Título: Lovesick the
Series (Uncut Ver.)
Autora:
Riz Aino
Pareja:
PhuNoh (Phun + Noh)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
romance, smut
Número de palabras:
1.789 palabras
Resumen:
¿qué pasó la noche en la que Phun y Noh declaran su amor? ¿Qué fue lo que
sucedió hasta el amanecer entre ellos dos?
Dissclaimer:
los personajes no me pertenecen, le pertenecen a la autora de la novela
‘Lovesick the Series’.
Advertencias:
lenguaje soez y relaciones sexuales indirectas (?) no sé cómo expresar lo que
sucede, mejor que lo leáis.
Aclaraciones:
esta historia fue escrita allá por el año 2014, por lo que si veis cosas
extrañas y, sobre todo, cosas que yo jamás haría en estos tiempos, no os
asustéis, es solo que el fic es muy antiguo.
Notas:
inspirado en los sucesos del capítulo 8 de la serie tailandesa.
Comentario de autora:
re-viendo de nuevo los capítulos de ‘Lovesick the Series’ vi algo que se me
había escapado la primera vez y pensé que tenía que hacer algo o sino me iba a
volver majara. Espero que os guste <3
Lovesick the Series
(Uncut Ver.)
Volver a casa no era una opción, Noh
lo sabía, era demasiado tarde como para regresar, así que tendría que volver a
pasar la noche junto a Phun. No obstante, esta vez iba a ser muy diferente, eso
también lo tenía muy claro el chico. Había ido allí para hablar, para
aclararse, para pegarle incluso por haber puesto su vida patas arriba… pero
cuando Phun le había confesado todo lo que tenía en su corazón, Noh simplemente
había sucumbido ante él sin poder hacer nada para evitarlo.
El chico no tenía claro cómo había
ocurrido todo aquello, pero se encontró a sí mismo queriendo lo mismo que Phun,
a pesar de que era muy probable que lo suyo no pudiera funcionar.
—¡Mierda! —exclamó bajo la ducha,
ahora un poco más despejado—. ¿Qué me has hecho, Phun?
Noh quiso calmarse un poco, pensar
con frialdad, quitarse del todo el alcohol que le embotaba los sentidos; pero a
su mente solo acudían los eventos que habían sucedido apenas unos minutos antes.
Le había preguntado a Phun qué quería si dejaban a un lado absolutamente todo y
el otro le había contestado que lo quería a él, solo a él.
El chico volvió a maldecir cuando se
encontró pensando en los labios de Phun contra los suyos, en lo suaves y
cálidos que los había sentido, en lo mucho que deseaba volver a probarlos a
pesar de todo, a pesar de que fuera de aquella habitación se encontraba un
mundo para el que no estaban preparados, un mundo que no los iba a recibir con
los brazos abiertos.
—Mierda, Phun…
Noh salió de la ducha no mucho mejor
que había entrado poniéndose una camiseta rápidamente, aunque nunca dormía con
ella puesta, porque tampoco quería tentar a la suerte ahora que Phun le había
declarado sus intenciones. Salió a la habitación del chico, encontrándoselo
sentado en la cama, con las manos en su rostro y la cabeza gacha. No podía
estar llorando… ¿o sí? Noh rápidamente se acercó a él y se sentó en la cama a
su lado, Phun no levantó la cabeza a pesar de que notó el peso a su lado.
—Phun…
—Noh…
—¿Qué pasa? —preguntó, algo
preocupado.
—Solo… solo pensaba —Phun alzó su
cabeza y esbozó una sonrisa—. Me alegra que estés aquí conmigo —dijo.
—Eish —se quejó Noh—. No me vengas
con eso —la sonrisa de Phun se hizo más amplia.
—Vamos a dormir —el chico de pelo
corto lo miró espantado, alejándose un poco de él, lo que le hizo reír—.
Dormir, solo dormir —aclaró—. A no ser que tú quieras algo más…
—Pervertido —le dijo, dándole un
golpe en el brazo, indignado ante la risa del otro—. No te dejaré que me
abraces si eres así.
—Vale, lo siento.
Noh esbozó una pequeñísima sonrisa antes
de golpear de nuevo a Phun y después se subió completamente a la cama y se
tumbó, dejando espacio para el otro, que no tardó en unírsele. Phun lo invitó a
ir entre sus brazos y él no pudo negárselo, aunque lo hizo mostrando un poco de
reticencia. Una vez se encontró abrumado por el perfume del chico y por
aquellos brazos que lo rodeaban por completo Noh se sintió mucho más tranquilo
que antes.
—Phun… —susurró sin querer.
—Hum…
—No es nada, duerme —murmuró, algo
angustiado por haber sido cazado.
—Está bien —el otro se acomodó
mejor, dispuesto a dormir.
Desde el lugar en el que se
encontraba, Noh podía escuchar perfectamente los latidos del corazón ajeno y éstos
eran demasiado ruidosos. El corazón de Phun parecía saltar de alegría por
tenerlo tan cerca y eso lo hizo pensar en aquella vez, no tanto tiempo atrás,
cuando notó a través de sus palmas aquel mismo ritmo desenfrenado. Noh esbozó
una sonrisa.
—Oye, Noh… —interrumpió sus
pensamientos el mayor.
—¿Sí?
—Yo… pensaba que lo que estaba
sintiendo era unilateral… —comentó—. Pensaba que era el único que se sentía
así, pero escuchar tus palabras antes me ha hecho sentir una felicidad inmensa,
una que jamás antes había sentido.
—¿Ni siquiera con Aim? —murmuró Noh.
—No… no lo sé… —la voz de Phun se
notaba triste, así que el chico, por primera vez, también buscó su cuerpo y lo
abrazó levemente. El corazón del otro latió rápidamente de nuevo.
—No volveré a hablar de Aim… no esta
noche —aseguró—. No hay nada más en el mundo, ahora mismo el mundo es esta
habitación y solo estamos nosotros dos.
—¿Eso es una proposición indecente?
—preguntó Phun, separándose un poco de él para poder mirarlo a la cara.
—No, no, no —Noh se alejó un poco
más, empujando al otro por el pecho—. Mantén tu polla alejada de mí, joder
—dijo.
—¿Por qué? ¿Por qué debería?
—No me jodas, Phun —el chico intentó
alejarse de nuevo, sin éxito, porque el otro lo agarró más fuertemente hasta
que estuvo completamente pegado a él de nuevo.
—No haré nada, no haré nada
—murmuró, dejando con indecisión un corto beso en la cabeza de Noh.
—Haces que me ponga siempre alerta
—comentó indignado el menor.
—No deberías estarlo… —dijo—. Buenas
noches.
—Buenas noches —contestó, aunque
realmente no sabía cómo iba a poder dormir teniendo allí a Phun, tan cerca… tan,
tan cerca.
~.~.~
Pasada la media noche, Noh se
despertó de golpe porque había sentido algo extraño contra su muslo y no sabía
exactamente lo que podía ser. Abrió los ojos y vio el rostro de Phun a escasos
centímetros del suyo, durmiendo con una sonrisa en sus labios. El chico suspiró
porque no entendía cómo no podía notar que había algo allí abajo. Con un poco
de indignación, Noh se movió un poco para ver qué era aquello y lo sintió duro
y caliente. El chico estaba por pensar lo peor, cuando un leve gemido escapó de
los labios de Phun y se le confirmaron todas sus sospechas.
—Maldita sea, Phun —maldijo—. Te
dije que mantuvieras tu polla alejada de mí, capullo.
Sin embargo, a pesar de que Noh lo
había dicho en un tono de voz algo alto, Phun no se había enterado de nada y
seguía durmiendo plácidamente. Noh intentó librarse de su abrazo, para no tener
que estar sintiendo la erección del otro contra su pierna, pero lo único que
consiguió fue que Phun se abrazara más fuerte a él y comenzara a frotarse.
Probablemente, en el mundo de los sueños no se estuviera dando cuenta de lo que
hacía, pero Noh sí que lo sabía y aquello no estaba bien. Por todos los medios,
intentó librarse de aquel abrazo que lo mantenía preso y a merced de los
movimientos de Phun, pero el maldito era demasiado fuere y no pudo liberarse.
—Joder, Phun.
Sentía cómo cada vez la erección del
otro era más grande y cómo comenzaba a frotarse con más insistencia y con más
rapidez. Phun también respiraba entrecortado, suspiraba y gemía de vez en
cuando y, aunque pudiera parecer algo imposible, su rostro estaba completamente
sumido en el placer y mostraba una
expresión que dejó a Noh bastante confuso porque algo en él comenzaba a
despertar también.
—Phun… Phun… —lo llamó, pero este
estaba tan inmerso en su propio placer que no despertaba por más que lo
llamaba—. Phun, joder, en serio... —parecía que estaba a punto de acabar porque
los movimientos se volvieron mucho más rápidos, buscando el máximo placer y no
tardó ni un minuto en correrse con una sonrisa satisfecha en su rostro. Noh
notó el líquido caliente a través de la ropa y cómo el miembro del otro se
desinflaba poco a poco, perdiendo su vigor—. Esto es increíble… —murmuró
hastiado.
Era increíble, por supuesto. Phun se
había frotado contra su pierna hasta que se había corrido y lo había dejado a
él con un maldito problema que no sabía cómo iba a solucionar porque, maldita
sea, ni siquiera sabía por qué cojones se había puesto así. ¿Por qué estaba
excitado si su miembro no había sido tocado? ¿Por qué sentía tanto calor? ¿Por
qué lo único que quería hacer era liberarse tal y como había hecho Phun unos
momentos antes?
—Madito… Phun… maldito…
Sin saber qué más hacer para apagar
el fuego que se había extendido por su interior, Noh llevó una de sus manos a
su miembro y comenzó a masturbarse. Necesitaba correrse, necesitaba librarse de
aquella molesta erección y necesitaba que Phun no se diera cuenta de aquella
aventura porque si no iba a ser demasiado para él y no estaba listo. Con los
dientes apretados y mordiéndose el labio inferior con fuerza a veces, Noh
reprimió los sonidos que querían escapar de sus labios, para no hacer el menor
ruido y continuó masturbándose hasta que con movimientos erráticos de su mano,
llegó al orgasmo y se corrió también.
—¿Qué me has hecho, Phun? —murmuró,
aún con la respiración entrecortada—. ¿Qué mierda me has hecho?
No podía entenderlo. Todavía no lo
entendía. ¿Cómo Phun podía haberlo cambiado tanto? ¿Cómo podía haberse
masturbado en la cama mientras estaba con Phun? ¿Cómo podía haberse puesto duro
solo escuchándolo gemir? ¿Cómo mierda podía sentir que su corazón latía tan
desbocado cuando estaba a su lado? Hacía unos días que no se entendía a sí
mismo. No se entendía… y todo se debía a Phun. Lo había cambiado demasiado,
pero lo peor era que Noh, realmente, no se arrepentía por haberse dejado
llevar. Muy en el fondo de su ser, Noh lo sabía, sabía por qué había sucedido
todo aquello, sabía que tenía los mismos sentimientos que Phun tenía por él.
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