar en ello
Créeme, no puedo si no eres tu
Me duele mucho, creo que me voy a volver loco
Tu aroma está profundamente pegado
Creo que mi corazón va a explotar
Incluso cuando lloro y lloro y lanzo una rabieta,
Diciendo que esto no es
Tú, muy cruelmente, no dices nada
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Aunque me esfuerzo por despertar estoy en este lugar
¿Qué puedo decir? ¿Qué puedo decir?
Nos amábamos, eras mi todo

No me puedo mover en la oscuridad
No puedo sentir nada, las lágrimas caen
Estoy atrapado en los recuerdos de ti
Por favor, no sueltes mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas

¿Por qué me tiraste lejos como basura?
Simplemente porque no puedo hacer nada
Solo porqué, porqué,
¿Por qué tiré todos los recuerdos que tuve contigo cada día?
Tú, respiras dentro de mí, te estoy buscando, quiero tenerte
Ya que mi corazón se quemó,
No puedo contenerme más, porque podría morir

No me puedo mover en la oscuridad
No puedo sentir nada, las lágrimas caen
Estoy atrapado en los recuerdos de ti
Por favor, no sueltes mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas


Podía verme reflejado en las letras de esa canción, como si por una broma del destino se tratase, hubiese sido escrita para nosotros.


Decidí que ya era hora de pasar página para ambos y dejar que las cosas continuasen su curso. Y así, con un largo pitido que marcaba el fin de vi vida, dejé a la persona que más amé en este mundo para que pudiese, finalmente, ser feliz.

世界 (Sekai)

Título: 世界 (Sekai)
Pareja: SeKai (SeHun x Kai) (EXO)
Clasificación: G
Géneros: romance
Número de palabras: 1.107 palabras
Resumen: Tenían el mundo rendido a sus pies, pero lo único que ambos querían era ser el mundo del otro.
Notas: historia escrita para el cumpleaños de mi pequeña Ara. Perdón si es un poco corto, pero creo que todo lo que tenía que expresar, está escrito. Te quiero, preciosa <3 y ¡fighting! Tú puedes conseguirlo.
Comentario de Autora: esta vez me he decantado por un SeKai porque tenías bastantes ganas y porque te había hecho ya TaoHun y TaoKai, pero no SeKai y el trío de Maknaes idiotas debía estar completo (?). Espero que te guste y ¡Saengil chuka hamnida, saengil chuka hamnida, saranghaneun Ara, saengil chuka hamnida!





世界 (Sekai)


            Los gritos, las palmas, las felicitaciones… Todos los ruidos que se pudieron escuchar en aquel estadio una vez que el concierto terminó todavía reverberaban en la cabeza de SeHun. Había sido maravilloso y todavía no podía creerse que aquello estuviera sucediéndole. Él nunca había soñado con convertirse en artista, simplemente, había sucedido. No obstante, ahora que sentía en su propio cuerpo la gloria de la fama, pensaba que era maravilloso.

            Sin embargo, había algo que nublaba toda la felicidad. Se había enamorado de una persona que solo debía ver como un amigo.

            En la mente de JongIn todavía se aparecían imágenes de la noche anterior. El confeti de colores, el manto de lightsticks rojos, zafiro, rosa, azul verdoso, lila y plateado. El chico aún cerraba los ojos y podía ver de nuevo aquella estampa. Siempre quiso ser un gran bailarín que fuera reconocido y ser un idol había sido la mejor manera de conseguirlo. Ahora, que por fin tenía lo que quería, sentía que flotaba, que podía hacer cualquier cosa.

            Pero no todo era felicidad ya que en su corazón se encontraba una persona a la que no le podría decir que lo amaba, principalmente porque era un chico y eso no estaba bien visto, pero también porque era un compañero de su grupo.

            Tenían el mundo rendido a sus pies, pero lo único que ambos querían era ser el mundo del otro.


            SeHun se despertó primero a la mañana siguiente. El reloj de su móvil marcaba las nueve y cuarto de la mañana, así que el chico se desperezó y salió de la cama. Su compañero de habitación en el hotel en el que se hospedaban hasta que terminaran los conciertos de la empresa seguía durmiendo a pierna suelta en la cama de al lado y SeHun se quedó embelesado observando su rostro.

            JongIn ponía una expresión demasiado tierna cuando dormía y al menor le encantaba poder verla, por eso cuando viajaban en la furgoneta siempre se sentaban juntos, para que el chico recargara la cabeza sobre su hombro y durmiera plácidamente los minutos que tardaban en ir hasta la empresa, estación de televisión, aeropuerto o evento. Aunque, siendo sinceros, a SeHun le encantaban todas las expresiones de JongIn. Se había enamorado de él sin darse cuenta siquiera y, al saber que su amor sería completamente imposible, lo único que podía hacer era observarlo y ser su mejor amigo.

            El chico se acercó a la cama del mayor y lo zarandeó levemente, intentando que despertara, pero JongIn simplemente se giró hacia el otro lado y siguió durmiendo, protestando en sueños porque no quería despertar. SeHun lo volvió a zarandear, esta vez más fuerte y el otro fue abriendo sus ojos lentamente, con pesadez y miró a SeHun, cansado.

            —Arriba, Bello Durmiente —lo apremió a levantarse—. Hoy tenemos muchas cosas que hacer antes del concierto de esta noche.

            A regañadientes, JongIn se levantó de la cama y se frotó los ojos para intentar despejar el sueño más rápidamente. Cuando estos estaban completamente abiertos, pudo ver la sonrisa cálida que su compañero de habitación le dirigía.

            —El que llegue más tarde a desayunar tendrá que aguantar a JunMyeon hyung en el coche y a su terrible parloteo —propuso SeHun yendo corriendo hacia el armario para vestirse. JongIn tardó unos segundos en asimilar las palabras del otro, pero en cuanto lo hizo, no tardó en seguir su ejemplo.


            Después de una carrera por sus vidas, ambos chicos acabaron llegando a la vez a desayunar, por lo que ninguno tuvo que cumplir su castigo. En la furgoneta se sentaron donde siempre, al final, lejos de todos, con JongIn recargando su cabeza sobre el hombro de SeHun, haciéndose el dormido para poder estar más cerca de él durante algunos momentos.

            A JongIn le encantaba cuando le acariciaba el pelo y el rostro distraídamente y, de hecho, esas acciones lo hacían sonrojarse, así que daba las gracias internamente porque su piel fuera tan oscura, así el otro no podía notar su rubor. También adoraba cómo lo arrullaba con su voz para que se quedara dormido, susurrándole suavemente algunas cosas muy poco interesantes.

            JongIn quería que aquellos momentos en la furgoneta duraran para siempre, porque Sehun solo hacía aquellas cosas con él y él solo quería disfrutar de ellas por más tiempo. A veces, esas acciones le daban esperanzas  sobre lo de tener una relación con el chico, pero luego, volvía al mundo real y veía que no era posible, que nada más que la amistad estaba permitido para ellos. Además, SeHun no podía tener ningún sentimiento por él, a pesar de que el chico, para JongIn, era su mundo.



            Durante el ensayo del concierto de aquella tarde, SeHun no pudo quitarle los ojos de encima a JongIn cuando bailaba. El chico era la misma música cuando bailaba y lo abstraía y atraía por partes iguales, si JongIn tuviera la capacidad de poder ver a su alrededor cuando bailaba, se habría dado cuenta hacía ya mucho tiempo qué era lo que sentía SeHun por él.

            La melodía finalizó y el chico se giró hacia él con una sonrisa, haciendo que el corazón de SeHun comenzara a latir desbocado. Si seguía de aquella forma, JongIn se daría cuenta de todo y eso no podía permitirlo porque el otro no sentía nada más que el cariño de un amigo por él, y nada más. Si JongIn llegaba a enterarse de sus sentimientos, su amistad terminaría y lo último que SeHun quería era aquello. Lo primero era su amistad, a pesar de que para él JongIn era su mundo.


            Durante el concierto de aquella noche, todo volvió a repetirse, aunque el público era distinto. Los mismos sentimientos y pensamientos pasaron por la cabeza de ambos chicos, haciéndolos sentir incompletos porque, aunque tenían el mundo rendido a sus pies, ellos solo querían ser el mundo del otro.



jueves, 22 de mayo de 2014

Snowy Wish

Parte II

            BaekHyun abrió los ojos y se encontró frente a la puerta de la casa de sus padres. Hacía tiempo que no iba por allí, pero parecía que todo seguía igual que hacía cinco años, cuando se fue de casa. Sin saber qué hacer, buscó a SuHo, hallándolo a unos metros detrás de él, animándolo con la mano a que entrara en casa. El chico se encogió de hombros y sacó del bolsillo de sus vaqueros las llaves de su casa y se detuvo cuando las vio en su mano. hacía años que las había tirado a la basura, después de haberlas partido por la mitad. Aquello no tenía ningún sentido. Volvió a girarse hacia SuHo y este le volvió a indicar que debía entrar en la casa.

            Con lentitud, el chico asintió y luego introdujo la llave en la cerradura, girándola hasta que esta se abrió con un leve clic. BaekHyun empujó la puerta y entró en casa. Todo estaba muy silencioso y demasiado igual: la misma distribución de los muebles, el mismo olor, el mismo programa de televisión que su padre siempre veía y que hacía un par de años que habían quitado de la programación…

            En ese momento, BaekHyun se acordó. SuHo le había dicho que iba a viajar a tres momentos de su pasado en los que debió haber declarado lo que realmente pensaba y parecía que aquel era el primero. El chico todavía recordaba aquel día. Sus padres habían estado hablando sobre los homosexuales y sobre lo enfermos que los ponían, sobre que ningún hijo suyo sería gay porque aquello era una aberración. BaekHyun calló durante toda la conversación a pesar de las ganas que tenía por gritar que él era HOMOSEXUAL y aquella misma noche guardó todas sus cosas en una maleta y se fue a vivir con su hermano mayor a Seúl.

            El chico entendió que el motivo por el que había ido a aquel lugar era porque debía decirles a sus padres lo que había callado en ese momento.

            BaekHyun se dirigió decididamente a la cocina, donde recordaba que había sido la conversación y entró a esta. Sus padres estaban allí, hablando seriamente sobre el tema.

            —El hijo de los señores Kim les ha confesado a sus padres esta mañana que es “gay” —comentaba su madre, remarcando la palabra—. He escuchado los gritos que salían de su casa y los portazos.
            —No puedo creerme que aquel chico fuera de “esa manera” —su padre escupió aquello como si fuera algo venenoso—, parecía alguien normal, un buen chico.
            —Es una plaga —dijo la mujer—, ya mismo no quedarán personas normales.
            —Si alguno de nuestros hijos dijera que es marica no podría soportarlo, sería una aberración y no querría verlo nunca más.

            BaekHyun estaba en el marco de la puerta de la cocina, sin poder entrar, sin poder salir, sin poder hablar, tal y como le había pasado años atrás. Quería hablar, quería ser fuerte, pero algo se lo impedía. Cuando pensaba que no podría solucionar nada y que había sido todo una pérdida de tiempo, sintió una mano en su espalda y se giró rápidamente, encontrándose con el rostro tranquilo de SuHo.

            —Puedes hacerlo —le susurró—. Todo saldrá bien… Yo estoy aquí contigo.

            El chico asintió y tomó aire antes de hablar, llamando la atención de sus padres desde sus primeras palabras.

            —¿Entonces pensáis que yo soy una aberración?
            —¿Qué estás diciendo, BaekHyunnie? —preguntó su madre, desconcertada.
            —Soy homosexual, gay, marica, como queráis llamarlo —contestó—. Me gustan los hombres, pero por eso no me considero una aberración.
            —TÚ —gritó su padre—. TÚ ERES UNA DESHONRA PARA LA FAMILIA, UNA ABOMINACIÓN Y QUIERO QUE SALGAS INMEDIATAMENTE DE MI VISTA.
            —No —replicó BaekHyun—. Simplemente soy sincero con mis sentimientos y quería que mis padres supieran algo que he estado manteniendo en secreto por miedo, pero si no me quieres volver a ver, no pasa nada. No me volverás a ver —el chico salió de la cocina y se dirigió a su habitación, cerrándola con pestillo tras de sí. Allí ya lo esperaba SuHo—. No sé en qué va esto a ayudarme —le dijo.
            —Dentro de algunos meses, tus padres buscarán tu perdón y así arreglarás la situación —contestó—. Tu vida no cambiará mucho, simplemente, no pasarás las Navidades solo, lo harás en familia.

            BaekHyun pensaba que lo tenía todo en su vida, que no necesitaba nada, que no quería que aquel ángel que había aparecido ante él lo ayudara, pero ahora que su mente comenzaba a estar llena de buenos recuerdos con la familia, sentía que le debía mucho a SuHo y que le iba a estar eternamente agradecido.

            —Muchas gracias —susurró. El otro sonrió y le tendió la mano.
            —No tenemos mucho tiempo y aún nos quedan dos lugares más que visitar —le contestó SuHo con una sonrisa y BaekHyun agarró la mano con gusto, antes de que la habitación en la que había pasado su adolescencia se desvaneciera como lo había hecho el salón de la cabaña.


            BaekHyun abrió sus ojos cuando notó el calor de los rayos del sol en su rostro y se encontró en la terraza del piso que había compartido con su novio Kris durante todo el tiempo que había estado juntos y hasta que este se había ido de su lado porque le había sido infiel con su mejor amigo, ChanYeol. Recuerdos dolorosos vinieron a su mente, recuerdos del día en que los encontró follando como animales salvajes en celo sobre “su” cama y del día en que fueron a pedirle perdón por lo que habían hecho.

            El chico sentía cómo su corazón volvía a resquebrajarse como la primera vez, pero si SuHo lo había llevado allí tendría que ser por algo. Se giró en redondo, buscando al ángel y cuando lo encontró, se acercó a él para preguntarle el por qué lo había llevado a aquel momento.

            —¿Por qué…
            —Porque tienes que ser sincero con tus sentimientos —contestó.
            —Los odio por lo que me hicieron.
            —Eso es lo que quieres creer.
            —Eso no lo sabes —replicó el chico.
            —Sí que lo sé, BaekHyun, puedo verlo.

            Tras escuchar aquellas palabras, se quedó mudo. Él odiaba a aquellos dos, lo habían hecho sufrir mucho durante un tiempo y nada de lo que hacía le salía bien por su culpa. Los odiaba, pero también echaba de menos los fines de semana de fiesta y resaca, las películas en el sofá acurrucados por una manta, las charlas sobre sexo que ponían a Kris demasiado incómodo. Parecía imposible, pero en lo más fondo de su ser, quería que todo volviera a ser como antes y SuHo lo había visto perfectamente.

            —¿Van a venir a casa? —preguntó.
            —Vienen a pedirte perdón por todo y a buscar que los perdones —respondió SuHo y, en ese momento, el timbre sonó—. Haz aquello que le traiga paz y felicidad a tu corazón —dijo, dedicándole una sonrisa.

            BaekHyun se alejó de él y fue a abrir la puerta de su apartamento, encontrando en el rellano a su exnovio y a su ex mejor amigo. Los chicos parecían sorprendidos por ver que les había abierto la puerta, así que, durante algunos segundos no dijeron nada, pero después, fue ChanYeol quien habló primero.

            —BaekHyun… De verdad… Nosotros… Nosotros no queríamos hacerte daño… —comenzó—. Simplemente… Pasó una vez y luego quisimos distanciarnos… Pero dolía mucho y no pudimos evitar enamorarnos del otro… —el chico se puso de rodillas en el suelo—. Por favor, perdónanos… No queríamos que esto sucediera, no fue planeado —la voz le tembló y BaekHyun supo que había comenzado a llorar.

            Quiso acercarse a él y consolarlo, pero Kris se le adelantó y se tiró al suelo con él para abrazarlo. Parecía que realmente se querían el uno al otro y BaekHyun los había echado de menos. Si la primera vez que fueron les hubiera abierto la puerta, seguro que los habría perdonado sin la intervención de SuHo al ver aquella escena, pero en esa época estaba demasiado dolido como para verles las caras siquiera.

            —Os perdono —murmuró, los otros dos alzaron la cabeza, sorprendidos—. Pero dadme un poco de tiempo para acostumbrarme a la nueva situación.
            —Gracias Baekkie… —susurró Kris—. Muchas gracias.

            El chico asintió y cerró la puerta de su casa, adentrándose en el lugar y tumbándose sobre el sofá, con su cerebro rellenando las tardes de soledad y miseria con nuevos recuerdos de risas y felicidad de los tres juntos.

            —Creo que voy a llorar —murmuró.
            —No te juzgaré si lo haces —SuHo apareció ante él, tendiéndole su mano—, pero antes nos queda otra cosa que hacer —BaekHyun tomó su mano y todo a su alrededor desapareció en la oscuridad.



            El tercer lugar en el que BaekHyun apareció fue en su lugar de trabajo, un pequeño escritorio, rodeado de otros tantos en los que sus compañeros trabajaban atareadamente. El chico miró a su alrededor, viendo que en el calendario que colgaba de la pared que tenía al lado ponía que era 10 de Diciembre.

            Aquel había sido el día en el que si jefe lo había mandado a hacer el reportaje sobre los milagros de aquel pueblo de montaña, lejos de toda la civilización. Lo había enviado allí porque quería probarlo antes de decidir cuál iba a ser su futuro. BaekHyun siempre había querido ser periodista deportivo, pero nunca había tenido la oportunidad de hacer alguno de aquellos reportajes y si hacía bien su trabajo aquella vez, podría ver cumplido su sueño.

            Notó una presencia a su lado y vio a SuHo muy cerca de él, lo miró y el chico le sonrió de aquella forma tan encantadora.

            —¿Para qué me has traído aquí?
            —Para que busques toda la información que necesitas desde aquí, ya que estando en la cabaña no podías hacer tu trabajo por la falta de internet —le contestó.

            BaekHyun sonrió ampliamente y se sentó en su escritorio, buscando todo aquello que necesitaba y que sabía que le haría falta en los días que quedaría atrapado en la cabaña por la nieve hasta que lo tuvo todo, después, lo guardó en su pendrive y se giró hacia SuHo.

            —Listo.
            —Entonces aquí acaba mi trabajo —dijo él—. Ahora podrás ser completamente feliz y dichoso en tu vida.
            —Gracias.

            SuHo le tendió su mano por última vez y BaekHyun la tomó, estándole eternamente agradecido a aquel ángel que había aparecido en su vida y lo había ayudado a tener la vida que él pensaba que ya poseía. Haría un gran artículo y conseguiría hacer realidad su sueño y todo sería gracias a SuHo por haber aparecido entre la nieve, cumpliendo todos sus deseos.