Día 21: Un ship de Wendy
Look at Me
Cuando aquel chico moreno que usaba lentillas
azules pasaba por su lado, Wendy lo único que pensaba durante aquellos breves
segundos era en lo feliz que sería si él decidiera girar su rostro en su
dirección y mirarla fijamente con aquellos ojos azules que parecían desnudar el
alma de todas aquellas personas a las que miraban. Lay era el chico más popular
del colegio y como la mayoría de las chicas, ella estaba enamorada de él,
aunque sabía que una rata de biblioteca y otaku como ella jamás llamaría la
atención de aquel ser de inusitada perfección.
Pero todo cambió un día como cualquier otro.
Wendy se encontraba sentada en las escaleras que llevaban
hacia la azotea leyendo un manhwa porque aquel lugar era mucho más tranquilo
que cualquier otro del colegio y ella necesitaba tranquilidad para leer aquella
historia de amor y sexo entre dos hombres (ya era bastante impopular por ser
otaku y no quería que la estigmatizaran aún más porque leía yaoi). La chica
pasó una de las páginas del pequeño libro y luego se recolocó las gafas sobre
el puente de su nariz porque en aquella dobla página había una escena de lo más
detallada de sexo y tenía que verla bien.
Estaba tan metida en sí misma y en la historia que no se
dio cuenta de que alguien bajaba por las escaleras hasta que no sintió un
aliento cálido en su oreja diciendo:
—Pervertida.
La chica rápidamente cerró el manhwa y se alejó de aquel
susurro masculino, con las mejillas encendidas y rezando internamente que se la
tragara la tierra porque no quería pasar más vergüenza. Sin embargo, los
segundos pasaban y la tierra no se la tragaba, así que, lentamente, con
cuidado, se giró para ver quién era la persona que la había descubierto,
pensando que haría todo lo que fuera por él, que haría todo lo que él le
pidiera, para que no descubriera su pequeño secreto ante los demás. Cuando sus
ojos se toparon con unos de color azul cielo, Wendy quiso tirarse por la
ventana… pero no tenía ninguna cerca, así que se conformó con llorar
internamente porque quien la había descubierto era el chico del que estaba
enamorada, la persona que siempre había querido que la mirara, pero no que lo
hiciera de aquella forma pícara.
—Por favor… no digas nada… —dijo en un susurro,
arrancando una pequeña sonrisa de los labios de Lay.
—Qué va, tranquila —respondió—, si mi hermana menor
también está enganchada a las cosas esas, os podríais llevar bien incluso —su
sonrisa se hizo más amplia—. Mi nombre es Lay, ¿el tuyo? —le preguntó
tendiéndole la mano.
—Wendy —susurró ella, estrechándola, con leves temblores,
sin poder creerse que lo estuviera tocando.
—¿Wendy? Como la chica que sale en Peter Pan —ella
asintió—. Me cae bien su personaje, así que espero que tú y yo nos llevemos
bien.
Tras decir aquellas palabras le sonrió de nuevo y luego
se fue, bajando el tramo de escaleras hasta llegar a la siguiente planta y
perderse de su vista, dejando a Wendy con las mejillas sonrosadas, las gafas
resbaladas por el fino puente de su nariz y su corazón latiendo a un ritmo
ensordecedor.
Notas finales: un manhwa es como se les llama a los mangas coreanos.
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