Título: If
Autora: Riz Aino
Pareja: DaeSeok (DaeYeol + JaeSeok) (Golden Child)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance?, drama, angst
Número de palabras: 2.676 palabras
Resumen: desde hace un tiempo, DaeYeol no para de pensar en
condicional… no para de pensar en “si hubiera hecho algo, todo sería diferente
ahora”.
Notas: historia escrita para la canción If, de este single
veraniego al que le he dedicado la colección, aunque la letra y lo escrito no
tienen nada que ver.
Comentario de
autora: JaeSeok tuvo un paso
breve por Gol–Cha, pero su paso por los corazones del grupo de trainees que lo dieron todo por debutar
no fue tan breve, así que, decidí hacer esto para recordar que una vez estuvo
ahí. Espero que os guste.
If
A veces, cuando DaeYeol hace una visita a los
chicos de la Casa de la Alegría, se siente como si fuera otra vez el chiquillo
y el adolescente que vivió en aquel lugar durante muchos años. Los recuerdos
embargan toda su mente y su corazón se siente en paz al ver a sus amigos, los que
una vez fueron desconocidos y se convirtieron finalmente en sus hermanos a
pesar de no compartir lazos de sangre, a los que todavía son unos críos que no
pueden valerse por ellos mismos y están en edad de estudiar. Los echa mucho de
menos y aquellas visitas lo hacen sonreír casi sin esfuerzo. DaeYeol se siente
como en casa estando allí, se siente muy relajado, se siente increíblemente
bien estando rodeado de personas con las que podía ser él mismo.
Visitando la Casa de la Alegría, DaeYeol revive
momentos de su pasado en los que fue feliz a pesar de todo, a pesar de ser huérfano,
a pesar de haber soportado el peso del mundo de los mayores en sus hombros
mucho antes de que fuera un adulto al uso… pero también, revive otros momentos
en los que no quiere volver a pensar cuando entra a aquella casa. DaeYeol
vuelve a ser un adolescente en aquel lugar, vuelve a encontrarse rodeado de
hermanos, vuelve a pelearse por cualquier idiotez con JangJun, vuelve a dormir
abrazando a BoMin para que el más pequeño de todos no tuviera miedo de la
oscuridad o las tormentas, vuelve a pensar en el momento en el que dejó marchar
a JaeSeok.
Y DaeYeol vuelve a pensar que, si tan solo
hubiera hecho algo más, si tan solo se hubiera esforzado un poco más, si tan
solo le hubiera hablado de sus verdaderos sentimientos, si tan solo no hubiera
sido tan malditamente cobarde, si tan solo lo hubiera detenido aquella noche…
JaeSeok seguiría junto a él.
Cuando está en el orfanato, DaeYeol no puede
evitar encerrarse en la habitación que una vez fue suya —y que ahora es de
BoMin— y volver a tener diecisiete años otra vez.
~.~.~
DaeYeol está un poco adormilado,
todavía no completamente inmerso en el mundo de los sueños, cuando escucha cómo
la puerta de su habitación se abre despacio para que no chirríe como siempre lo
hace. El chico se extraña un poco porque debe ser demasiado tarde como para que
los niños estén despiertos, aunque imagina que es BoMin queriendo dormir con
él, como casi todas las noches. Sin embargo, los pasos que se acercan hasta la
cama no son livianos ni ligeros como los del chico de diez años que suele
encaramarse a su cama, son más pesados y mucho más cuidadosos y lentos, como si
la persona que ha entrado a su habitación estuviese tratando de no molestar o
despertar a DaeYeol. El chico se siente un poco más despierto en ese momento,
queriendo conocer quién es la persona que se mueve por su habitación, esperando
a que se suba a la cama con él para determinarlo… pero nadie se sube al
colchón, quien ha entrado se queda de pie junto a su cama simplemente y exhala
un suspiro profundo.
A DaeYeol le da mala espina ese
suspiro porque no presagia nada bueno e, inmediatamente, se gira en la cama
para tratar de ver quién es. La luz que entra por la ventada desde la calle es
demasiado escasa para poder identificar los rasgos de nadie, pero la figura que
encuentra junto a su cama es delgada y alta y no hay muchos chicos que cumplan
aquellos requisitos en la Casa de la Alegría. Solo están él, JaeSeok, SeungYoon
y JangJun, los demás chicos del lugar son todavía demasiado pequeños y no han
comenzado a dar el estirón… pero DaeYeol acota todavía más sus posibilidades
porque con SeungYoon y JangJun nunca ha tenido aquella confianza necesaria para
que alguno se cuele en su habitación por la noche —a no ser que planearan
una trastada contra él—, por lo que solo le queda una persona.
—Jae… —murmura con la voz ronca por el sueño
que tenía, parpadeando varias veces para tratar de ajustar su visión a la
escasa luz de la habitación—. ¿Sucede algo? —cuestiona.
—Siento haberte despertado, hyung —murmura en respuesta el chico,
aunque no responde a la pregunta que DaeYeol le ha hecho.
El sentido arácnido de hyung se activa inmediatamente en
DaeYeol y, lo más rápido que puede, se incorpora en la cama y busca a tientas
la llavecilla de la luz en la pared detrás de él hasta que la encuentra y, por
fin, la luz se hace en la habitación. Tiene que cerrar sus ojos unos segundos
para acostumbrarse a tanta claridad, pero cuando los abre finalmente y ve a
JaeSeok con los ojos brillantes, tratando de contener sus lágrimas, su vista
clavada en el suelo y sus hombros hundidos, el chico siente que lo mejor que ha
podido hacer es encender la luz para poder ver qué era lo que sucedía.
—Jae… —dice, totalmente preocupado—. Ven aquí.
Siendo natural para él tener que
consolar a los miembros menores de aquel orfanato, DaeYeol se echa un poco para
el lado, dejando espacio en el estrecho colchón para que JaeSeok se siente con
él. El menor duda durante unos momentos, sin siquiera levantar su vista del
suelo, pero finalmente se mueve hasta acabar sentado a su lado y DaeYeol
simplemente lo abraza por los hombros y deja que éste apoye su cabeza contra la
suya, sin querer atosigarlo mucho porque sabe perfectamente cómo es JaeSeok. El
chico no suele hablar mucho, no suele contar la mayoría de las cosas que le
suceden, que le pasan por la cabeza… a pesar de que la confianza entre ambos es
la máxima después de conocerse desde que no levantaban más que un palmo del
suelo; pero además de eso, la confianza que ambos tienen es potenciada por
aquella tentativa relación que mantienen desde hace meses. JaeSeok y él siempre
se han complementado el uno al otro y era casi natural para ellos quererse, al
menos así lo era para DaeYeol.
—¿Qué sucede, Jae? —le pregunta tras unos
momentos de silencio en los que ha esperado que el otro hablara.
JaeSeok deja escapar otro largo y
profundo suspiro antes de apretar sus labios en una fina línea. A DaeYeol le da
escalofríos aquella reacción porque nunca antes lo ha visto así y sabe que debe
ser algo demasiado serio para que se comporte de aquella forma, para que dude
tanto antes de hablar, para que se lo piense tanto, para que sus ojos estén
cubiertos por una fina capa de líquido que DaeYeol cree que ve volverse más gruesa
por momentos. JaeSeok no suele contar nada, pero cuando se le pregunta siempre
responde —cuando
DaeYeol le pregunta siempre responde—.
—Yo… —comienza finalmente—, no tenía intención
de despertarte, hyung —dice, llevando
justo después una mano a su pelo oscuro como el azabache, despeinándolo,
frustrado—. No quería enfrentarme a esto.
DaeYeol frunce su ceño, confuso ante
las palabras del chico, pero no vuelve a preguntar nada porque no quiere cortar
a JaeSeok ahora que se ha animado a hablar, aunque tenga mucha curiosidad por
saber qué es lo que pasa y qué es lo que tiene al menor de aquella forma.
Simplemente le deja espacio para que se sienta lo más cómodo posible y siga
hablando, siga contándole qué es todo lo que tiene en la cabeza.
—Yo… hace unas semanas me encontraron unas
personas que… —comienza de nuevo, pero se traba a mitad de la frase. DaeYeol
simplemente lo invita a coger aire y después expulsarlo lentamente para que se
calme y pueda continuar—. Me encontraron unas personas que dicen ser mis padres
—sigue contando. La revelación hace que el mayor sienta una pequeña opresión en
el pecho porque sabe que lo que viene a continuación no es bueno—. No sé si lo
serán realmente, tampoco me importa.
DaeYeol no sabe qué decir ante
aquella revelación, por lo que simplemente acaricia el brazo de JaeSeok arriba
y abajo. El no recuerda a sus padres, lo dejaron en aquel lugar cuando solo era
un bebé, lo mismo que a todos ellos, por lo que JaeSeok tampoco los recuerda.
Se han criado todos juntos en la Casa de la Alegría sin padres, cuidando los
unos de los otros, sin pensar en la ausencia de unos progenitores y simplemente
agradeciendo los cuidados que las personas que llevan aquel lugar les han
dedicado siempre a la veintena de chicos que siempre acogen hasta que cumplen
la mayoría de edad. DaeYeol solo puede sentir que encontrarse con sus padres a
aquellas alturas, no ha debido ser una experiencia muy agradable para JaeSeok.
—En los últimos tiempos han estado queriendo
retomar el contacto conmigo —sigue contando—, cada vez que entraba y salía de
casa y no iba con ninguno de vosotros siempre se me acercaban y trataban de
hablarme y decirme lo mucho que me querían —JaeSeok hace una pausa para
inspirar hondo otra vez—. Yo les he estado dando esquinazo porque no quiero
saber nada de ellos, pero han seguido insistiendo y… ayer me dijeron que habían
comenzado a mover papeles para llevarme con ellos.
—¿Qué? —cuestiona DaeYeol, totalmente
incrédulo.
—Y yo no quiero irme con ellos, hyung.
Por primera vez en todo aquel rato,
JaeSeok alza su cabeza y sus ojos se encuentran, DaeYeol solo puede ver miedo
en ellos en un primer instante, miedo por tener que irse con unas personas
desconocidas que lo abandonaron una vez, miedo por tener que alejarse de todo
lo que conoce… pero cuando se fija un poco más, también puede ver
determinación, la determinación de que no va a dejar que aquello suceda.
DaeYeol no puede evitar abrazarse fuertemente a él y se siente un poco aliviado
cuando JaeSeok le devuelve el abrazo.
—Lo siento… hyung
—murmura el chico durante el abrazo.
—¿Por qué lo sientes? —pregunta.
No es la primera vez que JaeSeok no
le cuenta las cosas, no es la primera vez que el chico le oculta cosas
importantes, por lo que no entiende el motivo de aquella disculpa. DaeYeol lo
conoce y sabe cómo funciona, de la misma forma JaeSeok lo conoce a él.
—Lo siento porque no puedo irme con ellos… pero
tampoco puedo quedarme aquí —replica, haciendo que DaeYeol rompa el abrazo
rápidamente.
—No… —comienza, pero el chico no lo deja
terminar lo que quiere decir.
—No puedo quedarme aquí, hyung —dice de nuevo—, porque en el momento en el que arreglen los
papeles me querrán llevar con ellos y yo no quiero que eso pase.
—Podemos… podemos buscar una solución… podemos
hablar con imo para que ella lo
arregle todo, sabes que imo no
dejaría que se llevaran a alguno de nosotros contra nuestra voluntad —dice
rápidamente, queriendo hacerle cambiar de opinión, pero este parece haber
tomado una decisión.
—Lo siento.
JaeSeok se acerca a su rostro
tentativamente antes de dejar un corto beso sobre sus labios y después se
levanta de la cama, haciendo que DaeYeol sienta repentinamente mucho frío. DaeYeol
quiere decirle que encontrarán una solución, que no tiene que irse así, que
aquella no es lo correcto; quiere decirle que no puede dejarlos a todos ellos,
que no puede dejarlo a él; quiere gritarle que se quede, que lo quiere, que no
puede vivir sin él, que lo necesita… pero DaeYeol no puede decir nada, las
palabras se quedan atascadas en su garganta mientras ve cómo JaeSeok se va de
la habitación. Quiere correr hacia él, detenerlo, atarlo con una soga a los
pies de su cama para que no se vaya, pero su cuerpo no le obedece y lo único
que hace al final es echarse a llorar cuando la puerta se cierra tras JaeSeok,
teniendo la ínfima esperanza de que, si el otro lo escucha llorar, quizás
vuelva para consolarlo.
Pero JaeSeok no vuelve y, cuando a
la mañana siguiente, tiene que contarle a los demás lo sucedido, se recrimina
una y otra vez por haber sido incapaz de retenerlo —de la misma forma que
se lo recriminan SeungYoon, YoungTaek y SeungMin— y se pregunta una y mil veces
qué es lo que habría sucedido si su cuerpo no se hubiera bloqueado y hubiera
detenido a JaeSeok.
~.~.~
Cuando escucha unos pequeños golpes
en la puerta de la habitación, DaeYeol sale de sus pensamientos y respira
profundamente, tratando de que las lagrimas que se acumulan en sus ojos no
caigan por sus mejillas, aquellas lágrimas de frustración y tristeza que
siempre derrama cuando piensa en aquella fatídica noche de hacía ocho años. Se
permite unos segundos para calmarse y, después, con un “adelante” le da paso a
la habitación a la persona que ha llamado. Por el quicio de la puerta aparece
la cabeza de BoMin, esbozando una pequeña sonrisa en su rostro que DaeYeol
conoce muy bien. El menor está preocupado por él, por los recuerdos que
aquellas paredes le traen y DaeYeol le devuelve una sonrisa encantadora para
tranquilizarlo.
—La cena está puesta en la mesa —le anuncia,
abriendo la puerta del todo, su expresión volviéndose un poco más relajada—.
Los hyungs preguntan si te puedes
quedar y comes con todos.
DaeYeol mira el reloj de su muñeca y
se da cuenta de que es bastante tarde y al día siguiente tiene que levantarse
demasiado temprano para ir a trabajar. Está a punto de decirle al menor que no
puede, que se tiene que ir porque no puede perder mucho más tiempo allí, pero
cuando mira a BoMin de nuevo, éste ha puesto morritos y DaeYeol se ve incapaz
de decirle que no a aquella carilla de pena —nunca ha sido capaz de contenerse cuando el
menor le pide algo y aquello no ha cambiado— así que, asiente con su cabeza
ante la petición silenciosa de que se quede.
—Pero en cuanto acabe de cenar me tengo que ir,
no puedo pasarme la noche con vosotros —le advierte—, además, vosotros no
deberíais estar tampoco perdiendo el tiempo con este viejo, tenéis que estudiar
porque los finales están cerca.
La cara de pena de BoMin muta a una
de descontento por que se han nombrado los estudios y nunca ha sido muy amigo
de ellos, pero no replica a que DaeYeol se quede con aquellas condiciones y lo
coge del brazo para llevarlo a la planta inferior, donde están todos ya
sentados en el suelo, alrededor de la gran mesa baja que hay en el comedor y
tratando de ver la tele, tratando porque, como siempre, las peleas sobre qué
cadena poner son la tónica del lugar. DaeYeol no puede evitar sonreír ante
aquello, alejando de sus pensamientos todo lo que tiene que ver con JaeSeok y
tratando de pasar un buen rato con sus hermanos pequeños, echando de menos a
JangJun y a SeungYoon, que ya habían abandonado el orfanato hacía mucho tiempo,
como él mismo.
Notas finales:
—Sé que todos sabréis
que hyung es hermano mayor, dicho de chico a chico; pero lo de imo no estoy tan
segura. Imo significa tía y, aunque la mujer que lleva la Casa de la Alegría no
sea su tía de verdad, la llaman así.
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