Capítulo 24
Advertencia
Echamos a andar a través de las calles de aquella gran ciudad hasta
llegar al centro. Luego seguimos la orilla del río Han hasta que llegamos al
puente de Bampo. Aquel lugar era el preferido de mi hyung. Siempre que quería
descansar, o simplemente pensar, acudía a este lugar.
Nunca había venido con él, ya que era su sitio especial. Que me
estuviera llevando a él quería decir que me tenía mucho aprecio, así que no
pude contener mi felicidad cuando nos detuvimos y nos sentamos en el suelo, en
la orilla de aquel gran río que partía la ciudad de Seúl por la mitad.
-Gracias por traerme aquí- murmuré y él sonrió.
-Es
lo menos que podía hacer… traer a mi lugar especial… a una persona especial…
-oooOOOooo-
El
cumpleaños de SeHun era al día siguiente y para el mío no faltaba mucho
tampoco. Durante unos pocos días dejábamos nuestra diferencia de edad en tres
años, para que luego aumentara a la habitual cifra de cuatro. Esto hacía varios
años me volvía loco, puesto que él era menor y estudiaba en el instituto,
mientras que yo ya estaba en la Universidad.
Sin
embargo, ahora ya no sentía que hubiera tanta diferencia. Mi pequeño ya no lo
era tanto, puesto que había madurado mucho y además había crecido. Si antes
éramos de la misma estatura, ahora él me sacaba casi una cabeza. Se había
vuelto más masculino y sus rasgos se habían endurecido y curtido. En estos
momentos, cuando iba a su lado, parecía yo el más joven de los dos.
Mi
pequeño me apretó la mano y me hizo salir de mis pensamientos. Caminábamos por
la calle sin miedo a nada. Eso ya había quedado atrás con los días en lo que no
habíamos podido vernos, ya nos daba igual que todos nos miraran raro o que
Kevin nos pudiera ver. Él ya lo sabía y no había hecho ningún movimiento,
parecía que YiXing había calmado a la fiera y este ya no tenía ganas de estar
jodiendo con el maldito pasado.
-¿Qué quieres hacer?- le pregunté.
-Quiero Bubble Tea- contestó con una gran sonrisa.
-¿En
tu cafetería favorita?
-Por
supuesto.
-Pide todo lo que quieras, será mi regalo de cumpleaños- dije y vi como
su rostro se ensombreció.
-¿No
me darás nada más?
-Bueno…- hice como que pensaba- dile a JongIn que hoy ni se le ocurra
volver a la habitación.
-Perfecto- dijo con aquella sonrisa que me hacía estar cada día más
enamorado de él.
-oooOOOooo-
Habían pasado varios días y mi relación con JongDae apenas había
cambiado. Seguíamos igual que siempre a excepción de que ahora dormíamos todas
las noches juntos. No lo habíamos vuelto a hacer porque el lugar en el que mi
espalda pierde su casto nombre me dolía horrores.
De
hecho, no había podido ir a la Universidad porque apenas podía estar diez
minutos sentado. Esas eran las consecuencias de haberlo hecho sin condón y sin
lubricante, además de que JongDae había sido un poco salvaje al final. Pero de
todas formas yo no me quejaba, ambos habíamos estado de acuerdo en hacer
aquello y si me dolía, tenía que aguantar el tirón.
Eso
sí, como venganza lo había hecho ir a mis clases a pedir lo apuntes a mis
compañeros. Eso para una persona normal hubiera sido solo un fastidio, pero
para él, que le daba grima todo lo que fuera de Letras, era un suplicio. Yo lo
sabía, así que por eso lo había mandado.
La
próxima vez, no me dejaría así de fácil y sin preparos.
-oooOOOooo-
Salí
del piso en el que vivía con los demás chicos y me dirigí al centro. Tenía ganas
de ir de compras, hacía mucho que no lo hacía y tenía algo así como mono. Siempre
me había gustado ir a la moda y hacía mucho tiempo que no estaba a gusto con la
ropa que tenía en el armario.
Tras
coger un par de autobuses me encontré frente a una de las tiendas que más me
gustaban y entré a ella. Parecía que aquella temporada se llevaba el estampado
de leopardo, así que sonreí. Iba a arrasar.
-oooOOOooo-
-Parece
que ya has asumido que LuHan y SeHun están juntos- murmuró YiXing y yo me giré
hacia él. Hacía algunos meses le habría echado una mirada de odio, pero en
estos momentos yo no podía hacerle eso a él, era demasiado importante para mí.
-Simplemente he desistido- contesté- nunca he visto a personas más
determinadas que ellos dos.
-Eso
tampoco es malo…
-Bueno… de todas maneras va a pasar todo como en el pasado, mejor que
estén juntos porque no van a tener mucho tiempo.
-Kris- susurró- ¿eso quiere decir que me volverás a encerrar para que no
pueda llegar hasta ti a tiempo?
Esa
era una pregunta que no quería contestar. Lo protegería de todo lo malo que
pudiera pasar ya que él era incapaz de defenderse y si eso me costaba la vida
no me importaba lo más mínimo, porque él estaría bien.
-Kris- volvió a decir, impaciente por mi respuesta, pero en esos
momentos, vi algo en la ventana del salón, en donde estábamos.
Rápidamente me levanté del sofá y protegí con mi cuerpo a YiXing, justo
antes de que los cristales de esta saltaran por los aires y una persona
apareciera en el hueco recién creado. Algunos cristales se incrustaron en mi
cuerpo, pero en ese momento no me importaron lo más mínimo. Lo que más me
importaba era protegerlo de aquella nueva amenaza.
-¿Quién eres? ¿Qué quieres?
-Mi
nombre es EunHyuk y vengo a advertiros que ÉL se ha cansado de jugar.
-¿Por qué ahora?- pregunté.
-Porque quiere que sufráis… cuidad de lo que más amáis… porque lo
perderéis…
-¿Es
eso una amenaza?- cerré mis manos en puños y comencé a avanzar hacia aquel
enclenque. Nadie amenazaba lo que más me importaba.
-Es
una advertencia.
-Me
da igual.
Me
lancé sobre él, con las manos envueltas en llamas y alcancé a darle un puñetazo
en el rostro, aunque este esquivara la mayor parte del golpe. Sonrió de lado y
se apagó el fuego con un movimiento de su mano. Me quedé sumamente pillado,
nunca había visto nada parecido.
-Ten
cuidado, Kevin- escuché decir a YiXing a mi espalda- parece que puede absorber
los poderes.
-Muy
cierto, sanador, eso es exactamente lo que hago- contestó con una sonrisa
demasiado grande para su cara- cualquier ataque es completamente inútil.
-oooOOOooo-
Después
de súplicas y súplicas por parte de ChanYeol había aceptado bañarme con él. No
había nadie en casa, por lo que no había peligro de ser descubiertos, así que
estaba completamente relajado mientras él me embestía fuertemente, pegándome contra
la fría pared de azulejos cada vez que se introducía con ansia en mi interior.
Los gemidos
salían de mis labios sin que yo pudiera detenerlos. Ya me había acostumbrado a
tener sexo con él y era lo mejor del mundo. Él gruñía mientras maltrataba la
piel de mi hombro con sus dientes y el agua tibia caía sobre nosotros,
empapando nuestros cuerpos y haciéndolos resbaladizos.
Por ese
ruido que hacía el agua al caer no pudimos escuchar cómo la puerta de la casa
se abría, como una persona subía las escaleras y entraba en el baño en el que
ambos estábamos haciendo el amor, hasta que el grito de su madre nos sacó de
nuestra burbuja.
-oooOOOooo-
Cerré
la aplicación del Kakao con mala hostia y me guardé el móvil en el bolsillo
delantero de mi pantalón. Me acababa de llegar un mensaje de SeHun diciéndome
que no se me ocurriera aparecer por la habitación de la Residencia esa noche,
que iba a pasarla con LuHan.
Como
odiaba aquello. Ya ni siquiera podía pasar mis días en aquel lugar sin que me
echaran. Cuando vivía con BaekHyun no tenía mucho problema porque cuando tenía
ganas de pasar por allí podía hacerlo. Ahora desde que SeHun y LuHan habían
vuelto a las andadas no tenía lugar al que ir.
Antes,
pasaba los días en la discoteca, pero desde que había descubierto mis poderes
no me gustaba mucho ir allí. Me gustaba mucho beber hasta casi perder el
sentido y ya no podía hacerlo por miedo a que mi cuerpo se descontrolara y
comenzara a aparecer y desaparecer. Aquello crearía un escándalo público y
seguramente el Gobierno me encerraría en algún lugar para hacer experimentos
conmigo.
Suspiré
mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en verde y así poder cruzar. No sabía
dónde podía ir. De repente, vi a la persona que menos me apetecía ver, justo en
la acera de enfrente, cargado de bolsas de tiendas de ropa y antes de pensarlo
siquiera, salí corriendo en dirección contraria con el corazón golpeándome
fuertemente contra las costillas.
-oooOOOooo-
En
cuanto dijo aquellas palabras vi a Kevin recular hasta que se colocó delante de
mí. Su mirada era demasiado peligrosa, estaba acumulando energía, sin embargo
aquello no serviría de nada. Ninguno de nuestros poderes serviría de nada y
Tao, el único capaz de poder hacer algo en aquella situación, no se encontraba
en casa.
Me
mordí el labio inferior intentando encontrar una maldita solución, cuando de
pronto, un ataque de fuego, que ninguno de los dos esperaba, impactó contra el
cuerpo de Kevin. Un grito de dolor salió de sus labios antes de caer desmayado
contra el suelo del salón. Rápidamente le eché por encima el agua del jarrón
que teníamos en la mesa del salón para que no saliera ardiendo y me incliné
sobre él para tratarlo.
Sin
embargo no había puesto ni una mano encima de él cuando sentí que algo me
atrapó por detrás. Pataleé y grité, pero aquellos brazos eran demasiado
fuertes. No podía dejar que aquello me superara, debía haber una solución.
No podía dejar a Kevin en aquel estado, debía curarlo.
De
repente, me vino una idea a la cabeza. El enemigo podía absorber mis poderes,
pero era completamente imposible que pudiera con todo aquel torrente de energía
que había en mi interior.
Decidido a intentarlo al menos, dejé que mi poder fluyera y coloqué mis
manos sobre los brazos de mi captor, transmitiéndole todo el que podía, lo más
rápidamente que podía.
Al
principio no tuvo efecto, pero no desesperé. Me sentía cada vez más débil, pero
aun así tenía que hacerlo, hacerlo por Kevin, no podía dejarlo. Cuando ya
pensaba que aquello había sido una completa estupidez, el cuerpo de mi captor
dio una sacudida y me soltó antes de caer al suelo, muerto, justo antes de
desvanecerse.
Sonreí. Había funcionado. Su cuerpo sano no había sido capaz de soportar
aquel torrente de leucocitos blancos que le había mandado para combatir contra
una enfermedad que él no tenía. Me sentía eufórico, pero a la vez muy cansado. Como
pude me acerqué a Kevin e intenté curarle las quemaduras que lo habían hecho
desmayarse de dolor. Sin embargo, poco pude hacer, todo mi alrededor se
desvaneció.