Título: Flying Angel
Pareja: SeJoy (SeHun x Joy) (REDEXO – Red Velvet x EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fantasía, fluff y leve drama
Número de
palabras: 1.641 palabras
Resumen: SeHun atraviesa una mala racha en su vida y, encima, cree que se ha vuelto
completamente majara cuando le parece ver en el cielo un ángel, volando con
elegancia entre los edificios de la ciudad de Seúl.
Aclaraciones: Joy significa alegría, por eso ella es el ángel de la felicidad.
Notas: último de los cinco fics que me propuse hacer para los cumpleaños de las
integrantes de Red Velvet. Mi querida Joy, parece mentira que hayamos celebrado
tu segundo cumple ya, pero espero que eso signifique que celebraremos muchos
más.
Comentario de autora: con esto se me ha quitado un poco el mono que tenía de escribir cosas de
estos dos grupos juntos, pero ni por asomo he acabado con todas las ganas que
sigo teniendo de ellos (algún día verá la luz el proyecto 30 Days REDEXO
Challenge y todos seremos felices). Espero que
os guste esta historia <3
Oh SeHun se había levantado aquella mañana como si cualquier otro día le
esperara una vez saliera por la puerta de su apartamento; sin embargo, aquel no
iba a ser un día como otro cualquiera y el chico no tardaría demasiado en darse
cuenta de por qué iba a ser diferente.
Nada más
salir de la cama, su pie izquierdo se le enredó en las sábanas y cayó de bruces
al suelo, pegándose en la nariz y comenzando a sangrar inmediatamente,
manchando de aquel líquido rojo la madera. Rápidamente, se había levantado e
ido al baño a taponar su nariz con algodones, intentando detener la hemorragia,
para después correr a por la fregona y darle al suelo antes de que este
absorbiera la mancha y ya no pudiera hacer nada para quitarla.
Su día
no había empezado muy bien, pero el chico tenía esperanzas de que todo fuera
pasajero y que, tras esto, su día fuera espléndido… pero no podía estar más
equivocado.
En la
facultad todo le salió mal, se peleó con su amigo JongIn por una tontería y se
tropezó con una columna, volviendo a sangrar por la nariz; también tuvo una
discusión con sus padres, le dio una pequeña descarga eléctrica al enchufar su
teléfono móvil para cargarlo y mientras cocinaba le cayó aceite en el brazo.
SeHun lo
único que quería era que aquel martes todo terminara por fin y estuvo tentado a
echarse a dormir para que así pasara más rápido, pero a las cinco de la tarde
no eran horas y, ni siquiera tenía sueño. Además, el chico tenía que salir
porque había quedado con ChanYeol unas horas antes y no le parecía adecuado
dejarlo plantado, aunque no tenía ninguna gana de salir de su casa por si era
atropellado por un autobús.
Cuando
el chico fue al encuentro de su amigo, pensó que, además de tener una mala
suerte increíble ese día, también se estaba volviendo majara, porque lo que vio
en el cielo no era algo que una persona en sus cabales vería. Había un ángel,
con unas grandes alas blancas, surcando el cielo de la ciudad de Seúl, volando
entre los edificios, esquivando aquellos monstruos de cristal, metal y
hormigón. Oh SeHun negó con su cabeza y fijó su vista al frente. No debía
hacerle caso a esa especie de visión extraña que había sufrido.
Tras su
encuentro con ChanYeol, en el que no tuvo ninguna desgracia, SeHun volvía a
casa y fue atropellado, no por un autobús, pero sí por una bici y se raspó la
parte derecha de su cuerpo mientras el chico de la bici lo insultaba por
habérsele puesto en medio, en vez de preguntarle si se encontraba bien.
Cojeando, el chico llegó a su casa y se tumbó en el sofá, con ganas de llorar.
Definitivamente,
aquel no era su día.
☆★☆★☆
A la
mañana siguiente, SeHun esperaba que aquella repentina mala suerte que lo había
atacado el día anterior hubiera desaparecido tan rápido como había aparecido,
pero esta no tenía pinta de acabarse pronto, ya que el chico sufrió otro
pequeño accidente en la cocina cuando se le quemó la manga de la camiseta con
el fuego mientras estaba haciendo un sencillísimo plato.
☆★☆★☆
Aquella
racha de mala suerte continuó por una semana y, cuando SeHun estaba a punto de
volverse loco, todo terminó tan rápido como había empezado y el chico pudo
seguir su vida más o menos normalmente… o eso pensaba, porque la misma noche en
la que su mala suerte había finalizado, alguien llamó a la puerta de su
apartamento y, cuando abrió, se encontró con una chica, vestida con una
minifalda vaquera muy corta, una camiseta blanca ancha y unas alas, igualmente
blancas a sus espaldas.
Alas.
De plumas.
Que se
movían.
Reales.
SeHun
creía que su mala suerte se había acabado, pero en aquel momento, se desmayó y
se pegó un fuerte golpe en la cabeza contra el suelo de madera.
☆★☆★☆
Cuando a
la mañana siguiente SeHun se despertó lo hizo en su cama y lo primero que vio
fueron unos ojos castaños brillantes que lo miraban con gran preocupación,
desde un rostro que podría clasificarse como angelical, enmarcado por un largo
cabello castaño con las puntas de este tintadas de color verde. El chico no la
reconocía, pero sentía un fuerte dolor en la base de su cráneo, por lo que lo
más posible era que sí que la conociera pero que no la recordase en aquel
momento por un golpe que debía haberse dado y, que tampoco recordaba.
—¿Quién
eres? —cuestionó con la voz pastosa, así que se aclaró la garganta antes de
volver a hablar—. ¿Te conozco? ¿Qué haces en mi apartamento?
La chica
esbozó una cálida y amplia sonrisa en unos labios algo gruesos y que parecían
naturalmente rojizos antes de contestarle como si sus palabras hubieran sido
las más normales del mundo.
—Mi
nombre es Joy, soy el ángel de la Felicidad y he venido para hacerte feliz.
SeHun se
volvió a desmayar, porque acababa de recordar aquellas alas saliendo de la
espalda de la chica la noche anterior cuando le había abierto la puerta de su
piso, y porque aquella información lo mareó.
☆★☆★☆
La
siguiente vez que se despertó, la tal Joy seguía a su lado, velándolo, como si
no tuviera nada más especial que hacer aparte de aquello y SeHun, aquella vez,
intentó mantenerse despierto en todo momento mientras le hacía miles de
preguntas a aquel supuesto ángel que parecía haber llegado volando desde el
cielo solo para hacerlo feliz, cosa que el chico dudaba. No había tenido
bastante con aquella racha de mala suerte, sino que ahora, o bien tenía
alucinaciones durante todo su día, o bien había muerto y aún nadie se lo había
querido decir.
No
obstante, el chico decidió que, ya fuera una u otra opción, no le vendría mal
seguir el juego de Joy y ver si de aquella forma podía ser feliz.
Por ese
motivo, el chico se pasó los siguientes días con ella, haciendo todo lo que
esta le decía, observándola con sus agudos ojos para encontrar algo que le
indicara que todo aquello que estaba sucediendo era falso, pero sin poder
hallar absolutamente nada porque parecía que absolutamente todo, hasta la más
mínima minucia era real.
SeHun
pidió tocar sus alas, notándolas suaves, cálidas y vivas bajo sus palmas;
también pidió que le hablase del cielo, de cómo era y de qué se hacía en aquel
lugar y, sobre todo, SeHun le preguntó a aquella chica de extraordinaria belleza
y sonrisa encantadora, por qué había aparecido ante él.
Joy,
como siempre, lo había mirado fijamente y luego le había esbozado una sonrisa
antes de abrir su boca para hablar.
—¿Por
qué? —repitió—. Porque parecía que me necesitabas. Tu vida se estaba volviendo
un completo desastre y te estabas volviendo muy infeliz por ello, así que vine
para ayudarte a recuperar la sonrisa.
SeHun no
se había creído mucho todo lo que la chica le había dicho a lo largo de los
días que había pasado junto a él, pero, en ese momento, creyó a pies juntillas
en sus palabras porque, desde que ella había llegado a su vida, su mala suerte
se había terminado y no paraba de esbozar sonrisas una y otra vez ante las
ocurrencias de la muchacha. Así que, quizás, y solo quizás, Joy sí que hubiera
ido allí para ayudarlo a reencontrar la felicidad.
☆★☆★☆
Joy pasó
meses a su lado, meses en los que SeHun vertebró de nuevo su vida, meses en los
que se reconcilió con su amigo JongIn, con su familia y en los que en sus
estudios le fue de maravilla. También fueron meses en los que no paraba de
reír, en los que no paraba de pensar en aquella chica que se encontraba junto a
él y que estaba haciendo su vida mucho mejor de lo que lo era, antes incluso de
aquella mala suerte.
Sin
embargo, cuando la felicidad estaba arraigada plenamente en su corazón, SeHun se
despertó un día y no encontró a su lado el cuerpo de Joy. En aquel momento, el
chico lloró lágrimas de amargura y de tristeza porque había perdido al ser que
le había traído la felicidad como un bálsamo para curar sus heridas.
Notas finales: he intentado un nuevo estilo de narración para este fic,
ya que era la última de este proyecto, pero como siempre que innovo no me gusta
mucho el resultado de lo que queda. Espero que a vosotras os haya gustado al
menos.
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