Título:
Beware (of the wild ones)
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KyuRie (KB + Rie) (OnlyOneOf)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, fantasy, college, romance, fluff
Número de palabras:
1.300 palabras
Resumen:
SungHo le roba sus sudaderas a KyuBin para que los demás alfas dejen de mirarlo
como si fuera el trozo más apetecible de comida que había delante ellos.
Notas: la historia
se corresponde con el “day 31: wild” del OOOctober.
Comentario de autora:
cuando llega el tiempo de sudaderas, Rie se suele poner sudaderas que le quedan
enormes y parece aún más tiny y precioso de lo que ya es, así que, eso me dio
esta idea. Espero que os guste.
Beware
(of the wild ones)
SungHo sentía cómo las miradas de
todos los alfas del campus se dirigían hacia él y se sentía terriblemente
incómodo por ellas porque eran demasiado intensas, como si él fuera un pedazo
de la más exquisita carne y ellos quisieran comérselo entero. Sabía a la
perfección que su olor era muy dulce y que los atraía, pero de la misma forma
que lo olían a él y lo deseaban porque era omega, debían oler la esencia del
alfa que lo había marcado y que se mezclaba con la suya, aunque no pudieran
pasar tanto tiempo juntos como les gustaría a ambos. SungHo no entendía cómo
podían pasar por alto aquel olor y arriesgarse de aquella forma a incomodarlo
con sus miradas, algunos incluso se acercaban a él y lo olían descaradamente
cuando pasaban por su lado o se rozaban contra él como si quisieran dejarle su
olor impregnado. SungHo odiaba aquello muchísimo no porque estuviera reclamado,
sino porque los otros se estaban comportando de una forma bastante salvaje con
él cuando no deberían acercarse a él, que lo intentaran solo dejaba claro que
era unos salvajes de cuidado y que SungHo debía de poner las máximas barreras
posibles entre él y ellos, además de sus habilidades en artes marciales. Aquel
día sacaría tiempo de donde fuera para poder pasar por casa de KyuBin para
poder impregnarse de su esencia y, así, mantener lo más lejos posible a
aquellos salvajes.
~
—Necesito que me des varias de tus
sudaderas —fue lo primero que SungHo dijo al entrar al piso de KyuBin, mientras
se estaba todavía quitando los zapatos en la entrada.
—Hola a ti también —replicó el
mayor.
—Lo siento —murmuró SungHo,
esbozando una sonrisa como disculpa—, tengo un poco de prisa y de verdad que
necesito las sudaderas.
Después de decir aquello se acercó hasta KyuBin
y se abrazó fuertemente a él, pasando sus brazos por su cintura, alzando su
cabeza y poniendo morritos para que el mayor se inclinara y lo besara. KyuBin
sonrió ante aquello y lo besó. Fue simplemente un beso de bienvenida, corto y
dulce, pero un beso que el chico había necesitado bastante después del día que
había pasado en la facultad.
—Tienes el celo pronto, ¿no? —le
preguntó KyuBin—. Hueles mucho más fuerte y dulce de lo habitual.
—Es por eso que he venido a robarte
las sudaderas —respondió SungHo.
—Sabes que si me necesitas a tu lado
me puedo tomar un día libre en el trabajo sin ningún problema —comentó KyuBin,
dándole otro pequeño beso—. No necesitas robarme las sudaderas.
—Mmmmm… me tienta la idea —murmuró
SungHo, respondiendo con otro beso—. Pero creo que todavía quedan un par de
semanas para que llegue, las necesito para mientras llegue —y le aclaró ante la
evidente confusión de KyuBin—: como ya no estamos juntos a todas horas como
antes, tu olor se diluye y los alfas de la facultad hoy no me han quitado el
ojo de encima e incluso alguno se ha chocado contra mí para dejarme una marca
de su olor, me he duchado lo primero al llegar a casa porque estaba asqueado de
tanto peste a alfa.
—Espera… ¿qué? —dijo KyuBin—. No me
puedo creer que esos tíos sean así de gilipollas, ¿no me huelen en ti?
—No sé si serán capaces de olerte
porque mi esencia es ahora mucho más fuerte —contestó—, al menos de lejos no sé
si pueden, pero cuando se acercan deberían de ser capaces… imagino que están
demasiado cegados como para darse cuenta.
—Te voy a llenar de mi olor durante
toda la noche y después voy a darte toda mi ropa y si se te acerca alguno más,
me llamas y te juro que le arranco la cabeza —siseó KyuBin.
SungHo nunca lo había visto tan enfadado en su
vida, siempre había estado bastante calmado en cualquier situación a la que se
tuviera que enfrentar, por lo que le extrañó muchísimo su reacción.
—Tampoco quiero que cometas ningún
asesinato por mí —le dijo y la expresión de enfado absoluto en el rostro de
KyuBin, cambió a una mucho más tranquila y relajada de inmediato.
—Lo siento —respondió—. Creo que se
me ha ido un poco de las manos porque me ha enfadado mucho que los otros alfas
estén tratando de acostarse contigo para impregnarte de su olor ahora que vas a
empezar con el celo.
—Lo sé, yo también estaba muy
enfadado esta mañana —comentó, llevando sus manos hasta las mejillas de KyuBin
y tirando de su rostro hacia abajo para darle un beso fugaz en los labios—,
pero no habrá nada de lo que preocuparse si me dejas tus sudaderas.
—¿Y no quieres que esta noche la
pasemos juntos para que no tengan equivocación alguna de que ya estás marcado?
—preguntó el mayor, formando un puchero en sus labios.
—Ojalá —respondió SungHo—, pero
mañana tengo un examen muy importante a primera hora y tengo que dormir bien.
—Dichosos exámenes… siempre
interponiéndose en mi camino —replicó KyuBin—. Está bien, coge todas las
sudaderas que quieras y mucha suerte.
—Gracias, mi amor —susurró SungHo,
volviendo a darle un corto beso en los labios antes de separarse de él y
adentrarse en su habitación, para cogerle varias de sus sudaderas.
~
A la mañana siguiente, SungHo salió
de la residencia de estudiantes al amanecer dispuesto a hacer el examen que
tenía aquel día sintiéndose mucho más relajado porque iba vestido con una de
las sudaderas de KyuBin y su olor lo rodeaba por todas partes, a veces incluso
embriagándolo. La sudadera le quedaba demasiado enorme porque KyuBin era más de
diez centímetros más alto que él y, además, tenía los hombros anchísimos, por
lo que ésta era, al menos, dos o tres tallas más grande de la ropa que SungHo
solía llevar y nadaba en ella, pero le resultaba cómoda a pesar de que las
manos le quedaban dentro de las mangas. Le gustaba cómo le quedaba porque lo
hacía parecer mucho más diminuto de lo que ya era y probablemente a KyuBin le
encantaría verlo con aquel look. No obstante, lo que más le gustaba era
que, gracias a ir completamente rodeado de la esencia de su alfa, las miradas
intensas que había recibido el día anterior se sustituyeron por narices
arrugadas y expresiones de disgusto, algo que lo hizo inmensamente feliz porque
todos aquellos salvajes que querían acabar comiéndoselo como si fuera un
exquisito de carne a pesar de que estaba marcado finalmente se habían apartado
de su camino. Quizás le robaría muchas más sudaderas a KyuBin para solo vestir
con ellas en su día a día y así espantar a todos los alfas de la facultad y del
campus de aquella forma ahora que ya no podía ver al mayor tanto como antes.
Notas
finales:
—Y…
llegó el final… *saca el confeti y el matasuegras*. Si me habéis seguido desde
el principio hasta el final this was a long ass ride, pero espero que lo
hayáis disfrutado tanto como he disfrutado yo escribiendo cada una de estas
historias.