martes, 7 de noviembre de 2017

[One Shot] No Limit {TaeKook}



Título: No Limit
Autora: Riz Aino
Pareja: TaeKook (V + JungKook) (BTS)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, smut, pwp
Número de palabras: 9.090 palabras
Resumen: Kim TaeHyung es un delincuente juvenil de pacotilla y Jeon JungKook un joven policía con mucho que demostrar.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas.
Notas: en realidad, esta historia pertenecía a un conjunto de one shots de BTS ocupando las profesiones que tienen en el MV de Dope, pero tras varios años rondando en mi ordenador sin llegar a buen puerto, acabé por hacer solo esta. Si en algún momento me animo a seguir con las otras seis, os lo haré saber.
Comentario de autora: JungKook vestido de policía siempre me ha hecho mucho daño, así que, ese es el porqué de esta cosa tan pervertida. Espero que os guste.

No Limit


La noche había caído hacía horas sobre la ciudad de Seúl, pero a pesar de eso, ésta seguía en plena ebullición. Los coches circulaban por las calles y las farolas y luces de algunos de los edificios iluminaban el camino de los viandantes que, a finales de julio, buscaban el frescor que la noche les proporcionaba, contrastando con el calor abrasador que les ofrecía el día.

Kim TaeHyung se mezclaba entre esta multitud como si fuera uno más de ellos... pero no lo era.

El chico salió de las calles principales y se alejó del gentío, encaminándose hacia el lugar en el que había quedado con su amigo NamJoon. Cuantos más minutos pasaban y cuanto más se alejaba del gentío, internándose en calles estrechas, menos ruidos perturbaban la noche, hasta que llegó un momento en el que solo sus pasos sobre el asfalto rompían el silencio. Su teléfono móvil vibró dentro de su bolsillo trasero, pero el chico no le prestó atención alguna y simplemente siguió su camino hasta que llegó a su destino.

Al girar en la siguiente esquina, TaeHyung pudo divisar a lo lejos a su compañero de fechorías, apoyando su espalda en la pared de ladrillos impoluta que iban a llenar de su arte en pocos minutos y sujetando en sus labios un cigarrillo recién empezado mientras jugueteaba con su teléfono. El chico esbozó una pequeña sonrisa antes de encaminarse hacia él, acercándose a paso rápido y firme. Se encontraba todavía a unos pocos metros de él cuando NamJoon alzó su cabeza y miró en su dirección, sonriendo ampliamente al reconocerlo, dándole la bienvenida.

—Por fin llegas —comentó—. Creía que tendría que esperarte hasta que me salieran canas.
—Bueno, ya no te falta mucho, así que no habrías esperado demasiado —TaeHyung llegó por fin a su lado y chocó su mano contra la de su amigo mientras este le dedicaba una mirada severa por sus palabras.
—¿Lo traes todo? —cuestionó el mayor, cambiando de tema. El chico agradeció que lo hiciera, no tenía ganas de seguir por allí o podría acabar con algún golpe indeseado por cabrear a NamJoon.
—Por supuesto —respondió, señalando la mochila que tenía a su espalda y que había estado cargando todo el camino desde su casa.
—Perfecto —NamJoon sonrió de nuevo y luego le tendió la mano para que le acercara la mochila. TaeHyung se la quitó y se la dio al instante—. Pongámonos manos a la obra.

NamJoon abrió la mochila y sacó algunas de los botes de pintura que iban a utilizar para hacer aquel gran grafiti que llevaban tanto tiempo planeando. TaeHyung lo imitó y luego cada uno se alejó del otro unos pasos para poder pintar con comodidad. El silencio absoluto se hizo en aquel instante y, justo después, lo único que pudo escucharse fue el sonido que hacía el spray al rociar la pintura sobre la pared. TaeHyung no pudo evitar sonreír mientras comenzaba su parte del dibujo porque hacía demasiado que quería hacerlo y por fin podía, así que se enfocó totalmente en no cagarla. Aquello tenía que salir bien.

Los segundos fueron pasando como milisegundos y los minutos como segundos. Todo marchaba como debía y por el momento, el dibujo estaba casi al completo. Solo faltaban algunos retoques y aplicar algunos colores en el interior además de las sombras. TaeHyung giró su cabeza hacia la derecha y vio a su amigo admirando su propia parte de la obra con orgullo y ojo crítico, buscando cualquier error y pensando en cómo seguir. El chico no pudo evitar sonreír y quedarse unos momentos mirándolo porque NamJoon era el mejor artista callejero de todo Seúl y él tenía el honor de poder ayudarlo con sus obras.

Los sentimientos de TaeHyung eran un revoltijo de felicidad en su interior, así que no se le ocurrió pensar ni por un segundo en todo el tiempo que llevaban allí que lo que hacían seguía siendo ilegal y que si alguien los pillaba les iba a caer una buena. Por ese motivo y porque estaba distraído observando a su amigo trabajar, el chico no se dio cuenta cómo en su lado izquierdo aparecía un coche de policía al principio de la angosta calle en la que se encontraban, ni de los dos agentes de policía que iban en él hasta que escuchó unos pasos apresurados y una voz que les gritó.

En ese momento, NamJoon le tiró los botes que había estado utilizando y él los cogió por acto reflejo, guardándolos inmediatamente en su mochila y cerrándola como otras muchas veces había hecho, antes de colgársela al hombro y correr tras su amigo. No debían pillarlos o todo se iría a la mierda, así que se forzó a hacer a sus piernas ir más rápido, intentando alcanzar a NamJoon, aunque eso fuera casi imposible porque el otro tenía mucha más práctica que él escapando de la policía y porque estaba cargando además con el peso extra de los botes que, aunque la mitad estuvieran prácticamente vacíos, lo lastraban.

TaeHyung no pudo evitar mirar hacia atrás, descubriendo que a apenas cinco metros se encontraba un policía joven corriendo a gran velocidad para intentar atraparlo. Con la adrenalina recorriendo sus venas, el chico intentó subir también su velocidad para perseguir a NamJoon hasta que el policía se cansara, pero llevaba demasiado tiempo sin tener que huir y correr durante tanto tiempo, así que su rápida carrera fue disminuyendo de velocidad y de intensidad hasta que el chico reconoció que no iba a salir de allí.

NamJoon se giró hacia atrás para ver cómo de lejos se encontraba y el pavor de sus ojos avisó a TaeHyung que tenía al policía prácticamente encima. Intentó hacer una finta para librarse de él, pero el otro chico no se dejó engañar y finalmente lo tomó por la mochila, deteniendo su carrera en seco y haciendo que trastabillara. TaeHyung se quiso librar de la mochila para escapar de nuevo a pesar de que no creía que sus piernas pudieran aguantar otra carrera, pero cuando lo intentó, sintió un brazo fuerte rodearle el cuello, dejándole claro que no iba a ir a ninguna parte.

El chico miró a NamJoon, que parecía querer acercarse hasta donde se encontraba, pero TaeHyung no podía permitirlo, él ya había sido cogido, no podían cogerlos a ambos, así que gritó:

—¡Corre! ¡Corre!

NamJoon lo miró durante unos segundos, decidiéndose, hasta que finalmente le hizo caso a sus palabras y salió corriendo sin mirar atrás.

—Muy noble por tu parte dejarte coger mientras tu amigo huye —escuchó decir al policía en su oído—, pero eso no te va a servir para librarte de pasar la noche en la cárcel.

TaeHyung suspiró y no hizo nada por evitar que sus jadeos por estar agotado de la carrera escaparan de su garganta, ni tampoco el movimiento de su cuerpo al respirar, buscando el aire que les faltaba a sus pulmones desesperadamente. Ya no había vuelta atrás, estaba jodido, así que al menos podía demostrar lo cansado que estaba.

—Buena carrera —felicitó al policía con sorna—, generalmente los polis solo corréis unos diez metros antes de dejarnos escapar porque ya no podéis seguir adelante.
—Pero yo no soy como los demás —susurró en otro contra su nuca y TaeHyung sintió un escalofrío involuntario recorrer su columna de arriba abajo.

Inmediatamente después de aquel breve intercambio de palabras, el policía lo sujetó perfectamente e inició el camino de vuelta hacia donde había dejado el coche de policía y probablemente a su viejo, gordo y calvo compañero, que no había aguantado la carrera. Durante los minutos que duró el trayecto, TaeHyung intentó sin éxito escapar de los brazos del policía, pero éste no se dejó engañar en ningún momento y cada vez el agarre era más fuerte, manteniéndolo tan cerca de su cuerpo que el chico podía jurar que sentía su corazón latir contra su espalda.

Al llegar al lugar en el que el coche patrulla se encontraba, TaeHyung pudo ver al otro policía, confirmando sus sospechas sobre su físico, así que no pudo evitar sonreír. Pero la sonrisa no le duró demasiado en la cara ya que su cuerpo fue empujado contra uno de los laterales del coche y tuvo que girar la cabeza hacia un lado para no romperse la nariz. El chico sintió el fuerte cuerpo del policía presionando el suyo y pensó que si estuvieran en otra situación, aquello incluso le podría gustar.

Le quitaron la mochila y luego le sujetaron las manos a la espalda con unas esposas. TaeHyung sentía el metal demasiado frío contra su piel, pero el contraste de su cuerpo acalorado y sudoroso por la carrera con aquello hizo que tuviera otro escalofrío involuntario. Le gustaba mucho el tacto de las esposas en sus muñecas, pero sobre todo, le gustó cuando el policía joven que lo presionaba contra el coche, decidió que era hora de cachearlo y comenzó a tocar todo su cuerpo en busca de algo más con lo que poder inculparlo.

Los minutos que sintió las firmes manos del otro chico se le hicieron muy cortos y se encontró deseando ser cacheado una y otra vez mientras estaba esposado. Quizás era conveniente que se hiciera algunas pruebas, su cabeza no parecía estar funcionando como debería.

—Está limpio —dijo el chico.
—Aquí solo hay pintura en spray —respondió el policía mayor.
—Hacer grafitis no es un gran delito como asesinar, pero es un delito, así que tendrás que acompañarnos a comisaría —comentó quien lo sujetaba, justo antes de darle la vuelta.

Aquella fue la primera vez en la que TaeHyung pudo ver correctamente al policía que lo había detenido. Era joven, muy joven. Como si acabara de salir de la academia y lo hubieran puesto directamente a patrullar por las calles, por eso todavía tenía tanta agilidad y rapidez. Pero TaeHyung también notó algunas cosas más, notó cómo el chico era más guapo que todos sus amigos juntos y eso le bajó un poco más las defensas de lo que ya las había bajado él mismo. Igualmente, al igual que había sentido cómo su cuerpo debía estar muy trabajado, pudo verlo ahora a simple vista porque su uniforme mostraba una figura envidiable.

—¿Algún problema? —le cuestionó el policía y TaeHyung negó—. Entonces entra al coche.

La puerta trasera fue abierta por el hombre calvo y TaeHyung luego fue empujado al interior. Cuando se pudo sentar con comodidad para no pillarse los brazos de mala forma y hacerse daño, vio que el coche ya estaba al completo y que era arrancado, poniendo rumbo a la comisaría más cercana.

Durante todo el viaje, TaeHyung no pudo evitar quedarse mirando la nuca del policía joven que estaba sentado ante él, con la vana esperanza de que se girara hacia él y lo observara de la forma en la que él mismo lo estaba observando. La noche seguía iluminada a su alrededor por las luces de las farolas, pero al chico no le importaban demasiado aquellas luces, tampoco le importaba que hubiera empezado a hacer más frío porque el alba se acercaba poco a poco.

Cuando llegaron a la comisaría, el coche fue aparcado justo enfrente de las puertas principales y el chico se bajó para abrirle la puerta e indicarle que saliera de allí. TaeHyung obedeció, aunque lo hizo lentamente porque las manos en su espalda le dificultaban los movimientos. Una vez estuvo fuera del coche, sintió el agarre fuerte de la mano del policía sobre su brazo mientras lo guiaba hacia el edificio. Era demasiado temprano, así que no había ni un alma en las calles circundantes que pudiera observar aquella escena.

El interior de aquel edificio era parecido al de las típicas comisarías que se veían por la televisión en las series o películas, no había nada que fuera demasiado destacable. El joven policía lo guió hasta las celdas, después de mantener una breve conversación con uno de los hombres que se encontraba allí a la que TaeHyung no le prestó ni la más mínima atención. El chico miró a su alrededor, descubriendo que allí había algunos hombres más, encerrados, que probablemente habrían cometido algún delito menor y esperaban hasta que alguien fuera a recogerlos o hasta que se pasaran las respectivas horas que tuvieran que estar allí.

—Bienvenido a tu mansión —le dijo el policía—. Seguro que conoces casi todas las comisarías de la ciudad, así que estarás familiarizado con lugares como este.

TaeHyung rió ante aquello mientras sentía cómo el otro le quitaba las esposas y le dejaba libres los brazos por fin.

—En realidad esta es la primera vez que me ponen unas esposas —se giró hacia él y se fijó en que el policía era un poco más bajito que él—, pero para qué negarlo… me ha gustado.

Al chico que estaba frente a él le brillaron un momento los ojos, pero fue solamente un segundo, por lo que TaeHyung no estaba seguro de si había sido real o si se lo había imaginado, porque un instante después, el policía suspiró como si estuviera cansado y le abrió la celda.

—Entra —dijo—. En un rato vendrán para tomarte los datos y podrás salir de aquí.

            TaeHyung hizo lo que se le dijo y se internó en la celda, donde ya había varios hombres más. En los segundos que tardó en girarse hacia el pasillo, el policía ya había cerrado la celda y se alejaba a paso rápido de él. El chico no pudo evitar acercarse a los barrotes para poder ver durante el máximo tiempo posible la espalda del otro, hasta que esta desapareció al final del pasillo.

ppp

            Varias horas más tarde, cuando el sol ya iniciaba su descenso hacia el crepúsculo, TaeHyung pudo salir por fin de la comisaría con su primera ficha policial. En el mostrador le devolvieron todos sus objetos personales a excepción de los botes de spray. Se recolocó la chaqueta antes de salir por la puerta por si había comenzado a refrescar y luego miró al cielo e inspiró profundamente, como si hubiera pasado encerrado bajo tierra siglos en vez de haber estado algunas horas en una pequeña celda. Después de aquello, decidió que quizás era hora de volver a casa, así que se encaminó hacia la acera; sin embargo, se detuvo nada más haber dado dos pasos.

            Apoyado contra una moto, se encontraba el policía joven que lo había detenido la noche anterior. Todavía vestía su uniforme y parecía cansado, como si hubiera acabado de realizar un turno excesivamente largo y extenuante. No obstante, había un brillo salvaje en sus ojos cuando interceptó la mirada que TaeHyung le dedicaba y esbozó una sonrisa que era una mezcla entre tímida y pícara. El chico no supo por qué, pero aquello lo hizo sentir de la misma forma que hacía unas horas, cuando había tenido su cuerpo presionando contra el suyo.

            Con la intuición de que el policía lo estaba esperando a él, TaeHyung se acercó hasta que estuvo simplemente a un par de pasos de distancia.

            —¿Qué tal has pasado tu primera noche en la cárcel? —cuestionó el policía. En su voz había un poco de sorna y de burla, así que TaeHyung hizo una pequeña mueca antes de contestarle.
            —Me esperaba otra cosa, la verdad —dijo—, pero no ha estado nada mal. Sobre todo, me gustó la parte en la que tú interviniste.

            El policía sonrió ampliamente al escuchar aquello y TaeHyung supo que eso era exactamente lo que el otro había esperado escuchar de él. Así, el chico se dio cuenta que no era él solo quien estaba esperando algo del otro y eso le gustó bastante, más de lo que había pensado que le gustaría.

            —¿Quieres que te ponga de nuevo unas esposas? —preguntó el otro, dándose la vuelta y cogiendo uno de los dos cascos que estaban sobre la moto—. Si es así, solo tienes que coger esto y no hacer preguntas.

            Le tendió el casco y lo miró fijamente a los ojos, haciendo que TaeHyung se sintiera ansioso por lo que pudiera venir. Así que, sin pensarlo durante demasiado tiempo, asintió simplemente y alargó la mano para tomar el casco. Una amplia sonrisa se extendió por el rostro del policía y después le indicó con el dedo que se subiera a la moto junto a él. TaeHyung se colocó el casco mientras el otro chico se montaba en el vehículo y se acomodaba su propio casco, después, se colocó tras él, teniendo cuidado de no acercarse mucho para que el otro no pudiera sentir el rápido aleteo de su corazón contra su espalda. El policía arrancó apenas un par de minutos después y TaeHyung tuvo que aferrarse fuertemente al asiento para no caer mientras avanzaban por las calles de la ciudad.

            El viaje no fue demasiado largo, pero durante la media hora que duró, por culpa del tráfico congestionado que a esas horas tenía la ciudad, TaeHyung se estuvo preguntando una y otra vez dónde estaban yendo y qué era exactamente lo que iban a hacer cuando llegaran —aunque de aquello último tuviera una ligera idea—. La moto se detuvo frente a la cochera de un edificio de apartamentos común en el barrio de Daehangno y luego el policía sacó un mando pequeño de su bolsillo y apretó el botón para que la puerta de metal se abriera y los dejara pasar al interior. Un minuto después la puerta se había abierto lo suficiente para que la moto cupiera y el chico arrancó de nuevo, internándose en el edificio hasta llegar a la que debía ser su plaza de aparcamiento, donde se detuvo y comenzó a desabrocharse el casco. TaeHyung hizo lo mismo que él rápidamente.

            Una vez ambos hubieron descendido de la moto, el policía lo tomó de la mano y tiró de él hasta el lugar en el que se encontraba un ascensor. Se montaron en él y TaeHyung pudo ver la anticipación en su rostro reflejado en el espejo. Parecía como si hubiera estado en sequía durante muchos años y hubiera estado esperando aquel momento con ansia hasta que por fin había llegado, cosa que no era real. Ni siquiera sabía por qué sentía aquella anticipación ni por qué había surgido de repente aquel anhelo desesperado desde que se encontró por primera vez con el policía.

            Sin que TaeHyung se diera cuenta de nada, el viaje en el ascensor había finalizado y ambos salían a un pasillo en el que había varias puertas a cada lado. Su mano todavía era sujetada por la del policía y el chico no pudo evitar compararlas porque eran completamente diferentes y porque parecía que hubieran sido hechas para encajar la una con la otra, aunque eso fuera imposible.

            —Bienvenido a mi humilde morada —comentó el chico, abriendo la puerta de su apartamento—. Entra.

            TaeHyung lo miró durante un largo segundo a los ojos y luego finalmente entró al lugar. El policía entró justo después que él y cerró la puerta, haciendo que la luz que entraba desde el descansillo se desvaneciera de golpe, quedando en la más absoluta oscuridad en el infinito pasillo que apenas había tenido tiempo de ver. Su corazón comenzó a golpear fuertemente contra sus costillas en aquel momento y cuando notó la respiración del chico justo contra su nuca, un escalofrío recorrió toda su columna vertebral, de arriba abajo.

TaeHyung quiso hablar, decir cualquier cosa que rompiera la tensión que se había instalado en su cuerpo, pero no pudo hacer absolutamente nada porque de repente se encontró cara a una de las paredes del pasillo, con el cuerpo del policía presionando contra el suyo con fuerza y decisión, y al chico se le cortó la respiración durante unos instantes.

            —Dijiste que te había gustado llevar unas esposas —jadeó el otro en su oído—. ¿Las quieres ahora?

            El chico no sabía qué decir, tenía todo el vello del cuerpo de punta y cada centímetro de piel parecía el triple de sensible que de normal, así que sentía todas y cada una de las partes del cuerpo del policía que estaban en contacto con el suyo, incluso podía sentir la entrepierna levemente endurecida del otro contra su trasero y eso hacía que no pudiera pensar con la suficiente claridad… pero había recorrido todo aquel camino esperando algo como aquello, sintiendo demasiada anticipación por ello, no podía decir que no a pasar un rato agradable con un tío guapo.

            —Ahora —murmuró.
            —Perfecto.

            Lo primero que sintió TaeHyung tras de escuchar aquella simple palabra que cerraba aquella especie de trato del que no tenía todos los términos y al que había accedido fue cómo una de las manos que lo mantenía sujeto a la pared bajaba por su columna vertebral, haciéndolo estremecer por el suave contacto en comparación con la brusquedad con la que había sido empujado contra la pared. Justo después, sus manos fueron llevadas hacia su espalda y sujetas por las mismas esposas de metal que había tenido puestas la noche anterior mientras iba hacia la comisaría. El tacto del metal contra sus muñecas volvió a hacerlo sentir levemente excitado y agitado.

            —Puedes resistirte todo lo que quieras —susurró el policía contra su nuca antes de darle un pequeño mordisquito en ésta que lo hizo jadear—. Pero a partir de ahora estarás a mi merced.

            A TaeHyung le temblaron las piernas y de no ser porque la pared sujetaba su cuerpo, habría caído al suelo de una forma muy poco honrosa. Aquella especie de juego era demasiado excitante y casi no podía ni soportarlo.

            —¿Y qué pasaría si no me inclino ante ti? —murmuró.

            La primera respuesta que obtuvo fue en forma de acción en vez de en palabras. El policía hizo que su cuerpo se girara, rodando contra la pared para encontrarse cara a cara. El otro chico tenía los ojos brillantes de deseo y una fuerte convicción de que aquello debía de salir bien, así que TaeHyung no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa cuando la respuesta en palabras fue formulada.

            —No creo que quieras ver mi lado más salvaje la primera vez, Kim TaeHyung.
            —¿Quién sabe? —le guiñó un ojo, provocándolo a medias, hasta que se dio cuenta de una cosa. Lo acababa de llamar por su nombre y él no se lo había dicho en ningún momento—. ¿Cómo sabes mi nombre? —cuestionó, frunciendo el ceño.
            —Nunca subestimes a un policía —susurró el otro chico, acercándose a él centímetro a centímetro, mirando fijamente un punto en su cuello que probablemente sería su próximo objetivo—. Tenemos acceso a toda la información personal de cada persona que ha sido detenida.
            —Es injusto —murmuró, haciendo un lleve puchero con sus labios que el otro no vio porque ya estaba demasiado cerca de su cuello—. Yo no sé el tuyo.
            —Lo sabrás a su debido tiempo.

            Aquella última contestación fue como un jadeo contra su sensible y blanca piel antes de comenzar a besarla, morderla y chuparla, entreteniéndose en dejar una clara marca en la parte frontal de su garganta que no pudiera ser escondida ni disimulada de ninguna forma. Probablemente TaeHyung le tendría que responder muchas preguntas a su amigo NamJoon cuando se encontraran la próxima vez; no obstante, no tuvo mucho tiempo para pensar en qué podría decirle al otro cuando de repente sintió cómo unas manos recorrían todo su pecho de arriba abajo, intentando a la vez apartar su chaqueta, para que el contacto fuera mayor. El chico no pudo evitar que un jadeo de pura necesidad ascendiera por su garganta y se escapara de sus labios, notando inmediatamente cómo el policía sonreía contra su cuello por lo que acababa de provocar con un par de caricias y mordiscos.

            —Parece que eso te ha gustado —murmuró, separándose de él para mirarlo a los ojos—. ¿Crees que estaría bien pasar ya al dormitorio?

            TaeHyung se quedó durante unos segundos perdido en aquellos ojos de color castaño que lo miraban y que estaban brillantes por el deseo, aquel mismo deseo que él sentía y que veía reflejado en sus ojos. No tardó mucho en volver a sus sentidos y recuperar la capacidad de hablar y de encajar palabras en frases que sonaran coherentes.

            —Estaría muy bien.

            El policía esbozó una sonrisa pícara, esta vez sin rastros de timidez en ella, antes de pedirle rotando el dedo que se girara de nuevo para darle la espalda. TaeHyung lo hizo y al instante dejó de sentir el metal sobre sus muñecas. Sin poder evitarlo llevó sus brazos hacia delante para frotarse un poco aquella zona ya que después de tenerlas puestas durante un poco de tiempo comenzaban a molestar, aunque no lo suficiente como para que el chico pensara en quitárselas inmediatamente. Era extraño, pero le gustaba estar de aquella forma, a merced de lo que quisiera hacerle el policía.

            —Vamos.

            El chico se quitó los zapatos y comenzó a andar por el largo pasillo. TaeHyung lo imitó y después siguió sus pasos inmediatamente, como si acabara de aceptar, sin llegar a hacerlo realmente, que el policía fuera su dueño o algo por el estilo.

            Estaba tan perdido en sus propios pensamientos que no se dio cuenta de que había dejado atrás el pasillo y había entrado en un conjunto de salón y cocina, simplemente separados por una barra americana, todo perfectamente ordenado y limpio. No era un espacio muy grande, por lo que supuso que aquella vivienda era simplemente para una persona. El policía se giró hacia él y le sonrió antes de abrir una puerta e indicarle que pasara al interior de la habitación que acababa de descubrir. Ésta tampoco era grande, simplemente tenía lo justo; una cama, un armario y algunas estanterías. TaeHyung sintió la mano del otro en su espalda baja, resbalándose hasta su trasero, indicándole que se moviera un poco y que terminara de ingresar en aquel espacio, así que se dirigió al lugar que ocupaba la cama, quedándose a un paso de ésta simplemente.

            —Qué ordenado —murmuró TaeHyung sin poder contenerse. Si comparaba aquello con su propia habitación no podía evitar ver la gran diferencia que había—. No sé por qué no me lo esperaba…

            Quiso añadir algo más, pero un apretón ejercido sobre su glúteo hizo que no pudiera decir nada. Se giró añadiendo una mirada de reproche en un rostro que esbozaba una expresión juguetona. El otro chico le respondió con una pequeña sonrisa y ninguno necesitó más para dar el siguiente paso.

            TaeHyung ni siquiera supo si fue él quien se acercó primero desesperadamente al rostro del otro para tomar sus labios o si fue el policía quien lo hizo, pero una vez sus bocas chocaron, nada de aquello importaba, lo único importante era luchar por el control de un beso descoordinado y desesperado, un beso que, al parecer, ambos querían y necesitaban. TaeHyung no pudo evitar morder el labio inferior ajeno, obteniendo como resultado de su acción un jadeo por parte de su acompañante que fue acompañado de la apertura de sus labios. Sin pensarlo demasiado, introdujo su lengua en aquella cavidad extraña para explorarla en su totalidad y para buscar más reacciones. Su lengua se encontró con la del chico y ambas se saborearon unos instantes antes de que la falta de aire los hiciera separarse, jadeantes.

            Sus miradas se reencontraron solo durante un segundo, antes de que sus bocas volvieran a reconocerse la una a la otra, esta vez pegando sus cuerpos para poder tener un mejor y mayor acceso. TaeHyung no pudo evitar llevar una de sus manos a la nuca del policía, enredando sus dedos en el lacio pelo castaño del chico y sintiendo cómo éste no se quedaba atrás y volvía a agarrar su trasero. Sonrió dentro del beso antes de volver a separarse y hacer el amago de quitarse la chaqueta; sin embargo, antes de que pudiera hacerlo de verdad, el otro lo detuvo, poniendo una mano sobre su brazo.

            —No tienes por qué hacer nada —le dijo—. Deja que me encargue de todo.
            —No quiero ser solo un muñeco sobre la cama —respondió TaeHyung.

Nunca le había gustado quedarse quieto mientras otro hacía todo el trabajo, él siempre estaba tocando aquí y allí, besando y mordiendo, usando sus dedos lubricados en el interior de la otra persona… pero ya tenía medio asumido por la expresión del policía que esa vez no iba a ser nada parecida a lo que ya había experimentado antes, y, al contrario de lo que suponía anteriormente se sentiría ante una situación como aquella, se sentía muy expectante. Aun así, tampoco se iba a quedar tan quieto como si ni estuviera allí, él debía hacer muchas cosas para hacer sentir bien a la otra parte.

—Jamás he pedido que seas un muñeco —respondió el policía—. Simplemente necesito que cumplas mis órdenes para pasar un buen rato.
—Lo haré —contestó con una convicción que no sabía ni que tenía.
—Perfecto.

El chico colocó sus dos manos sobre su pecho de la misma forma que en la entrada, pero esta vez consiguiendo que las mangas de su chaqueta comenzaran a descender por sus brazos de forma lenta y un escalofrío le recorrió la espalda a TaeHyung cuando la prenda finalmente cayó al suelo. Sus ojos se volvieron a encontrar durante unos breves instantes, hasta que el chico sintió un leve empujón que lo invitaba a dejarse caer sobre la cama. TaeHyung dio un par de pasos hacia atrás hasta que sus corvas chocaron contra el colchón y luego se sentó sobre este, quedando su rostro a la altura del abdomen del policía. Éste todavía llevaba puesto su uniforme y a TaeHyung le entraron ganas de quitárselo rápidamente para ver cómo era aquel cuerpo que se encontraba debajo. Alzó las manos para pasarlas por su torso, tal y como habían hecho con él anteriormente, pero fueron atrapadas antes de llegar a su destino.

—Puedes mirar pero no tocar —dijo, mirándolo fijamente—. O si no tendré que ponerte de nuevo las esposas.
—Puedo intentarlo, pero no prometo nada —fue lo que respondió.
—Con eso me basta por ahora.

Diciendo aquellas palabras, el chico comenzó a descolgarse con cuidado el arnés en el que llevaba el arma, dejándolo sobre la mesita que se encontraba al lado de la cama. Después se desabrochó y quitó el cinturón muy lentamente. TaeHyung se quedó embobado mirando el movimiento de sus manos, sabiendo que muy pronto éstas iban comenzar a recorrer su cuerpo una y otra vez, cada vez con menos ropa hasta que fuera simplemente su piel la que obtuviera aquellas caricias que estaba seguro que le iban a encantar. El policía llevó sus manos a la camisa de manga corta del uniforme que llevaba y desabrochó un par de botones que mostraron un cuerpo de piel suave que TaeHyung se moría por acariciar. Justo después hizo que sus ojos se encontraran de nuevo y le sonrió.

—Hasta aquí —murmuró—. Te toca a ti.

TaeHyung se sintió un poco decepcionado, pero sabía perfectamente que a él también le tocaba enseñar algo de piel. Por ese motivo se colocó un poco mejor sobre la cama y luego se subió la camiseta, mostrando la parte superior de su cuerpo, hasta sacársela por la cabeza. Apenas tuvo tiempo para hacerlo y dejarla por cualquier lado, cuando sintió cómo las piernas del policía se colocaban una a cada lado de sus caderas, sentándose sobre sus muslos. Lo siguiente que vio fueron unos ojos traviesos, que le indicaron que iba a pasarlo realmente bien en breves momentos, justo antes de sentir los cálidos y húmedos labios del otro sobre la piel de su cuello de nuevo, pero esta vez, no quedándose simplemente en un punto al azar para hacerlo gemir, esta vez su boca no paraba quieta, explorando cada lugar que estaba a su alcance, comenzando a bajar hacia sus clavículas y pecho.

A TaeHyung le temblaba todo el cuerpo de placer y quería enfocarse en algo para no terminar corriéndose solo por unas cuantas caricias. Llevaba tiempo sin hacerlo, pero no sería bueno que se corriera nada más al empezar, eso lo dejaría en muy mal lugar como amante, cuando no era cierto. Además, ya sentía su entrepierna, chocando con la ajena, bastante dura y excitada, cuando aún todavía no había sido estimulada directamente. El chico reprimió un gemido a duras penas cuando la juguetona lengua de su acompañante dejó su cuello para descender directamente hacia uno de sus pezones y, tuvo que agarrarse a la camisa que éste todavía llevaba puesta para no caer patéticamente de espaldas sobre el colchón.

            —Déjame oír tu voz —susurró el policía contra su pecho, enviando su aliento cálido justo contra el pezón que estaba maltratando, haciendo que TaeHyung sintiera un escalofrío recorrer todo su cuerpo—. Déjame oír cómo gimes mi nombre.
            —Aún no sé tu nombre —jadeó él, notando cómo una mano se posaba en su bajo vientre, buscando la cinturilla de sus vaqueros—. ¿Cómo voy a gemir algo que no sé? —cuestionó, buscando sus ojos.

            Los ojos castaños del policía de repente abordaron los suyos, divertidos, antes de volver a acercar sus rostros y besar sus labios de nuevo, esta vez con mucho más detenimiento y menos furia, saboreándose al máximo. TaeHyung se quedó con ganas de más cuando el beso terminó, así que se inclinó hacia delante para volver a tomar los labios del otro, pero estos ya se encontraban trazando un camino de besos por su mentón hasta llegar a su oído, donde se detuvo para susurrarle.

            —JungKook.

            TaeHyung supuso que aquel sería su nombre, pero no tuvo demasiado tiempo para pensar en ello, ya que la mano que antes estaba buscando su pantalón, por fin lo había encontrado y se había colado de forma experta por allí, rozando su miembro a través de la tela de sus calzoncillos. El chico aquella vez no pudo reprimir el gemido grave que escapó de sus labios, ni tampoco pudo evitar tumbarse en la cama de espaldas porque su cuerpo no pudo soportar tanto placer. Escuchó una pequeña risa de triunfo y, cuando pudo hincar los codos en el colchón para alzarse, se dio cuenta de que su acompañante se había abierto la camisa, dejando ver un cuerpo escultural y tostado por el sol, nada parecido al suyo.

Jamás había tenido un amante con semejante cuerpo y lo único que TaeHyung quería hacer era tocar y tocar hasta la saciedad. Por ese motivo, llevó sus manos hasta el pecho del otro para comenzar a rozar con las yemas de sus dedos todas y cada una de las líneas de sus músculos, bajo la atenta mirada del propietario.

—¿Te gustan? —murmuró JungKook y TaeHyung alzó la mirada para responderle afirmativamente mirándolo a los ojos, sin decir ni una sola palabra—. Creo que te van a gustar más otras partes de mi cuerpo —dijo con gran convicción—, aunque no vas a poder tocarlas —TaeHyung lo miró sin comprender y el policía sonrió—. Te dije que podías mirar pero no tocar y que si tocabas de nuevo tendría que ponerte las esposas.

El chico se mordió el labio inferior al darse cuenta de que eso era verdad, que se lo había dicho minutos antes, pero con su excitación, no se había acordado. Sin embargo, la promesa que había escrita en los ojos del otro de que lo pasaría realmente bien aunque sus manos no estuvieran operativas, era algo que hizo que TaeHyung ni siquiera se resistiera ni un poco cuando vio cómo JungKook abandonaba su regazo y buscaba entre sus cosas para coger un par de esposas. Después, le indicó que se colocara bien en la cama y que alzara sus brazos. Apenas pasaron dos minutos cuando TaeHyung ya se encontraba con los brazos inmovilizados contra el cabecero y JungKook ya se había subido de nuevo sobre su cuerpo, con la camisa quitada y los pantalones desabrochados, dejando a un lado de la cama condones y lubricante.

—Vamos a pasarlo bien, TaeHyung —le dijo—. Te lo prometo.

Y justo después de decir aquellas palabras, comenzó a retirarle los pantalones, bajándoselos lentamente por sus delgadas piernas blancas, hasta dejarlo solamente con una prenda que tapaba lo justo pero que insinuaba lo suficiente. Su miembro estaba muy duro dentro de sus calzoncillos y se marcaba en ellos de una forma bastante pronunciada. TaeHyung pudo ver un brillo juguetón en la mirada de JungKook antes de que este se inclinara sobre su miembro y dejara un camino de besos sobre la tela que hicieron que el chico se retorciera sobre la cama porque aquella parte se había vuelto demasiado sensible.

—No te muevas mucho o las esposas te dejarán marca —le aconsejó, pero a TaeHyung le daba igual que le quedaran marcas o no, lo único que quería era correrse.
—Más —jadeó.

JungKook lo observó durante unos segundos, antes de cumplir con aquello, lamiendo la punta de su miembro a través de la tela. TaeHyung se retorció de nuevo y gimió gravemente. Quería más de aquello mucho más, pero el otro parecía no tener intenciones de darle más por el momento. JungKook se había alejado de su miembro y se estaba deleitando con besar sus piernas, cerca de su entrepierna, o besar el caminito de fino vello que bajaba desde su ombligo y que se perdía bajo la gomilla de los calzoncillos. El chico no podía soportarlo, quería más y quería suplicar por más, pero parecía que eso era lo que quería el policía que hiciera, suplicarle.

—Ah… JungKook… —no pudo evitar ese gemido que salió ronco de su garganta, ni tampoco pudo evitar mirarlo a los ojos, suplicante, cuando éste rozó con sus dedos la punta de su miembro.

Finalmente, el chico comenzó a deshacerse en atenciones con su miembro, besando, lamiendo y mordiendo suavemente aquí y allí, buscando darle placer y buscando que se endureciera más y más. TaeHyung comenzó a sentir cómo el fuego se acumulaba en su bajo vientre y empezó a jadear en voz alta, retorciéndose de placer, esperando el momento justo en el que iba a estallar su orgasmo. Estaba próximo a ello y cerró los ojos, para disfrutar del placer, pero justo cuando sentía que ya no iba a poder aguantar más, las caricias sobre su pene se detuvieron bruscamente, dejándolo a punto de explotar, pero sin poder hacerlo. TaeHyung emitió un sonido de pura frustración y escuchó una risita cerca de su rostro, así que abrió los ojos justo cuando JungKook le dio un pequeño beso en los labios.

—Yo también tengo derecho a disfrutar —fue lo que le dijo contra sus labios—. Hazme disfrutar.

Después se separó de su rostro y de su cuerpo para poder moverse con comodidad cuando se quitó sus pantalones y sus bóxeres con rapidez, dejándolos a un lado. TaeHyung pudo apreciar como cada músculo de su cuerpo estaba trabajado, además de que su miembro también se encontraba bastante erecto a pesar de que no lo había tocado en ningún momento. Por aquello, el chico se sintió un poco mejor, ya que no solo él se había calentado por unos pocos besos. También vio cómo JungKook volvía a subirse sobre su cuerpo pero esta vez, acercando su miembro a su boca. TaeHyung emitió una pequeña risa. Por fin iba a poder saborear una parte del cuerpo del policía, y quizás la más importante.

El miembro ajeno chocó contra sus labios y TaeHyung no pudo evitar besar la punta para justo después lamerla y hacer jadear a su propietario. Se sintió bastante bien haciendo aquello, ya que por su acción, por fin podía ver cómo el policía comenzaba a flaquear y dentro de poco comenzaría a gemir en voz alta porque TaeHyung conservaba intactas todas sus habilidades. Volvió a lamer la punta y luego introdujo una pequeña porción en su boca para jugar con ella y maltratarla levemente. El chico sintió cómo se endurecía más dentro de su boca y se sintió muy orgulloso. La sacó y la lamió de nuevo, pero esta vez buscando más falo con su lengua, intentando llegar lo más atrás posible pero sin poder hacerlo porque las esposas le limitaban el campo de acción. Aun así, sintió cómo el otro se estremecía y tenía que apoyar sus manos en la pared para no caerse porque seguramente sus piernas comenzaban a flaquearle.

TaeHyung utilizó aquel factor a favor, ya que ahora estaba más cerca que antes para introducirse de nuevo su miembro lo más que pudo y comenzar a chupar como si se tratara de un caramelo, sintiendo el sabor del presemen en su lengua y sintiendo los temblores del cuerpo de JungKook, que comenzaba a gemir levemente. Intentó conectar sus ojos con los del otro, pero se encontró con que éste había echado la cabeza contra la pared y tenía los ojos cerrados, además de una exquisita expresión de placer en su rostro. Probablemente, aquella sería la mejor mamada que le habían hecho en toda su vida, así que el chico se esforzó en hacerlo todavía mejor para que lo recordara durante mucho tiempo.

—Ahh… ah… para… —jadeó JungKook y TaeHyung se detuvo inmediatamente. El policía se separó de su cuerpo, con el miembro brillante por su saliva y apuntando al techo, las mejillas sonrojadas y la respiración irregular. Había estado próximo de llevarlo al orgasmo, pero lo había hecho detenerse—. No quiero correrme en tu boca —aclaró—, quiero hacerlo en un lugar mucho más excitante.

TaeHyung supo inmediatamente a qué lugar se refería y sonrió ampliamente. A él también le parecía un lugar muy excitante, mucho más caliente y ajustado que su boca, ya que no había sido usado demasiadas veces. JungKook le quitó los calzoncillos, hincándose de rodillas en la cama antes de coger el bote de lubricante que había dejado a un lado hacía unos minutos. TaeHyung sintió cómo su miembro por fin quedaba libre de la prisión en la que se encontraba y notaba sensiblemente el cambio de temperatura de su caliente carne al aire de la habitación, algo más fresco. El policía se acercó de nuevo a su cuerpo, esta vez para abrirle las piernas al máximo e introducir su cabeza entre ellas para lamer toda su entrepierna, desde su entrada hasta la punta de su miembro, antes de retirarse de nuevo.

TaeHyung lo miró expectante mientras abría el bote de lubricante y se echaba en los dedos aquel líquido viscoso y transparente. También echó sobre su entrada y el chico se tensó un poco porque estaba bastante frío, pero en cuanto notó que los dedos de JungKook comenzaban a vagar por el lugar intentó destensarse. Por la primera experiencia que tuvo en aquella posición, el chico sabía que era mejor relajar todo su cuerpo o iba a pasarlo muy mal durante los posteriores días.

Un dedo tanteó su ano unos segundos antes de internarse en él y TaeHyung tuvo que contener su respiración. Todavía le era bastante incómoda aquella situación, pero podía soportarla, no le producía dolor. El dedo comenzó a entrar y salir de su recto, moviéndose de un lado a otro para comenzar a crear espacio para otro dedo y para algo más grande que vendría más tarde. Apenas unos pocos minutos después, el chico comenzaba a jadear porque la intrusión no le molestaba en absoluto y necesitaba algo más. JungKook identificó a la perfección sus jadeos y sacó su dedo para luego introducir dos de golpe y seguir con la preparación. TaeHyung buscó la mirada del policía inmediatamente y la encontró fija en su rostro, probablemente queriendo ver cualquier signo de dolor en este.

—Bésame —le pidió.

JungKook no tardó ni un segundo en aceptar su mandato y besarlo con fuerza. Necesitaba distracción, necesitaba poder hacer algo para eliminar de su mente la incomodidad y la pequeña punzada que le había dado su baja espalda cuando los dos dedos habían sido introducidos. Intentó mover sus manos para agarrarse a la nuca del chico y atraerlo más haca él, pero lo único que consiguió fue que las esposas que lo mantenían sujeto tintinearan contra los barrotes del cabecero y que sus muñecas y brazos protestaron. Jadeó frustrado contra la boca del otro y notó una sonrisa amplia dentro del beso, un segundo antes de que sus miembros se rozaran, enviando una corriente eléctrica a todas sus terminaciones nerviosas.

—Ah… —TaeHyung emitió un jadeo lleno de placer—. Ah… más…

Los labios de JungKook ahogaron su súplica, pero ésta fue escuchada, ya que el policía volvió a hacer aquel mismo movimiento. Justo después, TaeHyung se dio cuenta de que ya no sentía ninguna incomodidad en su recto a pesar de que los dedos del otro campaban a sus anchas por él, expandiendo más y más sus paredes para que estas pudieran albergar su miembro. El chico se imaginó qué sentiría cuando sus cuerpos se fusionaran y casi sintió cómo podía correrse solo de pensarlo. Lo necesitaba ya.

—Ya… ya… JungKook —murmuró—. Ya…
—Aún no, paciencia —susurró el otro, abandonando sus labios y besando su cuello de nuevo.
—No puedo esperar más —replicó—. Siento que me voy a correr.

JungKook le dio un pequeño mordisquito en el cuello y TaeHyung notó su orgasmo mucho más cerca, así que gruñó gravemente para que el otro acelerara sus movimientos.

—Te dolerá —dijo JungKook, mirándolo seriamente a los ojos.
—Te necesito ya.

Soportaron mirarse fijamente durante unos segundos y TaeHyung no estaba seguro de si iba a ganar aquella batalla o no, pero cuando finalmente el otro la apartó la sintió como un gran triunfo. Iba a poder saciar su sed en aquel mismo instante y por fin iba a poder liberarse. JungKook se alejó un poco de él y cogió de nuevo el lubricante, después sacó sus dedos de su recto, dejándolo vacío y volvió a echar lubricante sobre su entrada, esta vez abundantemente. Luego cogió uno de los condones y lo abrió, mordiéndolo con sus dientes ya que tenía las manos pegajosas y resbalosas. Una vez lo tuvo sacado, se masturbó durante unos segundos para que su miembro se endureciera más y se puso el condón con maestría.

—Iré despacio —anunció—. Cuando te acostumbres comenzaré a moverme.

TaeHyung asintió, expectante, y JungKook abrió con una mano al máximo su entrada y con la otra guió su miembro hasta ella. La punta rozó su entrada y jugó con ella durante unos segundos antes de comenzar a introducirse lentamente, cortándole la respiración. Tenía razón, aun no estaba lo suficientemente dilatado y mientras se abría paso hacia lo más profundo de su ser, TaeHyung sintió cómo si se fuera a partir en dos, pero a la vez, sentía que no iba a poder contener su orgasmo mucho más porque le estaba proporcionando demasiado placer. No pudo evitar agarrarse a los barrotes del cabecero fuertemente ni apretar sus dientes para poder soportarlo. De golpe, JungKook se detuvo, emitiendo un gemido bajo, y el chico se dio cuenta de que ya había terminado de introducirse y que se iba a quedar de aquella manera hasta que se acostumbrara a la penetración.

            —¿Estás bien? —preguntó el policía y TaeHyung asintió.

            Sin embargo, JungKook no pareció muy convencido por su respuesta, ya que se dedicó a besar sus labios, su cuello y su pecho para proporcionarle más placer y más sensaciones eléctricas. Las esposas que lo mantenían preso tintinearon cuando el chico atrapó uno de sus pezones con sus dientes y sintió una pequeña punzada en las muñecas que lo hicieron esbozar una mueca de dolor.

            —Te dije que no te movieras mucho o te iban a hacer daño —murmuró JungKook, separándose un poco de su cuerpo y moviendo una de sus manos para alcanzar algo de la mesita de noche. Después comenzó a tocar las esposas que lo mantenían sujeto hasta que estas se abrieron y lo dejaron libre. TaeHyung no pudo evitar tocarse las muñecas un poco adoloridas y con unas finas líneas rojas que supo que le dejarían marca—. Lo siento —JungKook tomó sus muñecas y las besó, haciendo que TaeHyung sintiera un escalofrío de placer recorrer su cuerpo.
            —No me duelen —mintió—. Solo me molestaban un poco.

            TaeHyung aprovechó que ahora estaba libre para tomarlo por la nuca y acercar sus labios para poder besarlo con intensidad, jugando con su lengua. También movió un poco su cuerpo para acomodarse mejor a él y rodeó su pequeña cintura con sus piernas para hacer la penetración un poco más profunda. Ambos se quedaron sin aire dentro del beso y tuvieron que separarse para poder respirar correctamente.

            —Eres muy travieso —murmuró JungKook y él no pudo evitar sonreírle.
            —Puedes moverte —le anunció, queriendo sentirlo mucho más—. Ya no me molesta.
            —¿Seguro?

            TaeHyung asintió y el policía le dejó un corto beso en los labios antes de apoyarse bien en el colchón para comenzar a moverse. Sus cuerpos estaban pegados y su miembro se encontraba entre ambos, rozándose con sus abdómenes. JungKook no avisó, simplemente se movió rápidamente en su interior, casi sacando su miembro de su recto, dejándolo vacío, y TaeHyung gimió fuertemente su nombre. Ante la mención de su nombre de aquella forma, el policía pareció enloquecer porque las embestidas siguientes fueron fuertes y muy certeras, encontrando perfectamente su próstata y golpeándola con intensidad. El chico no pudo evitar retorcerse de placer porque sentía que si seguía ese ritmo no iba a aguantar más que unos minutos. Su miembro estaba siendo aprisionado contra sus cuerpos y cada vez los manchaba más de líquido preseminal, pegándoseles al sudor que comenzaba a recorrer sus pieles. Su próstata estaba siendo golpeada una y otra vez y TaeHyung no podía parar de gemir porque estaba a punto de alcanzar uno de los orgasmos más deliciosos de su vida.

            —JungKook… JungKook… JungKook…

            No podía parar de repetir su nombre una y otra vez cada vez que un gemido escapaba de los labios del otro. La temperatura de la habitación y de sus cuerpos había aumentado considerablemente y ahora no sentía más que calor y su sudor recorriendo su rostro y su cuerpo. JungKook también había comenzado a sudar profusamente, pero este solo hacía que su piel se viera mucho más perfecta y perlada y TaeHyung quiso besar cada parte de su cuerpo, pero no pudo.

            El fuego que se había acumulado antes en su bajo vientre comenzó a acumularse de nuevo, pero esta vez de una forma mucho más intensa y rápida. TaeHyung se agarró fuertemente a la espalda de JungKook, atrayéndolo mucho más a su cuerpo, hasta que con un par de embestidas más, consiguió que por fin pudiera liberar su fuego. TaeHyung llegó al orgasmo y cerró sus ojos, apretando su cuerpo durante un segundo, para después comenzar a correrse sobre sus pechos, manchándolos a ambos y entre temblores. Se sentía en el cielo en aquellos momentos y, cuando JungKook siguió penetrándolo una y otra vez rápidamente, no pudo evitar retorcerse de placer y apretar su recto.

            JungKook llegó al orgasmo también poco tiempo después con un gemido sordo antes de dejarse caer contra su cuerpo, apoyando su cabeza en su pecho manchado de semen, que seguía subiendo y bajando aceleradamente. TaeHyung sintió cómo su miembro se iba debilitando poco a poco y cómo el de JungKook comenzaba a hacer lo mismo dentro de su cuerpo. Los dos tenían la respiración entrecortada y aún no podían decir ni siquiera una palabra, pero por cómo habían terminado, aquella había sido una buena sesión de sexo.

            TaeHyung se permitió cerrar los ojos unos instantes para rememorar el concentrado rostro de JungKook mientras lo penetraba y sonrió cuando comenzó a notar cómo este se removía en su pecho para alzarse. Abrió los ojos para ver al policía despeinado y con algunos restos de semen en su mejilla y sintió cómo por fin se retiraba de su cuerpo, sacando su miembro de su interior y quitándose el condón para hacer un nudo con él. TaeHyung se sintió sobre la cama y le sonrió, indicándole que se había manchado la cara. El policía llevó una de sus manos a su mejilla, pero el chico lo detuvo.

            —Eso es mío —murmuró—. Debería limpiarlo yo.

            Se acercó lentamente a su rostro y luego comenzó a besarlo y a lamerlo para retirar cada resto de semen que se había quedado allí. Sintió cómo JungKook sonreía y cuando terminó de limpiarlo le dio un beso corto en los labios. Aquella había sido una gran experiencia, una como ninguna de las que había tenido antes y TaeHyung estaba mucho más que satisfecho con ella. De hecho, sentía que tenía ganas de repetirla.

            —Estamos pegajosos —comentó JungKook, mirando sus cuerpos y el chico le dio la razón asintiendo—. ¿Quieres que compartamos ducha?

            Y por la manera en la que lo propuso, TaeHyung se dio cuenta de que no solo iban a compartir ducha y que tampoco aquella iba a ser la primera ni la última vez. Esbozó una pequeña sonrisa porque no se lo había esperado pero le encantaba la idea y finalmente asintió, permitiendo que JungKook lo tomara de la mano y lo levantara de la cama para guiarlo hasta el baño, donde quizás tardaron más del tiempo necesario para darse una simple ducha.







Notas finales:
—Este fue el primer lemon que escribí de BTS (ha habido muchos más después de éste, pero creo que ninguno tan explícito) y pasé muchos días imaginando y escribiéndolo, quizás se me quedó la historia más larga de lo que pretendía, aunque lo peor de todo es que sigo pensando que se me ha quedado corta. ¿Tiene lógica? Porque yo no la veo.

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