Capítulo 6
Light
Escuché abrirse la puerta de la entrada y
salí para ver quien era, porque supuestamente, mis dos compañeros de piso no
regresarían hasta varias horas más tarde. Me sorprendí muchísimo al verlos allí
a los dos, pero lo que más me sorprendió fue que Tao estaba cargando a Kevin
sobre un hombro ya que este parecía no poder moverse.
-Por Dios, ¿pero qué ha pasado?- salí
rápidamente hacia ellos y me pasé el otro brazo de Kevin por los hombros para
ayudar a sujetarlo, aunque no tenía mucha fuerza, podía ayudar.
-No te incumbe- contestó Kevin, su voz
parecía otra, cansada y no con el tono fuerte de siempre.
Ignoré su comentario y sólo me dediqué a
guiarlo a su habitación junto con Tao. Entramos y los soltamos sobre la cama.
Toqué su frente con el dorso de mi mano y la aparté rápidamente al notar cómo
ardía. Miré a Tao y comencé con las órdenes.
-Trae un cubo con agua fría y una compresa
para poder ponérsela en la frente y bajar la fiebre- el chico asintió y salió
de allí- estás ardiendo…- murmuré, pero Kevin no me miraba, no me escuchaba,
parecía no estar allí en esos momentos- iré a por una toalla para quitarte el
sudor antes de que llegue Tao.
Salí de la habitación y fui al baño para
coger la primera toalla que encontré, que resultó ser mía, pero no me
importaba, sólo quería que se pusiera bien. Volví a la habitación y me encontré
a Kevin respirando muy fuerte y muy rápido, cómo si acabara de hacer un
esfuerzo sobrehumano. Me acerqué a él y comencé a secarle es sudor
delicadamente. Lo mejor sería quitarle esa ropa, bañarlo y ponerle algo seco,
pero no me dejaría tocarlo más de lo que ya estaba dejándome, aun con todo lo
que estaba pasándole, seguía teniendo más fuerza que yo.
Tao llegó con el agua y la compresa poco
después y comencé a enfriarle un poco la frente. Lo mandé a por un par de
mantas que había en mi habitación, y también por unas pastillas para bajar la
fiebre que estaban en la cocina.
-Menos mal que estás estudiando Medicina y
sabes qué hacer, YiXing- murmuró Tao al regresar- gracias, sinceramente no
sabía qué hacer.
-No me lo agradezcas- dije- no hace falta.
-¿Necesitas algo más?- me preguntó.
-Si hicieras una sopa calentita no vendría
nada mal- contesté.
-Haré la cena para los tres- dijo y salió de
la habitación, dejándome cuidar a Kevin.
-¿Qué es lo que te ha pasado, Kevin?-
murmuré más para mi mismo que para el chico que estaba tumbado en la cama.
-oooOOOooo-
Tenía
el cuerpo de BaekHyun debajo de mí, gimiendo, gritando que se la metiera más
fuerte y más rápido. Su cuerpo estaba perlado de sudor, su rostro tenía una
expresión de placer impresionante. Todo aquello era precioso. Todo él era hermoso.
Seguí embistiendo, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, hasta que él se
arqueó debajo de mí y me soltó todo su semen, pero yo aún no me corría, seguía
embistiendo y nada pasaba. Él ya temblaba y me miraba extasiado. Alzó una mano
hacia mi rostro y me acarició. Cerré los ojos ante su contacto.
-No pasa nada sino te corres- murmuró.
Abrí mis ojos y me encontré con BaekHyun profundamente
dormido entre mis brazos. Me quedé en shock durante unos momentos. ¿Qué coño me
estaba pasando? ¿Ahora tenía poderes raros y también sueños húmedos con mi
mejor amigo? A lo mejor BaekHyun tenía razón cuando me decía que me tenían que
internar en un manicomio.
Me quedé todavía peor cuando noté una
tirantez y un calor enorme en mis partes bajas. Encima de tener un sueño
húmedo, me empalmaba. Alejé a BaekHyun de mis brazos y me levanté de la cama
sin hacer ruido y dirigirme al baño a bajar aquello.
-oooOOOooo-
Abrí mis ojos aturdido por la luz del sol
que se filtraba por la ventana. Todavía medio dormido, me incorporé un poco y
divisé una cabeza castaña apoyada sobre mi cama. No podía ser nadie más que
YiXing, dormido profundamente. Lo que no entendía era qué hacía allí.
De repente, la puerta se abrió y Tao
apareció por ella. Sonrió felizmente al verme y se acercó a la cama intentando
no hacer mucho ruido para no despertar al otro inquilino.
-Al final se quedó dormido aquí- murmuró él.
-¿Por qué?- pregunté.
-Estaba muy preocupado por ti anoche, y te
estuvo cuidando- me dijo Tao- y ha surtido efecto, porque ya estás
completamente recuperado.
-No digas tonterías, Tao, ya sabes que yo me
recupero con nada.
-Ya, pero sin sus cuidados hubieras
necesitado dos días en cama, y no podemos perder tiempo en nuestra búsqueda.
-Shhh- lo callé al notar cómo YiXing se
movía un poco, despertando.
-Me voy a la Facultad- dijo Tao retirándose.
-Espérame un poco…
-Descansa, o ese te pegará una paliza por
moverte sin su permiso- y salió.
Vi cómo YiXing abría sus ojos lentamente y
miraba a su alrededor desubicado hasta que me descubrió a mí, entonces sonrió y
se abalanzó sobre mí para abrazarme.
-Me alegro tanto de que estés bien- dijo-
anoche me preocupaste mucho.
-Sí, sí, gracias- dije casi con un nudo, no
estaba muy acostumbrado a decir aquellas palabras.
-Prepararé el desayuno- se levantó y se
alejó de mí- date una ducha con agua caliente mientras lo hago y después ni se
te ocurra salir de la cama a no ser que yo te de permiso- alcé una ceja
incrédulo ante lo que escuchaba- Tao me dijo que si no me hacías caso lo
llamara y que te castigaría por tratarme mal- abrí mucho mis ojos- no sé que
podáis teneros, pero si eso hace que no me desobedezcas, me da lo mismo- y
salió de la habitación.
Me quedé un poco pillado y no fue hasta
después de unos momentos que pude pensar con claridad. Tao pensaba utilizar el
poder que ejercía sobre mí para que le hiciera caso a YiXing y me recuperara.
Sonreí. Ése chico era una caja de sorpresas.
-oooOOOooo-
No pude dormir mucho después del problemilla
que tuve a mitad de la noche. Sentía que si me volvía a dormir soñaría otra vez
con BaekHyun gimiendo debajo de mí, y eso no podía ser bueno, por lo que cuando
éste despertó, yo ya llevaba horas con los ojos abiertos, observando cómo al
dormir tenía el rostro de un ángel.
-¿Qué miras?- me preguntó.
-A ti, no hay nadie más a quien pueda mirar
aquí.
-¿Por qué no me has despertado?- me dijo
restregándose un ojo para poder despertar completamente.
-Acabo de despertar yo también- vaya trola
que le había metido, pero no le iba a decir que llevaba horas observándolo
dormir. Menos mal que estaba medio dormido, sino, seguro que ya habría notado
que le estaba mintiendo.
-Vamos- se incorporó en la cama- llegaremos
tarde.
El resto del día fue muy normal. De hecho
parecía cómo sino hubiera cambiado nada en mi vida, realmente. Pero todo había
cambiado, ya nada era como antes. Ahora tenía una especie de poder que me hacía
quemar cosas. Ahora había carbonizado a un chico para salvar a mi amigo. Ahora,
ahora no sabía lo que le pasaba a mi cuerpo.
Por la tarde, nada más terminar el almuerzo,
hoy en el Burger, me fui a mi casa sin BaekHyun. Fue él el que lo propuso, ya
que quería buscar más información en cualquier lado y no me quería allí
pululando para que le estorbara en su trabajo. Lo comprendía, lo comprendía
bastante bien, ni siquiera sabía cómo podía llevar tantos años aguantándome sin
haberle explotado el cerebro.
-oooOOOooo-
Estaba en mi habitación en la Residencia.
ChanYeol se había ido ya hacía varias horas a casa. Le había pedido yo que lo
hiciera. Si lo tenía allí no podría concentrarme en la búsqueda que estaba
haciendo.
En una página de Internet había encontrado
unas cosas muy pero que muy interesantes. Hablaban de experimentos de los
Gobiernos con personas para probar cómo hacer armas que parecieran inofensivas,
pero muy destructivas. Eso encajaba perfectamente con ChanYeol, él era una
persona inofensiva, pero si le añadías los poderes…
La verdad, me estaba volviendo loco con las
teorías extrañas de conspiraciones, pero era lo único de todo que más o menos
tenía sentido. Las otras teorías eran que era superhéroe o extraterrestre, así
que lo del experimento era lo más lógico de todo.
Me estiré como un gato y me removí en la
silla del escritorio. Ya llevaba muchas horas allí sentado y me dolía todo el
cuerpo horrores. Era bastante tarde y casi sin darme cuenta, me quedé dormido
en la silla.
-oooOOOooo-
Me estaba matando a estudiar, los exámenes
estaban a la vuelta de la esquina y ya era bastante tarde, así que tuve que
encender la luz para poder ver algo. Ese día no había sido nada productivo, me
lo había pasado cuidando de Kevin, que increíblemente, me hizo caso en casi
todo lo que yo le dije, y ya estaba perfectamente bien, por lo que a mitad de
la tarde me mandó a la mierda y tuve que salir de su habitación.
De repente, la luz se fue y di un pequeño
grito al sobresaltarme. Todo estaba muy oscuro. Cogí mi móvil y encendí la
pantalla para tener algo de luz, me asomé a la ventana y pude ver cómo poco a
poco las luces del barrio se iban apagando poco a poco y con ellas, se iba
extinguiendo la luminosidad de Seúl.
Con la luz del móvil como único punto
brillante, salí de mi cuarto y me encaminé a la cocina, donde supuestamente el
dueño nos había dejado unas linternas. Busqué por todas partes pero no encontré
nada, nada. Entonces fui a por las cerillas, y fue cuando recordé que se nos
habían acabado.
Suspiré, y no me quedó más opción que ir al
cuarto de Kevin por si él tuviera algo que pudiera dar luz y no estar a oscuras
todo el rato. Llamé a su puerta y cuando me hizo pasar, vi que en su escritorio
había una vela que daba un poco de luz y algunas por allí, sin encender.
-¿De dónde has sacado las velas?- pregunté.
-Del armario del pasillo- contestó
secamente- ¿has encontrado tú algo más?- negué con la cabeza- ¿no hay nada?
-No, he buscado por todos lados, pero no hay
nada- dije.
-Coge unas cuantas, pero deja para Tao.
-Ok- cogí dos velas- ¿me das el mechero con
el que las has encendido?- pregunté y él me miró sin comprender- ¿con algo
habrás encendido la vela no?
-Sí, sí, sí- reaccionó- lo siento, el
mechero se quedó sin gas, pero- agarró mi mano, tomó una de las velas y la
acercó a la que tenía encendida hasta que la mecha ardió- ya está.
-Gracias- dije, y cogiendo la vela encendida
que me tendía, me fui a mi cuarto con cuidado para no quemar nada.
-oooOOOooo-
Me desperté en casi total oscuridad. Casi,
porque había algún punto de luz en la habitación de la Residencia. Medio
dormido cómo estaba todavía no conseguía ubicarlo. Me refregué los ojos con mis
manos para poder ver mejor, y entonces lo vi. Era todo mi cuerpo lo que estaba
brillando.