Capítulo
2
Recuerdos
Dormir
aquella noche fue un verdadero suplicio. No podía quitarme de la cabeza el
regreso de YiFan. Había sido toda una sorpresa, nadie esperaba su visita y
menos, yo. Los sentimientos y los
recuerdos que había guardado en lo más hondo de mi ser estaban aflorando de
nuevo y por más que lo intenté, no pude detenerlos.
Nada más salir del coche de mis padres eché a correr a
los brazos de mi primo mayor, Fan, y él me abrazó
fuertemente. Vi cómo mis padres hablaban con mi tía Jia, su madre, y luego
todos fueron a la casa.
―Te echo una carrera hasta la habitación ―dijo mi primo en
cuanto dejó de abrazarme.
―Vale.
Salí corriendo sin darle tiempo a reaccionar hacia la
casa de mis abuelos, recorriendo los pasillos hasta llegar a la habitación que
ambos compartíamos. Iba a llegar el primero, pero en el último momento Fan me
adelantó y entró antes que yo.
―No es justo ―me quejé haciendo una pataleta―. Tú tienes
las piernas más largas.
―Tú has empezado antes ―contestó.
―Me da igual, tú tienes 9 y yo 7, no es justo ―me crucé
de brazos y él avanzó hacia mí para darme un beso en la frente.
―Tenemos todo el verano para hacer carreras y que me
ganes ―sonreí y lo abracé―. Pero ahora tienes que cumplir tu castigo.
Se separó de mí con una sonrisa y comenzó a hacerme
cosquillas.
~.~.~
Estábamos descansando bajo el naranjo del jardín. Los
abuelos y los tíos se habían ido y se habían llevado con ellos a YiXing y a
ZiTao porque no se fiaban de nosotros dos para cuidarlos. Hacía calor, pero una
suave brisa hacía que este no fuera tan abrasador.
Me quedé dormido junto a mi primo Fan y solo desperté
cuando sentí una mariposa posarse sobre mis labios.
~.~.~
Era el primero en llegar aquel año. YiXing y ZiTao
vendrían mucho más tarde porque mis tíos habían decidido ver un poco de mundo
por primera vez, habían ahorrado un poco de dinero y se iban a la costa a pasar
el mes de Julio. Sin embargo, Fan estaba a punto de llegar.
Mi corazón latía rápido de anticipación. Pasaríamos la
mitad del verano juntos, solo nosotros dos y eso me agradaba de sobremanera.
Era mi primo preferido, con el que había compartido miles de cosas.
Por eso cuando se bajó del coche yo ya estaba en la
puerta, esperando con los brazos abiertos a que él rodeara mi cuerpo con los
suyos. Por eso, y porque estaba eufórico al tenerlo junto a mí, no me fijé en lo
extraña que sonó su voz aquella vez.
―No sabes cuánto te he extrañado ―susurró antes de
apretarme fuertemente contra su cuerpo, dejándome casi sin respiración.
~.~.~
Nos habíamos escapado de casa para poder ir al festival
que se celebraba en la ciudad. Estábamos castigados por hacer llorar a ZiTao (cuando
él lloraba a todas horas, fuera culpa nuestra o no) y por eso habíamos salido a
escondidas de la casa de mis abuelos y ahora corríamos agarrados de las manos
por las calles de la ciudad. Solo nos detuvimos cuando las luces y la música
nos envolvieron.
Había mucha gente en aquel lugar, así que para no
perdernos, seguimos de la mano y comenzamos a disfrutar del festival. Había un
montón de puestos, nos acercamos a todos y cada uno de ellos. Cuando llegó el momento
de los fuegos artificiales seguimos a la gente hasta el descampado y nos
subimos a uno de los árboles para poder ver mejor.
El espectáculo comenzó, pero yo solo podía sentir el
aliento de Fan en mi nuca y sus manos envolviendo mi cintura.
A la vuelta volvimos a correr cogidos de las manos por
las desiertas calles, pero cuando apenas quedaban unos cuantos metros para
llegar a casa, Fan se detuvo y yo choqué contra su espalda.
―¿Pasa algo? ―pregunté, pero él no me contestó,
simplemente se giró y me miró fijamente a los labios.
―No puedo retenerlo más ―susurró antes de inclinarse un
poco y besarme.
Al principio no supe cómo responder, pero después solo
movía mis labios al compás que él marcaba, con mi corazón acelerado y dándome
igual absolutamente todo.
~.~.~
Al principio jamás lo hubiera reconocido, pero me gustaba
Fan. Me gustaba mi primo. Después de la noche del festival aprovechábamos cada
momento que estábamos solos para besarnos. Sus labios eran adictivos y no podía
dejar de besarlo.
En muchos momentos pensaba que aquello que hacíamos
estaba mal, pero luego él me besaba y todo dejaba de tener sentido en mi mente.
Me gustaba demasiado.
~.~.~
―Fan...
―Me da igual todo, LuHan...
―No puedo, no podemos ―hice el esfuerzo de separarme de
él.
No podía pensar con claridad estando a su lado, con él
tocándome.
―Sé que tú también lo deseas ―su susurro ronco en mi oído
me pilló desprevenido, pero no por eso volví a caer.
―Claro que lo deseo, te deseo ―me giré para mirarlo a los
ojos―. Fan... no sabes cuánto lo hago, deseo a cada momento que me beses, que
me toques, que me hagas tuyo ―él sonrió cuando llevé mi mano a su rostro, en
busca de fuerza―. Pero no podemos.
―LuHan...
―No podemos... ―se acercó más a mí, dejando su rostro a
escasos centímetros del mío―. No podemos... ―repetí intentando que aquello
sonara convincente.
―LuHan... me voy mañana ―esas palabras me dejaron
congelado―. Mamá no quería que te lo dijera, ni a ti ni a nadie, no quería que
nadie lo supiera, no quería despedidas, ni llantos ―suspiró―. Yo tampoco...
pero... ¿sabes porque estoy aquí?
―Por favor, para...
―Porque quiero pasar mis últimos momentos en China con la
persona que...
―¡Detente! ―grité y me levanté de la cama que ambos
compartíamos―. No lo digas ―él me miro, herido. Nunca lo había visto tan débil,
tan pequeño―. Por favor, no lo hagas más difícil.
A
la mañana siguiente me desperté con un par de ojeras enormes, tan grandes que
casi ocupaban todo mi rostro, de hecho me parecía a ZiTao con aquellas bolsas
oscuras bajo mis ojos. Ya no podría meterme con él nunca más por ello.
Practiqué
mi mejor cara en el espejo del baño y cuando estuve conforme salí a desayunar,
mandándole un mensaje de camino a la cocina a MinShuo. Necesitaba hablar con él
de todo lo que había recordado aquella noche y de cómo me sentía.
Cuando
entré a la cocina en ella se encontraba la causa de mi desvelo. YiFan estaba
tan tranquilamente preparándose un café sin notar mi presencia y yo aproveché
ese momento para observarlo detenidamente. Era muy alto, su espalda se había
ensanchado, sus brazos eran largos y sus manos enormes.
Suspiré
y sacudí mi cabeza. Alejar mis pensamientos de él iba a ser muy difícil si lo
observaba como si fuera un acosador. Debía serenarme. Inspiré hondo y entré a
la cocina haciendo un poco de ruido para que él notara mi llegada.
―Buenos
días ―saludé y él se giró hacia mí rápidamente.
―Buenos
días ―una sonrisa radiante apareció en su rostro―. ¿Quieres café? ―ofreció y yo
negué con la cabeza.
―Demasiado
amargo y estimulante. Luego no podré saborear nada ni dormir ―contesté.
―Necesitarías
dormir, parece que hayas pasado la noche en vela ―comentó y sentí que mi
corazón se agitaba por su preocupación.
―No
es bueno ver películas de terror aunque sea a media tarde ―inventé sobre la
marcha.
―¿Te
has vuelto tan miedica como Tao? ―preguntó y yo puse mala cara. No era ningún
miedica, no quería contarle que no había dormido porque los recuerdos de
nosotros dos juntos me atormentaban―. No hace falta que pongas esa cara ―me dio
un golpe en el hombro, juguetón―, lo retiro.
En
el momento en el que iba a contestarle, sonó el timbre de la puerta. Ni
siquiera me había echado mi tazón de arroz para desayunar y ya me molestaban.
Suspiré cansado, levantándome de la silla en la que me había sentado hacía solo
unos segundos, pero una gran mano en mi hombro me detuvo a medio camino.
―Ya
voy yo, desayuna tranquilo ―dijo YiFan saliendo por la puerta, dejándome
completamente confuso.
Me
senté lentamente en la silla y comencé a degustar mi desayuno con la cabeza en
otra parte. Parecía como si YiFan lo hubiera superado y ahora me viera como un
primo más del que cuidar. Sacudí mi cabeza. Debía dejar de pensar en aquello,
debía alejar a YiFan de mi mente.
―¡LuLu!
―aquel grito me indicó que mi amigo había llegado, así que me apresuré a
terminar de comer y para cuando apareció en la cocina yo ya había terminado.
―¿Vamos
afuera? ―pregunté viendo como mi primo entraba de nuevo a la cocina―. Hace un
día estupendo.
―Claro.
―Pero
primero tengo que cambiarme ―murmuré mirando mi camiseta blanca de tirantes y
mis pantalones roídos.
―Te
espero en el porche del jardín, entonces ―propuso mi amigo.
―Enseguida
voy.
Rápidamente
fui a mi habitación y me quité lo que llevaba para ponerme algo un poco más
decente, si es que un pantalón pirata y una camiseta de manga corta se pudiera considerar
como algo así. Después salí hacia el jardín, donde mi amigo me esperaba sentado
en el porche de madera, disfrutando del sol.
Me
senté junto a él y me estiré como un gato. Los primeros minutos los pasamos en
silencio, disfrutando del juego de luces y sombras que creaba el sol en
nuestras piernas, hasta que MinShuo lo rompió.
―¿Cómo
estás?
―¿A
qué te refieres? ―pregunté mientras él me ponía una mano sobre la pierna y me
miraba preocupado.
―YiFan
ha vuelto ―aclaró―, por eso te lo pregunto. Además, parece que no has dormido
en toda la noche.
―Estoy
bien ―contesté―. ¿Por qué iba a estar de otra manera? ― estaba decidido a contárselo todo, pero ahora no
podía. Sería como dar un paso atrás y no podía admitir delante de la persona
que me había apoyado tanto que había vuelto al pasado.
―¿Te
recuerdo un día cualquiera hace cinco años?
―MinShuo…
―advertí.
―Te
pasabas los días llorando, perdido en tus pensamientos y abrazando aquel libro
de dragones que él se dejó olvidado día y noche.
―No
tenías por qué recordármelo ―una opresión comenzó a instalarse en mi pecho tras
escuchar sus palabras.
―Tenía
que hacerlo.
―Ya
estoy bien ―contesté.
―¿En
serio?
―Seguro,
ya ha pasado mucho tiempo ―dije muy convencido de mí mismo.
―Espero
que sea verdad ―le sonreí tranquilizándolo y me tumbé en la tarima de madera
cerrando los ojos.
Lo
sentí tumbarse a mi lado, pero ninguno de los dos dijo nada más. El silencio
era nuestro mejor compañero, pero todo el silencio se fue al garete cuando un
par de pies se acercaron a donde estábamos a la carrera. Abrí mis ojos justo
cuando unas piernas saltaban sobre mi cuerpo. Rápidamente me incorporé y pude
ver a mi primo menor caer al jardín, rodando sobre sí mismo y levantándose
haciendo una pose que estaba destinada a ser cool pero que se quedó en
vergonzosa.
―ZiTao
―lo regañé y él me sonrió.
―Lo
siento LuZi ―contestó.
En
ese momento sentí unos pies junto a mí y miré arriba para descubrir al
propietario. Era ShiXun.
―Buenas
tardes ―lo oí decir y asentí con la cabeza dedicándole una sonrisa. Él se
sonrojó inmediatamente y luego salió corriendo hacia mi primo.
―¿Alguna
vez has pensado en ese chico como algo más? ―me preguntó de pronto MinShuo y yo
negué con la cabeza.
―Es
un niño.
―Un
niño que te ama ―aclaró.
―Lo
sé.
―Piénsalo…
y… ahora que Fan ha vuelto… creo que deberías darle una oportunidad…
―Lo
pensaré.
La
verdad es que nunca me lo había planteado, pero ShiXun llevaba enamorado de mí
desde la primera vez que pisó esta casa hacía un par de veranos. Él jamás había
dicho una palabra, pero se notaba a leguas. De
hecho, lo habían notado hasta mis abuelos.
Pero
nunca había pensado en él como alguien a quien tener en cuenta en el amor. Nos
llevábamos cuatro años. Yo tenía 20 años y él 16, era mucha diferencia, yo ya
había visto mucho mundo, pero él apenas empezaba a descubrirlo y me sentía como
un pederasta, así que nunca lo había visto así.
Aunque
quizás MinShuo tenía razón y debía comenzar a mirarlo con otros ojos.