EXO 3ª Temporada

Capítulo 13

Cumpleaños

            —Humm… —murmuré intentando abrir mis ojos ante el insistente sonido del despertador, pero estaba demasiado cansado e incluso los párpados me pesaban. A mi lado, sentí un movimiento y, por inercia me moví hacia allí.

            —JongDae… tengo clase, suelta —escuché la voz de MinSeok.

            —No quiero… —con las pocas fuerzas que tenía me abracé a su cintura y no lo dejé escapar.

            —Oh vamos… —intentó zafarse, pero no lo consiguió—. En serio, tengo clase.

            —Por un día que faltes no pasa nada… —hundí mi nariz en su nuca y aspiré su aroma a sexo.

            —Sí que pasa… no me van a pasar lo que demos hoy, así que suéltame, JongDae…

            —Eres un aburrido —terminé por decir soltándolo—. Anoche fuiste mucho más divertido.

            —¿Te gustó? —preguntó, dándome un beso en la frente y yo asentí bajo su toque, ronroneando como si fuera un gato—. ¿Lo repetimos otro día?

            —Sí… ahora mismo si quieres… —susurré, entreabriendo mis ojos y viéndolo con una gran sonrisa en su rostro.

            —Ahora no, que tengo clase —hice un mohín y él rio—. Pero si quieres cuando vuelva.

            —¿Hoy tienes clase por la tarde? —mi chico negó—. Vuelve pronto entonces.

            —Sí —murmuró antes de dejar otro beso en mi frente y salir corriendo hacia la ducha.

            En ese momento intenté estirarme como hacía siempre, pero un poco de dolor en mi espalda baja me hizo quedarme completamente estático. Sería mejor que aquel día me quedara en la cama descansando o sino si me encontraba con BaekHyun y ChanYeol por casualidad iban a hacer leña del árbol caído y aunque a mí me encantaba hacer bromas, no me gustaba nada que me las hicieran y no podría soportar lo pesados que esos dos se iban a poner.

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            —Tu cumpleaños está cerca —me dijo KyungSoo repentinamente.

            —¿A qué día estamos? —levanté la cabeza del ordenador y me recoloqué las gafas que utilizaba cuando tenía que trabajar en el portátil.

            —A primeros de mayo, creo que hoy es dos o tres, no estoy seguro —comentó, luego miró en su teléfono—. Dos.

            —Entonces faltan todavía veinte días, KyungSoo —sonreí, dejando abierto el documento en el que estaba trabajando, pero alejando mis manos del portátil. Necesitaba un poco de descanso urgente.

            —Pero tengo que ir pensando en qué regalarte —respondió.

            —No hace falta nada —murmuré, esbozando una sonrisa.

            —Tú me regalaste para mi cumpleaños, así que te debería un regalo y no me gusta deberle cosas a la gente —contestó, haciéndome suspirar—. ¿Qué es lo que necesitas?

            “A ti” pensé, pero no se lo dije.

            —No me hace falta nada.

            —Ya lo averiguaré —dijo él, volviendo a lo que estaba haciendo, y yo recé a lo que fuera que hubiera allí arriba para que jamás se enterase de que yo ya no lo veía como un simple dongsaeng.

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            Paseábamos camino de la residencia. JongIn tenía cosas que hacer y no podía pasar mucho tiempo conmigo, así que solo nos había dado tiempo a almorzar juntos y luego a pasear por el campus hasta la residencia. Era un poco triste no poder pasar más tiempo con él, pero también lo entendía, ninguno podía descuidarse o podíamos pagarlo caro.

            —JongIn… —murmuré. Él se giró y me miró, dedicándome una leve sonrisa que me invitaba a seguir hablando—. Algún día… podríamos quedar y hacer nuestros trabajos juntos… —propuse—. Tú los tuyos y yo los míos, pero juntos, para que así se nos haga un poco más ameno y eso… —JongIn se quedó callado y eso hizo que mi nerviosismo aumentara—. Dime algo, por favor.

            —Perdón —susurró—. Solo pensaba en qué día podríamos hacerlo.

            —¿Te parece buena idea?

            —Sí, ¿por qué no? —dijo con una sonrisa que hizo a mi corazón latir con rapidez—. Será divertido.

            —Seguro.

            —Luego te mando un mensaje y hablamos sobre el día —comentó.

            —Claro —sonreí y me acerqué un par de pasos a él, hasta que la distancia de nuestros cuerpos fue prácticamente nula y dejé un pequeño beso sobre sus labios—. Hasta mañana —me despedí, sin siquiera pararme a ver su rostro rojo por mi acción.

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            Aquella mañana me desperté de buen humor. Estaba bastante feliz porque, a partir de aquel momento y hasta finales de noviembre, volvía a ser un año mayor que ChanYeol y quería aprovechar esto en mi beneficio propio, como hacía todos los años desde que éramos pequeños. Sin embargo, este año quería ir mucho más allá. Éramos novios y  podía pedirle lo que fuera.

            Con una sonrisa en mi rostro, salté sobre la cama de ChanYeol, tirándome encima de él y despertándolo en el proceso. Él se sorprendió bastante y comenzó a mirar a un lado y a otro, desorientado hasta que yo me incliné sobre él y besé sus labios, solo en ese momento, se destensó.

            —Mmm… BaekHyunnie —murmuró, haciéndome sonreír.

            —¿Qué tienes para mí? —le pregunté.

            —¿Todo mi amor? —preguntó, abriendo un poco los ojos y sonriéndome—. Anda, quita de encima, tengo que vestirme.

            Sonreí e hice lo que me pidió, pensando que estaba mareando un poco la perdiz y que tendría mi regalo en el armario. Pero ChanYeol simplemente se vistió, sin sacar nada de aquel lugar, lo que me hizo mosquearme un poco. ChanYeol no era muy de guardar secretos, no podría aguantar tanto teniéndome en vilo sabiendo que tenía cosas para mí.

            ¿Y si se había olvidado de mi cumpleaños? No podía, seguro que no se había olvidado. Llevábamos años y años juntos y jamás le había pasado nada parecido. Pero…

            —¿ChanYeol? —pregunté y él se giró hacia mí.

            —Dime.

            —¿Sabes qué día es hoy? —se encogió de hombros y luego siguió lo suyo, haciendo que mis sospechas sobre su olvido aumentaran—. ChanYeol… hoy es seis de mayo.

            —¿Sí? —rápidamente se giró hacia mí—. ¿Había examen hoy?

            —ChanYeol, no te hagas el tonto —siseé.

            —¿El tonto? —preguntó confundido.

            —¿No te acuerdas? —pregunté.

            —¿De qué debería acordarme? —cuestionó—. Si me vas haciendo adivinanzas jamás lo recordaré.

            —ChanYeol… hoy es mi cumpleaños… —abrió los ojos como platos y luego intentó acercarse a mí, pero yo lo aparté—. Te habías olvidado…

            —Yo… he tenido muchas cosas en las que pensar estos últimos meses, BaekHyun —comenzó—. Primero los poderes, luego los enemigos, el maldito pasado que nos atormenta, el problema con mis padres, se me ha olvidado.

            —Eso demuestra lo mucho que me quieres… —murmuré, cabizbajo.

            —Mira, BaekHyun yo…

            —¡No te acerques! ¡No me toques!

            —¿No? —preguntó—. ¡Pues me iré muy lejos y no volveré a acercarme a ti! —me gritó. Lo único que pude ver al levantar mi cabeza, fue cómo mi chico salía de la habitación azotando la puerta y dejándome solo, en ese momento, lo único que pude hacer fue llorar.

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            Había quedado con Amber aquel día, para ponernos al día con todo lo que nos habíamos perdido el uno del otro, pero no quería ir solo porque aquella chica siempre había conseguido sonsacarme absolutamente todo, incluso cuando la amenazaba con chamuscarla (muy seriamente por mi parte, aunque ella no supiera que realmente podía hacerlo). Había sido mi mejor amiga, junto con RyeoWook, cuando apenas sabía nada sobre el pasado, pero poco a poco me había ido distanciando de ella, cortando toda relación y viajando a Corea. Sabía que eso me lo iba a echar en cara y Amber siempre había dado mucho miedo cuando se enfadaba.

            Por este motivo, había acabado arrastrando a YiXing a la cita, porque este no tenía nada que hacer y porque yo no quería quedarme solo con ella.

            —Es tu amiga, YiFan —me dijo cuando llegamos a la cafetería y nos sentamos a la mesa—. ¿Por qué tengo que venir yo también aquí?

            —Querías saber sobre mi pasado en Canadá, ¿cierto? —pregunté y él asintió levemente—. Pues por eso estás aquí.

            —Pero… aunque quiera saber sobre ti, me gustaría saberlo porque tú me lo digas, no porque hables con gente que te conoció en aquella época —hizo un mohín y se cruzó de brazos. Estaba completamente adorable haciendo aquello, por lo que no me pude resistir a coger uno de sus mofletes y tirar de él para intentar que sonriera un poco.

            —Vamos… YiXing… —rezongué—. Quédate aquí conmigo~.

            —¿Estás intentando comprarme con aegyo? —preguntó sin mucho interés, pero rápidamente se giró hacia mí con los ojos como platos—. Un momento… ¿¡estás haciendo aegyo!? No me lo puedo creer —rápidamente carraspeé y me puse serio.

            —Si no quieres quedarte allá tú —dije—. Pero no prometo portarme bien, Amber siempre estuvo colada por mí.

            —Te odio, YiFan —murmuró antes de rendirse—. Me quedaré, pero como venganza le diré a LuHan que has hecho aegyo y él tendrá por fin algo con lo que poder molestarte.

            —Eres un lobo disfrazado con piel de cordero… —él me sonrió de forma pícara—. Se te está pegando mi personalidad y la de LuHan y eso es una mala combinación…

            Él quiso replicarme, pero en aquel momento, Amber llegó a la mesa en la que estábamos sentados y se sentó en la silla vacía, dedicándole una amplia sonrisa a mi chico y una cargada de cariño a mí.

            —Hola, soy Amber —se presentó—. ¿Tú…?

            —YiXing, uno de los compañeros de piso de Kevin —respondió—. Encantado de conocerte.

            —Lo mismo digo —dijo ella, después me miró antes de hablar de nuevo—. ¿Quién comienza a relatar sus últimos años de vida?

            —Las damas primero.

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            El día se me había hecho larguísimo después de la pelea. Había salido de casa y había recorrido la ciudad sin un rumbo fijo, pensando en lo que BaekHyun me había dicho. Suspiré y me senté en un banco del parque en el que había acabado por entrar minutos antes. Los niños jugaban a mi alrededor y las madres hablaban un poco alejadas pero siempre con un ojo sobre sus críos, pendientes de que no les pasara nada.

            —¿ChanYeol? —escuché que alguien me llamaba a mis espaldas y giré mi cabeza, encontrándome al hacerlo a KyungSoo.

            —Hola KyungSoo —dije—. Ven, siéntate —el chico se me acercó y se sentó a mi lado, aunque dejando bastante espacio entre nosotros—. ¿Qué haces aquí? —pregunté.

            —Estaba dando un paseo antes de volver a casa —contestó—. ¿Tú qué haces aquí?

            —Daba un paseo para aclararme las ideas —murmuré.

            —Ah…

            —¿Puedo contarte algo? —le pregunté. Aquel chico era muy amigo de JunMyeon, así que debía tener más o menos el mismo sentido común que él y probablemente me daría otro enfoque sobre el problema.

            —Sí… —dijo—. Mientras que no sea nada demasiado extraño —susurró con duda esto último.

            —Bueno, más extraño que eso de que tenemos poderes no creo que sea —reí y él me acompañó con una pequeña sonrisa, parecía bastante serio—. En fin…como bien sabrás, estoy con BaekHyun —el chico asintió—. Y hoy nos hemos peleado por una tontería, nos hemos gritado y al final he salido pegando un portazo, muy cabreado… —suspiré—. Me siento mal por haberle gritado y eso, pero no sé cómo empezar a arreglar las cosas.

            —Bueno, yo pienso que con una disculpa se gana mucho terreno —comentó.

            —Eres un genio, KyungSoo —sonreí, abalanzándome sobre él para darle un gran abrazo. El chico intentó separarse de mí, visiblemente incómodo, pero yo no lo solté porque me había dado la clave que necesitaba—. Muchas gracias.

            —No es nada —finalmente me separé de él y KyungSoo se levantó del banco—. Yo, creo que me voy yendo a casa.

            —Ten cuidado al volver —dije y él asintió antes de echar a andar.

            Con una sonrisa, saqué mi teléfono móvil y busqué el contacto de BaekHyun para dejarle un mensaje en kakao.

Lo siento, BaekHyunnie >_<

Feliz cumpleaños… y… te compensaré por esto…

Vuelve a casa, idiota

Quiero molerte a palos y comerte a besos

Yo también te quiero <3