Christmas Magic
Las Navidades estaban a punto de
llegar y todo era un absoluto caos dentro de la fábrica de juguetes de Papá
Noel en el Polo Norte. Las máquinas funcionaban durante las veinticuatro horas
del día y los duendecillos tenían turnos demasiado largos para poder llevar
aquel ritmo y así entregarlo todo a tiempo. Apenas podían descansar entre
terminar los juguetes y luego envolverlos y etiquetarlos debidamente para que
ningún niño del mundo obtuviera un regalo equivocado.
El duendecillo BaekHyun se estaba
quedando medio dormido mientras iba tachando los nombres de los niños que ya
tenían hecho su regalo y que estaban ya cargados en el saco del jefazo, por eso
mismo, recibió una pequeña colleja de su superior, MinSeok y tuvo que abrir los
ojos y concentrarse, aunque lo único que quería era echarse a dormir porque no
podía ni con su alma. El duendecillo cabeceó de nuevo, aunque no quería hacerlo
y, finalmente, tuvo que ser relevado de su puesto porque su superior no se
fiaba de que pudiera hacer su trabajo correctamente.
—Anda, vamos a dormir —le dijo,
llevándolo del brazo para alejarlo del trineo de Papá Noel—, cuando descanses
seguirás.
—Pero tengo que cumplir el cupo de
un millón de regalos —murmuró el duendecillo BaekHyun, intentando volver, pero
MinSeok no lo dejó.
—Mañana seguirás, no te preocupes
—le aseguró, antes de dejarlo en la habitación que todos compartían para que
descansara.
Cuando BaekHyun se despertó, después
de algunas horas de descanso, y fue a su puesto de trabajo, se dio cuenta de
que su nombre ya había sido tachado de la lista, lo que quería decir que su
cupo ya había sido llenado, aunque aquello tenía que ser imposible porque él lo
había dejado a mitad el día anterior. BaekHyun buscó a su superior MinSeok y lo
encontró acariciando a los renos mientras les deba de comer.
—MinSeok —lo llamó. El duendecillo
se giró y lo miró con una sonrisa en sus labios—. Mi cupo ha sido completado,
¿cómo es posible eso?
—Quizás… haya sido la magia de la
Navidad —le respondió, encogiéndose de hombros y volviendo a su tarea.
BaekHyun creía en la magia, no por
nada él era un duendecillo que trabajaba con uno de los seres más mágicos del
mundo, pero no creía en las palabras de MinSeok porque el trabajo nunca había
sido mágico, siempre se había realizado por ellos. Sin embargo, no dijo nada en
voz alta, simplemente se acercó a MinSeok y lo abrazó por la espalda, dándole
las gracias silenciosamente antes de preguntarle en qué más podía ayudar para
que aquella Navidad fuera perfecta, como todas las anteriores.
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