Capítulo 13
El Parque Parte II
-¿Vamos?-
me preguntó MinHyuk una vez todos se habían ido de la entrada del parque.
Yo
asentí y lo seguí puertas adentro hasta llegar a la parte central del inmenso
parque. Nos sentamos en un banco e inmediatamente nos pusimos los patines. Nos
colgamos la mochila con los zapatos a las espaldas y empezamos a patinar.
-Advierto
que no se patinar demasiado bien- me dijo MinHyuk con cara de asustado.
-No
te preocupes- le dije con total confianza- Yo te enseñaré y mejorarás. Ya verás
cómo aprendes rápido- le extendí la mano para que pudiera sujetarse un poco.
Me
dio su mano. Estaba tan fría que agradecía que tuviera esa temperatura para no
notar como subía la mía. Pero me extrañó que estuviese tan frío con el calor
que hacía aquel día.
Durante
el trayecto que estuvimos practicando noté como mejoraba poco a poco. Con un
poco de esfuerzo conseguiría que aquel chico pudiera patinar como un
profesional y quizás se apuntase a los campeonatos de patinaje artístico y
ganase y todo. No, demasiados pajaritos tenía yo en la cabeza.
-Paremos
un rato, quiero ir a comprarme un refresco- le dije a MinHyuk.
-De
acuerdo- asintió- te espero en aquel banco, ¿vale?
-Vale-
dije con una media sonrisa y poniéndome en la cola para conseguir una botella
de agua bien fría.
Aquella mañana hacia demasiado calor y mi sistema no iba a aguantar
mucho. Me desmayaría dentro de poco como siguiera haciendo aquel bochorno y
permaneciendo al lado del chico que se había ofrecido a patinar a pesar de no
saber mucho del tema.
La
cola se me estaba haciendo eterna y resoplaba cada dos por tres debido a mi
impaciencia. Y todo era porque había un chico que no se decidía qué helado
escoger. Después de 10 minutos acabó de decidirse y la cola avanzó un poco más
rápido.
Por
fin me tocó a mí tras esperar un cuarto de hora y conseguí mi esperada botella
de agua.
Mientras
me dirigía al banco donde estaba MinHyuk intenté abrir la botella. Sin darme
cuenta escuché como una muchacha gritaba un nombre y seguidamente miré a mis
pies. Todo fue a cámara lenta.
Una
cuerda empezó a entrelazarse entre la estructura de mis patines y las ruedas y
cuando iba a desengancharla algo tiró bruscamente de la cuerda e hizo que
perdiese el equilibrio.
Inmediatamente
MinHyuk se levantó del banco más rápido que un rayo y en pocos segundos estuve
en sus brazos. Me impresionó mucho la velocidad con la que había llegado a mí,
y además, teniendo todavía los patines puestos, cuando hace un rato me dijo que
no sabía patinar.
Lo
miré aturdida mientras él sujetaba con la otra mano que tenía libre, la cuerda
de mis patines. La muchacha llegó a nosotros disculpándose porque su perro se
había escapado.
MinHyuk
la disculpó por mí, ya que no tenía palabras. Estaba asimilando todavía todo lo
que había pasado en apenas dos segundos.
-¿Estás
bien?- preguntó todavía en cuclillas y preocupado al ver mi cara de
petrificada. Mi mirada seguía fija en la suya, pero sin decir nada.
-Inma,
por favor, no me asustes- dijo con tono alarmante- contesta- me pidió.
-Sí-
dije con un hilo de voz.
-Sentémonos-
y me llevó al mismo banco donde hace un rato él estaba esperándome. Me dio la
botella ya abierta y bebí un largo trago de agua- van a matarme- murmuró
mientras miraba a mis espaldas.
-¿Qué
has dicho?- dije frunciendo el ceño.
-Nada.
Que será mejor que descanses.
Después de descansar, decidimos seguir patinando unos momentos más, para
más tarde dirigirnos al punto de encuentro en el que habíamos quedado con los
demás para almorzar.
-oooOOOooo-
Poco
a poco las distintas parejas fueron llegando al lugar en el que habían quedado.
Este se encontraba cerca de donde estaban. Un pequeño parque con zonas con
mesas para poder comer al aire libre. Los chicos se habían encargado de llevar
todo lo necesario en sus mochilas. Desde los cubiertos de plástico hasta
manteles.
Los
primeros fueron Ana y DaeHyun que se cruzaron poco antes de llegar con Lorena y
Joe.
-Bueno...
¿dónde queréis poneros?- preguntó Joe.
-No sé...-
respondió Lorena- ¿tú que dices Ana?
Antes
de que esta pudiese decir nada DaeHyun fue a una de las mesas de piedra que
estaban más apartadas, justo bajo un enorme árbol.
-Parece
que ya tenemos sitio- comentó Joe mientras iba hacia donde estaba su amigo.
En
cuanto llegaron, los cuatro se pusieron a sacar cosas de las mochilas y a
colocarlas en la mesa. Ellos permanecían callados concentrados en sus tareas
mientras ellas hablaban animadamente.
En
ese momento vieron como otra de las parejas se dirigía hacía donde ellos
estaban. Eran ChunJi y Lou que venían hablando y sonriendo, como dos buenos
amigos que se conocen de hace tiempo o una pareja de enamorados.
-¿Desde
cuándo os lleváis tan bien vosotros dos?- preguntó Ana a la pareja de recién
llegados.
-¿Qué
pasa? ¿No puedo llevarme bien con él?- inquirió la chica- ¿tan raro es?
-Sí-
respondieron los cuatro, aunque DaeHyun solo asintiera con la cabeza.
-¿Que
pasa chicos?- preguntó Inma que acababa de llegar con MinHyuk.
-Nada-
dijo Lorena- que ahora Lou y ChunJi se llevan bien.
-Wow-
dijeron los dos visiblemente sorprendidos al igual que el resto.
-¿Y
ese milagro cuando ha pasado?- preguntó MinHyuk.
-No
te pases- le dijo ChunJi al chico, visiblemente molesto.
-Perdón,
perdón...
-Bueno,
¿comemos?- preguntó Inma muy contenta.
-¿Tu
siempre tienes hambre o es cosa mía?- preguntó Ana.
-Yo
de verdad que no entiendo donde mete tanta comida. Y más sin engordar...- dijo
esta vez Lorena.
-Já.
Es un secreto- rio Inma y se sentó junto a sus amigas al igual que MinHyuk se
sentaba con sus compañeros.
Seguidamente
todos comenzaron a degustar la rica comida que los chicos se habían encargado
de preparar para ellas.
Después de la comida todas se despidieron de los chicos y aunque Inma
tardó más de la cuenta con MinHyuk, los demás no sospecharon nada. Cogieron de
nuevo el bus que las dejaría a pocos metros de casa y comentando su día se les
pasó el camino.
Al
llegar, todas se encerraron en sus cuartos cansadas por todo el ejercicio que
habían hecho, ya que eran más de estar en casa leyendo libros que de salir a
dar pingos por ahí y estaban medio muertas.
Ya
era más de noche que de día en aquel día de principios de Marzo cuando Ana
salió de su habitación buscando a Inma para que le prestara algún libro, puesto
que a ella no le habían mandado ninguno desde Antequera como habían hecho con
Lorena.
Sin
embargo, cuando llamó y no obtuvo contestación se extrañó un poco.
-*“A
lo mejor está dormida”- pensó.
Cuidadosamente entró a la habitación y se dio cuenta de que allí dentro
no había nadie. Un poco mosqueada salió y comenzó a buscarla por todo el piso
sin que esta diera señales de vida alguna.
-*Chicas…- les dijo a Lou y a Lore cuando las vio en el salón- ¿habéis
visto a Inma?
-*¿No está en su dormitorio?- preguntó Lourdes y Ana negó con la cabeza.
-*La
he buscado por todas partes…- contestó.
-*Se
habrá ido con MinHyuk- supuso Lorena- parecía que querían estar a solas y
juntos un rato y les robamos su mañana.
-*Eso será.
-oooOOOooo-
Llegaba
tarde a la cita. Había tardado más de lo previsto en poder salir de casa sin
que ninguna de las chicas me viera.
Después
de andar unos metros y coger el bus por fin llegué a la entrada del parque. Justo
en la entrada, me lo encontré mirando el móvil apoyado en una de las columnas
del arco, como hacía siempre cuando esperaba a alguien.
-Perdón
por el retraso- me disculpé.
-No
pasa nada, hace cinco minutos que he llegado- dijo retirándose de la columna y
acercándose a mí todo sonriente.
Tras
sonreírnos mutuamente, decidimos ir a pasear por el lugar. Era un sitio
bastante bonito por el cual hacerlo, así que era agradable. Además, la compañía
hacía que el lugar fuera todavía más impresionante. Sin embargo, tras un rato,
decidimos sentarnos bajo un árbol para refrescarnos en su sombra. Seguía
haciendo demasiado calor para la época del año en la que estábamos.
Nos
quedamos en silencio unos momentos, observando a nuestro alrededor, hasta que
MinHyuk decidió hablar.
-Vamos,
te invito a algo en una cafetería del centro- dijo para romper el hielo- me han
dicho que tienen unas pastas muy ricas- sonrió.
Al oír
“pastas” se me iluminó la mirada y me sentí mucho mejor. Y más si me invitaba
él. Se me estaba haciendo la boca agua solo de pensar en los ricos dulces que
me comería en unos momentos.
-¿Qué
me dices?- me preguntó al ver que no contestaba.
-¡Me
apunto!- le dije- ¡Vamos!- le insté para que se levantara del dichoso banco. Le
cogí de la mano y tiré de él para levantarlo- ¡vamos! ¡Vamos! ¡Por fa!- fue
inútil intentar que se levantase, no podía con él- ¡Levanta!- le supliqué al
final.
-Vale,
vale. Voy- dijo entre carcajadas.
Finalmente
se levantó y nos pusimos en marcha hacia la cafetería que él decía en el
centro. Al llegar al lugar que había mencionado, me sostuvo la puerta para que
entrase como todo un caballero y yo le sonreí.
Entré y miré a mi alrededor. Aquella cafetería era enorme y bastante
elegante. Podía ver muebles muy bonitos y escaparates de pastas llenos hasta
los topes. Y parecían muy deliciosos.
-¿Qué
te parece?- preguntó MinHyuk. Aunque un poco tarde- ¿Inma?
-¡¡¡Waaaa!!!-
exclamé. Yo tenía mi cara pegada al cristal viendo las pastas que me pediría- estoy
aquí- le dije, ya que él se había quedado un poco atrás- ¿puedo pedir esta?-
pregunté señalando con un dedo a una pasta cuadrada rellena de crema por dentro
y espolvoreada con canela y chocolate por encima.
-Claro-
dijo MinHyuk.
-¡Ah!-
exclamé- ¡esta también porfa!
-Vale,
pero no pongas esa cara de corderito degollado- dijo riendo. Asentí y me separé
del escaparate.
-¿Quieres
algo de beber?
-Sí.
Un zumo de naranja, por favor- le dije mientras la dependienta comenzaba a
dejar las pastas en un plato.
-Vale.
MinHyuk
pidió mi zumo de naranja y lo suyo y después nos sentamos en una mesa pegada a
la ventana para degustar los deliciosos dulces de aquella cafetería.
-Te
habrá costado un ojo de la cara todo esto, ¿no?- dije algo preocupada mientas
engullía mi pastelito.
-No,
que va.
-Te
devolveré el dinero en cuanto pueda- le dije al no estar muy convencida de sus
palabras.
-No
tienes por qué pagarme nada. Por un día puedo permitírmelo- lo miré con los
ojos entrecerrados y le pregunté:
-¿Eres
millonario?
-No-
rio a carcajadas- ¿acaso ves que tenga ropa cara o que vaya a la universidad
con un Ferrari?
-No-
dije llevándome una pasta a la boca- pero a lo mejor escondes tu fortuna para
aparentar ser un tipo normal. Muchos lo hacen.
-Te
aseguro que no tengo millones escondidos. Si no, no estaría aquí en Seúl
estudiando. Estaría quizás...- se quedó pensando unos segundos- en Estados
Unidos en alguna universidad de prestigio.
-Me
alegro de que no lo seas- susurré.
-¿Ah,
sí? ¿Y eso por qué?
-Bu...
bueno... porque si no estarías estudiando en otro sitio y no nos habríamos
conocido- contesté sonrojándome.
-Visto
de ese modo… yo también me alegro- dijo con una gran sonrisa.
Al
cabo de una hora más o menos habíamos acabado y salimos fuera.
Me lo pasé genial hablando con él y me sentí
muy cómoda a su lado.
-Inma,
¿te apetece salir mañana también?- me dijo a la entrada de la cafetería.
-Claro.
No creo que esté ocupada mañana.
-Quiero
decir...- vaciló tímidamente- ¿quieres salir conmigo?- me quedé con cara de póker-
como novios, digo- dijo con un hilo de voz esperando mi respuesta definitiva.
-Em...-
vacilé por no saber qué responder- ¿puedo llamarte cuando llegue a casa y
cuando me lo haya pensado un momento?- le pregunté.
-Por
supuesto- dijo con media sonrisa- te acompaño a casa- yo asentí y caminamos en
silencio hacia el apartamento.
Cuando
llegamos a la entrada, MinHyuk me extendió un trozo de papel pequeño con unos
números.
-Toma,
llámame a este número. Solo es provisional. Mañana tendré otro.
-Entonces,
¿cómo contactan tus amigos contigo?- pregunté extrañada.
-Tenemos
nuestros propios medios de comunicación.
-Ah
vale. Te llamo entonces luego, ¿de acuerdo?
-Vale-
dijo dándome un beso en la frente- Buenas noches.
Y desapareció.
Metí
la clave e intenté entrar en casa, sin embargo, algo atascaba la puerta, así
que empuje con más fuerza. Lorena y Ana chillaron y cayeron al suelo.
-¿Qué
estáis haciendo?- pregunté al verlas en el suelo.
-Te
estaban escuchando detrás de la puerta y mirando por la mirilla- gritó Lourdes
desde la cocina.
-¿Me
estabais espiando?- pregunté con un tono más agudo de lo normal. Las dos chicas
rieron nerviosamente y asintieron- bah, no importa- dije finalmente.
-¿No
te vas a enfadar?- preguntó Ana.
-Estoy
muy cansada para eso, además nunca me enfadaría con vosotras por espiarme. Yo
también lo hago.
Me
acerqué a la cocina para ver que estaba haciendo Lourdes de comer y sonreí. La
pasta tenía muy buena pinta.
Fue
un día agotador, y todavía estaba asimilando lo que había pasado. Tenía que
contarles a las chicas lo que me había pasado con MinHyuk, pero mejor lo haría
mañana, en esos momentos estaba reventada. Además, al día siguiente había
clases y tenía que madrugar.
Saqué
el número que me dio MinHyuk del bolsillo trasero y lo miré. Entré a mi
habitación, cerré la puerta. Cogí mi móvil
y empecé a marcar los números escritos en el papel. Tras un par de tonos
escuché una voz grave al otro lado. Era él.
-¿MinHyuk?-
pregunté- soy Inma.
-Dime.
-Sí-
murmuré- esa es mi respuesta.
-Gracias-
lo oí suspirar- ¿quedamos mañana?
-Vale.
¿A qué hora?
-¿A
las ocho de la tarde te viene bien?
-Perfecto.
-De
acuerdo, pasaré a recogerte, si no tienes ningún inconveniente.
-No,
no. Ningún problema.
-Buenas
noches- dijo.
-Buenas
noches- dije finalizando la conversación.
Colgamos el móvil y me dirigí hacia la cocina
para comer.