La puerta de la casa de JongDae se
abrió y por ella apareció una persona que MinSeok no quería ver por nada del
mundo, aun así, intentó que su gesto no se torciera demasiado y que el hombre
que le había abierto no notara el desagrado que le provocaba.
—Vaya, vaya
—murmuró—. No te esperaba por aquí, JongDae no me ha dicho nada —le sonrió—,
pero pasa, pasa. Estás en tu casa.
—Solo he venido a recogerlo, gracias
—respondió el chico de una forma algo más fría de lo que pretendía.
—¿Esa es forma de tratar a tu padre,
Kim MinSeok?
MinSeok inspiró hondo una vez antes
de poder contestarle algo que no fuera grosero, pero no tuvo que hacerlo
finalmente porque JongDae apareció en la puerta, arrastrando de la mano a
JunMyeon.
—Nos vamos, papá —le dijo—. JunMyeon
se quedará a dormir cuando volvamos.
—Pasadlo bien, hijos —deseó el
hombre con una sonrisa bastante falsa—. Recordar no estar hasta tarde, que
mañana también hay clase.
MinSeok echó a andar rápidamente
porque no podía estar más tiempo en el mismo lugar con el hombre que había
abandonado a su madre embarazada por otra mujer a la que había dejado
embarazada poco antes de su nacimiento. MinSeok se había pasado la vida odiando
a Kim HeeChul por lo que había hecho y aunque se llevara bien con su
hermanastro, iba a seguir odiando a ese hombre por los siglos de los siglos.
—Quería abrir yo la
puerta —escuchó que decía JongDae tras él—, pero se me ha adelantado y no he
podido hacer nada.
—No pasa nada
—aseguró, esbozando su mejor sonrisa, aunque por dentro sintiera su sangre
hervir—. Sé que me lo voy a tener que encontrar varias veces a lo largo de mi
vida.
Habían quedado todos en la puerta del
instituto, como hacía casi una semana antes; sin embargo, todo era bastante
diferente ya que la decoración de Halloween había sido quitada de todos los
lugares y el ambiente sombrío y frío que se respiraba no tenía nada que ver con
la congoja, sino con la meteorología y con que iban a entrar en el instituto de
noche para robar unos documentos. YiXing y YiFan habían llegado los primeros,
varios minutos antes de la hora acordada y el menor estaba que se subía por las
paredes porque quería acabar con aquello lo más pronto posible y volver a su
cama, para dormir abrazado a YiFan, como hacía tanto tiempo que no hacían.
—¿Tienes frío? —le
preguntó su chico y YiXing se dio cuenta de que en los últimos minutos casi se
había fusionado con el cuerpo del más alto, buscando el calor que este
desprendía.
—Un poco —reconoció.
—Anda, ven.
YiFan se desabrochó el abrigo que
llevaba y lo instó a pegarse a su cuerpo. YiXing miró a un lado y a otro de la
calle para cerciorarse de que no había nadie cerca, pero a pesar de que no era
muy tarde, aquella zona se quedaba muerta en cuanto anochecía. Finalmente, pegó
su espalda al pecho ajeno y se dejó envolver en el abrigo y entre los cálidos
brazos de YiFan.
Lo había asustado mucho cuando había
llegado aquella tarde a casa y sabía con absoluta certeza que el objeto de la
pelea había sido él, pero YiFan no quería hablar, así que él no lo forzaría a
hacerlo hasta que él no quisiera. Había aprendido con el paso del tiempo que su
novio lo único que necesitaba para sincerarse era que se le diera un poco de
espacio y de tiempo.
—¿Así está mejor? —escuchó su voz
grave junto a su oído y un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba abajo.
—Sí, así está
perfecto —le respondió.
Giró un poco su cabeza para poder
atrapar los labios del mayor en un pequeño beso que le demostraba su gratitud y
cuando se separaron unos segundos después, YiXing se dio cuenta de que por fin
comenzaban a llegar los demás.
Ya habían llegado todos finalmente a
la puerta del instituto. Eran cerca de las diez de la noche y JunMyeon estaba
bastante nervioso sobre aquello. Confiaba en las habilidades de ChanYeol y
KyungSoo porque habían demostrado aquella misma mañana que habían podido
conseguir la llave que necesitaban y se habían colado muchas veces antes en el
instituto; sin embargo se sentía inseguro sobre el resultado de aquello. Quizás
nunca los hubieran pillado, pero aquella podía ser la noche en la que sí lo
hicieran.
—Muy bien —dijo JongDae
a su lado, llamando la atención de todos—. ¿Dónde está ese agujero que hay que
atravesar?
—Hay que ir por la parte de atrás
—respondió ChanYeol—. Está en el descampado.
—¿A qué esperamos entonces?
JongDae lo tomó fuerte de la mano
que llevaba todo el camino desde que salieron de su casa sujetando y luego le
dedicó una sonrisa cálida y tranquilizadora a JunMyeon antes de echar a andar
en pos de todos los demás. Puede que todo saliera mal o puede que todo saliera
bien, tal y como había estado sucediendo con todo lo que habían hecho desde que
los chicos habían desaparecido.
—Todo saldrá bien —murmuró su chico,
adivinando que sus pensamientos iban en aquella dirección—. Encontraremos a
SeHun y ZiTao pronto y nadie más que nosotros sabrá que para ello hemos violado
alguna que otra norma.
—Gracias —le respondió,
devolviéndole la sonrisa cálida que antes le había ofrecido el otro.
Quizás todo saliera perfectamente y
quizás solo se estaba preocupando de más con todo aquello, como siempre.
—¿No es el agujero muy pequeño?
—cuestionó YiFan en cuanto llegaron al lugar.
Lu Han lo observó de cerca y se dio
cuenta de que por ahí solo podían pasar personas que midieran menos de metro
ochenta con comodidad, los más altos se tendrían que retorcer bastante para
poder pasar y el chico no se imaginaba a ChanYeol entrando y saliendo por ahí
prácticamente todas las semanas.
—Yo entro —dijo ChanYeol—. Con un
poco de trabajo, pero entro.
—Yo me quedo —respondió a aquello
YiFan—. No quiero quedarme atascado y hacer que nos pillen por eso.
—Entonces vayamos los más bajitos
—propuso Lu Han, mirando a KyungSoo, MinSeok, JongDae y JunMyeon, aunque sabía
que el último no se apuntaría a aquella excursión y que si este no lo hacía,
JongDae tampoco.
—Me parece perfecto —respondió
KyungSoo—. De todas formas yo pensaba ir por si había algún problema con la
puerta.
—Bien —murmuró el chico—. ¿Y
vosotros?
MinSeok asintió rápidamente a su
propuesta, pero JongDae y JunMyeon negaron ambos, como Lu Han había predicho.
—Entonces vamos nosotros tres —dijo
finalmente.
Lu Han vio cómo KyungSoo se agachó
un poco y pasó fácilmente a través del agujero de la valla. MinSeok también
pasó, aunque con un poco más de dificultad porque no tenía la costumbre de
hacerlo como el otro. Finalmente, fue el turno de Lu Han y espiró todo el aire
antes de agacharse y pasar primero las piernas y después el resto del cuerpo.
Necesitó la ayuda de MinSeok tirando de él hacia dentro y la de YiFan
sujetándolo desde el otro lado para no clavarse ningún hierro y para poder
caber por el agujero. Él era un poco más alto que los otros dos, así que era
normal.
—Ya estoy —murmuró cuando por fin se
encontró de pie en el interior de los terrenos del instituto.
—Vamos allá.
ChanYeol la mayoría de las veces era
como un elefante en una cacharrería, pero KyungSoo habría agradecido que fuera
él quien lo acompañara y no Lu Han ni MinSeok. El chico aún no había hecho
demasiadas migas con nadie en el grupo, se llevaba bien con ellos mientras no
lo molestaran demasiado, pero realmente no conocía mucho a los demás, solo a
ChanYeol. Por ese motivo, daba las instrucciones en un tono bastante bajo o sin
hablar siquiera y les pedía que hicieran el menor ruido posible mientras
caminaban por los desiertos pasillos.
—Aquí es —susurró
cuando llegaron a la puerta de la sala que buscaban.
No se giró hacia ellos, pero podía
sentir sus respiraciones en su nuca y aquello lo ponía un poco nervioso; sin
embargo, se intentó tranquilizar y sacó el juego de llaves que le había
entregado ChanYeol para comenzar a probar una tras otra hasta dar con la que
abriera aquella cerradura. Pasaron varios minutos en los que el único sonido
que podía escucharse era un débil tintineo de las llaves cuando KyungSoo
cambiaba y probaba con otra, hasta que en este silencio se escuchó un bufido.
—¿Sucede algo malo? —escuchó que
preguntaba MinSeok y asintió.
—En este juego no está la llave —les
respondió.
—¿Y qué hacemos? —cuestionó Lu Han.
En ese momento, KyungSoo se dio
cuenta de que el chico llevaba en su pelo un par de horquillas para sujetarse
el flequillo y esbozó una sonrisa. No hacía ni siquiera un año desde la última
vez que había forzado una cerradura y siempre había sido bastante bueno, así
que no le costaría trabajo abrir aquella puerta.
—¿Me prestas una de tus horquillas,
Lu Han?
El chico asintió e inmediatamente se
quitó una del pelo para dársela. KyungSoo la abrió sin mucho esfuerzo y luego
introdujo uno de los extremos en la cerradura, intentando dar con el mecanismo
para poder abrir la puerta. Solo pasó un minuto cuando un leve clic resonó en
el pasillo, indicando que había conseguido su objetivo. KyungSoo empujó un poco
la puerta y esta se abrió hacia dentro, una vez se cercioró de que no había
ninguna alarma se dispuso a entrar, seguido de los otros dos.
KyungSoo se dedicó a buscar en el
clasificador que había frente a la puerta, mientras que los otros dos lo hacían
con los de sus lados, buscando rápidamente en los archivos de los alumnos que
había allí guardados por si podían encontrar los de los años sesenta. Iba a ser
algo complicado, pero tenían que hacerlo para poder sacar a ZiTao y SeHun del
sótano, para poder alejarlos de aquel fantasma que tanto daño había hecho.
—Ha pasado ya media
hora —dijo JunMyeon a su lado, haciendo que todos los que se encontrara allí lo
miraran—. ¿Por qué no salen?
—Bueno, tienen que ser cautelosos
para que no los pillen —contestó JongDae, apretando firmemente el agarre que
mantenía aún en su mano para tranquilizarlo, aunque pareciera imposible hacer
que su chico dejara de pensar en todo lo malo que podía suceder.
—Podemos hacer una cosa —murmuró
YiXing sacando su cabeza por el abrigo de YiFan, ya que se encontraba dentro de
este y entre los brazos del alto—. Les damos otra media hora más y si no salen
pues alguien puede entrar a buscarlos para ver si están bien.
—Yo iré —se ofreció ChanYeol—. Soy
el único que sabe dónde está la ventana aparte de KyungSoo.
—Perfecto. No hay de qué
preocuparse.
Intentó sonar convincente, pero
JongDae supo que aunque JunMyeon quisiera pensar en positivo no se iba a quedar
tranquilo hasta que no viera aparecer a los dos chicos por el patio y que no
volvería a respirar con normalidad hasta que no estuvieran al menos a dos
kilómetros de distancia del instituto.
Pasaron otros veinte minutos sin
tener noticias de los chicos que se habían adentrado en los terrenos de la
escuela hacía ya casi una hora y ChanYeol se estaba preparando mentalmente para
entrar allí y ver qué era lo que les había sucedido para tardar tanto. Sin
embargo, en aquellos momentos, el chico pudo ver cómo tres siluetas se
acercaban a ellos desde el edificio del instituto con gran rapidez. El corazón
de ChanYeol comenzó a latir con rapidez al entornar los ojos y ver a KyungSoo
avanzar hacia él.
Parecían estar bien, que no había
sucedido nada extraño cuando habían estado dentro y que no los habían
descubierto tampoco.
Cuando finalmente KyungSoo atravesó
aquel agujero, ChanYeol no se pudo resistir más a abrazarlo fuertemente contra
su cuerpo porque había estado preocupado por lo que le podía pasar y ahora que
estaba allí no quería dejar que estuviera lejos de su cuerpo, donde él no
pudiera cerciorarse de que se encontraba perfectamente. El chico hacía unas
pocas semanas que había comenzado a desarrollar esa clase de sentimiento y no
sabía exactamente qué era lo que significaba aparte de que no quería que a
KyungSoo le sucediese nada malo si él podía evitarlo.
—¿Habéis encontrado
algo allí dentro? —cuestionó JunMyeon.
ChanYeol notó a KyungSoo asentir
contra su pecho y parte de la tensión que mantenía su cuerpo rígido se
desvaneció. Habían encontrado cosas y aquello no había sido en vano, así que
dentro de poco podría acabarse toda aquella pesadilla.
—Había unos pocos de documentos de
la época —respondió—. Y hemos encontrado las fichas de Kim JongIn y Byun
BaekHyun.
—Eso es genial —felicitó YiXing—. Al
menos así podremos saber algo sobre su vida para poder ver cómo lo podemos
encarar cuando invoquemos a su espíritu.
—¿Vamos a invocar
fantasmas? —JunMyeon tembló de arriba abajo y ChanYeol lo pudo ver incluso a la
distancia a la que se encontraba.
—Es la única manera que tenemos para
poder comunicarnos con él y para poder ayudarlo a encontrar el camino al lugar
al que pertenece —contestó YiFan—. Pero primero debemos saber más o menos las
circunstancias de su muerte para poder hacer eso.
—¿Hay algo en sus fichas? —preguntó
ChanYeol.
—No las hemos leído —aquella vez fue
Lu Han quien contestó—. Queríamos hacerlo cuando estuviéramos todos.
—¿Nos vamos a el parque que hay
cerca de aquí? —propuso JongDae—. Si nos quedamos al lado de la valla del
instituto y alguien pasa y nos ve nos meteríamos en problemas.
—Sí. Sería lo mejor —coincidió
MinSeok.
Llegaron al parque algunos minutos
después y se pusieron cerca de la luz de una farola, algunos de pie y otros
sentados en un banco que había cerca. YiFan podía sentir la expectación que
tenían todos porque él mismo la tenía y lo único que quería era ver qué era lo
que había pasado con aquellos dos chicos en los años sesenta para que un
fantasma vengativo siguiera vagando por el sótano del instituto. KyungSoo era
el que tenía guardadas las dos fichas estudiantiles de los chicos, así que las
sacó y las puso sobre sus piernas, abriendo la primera de ellas.
—Byun BaekHyun —leyó y luego comenzó
a pasear su mirada por el documento antes de volver a hablar—: parecía un
estudiante modelo —dijo al fin—. Solo hay notas suyas de un semestre, pero
todas rondan los cien puntos —siguió leyendo—. No se le daban bien los deportes
y tenía un cuerpo bastante débil, pero era un as en el ajedrez y en la escuela
media había ganado varias competiciones. No se vio envuelto en ningún altercado
en el instituto hasta mediados de octubre, cuando unos chicos le pegaron y casi
le rompieron algunos huesos —KyungSoo alzó la cabeza para mirarlos—. No creo
que sea él nuestro fantasma vengativo.
—Lee la ficha del otro chico —dijo
YiFan—. Así podremos tenerlo más claro.
KyungSoo asintió y cerró esa carpeta
para coger la otra, la de Kim JongIn y abrirla. YiFan sintió cómo YiXing se
pegaba a su cuerpo en busca de más calor y él lo acogió entre sus brazos,
mientras miraba fijamente al chico de ojos grandes que leía rápidamente las
líneas que había escritas en los folios.
—Kim JongIn tuvo algunos problemas
con los estudios porque no se le daban demasiado bien —recitó—, y los
profesores después de los primeros exámenes le buscaron un tutor: Byun
BaekHyun.
—Así que se conocieron de esa forma
—murmuró Lu Han.
YiFan sintió un escalofrío recorrer
su espalda porque de aquella forma se habían conocido él y YiXing. Cuando su
novio entró en primero apenas sabía cuatro palabras en coreano y los profesores
le confiaron a él que lo ayudara. De aquella forma habían acabado juntos y de
aquella forma él se había distanciado un poco de Lu Han, haciendo que los
caminos de MinSeok y su mejor amigo se cruzaran así.
—Sí. Jugaba al fútbol —continuó
KyungSoo—. Era bastante bueno, el mejor del equipo y jugaba de vez en cuando en
un equipo de divisiones inferiores. No parecía tener problemas con nadie aparte
de con los miembros de su equipo, quienes se quejaban de que era homosexual y
que los miraba mucho cuando estaban desnudos en los vestuarios —el chico
contuvo la respiración durante un segundo—. También dice que en varias
ocasiones le pegaron por ello y que se descubrió que era homosexual.
—Probablemente las personas de su
entorno no hicieran nada por ayudarlo —comentó YiXing entre sus brazos—.
Probablemente tuvo que sufrir solo los maltratos.
—Hasta que el otro chico se cruzó en
su camino —murmuró JunMyeon—. El altercado que tuvo con gente del instituto fue
pocos días antes de la noche del 31 de octubre.
—Los dos cuerpos tenían signos de
violencia según el periódico —dijo JongDae—. Quizás les pegaron tal paliza a
ambos que los mataron.
—¿Y por qué el chico se querría
vengar de parejas homosexuales? —cuestionó ChanYeol—. Debería ser feliz por ver
que pueden vivir más o menos en paz.
—Porque la envidia le corroe
—murmuró MinSeok—. Todas las parejas estaban juntas, algo que él no pudo
disfrutar.
—Pero SeHun y ZiTao no eran pareja…
—susurró Lu Han.
—Pero eso el fantasma no lo sabe
—continuó MinSeok—, y por cómo se comportaban, parecían una pareja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario