Cuando tienes una cita y solo sabes qué no ponerte

Título: Cuando tienes una cita y solo sabes qué no ponerte

Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)

Pareja: TaoAra (Tao x Araceli) (EXO)

Clasificación: PG

Géneros: AU, romance, fluff, humor

Número de palabras: 811 palabras

Resumen: Ara tiene un gran problema con lo que ponerse para su primera cita con ZiTao.

Comentario de autora: sé perfectamente que esto de la ropa y tú pues como que más bien pasas del tema, peeeeero, quería hacer esto.

Cuando tienes una cita y solo sabes que no ponerte

            En la pequeña habitación que Ara había hecho suya durante el tiempo que llevaba viviendo en aquella gran ciudad lo único que se podía ver en aquellos momentos era ropa desperdigada por todas partes. La cama estaba completamente tapada por prendas de todos los colores, aunque el negro predominaba, la silla y la mesa del escritorio tampoco eran visibles y solo se podía apreciar levemente su contorno debajo de las capas y capas de ropa, incluso, la amiga de Ara estaba prácticamente envuelta en ropa mientras la chica daba vueltas y vueltas por la habitación, cogiendo algo y soltándolo inmediatamente después.

            —No es por meterte prisa ni nada —comenzó Tania—, pero te queda una hora para la cita y tienes que pasar varias estaciones del metro para llegar hasta allí.

            Araceli la fulminó con la mirada porque sabía perfectamente que le quedaba muy poco tiempo para arreglarse y salir pitando para su cita, pero no tenía nada claro qué era lo que debía ponerse, al contrario, sabía todo lo que NO se podía poner. Era la primera cita oficial que iba a tener con ZiTao después de que empezaran a salir juntos y, aunque nunca le había dado importancia a la ropa ni al maquillaje ni a nada, ese día sí que quería hacerlo por una vez porque el día era importante… pero se estaba frustrando para nada porque no encontraba qué podía ponerse.

            —También sabes que a ZiTao le da igual lo que lleves puesto, que él no mira esas cosas —apuntó Tania, a quien se le estaban cansando los brazos por sostener dos conjuntos que la otra le había lanzado minutos antes como posibles sí y a los que luego no le había hecho mucho caso—. No hace falta que te arregles como para una boda, si le vas a gustar igual aunque vayas en chándal.

            —Ya lo sé… —Ara se giró hacia ella y suspiró—. Mira, que sea lo que Dios quiera, ya paso.

            Estaba convencida a arreglarse un poco, pero después de todo Tania tenía razón. ZiTao la había visto con todo tipo de ropa, a veces más arreglada y otras veces casi de indigente, y nunca había torcido el gesto ante ninguno de sus atuendos, por lo que le tenía que dar igual lo que llevara para su primera cita. Por eso mismo, la chica cogió unos vaqueros pitillo, una camiseta oscura con letras y unas zapatillas y se dio por arreglada. Después, miró a su alrededor y se maldijo por haberlo puesto todo patas arriba porque luego cuando regresara tendría que recogerlo todo, en aquellos momentos no tenía tiempo.

            Se colocó el reloj y cogió el móvil y las llaves, se despidió de su amiga y salió corriendo hacia la parada del metro más cercana de su casa, que la llevaría hasta el lugar en el que había quedado con su chico. “Su chico”. Todavía le sonaba raro decir aquellas palabras, pero tenía que ir acostumbrándose a ellas poco a poco. Metida en su propio mundo, teniendo pensamientos como aquellos, casi se pasó la parada en la que tenía que bajarse y por poco no tuvo que esperarse hasta la siguiente.

            La chica salió de la estación y caminó los pocos metros que la separaban de la cafetería en la que había quedado con ZiTao. Mientras iba todavía por la acera, miró hacia el interior del lugar, descubriendo que él ya se encontraba allí, con una ropa muy similar a la que ella vestía. A Ara le dieron ganas de reír, pero entonces recordó que debía entrar para no hacerlo esperar mucho tiempo y se serenó un poco.

           Ensayó un par de sonrisas mientras caminaba hacia la puerta del establecimiento y cuando entró, buscó con la mirada al chico, dirigiéndose hacia él. ZiTao se levantó de la silla en la que estaba sentado en cuanto la vio y caminó hacia ella un par de pasos con una gran sonrisa en su rostro.

            —Hola —dijo ella, algo tímida e incómoda inicialmente.

            —Hola —contestó él—. Parece que nos hemos puesto de acuerdo —señaló sus ropas y ambos rieron.

            —No sabía qué ponerme —confesó Ara.

            —Yo tampoco —dijo ZiTao—, pero luego recordé que la ropa no importaba y que lo que era importante era lo que hiciéramos hoy, así que, pasemos un rato divertido, ¿te parece bien?

            —Me parece perfecto.