Título: Fallen Guardian
Autora: Riz Aino
Pareja: JinHee (YongHee + Bae JinYoung) (CIX)
Clasificación: PG
Géneros: AU, angels, romance, fluff
Número de palabras: 953 palabras
Resumen: cuando el Cielo te ordena cumplir una misión y
eres incapaz de ello, el castigo es tu Descenso.
Notas: drabble escrito debido a que me estuve documentando sobre
cosas angelicales para otro fanfic que estoy haciendo y me dieron ganas de
escribir esto, que no tenía nada que ver con lo que estaba haciendo.
Comentario de autora: ya sabéis que tengo predilección por
parejillas que las personas no están especialmente acostumbradas a adorar como
yo lo hago, así que, aquí hay otra más. Espero que os guste.
Fallen Guardian
—Es curioso… —murmuró JinYoung llamando la
atención de YongHee, quien miró en su dirección—. Aun siento como si pudiera
trazar la silueta de tus alas a pesar de que ya no están ahí.
YongHee sintió un escalofrío
recorrer su espalda cuando el chico trazó con la yema de su dedo un dibujo
abstracto en el lugar en el que, hasta hacía solo un par de días, se
encontraban las uniones entre sus alas y su cuerpo. Aquella zona todavía era
sensible al tacto y YongHee llegaba a pensar que nunca dejaría de serlo. Como
bien había dicho JinYoung, era curioso. Era curioso que hasta hacía unos pocos
días era un ángel, un ángel guardián al que le habían encomendado la tarea de
proteger a JinYoung, cuidar de él hasta que unos demonios que andaban
rondándolo dejaran de acercársele, entablar lucha si éstos se acercaban más o
tomaban forma corpórea. YongHee tenía bastante experiencia en ese ámbito y
siempre había realizado sus misiones de forma impecable… y en aquella ocasión
también lo había hecho, con solo un único incidente, el más importante de
todos, se había enamorado del chico humano al que había estado protegiendo y había
desvelado su condición como ángel guardián. Sus acciones habían provocado una
reacción en el Cielo, como era de esperar, porque cuando el Cielo te ordenaba
una misión y eras incapaz de llevarla a cabo bien… el castigo era el Descenso.
A YongHee le habían cortado las alas y había sido devuelto a la Tierra como un
simple humano, todavía trataba de acostumbrarse a su nueva vida… pero teniendo
a JinYoung a su lado, estaba siendo algo más fácil de lo que había pensado.
—¿Las echas de menos? —le preguntó. YongHee no
supo qué contestar exactamente a aquella pregunta—. Bueno… todo en general… no
solo las alas… —el tono débil e inseguro con el que el chico pronunció aquella
frase hizo que YongHee se girara sobre la cama, encarándolo, mirándolo con
cariño antes de hablar.
—He pasado muchos años como ángel guardián, es normal que
lo eche de menos porque ha sido la única vida que recuerdo haber vivido
—respondió, llevando una mano al pequeño rostro de JinYoung, acariciándole la
mejilla con sus dedos—. Echo de menos mis alas y echo de menos el Cielo —el
rostro de JinYoung se ensombreció un poco al escuchar aquellas palabras, pero
YongHee esbozó una sonrisa tranquilizadora—. No obstante, te habría echado
mucho más de menos a ti si me hubiera quedado en el Cielo… no habría podido
vivir sabiendo que no podía estar junto a ti, sabiendo que no iba a poder verte
y sabiendo que, antes de que me diera cuenta, tu tiempo en la tierra habría
acabado.
JinYoung esbozó una sonrisa triste,
pero duró solo unos segundos en su rostro, ya que, inmediatamente, YongHee se
acercó a él para darle un beso corto en los labios, provocando que su sonrisa
se ampliara y se convirtiera en una juguetona. YongHee lo besó un par de veces
más, una en la nariz y otra en la frente, después se acurrucó contra él,
abrazándose fuertemente a la espalda del chico y sintiendo un pequeño
escalofrío en su cuerpo cuando las manos de JinYoung rodearon su cintura y lo
aferraron con fuerza.
—Te quiero muchísimo, YongHee —murmuró contra
su oído.
—Yo también te quiero —respondió él—, más que a
nada.
Y aquello era la verdad más absoluta
que nunca había dicho y eso que, siendo un ángel, tenía prohibido mentir. Nunca
se había sentido tan unido a alguien como lo había hecho con JinYoung y nunca
había querido estar tanto con nadie como con el chico en todos sus siglos de
vida. Lo adoraba, lo quería demasiado y, si el Cielo no lo hubiera hecho
Descender por todo lo que había pasado cuando había estado en su misión, no
sabía qué habría hecho sin JinYoung en su vida. El tiempo corría de forma
diferente en el cielo, a veces mucho más rápido, a veces mucho más lento, no se
podía imaginar cerrar los ojos una noche y encontrarse con que había pasado un
siglo en la tierra cuando volviera a despertar. La simple idea de perder a
JinYoung de aquella forma lo había aterrado durante los momentos en los que
estuvo de vuelta en el Cielo y hasta que fue llamado por sus superiores para
que éstos le impusieran su castigo por lo que había hecho durante su tiempo en
la tierra.
Al final, el Descenso era la única opción
viable para él y, aunque echaba de menos el Cielo, pasar junto a JinYoung el
resto de sus días era lo único que realmente había querido hacer en todos sus
siglos de vida como ángel… y su deseo le había sido concedido para que los
pasara como un humano —no
estaba seguro si en el Cielo lo habían hecho pensando de aquella forma, pero
YongHee estaría perfectamente con JinYoung en la tierra y no necesitaría nunca
más sus alas ni su inmortalidad—.
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