Capitulo Tercero
En un lugar elevado, en
las montañas, lejos de la civilización y escondidas de ella, era el lugar en el
que EunSeo y Cheng Xiao habían establecido su vivienda. A varios kilómetros se
encontraban las personas más cercanas, en la ciudad que de vez en cuando debían
de visitar para poder sobrevivir. Nadie sabía que era aquel el sitio en el que vivían,
ni dioses ni humanos, y ambas deseaban que eso siguiera siendo así hasta que
finalmente pudieran volver al lugar al que pertenecían, a aquella montaña
solitaria en la que los demás dioses habitaban. El sitio que habían elegido se
parecía mínimamente al hogar al que tanto ansiaban volver, pero no le hacía
justicia al hogar de los dioses. Sin embargo, ambas habían pasado allí
prácticamente todo el tiempo que llevaban exiliadas en Cosmic Earth y, en algún
momento, aquella casa abandonada que habían restaurado, se había convertido en
un hogar para ellas.