[Epílogo] EXO (4ª Temporada) {Varias}

Epílogo

            Varios meses después…

            Las calles estaban iluminadas con las luces navideñas propias de la época, la nieve había caído en las anteriores horas, pero no había terminado de cuajar en la ciudad de Seúl, así que se podía caminar con tranquilidad por el centro. Hacía frío, eso sí, por eso BaekHyun estaba agarrado a mi brazo, pegado a mi cuerpo al máximo y con sus delicadas manos metidas en mis bolsillos. Se escuchaban villancicos a través de los altavoces que de vez en cuando se encontraban en las farolas y la gente bullía a nuestro alrededor.

            Había un buen ambiente navideño y todo estaba tranquilo. No podía llegar a imaginarme qué habría sido de toda aquella gente que ni siquiera sabía qué era lo que había pasado si nosotros hubiéramos perecido en aquel descampado.

            —ChanYeol… —me llamó mi chico y yo me incliné hacia él para que pudiera hablarme al oído. Sentí sus labios rozar el lóbulo de mi oreja cuando me volvió a hablar—. ¿Si llegamos tarde crees que pasará algo? —sonreí y negué con mi cabeza.

            —No… no creo que le importe a los demás —contesté.

            —Perfecto, vamos de compras —sonrió, antes de arrastrarme hasta una de las tiendas que había por allí.

-oooOOOooo-

            —Hace tiempo que no veo a algunos de mis amigos, ahora que lo pienso —dije, haciendo que ZiTao girara su cabeza hacia mí—. Como TaeMin o MoonKyu… —aclaré.

            —¿Eran amigos tuyos antes de que todo esto pasara? —me preguntó y yo asentí.

            —Junto con SeHun éramos todos amigos en el instituto —dije con una sonrisa—, pero hace siglos que no los veo y me gustaría quedar con ellos.

            —¿Eso significa que uno de los días de Navidad querrás quedar con ellos? —cuestionó ZiTao.

            —Claro, si ellos me contestan —reí, pero el rostro de ZiTao estaba algo serio, así que supuse que estaba pensando que lo dejaría tirado el día que quedara con mis antiguos amigos—. Y me gustaría que tú vinieras conmigo para presentarte a ellos.

            ZiTao abrió los ojos como platos, sin poder creerse lo que estaba escuchando, y se detuvo en mitad de la calle. Las personas que venían detrás de nosotros se tuvieron que parar repentinamente también y luego maldijeron, por lo que acabé arrastrando a mi novio hasta la pared de uno de los edificios para así no entorpecer el tráfico.

            —¿Me vas a presentar…? —comenzó, pero no lo dejé terminar la frase.

            —Como mi chico —a ZiTao se le iluminó la mirada y aquello me hizo sonreír.

            —Eres increíble, Kim JongIn —murmuró, dándome un gran abrazo.

            En otra época me habría echado a un lado y habría salido huyendo para que no hiciera algo como aquello, pero ya no. ZiTao era el hombre de mi vida y no lo iba a dejar escapar por nada del mundo.

-oooOOOooo-

            Tenía los nervios a flor de piel porque Kim JongDae no salía del baño y como siguiera así no íbamos a llegar y aquella no era una reunión cualquiera a la que se pudiera llegar tarde. Hacía unos meses que habíamos luchado por nuestras vidas y por nuestro futuro y que habíamos vencido contra todo pronóstico, dejándonos la piel y la vida en ello y esa noche queríamos celebrar que estábamos vivos y que un nuevo año lleno de posibilidades llegaba a nuestras vidas.

            —¡Kim JongDae! —grité—. ¿Quieres salir ya del baño? ¡Cómo sigas así saldremos de aquí el día del juicio final!

            —Ya voy, ya voy —me contestó, saliendo del baño con la camisa blanca que había decidido ponerse a medio abrochar y el pelo todavía algo enmarañado.

            —Aish…

            Me acerqué a él y terminé de abrocharle la camisa, teniendo cuidado de no rozar demasiado su piel para no comenzar algo que nos iba a hacer salir más tarde de la residencia. Después, le peiné el pelo lo mejor que pude y cuando estuvo perfectamente arreglado, le di un beso corto en los labios antes de tomarlo de la mano y tirar de él hacia la puerta de la habitación.

            —Te quiero, MinSeok —murmuró, me detuve en seco y me giré para mirarlo.

            —¿De verdad? —cuestioné. Él sonrió encantadoramente antes de cruzar la distancia entre nosotros y besarme—. Yo también te quiero, JongDae.

-oooOOOooo-

            Lo único que se podía escuchar en aquella habitación eran los sonidos ahogados de nuestras respiraciones y el ruido que hacían nuestras caderas al chocar entre ellas mientras penetraba una y otra vez a mi chico. Estaba a punto de llegar al orgasmo, así que tomé su miembro con una de mis manos para masturbarlo hasta que ambos llegamos. Cuando salí del interior de Lu Han y me tumbé sobre la cama apenas me podía mover siquiera, había sido todo demasiado intenso.

            —Wow —jadeó—. Esta vez te has superado, SeHun.

            —Lo sé —me giré hacia él y le guiñé un ojo y después cogí mi móvil—. Madre mía, qué tarde es. No vamos a llegar al restaurante —me levanté corriendo de la cama, pero Lu Han me tomó de la mano y me retuvo con algo de fuerza—. Lu…

            —Hay tiempo —dijo, tirando de mí hacia la cama de nuevo—. Tenemos tiempo todavía para uno rapidito.

            Cuando estuvo subido sobre mí, con sus labios a escasos centímetros de los míos, me rendí a su petición y dejé que jugara con mi cuerpo rápidamente antes de tener que ducharnos y salir corriendo hacia el restaurante en el que habíamos quedado todos.

-oooOOOooo-

            JunMyeon iba caminando a mi lado, tarareando bajito los villancicos que se oían por los altavoces de las calles, sin darse cuenta de mi mirada sobre él. Estaba más que precioso con aquel jersey que tanto le favorecía y con la bufanda que le había regalado por su cumpleaños ese año. Todavía no podía creerme que estuviéramos los dos vivos y juntos después de todo lo que había pasado cuando nos enfrentamos a aquella oscuridad.

            —¿Tengo algo en la cara? —preguntó, sobresaltándome.

            —Claro que no —sonreí—. Solo estás muy guapo.

            —Gracias —murmuró él sonrojándose—, anda, vamos al restaurante, o llegaremos tarde.

-oooOOOooo-

            En uno de los mejores restaurantes de comida occidental de la ciudad habíamos reservado una gran mesa para que los doce pudiéramos cenar aquel día de Navidad. Cuando YiXing y yo llegamos al lugar no había llegado ninguno de los demás chicos estaba en el lugar, por lo que él y yo nos sentamos a esperarlos en la mesa. A nuestro alrededor se encontraban un montón de parejas y de familias y amigos cenando también en aquel día tan especial.

            Todavía seguía sin creerme que estuviéramos todos vivos después de todo lo que habíamos pasado.

            Me tensé al notar una de las manos de YiXing en mi muslo, peligrosamente cerca de mi entrepierna.

            —YiXing —murmuré, pero él me sonrió pícaramente.

            —Tranquilo, no haré nada —dijo—. Estamos esperando a los demás.

            —Te has vuelto demasiado pícaro últimamente —comenté—, soy una mala influencia.

            —Lo eres.

            Aquella conversación podría haber terminado en un polvo rápido en el baño de hombres del restaurante, pero tuvimos que contener nuestras ganas porque los chicos comenzaron a llegar lentamente al lugar y las conversaciones nos mantuvieron demasiado ocupados hasta que finalmente llegaron ChanYeol y BaekHyun, los últimos. Una vez estuvieron todos instalados eché una rápida mirada a las once personas que me acompañaban y sonreí levemente.

            —Me alegra que estemos todos juntos —dije—. ¿Brindamos? —todos asintieron, tomando sus respectivas copas—. Por nosotros.

            —¡Por nosotros!

~Fin~

Notas finales:

—Cerca de 3 años han sido los que esta historia ha estado conmigo, frustrándome y dándome alegrías por igual. Ha pasado mucho tiempo y quiero agradecerles a todas aquellas personas que han estado conmigo desde el principio y no me han abandonado y a aquellas que se subieron al carro un poco más tarde y que han seguido acompañándome hasta el final.

—Gracias también a quienes me han apoyado en los momentos más duros y me han hecho seguir adelante a pesar de que a veces no tenía ganas más que de dejarlo todo y desaparecer del mundo de una vez por todas.

—Por fin ha terminado esta historia después de tanto tiempo y no sé si me siento feliz por haber sido capaz de darle un final o triste porque ha acabado. De lo que sí estoy segura es del hecho de que lo he dado todo de mí durante estos años y me siento orgullosa por ello.

—Espero que os haya gustado este desenlace y recordad que todavía queda Minako para rato y que seguiré escribiendo otras historias aunque esta haya terminado.

—Si tenéis alguna pregunta no tenéis más que hacerla, estoy aquí para aclarar todas vuestras dudas ―que seguro que serán muchas (?)―. Os quiere mucho, Minako.