Título: The
X-Clan
Autora: Riz
Aino
Parejas:
MinWon (MinHyuk + HyungWon) (MONSTA X)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, angst
Número de palabras:
1.508 palabras
Resumen:
MinHyuk solo intentaba ayudar, ayudar a la persona que amaba… sin esperar que
el resultado fuera aquel.
Advertencias:
cada historia tendrá sus propias advertencias.
Notas:
esta historia fue escrita a petición de Marta que, como todas, se enamoró del
MV de All In y necesitaba tener algo de esa historia escrito.
Comentario de autora:
este era un ship super underrated por el mundo hasta que
finalmente salió el MV antes nombrado y todo el mundo se enamoró… a partir de
entonces, por fin pude encontrar cositas de mi otp porque al principio casi no
había. Espero que os guste.
MinHyuk sabía que las consecuencias de haber
quemado la casa de su mejor amigo HyungWon con el padre de éste dentro, podrían
traer consecuencias fatales si el hombre llegaba a sobrevivir al humo y a las
llamas; sin embargo, el chico había pensado que, para ese entonces, la persona
que más le importaba en el mundo estaría lejos de todo peligro, junto a él,
junto al Clan. MinHyuk jamás se había planteado que HyungWon pudiera salir mal
parado después de aquello... pero lo había hecho.
Cuando no se había presentado a la hora
acordada en el invernadero en el que se celebraban las reuniones del Clan,
situado en las profundidades del bosque que rodeaba al pequeño pueblo en el que
vivían, el chico se había temido que le hubiera podido ocurrir algo. No había
podido imaginar cuáles habían sido las consecuencias de sus actos infantiles en
represalia por la paliza que le había dado su progenitor anteriormente a
HyungWon hasta que no llegó hasta los escombros que habían quedado de aquella
casa en la que antes había vivido su amigo. MinHyuk se adentró entre los restos
quemados de una vida entera, buscando a HyungWon, llamándolo a veces, sin
recibir una sola respuesta. Estuvo a punto de desistir y buscar en cualquier
otro lugar que el chico soliera frecuentar, hasta que lo vio, tumbado de
espaldas en el suelo de una de las salas, inmóvil.
MinHyuk salió corriendo y cuando llegó hasta
él se agachó, poniéndose de rodillas en el suelo a su lado, zarandeándolo en
primer lugar, pensando que se encontraría dormido o desmayado. Las heridas y
moratones eran visibles en su rostro y cuerpo, y eran mucho más recientes de lo
que el mayor recordaba. Alarmado y con el corazón en un puño al saber que el
padre de HyungWon le había vuelto a pegar, esta vez por su culpa, buscó su
pulso en su muñeca y contuvo la respiración al no encontrarlo por más que lo
intentaba. El chico probó a tomarle el pulso en el cuello y tampoco lo notó,
haciendo que su ansiedad aumentara. Lo último que probó fue comprobar que
respiraba, colocando su dedo bajo la nariz ajena... pero no lo hacía.
El rubio se quedó completamente helado. No
podía ser. HyungWon no podía estar muerto. Su cuerpo todavía seguía caliente.
Solo estaba desmayado debido a la paliza. No podía morir.
¿Qué iba a ser de él si el amor de su vida
moría por su culpa?
MinHyuk comenzó a hiperventilar. Tenía que
hacer algo. Seguro que había algo que podía hacer. Seguro que todavía podía
salvarlo. Seguro que...
—La flor... —susurró.
¿Cómo no se le había ocurrido antes? El Delphinium tenía propiedades curativas.
MinHyuk había visto cómo la flor había actuado antes en sus cuerpos cuando
éstos habían estado magullados, había visto cómo se habían curado heridas
profundas en unos pocos de minutos gracias a la planta. Se palpó los bolsillos
de su ropa, buscando aquella pequeña botellita que JooHeon le había confiado
para los casos más extremos hasta que la encontró y suspiró aliviado. Quizás no
pudiera revivir a los difuntos, pero tenía que intentarlo.
MinHyuk levantó el cuerpo de HyungWon del
suelo y lo arrastró hasta el baño, la única estancia que no había sufrido
demasiados desperfectos por el fuego. Con todas sus fuerzas, metió a su amigo
en la bañera que allí se encontraba y luego comenzó a llenarla de agua con los
cubos que sacaba del pequeño pozo que la familia Chae tenía en el patio con la
idea de verter el líquido de color azul intenso en la bañera, para que de esta
forma pudiera llegar a todas las células del cuerpo del menor.
Tardó un poco en llenar del todo la bañera y,
tras acomodar a HyungWon lo mejor que pudo dentro de aquel estrecho lugar, se
sentó a su lado y volvió a buscar el bote de cristal. El chico observó aquel
líquido fijamente, rezando internamente que tuviera el efecto deseado porque no
estaba preparado para perder a aquel chico. Después, abrió el tapón y comenzó a
verter el contenido de la botella. Lentamente, el agua de la bañera comenzó a
teñirse de azul oscuro hasta que estuvo totalmente contaminada con la flor.
MinHyuk introdujo sus dedos en el agua,
sintiéndola helada y viendo que cómo las quemaduras y heridas que tenía en
éstos, se curaban al instante. El Delphinuim
no había perdido sus efectos al estar mezclado con agua, pero eso no hizo que
el chico estuviera menos preocupado. HyungWon seguía sin dar señales de vida.
Desde que eran pequeños, los dos habían
estado juntos. Habían sido amigos durante demasiados años y, MinHyuk siempre
había estado allí para ayudar y proteger a HyungWon con todo lo que estaba en
su mando. Sin embargo, en los últimos meses había sido más una causa de
desesperación y dolor para el menor, ya que las palizas de su padre se habían
vuelto mucho más constantes y agresivas desde que se había enterado que su hijo
se involucraba con el Clan. HyungWon solo había entrado allí siguiéndolo a él y
MinHyuk se sentía responsable de lo que le había ocurrido.
El chico no pudo evitar las lágrimas que
comenzaron a caer de sus ojos, recorriendo sus mejillas hasta perderse por su
mentón. Tampoco pudo evitar que en su cabeza apareciera la idea de que si
HyungWon había muerto, su destino era morir junto a él, por todo el mal que le
había causado. Se lo debía... y, de aquella manera, los dos podrían estar
juntos toda la eternidad sin que nadie se atreviera a separarlos, sin que nadie
le hiciera daño al menor.
Con aquello en mente, MinHyuk se quitó los
zapatos y comenzó a internarse en el agua helada de la bañera junto a HyungWon.
El espacio era muy pequeño, pero no le hacía falta estar holgado allí dentro,
ya que solo quería apretar el cuerpo de la persona que amaba contra el suyo
para siempre, lo más cerca que pudiera. El rubio terminó de colocarse y observó
el rostro magullado del chico antes de abrazarse fuertemente a él y tomarlo de
la mano, apretándola como tantas veces había querido hacer. MinHyuk cerró sus
ojos y se preparó para quedarse allí por el resto de la eternidad.
Los minutos comenzaron a correr y su cuerpo
comenzó a enfriarse debido al agua helada. Quizás no tardaría demasiado en
morir debido a una hipotermia, quizás solo se quedaría dormido y ya no volvería
a despertar. Era una muerte demasiado pacífica para él, que le había causado
tanto dolor a HyungWon.
HyungWon... aquel mismo HyungWon que le
estaba apretando la mano con fuerza.
MinHyuk abrió sus ojos como platos, solo para
ver cómo los ojos del menor se abrían lentamente, parpadeando muchas veces,
como si no estuviera acostumbrado a la luz que se filtraba en el lugar a través
del exterior. HyungWon había abierto sus ojos, su pecho subía y bajaba
rítmicamente... HyungWon había regresado de entre los muertos gracias al Delphinium.
—MinHyuk... ¿qué...?
HyungWon comenzó a hablar, pero el mayor no
lo dejó terminar siquiera aquella frase antes de apretarlo fuertemente contra
su pecho, llorando de nuevo.
—No me vuelvas a dejar, por favor... no lo
hagas —le pidió con voz ahogada.
—¿De qué... hablas? —cuestionó el chico. Probablemente
estaría muy confuso, no entendería nada, pero MinHyuk no tenía tiempo de
explicárselo en ese momento.
—Por favor... prométeme que nunca me vas a
dejar —volvió a pedir, esta vez separándose un poco para poder ver aquellos
ojos enormes y expresivos de HyungWon.
—Nunca te dejaré, MinHyuk. Nunca lo haré
—respondió, sincero, apretando fuertemente las manos que tenían entrelazadas—.
Pero dime qué ha pasado...
MinHyuk asintió lentamente, un poco más
calmado. HyungWon estaba vivo y no lo iba a dejar, aquello era suficiente para
calmar su corazón por el momento.
—Estabas muerto cuando llegué —murmuró—. El Delphinium te ha salvado... pero no
quiero volver a pasar por esto otra vez... —se apretó de nuevo contra el menor,
dejando que esta vez fuera él quien lo acunara entre sus brazos—, por eso no
quiero perderte de nuevo... no quiero que me vuelvas a dejar...
—No lo haré —volvió a susurrar HyungWon,
dejando un corto beso sobre su cabeza, sellando así su promesa.
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