Segunda Parte
Verano
de 1928, Inje-gun, Gwangwon-do, Daehan Jeguk
Desde el día en el que los chicos
del pueblo le habían pegado, JiMin retomó su costumbre de ir al bosque de vez
en cuando al encuentro del lobo. En una zona muy profunda de su cerebro, seguía
teniendo miedo, pero el animal nunca le había dado muestras de querer hacerle
daño o atacarlo y el humano que de vez en cuando aparecía, tampoco. El chico
todavía seguía estando reticente a acercarse cuando la criatura aparecía ante
él en su forma humana y se comunicaba con su voz grave, pero cada día que
pasaba, se iba acostumbrando más a él y se iba sintiendo mucho mejor a su lado.
Habían conversado en los meses en
los que el invierno daba paso a la primavera y la primavera daba paso el
verano. Había pasado mucho tiempo desde la primera vez que el chico se encontró
con el lobo, pero parecía que había sido solamente un suspiro. Las horas junto
a él se le pasaban volando y JiMin, la mayoría de las veces no quería regresar
al mundo real, donde todo seguía igual para él, donde nada era emocionante,
donde dejaba una parte de su ser en el bosque.
Ese día era igual a los demás, JiMin
se había despertado temprano para poder asistir a sus clases y después había
evitado al máximo a sus compañeros. De todas formas, solo le quedaba ese año
para terminar sus estudios y estaba más que seguro de que sus padres no lo iban
a enviar a la capital a que siguiera formándose, porque con los básicos
conocimientos que había adquirido en los anteriores años ya era suficiente para
él. JiMin se quedaría en el pueblo y se haría cargo de los asuntos de su
familia, a falta de otro hermano o hermana que pudiera ayudarlo, le
encontrarían alguna chica con la que casarse y formar una familia y su vida
seguiría igual de monótona que siempre. A veces, el chico pensaba en ello y
sentía cómo su corazón se oprimía porque él realmente no quería nada de
aquello, pero tampoco podía hacer otra cosa para evitarlo, solo podía intentar
evadirlo un poco, pero eso solo retrasaba las cosas, no las solucionaba.
Por el camino a casa, JiMin se
sintió atraído hacia el bosque, pero desistió de la idea de internarse en él
aquel día. Había ido varios días seguidos al lugar en el que se encontraba con
el hombre lobo y tampoco quería hacerse dependiente de él para todo, a pesar de
que realmente lo era sin darse apenas cuenta de ello. Al llegar a la vivienda
familiar, Inu salió a su encuentro y JiMin decidió quedarse con el animal
durante un buen rato jugando. Ya hacía calor, así que, no le molestaba tener
que estar fuera junto a él, corriendo de un lado a otro. Jugar con el perro
siempre lo había despejado y lo había hecho feliz, aunque en los últimos
tiempos, solo parecía ser realmente feliz cuando se encontraba con el lobo. El
chico obvió aquel último pensamiento y se dedicó a pasarlo bien sin necesidad
de pensar en absolutamente nada y descansar su mente.
No habían pasado más que unos
minutos cuando escuchó gritos en el interior de su casa y un fuerte golpe de
algo contundente caer al suelo. JiMin cerró sus ojos durante unos segundos e
inspiró hondo, aquello no podía seguir así, pero él tampoco sabía qué era lo
que podía hacer para solucionar la situación. Cuando era más pequeño, había
comentado los sucesos en el pueblo, a sus profesores, pero estos simplemente le
habían dicho que no se preocupara, que no era nada grave y que no le echara
cuentas, que simplemente intentara no estar presente en esos momentos y eso es
lo que él había estado haciendo durante todos aquellos años. Sin embargo, sabía
que algo más tenía que poder hacer. Al abrir los ojos, JiMin se encontró con la
puerta de la casa siendo abierta por una mano grande que reconoció
inmediatamente como la de su padre y un escalofrío le sacudió todo el cuerpo
cuando los ojos oscuros de su progenitor se clavaron en los suyos.
Aquella vez no le dio tiempo a poner
pies en polvorosa, su padre lo alcanzó antes de que diera siquiera un paso y
todo comenzó. Ni siquiera pudo alzar una mano para defenderse, ni siquiera pudo
hacer nada para que los golpes dejaran de impactar uno tras otro contra su
cuerpo, dejándolo sin respiración. Cuando todo terminó, JiMin no se sentía
ninguna parte de su ser, solo notaba cómo las lágrimas le recorrían las
mejillas y hacían que las heridas de su rostro le escocieran, así que, ni
siquiera supo cómo se levantó del suelo y comenzó a tambalearse hasta el
bosque, dejándolo todo atrás.
늑대남자
NamJoon aún no había llegado al
lugar en el que siempre se encontraba con el chico, del que ahora ya sabía que
se llamaba JiMin, cuando su nariz captó algo que no le gustó nada. Era el aroma
de su humano, pero estaba mezclado con un toque ferroso que el lobo identificó
perfectamente como sangre, así que no tardó ni un segundo en acelerar su paso
para llegar lo más rápido posible a su encuentro y poder ver cuál era su
estado. NamJoon sabía que tenía muchos problemas en el pueblo, con sus padres y
con los chicos de su edad también, y parecía no encajar en ningún lugar,
también sabía que algunas veces se llevaba golpes por parte de todos ellos. Lo
sabía y lo odiaba. Si JiMin no le hubiera dicho en contadas ocasiones que ni se
le ocurriera aparecerse por el lugar en el que vivía, él ya lo habría hecho y
habría acabado con todo aquello que lo hacía sufrir.
En
apenas un par de minutos llegó al lugar en el que se encontraba el humano,
tumbado sobre el suelo y con las partes del cuerpo que se veían llenas de
golpes que comenzaban a notarse en su fina y blanca piel. Le recordó al primer
día que lo había visto, solo que, en aquel momento, no se encontraba en tal mal
estado como lo estaba ahora. NamJoon no perdió ni un segundo en acercarse y
comenzar a rozar su rostro con su hocico, haciéndole ver que ya estaba allí con
él y que no tenía nada que temer. El muchacho reaccionó levemente, alzando un
poco su cabeza y mirándolo con sus llorosos ojos, haciendo que algo se
removiera en el interior del lobo. No podía dejarlo allí, no podía dejar que
los de su misma especie siguieran haciéndole daño, JiMin tenía que irse de allí
con él, debía alejarse de todo aquello y vivir junto a él, donde todo aquello
no lo acosara y donde pudiera ser feliz. Ya le había comentado en algunas ocasiones
qué era lo que representaba para él, ya le había contado que lo había elegido
como su pareja y, aunque el chico no le había dado ninguna respuesta, podía
sentir que en lo más profundo de su ser, también lo necesitaba.
NamJoon
cambió. No le gustaba tanto aquella forma, pero debía hacerlo si quería hablar
con él, si quería convencerlo. Por eso, dejó que su otra mitad emergiera
repentinamente entre un pequeño estallido de luz blanquecina, para poder
hacerlo.
—JiMin
—susurró y llevó sus brazos desnudos hacia su cuerpo para levantarlo del
suelo—. Necesitas salir de aquí, alejarte.
—No...
—murmuró el chico, tal y como ya había hecho miles de veces, aun así, dejó que
NamJoon lo sujetara y lo levantara del suelo, abrazándose a su cuerpo en el
proceso y quedándose así. NamJoon no pudo evitar suspirar ante su cabezonería.
—Vas
a seguir sufriendo si sigues de esta forma —razonó.
—¿Y
qué sugieres que haga? —le contestó él.
—Escucharme.
El
chico se separó de él unos centímetros, intentando alejarse de su cuerpo, pero
sus piernas no sostenían su peso, así que NamJoon tuvo que sujetarlo de nuevo,
cerca de su pecho. Era tan pequeño, tan vulnerable, tan inocente. Daba igual el
lugar al que fuera, JiMin no sobreviviría si no se encontrara él a su lado para
protegerlo de todo mal y él no iba a dejar que se quedara en ese lugar sin
antes hacerlo seguro, lo cual supondría hacer algo inhumano que no le gustaría.
La respuesta más fácil para todos era la que siempre le había dado, la que
siempre le había propuesto, aquella que no quería tomar de ninguna forma.
—Si
vienes conmigo —continuó—. Si vienes al lugar del que vengo, nadie más podrá
hacerte daño. Por favor, hazme caso.
—No
puedo... —murmuró. Sus ojos seguían derramando lágrimas que ahora sentía
NamJoon contra su pecho—. No puedo dejar mi hogar, todos se preocuparían.
—No
hay demasiadas personas que te aprecien en este lugar si nadie se preocupa por
ti cuando los golpes aparecen en tu cuerpo —le replicó, haciéndole ver algo de
lo que no se había dado cuenta, porque sus manos se aferraron un poco más
fuerte a su cuerpo tras escuchar aquellas palabras—. JiMin... sabes que si
vienes conmigo estarás protegido de cualquier mal.
El
chico alzó su cabeza y sus ojos se encontraron durante unos segundos. Los tenía
hinchados y rojos, además de brillantes por las lágrimas, y en ellos se podía
ver perfectamente la indecisión reflejada. NamJoon sabía que era una decisión
muy difícil de tomar, debía dejar atrás todo lo que conocía y embarcarse con él
en una aventura que no sabía dónde le llevaría y que no podía siquiera
entender. Para el lobo era algo fácil, solo tenía unas pocas opciones y solo en
una de ellas podría ser feliz.
—Llévame
contigo... —murmuró, haciendo que una gran sonrisa se instalara en el rostro de
NamJoon—. Pero hazlo antes de que me arrepienta.
—No
te arrepentirás —prometió—. No lo harás.
늑대남자
JiMin
sentía el fresco viento de la noche contra su rostro mientras se aferraba al
suave y cálido pelaje del lobo sobre el cuál se encontraba mientras éste
recorría el bosque. Aun no estaba del todo convencido de lo que estaba
haciendo, ni siquiera estaba seguro de que no se hubiera dado tal golpe en la
cabeza que aquel mismo instante estuviera muerto o soñando. Se sentía mal por
abandonar todo aquello que había conocido durante toda su vida, por abandonar a
su madre y a Inu, por huir sin haberse enfrentado a nada, pero también sabía
que jamás habría tenido el valor para enfrentarse a ello.
El
chico miró atrás una vez más, observando cómo se alejaba de cualquier lugar
conocido y se adentraba en lo desconocido y tragó saliva. Muchas personas de su
pueblo se habían adentrado en el bosque a lo largo de los siglos y no habían
regresado de sus profundidades, así que, probablemente pensarían que se había
perdido y que cualquier animal salvaje lo habría convertido en su cena. JiMin
lo prefería así antes que alguno de ellos lo echaran de menos, porque eso solo
serviría para que quisiera regresar y, muy en el fondo, no quería hacerlo.
El
viaje no duró mucho, ya que el lobo comenzó a disminuir su velocidad de carrera
y el chico sintió que todavía estaban demasiado cerca como para sucumbir a la
tentación, así que, deseó profundamente que aquel no fuera el lugar en el que
se quedaran. En un momento determinado, NamJoon se detuvo y miró a su
alrededor, gruñendo gravemente, ese sonido hizo que JiMin se asustara bastante,
ya que un segundo después, salieron a su encuentro muchos lobos más. No
obstante, ninguno de ellos hizo el amago de acercarse a ellos o quiso hacerles
daño, así que, se relajó un poco y dejó de apretar fuertemente el pelaje del
lobo.
En
ese momento, un joven precioso que no sería mucho más mayor que él, salió de la
espesura vistiendo simplemente unos harapos y se acercó a ellos, tendiéndole la
mano a JiMin para que se bajara del lomo de NamJoon. En un primer instante, el
chico se quiso negar, pero al ver que el lobo no hacía ningún movimiento para
alejarse supuso que sería alguien de confianza. El desconocido le sonrió
cálidamente cuando tomó su mano y lo ayudó a bajar, después le habló.
—No
tengas miedo —dijo con voz dulce—. Aquí nadie va a hacerte daño —le aseguró—, y
yo solo estoy aquí para curarte las heridas, así que, ven conmigo.
JiMin
miró atrás una vez, buscando la aprobación del lobo, pero éste ya no se
encontraba allí, en su lugar estaba el hombre que siempre le inspiraba
sentimientos contradictorios que no sabía cómo calificar. NamJoon se acercó a
él y lo tomó delicadamente por la cintura, antes de comenzar a caminar,
haciendo que él mismo y el otro muchacho lo siguieran.
—No
debes tener miedo —le susurró—. Mi primo SeokJin te cuidará bien hasta que
puedas moverte con comodidad y podamos proseguir nuestro viaje hace el noreste.
El
chico asintió y luego sintió cómo un peso abandonaba su corazón. Se iban a ir
lejos, muy lejos, probablemente a un lugar tan lejano que ningún hombre hubiera
pisado jamás, aunque, a aquellas alturas de la Historia de la Humanidad,
pareciera imposible que quedaran resquicios en los que nadie hubiera estado
antes.
늑대남자
NamJoon
no quiso quedarse demasiado tiempo junto al clan de las Cascadas, ya había
abusado de su hospitalidad durante todo el tiempo que se había estado
hospedando allí, así que no quería ser más molestia para todos ellos. Su primo
y su pareja habían sido muy amables, pero él quería regresar cuanto antes a su
hogar y ver qué era lo que había sucedido en su ausencia. Aún tenía esperanzas
en poder conseguir el liderazgo, ya que si hubiera habido un cambio de líder en
su manada, las noticias habrían llegado hasta donde él se encontraba.
Por
este motivo, NamJoon decidió que en cuanto las heridas de JiMin no fueran una
molestia para este durante el viaje, lo mejor que podían hacer era salir de
allí lo más pronto posible porque de aquella manera se aseguraba de que dos
cosas no sucedieran: la primera, que el clan no fuera tomado en la próxima luna
llena por su rival YoonGi y la segunda, que JiMin no sucumbiera al desasosiego
y quisiera regresar a casa estando tan cerca de su pueblo aún.
NamJoon
se había pasado los últimos días en su forma humana para poder atender mejor a
todas las demandas de JiMin, así que, volver a su otra piel fue algo molesto al
principio, pero una vez se acostumbró a sus nuevos músculos y articulaciones,
se sintió como nunca. En aquel momento, olfateó el aire para encontrar el lugar
en el que estaba su humano y dirigirse allí para poder recogerlo y continuar su
viaje hasta el lugar al que tenían que llegar lo más pronto posible. Lo
encontró junto al característico olor de su primo, así que, fue hacia donde se
encontraban los dos.
Fue
SeokJin el primero en verlo y NamJoon supo que fue porque lo había olido a
algunos metros de distancia. Su primo le dedicó una de sus sonrisas cálidas
cuando se encontraba en su forma humana y luego le indicó a JiMin que él había
llegado. El chico se giró para verlo y también esbozó una leve sonrisa que hizo
que su corazón lobuno latiera de una forma muy rápida, una velocidad que solo
alcanzaba cuando estaba corriendo por el bosque.
—Creo
que es hora de que os vayáis —murmuró SeokJin y luego ayudó a JiMin a montarse
sobre su lomo—. Tened cuidado en el viaje y no te arriesgues demasiado con
YoonGi.
NamJoon
lo miró a los ojos, queriendo decirle que en el viaje tendría mucho cuidado
porque no podía dejar que JiMin sufriera ningún daño; sin embargo, lo iba a dar
todo contra YoonGi porque éste no se merecía ocupar el lugar que le pertenecía
por derecho. Después de aquello, el lobo se giró se dispuso a encaminarse hacia
su nuevo destino.
늑대남자
Probablemente
habían pasado solo cuatro o cinco días desde que finalmente se adentrara en el
bosque para no volver a regresar jamás, no lo sabía con exactitud, pero JiMin
sentía que habían pasado al menos años desde ese momento. Se sintió un poco
asustado al verse rodeado de hombres lobo de un momento a otro, pero tras
convivir con algunos de ellos durante un poco de tiempo, finalmente se había
dado cuenta de que no tenía nada que temer, incuso, había comenzado a
acostumbrarse a la forma humana de NamJoon, aunque éste seguía provocándole
escalofríos por todo su cuerpo que no sabía cómo clasificar exactamente.
No
obstante, el chico no tuvo demasiado tiempo para pensar en cosas como aquellas,
porque antes de darse cuenta, NamJoon ya había ido en su busca para ponerse en
marcha de nuevo.
—¿Dónde
iremos ahora? —cuestionó, agarrándose firmemente a su pelaje una vez comenzó a
aumentar la velocidad de su carrera.
NamJoon
no podía contestarle en aquellos momentos, porque se encontraba en su forma
lobuna, así que, el chico esperaba que sí le contestara una vez hicieran un
descanso a medio día.
Si
pensaba en lo que le había sucedido desde el primer día en el que se encontró
con el lobo en forma humana, JiMin sentía que su vida había dado un giro de
ciento ochenta grados. Las cosas habían sido muy diferentes entre ellos y,
sobre todo, en su pueblo, porque todo había empeorado de una forma considerable
hasta llevarlo a aquella situación en la que se encontraba, subido a la espalda
de un gran lobo mientras éste avanzaba entre la espesura del bosque.
El
día fue largo y en el receso que hicieron para comer un poco, NamJoon le
explicó que se dirigían hacia su clan, que se encontraba en lo más recóndito
del bosque, no tan cerca de los humanos como el clan de las cascadas, en el que
habían pasado los anteriores días. También le comentó que, probablemente,
algunos de los miembros de su clan no fueran del todo amistosos con él porque
había otro lobo que, como él, quería asumir el liderazgo de la manada.
—Aun
así, no tengas miedo —murmuró—, una vez que te conviertas en mi pareja no
tendrás nada que temer.
Tras
decirle aquello, se había vuelto a convertir en lobo y le había indicado que se
subiera a su lomo. JiMin todavía seguían un poco confuso por aquellas últimas
palabras que le había dedicado, pero ya no podía hacerle las preguntas
pertinentes hasta que éste no volviera a ser humano de nuevo. Ya había
mencionado en más de una ocasión aquel término, pero no le había explicado a
JiMin qué era lo que significaba para los hombres lobo ni qué era lo que
implicaba para él eso. No obstante, el chico podía imaginarse más o menos qué
quería decir, a pesar de que todavía le tuvieran que dar muchas explicaciones.
El
resto del viaje se le hizo bastante más corto porque NamJoon aligeró su paso.
JiMin supuso que lo hizo para no tener que viajar de noche y llegar lo más
pronto posible al territorio que ocupaba su clan, donde ambos podrían
relajarse. Sin embargo, el chico sentía más y más tensos los músculos del lobo
cuanto más se acercaban a su destino y no se imaginaba por qué podía ser.
Intentó transmitirle calma acariciándolo levemente, pero no supo si realmente
lo ayudó o no.
늑대남자
Cuando la luna se alzaba casi llena
y orgullosa en el punto más alto del cielo, fue cuando NamJoon pudo finalizar
su enloquecida carrera. Después de haberse pasado viajando todo el día y la
mitad de la noche, por fin había alcanzado su destino y estaba feliz por un
lado, pero asustado por el otro. Lo primero que tenía que hacer era llevar a un
lugar seguro a JiMin y hacer que se quedara allí hasta que solucionara el
asunto que debía con YoonGi, ya que debía asegurarse de que éste no tuviera
pareja y que no pudiera presentar su candidatura al día siguiente, cuando la
luna por fin se encontrara llena.
Sin avisar a JiMin para que
descendiera de su espalda, NamJoon comenzó a cambiar, acabando en su forma
humana y asustando al chico que se encontraba pegado a él. Lo tranquilizó
acariciando el dorso de la mano que se aferraba fuertemente a su cuello para no
caer y luego hizo que el muchacho afianzara el agarre que mantenía sobre su
cuerpo antes de comenzar a andar e internarse en el territorio que ocupaban las
cuevas de su clan.
Todo estaba lleno de olores
familiares, unos más fuertes que otros y algunos de ellos un poco
desagradables. NamJoon no esperaba tener que encontrarse con él tan pronto,
primero quería dejar a JiMin, pero parecía que lo habían estado esperando, así
que, antes siquiera de internarse en los túneles que recorrían la montaña
rocosa y que les servían de refugio y vivienda, se topó de frente con YoonGi,
seguido del que era uno de sus más fieles servidores, JungKook, ambos en su
forma humana.
—Vaya —dijo YoonGi—, no esperaba que
regresaras tan pronto a casa… y menos que lo hicieras acompañado de un cachorro
humano.
—He regresado cuando tenía previsto —le
respondió en un tono que dejaba claro que no tenía tiempo para sus tonterías.
YoonGi esbozó una sonrisa cínica y
después se acercó un poco para ver mejor a JiMin, quien se apretó mucho más
fuerte contra su cuerpo, escondiéndose como si supiera que aquel que se
encontraba frente a ellos era una persona non
grata. NamJoon quiso decirle algo para hacerle saber que no iba a pasar
nada porque él se encontraba allí, pero si hacía algo como eso, su pareja sería
vista como alguien muy débil, mucho más débil de lo que ya lo verían por ser
humano.
—Parece que no le gustan los
desconocidos —comentó—, o que simplemente tiene miedo de quienes son poderosos.
—Ha sido un día largo —respondió
NamJoon, lo más educadamente que pudo porque no quería empezar una pelea en
aquel momento—. Si nos disculpas, necesitamos descansar.
Tanto YoonGi como JungKook, que se
encontraba un poco detrás de él se hicieron a un lado para dejarlos pasar, pero
en el rostro del mayor podía apreciarse que aquel enfrentamiento no estaba
terminado. NamJoon lo sabía también, pero no quería que fuera justo en aquel
momento cuando se produjera, así que, era mejor posponerlo un poco de tiempo,
el tiempo suficiente para saber que JiMin no sufriría ninguna consecuencia por
ello. Una vez vio que ninguno de los dos iba a avanzar de nuevo para cortarles
el paso, NamJoon echó a andar hacia la entrada de las cuevas, donde comenzaban
los pasadizos a un lado y a otro que daban a las pequeñas oquedades en las que
todos convivían.
El
lugar se encontraba iluminado, como siempre, por las pequeñas lámparas de
aceite que se cambiaban de vez en cuando para que siempre hubiera luminosidad
en las entrañas de la tierra; también hacía algo de fresco aunque ya hubiera
comenzado el verano, pero no era un frío insoportable para ninguno, incluso en
el invierno tampoco hacía demasiado frío, por lo que JiMin no iba a tener
ningún problema en vivir en aquel lugar.
—¿Quiénes
eran? —escuchó que JiMin le preguntaba, cerca de su oído, refiriéndose a su
encuentro.
—Gente
a la que sería mejor que no te acercaras —fue lo único que le respondió—. No
estarías a salvo con ellos.
—No
me acercaré —le prometió y NamJoon se sintió un poco más tranquilo.
—Bien,
me alegra escuchar eso —sonrió. Siguió caminando por los pasillos tallados en
la roca hasta llegar un par de minutos después al lugar que quería, olfateando
el ambiente y descubriendo que no iba a tener ningún problema—. Voy a dejar que
descanses esta noche en este lugar —le comentó al chico—, probablemente te
quedarás aquí unos días junto a él, así que espero que os llevéis bien.
—¿Qué?
¿Con quién? ¿Dónde vas? —JiMin le hizo todas aquellas preguntas en un tono de
preocupación absoluta y a NamJoon le dolió un poco el pecho por tener que hacer
aquello, pero era la mejor solución para los primeros días.
—Te
quedarás con TaeHyung, el lobo que vive aquí —respondió—. Yo volveré pronto,
primero necesito asegurarme de algunas cosas. Él no te hará daño, así que,
puedes estar tranquilo.
Pasaron
algunos segundos entre sus palabras y el asentimiento de cabeza de JiMin contra
su cuello, pero cuando lo sintió, NamJoon se relajó del todo y dio los últimos
pasos para poder dejar en un lugar seguro a quien se iba a convertir en su
pareja en poco tiempo.
늑대남자
JiMin no pasó buena noche porque en
los últimos días se había acostumbrado a dormir pegado al cuerpo de NamJoon y
sintiendo su abrazo protector y, a pesar de que intentó dormir, no pudo pegar
ojo. El hombre lobo lo había dejado con otro de su especie alegando que con él
estaría bien mientras él no se encontrara en el lugar, pero el chico no se
sentía demasiado a gusto con aquella persona que no paraba de hablar. JiMin
entendía que intentara hacer que se sintiera bien y en casa, pero él se sentía
un poco agobiado con su constante parloteo y su presencia abrumadora.
En forma humana, TaeHyung no parecía
parecer mayor que él, solo aparentaba ser como cualquier otro adolescente, como
los chicos de su pueblo, y JiMin los recordaba a ellos cada vez que miraba en
su dirección y lo encontraba observándolo con sus profundos ojos oscuros como
si quisiera ver más allá de su alma.
Sin embargo, a pesar de la
incomodidad del primer momento, JiMin se esforzó en relajarse junto a él, ya
que si NamJoon, que desde que se conocieron había hecho todo lo posible por él
y por su bienestar, lo había dejado con aquel desconocido era porque podía
confiar en que no correría ningún peligro junto a él. Según fueron pasando los
días, comenzó a sentirse mucho mejor en su presencia y poco a poco comenzó a
darse cuenta de que el chico era realmente un encanto del que no debía temer ni
desconfiar. Quizás, pasando un poco más de tiempo juntos, JiMin y él podrían
hacerse buenos amigos, pero lo que en ese momento quería el humano era volver a
ver a NamJoon, ya que desde que llegaron al clan no lo había visto de nuevo.
—¿Cuándo volverá NamJoon? —le
cuestionó una tarde a TaeHyung, mientras este cambiaba el aceite de las
lámparas, para que no viera la expresión de su rostro.
—Anoche pasó por aquí para ver como
estabas mientras dormías —le contestó el otro y JiMin maldijo por dentro por
haber caído rendido la noche anterior—. Me comentó que en los próximos días
volvería y te explicaría todo lo que quisieras saber, porque al parecer no te
ha hablado de todo lo que debía.
—¿Puedes tú explicarme algunas
cosas? —TaeHyung acababa de terminar lo que hacía, así que, se giró hacia él
con una sonrisa y asintió para que comenzara con su interrogatorio—. Cuéntame
cosas de los hombres lobo.
늑대남자
Lo primero que NamJoon hizo tras
dejar a JiMin junto a TaeHyung fue desandar sus pasos hasta llegar a la cueva
en la que residía el todavía jefe de aquella manada. Tenía que asegurarse de
algunas cosas antes de poder regresar junto al chico al que había llevado allí
sin darle demasiadas explicaciones y aquel era el mejor lugar para hacerlo. La
hendidura en la roca en la que habitaba el líder estaba levemente iluminada por
las lámparas de aceite y NamJoon pudo apreciar la figura lobuna de éste junto a
la de su pareja, descansando. Había llegado un poco tarde y solo podía
molestarlos si entraba en aquel momento, así que, decidió volver por dónde
había venido para regresar a la mañana siguiente. Sin embargo, un gruñido bajo
lo detuvo y, cuando NamJoon volvió a mirar hacia el interior, el líder había
cambiado su forma y se dirigía hacia él.
—Alfa… —susurró—. Siento molestar.
—Nunca has sido una molestia,
NamJoon —le contestó y éste miró a su padre a los ojos. Llevaba un tiempo sin
verlo en forma humana, así que, se extrañó de lo mucho que había envejecido—.
¿Qué querías?
—Hablar contigo sobre mi candidatura
—respondió. El líder miró una vez al interior de la caverna y luego lo volvió a
mirar a él.
—Ven conmigo —dijo—. Este no es un
tema que debamos tratar en un lugar en el que las paredes tienen oídos.
El jefe de la manada se transformó
de nuevo en lobo y NamJoon hizo lo mismo para poder seguirlo en la carrera que
comenzó unos segundos después y que los llevaba a ambos fuera de la montaña. No
fue demasiado el tiempo que tardaron en emerger en la espesura, pero sí pasaron
un largo tiempo recorriendo el bosque hasta que, con los primeros albores de la
mañana, por fin detuvieron su carrera. No hacía falta convertirse en humanos
para tratar aquel tema, de hecho, era mucho mejor que sus palabras no fueran
escuchadas por ningún animal del bosque, fuera capaz de emitir sonido o no.
“¿Has
encontrado una pareja?” cuestionó la voz grave de su padre en su cabeza “Huelo en ti otro aroma desconocido y está
muy impregnado en tu piel, pero no forma parte de ti aún”.
“Sí,
la he encontrado” respondió “pero no
es un lobo, así que, tengo miedo” estaba siendo quizás demasiado sincero,
pero sentía que en aquel momento debía de serlo.
“Nunca
ha sido un problema establecerse con alguien humano” comentó el líder,
mirándolo a los ojos “tu primo encontró
una chica humana con quien pasar su vida y ahora vive con ella en la aldea
humana”.
“Pero
nunca antes alguien ha optado a ser líder con una pareja humana”.
“Lo
importante para eso no es la pareja” contestó el lobo “Lo importante es tu fortaleza, tu capacidad de hacer lo que sea para
protegerla”.
“Entonces…
¿puedo presentar mi candidatura?” cuestionó tras escuchar aquellas palabras
en su mente y tranquilizarse.
“No
hasta que os volváis uno” aquella respuesta fue clara y NamJoon sabía que
la iba a obtener, pero tenía la esperanza de que no hiciera falta realmente “Y es algo que no deberías demorar, hijo”.
“¿Por
qué?” preguntó, alarmado.
“YoonGi
también ha encontrado a su pareja en un clan vecino” respondió “y probablemente presente su candidatura
para la siguiente luna llena”.
늑대남자
Pasaron un par de días más hasta que
JiMin vio volver a NamJoon y una gran sonrisa se extendió por su rostro al
verlo en su forma lobuna entrando al lugar. Tuvo que contenerse mucho para no
lanzarse a su cuello a abrazarlo cuando lo vio, pero en el momento en el que el
animal llegó a su lado, no pudo evitar alzar la mano para acariciar su suave
pelaje de color oscuro. Desde que se había acostumbrado a compartir la mayor
parte de su tiempo con él, JiMin sentía cuánto lo había echado de menos en
aquellos días.
—¿Ya has vuelto? ¿Te vas a volver a
ir? —le cuestionó, y el lobo asintió con la cabeza a la primera cuestión y negó
a la segunda—. Me alegra saberlo.
A su lado, apareció TaeHyung en su
forma lobuna también, ya que había vuelto de cazar hacía poco tiempo. Era mucho
más pequeño que NamJoon ahora que los veía a los dos juntos y la verdad era que
tenía sentido, porque también parecía tener menos edad. JiMin pensó en aquel
momento que el crecimiento de los lobos debía de ser igual que el de su parte
humana. Ambos lobos se miraron y, por lo poco que le había explicado TaeHyung
en los últimos días, el chico se dio cuenta de que estaban hablando entre
ellos, pero sin decir ni una palabra en alto, solo compartiendo sus
pensamientos. JiMin se sentía curioso porque no podía imaginar cómo podía
hacerse eso, era otra de las cosas que quería preguntar cómo funcionaban, pero
a TaeHyung no se había atrevido a hacerle esa cuestión.
Estaba tan concentrado en darle
vueltas a todo aquello que no se dio cuenta de que el pequeño lobo pelirrojo se
retiraba del lugar, dejándolos solos a NamJoon y a él, hasta que no vio cómo
este cambiaba de aspecto ante él. JiMin dio un respingo porque no se lo
esperaba y, porque todavía no se había acostumbrado a ver cómo ocurría aquello.
—¿Te he asustado? —dijo, con el
rostro lleno de culpabilidad, pero JiMin le sonrió para que no se preocupara
por ello.
—No me has asustado… solo no estoy
acostumbrado a esto… —respondió.
—Bien —NamJoon lo miró directamente
a los ojos y el muchacho sintió que un escalofrío le recorría la columna
vertebral de arriba abajo—. TaeHyung me ha comentado que habéis estado hablando
y que te ha contado cosas, pero no todo, así que, yo responderé a todas tus
preguntas.
JiMin no se esperaba que le dijera
aquello, así que, se quedó algunos segundos en blanco, sin saber qué decir o
hacer, ya que lo había pillado de improviso. Sin embargo, había algo sobre lo que
sí que tenía muchísima curiosidad y que no había querido preguntarle a TaeHyung
porque le había dado demasiada vergüenza hacerlo.
—Creo que… lo que quiero saber es
por qué estabas tan lejos de aquí buscando pareja y qué es lo que tiene que ver
eso para ser líder —murmuró.
—Mmmm… eso te lo expliqué hace
tiempo —respondió NamJoon con una gran sonrisa—, pero creo que como saliste
corriendo no te enteraste de ello.
—Lo siento —susurró, culpable, pero
en aquel momento, el chico estaba bastante sorprendido y asustado, demasiado
como para atender a las palabras que el otro le dijera.
—Bueno, no me supone ningún problema
volver a explicártelo —respondió NamJoon con una gran sonrisa—. Vamos a
sentarnos porque esto va a ir para largo.
늑대남자
Llevaban varias horas hablando,
sentados el uno junto al otro. JiMin parecía ávido por conocer el máximo
posible de todo lo que lo rodeaba y NamJoon no podía evitar contárselo todo con
pelos y señales, como si fuera un recién convertido o un cachorro. Quizás le
estuviera contando más detalles de los que realmente necesitaba, pero no sabía
cómo poder acortar aquello sin dejarle más dudas al chico. Sin embargo, a pesar
de que llevaban varias horas en ello, NamJoon había estado intentando evitar el
tema más importante de todos porque no sabía si JiMin iba a estar preparado
para escuchar hablar sobre aquello. Su padre le había dicho que tenía de margen
hasta la luna llena siguiente y para ella quedaban más de veinte días, quizás
no tenía el tiempo suficiente para hacerlo de una forma sutil y que JiMin lo
fuera pensando, pero tampoco por eso debía de hacerlo de forma brusca.
—Hay algo más que me gustaría saber —comentó
JiMin después de que dejara de hablar—. Por lo que he entendido, cuando un lobo
encuentra a su pareja, lo siente, sabe que es ella —dijo—, pero, ¿cómo lo puedo
saber yo? Quiero decir… no he sentido nada raro…
—Es distinto para los humanos —contestó—,
no es un sentimiento tan fuerte, probablemente te sientas más confuso que otra
cosa con respecto a mí.
JiMin asintió varias veces mientras
desviaba su mirada hacia una esquina cualquiera, pensando en aquello que
acababa de escuchar. NamJoon se dio cuenta en ese momento que quizás debía
haber empezado antes a contarle las cosas, pero tampoco quería asustarlo en aquel
entonces como ya le había pasado una vez, así que, no había ninguna solución
plausible.
—Entonces… —comenzó de nuevo—. Si yo
soy tu pareja… tú lo sabes y eso… ¿qué tengo que hacer para que puedas ser el
líder? TaeHyung me dijo que había algo más, pero no me quiso decir exactamente
el qué era.
Y ahí estaba la pregunta. NamJoon
quiso salir corriendo en cuanto escuchó sus palabras, pero era algo que no
podía hacer.
—Para que una pareja sea una
realidad, deben estar completamente unidos —dijo, intentando tener un poco de
tacto con aquella cuestión y rezando internamente para que JiMin lo entendiera
sin tener que explicarle nada más, pero por la expresión de su rostro supo que
no iba a poder librarse de decirlo—. Hacer el amor.
늑대남자
Hacía varios días que JiMin se
encontraba más perdido en su propio mundo que pendiente de la realidad y tanto
TaeHyung como NamJoon tenían que dar cuenta de él para que no se matara solo por
ir caminando sin fijarse en nada y acabara golpeándose la cabeza con alguna de
las paredes de la cueva. Todo se debía a lo que le había dicho NamJoon el día
que le estuvo explicando algunas de las cosas más importantes que tenía que
saber sobre la manada, pero sobre todo, su papel en todo aquello. El chico
jamás se había esperado algo como lo que finalmente había resultado ser.
Él no tenía ninguna experiencia en
nada, ni siquiera sabía si había estado alguna vez enamorado y que él recordara
jamás había tenido deseo carnal por ninguna persona mientras vivía en su
pueblo. Todo era demasiado nuevo para él y ni siquiera entendía del todo por
qué era tan importante para poder presentarse como líder de la manada eso de
tener pareja, menos lo de hacer el amor para volverse uno. No lo entendía a
pesar de que NamJoon le había explicado todas las razones para que lo hiciera.
Sin embargo, le había estado dando
vueltas a todo una y otra vez desde que lo supo y JiMin había tomado una
decisión de la que no sabía si se iba a arrepentir o no. NamJoon decía que él
era su pareja, que lo había sentido, que no había lugar a dudas ni a
equivocaciones y JiMin sentía escalofríos en su cuerpo cada vez que notaba la
mirada de NamJoon sobre él o sus pieles se tocaban, también sentía cómo su
corazón se aceleraba en algunas ocasiones especiales y, no sabía si eso
significaba que sí, que él también reconocía a NamJoon como su pareja, u otra
cosa, pero si de aquella forma podía ayudar al hombre lobo que tanto lo había
ayudado a él desde el momento en el que se conocieron, lo intentaría.
—NamJoon… —murmuró algunos días
después de tomar la decisión—. Yo… creo que quiero ayudarte a convertirte en el
líder.
—¿Estás seguro? —le cuestionó,
mirándolo fijamente a los ojos, como si quisiera ver cualquier rasgo de
inseguridad en ellos—. No quiero que hagas esto por mí si no lo estás.
—Lo estoy… —respondió, sonando más
seguro de lo que realmente lo estaba en su interior—, pero nunca antes he…
hecho el amor —NamJoon le sonrió cálidamente ante aquella confesión.
—No te preocupes por eso —dijo,
acercándose a él acariciando su mejilla con su mano—. Yo te guiaré.
La mano que se encontraba en su
mejilla bajó lentamente hacia su cuello y JiMin sintió un escalofrío cuando los
dedos rozaron el lugar en el que se sentía su pulso. Los ojos de NamJoon se
posaron en los suyos durante unos segundos, para luego descender hasta sus
labios. JiMin tragó saliva inconscientemente cuando vio cómo el rostro del
mayor se acercó a él y se pasó la lengua por los labios. Un segundo más tarde
los labios húmedos de NamJoon chocaban contra los suyos y demandaban que se
movieran a su compás.
Al separarse, JiMin tuvo que coger
aire porque se había quedado sin respiración, pero, a la vez, se inclinó un
poco hacia delante, siguiendo el movimiento de NamJoon hacia atrás. Éste
sonrió, pero sus labios no volvieron a encontrarse, al menos no en aquel
momento, porque los de NamJoon se dirigieron al lugar en el que antes había
estado su mano y JiMin se quedó sin aire de nuevo. Estaba sintiendo cómo su
corazón se aceleraba cada vez más y cómo sus piernas empezaban a flaquear y se
agarró al cuerpo de NamJoon para no caerse mientras sentía su sonrisa contra su
cuello. Todo era extraño, su interior se estaba removiendo y su cuerpo
comenzaba a calentarse.
—Me siento extraño —jadeó.
—Eso es bueno —respondió NamJoon.
Las manos del mayor comenzaron a recorrer
su cuerpo, subiendo y bajando por su espalda, acariciando su baja espalda y en
ocasiones su trasero. JiMin no sabía siquiera qué era lo que estaba sucediendo,
pero a pesar de que era algo nuevo y bastante inexplicable, le estaba gustando
y solo quería experimentar todas aquellas sensaciones una y otra vez. El chico
intentó buscar de nuevo los labios de NamJoon porque encajaban a la perfección
con los suyos, pero se quedó en el intento, ya que una de las manos de éste se
coló por su ropa, acariciando su piel e hizo que todos sus movimientos se
paralizaran y solo pudo suspirar.
—Voy a hacerte sentir bien —susurró
NamJoon roncamente en su oído y JiMin simplemente se abandonó a él y a sus
caricias, creyendo en sus palabras.
늑대남자
La siguiente luna llena llegó apenas
unos pocos días después de que JiMin hubiera decidido ayudarlo finalmente y se
hubieran convertido en uno aquella noche. NamJoon había estado esperando aquel
momento desde hacía bastante tiempo, pero no por ello no estaba asustado, en
realidad, a pesar de que confiaba en su fuerza, no estaba confiado del todo.
YoonGi también había conseguido presentar su candidatura para líder ya que
había encontrado a su pareja en uno de los clanes vecinos, aquel que se
encontraba junto a las montañas. Era algo que ya esperaba después de lo que le
había comentado su padre la luna llena anterior.
Su pareja se encontraba a su lado,
observando con la mirada perdida el lugar en el que se iba a desarrollar la
pelea, un claro cercano en el bosque, donde los árboles no estaban tan juntos y
podía desarrollarse el enfrentamiento sin ningún problema. JiMin parecía
preocupado, así que, antes de que comenzara todo, NamJoon se acercó hasta
rodear su pequeño cuerpo con sus brazos y transmitirle una seguridad que no
sabía que tenía.
—Todo irá bien —le susurró—, no
tienes por qué preocuparte.
JiMin asintió y, después se giró
lentamente para depositar un beso en su clavícula antes de alejarse de él, no
muy convencido, caminando hacia TaeHyung. Los miembros del clan estarían a
punto de llegar para ver el enfrentamiento por el liderazgo que estaba por
comenzar. NamJoon miró por última vez a JiMin antes de cerrar sus ojos y
comenzar a centrarse para estar tranquilo antes de la pelea. Solo los abrió de nuevo
cuando su olfato captó que YoonGi acababa de llegar al lugar. Su olor había
cambiado de una forma sutil, al igual que el suyo propio, y NamJoon supo que
era porque había encontrado a su pareja.
—¿Preparado? —fue lo único que le
dijo YoonGi cuando llegó a un par de pasos de él.
—No lo he estado más en mi vida —contestó.
El todavía líder llegó al claro en
aquel momento y NamJoon apretó sus dientes fuertemente justo antes de
transformarse en lobo y lanzarse sobre YoonGi.
늑대남자
Hacía varias horas que la lucha
había comenzado y ninguno de los dos daba su brazo a torcer. JiMin tenía su
corazón en un puño porque cada minuto que pasaba, la pelea era más y más
brutal, más y más encarnizada. NamJoon ya tenía varios golpes y muchas heridas
que sangraban abundantemente y él solo quería que se detuvieran para poder
ayudarlo con ellas y cuidarlo para que dejara de sufrir… pero en los ojos de
los dos lobos se podía ver perfectamente que no iban a terminar de luchar hasta
que uno de los dos se rindiera o acabara muerto.
A su lado se encontraban TaeHyung y
HoSeok, el primero simplemente se limitaba a ver la pelea, pero el segundo
entendía exactamente sus sentimientos. Ninguno de los dos quería que su pareja
sufriera daño alguno y, sin embargo, también querían que pasara sobre el otro y
ganara la contienda. Era un sentimiento extraño, pero ambos coincidían en ello.
JiMin tuvo que cerrar los ojos
durante unos segundos porque el lobo pardo que era NamJoon acababa de recibir
un zarpazo que pareció doloroso, ya que éste aulló. Aquella lucha era demasiado
para él, quien siempre había intentado huir de la violencia y quien siempre
había recibido golpes, por lo que sabía exactamente qué era lo que se sentía en
aquellos momentos. Abrió sus ojos de nuevo, viendo cómo esta vez, quien recibía
un ataque fuerte era el otro lobo, el plateado, y su corazón latió muy fuerte
al ver cómo NamJoon se colocó encima del otro, intentando inmovilizarlo para
poder ganar en aquel asalto.
Sintió cómo HoSeok se tensó a su
lado y quiso cogerlo de la mano para tranquilizarlo, pero él no era la persona
más indicada para hacer aquello, así que, se contuvo y siguió con su mirada
fija en la pelea. NamJoon había conseguido finalmente inmovilizarlo y tenía sus
fauces abiertas cerca de la yugular de YoonGi, alzándose victorioso.
—TaeHyung… no lo va a matar,
¿verdad? —murmuró, pidiendo explicaciones.
—Solo hay dos opciones —le respondió
el chico de su lado, alzando un poco su voz para hacerse oír entre el gentío,
que había comenzado a gritar y a clamar sangre—: o que YoonGi se rinda, o
matarlo… —JiMin tragó saliva—. No sé sinceramente lo que es peor, porque
rendirse significaría que YoonGi no podrá volver a esta manada.
—Pero eso significaría que podría
seguir viviendo a pesar de todo —contestó él, y TaeHyung asintió.
—Y también sería un ataque bastante
grave a su orgullo —continuó —. No hay una opción mejor que otra.
JiMin miró en ese momento al chico
otro chico que se encontraba a su lado y sintió de nuevo deseos de apoyarlo,
pero éste era un hombre lobo y no simplemente un humano, podía despedazarlo
antes de que se diera cuenta porque el chico no tenía ningún tipo de
oportunidad contra él. Miró de nuevo al lugar en el que se había desarrollado
la pelea y en el que todavía NamJoon se encontraba sobre YoonGi, esperando una
respuesta. El lobo plateado torció su cabeza hacia ellos, mirando fijamente a
su pareja, justo un segundo antes de inspirar hondo y finalmente cerrar sus
ojos.
Se había rendido.
NamJoon finalmente salió de encima
de su cuerpo y se dirigió hacia el otro lobo que había observado la pelea desde
el lugar más privilegiado, el todavía líder de la manada. Unos momentos
después, HoSeok corría hacia el cuerpo de su pareja para atenderlo y JiMin
estuvo tentado a hacer lo mismo, pero TaeHyung le puso una mano en el hombro,
negando con la cabeza e invitándolo a que se levantara.
—Lo que está por venir es privado —dijo—.
Vámonos.
Varias horas más tarde, NamJoon
llegó a la cueva en la que JiMin lo esperaba. Ahora ya se encontraba en su
forma humana y el chico vio cómo todavía las heridas que surcaban su piel
seguían sangrando. Se le encogió el corazón y corrió hacia su encuentro para
darle un necesitado abrazo que NamJoon le devolvió fuertemente.
—¿Ya ha acabado todo? —preguntó
desde su pecho. NamJoon asintió.
—Sí. Todo ha acabado —contestó—. Ya
soy el líder del clan, ya no hay nada de lo que preocuparse.
—Me alegra mucho —susurró—. ¿Puedo
entonces curar todas tus heridas?
—Por supuesto —respondió, haciendo
que JiMin alzara su cabeza—, pero antes prefiero que me des un beso —y dicho
esto, juntó sus labios en un dulce beso.
Aclaraciones:
—Inje-gun: condado
de Inje.
—Gwangwon-do:
provincia de Gwangwon
—Daehan Jeguk: literalmente,
Imperio de Corea. Éste fue el nombre por el cual se conoció a Corea entre la
población durante la ocupación japonesa de la península entre 1910 y 1945.
—JiMin nació en el
año 1911, por lo que siempre ha vivido bajo la dominación japonesa y, por lo
cual, cuenta con 16 años en esta historia.
—JiMin vive en un
pequeño pueblo a las puertas del actual Parque Nacional de Seoraksan llamado
Hangye-ri, en la comarca de Buk-myeon, que se encuentra dentro de Inje-gun.
—El perro de JiMin
se llama Inu porque inu significa
perro en japonés y los japoneses dominaban la península coreana en esa época,
así que me pareció curioso que utilizara una palabra en el idioma de los
invasores para llamar a su mascota.
—NamJoon y su
manada viven en el bosque y las montañas que se extienden al noreste del
pueblo, un paraje deshabitado en el que se esconden diversas criaturas de los
humanos para que éstos no les hagan daño.
—Las cascadas a las
que se refiere NamJoon y el lugar junto al que vive el clan de Jin, son las Cataratas
Daeseung, que se encuentran muy cerca de Hangye-ri.
Notas finales:
—En realidad el fic
iba a ser como el doble de largo, porque cada parte iba a tener 20 escenas de
cerca de 2k cada una; pero a medida que iba escribiendo, y como se me echaba el
tiempo encima, tuve que comenzar a recortar. No me gusta hacerlo, pero las
situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
—Quiero hacer un
side sobre la relación entre YoonGi y HoSeok, pero no sé si ahora mismo lo haré
o no, la vida me puede en estos momentos.
—Espero que aunque
haya todo este drama te haya gustado el fic… sino, ya puedo tirarme por la
ventana.
Agradecimientos:
—Le doy las gracias
a Rennie Satou y a Dark Paradise por escucharme hablar de esta historia y
quejarme una y otra vez del tiempo que no tenía a pesar de que a ellas ni les
importaba. También gracias a Sleeping Beauty por leerse la historia cuando no
ésta tenía mucho sentido y por ayudarme con ella.
—Y gracias por
supuesto a Kantona por contestar a todas las preguntas random que le hacía por
ask… sin sus respuestas habría metido mucho la pata porque mi intención inicial
era hacer algo mucho más dramático y poner a JungKook como la pareja de YoonGi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario