Capítulo
8
Somos
Primos
Sentía sus labios sobre los míos,
moviéndose, intentando profundizar más y más el beso. Mi corazón latía a mil
por hora y mi cuerpo no me respondía. Mi mente estaba completamente en blanco y
aunque sentía que debía alejarlo, que aquello no estaba bien, no podía. Su
lengua ingresó en mi boca y a partir de ese momento me abandoné completamente,
siguiendo el beso con la misma ansia que él demostraba. Solo se alejó de mí,
cuando el aire se hizo necesario para sobrevivir.
Justo cuando se separó, pude volver
a mis sentidos y abrí mis ojos de golpe por lo que había hecho. Sin darle
tiempo a nada, le propiné un puñetazo en la mandíbula y salí corriendo hacia
casa.
Era un inútil, un completo inepto.
Aquello no podía estar pasándome. Había decidido dejar atrás el pasado, ignorar
a mi primo YiFan y ser feliz con ShiXun, pero aquel simple beso lo había
trastocado todo. No podía dejar de pensar que había sido mucho mejor que los
que compartía con mi chico y eso no podía ser.
YiFan era mi primo, no podía
sentirme de esa manera con él, no podía hacer aquellas cosas con él. Debía
haberlo parado aquella noche después de los fuegos artificiales hacía ya tantos
años porque no era normal, no era para nada normal.
Entré a mi habitación dando un
portazo sobresaltando así a ShiXun que, en bóxer, se quedó paralizado al verme.
Se estaba cambiando de ropa y yo había llegado en un momento algo inoportuno,
pero ver su cuerpo desnudo activó un fuego en mi interior.
Necesitaba que ShiXun fuera
completamente mío para poder olvidar a YiFan de una vez y esa era la
oportunidad.
Caminé hasta él decididamente y
agarré su rostro entre mis manos justo antes de comenzar a besarlo con fiereza,
para intentar borrar el beso que YiFan me había dado apenas unos minutos antes.
Los primeros momentos ShiXun no siguió el beso, pero después comenzó a mover
sus labios junto a los míos devolviéndomelo con la misma intensidad. Me separé
de él, mordiéndole el labio inferior y lamiéndolo después, para intentar
reparar el daño que pudiera haberle provocado.
Lo miré a los ojos con lascivia y él
me devolvió la misma mirada, por lo que no tardé en pegar mi cuerpo al suyo y
guiarlo hasta la cama entre besos que suplantaban las palabras que pudieran querer
salir de nuestras bocas. Lo tumbé sobre la cama y me coloqué sobre él,
comenzando a degustar su níveo cuello y oyendo los primeros gemidos escapar de
su boca.
Mis manos comenzaron a moverse por
su delgado y estilizado cuerpo, buscando su pequeña cintura y bajando más y
más, empezando a tocar sus largas piernas también. Poco a poco, ShiXun comenzó
a buscar mi cuerpo y a tocarlo, tal y como hacía yo con el suyo, mandándome
descargas eléctricas allí dónde mi piel era tocada.
Lentamente, mis labios tomaron el
relevo de mis manos mordiendo y besando sus clavículas marcadas, su pecho del
color de la nieve, su abdomen, bajando más y más. Al llegar a su ombligo,
empecé a maltratarlo con mis dientes, a la vez que lo penetraba con mi lengua,
haciendo que ShiXun comenzara a jadear mucho más fuerte que antes.
Llegué a su entrepierna y me separé
de él para mirarlo a los ojos, pidiéndole permiso para lo siguiente. Un leve
asentimiento de cabeza por su parte, me bastó para depositar un beso sobre la
leve erección que le había provocado, haciéndolo gritar mi nombre en la
habitación.
―Ahhh… LuHan…
Sonreí de lado al escucharlo y tracé
un camino de besos ascendente hasta volver a tomar sus labios. Nuestras lenguas
inmediatamente entraron en contacto mandándome el sabor del algodón de azúcar
que se había comido durante el festival, haciendo mucho más dulce el beso de lo
que ya de por sí era.
Cuando nos separamos, lo volví a
mirar a los ojos, aquellos ojos que brillaban de deseo y que me pedían mucho
más.
―LuHan… ―susurró―. No es justo… que
estés… vestido… todavía…
―Cierto ―coincidí―.
Desnúdame.
Mi chico sonrió y me hizo levantarme
de su cuerpo, tumbándome en la cama justo después. Comenzó a quitarme la ropa
lentamente, dando besos en cada trozo de piel que descubría, siendo más dulce
de lo que yo había sido anteriormente. A partir de ese momento debía ser más cuidadoso,
aquella sería su primera vez y tenía que hacerla inolvidable.
Cuando quedé en bóxer, justo como
él, su cara enrojeció violentamente, avergonzado por tener que quitar aquella
prenda. Sonreí y rodé sobre él, sentándome sobre nuestras erecciones, haciéndonos
gemir. Comencé a mover mis caderas para rozar una y otra vez nuestros miembros,
volviéndonos locos de placer, cada vez más y más rápido.
Me sentía al borde y parecía que él
también, así que detuve el movimiento para levantarme de la cama y bajarme la
única prenda que me quedaba, dejando mi miembro expuesto ante sus ojos.
Rápidamente, me acerqué a él y llevé mi mano hasta el elástico de su bóxer,
para retirarlo y quedar así, en igualdad de condiciones.
ShiXun se tapó los ojos con una mano
y su dotado miembro con la otra, completamente avergonzado. Comencé a reír
quedamente porque aquel gesto había sido completamente adorable y me incliné
sobre él para susurrarle:
―No hace falta que
te tapes, no tienes nada que yo no tenga.
―Me da vergüenza ―murmuró.
―Que no te dé ―dije.
Aparté su mano de su entrepierna y
la remplacé con la mía, solo que en vez de dejarla quieta, como había estado
antes la suya, comencé a moverla arriba y abajo, tocando su miembro levemente y
haciéndolo suspirar por el placer y enrojecer por la vergüenza.
Poco a poco, hice más firme el
contacto y agarré su miembro, para empezar a masturbarlo mientras miraba
fijamente su rostro. Quería que apartara las manos que lo cubrían, quería ver
su expresión al llegar al orgasmo.
―Mírame ―susurré
moviendo mi mano más y más rápido sobre su pene.
ShiXun retiró sus manos lentamente
de su rostro y pude ver sus ojos y su expresión, extasiada por el placer que le
estaba proporcionando. Con un par de movimientos más, su cuerpo tembló y eyaculó
en mi mano. Sus ojos se nublaron durante unos momentos y su rostro adoptó una
expresión exquisita. Jadeaba fuertemente y en su piel se había formado una fina
capa de sudor. Era precioso y, era mío.
Cuando desperté a la mañana
siguiente, mi chico seguía profundamente dormido. Le di un beso en la frente y
me levanté de la cama sin hacer ruido. Busqué mi bóxer por la habitación y
cuando lo encontré, me lo puse y salí así mismo de esta.
Había sido una noche maravillosa
aunque no pudiéramos llegar hasta el final porque nos faltaban medios, pero la
sonrisa en mi cara evidenciaba que lo había pasado de lujo. Entré a la cocina
silbando la canción de un anuncio de pollo frito y comencé a prepararme el
desayuno moviendo mi cuerpo al ritmo de la música.
Tan metido en mi mundo estaba que no
me di cuenta de que alguien entraba a la estancia hasta que una respiración
chocó contra mi nuca, erizándome todo el vello de esa zona. Rápidamente me
aparté y me giré en redondo, para encontrarme con YiFan que tenía una sonrisa
encantadora en su rostro.
―¿Así de feliz por
lo de anoche? ―preguntó.
―Si te refieres por lo de anoche a
que tuve una buena ración de sexo de mano de mi novio. Sí, estoy muy feliz por
ello.
Su rostro se crispó y en ese momento
me di cuenta de que no tenía nada que evidenciara que la noche anterior le
hubiera dado un puñetazo, aun cuando a mí me daban punzadas en la mano de vez
en cuando.
―¿Maquillaje para ocultar las
heridas de guerra? ―dije burlón, pero él me sonrió de lado.
―No me dejaste ninguna marca. Sigues
pegando como una chica ―alcé mi mano, pero rápidamente fue atrapada por él―. No
te atrevas ―siseó.
―¿Qué es lo que quieres? ―dije
intentando soltarme, pero seguía siendo más fuerte que yo.
―A ti. Te lo dije anoche ―contestó.
―¿Por qué?
―Porque aún no he podido olvidarte,
porque sigo sintiendo cosas por ti. Porque odio que ese niñato haya conseguido
lo que yo no he podido tener aun cuando es lo que más ansío, lo que más deseo
―respondió―. Porque te quiero y me da absolutamente igual los lazos de sangre
que nos unan, porque lo que yo siento por ti no es nada que se pueda comparar a
lo que siento por ZiTao o por YiXing.
Sus palabras me dejaron atónito. No
podía creer que él todavía sintiera cosas por mí, ni que estas fueran tan fuertes.
Hubo un tiempo en el que yo me sentía igual incluso ahora sentía mi corazón
palpitar por su confesión, pero estaba con ShiXun y me había prometido a mí
mismo y a ZiTao que no le haría daño.
Igualmente, aunque supiera que en el
fondo de mi corazón todavía sentía cosas por mi primo, cosas indebidas, no
podía dejar que salieran a la superficie. Hacía cinco años, cuando lo rechacé y
él se fue a Canadá, estaba mal, por lo que ahora, seguía estando mal. No era
normal, no era lógico. Entre la familia no podía darse aquel tipo de
sentimiento.
Sin embargo, allí estaba él,
diciéndome de nuevo que me quería.
―YiFan… ―murmuré
cuando conseguí que la voz saliera de mi cuerpo―. Hace cinco años…
―Hace cinco años éramos jóvenes e
irresponsables, incapaces de llevar una relación como esta ―me cortó,
agarrándome por los hombros―. Ahora hemos madurado y podemos hacerlo. Sé que
todavía sientes cosas por mí, como lo hacías en el pasado y que comenzaste a
salir con ShiXun solo para poder olvidarme. Pero yo no quiero que me olvides,
LuHan.
La intensidad de su mirada me estaba
penetrando y sus palabras estaban intentando abrirse paso a través de todas las
barreras que había puesto en torno a mí.
―Somos primos… Fan…
―No empieces con eso por favor ―se
alejó de mí y se pasó las manos por la cara, desesperado―. Sé perfectamente lo
que somos y ya te he dicho que no me importa.
―Pero a mí sí.
―Si te importara me habrías apartado
anoche, en vez de devolverme el beso de aquella forma ―replicó.
―Anoche me pillaste por sorpresa
―contesté.
―¿Y la noche de la acampada?
―Yo…
―No pongas más excusas ―dijo
acercándose de nuevo a mí―. Sé que me sigues amando y te recuperaré.
―Nunca me has
tenido.
―Sigue mintiéndote ―siseó, demasiado
cerca de mi rostro―. Pero ambos sabemos la verdad, aunque tú no quieras
reconocerla.
Esperaba un beso, pero simplemente
apretó los dientes y se alejó de mí, saliendo de la cocina y dejándome solo en
esta. Mi alegre y hermosa mañana se había tornado todo un caos.
Todavía estaba en estado de shock por
lo ocurrido cuando MinShuo y YiXing entraron por la puerta, sonriéndose de
manera idiota como dos enamorados. Mi primo me saludó y se fue corriendo de la
cocina tras ver cómo miraba a mi amigo, suplicándole ayuda y este se acercó a
mí, con una expresión preocupada.
―¿Qué ha pasado?
―preguntó.
―Anoche me besó ―susurré―. Esta
mañana me ha dicho que me sigue amando y
que hará todo lo posible por recuperarme.
―LuHan…
―Estoy muy confuso. Me siento bien
cuando estoy a su lado, pero también mal porque es mi primo y porque le haré
daño a ShiXun.
―LuHan…
―Duele ―murmuré antes de dejarme
caer contra su cuerpo, con lágrimas en los ojos. MinShuo me apretó fuertemente
contra él y comenzó a acariciar mi cabello, intentando calmarme.
―Tranquilo, ya
verás que todo sale bien… todo saldrá bien…
No supe cuánto tiempo estuve así,
pero poco a poco me fui tranquilizando y para cuando se escuchó el ajetreo de
mis abuelos con las compras yo ya estaba mejor, aunque seguía teniendo los ojos
rojos e hinchados por haber llorado tanto. Por este motivo, antes de que mi
abuela me viera y me preguntara, me escabullí a mi habitación, encontrándome a
ShiXun ya despierto.
―Buenos días ―dijo
alegremente, caminando hasta mí para darme un beso en los labios.
―Buenos días ―contesté, intentando
sonar mucho más feliz de lo que estaba.
―¿Te pasa algo? ―preguntó y yo negué
con la cabeza. No podía contarle lo que había pasado.
―No es nada.
―¿Si no es nada por qué parece que
has llorado? ―dijo preocupado―. ¿Es por mí? ―abrí los ojos, sorprendido.
―No, claro que no es por ti ―lo
rodeé con mis brazos y él se apretó contra mí―. No es algo por lo que debas
preocuparte.
―¿Seguro?
―Seguro ―mi chico suspiró aliviado y
yo me calmé.
Él no podía saber nada hasta que lo
arreglara. Debía poner mis sentimientos en orden porque me gustaba muchísimo
estar así con ShiXun, pero mi corazón latía más acelerado que en una montaña
rusa cuando YiFan se me acercaba, como había hecho esa mañana. Negué con mi
cabeza y me separé de ShiXun, dedicándole una sonrisa.
―Tengo que contarte
algo ―dijo ShiXun―. Me voy con ZiZi de acampada durante toda esta semana.
―¿De acampada? ¿Toda la semana?
―Sí. Todos los años vamos nosotros
solos. No te importa, ¿no? ―preguntó y al ver que no contestaba añadió con tono
lastimero―. Puedo quedarme aquí si no quieres que vaya…
―¿Qué? No. Claro
que puedes ir. No digas tonterías ―dije rápidamente―. Llevo todo el verano
acaparándote, ZiTao también merece algo de atención.
―Eres un encanto ―susurró antes de
darme un pequeño beso en los labios, sonriendo―. Por eso te quiero.
Rápidamente se apartó de mí y salió
corriendo de la habitación llamando a gritos a mi primo menor para darle la
buena noticia, aunque para mí no era nada buena. Aquello significaba una semana
sin poder refugiarme con él en mi habitación, con YiFan intentando que lo
aceptara y con ZiTao seguramente no perdiendo su oportunidad. Quería ir con
ellos a aquella acampada, pero sabía que ShiXun quería estar solo con mi primo.
Suspiré y me dejé caer sobre la
cama. Lo único que podía hacer era fingir que estaba enfermo y encerrarme
durante toda la semana, así YiFan no se atrevería a molestarme.