Título: Melting
Autora: Riz Aino
Pareja: YeonChan (MinChan + YeonHo) (VERIVERY)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fluff
Número de palabras: 1.263 palabras
Resumen: el helado de MinChan se está derritiendo… y
puede que él mismo también lo esté haciendo.
Advertencias: puede que penséis que
van a pasar cosas, pero no pasan cosas, así que podéis leer
tranquilamente.
Notas: historia escrita como parte del día 25 del Inktober 2019,
cuya palabra clave era “tasty”, cuyo significado en español es “delicioso”.
Comentario de autora: yo al principio iba a hacer algo fluff…
pero se me fue un poquito de las manos, lo siento por tanto, pero no me
arrepiento de nada en realidad. Espero que os guste.
Melting
El calor del verano era insoportable
mientras MinChan y YeonHo volvían a casa tras las clases del instituto aquel
día. Ya apenas quedaban unos pocos días para que el instituto se acabara, ya
habían terminado sus exámenes y solo se estaban dedicando a hacer las
recuperaciones y los profesores a mandarles las tareas para las vacaciones de
verano. Si fuera por los dos chicos que caminaban por las calles de Seúl
sudando profusamente después de un día prácticamente perdido en el instituto,
las clases habrían terminado mínimo unas cuantas de semanas antes, cuando el
calor había comenzado a apretar y se hacía demasiado empalagoso porque el
instituto estaba cerca del río y la humedad de éste lo volvía todo tres mil
veces peor. No obstante, como no dependía de ellos, lo único que podían hacer
era aguantar los pocos días que todavía les quedaban y paliar aquel calor con
refrescos, agua o helados de camino a casa.
—Me estoy muriendo de
calor —murmuró MinChan, desabrochándose un poco la camisa del uniforme y
dejando al descubierto un poco de su pecho—. Quiero un helado.
—Yo también —respondió YeonHo, relamiéndose ante la
posibilidad de comerse un helado fresquito en aquel clima del demonio.
—Por aquí hay una tienda 24h —dijo el chico, señalando una
de las calles a su derecha—. Vamos.
Estaban cerca de donde vivían, siendo aquella zona la que
estaba al lado de su barrio, así que, más o menos conocían el terreno, ya que
tenían que atravesarlo todos los días para ir al instituto. MinChan echó a
correr hacia el lugar en el que debía de estar la pequeña tienda y YeonHo
corrió tras él. Quizás, con el calor que hacía, correr no era la mejor opción
que podían haber escogido, pero la promesa de un helado fresquito más pronto
que tarde si corrían rápido, era lo bastante seductora para que ambos chicos
echaran una pequeña carrera hasta el establecimiento, llegando a éste
prácticamente a la vez y entrando con rapidez, sintiendo un pequeño escalofrío
de placer al sentir el fresquito del aire acondicionado al pasar al interior,
fresquito que se acrecentó cuando llegaron al pasillo de los congelados, donde
estaban los tan ansiados helados.
Cada uno escogió un helado y YeonHo vio cómo MinChan se
pasó el plástico helado por la frente, las mejillas y el cuello y sintió cómo
el corazón se le detuvo durante unos instantes al ver la expresión de placer
absoluto que el otro formó en su rostro por el frescor del helado contra su
piel caliente. Su mente, además, le jugó una mala pasada al imaginarse pasando
un cubito de hielo por la piel del mayor y YeonHo tuvo que salir prácticamente
corriendo del pasillo, con la excusa de pagar ya el helado para comérselo
inmediatamente porque no era el momento ni el lugar de pensar algo como
aquello. Cuando YeonHo ya había pagado por su helado y estaba retirando el
plástico que lo cubría, apareció MinChan entre los estantes, con una sonrisa
encantadora en su rostro, provocada por el fresquito del helado lo más
probablemente y también pagó por el suyo. Tan solo unos momentos después de entrar
al establecimiento, ambos salían de nuevo al calor de la calle porque no podían
hacer otra cosa. En cuanto llegaran a sus respectivas casas, se pondrían frente
el ventilador a vivir la vida.
—Esto sí que es vida —murmuró MinChan lamiendo el helado
para después darle un pequeño bocado. Durante unos segundos cerró sus ojos y
apretó sus dientes fuertemente, para después sacudir su cabeza, encantado—. El
cerebro congelado es lo único que no me gusta de comer helado —comentó al
final, pero siguió comiéndose su helado tranquilamente justo después.
YeonHo dejó de prestarle atención al chico que tenía al
lado y simplemente se dedicó a comerse su propio helado mientras ambos
caminaban en silencio hacia casa, concentrado en que no se le derritiera porque
el calor era horrible en aquellos momentos y, por ello, apenas tardó un par de
minutos en devorarlo, sintiéndose magnífico después de hacerlo porque el
frescor se estaba extendiendo por su cuerpo de dentro afuera y comenzó a
ayudarlo un poco con el calor de fuera… pero, obviamente, el calor volvió,
aunque en aquella ocasión poco tuvo que ver con la temperatura y muy mucho con
MinChan.
—Maldita sea —soltó el mayor, provocando que YeonHo se
detuviera y se girara, viendo cómo el chico levantaba el helado con una mano,
alejándolo de su cuerpo, mientras se observaba el pecho a través del hueco que
había hecho al desabotonar la camisa un rato antes—. Está muy fresquito, pero
¿tienes a mano pañuelos, YeonHo? —le preguntó.
YeonHo no contestó. ¿Cómo podía contestar? Se quedó
mirando sin poder evitarlo el pecho de MinChan manchado de helado de vainilla y
se lamió los labios. Sin pensarlo demasiado, se acercó al mayor, le puso las
manos en los hombros y lo empujó levemente hacia atrás, hacia una calle
secundaria, donde lo colocó contra la pared del edificio. Miró a un lado y a
otro de la calle y, después, desabrochó un poco más la camisa del uniforme de
MinChan antes de acercarse a su pecho y comenzar a lamer los restos del helado
caído de su pecho, provocando que un escalofrío recorriera todo el cuerpo del
mayor de arriba abajo. YeonHo lamió todo resto del helado en unos segundos y
después dejó un par de besos por la piel de MinChan antes de separarse de él,
observándolo, mirándolo fijamente a los ojos.
—Delicioso —murmuró, sin poder evitarlo.
—Wow… —jadeó el mayor—. Eso ha sido muy inesperado —le
dijo—, pero quiero más —dijo, esbozando una sonrisa pícara.
—Yo
también quiero más —respondió él, mostrando sus característicos colmillos
cuando sonrió de la misma forma.
—Creo que mis padres no
estaban hoy en casa —murmuró MinChan.
—¿Y a qué esperamos?
MinChan le dedicó otra de aquellas sonrisas antes de
cogerlo de la mano y tirar de él rápidamente hacia casa, con la camisa
prácticamente desabotonada y un rubor en sus mejillas que muy poco tenía que
ver con la temperatura y muy mucho que ver con lo que acababa de hacer YeonHo.
El helado se siguió derritiendo en su mano por el camino a casa, pero ninguno
le hizo especial caso a éste en ese momento y, solo una vez la puerta de la
habitación del mayor estuvo cerrada con pestillo, YeonHo dio buena cuenta de la
mano de MinChan, en la que se había derretido el helado, de la misma forma que
había hecho antes con su pecho.
Notas finales:
—Aleatoriamente me di
cuenta de que a YeonHo le gustaba eso de ir abriendo camisas, desnudando a la
gente y metiendo un poco de mano por los escotes, así que, se me ocurrió que
podía hacer esto y, hasta que no lo acabé, no fui feliz.
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