domingo, 3 de noviembre de 2013

Y Así, el Tigre se Enamoró de la Princesa

Y Así, el Tigre se Enamoró de la Princesa


É
rase una vez, en un reino muy lejano, una bella y joven princesa levantaba pasiones entre todos los príncipes de los alrededores del reino. Su nombre era Ren y tenía la piel tan blanca como la nieve. Su cabello largo del color del oro contrastaba con el tono oscuro que tenían todos los lugareños. Esto era debido a que entre sus antepasados se encontraban los que llamaban Gentes del Oeste.

Por eso, ella era tan hermosa y tan especial. Por esta misma razón era cortejada por los príncipes de todos los reinos cercanos. Entre estos se encontraban JongHyun, príncipe del reino del Sur; MinHyun, del reino del este y Aron, del reino del Oeste.

Sin embargo, la joven princesa aún era demasiado joven como para pensar en quién sería su futuro marido. Apenas contaba con ocho años de edad, todavía era una niña a la que le encantaba jugar y disfrutar del mundo que la rodeaba, sin obligaciones.


Un día, la joven y bella princesa paseaba por el bosque que lindaba con las Tierras Desconocidas de más allá de la frontera Norte con su nodriza y varios guardias de Palacio, cuando encontraron una pequeña cría de tigre de Bengala. Los adultos se extrañaron muchísimo, puesto que por aquellas tierras no era común encontrarse con estas criaturas y se pusieron en guardia. Sin embargo, la princesa quedó encandilada con el pequeño animal y no paró hasta que consiguió que la dejaran llevársela.

La cría estaba muy malherida, por lo que Ren la tomó delicadamente entre sus pequeños brazos y la acunó durante todo el camino a casa, haciendo caso omiso a quien se interponía en su camino y le advertía sobre lo peligrosa que sería aquella criatura.

La joven y bella princesa no entendía cómo podían tratar a aquel pequeño, indefenso y adorable animal como un monstruo.


Así que, lo cuidó. Cuidó al pequeño animal hasta que este estuvo completamente recuperado, sin ninguna herida; sano y fuerte, como debía ser antes de que ella lo encontrara.

Sin embargo, cuando se dispuso a dejarla ir, en libertad y con los suyos, no pudo hacerlo. Los ojos tristes de la pequeña criatura no la dejaron tomar esa decisión. Así que, sin que nadie pudiera detenerla, tomó fuertemente a la cría de tigre de Bengala entre sus brazos y la llevó de nuevo consigo.

–Te llamaré BaekHo –le susurró al animal y este ronroneó de acuerdo con su nombre.


Los años pasaron rápidamente y Ren jugaba, aprendía y pasaba todo el tiempo con aquella pequeña cría de tigre de Bengala, que fue creciendo rápidamente. Tan rápidamente, que los guardias siempre estaban observando al animal, por si algún día intentaba hacerle cualquier tipo de daño a la princesa.

Pero el tigre nunca le haría daño a la princesa, a su princesa, porque ella era lo que más apreciaba en este mundo.


Un día, cuando la princesa Ren ya había cumplido la edad acordada por sus padres para su matrimonio, llegaron los príncipes que la pretendían a Palacio.

La princesa paseaba por los hermosos y grandes jardines del lugar, escoltada por BaekHo, su guardia más leal, cuando uno de los tres pretendientes, el príncipe del Sur, se presentó ante ella.

–Permítame presentarme, señorita –comenzó–. Mi nombre es JongHyun y soy el heredero del reino del Sur, ¿puedo acompañarla en su paseo?

Ren dudó durante unos momentos, momentos que fueron aprovechados por BaekHo para interponerse entre ambos, gruñéndole al desconocido y sobresaltándolo.

–Tranquilo, BaekHo –le susurró la princesa al tigre–. JongHyun no va a hacerme daño, ¿no es cierto, príncipe? –el chico que estaba ante ella, moreno y de ojos vivaces, negó con la cabeza y ella sonrió de una manera encantadora–. Entonces puede acompañarme en mi paseo. Mi nombre es Ren, aunque sospecho que ya lo sabe.


Situaciones parecidas a esta se fueron dando a lo largo de los meses en Palacio. Adonde quiera que fuera, la princesa siempre era interceptada por alguno de los tres pretendientes que se ofrecían a acompañarla a cada lugar al que fuera.

Ren, que siempre había sido una joven con algo de carácter, y aunque al principio intentó sobrellevarlo como bien pudo, tras algo de tiempo en esta situación, comenzó a rebelarse contra la autoridad de sus padres, el rey y la reina, y contra sus obligaciones como princesa huyendo de todo, alejándose de Palacio con la única compañía de su tigre, a veces incluso por un día entero.


La puerta de la habitación de la princesa Ren se abrió de golpe y azotó la pared con fuerza mientras la chica entraba a ella hecha un mar de lágrimas. BaekHo alzó la cabeza de la cama sobre la que estaba echado y luego se dirigió hacia su princesa, para darle su apoyo.

Ren se sentó sobre el frío y duro suelo de piedra y se dejó mimar por su tigre.


La situación a medida que pasaba el tiempo cada vez fue a peor y la princesa no paraba de llorar y llorar. BaekHo no podía soportar ver a su pequeña princesa en aquel estado, por lo que cuando alguno de los tres pretendientes se acercaba a ella se interponía en sus caminos. Sin embargo, esto solo empeoró aún más si cabe el problema.

Tras la acusación de los príncipes, los guardias se llevaron a BaekHo lejos de la princesa y por más que esta lloró y lloró, no pudo hacer nada por detenerlos. Así, el tigre de Bengala acabó encerrado en una jaula y vendido a una vieja bruja en el mercado de la ciudad.


Pasaron los días, y aunque la vieja bruja era agradable con el tigre, este sentía que le faltaba su princesa y estaba muy triste. Apenas comía y tampoco se movía, solo miraba a lo lejos y recordaba a su princesa.

Así que, la vieja bruja, un día se acercó a BaekHo y le preguntó por qué era tan infeliz. El tigre era incapaz de contestarle en voz alta, así que se limitó a señalar con la cabeza el Palacio y la arrugada mujer, entendió lo que le sucedía.

–¿Echas de menos el Palacio? –preguntó y BaekHo asintió–. ¿Qué te parecería que te concediera un deseo?- el tigre volvió a asentir–. ¿Te gustaría convertirte en humano para poder ayudar a tu princesa? –otro asentimiento–. Entonces te concederé tu deseo.


A la mañana siguiente, un joven alto, apuesto y de pelo rubio se presentó en Palacio como el príncipe de las Gentes del Oeste que llegaba a pedir la mano de la princesa Ren.


Durante unos días no pudo saber nada sobre su princesa, sin embargo, BaekHo no desesperó y la buscó en los lugares que solía frecuentar cuando se escapaba con él, cuando estaba en su forma animal y una mañana, la encontró.

Su princesa estaba sentada junto al estanque más oculto de Palacio, observando a los peces de colores nadar. El chico sonrió y se acercó a ella, procurando hacer ruido para advertir de su presencia. Ren se giró hacia él, sobresaltada y abrió sus ojos asombrada.

–¿Quién eres tú? –preguntó.
­–Mi nombre es BaekHo, mi princesa –contestó el chico con una sonrisa.
–¿BaekHo? –dijo extrañada, pero sus ojos comenzaron a brillar–. Ese nombre…
–Este nombre es un regalo de una persona muy importante para mí –dijo él
–¿Quién?
–Hace muchos años, una pequeña niña de pelo largo y rubio me cuidó cuando estaba herido y me llamó así.

La princesa no podía salir de su asombro. No podía creerlo. Aquello debía ser una broma muy pesada de aquel chico desconocido que a la vez le era tan familiar.

–¿Cómo me ha encontrado aquí? –preguntó ella para intentar asegurarse de que sus pensamientos estaban equivocados.
–Le gusta venir aquí a esconderse de todo, a pensar y a observar a los peces de colores.
–¿Cómo…?
–Llevo a su lado muchos años, mi princesa.

Una sonrisa sincera en los labios del chico fue lo que hicieron a la princesa Ren avanzar hasta él para abrazarlo. Esta simple acción le hizo confirmarlo todo. La persona que estaba allí era su BaekHo, su tigre, aunque pudiera parecer completamente imposible.

–¿Cómo? –volvió a preguntar.
–Tendremos mucho tiempo para eso –murmuró el chico, apretándola fuertemente entre sus brazos.
–¿Por qué dice eso?
–Porque he venido como su pretendiente, princesa.
–¿De verdad? –preguntó Ren mirándolo a los ojos, con los propios brillando por la emoción.
–De verdad –contestó BaekHo antes de que ambos se fundieran en otro abrazo.



Y así fue como el Tigre se enamoró de la Princesa.


4 comentarios:

  1. Ooooooooow :3 Es simplemente tan... tan... tan lindo. Yo también quiero un tigre así :3 Me tendré que conformar con mi perro, aunque dudo que el vaya a convertirse nunca en humano u.u ¡Con lo que yo te quiero Omar! ¡¿Por qué no podemos estar juntos?! (Estoy loca, lo sé)

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    1. Ohhh me alegra que te pareciera así ^^
      Ne... no tenemos ningún tigre... pero ya lo conseguiremos, don't worry

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  2. Mis nueces bailarines (así le digo a Nu'est) xD

    Ya es bueno leer ago que no sea EXO lol

    Este lo había leído yo pero no había tenido tiempo de comentar. Wow, la fantasía te va muy bien y creo que deberías intentarlo más a menudo y lo dices porque Baekho tenía algo que ver con tigres, no es así?

    Princesa Ren ahora tiene el cabello pelirrojo <3

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    1. LOL Qué motes más randoms XD
      Sí, ya era hora... me estaba poniendo muy pesada con EXO -.-"
      Es que me gusta mucho la fantasía... ¿sí? Pues debería ponerme a ello
      Ne, BaekHo tiene que ver con tigres y Rennie es una hermosa princesa <3

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