Día 19: Cualquier ship que elijas en universo
alternativo/crossover
Sixth Sense
Año 495 de la primera
era tras la Revolución Roja
El mundo ha cambiado mucho en los últimos siglos, tanto,
que si alguien del siglo XXI viajara en el tiempo y llegara a aquella época,
correría rápidamente para volver a la suya. La Tierra era un lugar bastante
inhóspito y la forma que tenían los humanos de vivir se había transformado
radicalmente, tanto, que algunos de estos habían sufrido una pequeña mutación
que los hacía diferentes y más aptos para las condiciones en las que se
encontraba el planeta. Aquellas personas se llamaban mutantes y la mayoría de
ellas habían sido encerradas y enviadas a laboratorios repartidos por todo el
mundo porque los demás habitantes estaban temerosos de lo que aquellos que
poseían una genética superior les pudieran hacer.
Irene formaba parte de un pequeño grupo de mutantes que
había podido escapar del Gobierno Central y que se había refugiado con sus
compañeros en un lugar en el que nadie jamás los encontraría: bajo tierra. Los
túneles excavados durante la Cuarta Guerra Mundial, acaecida varios siglos
antes, eran perfectos para vivir porque se encontraban en desuso desde hacía
muchísimo tiempo y, porque en aquel lugar sin luz y prácticamente sin vida,
solo aquellos que estaban más avanzados genéticamente podían vivir allí. Irene
era una persona muy importante en su pequeña congregación, ya que su evolución
le había permitido tener un sexto sentido que funcionaba para ella como los
otros cinco que tenían los demás, pero que no tenía que ver con nada
fisiológico o físico, más bien era como un sentimiento que la avisaba de que el
peligro se acercaba.
La chica cerró los ojos y luego se dispuso a amplificar
su sexto sentido al máximo, privando a su cuerpo de los otros cinco para poder
captar el peligro a muchos kilómetros de distancia, pero aún no había podido
hacerlo del todo, cuando sintió cómo una mano delicada se posaba en su hombro.
Irene habría pensado que se trataba de alguna de las chicas que estaban a su
cargo y que entrenaba para que desarrollaran sus poderes, pero sabía que no era
así, que no era ninguna de ellas. se trataba de BaekHyun y lo sabía porque reconocía
cada parte del cuerpo de su chico, aunque estuviera medio privada de sus
sentidos.
—¿Sucede algo? —le preguntó, aún con los ojos cerrados.
—No, nada —respondió él sentándose a su lado—. Solo
quería pasar un rato contigo —Irene sintió los labios de BaekHyun posarse sobre
su mejilla e imaginó cómo sería vivir en la superficie, sin miedo, solo con
amor.
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