Título:
내
눈을
의심해
(I doubt my eyes)
Autora: Riz Aino
Pareja:
YSeok (Y + JaeSeok) (Golden Child)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
highschool!AU, romance, drama, humor
Número de palabras:
2.367 palabras
Resumen:
SeungYoon es incapaz de dejar de babear por aquel chico de la clase de al lado…
incapaz porque JaeSeok parece haber salido directamente de un manga shojo.
Notas: mi
primera historia de Gol-Cha, no me tengáis en cuenta la paranoia que se me ha
ocurrido, de verdad, no me lo tengáis en cuenta porque yo solo quería escribir
algo bonito para celebrar su debut.
Comentario de autora:
no sé si soy yo sola la que los shippea
o no, pero me gustó demasiado cuando estuvieron juntos trabajando en una
cafetería en el Woollim Pick y tenía que hacer esto sí o sí. Espero que os
guste.
내 눈을 의심해 (I doubt my eyes)
La primera vez que SeungYoon vio a
JaeSeok en el pasillo en el que se encontraban las clases de los de último año,
el chico pensó que quizás lo que había visto había sido un espejismo porque era
humanamente imposible que de verdad existiera un chico tan guapo. Sin embargo,
mientras siguió con su mirada el camino que el otro tomó, atrayendo la atención
de todas las chicas que se encontraban por allí y arrancando suspiros de sus
labios, pudo comprobar que no había sido ningún espejismo y que sí que existía
alguien tan guapo como aquel muchacho que había acabado entrando a la clase de
al lado. Solo llevaban dos semanas de clases, pero SeungYoon pensó que ya había
desaprovechado esas dos semanas de su vida por no haber visto antes a semejante
obra de arte.
—¿Lo has visto? El chico que ha pasado hace
un momento —escuchó SeungYoon que le preguntaba una de las chicas que se
encontraba cerca de él a su amiga—. Parece recién salido de un manga.
El chico escuchó también la
respuesta afirmativa de la otra y no pudo estar más de acuerdo con ambas en que
era una descripción muy acertada de aquel muchacho que los acababa de eclipsar
a todos. Solo el protagonista de un manga que tenía que atraer a la chica torpe
de turno podía ser tan guapo como lo era él y podía arrancar tantos suspiros de
amor a su paso como lo había hecho. No parecía real, no parecía un ser de este
mundo. SeungYoon dudó de nuevo por un segundo de haber visto bien porque era
simplemente imposible, pero mirando a su alrededor y dándose cuenta de que el
caos entre las chicas en el pasillo seguía, lo hizo convencerse de que quizás
sí que era muy real.
~.~.~
Varias semanas habían pasado y el
frío de inicios de curso había dejado paso a un clima un poco más amigable —aunque
no del todo porque todavía tenían que echar mano de chaquetas a primeras horas
de la mañana cuando se dirigían hacia el instituto o después del anochecer
cuando tenían que volver a sus casas— un clima que hacía
que el amor se desarrollara por doquier y que no pararan de verse por cualquier
lugar parejitas recién salidas del horno o algunas que ya llevaban algún tiempo
rondando acaramelados, un clima que hacía que las hormonas de todos los
adolescentes del lugar estuvieran bastante revueltas y que, por supuesto,
hicieran que el 90% de las chicas de aquel instituto suspiraran de una forma
muy poco disimulada por el chico que parecía sacado de un manga shojo.
(SeungYoon también babeaba por él porque al
igual que para el resto de sus compañeros, la primavera le había atacado
bastante fuerte, pero el chico intuía que él era mucho más disimulado que las
muchachas que seguían al otro a todas partes o que cuchicheaban cuando él
pasaba a su lado).
JaeSeok había levantado pasiones en el
instituto y poco a poco se fue corriendo la voz sobre él y empezaron a
divulgarse datos de él que SeungYoon fue anotándose mentalmente por si en algún
momento de su vida —antes
de que acabara el instituto porque si no perdería su única oportunidad— se
acercaba al muchacho para hablarle, con la única intención de ser su amigo. Al
menos por el principio, porque no podía llegar hasta él como lo hacían las
chicas, entregándole una carta en papel rosa pastel con muchos corazones y
comida —con mejor o peor pinta— casera que hacían poniendo todo su amor. SeungYoon
tenía una clara desventaja porque dudaba seriamente que pudiera competir con
alguna de aquellas chicas, básicamente por el simple hecho de que no era una
chica y no creía que una persona tan perfecta como JaeSeok pudiera ser de su
misma acera.
Pero
SeungYoon no solía pensar en aquello, después de todo, siempre había una
probabilidad, por pequeñísima que esta fuera, de que el chico también fuera
homosexual y todas aquellas chicas finalmente acabaran desilusionadas mientras
él salía victorioso.
(Algo
como aquello ya había pasado una vez, durante la escuela media, cuando
SeungYoon se dio cuenta de que las chicas no le atraían lo más mínimo después
de quedarse prendado del chico más guapo que había visto nunca —ahora ya no
podía decir que era el más guapo debido a JaeSeok, pero en su momento, lo había
sido— el chico con el que pasó la mayor parte de su adolescencia, siendo
primero su amigo y después su pareja. JangJun tuvo locas por él a todas las
chicas del lugar, pero decidió que SeungYoon merecía mucho más la pena que
cualquier otra persona y ambos vivieron un tiempo increíble hasta que JangJun
cambió de instituto dos años atrás y su relación fue lentamente muriendo debido
al poco tiempo que podían dedicarse).
Por
eso, SeungYoon era positivo, porque cualquier cosa podía suceder y, por eso,
acabó cogiendo la costumbre de ir a la cafetería en la que JaeSeok trabajaba a
medio tiempo todas las tardes para hacer sus deberes o tratar de estudiar con
la esperanza de llamar la atención del otro de alguna forma.
~.~.~
—Vamos
a cerrar en unos minutos.
SeungYoon
alzó la cabeza de los apuntes en los que llevaba enfocado prácticamente todo el
rato desde que había llegado a la cafetería —el poco tiempo que no había pasado
leyendo sus apuntes una y otra vez lo había pasado mirando disimuladamente al
chico por el cual iba allí todas las tarde, lo cual era un soplo de aire fresco
que lo ayudaba a volver a concentrarse otra vez— y se dio cuenta de que la voz
algo grave y aterciopelada que le había hablado pertenecía a JaeSeok, que se
encontraba justo a su lado. El chico le dedicó una mirada y pudo ver que
parecía bastante cansado, como si llevara sin dormir de forma apropiada varias
semanas, algo que tenía bastante sentido porque quedaba poco para los exámenes
que guardaban las puertas a las vacaciones.
—Lo
siento —murmuró SeungYoon en respuesta—. No me había dado cuenta de que se me
hubiera hecho tan tarde. Recojo y en un segundo estoy fuera.
JaeSeok
asintió y después se alejó de su lado. SeungYoon no pudo evitar quedarse
durante unos segundos mirando su espalda mientras el otro se alejaba y tras
esto sacudió su cabeza, tratando de enfocarse y comenzar a recoger sus cosas
para dejar que JaeSeok pudiera irse lo más rápidamente posible a casa.
SeungYoon guardó todo lo que había estado utilizando aquella tarde en su
mochila y después salió del local, percatándose de que era el único cliente
allí. Aquel día se le había hecho demasiado tarde, pero gracias a eso, quizás
podía tener una oportunidad de hacer algún avance con JaeSeok.
Por
un segundo, se cruzó por su cabeza la opción de alejarse de la cafetería en
dirección a su casa porque ya era muy tarde y ambos debían descansar, pero
aquel pensamiento fue desechado inmediatamente y, en su lugar, SeungYoon acabó
dirigiéndose hacia una máquina expendedora que se encontraba al otro lado de la
calle para sacar un par de bebidas energéticas de ella. Quizás lo que estaba a
punto de hacer era algo parecido a una locura, pero ya que no podía hacer las
mismas cosas que las chicas para obtener el favor de JaeSeok, podía hacer algo
como aquello.
Por
eso, en cuanto sacó las bebidas fue hasta la puerta de la cafetería, lugar en
el que esperó hasta que vio a JaeSeok salir, despidiéndose de su jefe. El chico
se sorprendió al verlo allí, pero antes de que pudiera decir nada, SeungYoon se
aceró a él y le tendió la lata de la bebida energética.
—Pareces
cansado, así que creo que la necesitas si quieres seguir el ritmo de estudio y
trabajo —dijo. El chico le sonrió y tomó la bebida de su mano.
—Muchas
gracias…
~.~.~
Días
después de aquel encuentro, SeungYoon advirtió que la decisión que había tomado
había sido la mejor posible debido a que cuando llegó a clase se encontró que
debajo de su mesa había una bebida energética como la que le había entregado a
JaeSeok con un post-it que decía “Vamos a
esforzarnos por los mejores resultados y luego a disfrutar de un merecido
descanso”. SeungYoon no había visto nunca antes aquella letra, pero estaba
totalmente seguro de a quien le pertenecía y una sonrisa que mostraba sus
prominentes paletas se le quedó en la cara durante toda la mañana.
(Probablemente
sus compañeros de clase pensaron que se le había quedado una cara de tonto que
no podía con ella, pero ninguno dijo nada porque no es que tuviera mucha
relación con alguno de ellos).
Cuando
terminaron las clases aquel día, se dirigió directamente a la cafetería en la
que JaeSeok trabajaba, tal y como había estado haciendo de forma asidua los
anteriores meses. El lugar estaba a rebosar a pesar de que los exámenes estaban
a la vuelta de la esquina y todo era debido al chico, porque se había extendido
el rumor de que allí trabajaba alguien que parecía sacado de un manga y en las
mesas se podía encontrar una amplia variedad de uniformes de diferentes institutos
de la zona y de chicas llevándolos. SeungYoon se acopló en la primera mesa
vacía que encontró y después desperdigó todas sus pertenencias por ella,
pretendiendo pasar allí todo el tiempo que pudiera —quizás quedándose incluso
hasta que casi tuvieran que cerrar para poder tener algún otro momento para
hablar con JaeSeok—.
Y
básicamente eso fue lo que hizo, aquella vez de forma totalmente consciente,
viendo cómo los clientes de la cafetería poco a poco iban vaciando el local
hasta que no quedó más que él.
—Trabajas
muy duro.
SeungYoon
escuchó aquellas tres palabras justo a su lado y no le hizo falta alzar su
cabeza para saber que a su lado se encontraba JaeSeok pero la alzó para poder
dedicarle una amplia sonrisa al otro.
—Bueno…
tengo que sacar las mejores notas posibles para después poder pasar unas
vacaciones increíbles —contestó, haciendo referencia a la nota que había
encontrado aquella mañana—. Muchas gracias, por cierto. Le daré buen uso este
fin de semana.
—Por
el del otro día —respondió el otro—. Realmente lo necesitaba.
—No
fue nada —SeungYoon le sonrió y comenzó a recoger sus cosas—. En un segundo
dejo la mesa libre para que podáis cerrar.
JaeSeok
asintió y comenzó a limpiar la mesa que quedaba justo al lado, haciendo que su
perfil afilado fuera más que apreciable para SeungYoon, quien tuvo que tragar
saliva de forma casi imperceptible y después cerrar sus ojos fuertemente
durante unos segundos para concentrarse y terminar de guardar sus libros.
Apenas un minuto después, se levantaba de la mesa, llamando la atención del
otro, que le dedicó una sonrisa y lo despidió con un movimiento de su mano.
—Nos
vemos mañana, SeungYoon —le dijo.
—Hasta
mañana.
Aquella
fue la única respuesta coherente que al chico se le ocurrió decir despidiéndose
también con su mano y saliendo del establecimiento antes de que sus orejas se
volvieran completamente rojas porque la forma en la que el otro había dicho su
nombre había hecho que su corazón comenzara a latir fuertemente, pero no había
sido solo su nombre lo que había hecho que su corazón se volviera loco, sino lo
otro que había dicho. “Nos vemos mañana”. SeungYoon no pudo evitar que una
especie de gritito histérico se escapara de sus labios en mitad de la calle
porque no podía espera a que el día siguiente llegara.
~.~.~
Y
a partir del siguiente día, su vida cambió de forma sustancial. Ya no tenía que
conformarse con observar de lejos a JaeSeok cada vez que lo veía por algún
lugar del instituto ni darle vueltas una y otra vez a si alguna vez sería lo suficientemente
valiente como para acercarse a él y decirle algo; no, ya no tenía que hacer
nada de eso porque ahora en su rutina diaria se encontraba almorzar con
JaeSeok, pasar algunos descansos juntos a pesar de que iban a clases diferentes
y tenerlo sentado a su mesa cada vez que hacía un descanso en el trabajo. Poco
a poco, sin prisa pero sin pausa, mientras llegaba el momento final del
semestre, mientras estaban agobiados por los exámenes y la entrega de trabajos,
ambos se fueron haciendo amigos y SeungYoon se sentía totalmente radiante
porque había conseguido estar junto al otro —aunque por el momento fueran solo
amigos y no hubiera nada más entre ellos—.
(Quizás
aquello cambiara durante aquel verano que tenían por delante, verano que
SeungYoon estaba totalmente seguro que iba a aprovechar para acercarse más y
más a JaeSeok).
Notas finales:
—Aun no tengo bias
claro, porque cuando escojo un bias lo escojo para el resto de la eternidad así
que siempre quiero asegurarme bien de que he escogido al adecuado… pero creo
que se nota perfectamente que aquí tengo un candidato, un candidato a unirse al
club de los tsunderes, llamado
JaeSeok.
—Os preguntaréis cómo
ha podido JaeSeok saber el nombre de SeungYoon (Y, para quienes todavía no
estén muy familiarizados); pues bien, en el uniforme llevan una plaquita con su
nombre, así que, solo ha tenido que leerla en alguna ocasión para saberlo.
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