Capítulo
2
Después de haber visto aquella escena,
MinHyung quiso ir corriendo hasta el pueblo para avisar a todos los mayores,
pero DongHyuck lo detuvo y trató de tranquilizarlo para que no lo hiciera
puesto que si descubrían que ambos lo sabían, seguro que tendría consecuencias
fatales para ellos. Todo el pueblo, menos los niños, que no tenían ni idea de
nada, estaban metidos en aquel ajo, el menor sabía que así tenía que ser porque
no había ninguna otra explicación que fuera mejor que esa.
—Hyung,
lo que debemos de hacer es escapar de aquí lo más pronto posible —le dijo—,
antes de que se den cuenta de que tú también posees el gen lobo y antes de que
te suceda lo mismo que a Jeno y a JaeMin.
—Pero alguien nos podrá ayudar, alguien podrá
creernos si le decimos lo que sucede y podrá salvar a los chicos de esa gente
—replicó el mayor—. Seguro que hay alguien…
—No en Neugde —cortó DongHyuck—. Aquí no hay
nadie que pueda ayudarnos, tenemos que salir del pueblo e ir a la ciudad más
cercana a pedir ayuda porque seguro que
fuera de este bosque nadie sabe lo que está ocurriendo.
—DongHyuck…
—Me prometiste que huirías conmigo si no te
estaba mintiendo —el menor tomó de las manos a MinHyung y las apretó suavemente
en las suyas—. Me lo prometiste y has visto con tus propios ojos que es verdad,
que todo aquel que manifiesta el gen lobo es secuestrado por gente desconocida
que deben de ser científicos. Lo más probable es que hagan experimentos con
todo aquel que recogen, así que, por favor, ven conmigo —le pidió—. Ven
conmigo, salgamos de este lugar lo más rápido posible y pidamos ayuda en la
ciudad más cercana que encontremos.
MinHyung estuvo pensándolo durante algunos
minutos, dudando de todo probablemente, pero finalmente asintió de forma leve
con su cabeza y DongHyuck no pudo evitar que un suspiro de alivio se escapara
de sus labios, a la vez que toda la tensión de su cuerpo abandonaba sus
músculos y los dejaba relajados. MinHyung había dicho que sí, MinHyung iba a
escapar de aquel lugar con él para buscar la ayuda para los demás y para ellos
mismos. Después de tanto tiempo queriendo que alguien lo escuchara y lo
creyera, el chico se sintió demasiado feliz, feliz porque siempre había tenido
razón en no confiar en aquella parafernalia del gen que tenía todo el pueblo,
feliz porque iba a poder salvar a su mejor amigo de un destino incierto.
—Tenemos que guardar provisiones —le dijo al
mayor—. Cualquier comida que no se ponga mala y que nos pueda durar varias
semanas. No sé a qué distancia está exactamente la ciudad de aquí, pero tenemos
que estar preparados para todo —DongHyuck hizo el cálculo mental de cuánto
podrían tardar en recogerlo todo y tenerlo listo para partir—. Nos iremos en
tres días.
—De acuerdo —murmuró MinHyung—. Buscaré en
casa cualquier comida que nos pueda servir.
—Gracias.
Durante los tres días que había dado de
margen para poder reunir todo lo que les fuera necesario, DongHyuck tuvo miedo
de que su amigo pudiera cambiar de opinión o pudiera decir algo a los mayores
sobre lo que había visto porque tenía el gen y siempre había creído en todo lo
que les habían contado; pero por otra parte, intentaba tranquilizarse pensando
en que el mayor siempre había cumplido su palabra y, después de lo que había
visto, debía de estar plenamente convencido de que todo estaba mal en el pueblo
y que lo que tenían que hacer era salir de allí.
Y alejando todos sus miedos, MinHyung
apareció el día acordado con una gran mochila a sus espaldas.
En la madrugada del tercer día, cuando todo
el pueblo dormía y no había ni un alma que pudiera verlos, ambos se adentraron
en el bosque, alejándose de Neugde y del camino, para que no pudieran
encontrarlos tan fácilmente cuando se dieran cuenta de que no estaban. Quizás,
de aquella forma no pudieran saber exactamente a dónde se estaban dirigiendo,
pero lo único que debían hacer era recorrer la mayor distancia que pudieran en
el menor tiempo posible para que no existiera la posibilidad de que los
encontraran.
Mantenerse cerca del camino que cruzaba el
bosque y que siempre había sido la única forma de comunicación con el exterior
del pueblo, era lo único que MinHyung y DongHyuck podían hacer para no perderse
en la espesura de un bosque por el que jamás habían transitado. No obstante,
pasar por el camino era algo que evitaban a toda costa porque allí eran mucho
más visibles y podían encontrarlos más fácilmente y eso era lo que los dos
chicos no querían que sucediera, que los encontraran. No hacía más que un par
de días que habían salido de Neugde y se habían internado en el bosque, pero
ambos sabían que pronto comenzarían a buscarlos porque no era común que no
pasaran por sus casas en varios días… y entonces sabrían que se habían escapado
y el único lugar al que podían ir era la ciudad a través de aquel camino.
Por eso evitaban el camino, porque no era
seguro… pero también tenían que tenerlo cerca para no perderse.
Ninguno sabía realmente cómo de lejos se
encontraba la ciudad más cercana ni cuántos días tendrían que estar en mitad
del bosque hasta poder salir de allí, pero DongHyuck tenía claro que al menos
una semana tendrían que pasar caminando entre los árboles porque Neugde tenía
que estar bastante aislado como para que nunca nadie hubiera llegado al lugar
por casualidad. Y el chico creyó que su amigo también tenía aquello bastante
interiorizado… al menos era lo que pensaba hasta que le demostró lo contrario.
Al tercer día de caminata por el bosque,
siendo arañados por las zarzas que crecían cerca de los árboles o pisando mal
por culpa de raíces semi-ocultas en la tierra y traicioneras, MinHyung comenzó
a estar irritable y a soltar maldiciones cada dos por tres, empezando también a
soltar comentarios sarcásticos o hirientes cada vez que DongHyuck abría la boca
y a reprocharle que estuvieran allí. Aquello era bastante raro en el mayor,
porque siempre había sido alguien calmado que nunca había hecho ningún
comentario malo sobre algo o sido sarcástico con las personas a las que
apreciaba, eso siempre había sido más papel de DongHyuck… pero el menor
entendía que el motivo por el cuál su amigo se estaba comportando de aquella
forma era porque el gen se estaba desarrollando y, en esos días, las personas
que lo tenían se volvían de aquella forma —al menos eso era lo que decía el
libro que había cogido de la estantería de su casa antes de partir—.
DongHyuck sabía que compartir aquellos días
en los que el gen de MinHyung se estaba manifestando de forma cada vez más
notoria iba a ser bastante complicada y nunca había prestado mucha atención
cuando todo el mundo hablaba sobre el tema, así que, coger aquel libro le había
salvado un poco la vida, ya que al menos, siguiendo sus instrucciones, trataba
de calmar a su amigo y éste se tranquilizaba durante un largo periodo de tiempo
antes de volver a empezar.
Solo habían sido tres días, pero DongHyuck
esperaba poder llegar pronto hasta la ciudad para no tener que tratar solo con
su amigo, porque aunque se habían embarcado en aquel viaje para ayudarlo y para
que no le sucediera nada malo, al chico a veces le daban ganas de dejarlo atrás
e irse él solo para no tener que seguir aguantándolo con aquel humor de perros.
—No teníamos que haber salido del pueblo… no
teníamos que haber escapado… tendríamos que haber pedido ayuda a algún mayor…
esta es la mayor locura que hemos hecho nunca… vamos a morir los dos aquí en
este inmenso bosque… y nadie encontrará nuestros cadáveres nunca…
MinHyung llevaba diciendo cosas como aquella
todo el día, frases que hacían que DongHyuck estuviera a punto de perder los
nervios y mandarlo a la mierda cada vez que el mayor abría la boca. Pero eso
era algo que no podía hacer por nada del mundo. DongHyuck sabía perfectamente
que no era su amigo quien realmente estaba diciendo aquellas cosas, que él
nunca diría algo como aquello en condiciones normales… obviamente, pasar por
todo el cambio hormonal que suponía convertirse en hombre lobo le estaba
pasando mucha factura y aquella irritabilidad que manifestaban todos aquellos
que poseían el gen era lo que estaba hablando por él y lo hacía estar de
aquella forma. Por ese motivo, DongHyuck estaba dispuesto a mostrar toda la
paciencia que jamás había mostrado antes en su vida y no matar a su mejor amigo
porque eso sería una gran pérdida.
Aunque había muchas veces en las que ganas no
le faltaban…
—¿Por qué tuve que hacerte caso? Nunca te he
hecho caso… ¿por qué me he visto arrastrado a esto? Debería volver al pueblo…
—¿Por qué no nos detenemos y descansamos un
poco? —dijo DongHyuck, cortando toda la perorata del otro antes de que
decidiera que irse era lo mejor que podía hacer—. Llevamos todo el día andando
y comienza a hacerse tarde.
MinHyung se detuvo en ese momento y lo miró
durante unos segundos de forma fija hasta que finalmente asintió. DongHyuck
suspiró aliviado. De aquella forma podría tranquilizarlo durante un poco más de
tiempo… al menos por aquella noche, mientras ojeaba el libro sobre cómo tratar
a aquellos que estaban manifestando el gen antes de transformarse por primera
vez. Quizás había alguna forma que se le había pasado por lo alto de conseguir
mejores resultados para calmar al mayor hasta que finalmente salieran del
bosque y llegaran a la ciudad. Después de caminar durante cinco días entre los
árboles y siguiendo el camino en la distancia, no les debía de faltar demasiado
para llegar.
MinHyung fue a por la leña para poder
encender una pequeña hoguera con la que calentarse porque las noches eran un
poco frías y no habían llevado mucha ropa de abrigo mientras DongHyuck se quedó
armando su campamento y mirando el libro en busca de algo nuevo. Sin embargo,
no hallaba nada que le fuera de utilidad realmente. Hablar con voz calmada y
tranquila, lentamente, rozar la nuca de la otra persona o presionar su muñeca
durante unos momentos al hablarle daba resultados inmediatos pero durante un
periodo de tiempo muy corto, cada vez más corto, y DongHyuck no sabía ya qué
hacer.
Cuando su amigo regresó, encendieron la hoguera
y se juntaron en el fuego para calentarse un poco, comiendo en silencio lo poco
que les iba quedando de lo que habían recogido de sus casas. Durante unos
momentos, el menor pensó que aquella noche la pasarían tranquilos, simplemente
durmiendo el uno al lado del otro después de comer hasta que amaneciera y
volvieran a emprender su camino… no obstante, MinHyung comenzó de nuevo a
protestar, siguiendo con la misma cantinela que había tenido durante todo el
día.
Y la paciencia de DongHyuck se acabó. En un
arrebato de furia, cogió el libro y lo tiró al fuego ante él, haciendo que las
llamas se avivaran e iluminaran mucho más el claro en el que se habían detenido
a descansar, antes de girarse hacia su amigo y mirarlo con los ojos llenos de
ira. Quería gritarle que se callara, quería gritarle que se habían embarcado en
ese viaje solo para ayudarlo a él, porque no quería que le sucediera nada malo,
porque MinHyung siempre había sido la persona más importante de su vida y
siempre lo sería. Sin embargo, DongHyuck no dijo nada, simplemente llevó las
manos al rostro de su amigo para hacer que éste lo mirada mientras seguía
quejándose de todo y, sin saber bien por qué lo hizo, acortó rápidamente la
distancia que los separaba y lo besó durante unos segundos.
En el breve tiempo en el que sus labios se
juntaron con los de MinHyung, su cuerpo fue recorrido de arriba abajo por un
escalofrío, escalofrío al que no le prestó la más mínima atención y se separó
del mayor. DongHyuck observó su reacción, por si había hecho algo muy malo y
éste le fuera a partir la cara, pero MinHyung parecía haberse quedado
paralizado y, sobre todo, callado, algo que DongHyuck agradecía enormemente.
Puede que aquella no hubiera sido la mejor manera de hacer que su amigo dejara
de quejarse, pero era la única que se le había ocurrido en ese momento y al
menos había servido para callarlo.
DongHyuck se dio por satisfecho e ignoró
deliberadamente la forma acelerada en la que su corazón comenzó a latir después
del beso, dándole la espalda a MinHyung y echándose sobre el suelo para tratar
de conciliar el sueño ahora que el mayor ya no se quejaba. Lo que DongHyuck no
sabía, porque eso no venía en el libro que seguía reduciéndose a cenizas en el
fuego, era que después del beso todo iba a cambiar entre MinHyung y él, porque
aquellos que desarrollaban el gen lobo, en cuanto sentían atracción por
alguien, la sentían de una forma muy intensa… y, aunque DongHyuck no lo sabía,
con el beso, había hecho que su amigo comenzara a sentir aquella intensa
atracción por él.
En mitad de la noche, DongHyuck se despertó
sobresaltado debido a un roce en su cintura que no estaba acostumbrado a
sentir. No había ya luz en el claro, la hoguera se debía haber apagado hacía
rato y lo único que iluminaba un poco el lugar era una pequeña luna creciente
que no aportaba la suficiente luminosidad; pero a DongHyuck no le hacía falta
la luz para saber quién se encontraba a su espalda, abrazándolo fuertemente por
la cintura, como si temiera que en cualquier momento se fuera de su lado y lo
dejara tirado. No podía ser nadie más que MinHyung.
—¿Hyung? —susurró, por si acaso el mayor
estaba despierto, aunque no tenía muchas esperanzas de ello.
—Lo siento… —dijo el otro en un murmullo
contra su cuello que hizo que DongHyuck no pudiera evitar un escalofrío—. Lo
siento mucho.
—¿Por qué? —se atrevió a preguntar el menor.
—Por haberme comportado de esta forma
insoportable durante todos estos días —le respondió—. No era mi intención, no
sé por qué estaba así, pero me he dado cuenta de que estaba siendo un
gilipollas de primero contigo cuando tú lo único que quieres es ayudarme a mí y
a todos los demás.
DongHyuck sonrió al escuchar aquellas
palabras. Al menos, después de todo, su amigo seguía teniendo algo de sesera y
había entendido que no podía estar comportándose de aquella forma porque no era
normal. El chico sabía que los cambios por el desarrollo del gen lobo eran los
causantes de todo aquel revoltijo que MinHyung debía estar sintiendo en su
interior y por eso había tratado de llevar aquello lo mejor posible, de hecho,
había estado pensando en medio soportarlo hasta que salieran de allí, pero
ahora que el mayor se había dado cuenta de ello, probablemente no tuviera que
hacerlo.
—Me alegra que te hayas dado cuenta
—respondió DongHyuck—. Solo quiero ayudar y que todo esto salga bien, así que,
por favor, aunque el camino sea duro, quiero que no desesperes y que no hagas
estupideces, ¿vale?
—Lo siento —murmuró MinHyung—. Te prometo que
no me volveré a comportar de esa forma… pero no me abandones nunca…
—No lo haré.
Después de aquella pequeña conversación de
madrugada, DongHyuck sintió su corazón mucho más ligero porque MinHyung había
entrado en razón finalmente y eso era mucho más de lo que se esperaba poder
conseguir, así que, simplemente se quedó dormido en brazos de MinHyung hasta
que el sol salió, varias horas después y el día comenzó de forma totalmente
diferente a como había sido durante los días anteriores. DongHyuck no se
esperaba un cambio totalmente radical, solo que el mayor estuviera algo más
receptivo y de mejor humor y no amenazara con irse de nuevo al pueblo cada vez
que estuviera un poco más cansado de la cuenta; pero fue un cambio radical lo
que sucedió.
MinHyung dejó de quejarse por fin por todo y
eso fue un gran alivio ya que así DongHyuck no tenía que preocuparse de hacer
algo que molestara al mayor y que éste tomara la decisión de largarse y de
volver a Neugde, pero la nueva personalidad que había desarrollado era un poco
inquietante, dado que su amigo nunca había sido especialmente cariñoso.
DongHyuck había leído en el libro que la noche anterior había acabado tirando
al fuego que aquellos que desarrollaban el gen lobo solían desarrollar muy fuertemente
diferentes partes de su personalidad según el contexto en el que se
encontraran, por eso había sido relativamente normal que MinHyung se pusiera
tan trabajoso durante los días anteriores… pero el motivo por el cual el mayor
estuviera pegajoso con él, no lo comprendía.
Y sin embargo, aquella nueva personalidad de
MinHyung, lejos de incomodarlo o de hacerle querer matarlo y tirarlo al camino
para que alguien lo encontrara y se lo llevara, lo hacía sentir bien. Quizás
era un poco raro porque nunca había estado tan pegado a su amigo, pero al menos
era muchísimo mejor que la alternativa, mucho mejor que pasarse el día
escuchando al mayor quejarse por todo —aunque en aquellos momentos, MinHyung se
parecía haber aprendido otra cantinela por la que DongHyuck quizás empezara a
sentirse molesto si continuaba por mucho tiempo—.
En lugar de quejarse de que todo era horrible
y que no tenía sentido, ahora MinHyung se pasaba el tiempo pidiéndole disculpas
a DongHyuck por su anterior comportamiento y pidiéndole al menor que no lo
dejara tirado, que no iba a poder sobrevivir sin él. Durante el primer día,
DongHyuck le aseguró varias veces que jamás lo haría, porque si hubiera tenido
intenciones de hacerlo, en primer lugar nunca se habría embarcado en aquel
viaje con él para ayudarlo y para ayudar a sus amigos y que estaría con él
hasta que todo se solucionara. Sin embargo, MinHyung pareció no creerlo del
todo, porque durante todo aquel día, se pasó pegado a él más tiempo del que lo
había hecho en sus anteriores años de vida, caminando por el bosque agarrado de
su brazo o tomando su mano mientras DongHyuck se preguntaba qué era lo que
había sido diferente para que su amigo hubiera cambiado de forma tan radical.
DongHyuck obtuvo la respuesta a su pregunta
aquella misma noche, cuando se echaron a dormir, totalmente cansados, esperando
descansar lo suficiente para el día siguiente seguir al pie del cañón y
llegar hasta su destino, que no podía
estar demasiado lejos. En ese momento, MinHyung se tumbó frente a él y, tal y
como había hecho la noche anterior, se abrazó fuertemente a él para dormir de
aquella forma. No obstante, antes de cerrar sus ojos para esperar el sueño
reparador, DongHyuck vio cómo su amigo acercaba su rostro al suyo como si lo
estuviera viendo a cámara lenta hasta que sus labios se posaron sobre los suyos
durante unos momentos, haciendo que el menor no pudiera reprimir la corriente
eléctrica que recorrió todo su cuerpo ante aquel leve contacto.
—Gracias por hacer todo esto por mí —murmuró
MinHyung después del beso, aunque DongHyuck aun sintió su aliento chocar contra
sus labios—. No sé qué habría sido de mí si no te tuviera a ti conmigo.
En la semioscuridad, DongHyuck vio los
sinceros ojos oscuros de MinHyung brillar tras decir aquellas palabras y notó
cómo su corazón se saltó un latido antes de comenzar a latir más rápidamente,
entonces, sintió que debía besar de nuevo al mayor. Probablemente era una
locura, probablemente no era lo que debía hacer, pero el beso que le había dado
el día anterior había hecho que MinHyung se calmara totalmente y éste acababa
de darle otro beso, como respuesta, como agradecimiento… y DongHyuck no pudo
refrenar el deseo de volver a besarlo, así que lo hizo, pero aquella vez no fue
un leve contacto, sino algo mucho más profundo que los dejó a ambos sin
aliento. Cuando se separaron, no lo hicieron del todo, puesto que dejaron sus
frentes juntas mientras trataban de volver a respirar con normalidad.
—Yo tampoco sé qué sería de mí sin ti
—murmuró DongHyuck, sin poder detener aquellas palabras—. Si no hubieras creído
en mí y no hubieras venido conmigo, no sé qué habría sido de mí si te hubiera
pasado algo…
Y antes de que pudiera terminar de expresar
todo aquello, MinHyung volvió a cruzar la poca distancia que los separaba para
besarlo de nuevo.
Los días eran extraños desde que él y
MinHyung se habían besado y ninguno se había apartado, de hecho, DongHyuck
podía decir que ambos habían disfrutado de aquellos besos; eran extraños, pero
a la vez eran geniales. El menor nunca se habría imaginado algo como aquello,
porque realmente nunca había pensado en su amigo como algo más allá de esto,
porque MinHyung siempre había sido su amigo, su mejor amigo, y para el chico
esto siempre iba a seguir siendo de esta manera; pero después de los besos y
del aleteo de su corazón, DongHyuck estaba más que seguro de que la nueva
relación que había entre ellos era aquella que debía haber existido siempre.
DongHyuck no se había imaginado cómo sería su
vida sin MinHyung, porque siempre habían estado juntos y en su mente siempre lo
estarían, por eso, el chico entendía ahora el motivo por el cual le había
dolido tanto pensar que el mayor fuera secuestrado y su futuro estuviera
separado. De alguna forma, siempre había estado enamorado de él, solo que
después de los recientes acontecimientos se había dado cuenta de aquello —y
para MinHyung parecía ser exactamente igual que para él—.
Por eso, sus nuevos días caminando por el
bosque, tratando de encontrar una salida a todos aquellos árboles para llegar a
la ciudad más cercana y buscar ayuda, eran diferentes, mucho más agradables y
sencillos a pesar de que poco a poco se estaban quedando sin comida y poco a
poco la desesperación por no hallar la salida comenzaba a ganar en sus
corazones. Eran más fáciles porque ahora podían encontrar el uno en el otro el
alivio que necesitaban, porque con un solo roce, una caricia o un beso, todo se
volvía más sencillo… al menos así lo fue hasta que los síntomas del gen lobo
comenzaron a manifestarse de forma más fuerte en MinHyung.
Desde que la anterior luna llena había tenido
lugar ya habían pasado más de dos semanas, de las cuales habían pasado casi
todos aquellos días en el bosque, obviamente perdidos, pero sin querer reconocerlo
porque sería perder la esperanza de que todo iba a cambiar una vez alcanzaran
su objetivo. Y en esas dos semanas, se habían acercado a la siguiente luna
llena, algo que hacía que el gen lobo reverberara en el interior de MinHyung,
quien cuando llegara la luna se acabaría transformando en lobo por primera vez.
DongHyuck todavía sentía muy cercanas las heridas que Jeno le había provocado
días antes de su primera transformación porque no lo reconocía y, muy en el
fondo, el chico tenía miedo de que en algún momento, MinHyung perdiera su razón
de la misma forma y le hiciera daño. No obstante, solo era una pequeña voz en
el fondo de su cabeza, porque DongHyuck confiaba en el mayor y sabía
perfectamente que haría hasta lo imposible para no hacerle ningún daño.
Sin embargo, MinHyung se volvió algo
irritable y a pesar de las caricias y los besos, había momentos en los que debían
detenerse para que pudiera inspirar hondo y calmarse. Otras veces, MinHyung no
se podía mantener siquiera en pie durante varias horas, no porque se sintiera
irritado por algo, sino porque su cuerpo le dolía. Los huesos de las personas
que portaban el gen lobo cambiaban poco a poco durante los días previos al
primer cambio para que éste no fuera tan doloroso, eso era lo que siempre les
habían dicho, y también les habían dicho que soportar aquel dolor los hacía
mucho más fuertes y mucho más capaces para poder sobrevivir en el mundo
exterior. Con todo lo que DongHyuck había visto, se había dado cuenta de que la
mayoría de las cosas que les había contado eran mentira, pero acerca de los
síntomas que experimentaba la persona con el gen, parecían no haber mentido.
Igualmente, cuanto más se acercaban a la
siguiente luna llena —y DongHyuck esperaba que también se estuvieran acercando
a la salida de aquel maldito bosque— los sentidos de MinHyung se iban
agudizando y su vista, oído y olfato eran mucho mejores que los de cualquier
persona corriente.
Y fue este último de los cambios que el mayor
estaba experimentando sin que DongHyuck pudiera hacer absolutamente nada para
aliviarlo o remediarlo, lo que les dio la pista de que estaban siendo seguidos,
una información que lo cambiaba absolutamente todo.
Tras descubrir que estaban siendo seguidos y
que sus perseguidores no estaban muy lejos, ambos trataron de mantener un ritmo
rápido para poder salir del bosque lo antes posible y así dejarlos atrás, pero
en las condiciones en las que MinHyung se encontraba, realmente no era nada
factible, así que, DongHyuck comenzó a prepararse para lo peor, para que los
alcanzaran y para la forma en la que debían enfrentarse a éstos y no salir
perdiendo. Probablemente las palabras no fueran suficientes para detenerlos,
porque el chico sabía que tanto si eran los científicos como la gente del
pueblo, estaban todos metidos en el ajo y era algo contraproducente; por eso,
pelear, ganar y escapar eran sus dos únicas opciones. Quizás no fueran las
mejores, porque seguro que habían ido varias personas a buscarlos y ellos eran
solo dos, pero ellos tenían a MinHyung, cuya fuerza también se estaba
incrementando y podía hacer bastante daño si así se lo proponía.
No obstante, aunque DongHyuck se había
preparado mentalmente para el momento en el que los atraparan, cuando esa noche
pararon un momento para descansar y les saltaron encima aprovechando la
dirección del viento para que MinHyung no los rastreara, DongHyuck se sintió
que no estaba realmente preparado para aquello. Habían ido a por ellos varios
de los hombres del pueblo, los que siempre habían sido considerados los más
fuertes de Neugde y eso cambiaba bastante las cosas.
—Estabais aquí —comentó el señor Park—. Nos
preocupasteis mucho cuando de repente desaparecisteis, así que vinimos a
buscaros.
—Nos alegra mucho que estéis aquí y que
estéis bien —continuó otro, el señor Yoon.
—Vamos de vuelta, seguro que estaréis
cansados y hambrientos —dijo el señor Hwang, que estaba más cerca de DongHyuck,
acercando su mano hacia él para tomarlo del brazo y levantarlo del suelo.
—No vamos a volver —replicó DongHyuck,
alejándose de él y zafándose por los pelos del agarre que el hombre iba a
ejercer sobre él—, así que podéis regresar a Neugde sin nosotros.
—¿Cómo que no vais a regresar? —cuestionó el
señor Kang—. No podéis estar aquí, está prohibido salir del pueblo, así que
tenéis que volver.
—No —volvió a decir DongHyuck, después de
levantarse del suelo y acercarse a MinHyung, que estaba un poco apartado y que
temblaba ligeramente, así que le puso una mano en la espalda para tratar de
calmarlo—. No queremos volver, queremos salir de allí, así que no vamos a
volver con vosotros.
—No hay más lugar para vosotros que Neugde
—replicó el señor Choi—. Así que vais a volver con nosotros por las buenas o
por las malas.
—No —volvió a repetir DongHyuck.
—Entonces será por las malas —acabó diciendo
el señor Choi antes de lanzarse a por él para cogerlo.
Sin embargo, antes de que pudiera tocarlo,
MinHyung se había interpuesto entre ambos, colocando a DongHyuck a su espalda y
gruñéndole de forma amenazadora al hombre que se encontraba ante él. El menor
sintió aquel gruñido reverberar en su interior y por un segundo sintió miedo,
un miedo que se vio reflejado en los rostros de los hombres que habían ido a
por ellos. Pero a pesar de ello, ninguno se retiró de su puesto.
—No volveremos —dijo MinHyung, aunque la voz
que salió de sus labios no era exactamente su voz, era una más grave y con mucha
más autoridad—. Dejadnos.
—No podemos hacer eso —replicó el señor Kang.
Y después de aquello, todo sucedió demasiado
rápido para que DongHyuck pudiera procesarlo. Todos los hombres que habían ido
a buscarlos se echaron sobre ellos, pero MinHyung los bloqueó a todos antes de
comenzar a luchar con ellos. DongHyuck se separó un poco de aquel grupo porque
los golpes se lanzaban por doquier y él nunca había sido alguien versado en el
arte de las peleas, esos siempre habían sido MinHyung y Jeno. Y MinHyung, sabiendo
cómo moverse y ayudado por las nuevas capacidades que había adquirido gracias
al gen lobo, peleó contra ellos de una forma feroz, gruñendo y empleando sus
garras, haciendo que la sangre brotara de los cuerpos de la gente del pueblo.
Garras. DongHyuck tardó un segundo en
procesarlo, pero ese segundo fue suficiente para que el MinHyung que conocía
desde que tenía memoria desapareciera delante de sus ojos y apareciera en su
lugar un enorme lobo plateado que no tuvo piedad alguna contra aquellos que habían
ido a llevárselos. El menor sintió una gran opresión en su pecho al ver cómo
con sus afilados dientes MinHyung le rompía el cuello a uno de ellos y
rápidamente trató de hacer que su amigo entrara en razón y que simplemente
escaparan porque el mayor nunca habría hecho algo como aquello, su amigo era
incapaz de matar a nadie. Sin embargo, aunque se colocó ante él y le pidió que
parara, MinHyung no le hizo ningún caso y simplemente lo apartó de un zarpazo
para seguir con la carnicería. DongHyuck cayó al suelo y se dio un golpe en la
cabeza que hizo que todo a su alrededor se volviera de color negro.
Para cuando DongHyuck recuperó la conciencia,
en el bosque ya estaba anocheciendo y el cielo tenía un color anaranjado y
rojizo que combinaba a la perfección con el suelo del bosque, teñido de rojo
por la sangre. El chico miró a su alrededor y descubrió a MinHyung, sentado
contra el tronco de un árbol y abrazándose a sus rodillas mientras lloraba.
DongHyuck se levantó con rapidez a pesar de estar un poco mareado y corrió
hacia su amigo para abrazarlo fuertemente y repetirle como un mantra que ya
había pasado todo y que todo iba a salir bien. Y MinHyung se agarró a su cuerpo
como si fuera su único salvavidas en un enorme mar de desesperación.
Tras aquella noche, los siguientes días
fueron raros. Raros porque DongHyuck veía perfectamente que lo que había
sucedido había dejado una profunda impresión en su amigo, ya que éste casi ni
hablaba y apenas comía, pero por más que trataba de consolarlo o de dejarle
claro que lo que había pasado no había sido culpa suya, MinHyung no daba
ninguna muestra de mejoría y el menor no sabía realmente qué era lo que podía
hacer. Era cierto que los hombres del pueblo que habían ido a buscarlos estaban
muertos y también era cierto que había sido el lobo plateado en el que se había
convertido MinHyung quien los había matado… pero DongHyuck sabía perfectamente
que la consciencia de su amigo en ese momento se encontraba velada, porque de
otra forma jamás hubiera dejado que algo como aquello ocurriera.
MinHyung no era ningún asesino, ni tampoco le
había hecho daño a él a propósito. Todo había sido por culpa de aquel maldito
gen lobo que se había apoderado de su cuerpo y de su mente y que había salido
antes de la luna llena de una forma bastante violenta debido a que se
encontraban en una situación de peligro. Por eso DongHyuck no lo culpaba,
aunque no se lo agradecía —porque la muerte de personas era algo que no se
debía de agradecer—, pero realmente no pensaba que había sido él el culpable y
el menor quería tratar de hacerle ver eso mismo a MinHyung. No obstante, al
contrario de lo que le había sucedido durante toda su vida, DongHyuck era
incapaz de entender qué era lo que estaba pasando por la mente del mayor.
DongHyuck se despertó en mitad de la noche
intranquilo después de haber tenido un sueño extraño que no recordaba pero que
había hecho que su corazón latiera rápidamente por el miedo. El chico se
revolvió en el suelo del bosque y miró a su alrededor buscando a MinHyung para
pegarse a él el resto de la noche, desde hacía varios días éste no había
querido que durmieran juntos, probablemente porque pensaba que le haría daño,
pero a DongHyuck eso no le preocupaba en lo más mínimo. Sin embargo, cuando
miró a su alrededor y no halló ni rastro de su amigo ni de su mochila, el chico
sintió que algo estaba yendo terriblemente mal y rápidamente se levantó.
Desde lo que había ocurrido, MinHyung se
comportaba de una forma muy extraña, sintiéndose culpable de lo sucedido y
seguramente todos esos días hubiera estado dándole vueltas a la cabeza,
buscando quizás una manera de solucionarlo, aunque no tenía solución alguna.
DongHyuck recogió sus pertenencias rápidamente y después corrió a buscarlo por
los alrededores del lugar en el que habían decidido descansar aquella noche. El
chico tenía miedo de gritar el nombre de su amigo en el bosque, por si alguien
ajeno podía escucharlo, pero aun así, cuando durante varios minutos no pudo
encontrarlo, su corazón se encogió, lleno de angustia y no pudo evitar comenzar
a gritar el nombre de MinHyung, sintiendo cómo las lágrimas corrían por su
rosto.
Y así continuó hasta que finalmente la
silueta del mayor apareció frente a él con una expresión de preocupación en su
rostro. DongHyuck no se lo pensó ni un segundo antes de avanzar corriendo hasta
él y abrazarse fuertemente a su torso, dejando que las lágrimas siguieran
empañando sus ojos y empapando la camiseta de MinHyung un buen rato más hasta
que finalmente acabó calmándose y se sintió un poco más aliviado.
—¿Por qué te has ido? —le preguntó—. ¿Por qué
me has dejado aquí?
—La luna llena se acerca… no quiero hacerte
daño…
—Nunca me harías daño, MinHyung. Sé que no lo
harías.
—No puedes saberlo —le replicó el mayor—.
Puede que me vuelva loco otra vez y que te acabe matando a ti también… lo mejor
es que vuelva a Neugde y me entregue para que nadie más salga herido.
—MinHyung —murmuró, alejándose un poco de su
cuerpo para poder mirarlo a los ojos. Sin embargo, el chico estaba mirando más
allá de DongHyuck, por lo que llevó sus manos a cada lado del rostro del mayor
para que fijara sus ojos en los suyos—. Sé que jamás me harías daño, confío en
ti. No puedes volver, no sabes qué es lo que te harán si vuelves… empezamos
esto porque queríamos salvar de ese destino a todos los chicos con el gen…
empecé todo esto porque no quería que te sucediera nada.
—Pero ya te hice daño una vez… soy peligroso.
—No fuiste tú el que me hizo daño, igual que
no fuiste tú quien mató a los hombres del pueblo —dijo, tratando de volcar en
sus palabras la verdad que sentía sobre ellas—. El lobo que llevas dentro
puedes controlarlo, es otra parte de ti, así que no eres peligroso, eres
simplemente MinHyung, mi mejor amigo, la única persona que no quiero que sufra
de ninguna manera… pero si te vas, sufrirás y jamás podré perdonarme estar
viviendo tranquilamente mientras tú estás sufriendo de alguna manera.
—Pero…
—MinHyung… te quiero… por favor, no me dejes…
En el rostro del mayor apareció una expresión
de sorpresa, pero a la vez de felicidad, no se debía haber esperado aquellas
palabras pero DongHyuck sabía que debían ser las únicas que lo harían pensarse
de nuevo lo que quería hacer. No podía dejar que MinHyung se fuera, no podía
dejar que cayera en manos de aquellos que seguramente le iban a hacer mucho
daño.
—Vamos a salir de este maldito bosque, vamos
a salvar a Jeno y a JaeMin y todo va a salir bien —dijo—. Pero para eso
necesito que no me dejes. ¿Sigues conmigo en todo esto?
—Lo haré.
MinHyung tardó unos minutos en decir aquellas
dos palabras, pero cuando finalmente las dijo, DongHyuck sintió que la tensión
que había acumulado en los últimos minutos se fue del todo y no pudo evitar
acercarse al rostro del mayor para besarlo, volcando en aquel beso todos sus
sentimientos.
A la mañana siguiente, DongHyuck se
desembarazó del abrazo de MinHyung para poder levantarse, tratando de no hacer
movimientos bruscos que pudieran despertar al mayor y consiguió hacerlo con
éxito, ya que el chico ni siquiera se inmutó. DongHyuck no pudo evitar sonreír
levemente al recordar lo que había sucedido la noche anterior y cómo al final
el mayor había aceptado seguir junto a él y cómo se había sentido al escuchar
que no lo abandonaría. El chico nunca había pensado que se pudiera sentir tan
calmado y feliz por unas pocas de palabras, pero tampoco se había imaginado que
ver desaparecer a MinHyung lo hubiera hecho angustiarse tanto. El tiempo que
habían pasado juntos en el bosque lo había cambiado absolutamente todo entre
ellos y a DongHyuck le asustaba un poco, pero muy en el fondo, porque realmente
le gustaba.
El chico sacudió su cabeza y dejó de pensar
en ello, se estaba meando, así que era mejor que se levantara y se alejara un
poco del lugar en el que habían pasado la noche para hacerlo. Por eso,
DongHyuck se fue del lugar, dejando a MinHyung tranquilamente durmiendo para
poder despertarlo después al regresar y que tuviera unos minutos más de
descanso. Al menos, eso era lo que él había pensado que haría, porque sus
planes se vieron frustrados cuando se alejó del lugar.
DongHyuck tenía la guardia baja y estaba
medio dormido, así que no se dio cuenta de que varios hombres lo acecharon en
los alrededores hasta que éstos no se aparecieron ante él. El chico se tensó
rápidamente al verlos porque aunque solo los había visto un par de veces y en
la lejanía, sus batas blancas no dejaban duda alguna de que eran los hombres
que se habían llevado a Jeno y a JaeMin antes. Los habían encontrado, habían
encontrado a MinHyung y se lo llevarían… pero DongHyuck no podía permitir eso.
—¿Es él? —preguntó uno de los hombres.
Y con esa pregunta, algo hizo clic en la
cabeza de DongHyuck. No sabían qué aspecto tenía el chico que había
desarrollado el gen lobo, así que no sabían que era MinHyung a quien tenían que
coger. Si él se dejaba coger, su amigo todavía tendría una oportunidad para
llegar a la ciudad y dar la voz de alarma. Por ese motivo, DongHyuck se colocó
en posición de ataque, desafiante y enseñando los dientes —quizás no pudiera
gruñir o sacar las garras como sí que lo podía hacer MinHyung, pero si podía
engañarlos de esa forma, serviría—.
—Sí. Es él —dijo otro de los hombres, al ver
la reacción de DongHyuck y el chico se sintió triunfante al ver que habían
caído en su trampa.
El chico esperó a que los hombres se le
echaran encima como habían hecho los del pueblo que habían ido a buscarlos solo
unos días antes; sin embargo, en vez de eso, uno de ellos se acercó hasta él sigilosamente,
sin que se diera cuenta de ello, para clavarle una jeringuilla en el cuello que
inmediatamente hizo que DongHyuck comenzara asentirse débil. Trató de revolverse,
de quitarse la jeringuilla, pero fue imposible y finalmente dejó de debatirse
para no hacerse más daño porque de todas formas ya no había nada que pudiera
hacer. Sin embargo, aunque poco a poco se iba sumiendo en la oscuridad,
DongHyuck pudo ver cómo MinHyung emergía de los árboles y el chico se sintió
totalmente angustiado. El mayor no podía estar allí, debía irse, no debía
acercarse a ellos.
Por eso, DongHyuck comenzó a debatirse de
nuevo, mirando fijamente hacia el lugar en el que se encontraba MinHyung,
pidiéndole mudamente que no se mostrara y mientras se sumía en la oscuridad,
vio cómo su amigo asentía silenciosamente a su petición y volvía a perderse en
el bosque, haciendo que finalmente DongHyuck abrazara la oscuridad en calma.
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