SeHun y ZiTao se quedaron muy
quietos cuando oyeron aquella noche cómo se abría la puerta del sótano y cuando
poco después vieron que se trataba de sus amigos, intentaron llamar su
atención, pero el fantasma no los dejó. Generalmente se podían mover más o
menos libremente por el sótano, pero en aquellos instantes ni siquiera podían
llegar a una fila de cajas para empujarlas y armar ruido para que los demás
supieran que estaban allí.
Los chicos vieron cómo trataban con
el fantasma, cómo este se colocaba entre ellos y movía el vaso en la dirección
que corría, cómo sonreía cínicamente cada vez que los otros se asustaban. Ya no
era una sombra solo, ahora tenía forma, la forma de un muchacho de quince años,
de piel morena y rasgos bastante exóticos. Además, ya no solo lo escuchaban
lamentarse débilmente, ahora sus lamentos eran fuertes y claros y el fantasma
no paraba de gritar una y otra vez el nombre de BaekHyun.
SeHun y ZiTao no sabían por qué con
el paso de los días el espíritu del chico se hacía más claro y solo esperaban
que no fuera porque cada día que pasaba, estaban más próximos a la muerte.
Sus amigos se fueron del lugar,
dejándolos solos de nuevo cuando el fantasma los intimidó. Probablemente
volverían, así que no desesperaron por aquello. Simplemente pidieron al cielo
que regresaran pronto a por ellos porque no sabían cuánto más iban a poder
sobrevivir allí.
—ZiTao —murmuró SeHun, llamando su
atención—. Nunca hemos hablado de esto porque realmente no era importante...
pero creo que ahora lo es —el chico se acurrucó contra el cuerpo del otro—. ¿Tú
me quieres?
—Claro que te quiero —respondió
ZiTao, sin pensarlo ni un solo segundo.
—¿De qué forma? ¿Cómo un amigo
quiere a otro amigo o...?
—Creí que había quedado claro la primera
vez que nos acostamos —murmuró el chico moreno—. Te quiero como nunca he
querido a nadie, si no, jamás lo habría hecho contigo.
KyungSoo caminaba lentamente hacia
su casa seguido de la figura de ChanYeol, que había decidido por su propia
cuenta acompañarlo hasta su vivienda a pesar de que ésta se encontraba en la
dirección contraria a la suya y el doble de lejos del instituto. En parte, el
chico agradecía que lo estuviera acompañando aunque nunca le habían dado miedo
los peligros de la noche, pero no sabía qué era lo que iba a hacer cuando
llegaran. No quería que ChanYeol hiciera el camino a la inversa solo… pero
tampoco estaba seguro de que quisiera que se quedara en su casa, con él, en su
cama, porque no había más habitaciones y el sofá era demasiado pequeño e
incómodo para cualquiera.
La decisión vino sola cuando se
encontró frente al bloque de edificios en el que vivía y se giró para ver cómo
ChanYeol emprendía el camino de vuelta.
—ChanYeol —lo llamó y el chico se
detuvo, quedándose a unos metros de él—. Sube. Es tarde para que te vayas a
casa.
KyungSoo esperó hasta que el chico
finalmente se giró hacia él con una sonrisa y luego sacó las llaves para poder
entrar al edificio. Unos minutos más tarde, ya habían llegado a la habitación
de KyungSoo y este cerraba la puerta con cuidado para no molestar a sus padres.
Una vez terminó con aquello quiso volverse para buscarle algo de ropa a
ChanYeol para que se cambiara, pero unos largos brazos rodearon su cintura
desde atrás, dejándolo completamente inmóvil.
—Siento haberte molestado con mi
acción de antes —murmuró contra su oído y KyungSoo sintió un escalofrío
recorrer su espalda—. No quería que nos sintieramos incómodos y que no nos
habláramos más.
—No me ha molestado —susurró—. Solo
estoy confuso.
El chico intentó darse la vuelta de
nuevo y esa vez pudo hacerlo porque el agarre que mantenía el otro en su
cintura se debilitó. Una vez que estuvieron cara a cara, KyungSoo alzó su
cabeza para poder mirar a los ojos a ChanYeol, descubriendo que estaban tan
cerca que si el otro se agachaba unos centímetros o él se alzaba de puntillas
sus labios podrían rozarse por segunda vez en aquel día.
Tener ese pensamiento hizo que
KyungSoo se sintiera todavía más confuso que antes. No quería perder a ChanYeol
por nada del mundo porque era muy importante para él, había estado a su lado en
aquellos meses tan extraños que había tenido mientras se acostumbraba a dejarlo
todo atrás y era un buen amigo, el mejor amigo que jamás había tenido. No
quería que dejara de ser su amigo, pero en su interior tampoco quería seguir
siendo solo su amigo. Definitivamente, tenía la cabeza hecha un lío.
—¿Puedo hacer algo para intentar que
dejes de estar confuso? —cuestionó ChanYeol.
KyungSoo asintió automáticamente a
aquello y los labios de ChanYeol se unieron a los suyos en un beso mucho más
húmedo y desesperado que el de aquella tarde. El chico no tardó en llevar sus
manos a la nuca del más alto para acercarlo más a su cuerpo y hacer así el beso
mucho más profundo. En ese momento, KyungSoo se dio cuenta de que no tenía
ninguna duda más.
Cuando salieron del instituto, Lu
Han se dio cuenta de que no había mirado el móvil ni una sola vez desde que se
había ido de casa hacía horas como alma que llevaba el diablo y que lo más
probable es que tuviera varias llamadas perdidas de sus padres, además de
algunos mensajes. Cuando encendió de nuevo el teléfono, sus sospechas fueron
confirmadas y se sintió bastante más por aquello. Sus padres ya tenían a un
hijo desaparecido, su tarea era hacer todo lo posible para traerlo de vuelta y
no preocuparlos a ambos más de lo que seguramente ya lo estaban. Por ese
motivo, no perdió ni un segundo más en llamarlos.
—Lu, cariño, ¿dónde estabas? —escuchó
preguntar a su madre con voz preocupada y se mordió el labio inferior levemente—.
Saliste tan repentinamente y no has dado señales de vida. ¿Estás bien? Tu móvil
estaba apagado.
—Sí, mamá, no te preocupes. Estoy
bien —le dijo con la voz más tranquilizadora que pudo poner—. MinSeok me llamó
que tenía un problema bastante gordo y salí en su ayuda. El móvil se quedó sin
batería y no me di cuenta hasta hace unos momentos.
—Oh… —murmuró su madre—. ¿Y tu amigo
está bien?
—Sí. Ya está todo solucionado —contó—.
Me quedaré en su casa porque ya es tarde. Mañana volveré a casa.
—Claro hijo. Nos vemos mañana.
Lu Han colgó y se sintió
miserablemente mal por tener que mentirle de esa forma a su madre, pero aquella
era la única manera que tenía de que no se preocupara aún más con todo lo que
estaba pasando.
—¿Estás bien? —escuchó que le
preguntaba MinSeok y se giró hacia él esbozando una sonrisa cálida.
—Sí, tranquilo —dijo—. Vámonos a
casa.
—¿Tienes frío? —le preguntó JongDae—.
¿Quieres que te abrace?
Sus manos viajaron por su cintura en
busca de un lugar prohibido para él aquella noche y JunMyeon rápidamente las
cogió antes de que pudieran llegar fácilmente a su destino. JongDae bufó detrás
de él y el chico maldijo el momento en el que le había pedido que se quedara
con él aquella noche porque tenía miedo de que el fantasma fuera a por él y le
hiciera daño. JunMyeon sabía que lógicamente era imposible… pero había una
ínfima posibilidad de que sucediera y él la sentá demasiado real.
—Estate quieto, JongDae —murmuró—.
Estoy bien, no necesito que me toques para entrar en calor. Eres un horno.
Escuchó la risa de su chico detrás
suyo y sintió su cuerpo vibrar contra su piel, además de su aliento en su nuca
y algo comenzó a despertar dentro de él. Sin embargo, a pesar de que una parte
de JunMyeon quería dejarse llevar, su parte racional le decía que ni hablar.
Estaban en su casa y su padre siempre había tenido un oído ecepcional, así que
no quería por nada del mundo que lo escuchara teniendo sexo con JongDae.
—Me calientas… —le susurró su novio
y él no lo pudo aguantar más.
JunMyeon se intentó incorporar de la
cama para alejarse pero JongDae lo retuvo antes de que pudiera llegar muy
lejos, apretando su agarre sobre su cintura y haciendo que volviera a la posición
en la que se encontraba antes.
—JongDae…
—Lo siento. Me quedaré quieto —dijo—.
Prometo ser bueno y dormir. Solo déjame abrazarte.
—Está bien…
Ambos se acomodaron sobre la cama
hasta encontrar la posición en la que estaban mejor y después se rindieron a
los brazos de Morfeo.
A YiFan le costaba un poco adaptarse
a la vida en la casa de YiXing porque todo era… curioso. Las tres personas que
allí vivían eran bastante especiales, únicas y, sobre todo, olvidadizas a más
no poder. YiFan todavía no entendía cómo no habían salido ardiendo ni una sola
vez porque ya los había visto haciendo cosas bastante peligrosas con calor y
cerca de otras cosas sumamente inflamables. Así que, allí dentro, se sentía
bastante agobiado y en constante tensión por si finalmente sucedía una
desgracia y le tocaba socorrer a YiXing, DongHai y SuYong.
Su teléfono móvil comenzó a sonar,
sacándolo repentinamente de aquellos pensamientos. El chico miró la pantalla y
descubrió en ella la foto de su madre, así que simplemente descolgó.
—Hi, mommy.
—Are you okey, my baby? —cuestionó ella.
—Don’t call me like that —YiFan se llevó
una mano a la cara intentando ocultar su vergüenza—. I’m
not a baby.
—Sure, sure —rió ella—. Answer me.
—I’m fine. They are nice with me —respondió.
—When do you come back home?
—Father…
—He’s angry yet —contestó su madre.
—I’m going to stay here, then.
—Okay. Take care of you.
—Yes, mommy.
YiFan esperó a que su madre
finalizara la llamada para despegarse el teléfono de la oreja. En ese momento,
se dio cuenta de que no se encontraba solo en el salón, sino que YiXing había
entrado y lo miraba interrogante. No había usado palabras enrevesadas cuando
había hablado con su madre, pero su chico estaba muy verde en inglés.
—Era mi madre —le aclaró—. Quería
saber si estaba bien.
—¿Y qué le has dicho? —cuestionó
acercándose.
—Que me tratáis muy bien —YiXing
esbozó una sonrisa encantadora y en ese momento, YiFan recordó lo mucho que se
parecía a la que le había dedicado cuando le pidió salir el año anterior en su
cumpleaños.
No podía creerlo. Sencillamente no
podía creerlo.
ChanYeol se encontraba en un estado
de cierto estupor desde que KyungSoo lo había besado, desde que le había dicho
que durmiera con él, desde que lo había dejado abrazarlo y desde que le había
asegurado segundos antes que no quería ser solo su amigo.
—¿Lo puedes repetir, por favor? —le
pidió, pero KyungSoo negó.
—No he nacido para decir cosas
cursis —le respondió, sentándose en la cama a su lado—. Ya lo he dicho una vez
y estoy seguro de que lo has entendido perfectamente. No por nada tienes estas
dos antenas parabólicas —el chico le tiró de la oreja que tenía más a mano y
ChanYeol se quejó levemente.
—Vale. No te haré repetirlo —dijo—,
pero es que no me lo puedo creer.
—Pues créetelo.
KyungSoo se tumbó en la cama y
ChanYeol vio en aquello una clara invitación a que se tumbara a su lado, así
que lo hizo y le pasó un brazo por el abdomen para atraerlo más a él.
—No me había dado cuenta cuánto me
gustabas hasta ahora —murmuró ChanYeol—. No quiero perderte por nada del mundo.
—Yo tampoco —susurró KyungSoo y
ChanYeol imagió que sus mejillas se ponían rojas al decirlo, así que sonrió y
se pegó a su cuerpo.
MinSeok estaba terminando de fregar
los platos que habían utilizado en el almuerzo cuando de repente sintió unos
brazos rodeando su cintura y una barbilla instalándose en su hombro. Su madre
acababa de salir por la puerta, así que no podía ser otra persona más que Lu
Han.
—¿Pasa algo? —preguntó y notó cómo
su chico movía la cabeza de forma negativa—. ¿Entonces?
Lu Han se tomó unos momentos para
responder, así que MinSeok supuso que se estaba pensando bien su respuesta.
—Quiero volver al insituto esta noche
—le dijo—. Quiero hacer todo lo que esté en mi mano, todas las noches, hasta
que podamos sacar de allí a mi hermano.
—¿Y a ZiTao? —cuestionó MinSeok,
haciéndolo bufar.
—Qué remedio. Habrá que sacarlo a él
también —contestó, haciéndolo reír.
—¿Quieres que avise a los chicos yo
o lo haces tú?
—Lo hago yo —declaró—, así te dejo
fregar los platos tranquilo.
Y tras plantarle un beso en el
hombro, se fue de la cocina, dejándolo solo con su tarea.
La tarde del domingo habían quedado
todos en el parque que había cerca de la escuela para intentar hallar una
solución al problema que se les había planteado la noche anterior. El fantasma
había estado bastante comunicativo, pero también susceptible y aquello se debía
a que el tema de su muerte le causaba un verdadero dolor. Ellos tenían que
averiguar por qué le causaba tantísimo dolor aquello antes que nada porque si
no no podrían ayudarlo y no podrían hacer que dejara libres a SeHun y ZiTao.
YiXing estaba jugando con sus manos
mientras esperaba a que los demás llegaran, incapaz de tenerlas quietas ni un
solo segundo, poniendo probablemente de los nervios a YiFan, que tuvo que
cogérselas y guardarlas con las suyas en los bolsillos de su abrigo.
—Estate quieto —le pidió en tono
bajo—. Me pones de los nervios.
—Lo siento, pero no puedo —le
respondió—. Estoy ansioso por intentar conocer por qué Kim JongIn quiere
vengarse de todos los homosexuales, por qué quiere hacerlos sufrir.
—Probablemente él sufriría mucho
cuando murió —comentó su chico—. Encontraron los dos cuerpos maltratados.
Tras escuchar aquellas palabras,
algo hizo clic en la cabeza de YiXing y poco a poco juntó todas las piezas del
rompecabezas. Era solo una posibilidad lo que se le había venido a la mente,
pero no podían tener ninguna certeza, así que podía ser cierto como incierto.
—¿Y si quienes les pegaron le
hicieron daño a BaekHyun delante suya sin que él pudiera hacer nada por
evitarlo? —murmuró—. Probablemente el chico muriera en su brazos y se habría
sentido muy impotente por no poder hacer nada.
—¿Qué insinúas? —cuestionó YiFan,
sin parecer entenderlo.
—Probablemente el incidente ocurrió
la noche del 31 de octubre... pero JongIn no murió hasta el 5 de noviembre
—dijo—. Estuvo cinco días encerrado en el sótano sin poder salir y sin poder
pedir auxilio y probablemente con el cadáver de su chico. En los archivos ponía
que Byun BaekHyun era un chico de constitución débil y si le dieron una gran
paliza no podía haber sobrevivido.
—Podrías tener razón... —comentó
YiFan—, y si es así... solo tendríamos que apelar al recuerdo de BaekHyun para
hacerlo entrar de nuevo en sus cabales.
JongDae y JunMyeon llegaron al
parque en el que habían quedado los últimos y se encontraron a sus amigos
haciendo un círculo para no dejar pasar el aire frío, teniendo una pequeña
reunión. JongDae apretó la mano de JunMyeon que tenía en el bolsillo de su abrigo
y se dirigieron a aquel corrillo. Una vez estuvieron integrados en él, pudieron
captar la conversación que se estaba produciendo.
—¿Entonces qué es lo que propones? —preguntaba
Lu Han.
—Creo que lo único que podemos hacer
es tocarle la fibra sensible nombrándole a BaekHyun —le respondió YiFan—. Eso
es lo que ha pensado YiXing antes que puede funcionar.
—Si de verdad estaba enamorado del
chico podría funcionar —intervino ChanYeol.
—Entonces decidido —dijo YiXing—.
Haremos eso
JongDae era un chico listo, tenía un
ranking bueno en el instituto, pero con aquella conversación no se había
enterado de una mierda, así que no pudo evitar preguntar:
—¿Qué es lo que vamos a hacer?
—Vamos a volver a hablar con Kim
JongIn.
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