Mostrando entradas con la etiqueta Nothing Matters. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Nothing Matters. Mostrar todas las entradas

miércoles, 5 de marzo de 2014

Nothing Matters

Capítulo 10
Nada Importa


            Después de aquel beso me separé de él y me levanté del suelo rápidamente. Casi tropiezo con mis propios pies, pero mantuve el equilibrio y salí corriendo de la habitación sin siquiera mirar atrás.

            La cabeza me daba vueltas y no podía pensar con claridad. No sabía por qué había correspondido aquel beso y tampoco por qué había comenzado otro. YiFan era mi primo y aquello no podía ser, además, tenía un novio y no podía hacerle aquello a ShiXun.

            Con esto rondándome la cabeza me dispuse a entrar en mi cuarto, tumbarme en la cama y no salir de ella pensando en mis desgracias y en alguna solución a todos los problemas que tenía en aquellos momentos. Sin embargo, no hice más que entrar a mi habitación, cuando sentí unos largos brazos rodear mi cintura.

            Me quedé sin respiración cuando mi espalda entró en contacto con su pecho y sus brazos apretaron el agarre.

            ―Lo siento… lo siento… ―susurró contra mi oído―. Lo siento, no pretendía hacerlo, pero no he podido evitarlo ―posó su rostro en mi hombro y suspiró―. Te dije que no volvería a hacerlo, pero es demasiado para mí verte todos los días y no poder tenerte. Te quiero más que a mi vida, LuHan, te amo y te repito una y otra vez que no importa nada, que no me importa que seamos primos, que lo nuestro esté mal… ―su voz se quebró y comencé a notar una leve humedad en mi hombro―. Te amo y quiero estar contigo aunque sea rompiendo todas las reglas porque he estado cinco años de mi vida sin ti y nunca antes me había sentido tan vacío, tan muerto en vida. Te necesito.
            ―Fan…
            ―Si me vas a rechazar nuevamente no lo hagas ―murmuró con voz ahogada―. Me iré de aquí hoy mismo y no volverás a verme nunca más.
            ―Fan…
            ―Pero si haces caso a tu corazón y me aceptas, nunca me iré de tu lado, no te haré llorar y haré que lo difícil sea un juego de niños para ti.

            Mi corazón bombeaba sangre constantemente a un ritmo casi frenético. Los oídos me pitaban y la cabeza me iba a estallar. Tenía unas inmensas ganas de llorar, pero también quería sonreír hasta el final de mis días. Sabía que aquellas cosas que YiFan me decía no eran pura palabrería, él siempre lo había tenido muy claro y no le importaba absolutamente nada.

            Quería decirle que lo amaba, que mi corazón solo latía desbocado cuando estaba con él, que mi cuerpo se electrizaba cuando entraba en contacto con el suyo, que lo amaba más que a nada… pero en esos momentos venía a mi cabeza la imagen de ShiXun.

            No quería hacerle daño a ese chico porque no se lo merecía, pero tampoco merecía vivir en una mentira. No merecía creer que yo lo amaba como él a mí cuando no era cierto. No lo amaba, no lo amaba como a YiFan.

            ―Déjame pensarlo… ―acabé susurrando―. Déjame pensarlo hasta que ShiXun vuelva de la acampada.
            ―ShiXun ―murmuró―. Siempre él.
            ―Es mi novio ahora… tendré qué pensar qué le voy a decir… ―esbocé una sonrisa que YiFan no vio.

            Había tomado mi decisión, pero no me parecía justo para ninguno de los tres comenzar algo cuando uno de los implicados no estaba. Quería a YiFan más que a nada, pero primero debía dejar las cosas claras con ShiXun.

            ―¿Qué quieres decir con eso? ―preguntó despacio.
            ―Quiero decir que no puedo cortar con él si está a varios kilómetros de aquí.
            ―LuHan… ―me giró entre sus brazos para quedar cara a cara―. ¿Eso quiere decir que…?
            ―Te amo… nada más importa.

            Apenas terminé de decir aquellas palabras cuando ya estaba siendo estrechado fuertemente entre sus brazos. Durante unos momentos nos mantuvo así hasta que comenzó a faltarme el aire. Me separó un poco de sí al notar lo que me pasaba y yo tomé una gran bocanada de aire.

            Lo miré a los ojos con una sonrisa tras recuperarme y él me la devolvió de una manera completamente brillante. Aquella sonrisa me eclipsó, llevaba demasiado tiempo sin verlo sonreír de aquella manera y me hinchó el orgullo saber que solo sonreía así por mí.

            ―Esto… no es una broma… ¿verdad? ―preguntó con miedo y yo negué con la cabeza―. ¿Cómo has cambiado de opinión tan rápido?
            ―Nunca pude olvidarte ―murmuré―. Comencé a salir con ShiXun a tu llegada para intentar alejarte de mi pensamiento, pero con todo lo que hacías me confundías más y más. Con él me siento feliz y calmado, contigo mi interior se convierte en un torbellino.
            ―Yo tampoco he podido olvidarte aunque lo haya intentado un par de veces ―confesó―. Al principio te odié por lo que me dijiste aquel día ―aquellas palabras se clavaron en mi pecho como si fueran agujas afiladas―. Pero me di cuenta de que te amaba y echaba de menos. Tardé todos estos años en decidirme a volver porque no sabía cómo ibas a reaccionar.
            ―Lo siento. Desde ese momento me estoy mortificando porque te hice mucho daño con lo que dije ―susurré.
            ―Pero ya no importa ―tomó mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo a los ojos―. Da igual, el pasado es pasado y ahora solo debemos pensar en nuestro presente ―asentí lentamente y él sonrió―. ¿Puedo dormir contigo hasta que los chicos vuelvan y puedas cortar con ShiXun?
            ―No sé si es lo correcto.
            ―¿De qué tienes miedo? No te voy a atacar en mitad de la noche… ¿o puede que sí? ―comentó con una sonrisa pícara en su rostro.
            ―No es gracioso ―murmuré―. Le voy a hacer mucho daño a alguien que no se lo merece. Ese chico es un encanto.
            ―Te puedo asegurar que no sufrirá mucho.
            ―Lleva años enamorado de mí.
            ―Y ZiTao enamorado de él ―contestó―. Lo dejas en buenas manos.
            ―ZiTao me dará una paliza. Me advirtió que no le hiciera daño.
            ―¿Tienes miedo de ZiTao? ¿Del mismo ZiTao que no mataría ni a una mosca? ―preguntó algo extrañando.
            ―No. La verdad es que recibiría los golpes gustosamente. Me los merezco.
            ―Eres un idiota ―susurró antes de volver a envolverme entre sus brazos.
            ―Lo sé. Soy un idiota por no escuchar a mi corazón.

            Nos quedamos en aquella posición unos minutos. Podía haberme pasado horas así, pero unos golpes en la puerta de mi habitación hizo que nos separáramos rápidamente.

            ―¿Sí? ―pregunté.
            ―Xiao Lu, ¿me habéis cogido eso del armario? ―preguntó la voz de YiXing al otro lado de la puerta.
            ―Sí, claro. Está en tu habitación ―contesté recordando dónde habíamos dejado el objeto.
            ―Genial, dale las gracias a Fan si lo ves. Estaré en casa de MinShuo si alguien pregunta por mí.

            Se escucharon pasos alejarse de la puerta de mi habitación y cuando dejaron de escucharse, nos miramos y sonreímos, sabiendo lo que nuestro primo iba a hacer en aquella casa.

            ―Entonces… ―comenzó llamando mi atención―. ¿Puedo dormir contigo? Solo dormir ―aclaró al ver que yo alzaba una ceja.
            ―Pero solo dormir ―nada más dije esto, sentí sus labios contra los míos y seguí el ritmo suave y lento del beso que él me daba.


            Aquella noche dormimos juntos tras pasar un día jugando con el gato recogido de la calle y cuando desperté a la mañana siguiente, viendo su rostro relajado, durmiendo en paz una sonrisa enorme se instaló en mi cara y no pude borrarla en todo día.


            ―Estás de muy buen humor hoy ―comentó mi amigo MinShuo a media tarde―. Los días anteriores estabas como alma en pena porque ShiXun se había ido.
            ―Ha pasado algo bueno ―contesté―. O malo… según como se mire.
            ―Cuéntame.
            ―Hablé con YiFan ayer ―empecé algo titubeante―. Aclaramos las cosas y tomamos una decisión.
            ―¿Te va a dejar en paz de una vez por todas?
            ―No. Hemos decidido que lo que importa son los sentimientos y no lo que piensen los demás.

            La cara de mi amigo fue un poema en cuanto terminé de hablar. No lo veía bien.

            ―Pero…
            ―Es lo que hemos decidido ―corté―. Llevo mucho tiempo intentando olvidarlo y no he podido hacerlo porque lo amo demasiado.
            ―¿Y ShiXun?
            ―Hablaré con él en cuanto regrese ―contesté.
            ―¿Y qué le vas a decir? ¿Te dejo porque estoy enamorado de mi primo?  ―preguntó.
            ―¿Quién está enamorado de quién? ―la voz de YiXing a mis espaldas hizo que me quedara completamente estático.
            ―Xing… cariño… ―empezó MinShuo, pero mi primo lo cortó.
            ―Ni se os ocurra evitar el tema, ¿qué era eso de lo que hablabais? ―preguntó seriamente.
            ―Yo… ―comencé―. Fan y yo… ―YiXing parpadeó para que siguiera hablando―. Nosotros… estamos… Fan y yo…
            ―Se quieran de una forma que no tiene nada que ver con el cariño que le tienes a la familia ―dijo MinShuo por mí.
            ―Ah. ¿Por fin lo has aceptado? ―comentó con una sonrisa.
            ―¿Cómo dices? ―pregunté extrañado.
            ―He sido el confidente de Fan en las últimas semanas porque os vi besaros una vez ―contestó.
            ―¿Cuando?
            ―Eso no importa ―dijo moviendo una mano―. Lo que importa es que por fin lo habéis arreglado todo y ahora lo aceptáis.
            ―¿Así? ¿Sin más? ¿No te parece mal?
            ―¿Por qué me tendría que parecer mal?
            ―Somos primos.
            ―Eso no lo digas delante de Fan, le sale una vena muy poco atractiva en la frente ―comentó divertido.
            ―Eso es por mi culpa. Se lo he repetido hasta la saciedad ―dije―. Pero… ¿en serio no te parece mal?
            ―No. Me parece estupendo. Si os queréis no voy a ir yo diciendo lo que podéis hacer o no ―contestó―. Lo que me preocupa es ShiXun.
            ―A mí también ―murmuré.
            ―Eso discutíamos ―dijo MinShuo.
            ―Lo mejor que puedes hacer es ser sincero y contárselo todo. No lo digas de forma brusca y reza porque TaoZi no te pegue una paliza ―recomendó.
            ―Gracias, XingXing ―susurré acercándome a él para abrazarlo.


            Los días siguientes pasaron rápidamente y antes de que pudiera darme cuenta, llegó el día en el que ZiTao y ShiXun volvían de su acampada. Ese día me desperté al alba y me levanté de la cama intentando no despertar a YiFan, para luego vestirme y dirigirme a la cocina. No pasé mucho tiempo allí cuando la puerta principal se abrió y por ella entraron dos personas.

            Soltaron algunas cosas en la entrada y luego se dirigieron a la cocina, donde yo los esperaba. Parecieron sorprenderse al verme allí.

            ―LuZi… ―comenzó mi primo―. No te esperábamos aquí ―lo dijo de una forma forzada y yo fruncí el entrecejo.
            ―¿Por qué? Vivo aquí.
            ―Sí. Ya… pero…

            ZiTao comenzó a dar explicaciones, pero yo no lo escuché, estaba pendiente de ShiXun. No se había acercado a mí, no me había mirado a los ojos y no me había sonreído. Esas fueron las pistas que obtuve para saber que algo no andaba bien.

            ―¿Qué ha pasado?

            Mi pregunta los hizo tensarse y confirmé que algo había tenido que pasar. Cuando fui a preguntar de nuevo, ShiXun se adelantó.

            ―Lo siento. Lo siento mucho. No sabes cuánto lo siento ―dijo rápidamente a la vez que las lágrimas caían por su rostro.

            Aquello me dejó completamente impactado y descolocado. ¿Por qué lloraba? ¿Por qué me pedía perdón? Pero si su respuesta me había dejado así de confuso, lo siguiente que hizo ZiTao me dejó aún más. Se acercó al chico y lo rodeó con sus brazos, dándole besos en la cabeza, intentando consolarlo.

            ―¿Qué…?
            ―Durante la acampada… ―comenzó mi primo―. Yo me declaré a ShiXun y lo besé ―abrí mis ojos como platos, sin poder creer lo que escuchaba―. Y también… lo hicimos… ShiXun está muy avergonzado porque pensaba que estaba enamorado de ti, pero durante esta semana…
            ―Lo entiendo ―murmuré y ambos me miraron―. Yo también tengo algo que confesar. Estoy enamorado de otra persona.

            ShiXun salió de entre los brazos de ZiTao y se acercó a mí para darme un abrazo que correspondí.

            ―¿Te gusta ZiZi? ―pregunté y él asintió―. Entonces lo mejor que podemos hacer es dejarlo.
            ―Gracias ―susurró―. No quería que esto pasara, pero ha sucedido. Yo pensaba que te amaba… pero…
            ―Yo tampoco quería que pasara, pero no he podido evitarlo ―nos separamos y nos miramos a los ojos, dedicándonos una pequeña sonrisa.
            ―Espero que seas feliz con esa persona ―deseó.
            ―Yo también espero que seas feliz con ZiTao ―dije―. Y si te hace daño, sabes que me tienes aquí para darle su merecido.

            Después de aclarar aquello y ver que mi decisión de seguir a mi corazón no había perjudicado en nada a ShiXun y que estaba bien junto a ZiTao, me despedí de ellos y salí de la cocina, dirigiéndome a mi habitación, en la que dormitaba YiFan. Entré rápidamente a mi cuarto y, tras cerrar la puerta, me lancé sobre la cama, despertando a mi primo con un beso. Él abrió los ojos sorprendido, pero correspondió mi muestra de cariño.

            ―Estamos muy cariñosos esta mañana ―comentó divertido cuando nos separamos para respirar―. ¿Ha pasado algo bueno?
            ―He hablado con ShiXun y todo ha salido bien ―YiFan esbozó una gran sonrisa.
            ―¿En serio? ―preguntó.
            ―En serio.
            ―Entonces… ¿ya podemos estar juntos sin ninguna restricción? ―asentí.
            ―Sin que nada importe ―murmuré antes de besar sus labios de nuevo.


miércoles, 26 de febrero de 2014

Nothing Matters

Capítulo 9
Lo Siento


            A la mañana siguiente, ShiXun se levantó al alba y tras darme un intenso beso de despedida, se fue, dejándome solo durante una semana. Me arropé con las sábanas, aun cuando hacía calor e intenté quedarme dormido de nuevo. Durante lo que me parecieron horas tuve los ojos abiertos como un búho, me había acostumbrado a abrazarlo o a que me abrazara mientras dormía, pero finalmente, el cansancio por haber pasado la noche en vela jugando con mi chico, me pasó factura y me quedé profundamente dormido.

            Cuando volví a despertar fue porque sentí unos labios sobre los míos, besándome dulcemente. Sonreí porque finalmente ShiXun no se había ido y devolví el beso sin siquiera abrir los ojos. Mi chico metió su lengua en mi boca y comenzó un beso más demandante que me dejó sin respiración. Cuando nos separamos para tomar aire, no pude evitar susurrar su nombre.

            ―Mmm… ShiXun…

            En ese instante los labios volvieron a chocar contra los míos, pero esta vez de una forma demasiado brusca, indicándome que no era la persona que yo pensaba. Rápidamente abrí mis ojos, confirmando mis sospechas de que no era mi chico quien me besaba, sino YiFan.

            Llevé mis manos hasta su pecho y comencé a empujarlo para que se apartara de mí, pero justo antes de conseguirlo, me mordió el labio inferior fuertemente, haciéndome chillar por el dolor. Me revolví en la cama para quitármelo de encima hasta que lo hice caer al suelo.

            ―¿Qué pretendes? ―pregunté, notando el sabor metálico de la sangre en mi boca. Su mordisco me había hecho una herida que tardaría en sanar.
            ―Ya te lo dije ―contestó desde el suelo―. Haré que te vuelvas a dar cuenta de que soy yo a quien quieres y aprovecharé esta semana en la que no está el niñato ese para hacerlo.
            ―Fuera de mi habitación ―siseé, mirándolo con rabia.
            ―Como quieras… pero dentro de poco suplicarás para que me quede en ella ―dijo levantándose y saliendo de la habitación.

            En cuanto la puerta se cerró, volví a embutirme en las sábanas, escondiendo mi rostro sonrojado entre ellas. Le había dicho aquello a YiFan, pero no estaba tan seguro de que no fuera a ser como él decía. Me gustaba muchísimo ShiXun y cuando estaba a mi lado todo desaparecía, pero cada vez que mi primo me atacaba de aquella manera me sentía como si estuviera vivo.

            ―¡Arhg! ―grité frustrado, peleándome con las sábanas, aunque ellas no tenían culpa de nada. La culpa la tenía yo por ser un tonto que no tenía nada claro, ni siquiera mis sentimientos.

            Cuando volví a despertar, esta vez por mí mismo, me levanté lentamente de la cama, con la cabeza dándome vueltas. Lo que YiFan había hecho antes era demasiado para mí. No sabía qué hacer. Apenas se había ido ShiXun y ya había pasado aquello. En una semana sería algo que no podría aguantar. Solo quedaban tres semanas para que se acabase ese verano, pero se me iban a hacer eternas.

           Fui al baño y me di una ducha de agua fría, para aclarar un poco mis ideas y despertarme. Al salir, me coloqué cualquier cosa que encontré por mi habitación y luego me dirigí a la cocina. Cuando entré al lugar, miré el reloj y me asusté, ya era mediodía y quedaba poco para el almuerzo, por lo que no merecía la pena desayunar.

            Bostecé, llevándome una mano a la boca. En ese momento, me di cuenta de que había una nota pegada al frigorífico, con la letra de mi primo YiXing en ella.

            “Hemos ido al centro para comprarle un regalo a mamá por su cumpleaños. No sé cuándo volveremos. La abuela te ha dejado algo de comer para cuando te despiertes, Bella Durmiente.”

            ―¿Bella Durmiente? ―susurró LuHan―. Yo no soy ninguna chica para que me diga eso.
            ―No eres ninguna chica, pero cuando duermes eres precioso.

            Al escuchar aquello, me giré rápidamente, encontrándome a YiFan dejado caer sobre el marco de la puerta, de brazos cruzados y dedicándome una sonrisa que haría a muchos ángeles caer del cielo. Parpadeé un par de veces ya que no lo esperaba allí y luego fruncí el ceño.

            ―¿No te has ido con los demás? ―pregunté.
            ―No me interesa pasar el día con ellos de compras. Nunca me han gustado las compras ―contestó.
            ―Genial… ―murmuré―. Simplemente genial.
            ―Perdóname por ser tan brusco estos días ―lo escuché decir―. Si sigo así nunca te recuperaré y eso es lo que más quiero.
            ―No me vas a… ―comencé, pero él no me dejó terminar, interrumpiéndome.
            ―He pensado que lo mejor es no forzarte a nada. Si no ocurre este verano, ocurrirá al siguiente, no debo tener prisas en esto ―dijo―. Por ahora, lo único que me gustaría es que volviéramos por lo menos a hablarnos cómodamente y a estar en una habitación juntos sin que nuestras miradas se desvíen de un lado a otro para evitarnos.
            ―YiFan…
            ―Sé que ahora estás con ShiXun y que estás feliz. Si le cuentas lo de los besos, asumiré toda la responsabilidad.
            ―¿Cómo le voy a contar que nos besamos? Somos primos ―YiFan suspiró.
            ―Agradecería mucho que no nombraras que somos primos cuando estemos juntos.
            ―¿Por qué?
            ―Solo no lo hagas.
            ―Está bien.
            ―Entonces… ¿podemos intentar llevarnos bien?

            Durante unos minutos no dije nada. Después de que durante los días anteriores, e incluso aquella mañana, estuviera buscando a toda costa recuperarme no parecía muy creíble su propuesta. Podía haber recapacitado, aunque cuando estábamos en la cama, horas antes, parecía muy seguro de sí mismo.

            ―¿Por qué dices esto ahora, después de todo lo que ha pasado?
            ―Podría decirse que tu amigo MinShuo me ha dejado algunas cosas claras ―contestó.
            ―¿Qué te ha dicho?
            ―Que te deje en paz o voy a saber lo que es no poder moverme en una semana.
            ―Me suena a él ―murmuré.
            ―Y se le hincharon las mejillas cuando lo dijo ―comentó.
            ―Bien.
            ―Entonces… ¿te parece bien?
            ―Podemos intentar llevarnos bien ―dije finalmente.
            ―Gracias.


            Cuando los abuelos regresaron con YiXing y MinShuo, le pregunté a mi amigo sobre la conversación y me confirmó lo que YiFan me había dicho. Lo había pillado saliendo de mi habitación aquella mañana y le había dado una charla para que dejara de acercarse a mí con aquellas intenciones.


            Aquella noche, salí de mi habitación y fui al salón, guiado por el ruido de la televisión. Mis dos primos y MinShuo veían una película bastante sangrienta en la que salía un tipo coreano llamado Rain. Por la tarde me habían contado que la iban a ver, pero se me había olvidado completamente.

            Lentamente me acerqué hasta el sofá que ocupaba YiFan, ya que en el otro estaba la parejita muy acaramelada y me senté lo más lejos que pude de mi primo. Cuando se dio cuenta de mi presencia me sonrió y me tendió la manta que él tenía sobre sus piernas. Por el día hacía un calor insoportable, pero por la noche refrescaba e incluso a veces hacía algo de frío, por lo que acepté la manta de buena gana.

            Sin embargo, al notar que él se quedaba sin manta, me tensé y estuve pensando en entregársela de nuevo.

            Durante unos minutos, estuve observando en silencio su perfil, ya que estaba concentrado en la pantalla ante sus ojos y no se daba cuenta de mi penetrante mirada. Era bastante guapo, eso no podía negarlo, de hecho, si él quisiera, podía tener a cualquiera. Debía haber roto muchos corazones en Canadá los años que estuvo viviendo allí.

            Negué con la cabeza, ya que no podía estar pensando en aquello, pero llamé así su atención. Bajo su mirada inquisitiva sonreí y tímidamente me acerqué a él para que compartiéramos la manta.

            ―Gracias ―susurró.


            Estaba sentado en el sillón que ocupaba mi abuelo cuando leía el periódico, buscando la mejor luz natural para poder leer el nuevo libro de Murakami, que MinShuo me había regalado para mi anterior cumpleaños. No me gustaba mucho leer, pero como había sido un regalo, debía por lo menos mostrar interés por él. Ya que los meses anteriores no había podido leerlo, pensé que esta sería una buena manera de pasar la semana sin ShiXun y así no tener que evitar directamente a YiFan, aunque ya habíamos hablado de que no deberíamos evitarnos, me era imposible por el momento.

            Cuando estaba en mitad del capítulo doce, alguien entró al salón y me distrajo completamente de mi lectura, ya que se colocó ante mi fuente de luz. Alcé mi vista del libro, encontrándome a mi primo YiXing al hacerlo.

            ―¿Qué quieres? ―pregunté de mala gana.
            ―Necesito tu ayuda.
            ―¿Para qué?
            ―Para que me ayudes a encontrar a Fan ―contestó.
            ―¿Por qué?
            ―Necesito que alguien que mida dos metros busque en lo alto de mi armario algunas cosas.
            ―¿Y por qué no te subes a algún lado para llegar?
            ―Eso estaba haciendo, pero me ha visto la abuela y me ha hecho bajar de allí porque fuera a hacerme daño ―dirigí mi mirada hacia la puerta, encontrándome a mi abuela allí.
            ―Se había subido a la silla de ruedas de su escritorio y se podía haber matado ―dijo ella.
            ―Siempre hago eso y nunca me ha pasado nada ―replicó YiXing.
            ―Pues algún día te pasará y te abrirás la cabeza.
            ―¡Abuela! ―protestó.
            ―Ni abuela, ni leches. Busca a tu primo, que su altura tiene que servir para algo ―sentenció justo antes de desaparecer.
            ―¿Ves por qué necesito tu ayuda? ―dijo mi primo dirigiéndose de nuevo a mí.
            ―Para buscar a Fan no necesitas mi ayuda.
            ―Claro que la necesito. No está en casa y no se ha llevado el móvil.
            ―Está bien ―dije tras suspirar.
            ―Gracias.

            Dejé mi libro sobre el sillón, doblando la página por la que me había quedado para seguir leyendo más tarde y fui a mi cuarto para coger las llaves de casa y el móvil y ponerme algo más decente que lo que llevaba para estar en casa. Luego salí y me dispuse a buscar a mi primo por los alrededores.

            Durante lo que me pareció una eternidad, aunque realmente fue una media hora, no pude hallar ni rastro de él, pero cuando estaba a punto de dejarlo y volver a mi mullido sillón para continuar con la historia, lo vi jugando con un gato en una esquina.

            Sonreí tristemente al notar que el gato había sido abandonado, ya que estaba metido en una caja de cartón, pero mi corazón comenzó a latir rápidamente, porque había olvidado completamente aquella faceta tierna de él. Lentamente me acerqué y le puse una mano en el hombro para llamar su atención. Giró su rostro rápidamente y me miró a los ojos, esbozando una pequeña sonrisa.

            ―¿Qué te trae por aquí? ―preguntó.
            ―YiXing necesita tu altura para que le cojas algo de su armario ―contesté.
            ―¿No puede subirse a algo?
            ―La abuela se lo ha prohibido totalmente.
            ―Mierda ―murmuró―. Bueno, tendré que dejarte, pequeño Chen, ya nos veremos ―dijo soltando al gato negro.
            ―Creo que si te lo llevas a ZiTao le darás una alegría ―murmuré.
            ―Pero… ¿la abuela no pondrá pegas?
            ―Solo lo tendrá en casa dos semanas, además, ya le has puesto nombre…
            ―Está bien ―dijo cogiendo al gato de la caja―. Nos lo llevamos.

            Durante todo el trayecto de vuelta a casa estuvimos jugando con el gato, haciéndole carantoñas y también rabiar. Era una bolita de pelo, apenas tendría unos meses. No entendía cómo la gente podía haberlo abandonado. Al llegar, metimos al gato en su habitación y buscamos a YiXing por toda la casa, pero no lo encontramos, así que le mandé un kakao para que me dijera qué era aquello que necesitaba encontrar.

Ya he dado con Fan, ¿qué necesitabas?
Una caja de condones que escondí al empezar a salir con MinShuo.

            Abrí los ojos como platos al tener su respuesta y le enseñé la pantalla a YiFan, que me miraba curioso.

            ―Wow… nuestro primo no pierde el tiempo ―comentó, poniéndose  a buscar en lo alto del armario―. La veo ―dijo―, pero está fuera de mi alcance, ¿te importaría echarme una mano?
            ―¿Qué tipo de mano?
            ―Yo te sujeto y tú agarras la caja. Me falta medio metro para llegar, no sé cómo XingXing pudo meterla tan al fondo.

            Tosí por el doble sentido que podían tener aquellas palabras y enrojecí levemente, antes de colocarme ante él, para que pudiera alzarme hasta tener la altura suficiente para poder alcanzar aquel maldito objeto.

            Cuando sentí sus manos a cada lado de mi cintura, mi corazón comenzó a latir fuertemente y empecé a tener calor. Su cuerpo estaba demasiado cerca del mío y me quemaba. Alzó mi cuerpo como si fuera una pluma y poco después, me encontré viendo el contenido del altillo del armario de mi primo. Algunas mantas y juguetes de cuando era pequeño era lo que abundaban, pero la caja de condones también estaba allí. Estiré mi brazo y la agarré.

            ―Ya la tengo ―anuncié y sentí cómo YiFan tiraba de mí hacia abajo.

            Me di un golpe en la cabeza contra la parte superior del armario al salir de aquel hueco y chillé de dolor. YiFan me bajó rápidamente al suelo, asustado por mi grito, pero cuando puse mis pies en el parqué, mi cabeza comenzó a dar vueltas y mis piernas no me sostuvieron. Cuando pude tener conciencia de mí mismo nuevamente, me encontré tumbado sobre YiFan y este me miraba de una forma que no me gustaba nada.

            ―Yo… lo siento ―murmuré.

            Sin embargo no me dio tiempo a decir nada más, ya que en ese momento, sentí sus labios sobre los míos. Al principio no pude hacer nada más que quedarme quieto, pero lentamente, no pude evitar responder aquel beso.

            Sus labios se movían contra los míos suavemente, como aquella mañana de hacía ya un par de días. Eran dulces y hacían que perdiera todo el juicio que pudiera tener en aquellos momentos. Su lengua se introdujo en mi boca lentamente y comenzó a explorar cada rincón a su paso, dejándome sin aliento.

            Cuando se separó de mí para dejarme respirar, en contra de lo que debería haber hecho, rápidamente, tomé sus labios entre los míos y le devolví el beso.

            Me había vuelto loco, no había otra explicación para aquella reacción.

            Sin embargo, sentía que mi corazón iba a explotar por aquel beso y me asusté, porque nunca tenía aquella reacción cuando ShiXun me besaba, solo me pasaba cuando era YiFan quien lo hacía.

            “Lo siento, ShiXun” pensé.


miércoles, 19 de febrero de 2014

Nothing Matters

Capítulo 8
Somos Primos


            Sentía sus labios sobre los míos, moviéndose, intentando profundizar más y más el beso. Mi corazón latía a mil por hora y mi cuerpo no me respondía. Mi mente estaba completamente en blanco y aunque sentía que debía alejarlo, que aquello no estaba bien, no podía. Su lengua ingresó en mi boca y a partir de ese momento me abandoné completamente, siguiendo el beso con la misma ansia que él demostraba. Solo se alejó de mí, cuando el aire se hizo necesario para sobrevivir.

            Justo cuando se separó, pude volver a mis sentidos y abrí mis ojos de golpe por lo que había hecho. Sin darle tiempo a nada, le propiné un puñetazo en la mandíbula y salí corriendo hacia casa.

            Era un inútil, un completo inepto. Aquello no podía estar pasándome. Había decidido dejar atrás el pasado, ignorar a mi primo YiFan y ser feliz con ShiXun, pero aquel simple beso lo había trastocado todo. No podía dejar de pensar que había sido mucho mejor que los que compartía con mi chico y eso no podía ser.

            YiFan era mi primo, no podía sentirme de esa manera con él, no podía hacer aquellas cosas con él. Debía haberlo parado aquella noche después de los fuegos artificiales hacía ya tantos años porque no era normal, no era para nada normal.

            Entré a mi habitación dando un portazo sobresaltando así a ShiXun que, en bóxer, se quedó paralizado al verme. Se estaba cambiando de ropa y yo había llegado en un momento algo inoportuno, pero ver su cuerpo desnudo activó un fuego en mi interior.

            Necesitaba que ShiXun fuera completamente mío para poder olvidar a YiFan de una vez y esa era la oportunidad.

            Caminé hasta él decididamente y agarré su rostro entre mis manos justo antes de comenzar a besarlo con fiereza, para intentar borrar el beso que YiFan me había dado apenas unos minutos antes. Los primeros momentos ShiXun no siguió el beso, pero después comenzó a mover sus labios junto a los míos devolviéndomelo con la misma intensidad. Me separé de él, mordiéndole el labio inferior y lamiéndolo después, para intentar reparar el daño que pudiera haberle provocado.

            Lo miré a los ojos con lascivia y él me devolvió la misma mirada, por lo que no tardé en pegar mi cuerpo al suyo y guiarlo hasta la cama entre besos que suplantaban las palabras que pudieran querer salir de nuestras bocas. Lo tumbé sobre la cama y me coloqué sobre él, comenzando a degustar su níveo cuello y oyendo los primeros gemidos escapar de su boca.

            Mis manos comenzaron a moverse por su delgado y estilizado cuerpo, buscando su pequeña cintura y bajando más y más, empezando a tocar sus largas piernas también. Poco a poco, ShiXun comenzó a buscar mi cuerpo y a tocarlo, tal y como hacía yo con el suyo, mandándome descargas eléctricas allí dónde mi piel era tocada.

            Lentamente, mis labios tomaron el relevo de mis manos mordiendo y besando sus clavículas marcadas, su pecho del color de la nieve, su abdomen, bajando más y más. Al llegar a su ombligo, empecé a maltratarlo con mis dientes, a la vez que lo penetraba con mi lengua, haciendo que ShiXun comenzara a jadear mucho más fuerte que antes.

            Llegué a su entrepierna y me separé de él para mirarlo a los ojos, pidiéndole permiso para lo siguiente. Un leve asentimiento de cabeza por su parte, me bastó para depositar un beso sobre la leve erección que le había provocado, haciéndolo gritar mi nombre en la habitación.

            ―Ahhh… LuHan…

            Sonreí de lado al escucharlo y tracé un camino de besos ascendente hasta volver a tomar sus labios. Nuestras lenguas inmediatamente entraron en contacto mandándome el sabor del algodón de azúcar que se había comido durante el festival, haciendo mucho más dulce el beso de lo que ya de por sí era.

            Cuando nos separamos, lo volví a mirar a los ojos, aquellos ojos que brillaban de deseo y que me pedían mucho más.

            ―LuHan… ―susurró―. No es justo… que estés… vestido… todavía…
            ―Cierto ―coincidí―. Desnúdame.

            Mi chico sonrió y me hizo levantarme de su cuerpo, tumbándome en la cama justo después. Comenzó a quitarme la ropa lentamente, dando besos en cada trozo de piel que descubría, siendo más dulce de lo que yo había sido anteriormente. A partir de ese momento debía ser más cuidadoso, aquella sería su primera vez y tenía que hacerla inolvidable.

            Cuando quedé en bóxer, justo como él, su cara enrojeció violentamente, avergonzado por tener que quitar aquella prenda. Sonreí y rodé sobre él, sentándome sobre nuestras erecciones, haciéndonos gemir. Comencé a mover mis caderas para rozar una y otra vez nuestros miembros, volviéndonos locos de placer, cada vez más y más rápido.

            Me sentía al borde y parecía que él también, así que detuve el movimiento para levantarme de la cama y bajarme la única prenda que me quedaba, dejando mi miembro expuesto ante sus ojos. Rápidamente, me acerqué a él y llevé mi mano hasta el elástico de su bóxer, para retirarlo y quedar así, en igualdad de condiciones.

            ShiXun se tapó los ojos con una mano y su dotado miembro con la otra, completamente avergonzado. Comencé a reír quedamente porque aquel gesto había sido completamente adorable y me incliné sobre él para susurrarle:

            ―No hace falta que te tapes, no tienes nada que yo no tenga.
            ―Me da vergüenza ―murmuró.
            ―Que no te dé ―dije.

            Aparté su mano de su entrepierna y la remplacé con la mía, solo que en vez de dejarla quieta, como había estado antes la suya, comencé a moverla arriba y abajo, tocando su miembro levemente y haciéndolo suspirar por el placer y enrojecer por la vergüenza.

            Poco a poco, hice más firme el contacto y agarré su miembro, para empezar a masturbarlo mientras miraba fijamente su rostro. Quería que apartara las manos que lo cubrían, quería ver su expresión al llegar al orgasmo.

            ―Mírame ―susurré moviendo mi mano más y más rápido sobre su pene.

            ShiXun retiró sus manos lentamente de su rostro y pude ver sus ojos y su expresión, extasiada por el placer que le estaba proporcionando. Con un par de movimientos más, su cuerpo tembló y eyaculó en mi mano. Sus ojos se nublaron durante unos momentos y su rostro adoptó una expresión exquisita. Jadeaba fuertemente y en su piel se había formado una fina capa de sudor. Era precioso y, era mío.


            Cuando desperté a la mañana siguiente, mi chico seguía profundamente dormido. Le di un beso en la frente y me levanté de la cama sin hacer ruido. Busqué mi bóxer por la habitación y cuando lo encontré, me lo puse y salí así mismo de esta.

            Había sido una noche maravillosa aunque no pudiéramos llegar hasta el final porque nos faltaban medios, pero la sonrisa en mi cara evidenciaba que lo había pasado de lujo. Entré a la cocina silbando la canción de un anuncio de pollo frito y comencé a prepararme el desayuno moviendo mi cuerpo al ritmo de la música.

            Tan metido en mi mundo estaba que no me di cuenta de que alguien entraba a la estancia hasta que una respiración chocó contra mi nuca, erizándome todo el vello de esa zona. Rápidamente me aparté y me giré en redondo, para encontrarme con YiFan que tenía una sonrisa encantadora en su rostro.

            ―¿Así de feliz por lo de anoche? ―preguntó.
            ―Si te refieres por lo de anoche a que tuve una buena ración de sexo de mano de mi novio. Sí, estoy muy feliz por ello.

            Su rostro se crispó y en ese momento me di cuenta de que no tenía nada que evidenciara que la noche anterior le hubiera dado un puñetazo, aun cuando a mí me daban punzadas en la mano de vez en cuando.

            ―¿Maquillaje para ocultar las heridas de guerra? ―dije burlón, pero él me sonrió de lado.
            ―No me dejaste ninguna marca. Sigues pegando como una chica ―alcé mi mano, pero rápidamente fue atrapada por él―. No te atrevas ―siseó.
            ―¿Qué es lo que quieres? ―dije intentando soltarme, pero seguía siendo más fuerte que yo.
            ―A ti. Te lo dije anoche ―contestó.
            ―¿Por qué?
            ―Porque aún no he podido olvidarte, porque sigo sintiendo cosas por ti. Porque odio que ese niñato haya conseguido lo que yo no he podido tener aun cuando es lo que más ansío, lo que más deseo ―respondió―. Porque te quiero y me da absolutamente igual los lazos de sangre que nos unan, porque lo que yo siento por ti no es nada que se pueda comparar a lo que siento por ZiTao o por YiXing.

            Sus palabras me dejaron atónito. No podía creer que él todavía sintiera cosas por mí, ni que estas fueran tan fuertes. Hubo un tiempo en el que yo me sentía igual incluso ahora sentía mi corazón palpitar por su confesión, pero estaba con ShiXun y me había prometido a mí mismo y a ZiTao que no le haría daño.

            Igualmente, aunque supiera que en el fondo de mi corazón todavía sentía cosas por mi primo, cosas indebidas, no podía dejar que salieran a la superficie. Hacía cinco años, cuando lo rechacé y él se fue a Canadá, estaba mal, por lo que ahora, seguía estando mal. No era normal, no era lógico. Entre la familia no podía darse aquel tipo de sentimiento.

            Sin embargo, allí estaba él, diciéndome de nuevo que me quería.

            ―YiFan… ―murmuré cuando conseguí que la voz saliera de mi cuerpo―. Hace cinco años…
            ―Hace cinco años éramos jóvenes e irresponsables, incapaces de llevar una relación como esta ―me cortó, agarrándome por los hombros―. Ahora hemos madurado y podemos hacerlo. Sé que todavía sientes cosas por mí, como lo hacías en el pasado y que comenzaste a salir con ShiXun solo para poder olvidarme. Pero yo no quiero que me olvides, LuHan.

            La intensidad de su mirada me estaba penetrando y sus palabras estaban intentando abrirse paso a través de todas las barreras que había puesto en torno a mí.

            ―Somos primos… Fan…
            ―No empieces con eso por favor ―se alejó de mí y se pasó las manos por la cara, desesperado―. Sé perfectamente lo que somos y ya te he dicho que no me importa.
            ―Pero a mí sí.
            ―Si te importara me habrías apartado anoche, en vez de devolverme el beso de aquella forma ―replicó.
            ―Anoche me pillaste por sorpresa ―contesté.
            ―¿Y la noche de la acampada?
            ―Yo…
            ―No pongas más excusas ―dijo acercándose de nuevo a mí―. Sé que me sigues amando y te recuperaré.
            ―Nunca me has tenido.
            ―Sigue mintiéndote ―siseó, demasiado cerca de mi rostro―. Pero ambos sabemos la verdad, aunque tú no quieras reconocerla.

            Esperaba un beso, pero simplemente apretó los dientes y se alejó de mí, saliendo de la cocina y dejándome solo en esta. Mi alegre y hermosa mañana se había tornado todo un caos.

            Todavía estaba en estado de shock por lo ocurrido cuando MinShuo y YiXing entraron por la puerta, sonriéndose de manera idiota como dos enamorados. Mi primo me saludó y se fue corriendo de la cocina tras ver cómo miraba a mi amigo, suplicándole ayuda y este se acercó a mí, con una expresión preocupada.

            ―¿Qué ha pasado? ―preguntó.
            ―Anoche me besó ―susurré―. Esta mañana me ha dicho que  me sigue amando y que hará todo lo posible por recuperarme.
            ―LuHan…
            ―Estoy muy confuso. Me siento bien cuando estoy a su lado, pero también mal porque es mi primo y porque le haré daño a ShiXun.
            ―LuHan…
            ―Duele ―murmuré antes de dejarme caer contra su cuerpo, con lágrimas en los ojos. MinShuo me apretó fuertemente contra él y comenzó a acariciar mi cabello, intentando calmarme.
            ―Tranquilo, ya verás que todo sale bien… todo saldrá bien…

            No supe cuánto tiempo estuve así, pero poco a poco me fui tranquilizando y para cuando se escuchó el ajetreo de mis abuelos con las compras yo ya estaba mejor, aunque seguía teniendo los ojos rojos e hinchados por haber llorado tanto. Por este motivo, antes de que mi abuela me viera y me preguntara, me escabullí a mi habitación, encontrándome a ShiXun ya despierto.

            ―Buenos días ―dijo alegremente, caminando hasta mí para darme un beso en los labios.
            ―Buenos días ―contesté, intentando sonar mucho más feliz de lo que estaba.
            ―¿Te pasa algo? ―preguntó y yo negué con la cabeza. No podía contarle lo que había pasado.
            ―No es nada.
            ―¿Si no es nada por qué parece que has llorado? ―dijo preocupado―. ¿Es por mí? ―abrí los ojos, sorprendido.
            ―No, claro que no es por ti ―lo rodeé con mis brazos y él se apretó contra mí―. No es algo por lo que debas preocuparte.
            ―¿Seguro?
            ―Seguro ―mi chico suspiró aliviado y yo me calmé.

            Él no podía saber nada hasta que lo arreglara. Debía poner mis sentimientos en orden porque me gustaba muchísimo estar así con ShiXun, pero mi corazón latía más acelerado que en una montaña rusa cuando YiFan se me acercaba, como había hecho esa mañana. Negué con mi cabeza y me separé de ShiXun, dedicándole una sonrisa.

            ―Tengo que contarte algo ―dijo ShiXun―. Me voy con ZiZi de acampada durante toda esta semana.
            ―¿De acampada? ¿Toda la semana?
            ―Sí. Todos los años vamos nosotros solos. No te importa, ¿no? ―preguntó y al ver que no contestaba añadió con tono lastimero―. Puedo quedarme aquí si no quieres que vaya…
            ―¿Qué? No. Claro que puedes ir. No digas tonterías ―dije rápidamente―. Llevo todo el verano acaparándote, ZiTao también merece algo de atención.
            ―Eres un encanto ―susurró antes de darme un pequeño beso en los labios, sonriendo―. Por eso te quiero.

            Rápidamente se apartó de mí y salió corriendo de la habitación llamando a gritos a mi primo menor para darle la buena noticia, aunque para mí no era nada buena. Aquello significaba una semana sin poder refugiarme con él en mi habitación, con YiFan intentando que lo aceptara y con ZiTao seguramente no perdiendo su oportunidad. Quería ir con ellos a aquella acampada, pero sabía que ShiXun quería estar solo con mi primo.

            Suspiré y me dejé caer sobre la cama. Lo único que podía hacer era fingir que estaba enfermo y encerrarme durante toda la semana, así YiFan no se atrevería a molestarme.