Cuando quieres conocer a sus amigos y luego te arrepientes

Título: Cuando quieres conocer a sus amigos y luego te arrepientes

Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)

Pareja: TaoAra (Tao x Araceli) (EXO)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, romance, fluff, humor

Número de palabras: 814 palabras

Resumen: Ara le ha pedido en muchas ocasiones a ZiTao que le presente a sus amigos pero este siempre se ha negado…

Comentario de autora: la primavera me hace daño a nivel mental, no me hagas mucho caso, ¿vale?

Cuando quieres conocer a sus amigos y luego te arrepientes

            Ara llevaba mucho tiempo dándole vueltas a una cosa que quería que ZiTao hiciera por ella. No era algo demasiado complicado, ni tan siquiera era algo que pusiera su vida en peligro o algo, pero como era algo que no había surgido de él, no se atrevía realmente a pedírselo, aunque se moría por hacerlo. Estaban saliendo juntos desde hacía un par de meses y eran amigos desde mucho antes, pero la chica nunca había tenido constancia de ningún amigo de ZiTao, a pesar de que él sí que había conocido a las suyas (porque estas se habían empeñado en conocerlo y un día que habían salido se presentaron por sorpresa, no por otra cosa), pero eso contaba como un encuentro.

            Por ese motivo, después de pensarlo y re-pensarlo, tomó una decisión y no pararía hasta que sus deseos no fueran satisfechos.

            —Quiero conocer a tus amigos —le dijo un día a su chico y este la miró como si estuviera loca.

            —Créeme que si los conocieras no dirías eso —le contestó.

            —Bueno, eso debería juzgarlo por mí misma.

            Se miraron a los ojos en silencio, retándose, durante algunos momentos. Pero Ara no pudo evitar la tentación de comenzar a hablar de nuevo, pidiéndole una y otra vez que la dejara conocer a sus amigos hasta que ZiTao finalmente claudicó.

            —Está bien —dijo—, pero prométeme que hagan lo que hagan y digan lo que digan, no me dejarás.

            —Te lo prometo.

            Ara hizo esa promesa antes de saber cómo eran realmente los amigos de ZiTao, porque si lo hubiera sabido, jamás lo habría prometido.

            Algunos días más tarde, ZiTao fue a recogerla a su casa y la llevó hasta la suya propia, un lugar que la chica no había pisado jamás. Sentía que el corazón le latía demasiado rápido como para que fuera normal, pero sabía que todo se le pasaría en cuanto llegaran y estableciera una conversación más o menos amistosa con los amigos de su chico.

            No tardaron mucho en llegar porque, después de todo, no vivían demasiado lejos el uno del otro y cuando ZiTao le abrió la puerta y la dejó entrar al apartamento que, según le había comentado por el camino, compartía con un tal SeHun y un tal JongIn, casi quiso correr escaleras abajo y alejarse lo máximo posible de aquel lugar. Ante ella había once tíos, sino había contado mal, y la mayoría hacían el triple de ella, además, por si fuera poco, en cuanto se percataron de su presencia en la entradita del piso, les faltó poco para dedicarle unas sonrisas que le dieron escalofríos.

            —Chicos —dijo ZiTao—. Esta es Ara.

            Solo pasaron dos segundos desde su presentación y la chica ya estaba en un bucle de abrazos, apretones de manos y besos que seguían a presentaciones de caras y nombres que no podía ni siquiera intentar memorizar. Una vez todo aquel revuelo finalizó, fue llevada prácticamente en volandas al salón, donde la hicieron sentarse en una silla antes de ser acosada con preguntas sobre ella, sobre ZiTao, sobre su relación y sobre miles de cosas más que apenas podía responder. Después de las preguntas, Ara pensó que entonces podría descansar, pero comenzaron a contar las anécdotas vergonzosas de ZiTao y a intentar hacerla reír por todos los medios hasta que, horas después, su chico comenzó a echarlo a todos.

            —Pero nosotros vivimos aquí —le protestaron SeHun y JongIn.

            —Fuera, fuera todo el mundo —ZiTao terminó por empujarlos fuera de la vivienda y, cuando la puerta se cerró tras ellos, suspiró—. ¿Cómo te encuentras? —le preguntó, dejándose caer a su lado.

            —Agotada —respondió sinceramente—. ¿Siempre son así? —él asintió.

            —Y peor… espera que te cojan confianza.

            —Ah… qué no me la habían cogido… —Ara dejó caer la cabeza contra el respaldo del sofá mientras escuchaba una leve risa de ZiTao a su lado. Realmente no se arrepentía de haberlos conocido, bueno, quizás sí un poco, pero aquel encuentro le había servido para conocer muchas más facetas de ZiTao que hasta ahora le eran desconocidas—. Me vas a tener que pasar fotos de ellos con sus nombres debajo para asociarlos con las caras para la próxima vez.

            —¿Quieres que haya una próxima vez? —Ara asintió—. Está bien —murmuró antes de salvar la poca distancia que los separaba para darle un beso en los labios.