martes, 2 de noviembre de 2021

[One Shot] Kiss you back {KyuJung}

Título: Kiss you back

Autora: Riz Aino

Parejas: KyuJung (KB + YooJung), LoveJung (Love + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, romance, drama

Numero de palabras: 6.678 palabras

Resumen: TaeYeob solo quiere sexo para olvidar, pero KyuBin no está dispuesto a dejar que se haga más daño. (O alternativamente, las cinco veces que TaeYeob besa a KyuBin sin obtener respuesta + la vez en la que finalmente KyuBin inicia el contacto).

Advertencias: hay unos cuernos tan grandes que no caben por la puerta.

Notas: esta historia fue escrita debido a que tenía ganas de hacer un fanfic tipo 5+1, pero no quería que fuera tan fluffy como los anteriores que he escrito.

Comentario de autora: la idea aleatoria de YooJung despechado buscando venganza se me cruzó por la cabeza un día y no pude parar hasta tener esto montado. Espero que os guste.

 



 

1

 

TaeYeob se quedó completamente paralizado en mitad del local, sus ojos abiertos al máximo, sin poder apartar la mirada de la escena que tenía ante él. No podía creérselo. Aquello no podía estar sucediendo. Se suponía que el permiso de JiSung empezaba al día siguiente, no podía estar allí, en aquel club de alterne gay, sentado en uno de los sofás, comiéndose la boca no con uno, sino con dos chiquillos que parecían recién salidos del instituto. TaeYeob tenía que estar viendo mal. Sus ojos lo debían de estar engañando porque lo que no se podía creer era que JiSung lo estuviera engañando. No podía estar allí. No era posible que lo estuviera. No era él. No podía estar poniéndole los cuernos liándose con dos chiquillos en aquel sofá. Tenía que ser alguien que se parecía mucho a él, pero no podía ser él. Sin embargo, mientras TaeYeob se estaba intentando autoengañar, mientras trataba de que su cerebro pensara en todas las opciones posibles que alejasen a JiSung de aquel escenario, exculpándolo, la música se detuvo durante un segundo y pudo escuchar cómo uno de los niñatos con los que estaba protestaba porque no le estaba haciendo el suficiente caso, llamándolo por su nombre.

 

Fue entonces cuando a TaeYeob se le cayó el mundo encima.

 

JiSung le estaba poniendo los cuernos. JiSung lo estaba engañando, no solo en aquellos momentos, lo había engañado desde que le había dicho que su permiso no empezaba hasta el día siguiente y a saber desde cuándo estaba haciendo cosas como aquella. JiSung lo había tomado por idiota y había jugado con él, con sus sentimientos, lo tenía esperando como un gilipollas a que su servicio militar terminase y lo había estado usando. Alguien seguro, alguien que lo quería, con quien podía dejar sus cosas hasta que acabara, alguien con quien podía acostarse sin necesidad de currárselo, pero a quién podía dejar tirado en cualquier momento por meterle mano a dos niñatos.

 

TaeYeob estaba dolido, su corazón completamente hecho añicos… pero también estaba enfadado, muy enfadado. Nunca antes lo habían tratado de aquella forma. Nunca nadie había jugado con el de esa manera y JiSung se merecía una venganza de proporciones bíblicas. Mientras TaeYeob pensaba en ello, de repente, el cuerpo de un tío se chocó contra él y estuvo a punto de caer al suelo, de no ser por los brazos fuertes que inmediatamente lo sujetaron para que no lo hiciese.

 

—Perdona —le dijo el tío, hablándole a la oreja por encima del volumen de la música—. No te había visto, ¿estás bien?

 

TaeYeob alzó su cabeza, encontrándose al hacerlo con el rostro de un tío guapísimo que además estaba bastante bueno. Se había chocado contra él sin querer y parecía preocupado por si le había hecho daño o no y TaeYeob lo entendía perfectamente porque a su lado parecía muy poquita cosa. En ese momento, una idea se cruzó por su cabeza. Quería devolverle a JiSung lo que le estaba haciendo, no quería ser el único gilipollas que no disfrutaba y, sobre todo, no iba a quedarse de brazos cruzados. Su venganza iba a comenzar por acostarse con aquel tío que estaba como un tren que se había presentado ante él en el instante preciso.

 

            —Estoy bien… —le contestó, acercándose a su oreja para hablarle—. Pero si quieres compensarme por este incidente, podemos acostarnos.

 

            TaeYeob se separó de él y lo miró fijamente, dedicándole una sonrisa pícara, sensual, usando todos sus dotes de seducción. El tío pareció sorprendido durante unos momentos como si no se creyera lo que acababa de escuchar, pero en cuanto terminó de procesarlo, le respondió a la sonrisa pícara que TaeYeob le había dedicado y después se acercó de nuevo hasta su oreja para darle una respuesta completamente satisfactoria.

 

            —Me parece una idea buenísima.

 

            TaeYeob no pudo evitar que una sonrisa de satisfacción absoluta se extendiera por su rostro y después cogió de la mano a aquel tío que acababa de conocer para tirar de él fuera del local. Ni siquiera miró atrás, al sitio en el que se encontraba JiSung liándose con aquellos dos niñatos, simplemente caminó por el lugar, atravesándolo hasta salir de él, sabiendo perfectamente hacia dónde ir porque había acabado muchas veces acostándose con cualquiera después de una noche de borrachera en un hotel cercano. El tío lo siguió sin decir ni una sola palabra, ni siquiera cuando TaeYeob estaba reservando la habitación, solo sacó su tarjeta para pagarla.

 

            Cuando llegaron a la habitación y la puerta estuvo cerrada a sus espaldas, TaeYeob no perdió el tiempo, se pegó al cuerpo de aquel tío y le echó los brazos por los hombros, besándolo inmediatamente, con precipitación, con ansias, con ganas de comérselo enterito y así dejar de pensar en JiSung y en lo que había visto. Necesitaba aquello, necesitaba acostarse con él y lo necesitaba todo ya. No obstante, en mitad del beso, se dio cuenta de que el otro no le respondía y se alejó de él para mirarlo fijamente, alzando una de sus cejas, con una pregunta en la punta de su lengua que no pudo hacer porque éste habló.

 

            —¿Qué es lo que te ha pasado que buscas desesperadamente olvidarte de ello? —le preguntó.

 

            TaeYeob se quedó en silencio unos momentos y se alejó un poco del otro, pensándose si debía responderle o no y lo que debía responderle. La mirada de su acompañante era profunda, inquisitiva y parecía que estaba tratando de llegar hasta su alma con ella. Al final, TaeYeob le respondió la verdad.

 

            —Acabo de pillar a mi novio enrollándose con dos niñatos en el pub y lo único que quiero es hacerle pagar con la misma moneda —intentó acercarse de nuevo para besarlo después de la explicación, pero el otro le puso sus manos sobre su pecho y se alejó un paso de él.

            —Acostarte conmigo no te va a ayudar en nada y solo va a hacerte sentir peor —le dijo—, así que no voy a permitir que te hagas daño de esta manera —y añadió después—: si quieres llorar, patalear o darme la tabarra, estaré encantado de escucharte durante todo el tiempo que quieras.

 

            TaeYeob suspiró profundamente. Por un segundo estuvo tentado a salir de allí, ir al local y llevarse a otro tío a la habitación para acostarse con él; sin embargo, lo acabó pensando mejor y se dio cuenta de que el otro tenía la razón. Aquello le iba a hacer daño y se iba a sentir mal por ello. Tenía que enfocar su venganza de otra forma, así que, simplemente se sentó en la cama junto con aquel tío que acababa de conocer para sincerarse con él y dejar que éste envolviera su cuerpo entre sus fuertes brazos con cuidado, como si temiera que lo fuera a romper, buscando su consuelo.

 

 

2

 

            TaeYeob estaba enfadado, más que enfadado, estaba furioso. No hacía más que dar vueltas en su piso como un león enjaulado, queriendo matar a una persona, pero no pudiendo hacerlo porque dicha persona se había ido, dejándole con la palabra en la boca. JiSung había aparecido en el piso, como si nada hubiera pasado, como si la noche anterior no hubiera estado comiéndoles la boca a dos niñatos —y probablemente acostándose con ellos después—, pero TaeYeob estaba enfadado y dolido y cuando se había acercado a él le había soltado que lo había visto la noche anterior. JiSung le había gritado, se había enfadado con él y después había salido por la puerta, indignado, como si él fuera una víctima de todo aquello y a TaeYeob ni siquiera le dio tiempo a reaccionar ni a decirle que lo dejaba y que ya estaba tardando en sacar sus cosas de su piso. Para cuando había podido reaccionar, JiSung ya debía de estar muy lejos y era inútil salir corriendo tras él.

 

            Frustrado, sacó su teléfono móvil y llamó al último contacto que había guardado en su teléfono, el número del tío que había conocido la noche anterior. Ya no había vuelta atrás, su relación no iba a mejorar y la próxima vez que JiSung apareciera ante él, lo dejaría y le tiraría sus cosas a la cara, lo único que necesitaba en aquellos momentos era acostarse con alguien para que su cuerpo dejara de acumular toda aquella tensión.

 

            —¿TaeYeob?

            —KyuBin —respondió él—. ¿Estás ocupado?

            —No, no estoy haciendo nada —contestó—. ¿Ha pasado algo?

            —¿Puedo verte? —preguntó rápidamente, sin responder a su pregunta.

            —Claro… ¿dónde estás?

            —¿Dónde estás tú? Ya voy yo para allá, necesito moverme y salir de aquí o no me quedaré tranquilo —le dijo.

 

            KyuBin accedió a aquello y un momento después le dijo que le mandaría su ubicación por chat y, para que no tuviera problemas en llegar, lo esperaría en la boca del metro. TaeYeob simplemente esperó las indicaciones del otro y en cuanto las tuvo, salió de casa para ir a su encuentro. Probablemente KyuBin no tuviera el mejor concepto de él y probablemente ni siquiera quisiera acostarse con él, pero TaeYeob necesitaba intentarlo otra vez, simple y llanamente porque no sabía qué más podía hacer para que la frustración y el enfado que tenía no le pasase factura. Probablemente, incluso pensase que no era más que una molestia para él, un idiota pesado al que no tenía corazón para mandarlo a la mierda porque era buena persona. TaeYeob sabía que en aquellos momentos no tenía que estar dependiendo de él, de verlo, de tocarlo, para sentirse mejor, pero no sabía qué más podía hacer. Durante todo el camino en el metro le estuvo dando vueltas a aquello, pensando en cómo podía pasar por aquella situación de otra forma… pero su cerebro lo único que le gritaba era que la mejor forma era estando con KyuBin y TaeYeob no sabía cómo refutarle aquello. No sabía qué otra cosa podía hacer.

 

            Cuando finalmente salió de la estación del metro, subiendo las empinadas escaleras, lo primero que divisó en el exterior fue a KyuBin, de brazos cruzados, esperándolo. Sintiendo una alegría repentina y cómo su corazón se aceleraba al verlo, TaeYeob subió los últimos escalones rápidamente y se lanzó a sus brazos, buscando sus labios para darle un beso en cuanto sus cuerpos chocaron. Como la noche anterior, KyuBin no le respondió el beso, pero TaeYeob no se sintió mal por ello tampoco.

 

            —¿Qué es lo que ha pasado? —le preguntó KyuBin, en cuanto TaeYeob se separó de sus labios.

            —El gilipollas que pronto va a ser mi ex ha llegado a casa y ha tratado de hacer como si nada hubiera ocurrido y cuando le he dicho que lo vi anoche, me ha gritado como si yo fuera el culpable y después se ha ido —respondió rápido, como si sacándolo todo de golpe doliera un poco menos y le hiciera menos daño el hecho de que no había podido siquiera reaccionar.

            —Está bien, ven aquí —dijo KyuBin, abriendo sus brazos y TaeYeob se abrazó a él fuertemente, hundiendo su rostro en el hueco entre su cuello y su hombro—. Imagino que venías con la intención de acostarte conmigo de nuevo —comentó, provocando que TaeYeob se mordiera el labio, nervioso porque había cogido al vuelo su intención—, pero tal y como te dije anoche, no te va a ayudar más que a sentirte mejor un momento, después llegará la culpa y el arrepentimiento y no quiero que eso pase.

            —¿Por qué te preocupas por mí si nos acabamos de conocer? —no pudo evitar preguntarle.

            —Mmmm… no sé explicarlo —le respondió—, pero no me gustaría ser el que te hiciera daño, bastante tienes con ese gilipollas que no ha sabido valorarte cuando está claro que eres una persona increíble.

 

            TaeYeob sonrió contra la piel de KyuBin, sintiéndose un poco más calmado y tranquilo que antes. Realmente no era lo que había ido a buscar y quería mucho más del otro, pero se conformaría con lo que éste estuviera dispuesto a darle, más cuando estaba allí, siendo una molestia, pidiéndole que lo ayudara con su problema con JiSung, que estuviera allí para él mientras no se conocían de nada. TaeYeob tendría que estar buscando consejo con sus amigos y no allí, pero la única persona en la que había pensado había sido en KyuBin.

 

            —Venga… vamos a mi casa —dijo éste, sacándolo de sus pensamientos y TaeYeob se alejó un poco de él para observarlo, alzando una de sus cejas, interrogante—. Casi es hora de cenar, así que voy a preparar algo rico para que te sientas mejor.

 

            Sus esperanzas de sexo quedaron otra vez en solo eso, esperanzas vacías, pero le alegraba que KyuBin le hubiera propuesto cocinar algo rico para cenar porque no había comido en todo el día y, ahora que se percataba, estaba hambriento, así que, no iba a rechazar una buena comida —además, ponía la mano en el fuego porque KyuBin seguro que tenía buena mano en la cocina—. Después de unos momentos, TaeYeob asintió a la propuesta de KyuBin y éste le sonrió, tendiéndole la mano para que se la cogiera y echar a andar hacia el lugar en el que vivía.

 

 

3

 

            TaeYeob tenía un nudo en la garganta y sentía que podía echarse a llorar en cualquier momento. Había sido una experiencia demasiado desagradable, pero era mucho mejor pasar por aquello, por ese dolor en el pecho que casi lo ahogaba, a tener a su lado a JiSung y estar constantemente ansioso por si lo volvía a tomar por idiota y lo volvía a engañar. Nunca le había gustado que lo tratasen de aquella manera y nunca iba a ser lo mismo sabiendo lo que le había hecho. Por mucho que JiSung había llorado mientras le pedía perdón y que no lo dejara, TaeYeob ya había decidido que no lo iba a perdonar en la vida por lo que le había hecho… además, el cobarde se había escondido en su unidad y no había vuelto a aparecer hasta un mes más tarde. En ese tiempo, TaeYeob lo había pensado detenidamente y después de eso había llamado a los amigos de JiSung para que se llevaran sus cosas de su piso, para cuando éste había ido allí a suplicarle, ya no quedaba nada de él allí.

 

            Había pasado por un mal trago, no obstante. No había sido agradable y tenía que salir del piso porque se le venía encima y solo recordaba a JiSung de rodillas suplicándole que le diera otra oportunidad. Por eso había salido a que le diera el aire y se había recorrido media ciudad casi sin darse cuenta, acabando delante de la puerta del edificio en el que vivía KyuBin, a pesar de que solo había estado allí una sola vez antes. TaeYeob no se había percatado de que sus pies lo habían acabado llevando hasta allí, había caminado por la ciudad y después se había montado en el metro para ir a casa, pero había acabado en aquel lugar en lugar de en su piso.

 

            TaeYeob inspiró profundamente. No tenía derecho a presentarse en su casa sin avisar, así que, tenía que darse la vuelta para volver a su propia casa. Después de aquellos primeros dos días en los que había ido en su busca, no habían vuelto a verse. Habían hablado alguna que otra vez, unos mensajes bastante espaciados en el tiempo en los que las respuestas de ambos habían sido casi rozando lo incómodo. No se conocían de nada, ni siquiera habían tratado de hacerlo en todo aquel tiempo… pero por alguna extraña razón, TaeYeob había acabado allí cuando se sentía desesperado y un poco perdido. Como si lo único que necesitase fuera estar en los brazos de KyuBin, ya fuera teniendo sexo o simplemente sintiendo el calor de su cuerpo en un fuerte abrazo.

 

            Estuvo bastante rato así, sin poder moverse. Su cerebro le decía que tenía que salir de allí, pero sus piernas habían decidido no obedecer las órdenes que les eran mandadas desde el cerebro y no se movían… y probablemente habría estado allí hasta que la noche se hiciera paso a través del cielo de Seúl, pero antes de que eso sucediera, una conocida voz a sus espaldas lo llamó e hizo que TaeYeob se girara, sorprendido, encontrándose a KyuBin frente a él, mirándolo como si no se pudiera creer que estuviera allí.

 

            —¿TaeYeob… qué haces aquí? —le preguntó. No parecía enfadado ni molesto, solo sorprendido, pero aún así, TaeYeob se sintió mal por haber aparecido allí de repente y sin avisar.

            —Lo siento, lo siento —dijo—. Ya me iba.

 

            Sus piernas por fin respondieron a los comandos de su cerebro y echó a andar, pasando por el lado de KyuBin al hacerlo, con la cabeza gacha, totalmente avergonzado porque éste lo hubiera pillado allí en la puerta de su casa. Su intención era irse de allí, pero cuando pasó por el lado de KyuBin, éste alargó su mano y lo detuvo, cogiéndolo del brazo suavemente.

 

            —No te vayas —le dijo—. Si has venido aquí ha tenido que ser por algo.

 

            TaeYeob se mordió el labio inferior, indeciso, sin saber qué hacer. Solo tenía dos opciones: huir y hacer como si nunca hubiera existido en su vida o ser sincero y seguir siendo una molestia para KyuBin, que solo había estado siendo buena persona con él cada vez que lo había necesitado. TaeYeob realmente había acabado allí porque necesitaba estar junto a él, era lo único por lo que había acabado siendo llevado por sus pies inconscientemente hasta aquel lugar y finalmente decidió seguir siendo egoísta aprovechándose de la amabilidad y el cuidado que KyuBin tenía con él.

 

            Sin decir nada, TaeYeob anduvo hacia atrás un par de pasos para quedar a la altura de KyuBin y tomó su rostro con sus dos manos para plantarle un beso en los labios que sabía que éste no iba a corresponder, pero que no sabía que había necesitado tanto hasta que no lo había besado. El contacto fue breve, porque se separó de él casi al instante, pero se sentía un poco más tranquilo y en calma de lo que lo ha estado en todo el mes, como si los labios de KyuBin fueran la terapia que necesitaba.

 

            —He estado sacando este mes las cosas de JiSung de mi piso —dijo—, hoy ha venido en su permiso para que lo perdonara y le diera otra oportunidad, pero no podía perdonarlo y lo he dejado —TaeYeob inspiró profundamente y después continuó—: ha sido un día duro y… no sé ni cómo he acabado aquí, no tenía que haber venido, lo siento mucho.

            —No tienes que sentirlo ni pedirme perdón —respondió KyuBin—. Seguro que has pasado un mal rato… ¿quieres quedarte a cenar y a ver una película?

            —Me encantaría…

 

            KyuBin le dedicó una sonrisa encantadora al escuchar su respuesta y después ambos subieron a su piso. Una vez allí comenzaron a hablar de la comida que les gustaba para pedir algo para la cena y cuando la comida estaba en camino KyuBin encendió su portátil para buscar una película que pudieran ver. Sus gustos en cuanto a películas no podían ser más contrapuestos, por lo que al final se acabaron decidiendo por una de humor para levantarle el ánimo a TaeYeob. La comida estuvo bien, llegó rápido y estaba calentita y rica, así que, su estómago se sintió feliz… y a la película, TaeYeob no le prestó realmente mucha atención. Simplemente se instaló en el sofá con KyuBin, prácticamente sobre él, con su cabeza sobre su pecho y se dejó abrazar, sintiendo una de las manos de éste firmemente sujetándolo y la otra hundiendo sus dedos en su pelo, que estaba un poco más largo de lo que solía llevarlo. Solo de aquella forma, TaeYeob pareció sentirse completamente tranquilo de nuevo y olvidar el mal trago por el que había pasado aquel día.

 

 

4

 

            Desde que ya no quedaba nada de JiSung en su piso, cada vez que TaeYeob volvía del trabajo, sentía que el lugar era demasiado grande para él. Había alquilado aquel semisótano enano que había sido dividido en dos cuando había comenzado a trabajar y, tras conocer a JiSung, éste se había ido a vivir con él. Habían pasado unos años juntos y TaeYeob se había acostumbrado a tener el piso completamente lleno, entre sus cosas y las del otro, pero ahora que solo quedaban sus cosas, le parecía terriblemente vacío. No echaba de menos a aquel gilipollas que solo había estado jugando con él, solo de pensar en él, le hervía la sangre, pero sí que echaba de menos que hubiera alguien en casa con él y se acababa entristeciendo por ello y teniendo que salir del lugar para no pensar en el hueco que había dejado en su vida y en cómo, debido a lo que le había hecho, no iba a poder confiar en la gente de la misma forma que lo había estado haciendo hasta el momento.

 

            Para que no se le cayera el mundo encima, TaeYeob salía. Aunque estuviera cansado, salía de casa e iba a cualquier lugar. Quedaba con sus amigos o simplemente disfrutaba de su tiempo solo haciendo cosas que llevaba demasiado tiempo sin hacer. También, a veces, acababa presentándose en casa de KyuBin, para comer o cenar con él, para ver alguna película estúpida en la que acababa quedándose dormido, para jugar a algún juego que requiriera toda la concentración del mundo para así dejar de pensar. Le gustaba estar con él, siempre se sentía mucho mejor cada vez que estaba a su lado y KyuBin también parecía disfrutar de su compañía, por lo que, TaeYeob acababa mandando al fondo de su mente todos aquellos pensamientos intrusivos que le decían que solo era una molestia para KyuBin y que dejara de importunarlo. Le había preguntado a éste en alguna ocasión si era una molestia, pero KyuBin le había respondido todas y cada una de las veces que no lo era y que solo se preocupaba por él porque quería que estuviera bien. Cuando KyuBin le decía cosas como aquella y le sonreía después, TaeYeob sentía cómo su corazón volvía a latir de nuevo rápidamente y cómo todo su cuerpo se relajaba por completo.

 

            Quizás… aunque TaeYeob sintiera que no iba a poder volver a confiar en nadie nunca más como lo había estado haciendo hasta el momento… KyuBin fuera la excepción a aquello porque sentía que en él podía confiar totalmente.

 

            Por aquel motivo, había acabado pensando en que si quería que su piso dejara de venírsele encima cada vez que estaba en él porque no podía evitar sentirse solo y desamparado en aquel lugar, lo que debía de hacer era tener nuevos buenos recuerdos en él. En vez de salir tanto, comenzó a invitar a las personas con las que se sentía a gusto a casa, sus amigos principalmente, algún compañero de trabajo también. No obstante, aunque aquello había ayudado un poco, TaeYeob sentía que necesitaba algo más y acabó invitando a KyuBin al lugar, sintiéndose completamente feliz y excitado cuando éste le respondió de forma afirmativa a su invitación, pasándose el resto del día casi subido en una nube pensando en tener a KyuBin en casa por primera vez porque hasta el momento solo se habían encontrado en su piso.

 

            Cuando el timbre de la puerta sonó, TaeYeob salió corriendo para abrirla, sonriendo ampliamente al ver que había sido KyuBin quien había llamado. Había llegado antes de lo que había dicho que llegaría, pero a TaeYeob no le importaba porque así podrían pasar un poco más de tiempo juntos que si hubiera llegado a la hora acordada.

 

            —Creía que tardaría más en llegar y por eso salí antes de casa —le dijo KyuBin al pasar al interior, mientras se quitaba los zapatos en la entrada—, pero he acabado llegando antes de lo previsto —KyuBin le dedicó una sonrisa y después miró a su alrededor—. Vives en un sitio bonito.

            —No es mucho… —murmuró TaeYeob en respuesta—, pero es más que suficiente… últimamente incluso me viene demasiado grande y siento que está demasiado vacío.

 

            TaeYeob dijo aquello sin pensarlo demasiado, simplemente porque era lo que había estado sintiendo todo aquel tiempo, sin esperar realmente nada, pero, inmediatamente, KyuBin se acercó a él y lo estrechó con fuerza entre sus brazos, sorprendiéndolo, porque TaeYeob no se había esperado que el otro lo abrazara de aquella forma, fuerte, cariñosa, como si intentara consolarlo con aquel abrazo. Se dejó envolver por aquella calidez que le aportaba el cuerpo de KyuBin y se relajó por completo entre sus brazos, sintiéndose por primera vez en calma en su propia casa después de tanto tiempo. Le devolvió el abrazo, aferrándose a su ancha espalda lo más fuerte que pudo, sin querer dejarlo ir y no supo cuánto tiempo estuvieron de aquella forma, ni siquiera se preocupó de ello… pero cuando KyuBin finalmente comenzó a aflojar su abrazo, dejándolo ir, TaeYeob sintió que no había sido suficiente.

 

            —¿Mejor? —le preguntó KyuBin cuando se separaron, aunque todavía estaban tan cerca el uno del otro que su respiración chocó contra su nariz. TaeYeob asintió y KyuBin le dedicó una sonrisa totalmente encantadora—. Me alegra que estés mejor —le dijo.

 

            TaeYeob sintió cómo su corazón se encogía durante un segundo y después sintió la imperiosa necesidad de acercarse a él para besar aquella sonrisa. Sabía a la perfección que daba igual las veces que lo besase, KyuBin no iba a hacer ningún movimiento con él, ni siquiera le devolvería el beso, porque no quería hacerle daño. Se lo había repetido en demasiadas ocasiones, pero TaeYeob no pudo contener su impulso y simplemente salvó la escasa distancia que quedaba entre sus rostros para besar los labios de KyuBin con firmeza tan solo unos segundos, separándose de él casi al instante, dando un par de pasos hacia atrás incluso.

 

            —Creo que… debería de ir dejando de besarte solo porque sí… —dijo—. Lo siento…

            —No lo sientas —replicó KyuBin, acercándose de nuevo a él, quedándose peligrosamente cerca de su cuerpo, dedicándole una sonrisa llena de cariño, llevando su mano derecha a su mejilla y acunándola—. En el momento en el que sepa que no te estás lanzando sobre mí solo porque necesitas olvidar a tu ex, te devolveré con creces todos los besos —le dijo, provocando que el corazón de TaeYeob dejara de latir durante un momento.

 

 

5

 

            —¿De verdad estás bien? —le preguntó JunHyung—. ¿No quieres que te llevemos a casa?

            —Estoy bien —respondió TaeYeob, aunque incluso a él mismo su voz le sonó rara, empalagosa—. Perfectamente —añadió—. Puedo coger un taxi si veo que voy a perder el último metro.

            —¡Di que no te fías de mí conduciendo y acabamos antes! —replicó SungHo, queriendo parecer indignado, pero no estándolo de verdad. Incluso más borracho que una cuba, TaeYeob podía ver que la indignación de su amigo era totalmente fingida.

            —¡No me montaré contigo en un coche en la vida! —respondió, a la vez que se despedía de sus amigos con un gesto de la mano, echando a andar justo después, sin mirar atrás ni una sola vez.

 

            Estaba borracho. Bastante borracho. Nunca había bebido tanto en su vida, pero la situación había acabado propiciando que bebiera más de la cuenta. Simplemente había salido a cenar con JunHyung y SungHo y las botellas de soju habían ido acumulándose una detrás de otra vacías sobre la mesa. SungHo no había bebido porque después tenía que conducir, pero entre JunHyung y él, sobre todo él, habían bebido bastante. JunHyung había bebido porque estaba eufórico por haber dejado de ser el becario™ y TaeYeob había bebido solo porque necesitaba acallar sus pensamientos.

 

            Desde que KyuBin había estado en su piso unos días atrás, no paraba de pensar en él, no paraba de pensar en lo que sentía al estar con él, no paraba de pensar en cómo KyuBin se comportaba con él, lo que hacía, lo que le decía y su corazón no paraba de latir de forma acelerada por todo ello. Lo había conocido en aquel club de alterne gay hacía ya casi medio año y simplemente lo había arrastrado hasta aquella cochambrosa habitación de hotel para acostarse con él porque quería vengarse de JiSung porque éste le estaba poniendo los cuernos, pero KyuBin no se había querido acostar con él y simplemente lo había ayudado a pasar por el mal trago y lo había seguido ayudando durante los últimos meses. Pero TaeYeob ya no se sentía herido por lo que el gilipollas de su ex novio le había hecho, seguía enfadado porque la situación no había sido nada agradable y él no se merecía que lo hubiera tratado de aquella forma, pero ya no le dolía y, por fin había comenzado a estar de nuevo a gusto en su piso. Ahora lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que quería estar junto a KyuBin. Quería estar a su lado, no lo necesitaba, como antes. No era aquel deseo desesperado de que lo abrazase o se acostase con él porque necesitaba que su cabeza dejase de jugarle malas pasadas con la situación de JiSung. No. Era simple y llanamente el deseo de estar con él para que su cabeza dejase de pensar en él, sentirlo tangible, a su lado.

 

            Lo que KyuBin le había dicho le había dado también demasiadas cosas en las que pensar. ¿Qué era lo que sentía por él? ¿Por qué había decidido quedarse a su lado a pesar de que no había sido una persona decente en los últimos meses cuando podría haberse desentendido por completo de él? No podía dejar de pensar en la posibilidad de que KyuBin tuviera sentimientos por él y por eso no lo hubiera abandonado a su suerte, por eso hubiera decidido quedarse con él y, por eso, no había querido ni devolverle los besos ni acostarse con él. TaeYeob le agradecía que no lo hubiera hecho, a pesar de que en muchas ocasiones lo único que había querido era que KyuBin se internara en él hasta lo más profundo para hacerle olvidar todo. Se alegraba de que no lo hubiera hecho porque estaba completamente seguro de que habría comenzado a depender del sexo, del placer momentáneo que éste le daba para olvidarse de todos sus problemas y no se habría enfrentado a ellos como al final lo había hecho, simplemente sabiendo que tenía a KyuBin allí y que podía contar con él si lo necesitaba.

 

            Al final, tan perdido en sus propios pensamientos había estado, que TaeYeob solo se dio cuenta de que no había cogido la línea que lo llevaba a su casa, sino la que lo llevaba a la de KyuBin, cuando salió de la estación. El chico suspiró profundamente porque había vuelto a ir hacia KyuBin sin siquiera ser consciente de ello, solo porque no podía dejar de pensar en él… pero ya que había llegado hasta allí, TaeYeob decidió que lo mejor que podía hacer era llegar a su casa y quedarse allí. Ya era tarde para emprender el camino hasta su propio piso y TaeYeob quería pasar aquella noche con él, así que, simplemente se dirigió hacia su edificio y llamó al timbre, sabiendo que éste tenía que estar despierto porque nunca se acostaba temprano. Cuando KyuBin lo vio en el interfono, pareció sorprendido, pero inmediatamente le abrió la puerta del edificio para que pasara y TaeYeob agradeció que el lugar tuviera ascensor porque no habría sido capaz de subir más escaleras —las del metro lo habían mareado—. KyuBin lo estaba esperando en la puerta de su piso cuando TaeYeob salió del ascensor y se tropezó con sus propios pies, teniendo que apoyarse en la pared para no caerse de bruces.

 

            —Estoy bien, estoy bien —le dijo al ver que KyuBin había echado a andar hacia él—. Un poco borracho, nada más… siento volver a ser una molestia, pero he cogido el metro equivocado —cuando KyuBin finalmente lo atrapó entre sus brazos, TaeYeob no pudo evitar sonreír tontamente ante su cercanía. Había querido demasiado estar entre sus brazos en los últimos días y, aquella noche había ido hasta allí sin darse cuenta de ello porque estar así con él era lo único que quería—. Imagino que he acabado aquí porque no podía dejar de pensar en ti ni en lo mucho que me gustas.

 

            Tras decir aquello y, sin esperar ningún tipo de respuesta, simplemente lo cogió por las mejillas y le plantó un beso en los labios que no esperaba que KyuBin fuera a responder, simplemente porque quería besarlo. No pudo evitar sonreír contra los labios del otro porque estaba genuinamente feliz en aquellos momentos y cuando se separó de KyuBin lo único que hizo fue apoyar su cabeza en su hombro porque ésta le daba demasiadas vueltas y necesitaba apoyarla en un sitio firme. Allí, entre los firmes brazos de KyuBin, finalmente su cerebro se calló, dejando paso a un silencio al que TaeYeob se había desacostumbrado, pero al que podía acostumbrarse de nuevo rápidamente. Con su cabeza finalmente en silencio, TaeYeob cerró sus ojos y acabó quedándose dormido en mitad del pasillo de la comunidad, abrazado a KyuBin, como si fuera el mejor lugar y el más cómodo del mundo.

 

 

+1

 

            KyuBin entró a su habitación con el máximo cuidado posible, tratando de no despertar al ocupante del lugar, que seguía durmiendo a pierna suelta sobre la cama, como si no hubiera puesto patas arriba su mundo en un santiamén. Desde el umbral de la puerta, no pudo evitar quedarse observando a TaeYeob dormir, con una sonrisa en su rostro que ni siquiera sabía cuándo había aparecido en él. TaeYeob era demasiado precioso y no había podido evitar quedarse prendado de él desde el primer momento. Porque desde el primer momento había querido estar con él, pero la situación en la que se habían conocido no había sido la mejor ni la más idónea. Había tratado de ayudarlo estando para él cada vez que lo había necesitado y simplemente había estado esperando a que TaeYeob finalmente dejara de sentirse mal debido a lo abrupta que había sido su ruptura. KyuBin no había querido ser él quien diera los primeros pasos porque no le tocaba a él darlos, solo lo había apoyado cada vez que éste lo había buscado y había retenido todos sus sentimientos por él para no hacerle más daño, solo esperando… pero la espera por fin había terminado.

 

            La noche anterior TaeYeob se había presentado ante él, borracho, y le había dicho que no había parado de pensar en él y que le gustaba. En ese momento, se había sentido la persona más feliz y afortunada del mundo, pero antes de que pudiera asegurarse de que lo que le había dicho lo sentía de verdad TaeYeob ya se había quedado profundamente dormido sobre su hombro. Lo había entrado al piso y lo había dejado con cuidado sobre su cama y no había podido dormir en toda la noche porque todo su cuerpo le gritaba que TaeYeob le había dicho que le gustaba. Se sentía casi como un adolescente a pesar de que hacía demasiado tiempo que había dejado aquella etapa atrás.

 

            Un leve ruidito procedente de la cama lo sacó repentinamente de sus pensamientos, dándose cuenta de que TaeYeob estaba despertándose, llevándose las manos a la cabeza, probablemente por la resaca. El chico tardó unos momentos en terminar de abrir los ojos y después pareció desorientado cuando se incorporó en la cama, mirando a todas partes, hasta que sus ojos se encontraron con los de KyuBin y entonces todo su cuerpo se relajó por completo y le dedicó una sonrisa completamente encantadora.

 

            —Te he robado la cama —le dijo—. Lo siento.

            —No tienes que disculparte —respondió KyuBin—. No me la has robado, solo te la he cedido porque he querido.

 

            TaeYeob hizo un pequeño puchero en sus labios y después bostezó, quedándose todavía sentado sobre el colchón, parpadeando varias veces seguidas para tratar de quitarse el sueño de aquella forma. A KyuBin le pareció un gesto adorable y tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no acercarse a él, sentarse en la cama frente a él y besarlo. Primero tenía que estar completamente seguro de que TaeYeob por fin estaba bien y estaba preparado para algo más con él. por ese motivo, tuvo que preguntarle.

 

            —Lo que… me dijiste anoche —comenzó, llamando la atención del chico de nuevo—. ¿Es lo que sientes de verdad?

 

            TaeYeob lo miró durante unos momentos fijamente, confuso, tratando de buscar en su mente lo que había hecho y dicho aquella noche. KyuBin no dijo nada, solo esperó a que el lío que debía de tener en la cabeza se le aclarara lo suficiente como para dar con lo que había pasado cuando había llegado hasta su casa. TaeYeob tardó un poco, pero cuando lo recordó, sus ojos se abrieron como platos y se tapó la cara con las manos inmediatamente después. Aunque su rostro estuviera cubierto, KyuBin no perdió nota de que sus orejas se habían vuelto de color rojo, por lo que sus mejillas debían de estar incandescentes.

 

            —Te dije que me gustabas… —murmuró—. Y me quedé dormido… —añadió—. Más payaso y no nazco… de verdad… —TaeYeob retiró las manos de su rostro, dejando ver cómo un pequeño rubor todavía seguía instalado en sus mejillas y miró a KyuBin fijamente a los ojos antes de contestar finalmente a su pregunta—: sí, estaba siendo completamente sincero, no he dejado de pensar en ti en los últimos días.

 

            Eso era lo que KyuBin quería confirmar. Antes de que TaeYeob pudiera añadir nada más, cruzó la habitación en un par de zancadas y se sentó en el colchón junto a él, cerca, demasiado cerca, pero no tan cerca como KyuBin quería estar. Llevó sus manos a su rostro, acunándolo, y después salvó la distancia que los separaba, besando sus labios como lo había querido hacer desde la primera vez, lentamente, tratando de mostrarle la máxima sinceridad posible antes de separarse de él dejando cortos besos hasta finalmente terminar alejándose. TaeYeob tenía todavía los ojos cerrados y una sonrisa feliz en su rostro. A KyuBin le dieron ganas de volver a besarlo, pero antes de eso tenía que hacer otra cosa.

 

            —He querido besarte desde el primer día de esta forma —le dijo.

 

            TaeYeob abrió finalmente sus ojos y lo miró, éstos brillando como si contuvieran estrellas en la semi oscuridad de su habitación. No sabía si podría llegar a acostumbrarse a ver aquel brillo tan de cerca sin que su corazón se volviera completamente loco dentro de su pecho, no sabía tampoco si querría hacerlo, le gustaba aquella sensación, le gustaba demasiado, tanto como le gustaba TaeYeob y simplemente se acercó de nuevo a su rostro para besarlo otra vez.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—JiSung es muy mala persona en esta historia… pero se lleva un buen bardeo pa su cuerpo liándose con YongSoo y WookJin, por si teníais dudas sobre quiénes podían ser los dos niñatos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario