jueves, 3 de septiembre de 2015

Flying Angel

Título: Flying Angel
Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)
Pareja: SeJoy (SeHun x Joy) (REDEXO – Red Velvet x EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fantasía, fluff y leve drama
Número de palabras: 1.641 palabras
Resumen: SeHun atraviesa una mala racha en su vida y, encima, cree que se ha vuelto completamente majara cuando le parece ver en el cielo un ángel, volando con elegancia entre los edificios de la ciudad de Seúl.
Aclaraciones: Joy significa alegría, por eso ella es el ángel de la felicidad.
Notas: último de los cinco fics que me propuse hacer para los cumpleaños de las integrantes de Red Velvet. Mi querida Joy, parece mentira que hayamos celebrado tu segundo cumple ya, pero espero que eso signifique que celebraremos muchos más.
Comentario de autora: con esto se me ha quitado un poco el mono que tenía de escribir cosas de estos dos grupos juntos, pero ni por asomo he acabado con todas las ganas que sigo teniendo de ellos (algún día verá la luz el proyecto 30 Days REDEXO Challenge y todos seremos felices). Espero que os guste esta historia <3





            Oh SeHun se había levantado aquella mañana como si cualquier otro día le esperara una vez saliera por la puerta de su apartamento; sin embargo, aquel no iba a ser un día como otro cualquiera y el chico no tardaría demasiado en darse cuenta de por qué iba a ser diferente.

            Nada más salir de la cama, su pie izquierdo se le enredó en las sábanas y cayó de bruces al suelo, pegándose en la nariz y comenzando a sangrar inmediatamente, manchando de aquel líquido rojo la madera. Rápidamente, se había levantado e ido al baño a taponar su nariz con algodones, intentando detener la hemorragia, para después correr a por la fregona y darle al suelo antes de que este absorbiera la mancha y ya no pudiera hacer nada para quitarla.

            Su día no había empezado muy bien, pero el chico tenía esperanzas de que todo fuera pasajero y que, tras esto, su día fuera espléndido… pero no podía estar más equivocado.

            En la facultad todo le salió mal, se peleó con su amigo JongIn por una tontería y se tropezó con una columna, volviendo a sangrar por la nariz; también tuvo una discusión con sus padres, le dio una pequeña descarga eléctrica al enchufar su teléfono móvil para cargarlo y mientras cocinaba le cayó aceite en el brazo.

            SeHun lo único que quería era que aquel martes todo terminara por fin y estuvo tentado a echarse a dormir para que así pasara más rápido, pero a las cinco de la tarde no eran horas y, ni siquiera tenía sueño. Además, el chico tenía que salir porque había quedado con ChanYeol unas horas antes y no le parecía adecuado dejarlo plantado, aunque no tenía ninguna gana de salir de su casa por si era atropellado por un autobús.

            Cuando el chico fue al encuentro de su amigo, pensó que, además de tener una mala suerte increíble ese día, también se estaba volviendo majara, porque lo que vio en el cielo no era algo que una persona en sus cabales vería. Había un ángel, con unas grandes alas blancas, surcando el cielo de la ciudad de Seúl, volando entre los edificios, esquivando aquellos monstruos de cristal, metal y hormigón. Oh SeHun negó con su cabeza y fijó su vista al frente. No debía hacerle caso a esa especie de visión extraña que había sufrido.

            Tras su encuentro con ChanYeol, en el que no tuvo ninguna desgracia, SeHun volvía a casa y fue atropellado, no por un autobús, pero sí por una bici y se raspó la parte derecha de su cuerpo mientras el chico de la bici lo insultaba por habérsele puesto en medio, en vez de preguntarle si se encontraba bien. Cojeando, el chico llegó a su casa y se tumbó en el sofá, con ganas de llorar.

            Definitivamente, aquel no era su día.

☆★☆★☆

            A la mañana siguiente, SeHun esperaba que aquella repentina mala suerte que lo había atacado el día anterior hubiera desaparecido tan rápido como había aparecido, pero esta no tenía pinta de acabarse pronto, ya que el chico sufrió otro pequeño accidente en la cocina cuando se le quemó la manga de la camiseta con el fuego mientras estaba haciendo un sencillísimo plato.

☆★☆★☆

            Aquella racha de mala suerte continuó por una semana y, cuando SeHun estaba a punto de volverse loco, todo terminó tan rápido como había empezado y el chico pudo seguir su vida más o menos normalmente… o eso pensaba, porque la misma noche en la que su mala suerte había finalizado, alguien llamó a la puerta de su apartamento y, cuando abrió, se encontró con una chica, vestida con una minifalda vaquera muy corta, una camiseta blanca ancha y unas alas, igualmente blancas a sus espaldas.

            Alas.
            De plumas.
            Que se movían.
            Reales.

            SeHun creía que su mala suerte se había acabado, pero en aquel momento, se desmayó y se pegó un fuerte golpe en la cabeza contra el suelo de madera.

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            Cuando a la mañana siguiente SeHun se despertó lo hizo en su cama y lo primero que vio fueron unos ojos castaños brillantes que lo miraban con gran preocupación, desde un rostro que podría clasificarse como angelical, enmarcado por un largo cabello castaño con las puntas de este tintadas de color verde. El chico no la reconocía, pero sentía un fuerte dolor en la base de su cráneo, por lo que lo más posible era que sí que la conociera pero que no la recordase en aquel momento por un golpe que debía haberse dado y, que tampoco recordaba.

            —¿Quién eres? —cuestionó con la voz pastosa, así que se aclaró la garganta antes de volver a hablar—. ¿Te conozco? ¿Qué haces en mi apartamento?

            La chica esbozó una cálida y amplia sonrisa en unos labios algo gruesos y que parecían naturalmente rojizos antes de contestarle como si sus palabras hubieran sido las más normales del mundo.

            —Mi nombre es Joy, soy el ángel de la Felicidad y he venido para hacerte feliz.

            SeHun se volvió a desmayar, porque acababa de recordar aquellas alas saliendo de la espalda de la chica la noche anterior cuando le había abierto la puerta de su piso, y porque aquella información lo mareó.

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            La siguiente vez que se despertó, la tal Joy seguía a su lado, velándolo, como si no tuviera nada más especial que hacer aparte de aquello y SeHun, aquella vez, intentó mantenerse despierto en todo momento mientras le hacía miles de preguntas a aquel supuesto ángel que parecía haber llegado volando desde el cielo solo para hacerlo feliz, cosa que el chico dudaba. No había tenido bastante con aquella racha de mala suerte, sino que ahora, o bien tenía alucinaciones durante todo su día, o bien había muerto y aún nadie se lo había querido decir.

            No obstante, el chico decidió que, ya fuera una u otra opción, no le vendría mal seguir el juego de Joy y ver si de aquella forma podía ser feliz.

            Por ese motivo, el chico se pasó los siguientes días con ella, haciendo todo lo que esta le decía, observándola con sus agudos ojos para encontrar algo que le indicara que todo aquello que estaba sucediendo era falso, pero sin poder hallar absolutamente nada porque parecía que absolutamente todo, hasta la más mínima minucia era real.

            SeHun pidió tocar sus alas, notándolas suaves, cálidas y vivas bajo sus palmas; también pidió que le hablase del cielo, de cómo era y de qué se hacía en aquel lugar y, sobre todo, SeHun le preguntó a aquella chica de extraordinaria belleza y sonrisa encantadora, por qué había aparecido ante él.

            Joy, como siempre, lo había mirado fijamente y luego le había esbozado una sonrisa antes de abrir su boca para hablar.

            —¿Por qué? —repitió—. Porque parecía que me necesitabas. Tu vida se estaba volviendo un completo desastre y te estabas volviendo muy infeliz por ello, así que vine para ayudarte a recuperar la sonrisa.

            SeHun no se había creído mucho todo lo que la chica le había dicho a lo largo de los días que había pasado junto a él, pero, en ese momento, creyó a pies juntillas en sus palabras porque, desde que ella había llegado a su vida, su mala suerte se había terminado y no paraba de esbozar sonrisas una y otra vez ante las ocurrencias de la muchacha. Así que, quizás, y solo quizás, Joy sí que hubiera ido allí para ayudarlo a reencontrar la felicidad.

☆★☆★☆

            Joy pasó meses a su lado, meses en los que SeHun vertebró de nuevo su vida, meses en los que se reconcilió con su amigo JongIn, con su familia y en los que en sus estudios le fue de maravilla. También fueron meses en los que no paraba de reír, en los que no paraba de pensar en aquella chica que se encontraba junto a él y que estaba haciendo su vida mucho mejor de lo que lo era, antes incluso de aquella mala suerte.

            Sin embargo, cuando la felicidad estaba arraigada plenamente en su corazón, SeHun se despertó un día y no encontró a su lado el cuerpo de Joy. En aquel momento, el chico lloró lágrimas de amargura y de tristeza porque había perdido al ser que le había traído la felicidad como un bálsamo para curar sus heridas.













Notas finales: he intentado un nuevo estilo de narración para este fic, ya que era la última de este proyecto, pero como siempre que innovo no me gusta mucho el resultado de lo que queda. Espero que a vosotras os haya gustado al menos.

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