lunes, 5 de octubre de 2020

[One Shot] One step closer in my heart (one step closer to you): Hold my hand (hold me) {HeeSungHoon}

Título: Hold my hand (hold me)

Autora: Riz Aino

Parejas: HeeSungHoon (HeeSeung + SungHoon) (ENHYPEN)

Clasificación: PG

Géneros: AU, figure skating, romance, fluff

Número de palabras: 1.034 palabras

Resumen: SungHoon sujeta sus manos para ayudarlo a patinar y no caer sobre el frío hielo… pero a HeeSeung le gustaría que no solo lo cogiera de las manos por ese motivo.

Notas: historia inspirada en aquella escapada que hacen el trío lalala (aka HeeSeung, SungHoon y JungWon) en la que se van a patinar.

Comentario de autora: tengo mucho vicio al patinaje artístico desde hace milenios y SungHoon – Figure Skating!AU es algo que vais a ver mucho por mi parte. Espero que os guste.

 

Hold my hand (hold me)

 

            —Cuidado —advirtió SungHoon, cogiéndolo de las manos antes de que HeeSeung acabara con el culo en el frío hielo por undécima vez en aquel rato.

            —Gracias… —murmuró HeeSeung.

 

            SungHoon le dedicó una sonrisa encantadora y después soltó sus manos, dejándolo solo de nuevo para que terminara de acostumbrarse a mantener el equilibrio mientras él hacía algunas florituras sobre el hielo, de todos modos, estaba allí para entrenar un poco y HeeSeung solo lo había acompañado para que no estuviera solo porque éste se lo había pedido, ni siquiera había tenido intención de ponerse sobre el hilo y patinar, pero el menor había insistido en que sería divertido y al final no había podido resistirse. SungHoon había pasado un tiempo con él, tomándolo de las manos y guiándolo para que se mantuviera de pie y en cuanto había visto que más o menos se manejaba, lo había dejado para entrenar, solo volvía de vez en cuando junto a él, cuando se caía para levantarlo o cuando veía peligro de caída para sujetarlo y HeeSeung se lo agradecía porque ni siquiera era su obligación y porque además le quitaba tiempo del entrenamiento… pero, en el fondo, le habría gustado que el chico no se separase de su lado, lo agarrara firmemente de las manos mientras patinaban juntos o lo abrazara fuertemente para sujetarlo y que así no se cayera sobre el hielo.

 

            Sin embargo, HeeSeung sabía perfectamente que aquello no funcionaba de esa forma y que ni siquiera tenía aquel derecho.

 

            SungHoon y él simplemente eran amigos, se habían conocido tan solo unos meses atrás por Jay, un amigo en común, que los había presentado en su cumpleaños; pero a HeeSeung, desde el primer momento, le habría gustado que fueran mucho más que amigos porque nadie había hecho que su corazón latiera tan fuerte nunca antes y desde el mismo instante en el que lo había conocido. Aquello le había demostrado a HeeSeung lo diferente que SungHoon iba a ser para él y, durante los meses que llevaban siendo amigos, lo había comprobado.

 

            SungHoon era realmente especial.

 

            —Ya estoy aquí de nuevo —dijo SungHoon, sobresaltándolo, puesto que no se había esperado que el chico volviera a su lado—. He hecho un par de veces todos los ejercicios que me tocaba hoy practicar y puedo volver a ser tu profesor.

            —Puedes practicar más —respondió HeeSeung—, por mí no tienes que preocuparte, me las estoy apañando más o menos bien.

—Lo sé, lo sé —contestó SungHoon—. Veo el alma de patinador artístico que tienes —añadió con algo de sorna—-. Pero he hecho los ejercicios sin ningún problema, así que puedo dedicarme a estar contigo.

 

            El chico le dedicó una de sus encantadoras sonrisas y, finalmente, HeeSeung no tuvo más remedio que asentir. Era débil a SungHoon y, sobre todo, era débil a sus sonrisas.

 

SungHoon lo tomó de la mano de nuevo y comenzó a moverse, arrastrando con él a HeeSeung, que se dejó llevar como si nada porque teniendo al menor sujetando su mano, sabía perfectamente que, si daba un traspiés, éste lo agarraría con fuerza para que no cayera. Patinar de aquella forma era mucho más fácil para él, le daba mucha más tranquilidad saber que estaba allí junto a él por si lo necesitaba, pero a la vez lo hacía pensar en lo mucho que le gustaría que sus manos estuvieran unidas, como lo estaban en aquellos momentos, en cualquier otra situación en la que no fuera completamente necesario y solo lo hicieran por el placer de tener sus manos unidas, simplemente caminando por la calle, sentados en el autobús de vuelta a casa o viendo una película en el sofá.

 

            HeeSeung quizás era demasiado optimista pensando que en algún momento algo como aquello pudiera suceder, pero las sonrisas de SungHoon, aquellas sonrisas llenas de encanto que lo atrapaban, le daban esperanzas y HeeSeung era demasiado débil a ellas. SungHoon lo desarmaba cada vez que le sonreía y, aunque siempre le había gustado llevar el control de su vida, no le importaba dejarse llevar por SungHoon, no le importaba ser débil ante él.

 

            —Hyung… —lo llamó SungHoon, sacándolo de sus pensamientos y trayéndolo de nuevo a la realidad—. Tenía que haberte invitado mucho antes a estas sesiones de entrenamiento libre —comentó—. Es mucho más divertido venir contigo que hacerlo solo.

            —Siempre es mejor estar acompañado a estar solo —respondió él, sabiendo a la perfección que con aquello el chico no le estaba dando ningún tipo de esperanzas.

            —No… no… —murmuró el chico—. He venido a entrenamientos con Jay o con Jake… pero contigo es diferente… —SungHoon se detuvo en el hielo de repente y HeeSung no tuvo tiempo de frenar, así que se chocó contra él, provocando que el menor soltara su mano para abrazarlo fuertemente y así sostenerlo para que no se cayeran ambos sobre el hielo—. Es mucho mejor —añadió, con una de sus encantadoras sonrisas.

 

            Y HeeSeung no quería tener esperanzas, pero estando tan cerca de SungHoon y notando la sinceridad de sus palabras, acompañadas con una de aquellas sonrisas que tanto lo desarmaban, siendo sujetado por sus brazos fuertemente, no pudo evitar tener esperanzas de que en algún momento podría sujetar su mano o abrazarlo fuertemente sin que hubiera una pista de patinaje sobre hielo bajo sus pies.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Y ya está, con esta historia acabo esta pequeñita colección que me ha hecho mucha ilusión escribir tras ver el programa y enamorarme de estos bebés adorables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario