Título: Summer in Love
Autora: Riz Aino
Pareja: (VMin) (TaeHyung + JiMin) (BTS)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama, humor, fluff
Número de palabras: 8.707 palabras
Resumen: conocer al amor de tu vida en un foro de contenido
pornográfico es algo imposible… ¿no? O sea… ¿qué probabilidad había?
Avisos: habrá referencias a cosas pervertidas, pero no tendrán mucho
grado de perversión, así que podéis leer con mucha tranquilidad con padres a
vuestras espaldas si queréis (???)
Notas: me he pasado un poco del límite puesto, pero es que cuando me pongo a
escribir y me ilusiono, se me olvida que tengo que recortar un poco la trama.
De hecho, he recortado más de lo que quería, yo necesitaba explayarme más con
este fic para ser feliz.
Comentario de autora: es la primera vez que me apunto a un ex-change de este tipo,
así que tenía mucha ilusión por participar y espero que me haya salido bien el
experimento y que te guste mucho.
El cielo estaba cubierto por una
fina capa de nubes aquella mañana mientras TaeHyung caminaba por la orilla
norte del río Han en dirección al lugar en el que había quedado algunos días
atrás. Probablemente llovería por la tarde —o eso era lo que
había dicho la preciosa chica del tiempo en el telediario la noche anterior—,
así que el chico no se había preocupado en llevarse ningún paraguas… tenía
otras cosas mucho más importantes en las que pensar más que en si caía un
chaparrón sobre la ciudad de Seúl.
Estaba de los nervios porque había
quedado con alguien que había conocido por internet y esa era la primera vez
que hacía algo como aquello.
En incontables ocasiones, su madre
le había dicho que no era buena idea quedar con desconocidos porque podían
haberlo engañado haciéndose pasar por personas que no eran y que luego una vez
se encontraran le harían daño… pero la persona con la que había quedado parecía
ser buena gente, así que no sabía qué pensar exactamente de aquello. Por una
parte, tenía muchísimas ganas de conocer a Baby J; pero por la otra parte,
sentía un poco de pavor por si realmente era un señor de cincuenta años que
quisiera violarlo.
TaeHyung se detuvo de golpe y sacó
su teléfono móvil de su bolsillo. Tenía que cerciorarse de que realmente era
una buena idea lo que estaba a punto de hacer, así que, rápidamente abrió su
navegador y luego ingresó en su cuenta de usuario del foro pornográfico que
solía visitar en la soledad de su habitación. Le saltaron varios anuncios de
alargamiento de pene milagrosos y otros de porno puro y duro y el chico los
cerró todos para poder entrar al chat privado que mantenía con Baby J.
Baby J: Oye…
llevamos mucho tiempo hablando…
¿Estaría bien que
nos conociéramos?
Vivimos los dos en
Seúl y no sería difícil…
Quiero decir, el
metro y los buses nos pueden llevar donde sea
Y a mí me haría
ilusión saber quién eres
V:
He estado pensando en eso mismo desde hace días
Estaría
bien
Baby J: Podríamos
quedar en Myeongdong
A la salida de la
estación del metro
Solo tenemos que
llevar ropa que nos identifique
Yo llevaré una
camiseta de BigBang o de TaeYang para que me veas
¿Qué llevarás tú?
V:
No sé, cualquier cosa
En
realidad con saber qué es lo que llevas tú me apaño
Baby J: Cool
¿Entonces el
viernes a las 12:00 allí?
V:
¿Este viernes?
Baby J: Sí, cuanto
más pronto, mejor.
V:
Está bien. Allí nos vemos.
TaeHyung salió del foro y guardó su
teléfono móvil en su bolsillo de nuevo, dándose cuenta de que estaba a punto de
llegar a la estación de Ichon, donde tenía que montarse en la línea azul para
poder llegar a su destino. El chico se detuvo y volvió a sacar su móvil para
mirar la hora. Las 11:38. Si tomaba el siguiente tren que pasara llegaría
perfectamente a tiempo para su cita… pero no estaba muy seguro de lo que estaba
a punto de hacer.
Sin poder evitarlo, TaeHyung abrió
la aplicación de kakao talk, entró el
chat que mantenía con su amigo Jin y lo llamó, deseando que éste contestara
rápidamente. No tuvo que esperar mucho antes de escuchar su adormilada voz al
otro lado de la línea.
—¿Qué es lo que
quieres ahora, Kim TaeHyung? —fue lo primero que le preguntó, sin saludarlo
siquiera. Los saludos estaban sobrevalorados en su relación.
—Consejo. Quiero un consejo maduro
de la persona más madura que conozco
—le respondió, dándole una entonación especial a la palabra madura.
—La persona más madura que conoces
es NamJoon y lo sabes —replicó SeokJin.
—Lo sé, pero hyung estará durmiendo y molestarlo por este problemilla no es
buena idea. Así que como tú eres la segunda persona más madura que conozco,
pues te llamo a ti.
—Te odio mucho —declaró su amigo—. A
él no lo puedes molestar mientras duerme pero a mí sí, ¿no? Ya te enterarás
cuando nos veamos, Kim TaeHyung —amenazó.
—Sí, pégame y tortúrame todo lo que
quieras entonces, pero ahora te necesito —comentó. Hubo un suspiro de
resignación al otro lado que el chico interpretó como que podía contar su
problema—. He quedado con alguien de internet pero no estoy seguro de si debo
ir o no a la cita.
—¿De internet? ¿Tú estás loco? —a
SeokJin se le había subido el tono al hacer aquellas dos preguntas y TaeHyung
tuvo que separarse el móvil de la oreja porque lo había dejado sordo con su
grito—. Vuelve ahora mismo a tu casa.
—Pero parecía majo… —murmuró él—.
Llevo hablando con él muchos meses.
—Es en el foro de porno, ¿no?
—cuestionó su amigo y TaeHyung hizo un sonidito de asentimiento—. Entonces
vuelve a tu casa.
—¿Por qué?
—Porque será un señor de cincuenta
años, calvo y gordo que te secuestrará y te llevará a su casa para violarte
—respondió SeokJin—. Y tú eres muy poquita cosa y tienes cara de nena, así que
eres un blanco fácil. Vete a casa y ni se te ocurra quedar con nadie más e ir
solo a la cita.
—Está bien…
TaeHyung colgó la llamada y suspiró.
Las palabras de Jin lo habían convencido de que probablemente aquello era muy
mala idea, aunque sabía que los miedos de su amigo tenían algo de paranoia…
pero no quería arriesgarse a que lo que éste acababa de predecir terminara
ocurriendo de verdad. Guardó su teléfono de nuevo en el bolsillo delantero de
sus vaqueros y luego miró al cielo, descubriendo que la fina capa de nubes que
lo cubría se había hecho un poco más densa y que la oscuridad de la lluvia se
cernía sobre la ciudad.
Sin pensar en nada más, TaeHyung se
dio media vuelta y caminó hacia casa antes de que le cayera un chaparrón gordo
encima.
pop
Cuando las primeras gotas de lluvia
comenzaron a caer sobre su cabeza a las 13:54, JiMin decidió que ya era hora de
levantarse del lugar en el que había estado sentado esperando a que su cita
llegara. Estaba más que claro que lo habían dejado cruelmente plantado.
El chico ingresó a la estación de
metro junto a la que había estado varias horas y luego pasó la tarjetita del
bono del transporte por el lector para entrar a la zona de los andenes. Había
un montón de gente en la estación de Myeondong, pero no tanta como a hora
punta, así que JiMin al menos tuvo un poste al que agarrarse mientras viajaba
en el tren hasta su casa en Apujeong. Tuvo que hacer transbordo en la siguiente
estación a la línea naranja, pero no le importó porque estaba acostumbrado a
tener que tomar varios trenes o autobuses para poder moverse por la gran
ciudad.
Cerca de media hora más tarde, salía
de la estación corriendo a toda velocidad por las calles, esquivando personas
con paraguas, para mojarse lo menos posible; sin embargo, llegó a casa empapado
y tuvo que secarse las manos en su camiseta negra de Good Boy antes de teclear el código para entrar. Dejó sus
zapatillas en el recibidor cada una de una manera y caminó hacia el baño,
quitándose la camiseta por el camino y los pantalones y calzoncillos cuando
entró al cubículo. Cerró la puerta y sacudió su cabeza como un perro para
quitarse agua del pelo, salpicando en todas direcciones, antes de mirarse al
espejo y suspirar.
No tenía suerte. Su vida estaba
plagada de cosas como la que le acababan de suceder, cosas que lo hacían quedar
como a un tonto. JiMin suspiró cansado, mirando en el espejo el reflejo de su
cuerpo trabajado, y después se metió en la ducha para calentarse antes de coger
un resfriado veraniego. Mientras el agua caliente recorría su cuerpo, el chico
dejó que su mente vagara y se forzó a no pensar en lo que le había ocurrido
aquella mañana. Se forzó a dejar de pensar en V, aunque con escaso éxito.
Con su cuerpo caliente de nuevo,
JiMin se puso cualquier cosa que encontró por su apartamento, sin prestar
atención a nada, y luego se sentó en el sofá a ver la televisión. No había
pasado siquiera un minuto cuando la puerta de su piso se abrió y su compañero
YoonGi entró junto a HoSeok en el lugar, riendo. El chico los miró durante un
segundo antes de volver de nuevo su vista a la televisión, buscando en todos
los canales algo que ver que mereciera la pena.
—Oh, ¿ya has
vuelto? —preguntó YoonGi, entrando al salón—. Creía que comerías fuera con tu
cita.
JiMin hizo un mohín al escuchar la
palabra “cita” y subió sus piernas al sofá para abrazarse a ellas y colocar su
barbilla entre las rodillas en una posición que dejaba bien claro que no había
ido bien la cosa y que no tenía muchas ganas de hablar de aquello, posición que
sus amigos no entendieron, porque ambos se sentaron en el sofá, uno a cada lado
y lo miraron expectantes.
—¿Cómo ha ido? —le preguntó HoSeok.
—Directamente… no ha ido —fue lo que
le respondió, sin siquiera girarse a mirarlo—. No ha aparecido.
—Oh —exclamó YoonGi.
—Sí. Oh. Es una buena definición
—murmuró JiMin, enterrando más su rostro entre sus piernas.
—Bueno, no te preocupes —HoSeok le
puso una mano en el hombro y se lo masajeó levemente dándole apoyo—. Era solo
un tío de un foro pornográfico, no tiene mayor importancia.
—Eso mismo —coincidió el otro—. No
es nada grave.
—Ya… pero me da rabia —contestó.
Hubo un silencio de unos segundos tras su respuesta, hasta que HoSeok lo
rompió.
—¿Qué te parece si canalizamos tu
rabia en otra cosa? Podemos ir a bailar, así te luces y seguro que consigues
ligar y te olvidas de todo.
—¡Sí! ¡Eso! —gritó YoonGi—. Me
parece maravilloso. Salir de marcha, buscar alguna chica, pasar un rato
agradable con mucho más alcohol que sangre en las venas.
—Podría avisar a otra gente que
conozco —comentó HoSeok—, seguro que siendo más nos lo pasamos mejor que siendo
solo tres.
—Podría venir incluso JungKook
—comentó YoonGi, que parecía bastante emocionado con la idea de salir de
fiesta, a pesar de que la mayor parte del tiempo era como un mueble más de su
casa en vez de una persona.
—Sigue siendo menor —tuvo que apuntar JiMin ya que vio que sus amigos
no se habían dado cuenta de aquel dato importante.
—Podemos ir el pub de mi cuñado
—respondió HoSeok—. Él hará la vista gorda si lo controlamos para que no beba
demasiado y no le dé un coma etílico.
—Entonces perfecto —dijo YoonGi,
dando su aprobación final al plan y JiMin sintió en ese momento la mirada
penetrante de sus dos amigos sobre su persona—. Tú te apuntas, ¿verdad? —el chico
alzó la cabeza y los miró a ambos, intercalando su mirada entre uno y otro. No
iba a tener escapatoria de aquella salida, así que no tuvo más remedio que
asentir aunque no estaba convencido de que salir fuera lo mejor para él en
aquellos momentos.
—YES! —HoSeok se levantó del sofá
como si tuviera un muelle—. Avisaré a TaeHyung —y se fue del salón, teléfono
móvil en mano para reclutar a gente para la operación “Sacar a JiMin de su
miseria aunque éste no quiera”.
pop
TaeHyung se encontraba tumbado en la
cama de su habitación, con su portátil sobre sus piernas y estómago para
apoyarlo sin peligro de caída, jugando un poco a ser Dios con Los Sims 4 después de haberse descargado
la última expansión. Quería quitarse de la cabeza lo que había sucedido hacía
un rato y, sobre todo, no quería entrar en internet porque si no iba a tener la
tentación de buscar en el navegador la página del foro y le iba a hablar a Baby
J para darle una excusa que falsa porque no tenía ninguna excusa de verdad.
Estaba muy metido en su mundo
virtual, haciendo la mejor casa para la pareja con la que llevaba jugando
varias semanas, la pareja que había creado desde bebés y que había juntado sin
esperanzas porque no creía que realmente en aquel juego, estuviera la
posibilidad de hacer parejas homosexuales; cuando su teléfono comenzó a sonar y
tuvo que dejar de pintar las paredes de color crema para atender a la llamada.
El chico dejó su ordenador sobre la
cama y buscó su teléfono móvil, encontrándolo liado entre las sábanas. En la
pantalla se podía leer el nombre de su amigo HoSeok, así que TaeHyung no lo
hizo esperar y descolgó.
—Hey, figura —lo
saludó—. ¿Dónde te metes?
—La universidad es
muy mala —le contestó su amigo—, pero bueno, ya se ha terminado por un tiempo,
así que vuelvo a salir de mi agujero.
—Eso está bien —sonrió TaeHyung.
—Oye. ¿Te quieres venir de fiesta
esta noche? —le preguntó HoSeok—. Voy a ir con algunos amigos al club de mi
cuñado.
—Mmmm… no sé, no sé —murmuró el
chico, cambiándose el teléfono de oreja, haciéndose el difícil para que el otro
le rogara. Llevaban mucho sin verse porque HoSeok no tenía tiempo, así que no
se lo iba a dar todo en bandeja.
—Anda~ vente —pidió con aegyo en su
voz. TaeHyung lo podía imaginar haciendo caras monas para convencerlo—. Si
sabes que eres el alma de la fiesta y sin ti no lo pasamos bien —el chico
sonrió—. Además, te puedes traer a quien quieras, cuantos más seamos mejor.
—Todavía no has
dicho la palabra mágica —replicó.
—Está bien… —HoSeok suspiró—. Te
invito a una ronda de chupitos.
—Mándame la hora en un mensaje y
allí estaré —contestó y escuchó una especie de mini celebración al otro lado
antes de colgar con una sonrisa en su cara, pensando en si hablar primero con
Jin o con NamJoon para avisarlos del plan.
pop
La noche del viernes, JiMin se
encontró en la puerta del club del cuñado de HoSeok sin quererlo del todo. A su
lado se encontraban el propio HoSeok, su compañero de piso YoonGi y su amigo
menor de edad JungKook, todos esperando a los otros amigos del primero, que
tenían que estar al llegar, aunque ya llegaban diez minutos tarde. JiMin se
echó sobre la pared de ladrillos y dejó la cabeza caer contra ésta, porque
sentía que le dolía todo el cuerpo y así, al menos, descansaba un poco. No
quería ni imaginarse cómo llegaría a casa después de beber aquella noche.
—¡Hombre, ya era
hora! —escuchó gritar a HoSeok y miró en su misma dirección, encontrándose a
tres chicos que caminaban hacia ellos.
—Sorry, sorry Seokkie —le respondió
a su amigo uno de ellos. Tenía el pelo castaño claro y llevaba los ojos más
delineados que la mayoría de las chicas que habían entrado al local en los
minutos que llevaban esperando—. Era una ocasión especial y no sabía qué
ponerme.
JiMin vio cómo le sonreía
ampliamente a HoSeok y luego cómo los dos se daban un abrazo como lo hacían dos
buenos amigos que llevaban mucho tiempo sin verse. El chico supuso que se
trataba del tal TaeHyung del que les había hablado en más de una ocasión, pero
al que nunca les había presentado.
—¿Quiénes son tu amigos, TaeHyung?
—le preguntó HoSeok cuando se separaron, señalando a los otros dos chicos.
Efectivamente, era TaeHyung.
—Ah, son NamJoon —señaló al chico
que iba con una sudadera demasiado grande para su cuerpo—, y Jin —tomó al otro
por los hombros, a pesar de que era más alto que él y quedaba un poco ridículo.
—Bien, bien —HoSeok se volvió hacia
ellos—. Encantado —les dedicó una sonrisa y después miró a quienes lo habían acompañado
a él para presentarlos—. YoonGi, JungKook y JiMin —señaló uno por uno y cuando
a JiMin le tocó su turno simplemente alzó una mano a modo de saludo—. Ya que
estamos todos vamos entrando, que seguro que os conocéis mejor con un par de
copas.
—¡Me tienes que invitar a chupitos!
—escuchó que gritaba el tal TaeHyung, colgándose de HoSeok cuando comenzaron a
entrar al local.
En
ese momento, JiMin supo que si corría ahora por su vida, podría escapar, pero
antes de hacer ningún movimiento, YoonGi lo tomó por la cintura y lo invitó
sutilmente a entrar con todos ellos, sellando su sentencia de muerte.
No
mucho más tarde, los botellines de cervezas, los vasos de chupitos, las
cáscaras de los limones para los tequilas y las jarras de calimocho se
amontonaban sobre la mesa que tenían reservada… todos ellos vacíos. La música
electrónica zumbaba en los oídos de JiMin y sus pies no se podían estar quietos
la mayoría del tiempo, pero se resistía a salir a bailar a la pista con
JungKook y HoSeok por muchas canciones de chicas del momento que sonaran en el
club. Prefería beber alcohol acompañado de tres desconocidos y de YoonGi
intentando echarle el guante a cualquiera de las chicas guapas que pasaban por
su lado.
—¡Hey,
amigo! —de repente, sintió cómo alguien se le colgaba del cuello y le gritaba
aquello con una voz demasiado grave y ronca—. Beberse copas una detrás de otra
no es divertido. Vamos a hacer cosas graciosas.
JiMin
apenas pudo darse cuenta de que la persona que se le había echado encima era
TaeHyung, cuando ya estaba siendo arrastrado por el chico entre la marea de
gente en busca de sus otros amigos. Las luces danzaban ante sus ojos y la
espalda estrecha del otro era lo único que veía realmente, aunque sentía los
cuerpos de los bailarines estrellándose contra el suyo en un afán de ser el rey
o reina de la pista, igual que sentía la calidez de la mano de TaeHyung
envolviendo la suya y tirando de ella.
—¡A bailar!
—anunció el chico cuando llegaron donde estaban los demás y se comenzó a mover
como loco, haciendo un baile extraño que él llamaba el baile del
espermatozoide.
Al principio JiMin se sintió un poco
cohibido, pero al final acabó haciendo aquel mismo baile junto a sus amigos y
no supo qué es lo que fue exactamente, si fue que tenía más alcohol que sangre
en las venas, que no podía resistirse a hacer el pollas cuando sonaba Fantastic Baby o si fue el entusiasmo y
encanto del chico de ojos delineados.
pop
El dolor de cabeza era demasiado
real para que TaeHyung lo ignorara, pero tenía que levantarse de la cama y
hacer un poco de vida humana o su madre se asustaría por no verlo aparecer en
todo el día. Además, tenía turno en su trabajo aquella tarde y si no se
levantaba en aquellos momentos, luego no habría quien pudiera hacerlo. Con un
esfuerzo sobre humano, TaeHyung se levantó de la cama y luego abrió el cajón de
su mesita, cogiendo una caja de pastillas y tomándose un par, tragando ayudado
por el agua que le quedaba en un vaso.
No recordaba exactamente cómo había
llegado a su casa, pero como había llegado y no había ningún desconocido
durmiendo en su cama, supo que había sido una gran noche.
Mientras se ponía algo de ropa para
poder salir a la calle de forma más o menos decente, le vinieron algunos
flashes de los siete bebiendo en el club, jugando al 007 y bailando —o
al menos intentándolo—, en la pista. Los amigos de HoSeok eran bastante majos y
el chico menor de edad se lo había pasado pipa bebiendo por primera vez. No
recordaba mucho más, solo al tipo más bajito, que parecía tener los músculos de
su cuerpo bastante más desarrollados que los de su cabeza porque se pasó la
mitad de la noche accediendo a todas sus peticiones absurdas y bailando con él.
JiMin babo lo había apodado y aunque al otro parecía que le molestaba, al
segundo se le pasaba y comenzaba a reír.
Sí. TaeHyung se lo había pasado
bien.
Cuando terminó de arreglarse, el
chico salió por la puerta de su habitación y se despidió de su madre
asegurándole que ya comería por el camino, que si no llegaría tarde a su
trabajo. Lo primero que hizo al montarse en el autobús ese día fue buscar un
asiento libre y sacar su teléfono móvil para pedirle un pequeño favor a HoSeok.
Me
moló salir anoche con todos. Hay que repetirlo
¿Creas
un grupo en el kakao y nos metes a todos para que gilipolleemos juntos?
Seokkie: Ahora
mismo.
Unos segundos más tarde, TaeHyung
recibía la notificación de que había sido añadido a un nuevo grupo llamado “Los
Tequilas” y sonrió antes de guardar su teléfono de nuevo en el bolsillo de su
chaqueta.
pop
Agosto acababa de comenzar y con él
traía el calor que todos los habitantes de la ciudad de Seúl ansiaban y odiaban
a la vez. JiMin, por su parte, se había apalancado delante del ventilador,
tumbado en el suelo de losa de su apartamento, como si fuera un perro sacando
la cabeza por la ventanilla trasera de un coche por la carretera. Hacía
demasiado calor y aquella era la única fuente de frescor de la casa.
—Parece mentira que
te lo tenga que decir yo —comenzó a hablar YoonGi, haciendo que JiMin tuviera
que dejar que pensar en el Ártico para estar más fresquito y prestarle atención
a sus palabras—, pero si te quedas mucho tiempo ahí delante se te secará la
garganta y eso es malo porque no podrás hablar.
—Ni necesito hablar durante los
próximos días, así que no tienes de qué preocuparte —le contestó, girándose
hacia él y volviendo a poner cara de perrito abandonado por milésima vez desde
que se había enterado que su compañero de piso tenía una casa en la playa y que
se iba a ir en un par de días para pasar la primera mitad de agosto en el
lugar—. Voy a estar solo en el piso.
—Puedes quedar con HoSeok o con Los
Tequilas —le respondió YoonGi, sin inmutarse lo más mínimo ante su comentario—.
Incluso podrías ir a casa de tu familia a hacerles una pequeña visita.
—No. Me quedaré aquí, aislado del
mundo y sufriendo en silencio el calor —replicó JiMin—. Lo mismo cuando vuelvas
te encontrarás un charquito de mí con mis ojos mirándote acusadoramente.
—En realidad tardarías mucho en ser
un charquito de agua, más que nada porque si eso pasara te irías evaporando…
pero si eso pasara, tus ojos serían lo primero en irse, así que no podrías
mirarme de ninguna forma —contestó el chico, esbozando una sonrisa algo cínica.
—Te odio —declaró JiMin.
—En realidad me amas y todos lo
sabemos —YoonGi le lanzó un beso y JiMin se hizo el indignado—. Anda, prepara
la maleta. Me aburriré mucho si voy yo solo a la playa.
—Te amo —el chico se levantó del
suelo y caminó hasta su compañero de piso para darle un gran abrazo que el otro
correspondió algo incómodo.
—Sí, sí, eso ya lo sabía —le dijo
cuando se separaron.
—No te arrepentirás de llevarme
—comentó JiMin con una sonrisa de oreja a oreja.
—Eso espero.
YoonGi le dedicó una pequeña sonrisa
y luego se fue del salón para seguir terminando de arreglar sus cosas,
probablemente. JiMin también debería haberse puesto a hacer la maleta, pero
aprovechó que se había quedado solo para tomar su teléfono móvil y abrir un
chat con TaeHyung.
Vacaciones
en la playa de gratis conseguidas
Soy
maravilloso
TaeHyung: Sí que lo
eres
No creía que lo
conseguirías
Ya solo faltaban
dos días
Nunca
dudes de mi talento a la hora de embaucar
Taehyung: Jamás
dudaré de él
A partir de ahora,
digo
¿Dónde vamos a
quedar?
Tenéis
que venir a recogernos para que YoonGi no sospeche
TaeHyung: Perfecto
Voy
a ir avisando a los demás
TaeHyung: Yo le
diré a NamJoon que llene todo el depósito de su furgoneta
Genial
Nos vemos pasado mañana
JiMin cerró el chat con el chico y
bloqueó su teléfono móvil antes de tumbarse de nuevo frente al ventilador para
paliar el asfixiante calor que había comenzado a hacer de repente en la
habitación. En aquel momento, JiMin no se cuestionó por qué sus mejillas habían
comenzado a arder, ni por qué la velocidad entre latidos de su corazón había
aumentado, no se lo cuestionó porque pensó que se debía a la adrenalina de
organizar aquella escapada a espaldas de YoonGi… quizás sí que debió haberlo
hecho.
pop
Cerca de tres horas después de
haberse montado en la furgoneta, TaeHyung sintió la imperiosa necesidad de
estirar las piernas y removerse un poco en su asiento, en el que había sido
aprisionado entre JungKook y JiMin. En realidad, después de todo ese tiempo, los
siete chicos que estaban sentados en el vehículo necesitaban estirar las
piernas para poder volver a sentirlas de nuevo.
El chico suspiró… y aquello fue lo
peor que podría haber hecho, porque YoonGi, que se encontraba justo delante de
él, lo escuchó y se giró para gritarle con toda la mala hostia que parecía
haber en su cuerpecito.
—¿¡ESTÁS CANSADO!?
¿¡QUIERES SALIR DE AQUÍ YA!? ¡PUES NO HABER VENIDO, ASÍ ESTARÍAMOS TODOS MÁS
CÓMODOS!
—YoonGi… —comenzó JiMin a su lado,
intentando calmarlo, pero una mirada suya bastó para callarlo.
—¿A quién se le ocurrió la bendita
idea de que os acoplarais todos a mis pacíficas vacaciones en la playa? ¿Eh? ¿A
quién?
El chico parecía muy enfadado, de
hecho, había estado de morros desde que los había visto a todos esperándolo
dentro de la furgoneta al salir de su portal. TaeHyung creía que solo se había
molestado un poco, pero en realidad estaba bastante cabreado por aquello, solo
que aún no había podido demostrarlo.
—¡Ya hemos llegado! —anunció NamJoon
aparcando… y un segundo después el coche ya se había quedado completamente
vacío, para que la ira de YoonGi explotara en un lugar en el que no hiciera
demasiado daño.
Horas más tarde, cuando la tormenta
se había calmado y el dueño de la casa ya se había resignado a tenerlos a todos
allí metidos al menos unos días, decidieron que lo mejor que podían hacer era
aprovechar para jugar un poco en el agua y refrescarse, que para eso se habían
hecho aquel viaje tan largo por carretera hasta llegar a aquel lugar. Por ese
motivo, se pasaron toda la tarde en el mar y las pelotas de playa, las palas y
los juegos y competiciones absurdas no faltaron, tampoco dejaron de escucharse
sus gritos y sus risas por encima del gentío que poblaba el lugar y que también
habían ido a pasárselo bien.
Al caer la noche, la mayoría de las
personas que habían estado en la playa desde la mañana ya se habían ido y los
chicos aprovecharon que la casa de YoonGi se encontraba en primera línea de
playa para cargar entre JiMin y NamJoon la parrilla portátil y preparar una
barbacoa con la carne que habían comprado cuando llegaron en una tienda
cercana. Hacía un poco de viento y la arena era algo molesta, pero en aquel
lugar se estaba demasiado bien y todos disfrutaron de la comida sin hacer
ningún comentario porque tenían tanta hambre que solo se dedicaron a llenar sus
estómagos hasta acabar todos con el abdomen hinchado.
—Me lo he pasado de
maravilla —comentó TaeHyung, sin poder estarse callado ni un segundo más,
rompiendo el agradable silencio de la noche, en el que solo se podía escuchar
las olas rompiendo contra la arena—. Mañana más, pero no mejor, porque es
imposible.
Todos rieron ante su comentario y
HoSeok, que era el que estaba más cerca de él, le dio un manotazo mientras se
reía.
—Bueno, todavía queda noche que
podemos aprovechar —dijo Jin—. ¿Qué tal unas rondas de “Yo nunca”?
—¿Por qué no? —contestó JiMin.
—Voy a por las cervezas —anunció
YoonGi justo antes de salir corriendo hacia la casa.
La mayor parte de la noche se pasó
entre confesiones extrañas, manos levantadas, risas y mucho alcohol. Todos se
conocieron un poco más después de eso y, en aquel momento, TaeHyung se dio
cuenta de que tenía muchas más cosas en común con JiMin de lo que había pensado
en un primer momento. Serían muy buenos amigos si seguían por aquel camino. Solo pensaron que quizás era hora de irse cuando el
agua comenzó a mojarlos porque la marea estaba subiendo. En ese momento,
cargaron con todas las cosas que habían usado aquella noche y se dirigieron a
la casa.
TaeHyung no recordaba cuál era su
habitación ni donde había dejado su ropa, así que, simplemente se dejó guiar
por JiMin, que lo cogió de la mano y lo llevó escaleras arriba a una
habitación, donde ambos se tumbaron en la primera cama que vieron para dormir
la mona.
pop
—¡JiMin babo! —le
gritó TaeHyung y él ya se giró por costumbre para ver qué cojones quería.
Solo llevaban en la casa de YoonGi
un par de días, pero el chico ya lo había apodado así porque había metido la
pata un par de veces y JiMin se había resignado a que ya no iba a cambiar la
cosa, así que simplemente contestaba cuando lo llamaba de aquella forma y por
dentro pensaba en alguna forma bonita de vengarse de él.
—¿Qué es lo que
quieres? —cuestionó.
—Ven.
TaeHyung lo llamó con la mano y
JiMin se levantó de su propia toalla para ir hacia donde se encontraba el otro
chico, debajo de una de las sombrillas y sobre la tumbona más cómoda de todas.
—¿Necesita algo, mi señor?
—preguntó, haciendo una profunda reverencia hacia el otro como si realmente
fuera su amo porque en los últimos tiempos se había convertido en una especie
de “chico para todo” en relación a TaeHyung… aunque no sabía exactamente cuándo
le había dejado de importar su dignidad para acabar de aquella forma.
—Necesito que me des cremita por la
espalda —le respondió—. Que yo no puedo y tengo una piel demasiado perfecta
como para quemarme.
—Idiota —susurró JiMin, pero cogió
el bote de crema y se echó abundantemente en su mano, antes de estamparla con
la espalda del menor.
TaeHyung se quejó un poco porque la
crema estaba fría y porque JiMin la estaba aplicando de una forma bastante
brusca, pero al minuto dejó de hablar de golpe y se puso a tontear con el móvil
cómo si aquello fuera lo más importante del mundo. JiMin bufó un poco y siguió
echándole el protector solar, sin poder evitar mirar por encima del hombro las
páginas que el otro visitaba. Pasó por Twitter y por Facebook, luego le echó un
ojo a un par de periódicos deportivos leyendo por encima algunas de las
noticias y, por último, entró a un foro que a JiMin le era demasiado conocido.
Casi se atragantó cuando vio el nombre de usuario del chico y pensó que había
leído mal, pero al releerlo, se dio cuenta de que no.
Sin terminar de extenderle bien la
crema por la espalda, JiMin se levantó y dio por acabada aquella sesión antes
de volver a su toalla y coger su propio móvil. Entró en el foro que visitaba
asiduamente y vio que la persona con la que había quedado hacía unas semanas
estaba conectada. Intentando asegurarse del todo de que aquello era real y no
simplemente un espejismo provocado por el intenso calor, JiMin esbozó un corto
mensaje y se lo mandó a V. Un par de segundos después, TaeHyung le sonreía al
móvil y comenzaba a escribir. La respuesta no tardó en aparecer en su pantalla y JiMin no tuvo ninguna duda.
TaeHyung era V y lo había dejado
plantado cuando habían quedado hacía unas semanas. Lo había dejado plantado
cuando JiMin se había ilusionado muchísimo por poder conocer a la persona que
había hecho a su corazón latir después de tantísimo tiempo. No lo podía creer
del todo, pero la prueba estaba en su teléfono móvil, así que no tenía por qué
dudar.
En ese momento, en su pecho y en su
mente aparecieron dos sentimientos completamente contradictorios. Uno de ellos
le decía que solo podía intentar enamorar a TaeHyung tal y cómo él se había
enamorado hacía tanto tiempo de él mismo pero en línea; mientras que el otro le
decía que, ahora que lo conocía y se llevaban tan bien, tenía oportunidad de
vengarse por haberlo dejado plantado y por tratarlo como idiota —que
aunque fuera dicho con un mínimo cariño, no era algo agradable de escuchar—.
JiMin no sabía qué hacer… pero por
el momento, lo que le estaba diciendo su cerebro era lo que le estaba pesando
más a la hora de tomar su decisión.
pop
La vuelta a la calurosa ciudad de
Seúl había sido hacía unos días y TaeHyung sentía que el calor le pesaba mucho
dentro de su casa, sin poder salir con nadie a refrescarse a cualquier parte.
NamJoon no paraba de trabajar y hacía turnos dobles y triples a veces en la
gasolinera en la que trabajaba para poder terminar de pagarse los estudios y
Jin se había ido con sus padres a algún lugar extraño del sudeste asiático. El
chico había pensado que no tenía a nadie en el mundo que lo quisiera cuando le
preguntó a HoSeok si quería dar una vuelta con él y este también le había dicho
que estaba ocupado y, sobre todo, se había sentido muy solo cuando ni siquiera
su idiota le había prestado atención.
JiMin.
JiMin llevaba unos pocos de días muy raro con él. No sabía qué
era lo que había podido ser exactamente, porque no entendía qué cosa mala podía
haberle hecho él, pero el chico ya no le hablaba como antes y durante la
estancia en la playa, incluso, lo había estado evitando al máximo. En el
momento le había preguntado qué era lo que le sucedía y este le había
contestado con una sonrisa que no le pasaba absolutamente nada, pero había
seguido evitándolo hasta el día de hoy.
En cualquier otro tiempo y con
cualquier otra persona, TaeHyung lo habría dejado pasar porque tampoco era nada
importante, pero JiMin se había hecho un huequito entre sus nuevas amistades y
muy pronto se había convertido en un amigo imprescindible en su vida. ¿Con
quién iba a molestar ahora a los demás cuando dormían? ¿Con quién iba a pasar
las noches en blanco diciendo gilipolleces y bebiendo? Y sobre todo, ¿con quién
iba a pasar sus días ahora que se le había acabado el contrato y no tenía nada
qué hacer con su vida hasta que lo llamaran de otro trabajo?
En realidad lo echaba de menos, aunque lo conociera desde
hacía un poco más de un mes… pero era como si ya no fuera lo mismo, como si
JiMin le hubiera cambiado los esquemas y como si sin su presencia a su
alrededor, TaeHyung ya no sintiera lo mismo que antes hacia todo.
Sin pensarlo demasiado, el chico
tomó su teléfono móvil y le dejó un mensaje corto a JiMin pidiéndole quedar
urgentemente. Quizás si lo pedía de esa forma el chico le hiciera caso. Después
de enviar el mensaje se quedó varios minutos mirando la pantalla de su móvil
hasta que vio cómo JiMin se conectaba. Los segundos que tardó el otro chico en
escribir su respuesta, el corazón de TaeHyung se saltó un latido y luego
comenzó a latir mucho más fuerte. Finalmente, la sonrisa que estaba a medio
camino en su rostro se deshizo rápidamente al ver la respuesta de JiMin.
TaeHyung creyó que aquella escueta
respuesta negativa era lo que le había dolido más desde que se hizo un esguince
en el tobillo años atrás mientras estaba jugando con sus amigos.
pop
HoSeok:
¿Quedamos este sábado?
Jin:
¿Por la noche? ¿En el pub de tu cuñado?
HoSeok:
No, no. Prefiero que sea por la tarde
A
tomar algo a una cafetería y a charlar un poco
YoonGi:
No pienso irme como una niña de quince años a tomar té y pastas
Eso
es una mariconada.
HoSeok:
Lo siguiente que iba a decir es que después nos fuéramos a un salón de juegos.
YoonGi:
Ahhhhhhhh
Entonces
sí. A eso sí que me apunto.
Kookkie:
Por mí perfecto. Llevo siglos sin salir
Tú a estudiar
Pero yo me apunto
Kookkie:
Hyung hipócrita
NamJoon:
Si me decís el día exacto puedo cambiar el turno
¿Este sábado estaría bien?
¿Podéis todos?
Jin:
Yo estoy libre
YoonGi:
Yo también
HoSeok:
Yo ya he vuelto
Así
que, sí
Kookkie:
Yo voy sí o sí, hyung
Entonces decidido
Este sábado
TaeHyung:
Ahora mismo me siento muy indignado
Os
digo yo de quedar y ninguno puede
Pero
lo dice HoSeok y todos podéis de repente
HoSeok:
Me hago querer
Tú
te haces odiar
TaeHyung:
Pues más me vais a odiar este sábado
Porque
pienso ir
El sábado llegó más pronto de lo que
JiMin se esperaba y cuando se dio cuenta, ya estaba saliendo de casa para ir al
encuentro de sus amigos; pero sobre todo, lo que le inquietaba era que, después
de casi un mes, iba a volver a ver a TaeHyung, con todo lo que aquello
significaba.
Había estado utilizando el tiempo
que había pasado alejado del chico para pensar un poco sobre sí mismo y sobre
lo que le pasaba por la cabeza cuando pensaba en TaeHyung. Desde antes de saber
quién era el chico, desde antes de saber si realmente V existía, JiMin se había
sentido muy atraído hacia esa persona que se encontraba detrás de otro
ordenador, y ahora que le ponía cara y que sabía cómo realmente era, todo había
estallado en su interior.
JiMin estaba estúpidamente enamorado
de una persona que no debía corresponder sus sentimientos… de nuevo.
Pero bueno, aquel día tampoco iba a
ir tan mal, podía escapar del chico con sus demás amigos y no tener que estar
junto a él más de lo necesario. Sin embargo, nada le salí como él esperaba, de
hecho, todo le salió de una forma completamente diferente a la que se esperaba.
Al llegar a la puerta del local de
juegos en Hongdae, JiMin sacó su teléfono móvil para poder abrir las últimas
notificaciones que le habían llegado, quedándose de piedra al descubrir que
cinco de sus amigos no podían acudir a la cita y que el único que seguía
acudiendo era TaeHyung. JiMin quiso salir huyendo de allí rápidamente y mandar
otro mensaje diciendo que a él también le había surgido algo importante, pero
no pudo escapar porque escuchó una voz muy conocida a sus espaldas, llamándolo.
No tenía ninguna escapatoria… y sabía que si se pasaba toda la tarde a solas
con él, iba a explotar algo en su interior que no sabía si podría contener o
no. Pero no tenía otra opción, así que se giró hacia él para saludarlo.
—Nos han dejado
tirados, estos inútiles —fue lo primero que le dijo el chico al llegar—, pero
bueno, me alegra que al menos tú hayas venido.
TaeHyung le dedicó una sonrisa que
hizo que su corazón comenzara a latir rápidamente y le devolvió una entre
tímida y medio angustiada, rezando porque no se diera cuenta.
—Bueno, para
divertirnos podemos ser solo nosotros dos —declaró, pasándole el brazo por los
hombros a JiMin y atrayéndolo hacia su cuerpo, haciendo que su cercanía lo
pusiera un poco más nervioso de lo que ya estaba—. Vamos allá.
—Vamos allá.
La tarde se le pasó muy lenta a
JiMin entre abrazos y choques de manos cuando TaeHyung ganaba y entre golpes
suaves cuando perdía. Al principio pudo mantener bastante bien el tipo, pero a
medida que fueron avanzando las horas, todo se hizo mucho más difícil porque el
chico no paró ni un solo segundo de tocarlo y las manos de dedos finos de
TaeHyung sobre su cuerpo lo ponían sumamente nervioso. Quizás no era momento,
ni lugar, pero JiMin comenzó a intentar distanciarse un poco del otro chico,
causando que éste se diera cuenta de que algo malo sucedía y que no parara de
preguntarle una y otra vez qué era lo que le pasaba con él, hasta que harto,
JiMin saltó.
—¿Qué me pasa? —cuestionó—. Bueno,
es muy cruel por tu parte preguntarme qué es lo que me pasa cuando deberías de
saberlo.
—De verdad, no sé qué es lo que
puedo haber hecho para que estés así —respondió el chico—. ¿Es porque te llamo
JiMin babo? ¿Eso te molesta? Si te molesta puedo dejar de hacerlo.
—No. No es por eso —respondió—. No
me enfado por tonterías.
—¿Entonces qué ha sido?
—Me dejaste plantado. Estuve
esperándote cerca de tres horas y encima comenzó a llover y me calé hasta los
huesos —contestó—. Quizás para ti eso sea una tontería, pero para mí, que tenía
muchas ilusiones puestas en conocerte porque eras la primera persona que me
atraía en mucho tiempo, ha sido un golpe muy duro —TaeHyung puso cara de no
saber a lo que se estaba refiriendo el chico y JiMin tuvo que puntualizar un
poco para que su cerebro relacionara términos—. Gracias por dejarme plantado,
V, para luego intentar ganarte mi confianza y mi corazón sin pensar en cómo me
sentía yo.
Y tras soltar aquel discurso,
mientras todas las demás personas que estaban en el local los miraban, JiMin
dio por terminada la conversación y salió de allí lo más rápido que pudo, sin
mirar atrás.
pop
TaeHyung llegó a casa cuando la hora
de la cena ya se había pasado por bastante y se tumbó en su cama sin siquiera
darles las buenas noches a sus padres. No tenía cabeza para nada, para nada más
que no fuera lo que le había dicho JiMin. Sus palabras lo habían dejado
sumamente confuso y, a pesar de haber estado reflexionando sobre ellas durante
toda la tarde y la mayor parte de la noche, no había sacado mucho en claro.
Había entendido que el chico estaba
molesto porque lo había dejado plantado, pero él no lo había dejado plantado en
ningún momento. De hecho, estaba deseando verlo para poder volver a ser amigos
y estar como antes, así que no sabía exactamente a qué momento se refería.
Además, aquel verano había sido muy seco y llevaba sin llover desde hacía más
de un mes, cuando terminaron las clases. Así que, no tenía ni puta idea de a
qué se refería el chico.
TaeHyung dio una vuelta en su cama y
se quedó mirando al techo, dándole vueltas una y otra vez a lo que había
escuchado, rememorando las palabras e intentando encontrar algo que le diera
una pista de qué había hecho mal cuando se quedó paralizado. JiMin lo había
llamado V. Ninguno de sus amigos sabía que ese era su nombre cuando vagaba por
internet. Solo había una persona con la que había quedado bajo ese nombre.
—JiMin es Baby J
—concluyó y sus palabras cayeron pesadas como un saco de piedras sobre sus
hombros—. Mierda.
Cuando había dejado de ir a su cita
con el chico desconocido, jamás había pensado que luego iba a encontrarse con
él por casualidad y, sobre todo, jamás se le había pasado por la cabeza que ese
chico fuera a convertirse en alguien imprescindible en su vida. La había cagado
y mucho. Y ni siquiera se había dado cuenta de cuánto la había cagado hasta que
JiMin había estallado y le había soltado todo aquello.
Tenía que disculparse y arreglar las
cosas con él, pero el chico tenía el móvil apagado, lo había intentado llamar
cuando se había ido y le había saltado el contestador, así que no le quedaba
más opción que ir a su casa a disculparse… aunque no supiera donde se
encontraba ésta.
En ese momento, se le ocurrió que
podía preguntarle a alguno de sus amigos, así que abrió una conversación con
HoSeok y le preguntó por ello. Al obtener su respuesta, le faltó tiempo para
salir corriendo, sin caer en la cuenta de que eran más de las once de la noche
y que, probablemente, JiMin lo mandaría a la mierda.
pop
JiMin se encontraba tumbado en el
sofá, mirando a la nada desde que había llegado a su casa hacía muchas horas. YoonGi
había intentado preguntarle varias veces qué era lo que le había pasado para
estar de aquella forma, pero el chico le había bufado como si de un gato se
tratara para que se alejara de él y lo dejara tranquilo. Su compañero de piso
finalmente lo había dejado en paz después de gritarle un poco y se había
encerrado en su habitación con un portazo. JiMin agradeció el silencio unos
momentos, pero más tarde se dio cuenta de que prefería que hubiera alguien con
él, hablándole, antes de tener que seguir dándole vueltas a lo que acababa de
ocurrir.
Cerca de las doce de la noche, se
dio cuenta de que no había cenado y de que, de hecho, no se había movido de la
posición en la que había caído cuando había llegado y pensó que por muy mala
que fuera la situación, al menos tenía que volver a ser persona. Así que se
incorporó del sofá y se levantó para ir a la cocina a prepararse algún
sándwich… pero no llegó muy lejos, ya que el timbre de la puerta sonó justo
cuando pasaba junto a ésta. JiMin se acercó y miró por la mirilla,
encontrándose al hacerlo a TaeHyung despeinado y respirando entrecortadamente,
como si se hubiera recorrido media ciudad para llegar hasta allí… cosa que
probablemente había hecho a las horas que eran.
Estuvo tentado a no abrir la puerta,
pero TaeHyung no era alguien que hiciera las cosas por nada y si había ido
hasta allí era porque había algo que tenía que decirle. JiMin inspiró hondo y sintió
cómo su corazón comenzó a latir rápidamente de expectación por lo que el chico
hubiera ido allí mientras abría lentamente la puerta y dejaba que la luz del
pasillo iluminara el interior de su piso. Al hacerlo, lo recibió un TaeHyung
cabizbajo y encorvado, de una forma que JiMin no había visto nunca antes en él.
—¿Qué haces aquí?
—le preguntó, carraspeando porque la voz se le había quedado atascada en la
garganta.
—Yo… —el chico alzó la cabeza y lo
miró a los ojos—. Pues… he venido —respondió, sin aclarar absolutamente nada.
—¿Para qué? —cuestionó JiMin.
—Para pedirte
perdón… —contestó. TaeHyung volvió a agachar su
cabeza. Parecía bastante indeciso sobre si decir algo más o sobre si dejarlo
simplemente ahí, pero tras unos segundos volvió a hablar sin que JiMin tuviera
que decir nada—. Lo siento por dejarte
plantado cuando quedamos… me dio miedo en el último momento lo que podía
encontrarme al llegar…
—Eso puedo
comprenderlo —murmuró JiMin—, yo también estaba asustado, pero podías habérmelo
dicho, podrías haberme mandado un mensaje…
—Lo sé, lo siento mucho por eso
también.
JiMin vio cómo jugueteaba con sus
dedos, mirándolos como si fueran la cosa más interesante del mundo. Se veía
bastante arrepentido por todo aquello y eso hizo que el leve enfado que tenía
—aunque en realidad estaba mucho más frustrado que enfadado— se esfumara, así
que le dedicó una pequeña sonrisa que el otro no vio por tener la cabeza
agachada.
—Te perdono —contestó JiMin y, por
fin, TaeHyung alzó su cabeza para no volver a agacharla.
—También lo siento por no darme
cuenta de que tú eras Baby J —continuó—. No sé cómo tú lo descubriste, pero lo
siento por no saberlo… y también te juro que jamás te volveré a llamar “JiMin
babo”.
—Acepto tus disculpas —sonrió JiMin.
—¿No te volverás a enfadar más
conmigo? —cuestionó TaeHyung.
—Bueno… eso depende de lo que hagas
a partir de ahora.
Una sonrisa se extendió por el
rostro de TaeHyung y luego se lanzó a sus brazos sin que JiMin lo esperara, así
que se tambaleó un poco, pero pudo sujetarlos a ambos para no caer al suelo.
Notó la sonrisa del chico contra su pecho y sonrió a su vez. TaeHyung no había
hablado de las últimas palabras que le había dicho cuando se separaron hacía
unas horas y JiMin no sabía si sentirse aliviado porque no lo había mentado o
algo triste por ello. Pero bueno, al menos había hecho que el chico se
preocupara por él y quisiera recuperar al menos su incipiente amistad.
—También quería pedirte perdón por
otra cosa —TaeHyung se separó de él y lo miró a los ojos—. Te pido perdón por
ser tan increíblemente sexy que he hecho que te enamoraras de mí sin
pretenderlo realmente… pero ya que estamos de esta forma, me viene bien que yo
te guste… porque tú a mí también me empiezas a gustar.
El corazón de JiMin se saltó un
latido mientras veía cómo TaeHyung le sonreía pícaramente y se acercaba
lentamente a su rostro, justo después, cuando comenzó a notar la respiración
del chico, su corazón se puso a latir con gran velocidad y lo único coherente
que pudo hacer fue girarle la cara y que el beso que pretendía darle en los
labios acabara dándoselo en la mejilla, dejándolos a los dos estupefactos.
—Hey —se quejó TaeHyung, aunque no
parecía molesto del todo—. Me has hecho la cobra.
—Tengo vecinos —respondió,
intentando camuflar su nerviosismo con aquella excusa barata—. Tampoco es
cuestión de que se enteren de mi vida de esta forma.
—Está bien, está bien —sonrió el
chico—. Me voy a mi casa por hoy, mañana será otro día —se dio la vuelta para
marcharse pero JiMin lo retuvo, sujetándolo por la muñeca.
—Es tarde —dijo él—. Mejor quédate
aquí.
JiMin comenzó a tirar de él hasta
que hizo que entrara en su casa y luego cerró la puerta lentamente para que
nadie más fuera testigo de lo que hablaran o hicieran, para que nadie más que
ellos pudiera ver el inicio de una tambaleante relación —aunque claro, no
habían pensado que YoonGi también estaba allí y que era fácilmente
impresionable… la siguiente vez lo tendrían más en cuenta—.
Notas finales:
—Cuando hablan por
mensajes, los nombres que hay son los que les tienen puestos JiMin y TaeHyung a
cada uno de sus amigos y la columna que se queda a la izquierda son las
intervenciones de la persona que en ese momento protagonice la escena.
—Les doy las
gracias a mis queridos G-Grejo y a mi pequeña Rennie por ayudarme al principio
de esto cuando no tenía ni puta idea de qué iba a hacer con mi vida. Gracias,
bichis, os debo el no haberme vuelto loca de remate.
—También quiero
dejar la lista de reproducción con las canciones que me he pasado escuchando
este mes mientras escribía para que podáis sentir qué era lo que yo sentía
mientras se me iba la pinza aporreando las letras del teclado de mi portátil: (here).
No hay comentarios:
Publicar un comentario