Título:
The Mission
Autora:
Riz Aino
Pareja:
Wendy!centric (OT5) (RED VELVET)
Calificación:
PG–13
Géneros:
AU, drama
Número de palabras:
1.093 palabras
Resumen:
Wendy recibe una misión que no espera y que la llevará a algo increíble.
Notas: historia
escrita para Ara, que después de ver el MV de Peek-A-Boo se le ocurrió esta
maravillosa idea.
Comentario de autora:
RV son mujereh peligrosah y no te cruces en su camino porque te sacan la
pistola y te dejan como un colador en un segundo. Espero que os guste.
The Mission
Wendy abrió el sobre que le acababan de
entregar, leyendo las palabras escritas en éste y después rápidamente sacó un
mechero y quemó el papel hasta que no quedaron más que las cenizas, cenizas que
volarían con el viento y se esparcirían por los alrededores, sin que nadie
supiera cuál era su procedencia. Aquella misión que le había sido encomendada
había sido bastante curiosa, bastante inesperada, pero sospechaba que la jefa
Kim debía de tener sus motivos para aquello, así que, tal y como Wendy estaba
acostumbrada, no cuestionó las decisiones de la mujer y se dedicó a pensar en
el trabajo que le había dado.
En el sobre le había dado la dirección de una
casa bastante apartada de la ciudad, una casa que Wendy conocía bastante bien
porque a veces la había usado de cuartel general o refugio durante sus
actividades; también se había encontrado con un día, una hora y un nombre. Lo
que debía hacer quedaba implícito por su profesión, porque Wendy era una de las
asesinas a sueldo de la organización clandestina a la que pertenecía y tenía
que acabar con la vida de YeRi, otra de las chicas que realizaba ese tipo de trabajo
para la jefa Kim.
La fecha que había leído era ese mismo día y la
hora no quedaba demasiado lejana, así que, Wendy se montó en su moto y decidió
ir a su cuartel general a por un par de pistolas y cuchillos más de los que
llevaba en el asiento de la moto y en su propio cuerpo. YeRi era especialista
con las ballestas, tenía una puntería excelente y le gustaba asesinar desde la
distancia, sin que su objetivo supiera siquiera lo que estaba pasando antes de
encontrarse con una flecha clavada en el cerebro. Wendy había trabajado con
ella en alguna ocasión y había observado cómo era una maestra del sigilo y cómo
siempre esperaba el momento oportuno para disparar su ballesta en un tiro
certero que jamás erraba. Wendy también prefería las largas distancias, aunque
los combates cuerpo a cuerpo tampoco le desagradaban, pero manejaba mucho mejor
las armas de fuego.
Después de pensar en una estrategia y de
recoger de su base lo que necesitaba, Wendy se dirigió hacia la dirección que
le había sido dada. No le gustaba especialmente tener que matar a una compañera
de profesión, porque siempre era un engorro bastante importante, más cuando
ambas habían trabajado juntas y se habían estudiado la una a la otra para ello,
pero Wendy no podía hacer otra cosa más que dedicarse en cuerpo y alma a
aquella misión para poder realizarla sin una flecha clavada en el cerebro. Unas
cuantas calles antes de llegar a su destino, se bajó de la moto y la dejó
escondida en un lugar en el que nadie la pudiera ver, yendo hasta la casa caminando
y ocultándose también, amparándose en la oscuridad reinante de aquellas horas
de la noche.
Wendy llegó a la casa sin delatar su presencia
y entró a esta de la misma forma, mirando a todos lados y escuchando
atentamente, pero nada se movía, nada se oía, como si no hubiera nadie más en
aquel lugar que ella. Wendy miró su reloj, dándose cuenta de que aún faltaban
unos minutos para que diera la hora en la que supuestamente YeRi debía de
llegar a aquel lugar, por lo que decidió buscar algún lugar en el que ocultarse
y desde el cual pudiera disparar a la chica sin que su presencia fuera notada.
Sin embargo, cuando entró en una de las
habitaciones, Wendy escuchó el roce de la ropa en el aire y rápidamente se giró
en aquella dirección, viendo cómo tras una de los sofás del lugar se encontraba
otra de las asesinas de la organización, Irene, con un par de aquellos
cuchillos que manejaba perfectamente en sus manos, dispuesta a lanzarlos contra
Wendy, que sacó rápidamente su pistola. Un instante después y en el otro lado
de la habitación, la chica vio cómo Joy emergía de entre las sombras, con su
propia pistola, apuntando a Irene y, un segundo después, tenía el
característico cuchillo de SeulGi en su cuello. El sonido de una ballesta
siendo cargada la hizo mirar hacia arriba y ver cómo YeRi se encontraba con su
arma apuntando a SeulGi, así que sacó otra de sus pistolas para apuntar a la
que era su objetivo también, además de a Irene.
Todo aquello había sucedido en menos de un
minuto y Wendy se sentía realmente confusa. Las cinco asesinas de la
organización se encontraban allí y apuntándose las unas a las otras. Un segundo
después, algo hizo clic en su cabeza y no pudo evitar reírse, atrayendo
inevitablemente la atención de todas las demás.
—Me parece que
ya no somos útiles para la jefa Kim y nos ha mandado matarnos entre nosotras
para poder deshacerse de todas a la vez —dijo.
Durante unos
momentos, las otras cuatro parecieron estar pensando en lo que acababa de decir
y, después, todas bajaban sus armas, guardándolas, por lo que Wendy hizo lo
mismo, aunque ojo avizor por si Irene, a quien habían mandado a matarla, sacaba
de nuevo sus cuchillos.
—Será puta —comentó
SeulGi.
—Le hemos estado
salvando el culo a ella y a la organización cuatro años y ahora nos hace esto —se
quejó Joy.
—Yo voto por
matarla a ella y luego desaparecer —dijo Irene.
—También podemos
coger todo su dinero y hacerlo pasar por un robo—propuso YeRi, saltando del
segundo piso a uno de los sofás y aterrizando como un gato—. Sé cuál es la
combinación de su caja fuerte.
Las cinco intercambiaron miradas y no les hizo
falta decir una palabra para saber que la misión que les había sido encomendada
de matarse las unas a las otras ya no estaba vigente y que tenían una nueva
misión que completar. La misión de hacerle pagar por aquello a la jefa Kim con
su muerte y de despojarla de absolutamente todo lo que tenía.
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