Título: La misteriosa razón por la cual Lee MinHo ha adoptado tres gatos en tres meses
Autora: Riz Aino
Pareja: MinSung (Lee Know + HAN)
(Stray Kids)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fluff,
humor
Número de palabras: 2.136 palabras
Resumen: hay una razón, de
verdad que la hay, para explicar por qué MinHo ha adoptado a sus tres gatos en
los últimos tres meses… la razón es Han JiSung.
Notas: esta historia la planeé hace mucho
tiempo como un fic de JBJ, pero en vista de que no la sacaba adelante, cambié
de protas y empecé a escribirla.
Comentario de autora: adoro muchísimo
escribir de MinHo y JiSung porque me sale muy fácil y es maravilloso. Espero
que os guste.
—Oye… MinHo… —lo llamó
Chan, su compañero de piso—. ¿No crees que se te está yendo un poco la cabeza
con esto de adoptar gatos?
—¿Por
qué lo dices? —cuestionó en respuesta, como si no fuera la cosa con él.
—Quiero decir… ¿no es extraño para ti haber adoptado a tres gatos en los últimos tres meses? —preguntó su compañero—. Porque cuando me preguntaste si me importaba que adoptaras un gato no pensé que íbamos a tener la casa llena de ellos… no quiero que te conviertas en la loca de los gatos de Los Simpson.
—No
me voy a convertir en la loca de los gatos —respondió MinHo, soltando una
carcajada—. Me gustan los gatos… ya lo sabes… es solo eso…
—Vale…
—dijo Chan—, pero este es el último gato que metes en el piso, ¿entendido?
—Sí,
señor —contestó él, levantando su mano y llevándola a su frente como si de un
saludo militar se tratara.
Chan
le siguió el rollo, riendo, y después se volvió a su habitación para seguir con
aquello que estuviera haciendo antes de salir de ella y encontrarse con MinHo y
su tercer gatito en el salón. Tenía razón en estar un poco confuso y preocupado
por él porque no era normal lo que MinHo había hecho, no era para nada normal
adoptar tres gatos en los últimos tres meses, por mucho que a uno le gustaran
los gatos, pero MinHo tenía una razón… una buena razón para haberlo hecho… una
razón llamada Han JiSung.
Hacía
tres meses, MinHo había pasado por varios lugares y asociaciones para adoptar
un gato porque aquella siempre había sido una aspiración en su vida y, como a
su nuevo compañero de piso no le había parecido mal la idea, al final había
decidido que era entonces o nunca. Aleatoriamente, escogió uno de los lugares
que anteriormente había visitado y allí encontró a Soonie, la primera gata que
había adoptado… y también había encontrado a JiSung. El chico no era muy alto,
tenía la cara redonda, siendo más mejillas que persona, unos ojos grandes,
color chocolate, más brillantes que las estrellas, una nariz pequeñita y unos
labios finos y rosas. Era la persona más preciosa que MinHo había visto en toda
su vida y, cuando le sonrió, el corazón de MinHo no pudo evitar dar un vuelco.
Se acababa de enamorar a primera vista de aquel chico. Durante más de una hora
asintió a todas las explicaciones que el muchacho le dio y no pudo quitarle el
ojo de encima mientras recorrían el lugar y MinHo acariciaba a los diferentes
gatos que se encontraban allí. Al final de aquella tarde, Soonie estaba en el
transportín que había llevado, todos los papeles de la adopción guardados en la
mochila y a JiSung en su corazón.
Al
mundo le podía parecer una razón estúpida ir a aquel lugar y pasar muchas de
sus tardes en él, adoptando dos gatas más, Doongie y Dori, en los siguientes
dos meses, simplemente porque quería ver al chico, hablar con él, conocerlo…
pero para MinHo que, aunque era extrovertido por naturaleza, las relaciones
sentimentales se le daban de pena y no sabía qué más hacer para poder llamar la
atención del muchacho. Tampoco le había contado nada a nadie porque estaba
seguro de que cualquiera de sus amigos se reiría de él, ni siquiera se lo había
contado a Chan, aunque el chico era bastante buena persona, porque no quería
sentirse más juzgado de lo que ya se juzgaba él mismo por no ser capaz de
verbalizar sus sentimientos de alguna manera. Solo él sabía que la razón de la
adopción de sus tres gatos había sido, de alguna forma, sus ganas por ver a
JiSung, además de adorar a aquellos pequeños bichitos que ahora llenaban la
casa de alegría, por lo que era normal que para el resto de personas pudiera
parecer que estaba loco de atar y que no hubiera una vuelta atrás en dicha
locura.
Quizás
sí que estaba un poco loco… pero un poco loco por Han JiSung, que le había
robado la razón.
Y,
sin embargo, MinHo no sabía cómo salir de aquella locura… ni siquiera sabía si
quería salir de ella. Quizás adoptar tres gatos en tres meses era demasiado y
si seguía de aquella forma, solo por querer estar con JiSung en su lugar de
trabajo, acabaría adoptando a otros diez gatos antes de encontrar la forma de
decir algo al chico, lo que se convertiría en la mayor locura de su vida porque
su trabajo no le daba para pagar el piso y las facturas y alimentarse él y a
todos esos gatos. Algo tenía que hacer, pero no se le terminaba de ocurrir qué
ni cómo… tampoco quería recurrir a pedir consejo, pero al final iba a tener que
hacerlo.
~
—No
me puedo creer que seas tan tonto, Lee MinHo —dijo Chan, riéndose
deliberadamente de él. MinHo hizo el amago de levantarse e irse, como un gato ofuscado,
de hecho, también quiso bufarle cuando su compañero de piso lo agarró del brazo
para detenerlo—. No, no te vayas, ya me pongo serio.
Aquello
lo dijo también entre risas y MinHo quiso tener un gira-tiempo como el de
Hermione con el que poder volver atrás en el tiempo y mandarse a sí mismo a la
mierda en el momento en el que finalmente decidió que debía de pedir algún tipo
de consejo porque estaba demasiad perdido con lo que debía hacer. Chan había
sido su opción más sensata… o al menos eso era lo que él había creído. Si
hubiera querido que alguien se riera de él cuando le contara sobre el chico de
la protectora de animales y su enamoramiento habría acudido a SeungMin.
—Maldita
la hora en la que me decidí a contarte esto —murmuró.
—No,
no, no, perdona, de verdad, perdona —le dijo el otro, tratando de ahogar su
risa y ponerse serio de una vez—. Es simplemente que jamás se me habría pasado
por la cabeza que hayas traído tantos gatos solo porque te ha molado el
chiquillo que trabaja allí.
—No
ha sido solo por eso —replicó, recalcando el “solo”—. Los gatos también
me gustan mucho, ¿vale?
—Te
creo, te creo… —dijo Chan, sonriendo.
—No
suenas a que me creas mucho… pero bueno, aceptamos pulpo como animal de
compañía… dame un consejo bueno, anda, que por eso te he contado todo esto.
—Mi
consejo es que vayas allí y le digas al chiquillo que te gusta, sin dar rodeos,
simplemente le dices “oye, me gustas” y te dejas de tonterías porque no voy a
tolerar que me llenes el piso de gatos solo porque no le quieres decir nada.
MinHo
suspiró profundamente después de escuchar las palabras de Chan varias veces
para calmarse y no saltarle a la yugular. Cómo si fuera tan fácil. Si fuera
fácil, lo habría hecho mínimo hacía dos meses y no estaría en la situación en la
que se encontraba en aquellos momentos. Un gran consejo. Un maravilloso
consejero. Tendría que haber ido a hablar con SeungMin, al menos seguro que le
habría dicho alguna cosa que pudiera poner en práctica después de reírse de él
durante tres horas y recordarle aquello durante el resto de su vida.
—Muchas gracias por
tomarte la molestia, pero no.
MinHo
hizo el ademán de levantarse de nuevo e irse, pero Chan lo volvió a coger de
nuevo para que no se fuera.
—Hablo
en serio, MinHo —le dijo—. Sé que es complicado abrirte a otras personas, más
si esas personas te provocan cosas y te pones nervioso con ellas, pero no creo
que debas tener miedo por lo que te pueda decir en respuesta —MinHo alzó una
ceja, confuso—. Quiero decir… ¿te has mirado al espejo? Eres guapísimo. Aunque
el muchacho, ¿cómo has dicho que se llamaba? ¿JinSung?
—JiSung
—corrigió.
—Eso,
JiSung —repitió—. Aunque JiSung no estuviera enamorado de ti, no fuera gay o lo
que sea, que lo dudo porque me has dicho que es todo sonrisas contigo, se
sentirá halagado porque un tío tan guapo le diga que le gusta.
Chan
tenía razón en eso. Era guapo. Era muy guapo, de hecho. No debería de tenerle
miedo a ir con aquella cara a decirle a JiSung que le gustaba porque a lo largo
de sus veintidós años de vida muchos y muchas se habían acercado a él para
decirle aquello mismo, porque era guapísimo y habían caído rendido a sus
encantos, a pesar de que MinHo juraba y perjuraba que él no iba mostrándole
encanto a absolutamente nadie. Sin embargo, seguía sin ser fácil para él.
Quizás lo único que tenía que hacer era mentalizarse, prepararse para aquello…
o quizás por mucho que lo intentara nunca estaría preparado, pero era algo por
lo que tenía que pasar si quería algo con aquel muchacho precioso que hacía que
su corazón se volviera loco cada vez que estaba con él.
~~
—Bienvenido
—dijo JiSung, alzando la cabeza del mostrador en el que debía estar haciendo
algo. Cuando lo vio, una sonrisa encantadora se extendió por su rostro—. Oh,
eres tú, hyung. ¿Qué te trae por aquí?
MinHo
se quedo paralizado durante unos momentos en la entrada del lugar, pero después
se pegó mentalmente por ser así de estúpido y le devolvió la sonrisa a JiSung
antes de avanzar para llegar hasta el lugar en el que se encontraba en un par
de zancadas largas.
—Nada
demasiado importante —le respondió, aunque para él aquello sí que era
importante… bastante—. Solo quería pasar un rato por aquí para verte.
Después
de decir aquello quiso cerrar sus ojos, taparse las orejas con sus manos y
salir corriendo de allí como si no hubiera un mañana, pero MinHo luchó contra
sus instintos más primarios para permanecer donde estaba y, tal y como Chan le
había aconsejado, observar la reacción de JiSung a aquel intento de ligoteo por
su parte, porque dependiendo de aquella primera reacción, MinHo sabría si la
había cagado para siempre o acababa de conseguir la atención que tanto quería
del chico. Y la reacción de JiSung a sus palabras no se hizo esperar. Los
colores se le subieron a la cara inmediatamente, poniéndose rojo como un
farolillo y mirándolo con aquellos ojos brillantes, abiertos como platos por la
sorpresa.
No
le había pegado. No lo había echado de allí. Simplemente se había sorprendido y
se había puesto como un tomate. Aquello provocó que MinHo, a pesar de que no
había estado muy convencido, siguiera adelante con todo y se acercara al
mostrador un poco más, mirando a JiSung a los ojos.
—Me
preguntaba… qué día tenías libre para salir a tomar algo —comenzó a decir lo
que había ensayado tantas veces en las últimas semanas ante el espejo, con su
corazón latiendo a toda pastilla dentro de su pecho—. Porque me gustas mucho y
me encantaría conocerte más para que me gustaras mucho más.
JiSung
no contestó inmediatamente, provocando que por la cabeza de MinHo comenzaran a
pasar mil y un pensamientos sobre si lo que había hecho había sido lo correcto
o no, porque aquella falta de reacción lo tenía de los nervios y no sabía qué
podía esperarse de ello. Sin embargo, a pesar de que JiSung se tomó su tiempo
en decirle algo, probablemente porque todavía se encontraba en estado de shock,
como el mismo MinHo, su respuesta fue mucho más satisfactoria de lo que MinHo
había pensado que sería cualquier respuesta que el chico le pudiera dar.
—Mañana
libro —comenzó—. Podemos ir a un cat café que no está demasiado lejos de aquí…
porque a mí también me gustas y me encanta la idea de conocernos mucho más.
Notas finales:
—No es especialmente largo ni especialmente
exigente, pero escribiéndolo tardé milenios en algo que normalmente habría
tardado un par de horas en hacer simple y llanamente porque escribiendo MinSung
estoy acostumbrada a hacerlo desde la pov de JiSung y hacerlo desde la de MinHo
me cuesta MIL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario