Título: Thai restaurant
Autora: Riz Aino
Pareja: TenGyeom (Ten + YuGyeom) (GOTCT – GOT7 + NCT)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, humor, fluff
Número de palabras: 976
palabras
Resumen: YuGyeom no
esperaba más que comer en un tailandés cuando su amigo lo llevó hasta aquel
restaurante.
Notas: drabble escrito
para Yumi.
Comentario de autora: desde que vi
cómo YuGyeom perdía las bragas por Ten en el Hit the Stage, me obsesioné de
forma muy mala con esta OTP y me encantó escribir algo de ellos tan cuqui.
Espero que os guste.
Thai Restaurant
—¿Ya
estás contento? —cuestionó YuGyeom, justo después de sentarse en la mesa de
aquel restaurante tailandés—. Porque si no lo estás creo que voy a tirarte al
primer coche que pase en cuanto salgamos de aquí.
BamBam
lo miró mal, pero en el fondo tenía que saber que el menor de todos los que se
encontraban allí tenía toda la razón. El chico había dado demasiado la lata con
aquella cantinela de que quería llevarlos a todos a algún restaurante tailandés
para que probaran la comida del país en el que había nacido. Sin embargo, al
parecer quiso discutirle algo, pero no le dio tiempo a hacerlo debido a que
apareció un camarero en su mesa con varias cartas que repartió rápidamente
entre los siete.
—¿Qué
es lo que quieren de beber? —les preguntó, con un acento bastante marcado que
lo señalaba como extranjero.
YuGyeom
se había estado enfocando en la carta hasta que lo escuchó hablar y alzó la
cabeza para mirarlo. Era un chico no muy alto, moreno, de pelo corto, con una
naricilla respingona y una sonrisa adorable que hizo que, en seguida, YuGyeom
esbozara una sonrisa en respuesta antes de contestarle que él quería una
Coca-Cola. Cuando el chico se marchó, volvió a mirar la carta intensamente, por
lo que no vio las caras que comenzaron a poner sus amigos hasta que no alzó de
nuevo la cabeza.
—¿Qué
pasa? —cuestionó—. ¿Tengo algo en la cara?
—Una
sonrisa —respondió JaeBum—. Algo de lo más raro.
—¿Sí?
—dijo, extrañado. El chico no era muy dado a esbozar sonrisas a no ser que se
estuviera divirtiendo en exceso, por lo que probablemente los otros lo encontraran
raro, pero no sabía a qué venían aquellas miradas.
—Desde
que ha venido el camarero no has parado de sonreír —apuntó JinYoung, siempre
atento a todo.
—¿Te
mola? —dijo Jackson—. Te tiene que molar mucho para que estés sonriendo
todavía.
YuGyeom
los miró sin saber qué decirles porque estaba incrédulo ante sus palabras.
Había sonreído porque el muchacho tenía una sonrisa contagiosa y bonita, no por
otra cosa, pero los demás parecían haberlo malinterpretado. También tenía
sentido que lo hubieran hecho, él no sonreía muy a menudo y el camarero era
bastante mono, además, tenía un acento curioso, no como el de BamBam.
—Es
mono —dijo al final—, pero…
Sin
embargo, no pudo continuar porque llegó el camarero del que estaban hablando y
le dejó a él la Coca-Cola en primer lugar, dedicándole una amplia sonrisa, para
después continuar atendiendo a los demás. Las miradas de sus amigos fueron de
todo menos discretas y YuGyeom quiso meterse dentro de un zulo porque le estaba
dando mucha vergüenza.
—¿Sabéis
lo que queréis pedir? —les preguntó.
BamBam
le dijo algo en tailandés que ninguno entendió, solo el camarero lo hizo y
ambos comenzaron una pequeña conversación en aquel instante en su lengua
materna. Durante los minutos que estuvieron hablando, YuGyeom agachó su cabeza
y comenzó a mirar qué era lo que quería pedir para obviar las miradas de los
demás y los codazos que le daba YoungJae cada dos segundos y medio. Solo una
vez terminaron de hablar, el camarero les preguntó de nuevo qué querían tomar
y, esta vez, todos les contestaron lo que querían comer para que el muchacho se
fuera de su mesa.
—Me
ha dicho que se llama Ten —comentó BamBam, como quien no quería la cosa y
YuGyeom solo suspiró. Esa cena iba a ser un suplicio.
Cada
vez que llegaba el camarero para llevarles un plato o para acercarse y
preguntarles si les gustaba la comida o si estaba muy picante para su gusto,
siempre pasaba por el lado de YuGyeom y le sonreía y YuGyeom no podía evitar
sonreírle de vuelta, le salía natural, para desgracia suya, porque todos sus
amigos —menos Mark, pero Mark generalmente vivía empanado en su propio mundo—,
no pararon de molestarlo durante toda la cena.
Cuando
terminaron de comer y le pidieron la cuenta, el camarero llamado Ten, según le
había dicho BamBam, se la llevó y se quedó allí a su lado mientras los demás
discutían qué era lo que tenían que pagar cada uno según lo que habían pedido,
mientras que otros —JinYoung— decían que lo que debían hacer era que invitara
BamBam, que para eso había sido su idea ir a comer allí. YuGyeom lo miró de
reojo y se encontró que el chico lo miraba fijamente. Éste le sonrió, tal y
como había hecho toda la noche y el camarero se agachó inmediatamente para
hablarle al oído.
—En
este papel está mi número de teléfono —con el sigilo de toda una abuela
traficante de dinero, le metió el papel en el bolsillo de sus vaqueros—.
Llámame.
Ninguno
lo vio en ese momento, pero YuGyeom le volvió a sonreír al muchacho mientras
los demás seguían discutiendo cómo pagar las cosas y pensó en ese momento que
probablemente, cuando llegara a casa, quizás le mandaría un mensaje… porque
aunque al principio de la noche solo le había parecido mono, al final, después
del rato que sus amigos habían estado dándole la lata, había comenzado a
mirarlo de otra manera. Y quizás, solo quizás, quisiera ir de vez en cuando a
aquel restaurante tailandés para verlo otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario