Título: Kiss you back
Autora: Riz Aino
Parejas: KyuJung (KB + YooJung),
LoveJung (Love + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama
Numero de palabras: 6.678 palabras
Resumen: TaeYeob solo quiere
sexo para olvidar, pero KyuBin no está dispuesto a dejar que se haga más daño. (O
alternativamente, las cinco veces que TaeYeob besa a KyuBin sin obtener
respuesta + la vez en la que finalmente KyuBin inicia el contacto).
Advertencias:
hay unos cuernos tan grandes que no caben por la puerta.
Notas: esta historia fue escrita debido a que
tenía ganas de hacer un fanfic tipo 5+1, pero no quería que fuera tan fluffy
como los anteriores que he escrito.
Comentario de autora: la idea
aleatoria de YooJung despechado buscando venganza se me cruzó por la cabeza un
día y no pude parar hasta tener esto montado. Espero que os guste.
1
TaeYeob
se quedó completamente paralizado en mitad del local, sus ojos abiertos al
máximo, sin poder apartar la mirada de la escena que tenía ante él. No podía creérselo.
Aquello no podía estar sucediendo. Se suponía que el permiso de JiSung empezaba
al día siguiente, no podía estar allí, en aquel club de alterne gay, sentado en
uno de los sofás, comiéndose la boca no con uno, sino con dos chiquillos que
parecían recién salidos del instituto. TaeYeob tenía que estar viendo mal. Sus
ojos lo debían de estar engañando porque lo que no se podía creer era que
JiSung lo estuviera engañando. No podía estar allí. No era posible que lo
estuviera. No era él. No podía estar poniéndole los cuernos liándose con dos
chiquillos en aquel sofá. Tenía que ser alguien que se parecía mucho a él, pero
no podía ser él. Sin embargo, mientras TaeYeob se estaba intentando
autoengañar, mientras trataba de que su cerebro pensara en todas las opciones
posibles que alejasen a JiSung de aquel escenario, exculpándolo, la música se
detuvo durante un segundo y pudo escuchar cómo uno de los niñatos con los que
estaba protestaba porque no le estaba haciendo el suficiente caso, llamándolo
por su nombre.
Fue
entonces cuando a TaeYeob se le cayó el mundo encima.
JiSung
le estaba poniendo los cuernos. JiSung lo estaba engañando, no solo en aquellos
momentos, lo había engañado desde que le había dicho que su permiso no empezaba
hasta el día siguiente y a saber desde cuándo estaba haciendo cosas como
aquella. JiSung lo había tomado por idiota y había jugado con él, con sus
sentimientos, lo tenía esperando como un gilipollas a que su servicio militar terminase
y lo había estado usando. Alguien seguro, alguien que lo quería, con quien
podía dejar sus cosas hasta que acabara, alguien con quien podía acostarse sin
necesidad de currárselo, pero a quién podía dejar tirado en cualquier momento
por meterle mano a dos niñatos.
TaeYeob
estaba dolido, su corazón completamente hecho añicos… pero también estaba
enfadado, muy enfadado. Nunca antes lo habían tratado de aquella forma. Nunca
nadie había jugado con el de esa manera y JiSung se merecía una venganza de
proporciones bíblicas. Mientras TaeYeob pensaba en ello, de repente, el cuerpo
de un tío se chocó contra él y estuvo a punto de caer al suelo, de no ser por
los brazos fuertes que inmediatamente lo sujetaron para que no lo hiciese.
—Perdona
—le dijo el tío, hablándole a la oreja por encima del volumen de la música—. No
te había visto, ¿estás bien?
TaeYeob
alzó su cabeza, encontrándose al hacerlo con el rostro de un tío guapísimo que
además estaba bastante bueno. Se había chocado contra él sin querer y parecía
preocupado por si le había hecho daño o no y TaeYeob lo entendía perfectamente
porque a su lado parecía muy poquita cosa. En ese momento, una idea se cruzó
por su cabeza. Quería devolverle a JiSung lo que le estaba haciendo, no quería
ser el único gilipollas que no disfrutaba y, sobre todo, no iba a quedarse de
brazos cruzados. Su venganza iba a comenzar por acostarse con aquel tío que
estaba como un tren que se había presentado ante él en el instante preciso.
—Estoy bien… —le contestó,
acercándose a su oreja para hablarle—. Pero si quieres compensarme por este
incidente, podemos acostarnos.
TaeYeob se separó de él y lo miró
fijamente, dedicándole una sonrisa pícara, sensual, usando todos sus dotes de
seducción. El tío pareció sorprendido durante unos momentos como si no se
creyera lo que acababa de escuchar, pero en cuanto terminó de procesarlo, le
respondió a la sonrisa pícara que TaeYeob le había dedicado y después se acercó
de nuevo hasta su oreja para darle una respuesta completamente satisfactoria.
—Me parece una idea buenísima.
TaeYeob no pudo evitar que una
sonrisa de satisfacción absoluta se extendiera por su rostro y después cogió de
la mano a aquel tío que acababa de conocer para tirar de él fuera del local. Ni
siquiera miró atrás, al sitio en el que se encontraba JiSung liándose con
aquellos dos niñatos, simplemente caminó por el lugar, atravesándolo hasta
salir de él, sabiendo perfectamente hacia dónde ir porque había acabado muchas
veces acostándose con cualquiera después de una noche de borrachera en un hotel
cercano. El tío lo siguió sin decir ni una sola palabra, ni siquiera cuando
TaeYeob estaba reservando la habitación, solo sacó su tarjeta para pagarla.
Cuando llegaron a la habitación y la
puerta estuvo cerrada a sus espaldas, TaeYeob no perdió el tiempo, se pegó al
cuerpo de aquel tío y le echó los brazos por los hombros, besándolo
inmediatamente, con precipitación, con ansias, con ganas de comérselo enterito
y así dejar de pensar en JiSung y en lo que había visto. Necesitaba aquello,
necesitaba acostarse con él y lo necesitaba todo ya. No obstante, en mitad del
beso, se dio cuenta de que el otro no le respondía y se alejó de él para
mirarlo fijamente, alzando una de sus cejas, con una pregunta en la punta de su
lengua que no pudo hacer porque éste habló.
—¿Qué es lo que te ha pasado que
buscas desesperadamente olvidarte de ello? —le preguntó.
TaeYeob se quedó en silencio unos
momentos y se alejó un poco del otro, pensándose si debía responderle o no y lo
que debía responderle. La mirada de su acompañante era profunda, inquisitiva y
parecía que estaba tratando de llegar hasta su alma con ella. Al final, TaeYeob
le respondió la verdad.
—Acabo de pillar a mi novio
enrollándose con dos niñatos en el pub y lo único que quiero es hacerle pagar
con la misma moneda —intentó acercarse de nuevo para besarlo después de la
explicación, pero el otro le puso sus manos sobre su pecho y se alejó un paso
de él.
—Acostarte conmigo no te va a ayudar
en nada y solo va a hacerte sentir peor —le dijo—, así que no voy a permitir
que te hagas daño de esta manera —y añadió después—: si quieres llorar,
patalear o darme la tabarra, estaré encantado de escucharte durante todo el
tiempo que quieras.
TaeYeob suspiró profundamente. Por
un segundo estuvo tentado a salir de allí, ir al local y llevarse a otro tío a
la habitación para acostarse con él; sin embargo, lo acabó pensando mejor y se
dio cuenta de que el otro tenía la razón. Aquello le iba a hacer daño y se iba
a sentir mal por ello. Tenía que enfocar su venganza de otra forma, así que,
simplemente se sentó en la cama junto con aquel tío que acababa de conocer para
sincerarse con él y dejar que éste envolviera su cuerpo entre sus fuertes
brazos con cuidado, como si temiera que lo fuera a romper, buscando su
consuelo.
2
TaeYeob estaba enfadado, más que
enfadado, estaba furioso. No hacía más que dar vueltas en su piso como un león
enjaulado, queriendo matar a una persona, pero no pudiendo hacerlo porque dicha
persona se había ido, dejándole con la palabra en la boca. JiSung había
aparecido en el piso, como si nada hubiera pasado, como si la noche anterior no
hubiera estado comiéndoles la boca a dos niñatos —y probablemente acostándose
con ellos después—, pero TaeYeob estaba enfadado y dolido y cuando se había
acercado a él le había soltado que lo había visto la noche anterior. JiSung le
había gritado, se había enfadado con él y después había salido por la puerta,
indignado, como si él fuera una víctima de todo aquello y a TaeYeob ni siquiera
le dio tiempo a reaccionar ni a decirle que lo dejaba y que ya estaba tardando
en sacar sus cosas de su piso. Para cuando había podido reaccionar, JiSung ya
debía de estar muy lejos y era inútil salir corriendo tras él.
Frustrado, sacó su teléfono móvil y
llamó al último contacto que había guardado en su teléfono, el número del tío
que había conocido la noche anterior. Ya no había vuelta atrás, su relación no
iba a mejorar y la próxima vez que JiSung apareciera ante él, lo dejaría y le
tiraría sus cosas a la cara, lo único que necesitaba en aquellos momentos era
acostarse con alguien para que su cuerpo dejara de acumular toda aquella
tensión.
—¿TaeYeob?
—KyuBin —respondió él—. ¿Estás
ocupado?
—No, no estoy haciendo nada
—contestó—. ¿Ha pasado algo?
—¿Puedo verte? —preguntó
rápidamente, sin responder a su pregunta.
—Claro… ¿dónde estás?
—¿Dónde estás tú? Ya voy yo para
allá, necesito moverme y salir de aquí o no me quedaré tranquilo —le dijo.
KyuBin accedió a aquello y un
momento después le dijo que le mandaría su ubicación por chat y, para que no
tuviera problemas en llegar, lo esperaría en la boca del metro. TaeYeob
simplemente esperó las indicaciones del otro y en cuanto las tuvo, salió de
casa para ir a su encuentro. Probablemente KyuBin no tuviera el mejor concepto
de él y probablemente ni siquiera quisiera acostarse con él, pero TaeYeob
necesitaba intentarlo otra vez, simple y llanamente porque no sabía qué más
podía hacer para que la frustración y el enfado que tenía no le pasase factura.
Probablemente, incluso pensase que no era más que una molestia para él, un
idiota pesado al que no tenía corazón para mandarlo a la mierda porque era
buena persona. TaeYeob sabía que en aquellos momentos no tenía que estar
dependiendo de él, de verlo, de tocarlo, para sentirse mejor, pero no sabía qué
más podía hacer. Durante todo el camino en el metro le estuvo dando vueltas a
aquello, pensando en cómo podía pasar por aquella situación de otra forma… pero
su cerebro lo único que le gritaba era que la mejor forma era estando con
KyuBin y TaeYeob no sabía cómo refutarle aquello. No sabía qué otra cosa podía
hacer.
Cuando finalmente salió de la
estación del metro, subiendo las empinadas escaleras, lo primero que divisó en
el exterior fue a KyuBin, de brazos cruzados, esperándolo. Sintiendo una
alegría repentina y cómo su corazón se aceleraba al verlo, TaeYeob subió los
últimos escalones rápidamente y se lanzó a sus brazos, buscando sus labios para
darle un beso en cuanto sus cuerpos chocaron. Como la noche anterior, KyuBin no
le respondió el beso, pero TaeYeob no se sintió mal por ello tampoco.
—¿Qué es lo que ha pasado? —le
preguntó KyuBin, en cuanto TaeYeob se separó de sus labios.
—El gilipollas que pronto va a ser
mi ex ha llegado a casa y ha tratado de hacer como si nada hubiera ocurrido y
cuando le he dicho que lo vi anoche, me ha gritado como si yo fuera el culpable
y después se ha ido —respondió rápido, como si sacándolo todo de golpe doliera
un poco menos y le hiciera menos daño el hecho de que no había podido siquiera
reaccionar.
—Está bien, ven aquí —dijo KyuBin, abriendo
sus brazos y TaeYeob se abrazó a él fuertemente, hundiendo su rostro en el
hueco entre su cuello y su hombro—. Imagino que venías con la intención de
acostarte conmigo de nuevo —comentó, provocando que TaeYeob se mordiera el
labio, nervioso porque había cogido al vuelo su intención—, pero tal y como te
dije anoche, no te va a ayudar más que a sentirte mejor un momento, después
llegará la culpa y el arrepentimiento y no quiero que eso pase.
—¿Por qué te preocupas por mí si nos
acabamos de conocer? —no pudo evitar preguntarle.
—Mmmm… no sé explicarlo —le respondió—,
pero no me gustaría ser el que te hiciera daño, bastante tienes con ese
gilipollas que no ha sabido valorarte cuando está claro que eres una persona
increíble.
TaeYeob sonrió contra la piel de
KyuBin, sintiéndose un poco más calmado y tranquilo que antes. Realmente no era
lo que había ido a buscar y quería mucho más del otro, pero se conformaría con
lo que éste estuviera dispuesto a darle, más cuando estaba allí, siendo una molestia,
pidiéndole que lo ayudara con su problema con JiSung, que estuviera allí para
él mientras no se conocían de nada. TaeYeob tendría que estar buscando consejo
con sus amigos y no allí, pero la única persona en la que había pensado había
sido en KyuBin.
—Venga… vamos a mi casa —dijo éste,
sacándolo de sus pensamientos y TaeYeob se alejó un poco de él para observarlo,
alzando una de sus cejas, interrogante—. Casi es hora de cenar, así que voy a
preparar algo rico para que te sientas mejor.
Sus esperanzas de sexo quedaron otra
vez en solo eso, esperanzas vacías, pero le alegraba que KyuBin le hubiera
propuesto cocinar algo rico para cenar porque no había comido en todo el día y,
ahora que se percataba, estaba hambriento, así que, no iba a rechazar una buena
comida —además, ponía la mano en el fuego porque KyuBin seguro que tenía buena
mano en la cocina—. Después de unos momentos, TaeYeob asintió a la propuesta de
KyuBin y éste le sonrió, tendiéndole la mano para que se la cogiera y echar a
andar hacia el lugar en el que vivía.
3
TaeYeob tenía un nudo en la garganta
y sentía que podía echarse a llorar en cualquier momento. Había sido una
experiencia demasiado desagradable, pero era mucho mejor pasar por aquello, por
ese dolor en el pecho que casi lo ahogaba, a tener a su lado a JiSung y estar
constantemente ansioso por si lo volvía a tomar por idiota y lo volvía a
engañar. Nunca le había gustado que lo tratasen de aquella manera y nunca iba a
ser lo mismo sabiendo lo que le había hecho. Por mucho que JiSung había llorado
mientras le pedía perdón y que no lo dejara, TaeYeob ya había decidido que no
lo iba a perdonar en la vida por lo que le había hecho… además, el cobarde se
había escondido en su unidad y no había vuelto a aparecer hasta un mes más tarde.
En ese tiempo, TaeYeob lo había pensado detenidamente y después de eso había
llamado a los amigos de JiSung para que se llevaran sus cosas de su piso, para
cuando éste había ido allí a suplicarle, ya no quedaba nada de él allí.
Había pasado por un mal trago, no
obstante. No había sido agradable y tenía que salir del piso porque se le venía
encima y solo recordaba a JiSung de rodillas suplicándole que le diera otra
oportunidad. Por eso había salido a que le diera el aire y se había recorrido
media ciudad casi sin darse cuenta, acabando delante de la puerta del edificio
en el que vivía KyuBin, a pesar de que solo había estado allí una sola vez
antes. TaeYeob no se había percatado de que sus pies lo habían acabado llevando
hasta allí, había caminado por la ciudad y después se había montado en el metro
para ir a casa, pero había acabado en aquel lugar en lugar de en su piso.
TaeYeob inspiró profundamente. No
tenía derecho a presentarse en su casa sin avisar, así que, tenía que darse la
vuelta para volver a su propia casa. Después de aquellos primeros dos días en
los que había ido en su busca, no habían vuelto a verse. Habían hablado alguna
que otra vez, unos mensajes bastante espaciados en el tiempo en los que las
respuestas de ambos habían sido casi rozando lo incómodo. No se conocían de
nada, ni siquiera habían tratado de hacerlo en todo aquel tiempo… pero por
alguna extraña razón, TaeYeob había acabado allí cuando se sentía desesperado y
un poco perdido. Como si lo único que necesitase fuera estar en los brazos de
KyuBin, ya fuera teniendo sexo o simplemente sintiendo el calor de su cuerpo en
un fuerte abrazo.
Estuvo bastante rato así, sin poder
moverse. Su cerebro le decía que tenía que salir de allí, pero sus piernas
habían decidido no obedecer las órdenes que les eran mandadas desde el cerebro
y no se movían… y probablemente habría estado allí hasta que la noche se hiciera
paso a través del cielo de Seúl, pero antes de que eso sucediera, una conocida
voz a sus espaldas lo llamó e hizo que TaeYeob se girara, sorprendido,
encontrándose a KyuBin frente a él, mirándolo como si no se pudiera creer que
estuviera allí.
—¿TaeYeob… qué haces aquí? —le
preguntó. No parecía enfadado ni molesto, solo sorprendido, pero aún así,
TaeYeob se sintió mal por haber aparecido allí de repente y sin avisar.
—Lo siento, lo siento —dijo—. Ya me
iba.
Sus piernas por fin respondieron a
los comandos de su cerebro y echó a andar, pasando por el lado de KyuBin al
hacerlo, con la cabeza gacha, totalmente avergonzado porque éste lo hubiera
pillado allí en la puerta de su casa. Su intención era irse de allí, pero
cuando pasó por el lado de KyuBin, éste alargó su mano y lo detuvo, cogiéndolo
del brazo suavemente.
—No te vayas —le dijo—. Si has
venido aquí ha tenido que ser por algo.
TaeYeob se mordió el labio inferior,
indeciso, sin saber qué hacer. Solo tenía dos opciones: huir y hacer como si
nunca hubiera existido en su vida o ser sincero y seguir siendo una molestia
para KyuBin, que solo había estado siendo buena persona con él cada vez que lo
había necesitado. TaeYeob realmente había acabado allí porque necesitaba estar junto
a él, era lo único por lo que había acabado siendo llevado por sus pies
inconscientemente hasta aquel lugar y finalmente decidió seguir siendo egoísta
aprovechándose de la amabilidad y el cuidado que KyuBin tenía con él.
Sin decir nada, TaeYeob anduvo hacia
atrás un par de pasos para quedar a la altura de KyuBin y tomó su rostro con
sus dos manos para plantarle un beso en los labios que sabía que éste no iba a
corresponder, pero que no sabía que había necesitado tanto hasta que no lo
había besado. El contacto fue breve, porque se separó de él casi al instante,
pero se sentía un poco más tranquilo y en calma de lo que lo ha estado en todo
el mes, como si los labios de KyuBin fueran la terapia que necesitaba.
—He estado sacando este mes las
cosas de JiSung de mi piso —dijo—, hoy ha venido en su permiso para que lo
perdonara y le diera otra oportunidad, pero no podía perdonarlo y lo he dejado
—TaeYeob inspiró profundamente y después continuó—: ha sido un día duro y… no
sé ni cómo he acabado aquí, no tenía que haber venido, lo siento mucho.
—No tienes que sentirlo ni pedirme
perdón —respondió KyuBin—. Seguro que has pasado un mal rato… ¿quieres quedarte
a cenar y a ver una película?
—Me encantaría…
KyuBin le dedicó una sonrisa
encantadora al escuchar su respuesta y después ambos subieron a su piso. Una
vez allí comenzaron a hablar de la comida que les gustaba para pedir algo para
la cena y cuando la comida estaba en camino KyuBin encendió su portátil para
buscar una película que pudieran ver. Sus gustos en cuanto a películas no
podían ser más contrapuestos, por lo que al final se acabaron decidiendo por
una de humor para levantarle el ánimo a TaeYeob. La comida estuvo bien, llegó
rápido y estaba calentita y rica, así que, su estómago se sintió feliz… y a la
película, TaeYeob no le prestó realmente mucha atención. Simplemente se instaló
en el sofá con KyuBin, prácticamente sobre él, con su cabeza sobre su pecho y
se dejó abrazar, sintiendo una de las manos de éste firmemente sujetándolo y la
otra hundiendo sus dedos en su pelo, que estaba un poco más largo de lo que
solía llevarlo. Solo de aquella forma, TaeYeob pareció sentirse completamente
tranquilo de nuevo y olvidar el mal trago por el que había pasado aquel día.
4
Desde que ya no quedaba nada de JiSung
en su piso, cada vez que TaeYeob volvía del trabajo, sentía que el lugar era
demasiado grande para él. Había alquilado aquel semisótano enano que había sido
dividido en dos cuando había comenzado a trabajar y, tras conocer a JiSung,
éste se había ido a vivir con él. Habían pasado unos años juntos y TaeYeob se
había acostumbrado a tener el piso completamente lleno, entre sus cosas y las
del otro, pero ahora que solo quedaban sus cosas, le parecía terriblemente
vacío. No echaba de menos a aquel gilipollas que solo había estado jugando con
él, solo de pensar en él, le hervía la sangre, pero sí que echaba de menos que
hubiera alguien en casa con él y se acababa entristeciendo por ello y teniendo
que salir del lugar para no pensar en el hueco que había dejado en su vida y en
cómo, debido a lo que le había hecho, no iba a poder confiar en la gente de la
misma forma que lo había estado haciendo hasta el momento.
Para que no se le cayera el mundo
encima, TaeYeob salía. Aunque estuviera cansado, salía de casa e iba a
cualquier lugar. Quedaba con sus amigos o simplemente disfrutaba de su tiempo
solo haciendo cosas que llevaba demasiado tiempo sin hacer. También, a veces,
acababa presentándose en casa de KyuBin, para comer o cenar con él, para ver
alguna película estúpida en la que acababa quedándose dormido, para jugar a
algún juego que requiriera toda la concentración del mundo para así dejar de
pensar. Le gustaba estar con él, siempre se sentía mucho mejor cada vez que
estaba a su lado y KyuBin también parecía disfrutar de su compañía, por lo que,
TaeYeob acababa mandando al fondo de su mente todos aquellos pensamientos
intrusivos que le decían que solo era una molestia para KyuBin y que dejara de
importunarlo. Le había preguntado a éste en alguna ocasión si era una molestia,
pero KyuBin le había respondido todas y cada una de las veces que no lo era y
que solo se preocupaba por él porque quería que estuviera bien. Cuando KyuBin
le decía cosas como aquella y le sonreía después, TaeYeob sentía cómo su
corazón volvía a latir de nuevo rápidamente y cómo todo su cuerpo se relajaba
por completo.
Quizás… aunque TaeYeob sintiera que
no iba a poder volver a confiar en nadie nunca más como lo había estado
haciendo hasta el momento… KyuBin fuera la excepción a aquello porque sentía
que en él podía confiar totalmente.
Por aquel motivo, había acabado
pensando en que si quería que su piso dejara de venírsele encima cada vez que
estaba en él porque no podía evitar sentirse solo y desamparado en aquel lugar,
lo que debía de hacer era tener nuevos buenos recuerdos en él. En vez de salir
tanto, comenzó a invitar a las personas con las que se sentía a gusto a casa,
sus amigos principalmente, algún compañero de trabajo también. No obstante,
aunque aquello había ayudado un poco, TaeYeob sentía que necesitaba algo más y
acabó invitando a KyuBin al lugar, sintiéndose completamente feliz y excitado
cuando éste le respondió de forma afirmativa a su invitación, pasándose el
resto del día casi subido en una nube pensando en tener a KyuBin en casa por
primera vez porque hasta el momento solo se habían encontrado en su piso.
Cuando el timbre de la puerta sonó,
TaeYeob salió corriendo para abrirla, sonriendo ampliamente al ver que había
sido KyuBin quien había llamado. Había llegado antes de lo que había dicho que
llegaría, pero a TaeYeob no le importaba porque así podrían pasar un poco más
de tiempo juntos que si hubiera llegado a la hora acordada.
—Creía que tardaría más en llegar y
por eso salí antes de casa —le dijo KyuBin al pasar al interior, mientras se
quitaba los zapatos en la entrada—, pero he acabado llegando antes de lo
previsto —KyuBin le dedicó una sonrisa y después miró a su alrededor—. Vives en
un sitio bonito.
—No es mucho… —murmuró TaeYeob en
respuesta—, pero es más que suficiente… últimamente incluso me viene demasiado
grande y siento que está demasiado vacío.
TaeYeob dijo aquello sin pensarlo
demasiado, simplemente porque era lo que había estado sintiendo todo aquel
tiempo, sin esperar realmente nada, pero, inmediatamente, KyuBin se acercó a él
y lo estrechó con fuerza entre sus brazos, sorprendiéndolo, porque TaeYeob no
se había esperado que el otro lo abrazara de aquella forma, fuerte, cariñosa,
como si intentara consolarlo con aquel abrazo. Se dejó envolver por aquella
calidez que le aportaba el cuerpo de KyuBin y se relajó por completo entre sus
brazos, sintiéndose por primera vez en calma en su propia casa después de tanto
tiempo. Le devolvió el abrazo, aferrándose a su ancha espalda lo más fuerte que
pudo, sin querer dejarlo ir y no supo cuánto tiempo estuvieron de aquella
forma, ni siquiera se preocupó de ello… pero cuando KyuBin finalmente comenzó a
aflojar su abrazo, dejándolo ir, TaeYeob sintió que no había sido suficiente.
—¿Mejor? —le preguntó KyuBin cuando
se separaron, aunque todavía estaban tan cerca el uno del otro que su
respiración chocó contra su nariz. TaeYeob asintió y KyuBin le dedicó una
sonrisa totalmente encantadora—. Me alegra que estés mejor —le dijo.
TaeYeob sintió cómo su corazón se
encogía durante un segundo y después sintió la imperiosa necesidad de acercarse
a él para besar aquella sonrisa. Sabía a la perfección que daba igual las veces
que lo besase, KyuBin no iba a hacer ningún movimiento con él, ni siquiera le
devolvería el beso, porque no quería hacerle daño. Se lo había repetido en
demasiadas ocasiones, pero TaeYeob no pudo contener su impulso y simplemente
salvó la escasa distancia que quedaba entre sus rostros para besar los labios
de KyuBin con firmeza tan solo unos segundos, separándose de él casi al
instante, dando un par de pasos hacia atrás incluso.
—Creo que… debería de ir dejando de
besarte solo porque sí… —dijo—. Lo siento…
—No lo sientas —replicó KyuBin,
acercándose de nuevo a él, quedándose peligrosamente cerca de su cuerpo,
dedicándole una sonrisa llena de cariño, llevando su mano derecha a su mejilla
y acunándola—. En el momento en el que sepa que no te estás lanzando sobre mí
solo porque necesitas olvidar a tu ex, te devolveré con creces todos los besos
—le dijo, provocando que el corazón de TaeYeob dejara de latir durante un
momento.
5
—¿De verdad estás bien? —le preguntó
JunHyung—. ¿No quieres que te llevemos a casa?
—Estoy bien —respondió TaeYeob,
aunque incluso a él mismo su voz le sonó rara, empalagosa—. Perfectamente
—añadió—. Puedo coger un taxi si veo que voy a perder el último metro.
—¡Di que no te fías de mí
conduciendo y acabamos antes! —replicó SungHo, queriendo parecer indignado,
pero no estándolo de verdad. Incluso más borracho que una cuba, TaeYeob podía
ver que la indignación de su amigo era totalmente fingida.
—¡No me montaré contigo en un coche
en la vida! —respondió, a la vez que se despedía de sus amigos con un gesto de
la mano, echando a andar justo después, sin mirar atrás ni una sola vez.
Estaba borracho. Bastante borracho.
Nunca había bebido tanto en su vida, pero la situación había acabado
propiciando que bebiera más de la cuenta. Simplemente había salido a cenar con
JunHyung y SungHo y las botellas de soju habían ido acumulándose una detrás de
otra vacías sobre la mesa. SungHo no había bebido porque después tenía que
conducir, pero entre JunHyung y él, sobre todo él, habían bebido bastante.
JunHyung había bebido porque estaba eufórico por haber dejado de ser el
becario™ y TaeYeob había bebido solo porque necesitaba acallar sus
pensamientos.
Desde que KyuBin había estado en su
piso unos días atrás, no paraba de pensar en él, no paraba de pensar en lo que
sentía al estar con él, no paraba de pensar en cómo KyuBin se comportaba con
él, lo que hacía, lo que le decía y su corazón no paraba de latir de forma
acelerada por todo ello. Lo había conocido en aquel club de alterne gay hacía
ya casi medio año y simplemente lo había arrastrado hasta aquella cochambrosa
habitación de hotel para acostarse con él porque quería vengarse de JiSung
porque éste le estaba poniendo los cuernos, pero KyuBin no se había querido
acostar con él y simplemente lo había ayudado a pasar por el mal trago y lo
había seguido ayudando durante los últimos meses. Pero TaeYeob ya no se sentía
herido por lo que el gilipollas de su ex novio le había hecho, seguía enfadado
porque la situación no había sido nada agradable y él no se merecía que lo
hubiera tratado de aquella forma, pero ya no le dolía y, por fin había
comenzado a estar de nuevo a gusto en su piso. Ahora lo único en lo que podía
pensar era en lo mucho que quería estar junto a KyuBin. Quería estar a su lado,
no lo necesitaba, como antes. No era aquel deseo desesperado de que lo abrazase
o se acostase con él porque necesitaba que su cabeza dejase de jugarle malas
pasadas con la situación de JiSung. No. Era simple y llanamente el deseo de
estar con él para que su cabeza dejase de pensar en él, sentirlo tangible, a su
lado.
Lo que KyuBin le había dicho le
había dado también demasiadas cosas en las que pensar. ¿Qué era lo que sentía
por él? ¿Por qué había decidido quedarse a su lado a pesar de que no había sido
una persona decente en los últimos meses cuando podría haberse desentendido por
completo de él? No podía dejar de pensar en la posibilidad de que KyuBin
tuviera sentimientos por él y por eso no lo hubiera abandonado a su suerte, por
eso hubiera decidido quedarse con él y, por eso, no había querido ni devolverle
los besos ni acostarse con él. TaeYeob le agradecía que no lo hubiera hecho, a
pesar de que en muchas ocasiones lo único que había querido era que KyuBin se
internara en él hasta lo más profundo para hacerle olvidar todo. Se alegraba de
que no lo hubiera hecho porque estaba completamente seguro de que habría
comenzado a depender del sexo, del placer momentáneo que éste le daba para
olvidarse de todos sus problemas y no se habría enfrentado a ellos como al
final lo había hecho, simplemente sabiendo que tenía a KyuBin allí y que podía
contar con él si lo necesitaba.
Al final, tan perdido en sus propios
pensamientos había estado, que TaeYeob solo se dio cuenta de que no había
cogido la línea que lo llevaba a su casa, sino la que lo llevaba a la de
KyuBin, cuando salió de la estación. El chico suspiró profundamente porque
había vuelto a ir hacia KyuBin sin siquiera ser consciente de ello, solo porque
no podía dejar de pensar en él… pero ya que había llegado hasta allí, TaeYeob
decidió que lo mejor que podía hacer era llegar a su casa y quedarse allí. Ya
era tarde para emprender el camino hasta su propio piso y TaeYeob quería pasar
aquella noche con él, así que, simplemente se dirigió hacia su edificio y llamó
al timbre, sabiendo que éste tenía que estar despierto porque nunca se acostaba
temprano. Cuando KyuBin lo vio en el interfono, pareció sorprendido, pero
inmediatamente le abrió la puerta del edificio para que pasara y TaeYeob
agradeció que el lugar tuviera ascensor porque no habría sido capaz de subir
más escaleras —las del metro lo habían mareado—. KyuBin lo estaba esperando en
la puerta de su piso cuando TaeYeob salió del ascensor y se tropezó con sus
propios pies, teniendo que apoyarse en la pared para no caerse de bruces.
—Estoy bien, estoy bien —le dijo al
ver que KyuBin había echado a andar hacia él—. Un poco borracho, nada más…
siento volver a ser una molestia, pero he cogido el metro equivocado —cuando
KyuBin finalmente lo atrapó entre sus brazos, TaeYeob no pudo evitar sonreír
tontamente ante su cercanía. Había querido demasiado estar entre sus brazos en
los últimos días y, aquella noche había ido hasta allí sin darse cuenta de ello
porque estar así con él era lo único que quería—. Imagino que he acabado aquí
porque no podía dejar de pensar en ti ni en lo mucho que me gustas.
Tras decir aquello y, sin esperar
ningún tipo de respuesta, simplemente lo cogió por las mejillas y le plantó un
beso en los labios que no esperaba que KyuBin fuera a responder, simplemente porque
quería besarlo. No pudo evitar sonreír contra los labios del otro porque estaba
genuinamente feliz en aquellos momentos y cuando se separó de KyuBin lo único que
hizo fue apoyar su cabeza en su hombro porque ésta le daba demasiadas vueltas y
necesitaba apoyarla en un sitio firme. Allí, entre los firmes brazos de KyuBin,
finalmente su cerebro se calló, dejando paso a un silencio al que TaeYeob se
había desacostumbrado, pero al que podía acostumbrarse de nuevo rápidamente. Con
su cabeza finalmente en silencio, TaeYeob cerró sus ojos y acabó quedándose
dormido en mitad del pasillo de la comunidad, abrazado a KyuBin, como si fuera
el mejor lugar y el más cómodo del mundo.
+1
KyuBin entró a su habitación con el
máximo cuidado posible, tratando de no despertar al ocupante del lugar, que
seguía durmiendo a pierna suelta sobre la cama, como si no hubiera puesto patas
arriba su mundo en un santiamén. Desde el umbral de la puerta, no pudo evitar
quedarse observando a TaeYeob dormir, con una sonrisa en su rostro que ni
siquiera sabía cuándo había aparecido en él. TaeYeob era demasiado precioso y
no había podido evitar quedarse prendado de él desde el primer momento. Porque desde
el primer momento había querido estar con él, pero la situación en la que se
habían conocido no había sido la mejor ni la más idónea. Había tratado de
ayudarlo estando para él cada vez que lo había necesitado y simplemente había
estado esperando a que TaeYeob finalmente dejara de sentirse mal debido a lo
abrupta que había sido su ruptura. KyuBin no había querido ser él quien diera
los primeros pasos porque no le tocaba a él darlos, solo lo había apoyado cada
vez que éste lo había buscado y había retenido todos sus sentimientos por él
para no hacerle más daño, solo esperando… pero la espera por fin había terminado.
La noche anterior TaeYeob se había
presentado ante él, borracho, y le había dicho que no había parado de pensar en
él y que le gustaba. En ese momento, se había sentido la persona más feliz y
afortunada del mundo, pero antes de que pudiera asegurarse de que lo que le
había dicho lo sentía de verdad TaeYeob ya se había quedado profundamente
dormido sobre su hombro. Lo había entrado al piso y lo había dejado con cuidado
sobre su cama y no había podido dormir en toda la noche porque todo su cuerpo
le gritaba que TaeYeob le había dicho que le gustaba. Se sentía casi como un adolescente
a pesar de que hacía demasiado tiempo que había dejado aquella etapa atrás.
Un leve ruidito procedente de la
cama lo sacó repentinamente de sus pensamientos, dándose cuenta de que TaeYeob
estaba despertándose, llevándose las manos a la cabeza, probablemente por la
resaca. El chico tardó unos momentos en terminar de abrir los ojos y después
pareció desorientado cuando se incorporó en la cama, mirando a todas partes,
hasta que sus ojos se encontraron con los de KyuBin y entonces todo su cuerpo
se relajó por completo y le dedicó una sonrisa completamente encantadora.
—Te he robado la cama —le dijo—. Lo siento.
—No tienes que disculparte —respondió
KyuBin—. No me la has robado, solo te la he cedido porque he querido.
TaeYeob hizo un pequeño puchero en
sus labios y después bostezó, quedándose todavía sentado sobre el colchón,
parpadeando varias veces seguidas para tratar de quitarse el sueño de aquella
forma. A KyuBin le pareció un gesto adorable y tuvo que hacer uso de toda su fuerza
de voluntad para no acercarse a él, sentarse en la cama frente a él y besarlo. Primero
tenía que estar completamente seguro de que TaeYeob por fin estaba bien y
estaba preparado para algo más con él. por ese motivo, tuvo que preguntarle.
—Lo que… me dijiste anoche —comenzó,
llamando la atención del chico de nuevo—. ¿Es lo que sientes de verdad?
TaeYeob lo miró durante unos
momentos fijamente, confuso, tratando de buscar en su mente lo que había hecho
y dicho aquella noche. KyuBin no dijo nada, solo esperó a que el lío que debía
de tener en la cabeza se le aclarara lo suficiente como para dar con lo que
había pasado cuando había llegado hasta su casa. TaeYeob tardó un poco, pero
cuando lo recordó, sus ojos se abrieron como platos y se tapó la cara con las
manos inmediatamente después. Aunque su rostro estuviera cubierto, KyuBin no
perdió nota de que sus orejas se habían vuelto de color rojo, por lo que sus mejillas
debían de estar incandescentes.
—Te dije que me gustabas… —murmuró—.
Y me quedé dormido… —añadió—. Más payaso y no nazco… de verdad… —TaeYeob retiró
las manos de su rostro, dejando ver cómo un pequeño rubor todavía seguía
instalado en sus mejillas y miró a KyuBin fijamente a los ojos antes de
contestar finalmente a su pregunta—: sí, estaba siendo completamente sincero,
no he dejado de pensar en ti en los últimos días.
Eso era lo que KyuBin quería
confirmar. Antes de que TaeYeob pudiera añadir nada más, cruzó la habitación en
un par de zancadas y se sentó en el colchón junto a él, cerca, demasiado cerca,
pero no tan cerca como KyuBin quería estar. Llevó sus manos a su rostro, acunándolo,
y después salvó la distancia que los separaba, besando sus labios como lo había
querido hacer desde la primera vez, lentamente, tratando de mostrarle la máxima
sinceridad posible antes de separarse de él dejando cortos besos hasta
finalmente terminar alejándose. TaeYeob tenía todavía los ojos cerrados y una sonrisa
feliz en su rostro. A KyuBin le dieron ganas de volver a besarlo, pero antes de
eso tenía que hacer otra cosa.
—He querido besarte desde el primer
día de esta forma —le dijo.
TaeYeob abrió finalmente sus ojos y
lo miró, éstos brillando como si contuvieran estrellas en la semi oscuridad de
su habitación. No sabía si podría llegar a acostumbrarse a ver aquel brillo tan
de cerca sin que su corazón se volviera completamente loco dentro de su pecho,
no sabía tampoco si querría hacerlo, le gustaba aquella sensación, le gustaba
demasiado, tanto como le gustaba TaeYeob y simplemente se acercó de nuevo a su
rostro para besarlo otra vez.
Notas finales:
—JiSung es muy mala persona en esta historia…
pero se lleva un buen bardeo pa su cuerpo liándose con YongSoo y WookJin, por
si teníais dudas sobre quiénes podían ser los dos niñatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario